6 de agosto de 2012

OCUPA EL CONGRESO,... PREPARANDO EL GOLPE

Por Marat
1.-Hablemos de mentiras:
La marcha Ocupa el Congreso, convocada de forma fantasma desde facebook (https://www.facebook.com/events/355184007883632/) es una gran mentira compuesta por una larga cadena de mentiras.

Es mentira, como se afirma en su Manifiesto, que se pretenda la “dimisión del Gobierno en pleno”. La sede del Presidente del Gobierno está en el Palacio de la Moncloa y la del Ministerio de la Presidencia en la sede del mismo nombre, no en el Congreso de los Diputados. No es a ninguno de las dos sedes a las que pretenden rodear u ocupar los convocantes de la marcha del 25 de Septiembre sino el Congreso de los Diputados.

Es mentira que se pretenda tras la dimisión del Gobierno abrir un "Proceso Constituyente" con el fin de proclamar la República, como afirman a título individual muchos de los que apoyan esta convocatoria. Les reto a que encuentren la palabra “República” en el Manifiesto de los convocantes, o al menos el término “republicano”. Por cada vez que encuentren en el Manifiesto cualquiera de ambos términos daré a quién los encuentre 10 euros. Les aseguro que no me voy a arruinar. Ni una sola vez aparece uno de esos términos.

Es mentira que unos perfectos desconocidos sientan de verdad lo que dicen cuando afirman en su Manifiesto que “el actual texto constitucional, redactado por una camarilla a espaldas del pueblo, que consagró la dominación de los herederos del franquismo y de quienes pactaron con ellos”, cuando su iniciativa no ha partido de las asociaciones de la Memoria Histórica, ni de las organizaciones, plataformas y partidos republicanos realmente existentes. Tan sólo alguna organización fantasma, que sólo existe en el mundo virtual de facebook se ha atrevido a apoyarles. Es llamativo una organización como la Unión por la Tercera República (https://www.facebook.com/events/355184007883632/#!/unionporlatercerarepublica) , absolutamente residual en el mundo real, sea casi el único apoyo oficial, a día de hoy, con el que cuenta tal evento. La cita mencionada del Manifiesto de Ocupa el Congreso sólo buscaba maquillar de radicalidad democrática, republicana y de izquierdas a un grupo más que sospechoso de personas tanto en su perfil como en sus objetivos reales. Respecto al perfil invito a los lectores a que visiten la página de facebook de Ocupa el Congreso y vean con que frecuencia aparecen en sus hilos intervenciones derechistas, reaccionarias y ultras. En cuanto a los objetivos que se ocultan detrás de este grupo hablaremos de ello más tarde.

Es mentira que el conjunto de las fuerzas políticas del Congreso a las que se tilda genérica e indiferenciadamente de “camarilla” quepan en las definiciones que se hacen de ellas como “privilegiados”, que viven en un modelo de Estado “que responde exclusivamente a sus intereses”. ¿Acaso IU, de la que me separa su reformismo socialdemócrata y su oportunismo claudicante, Bildu y Geroa Bai o Ezquerra Republicana forman parte de esa “camarilla”. Dígase claramente para poder tildar a los convocantes de la Marcha Ocupa el Congreso de lo que son. ¿Acaso el PNV, partido de la burguesía vasca, o Ezquerra Republicana votaron a favor del texto Constitucional? ¿Acaso Bildu –léase lo que en 1978 era el conglomerado de fuerzas de la izquierda abertzale- es un heredero del franquismo o pactó con ellos?

Es mentira, por lo que calla y por lo que retuerce la realidad de las consecuencias de la crisis capitalista, limitar la culpa de la misma a los políticos –salvo la alusión, genérica y de pasada, a políticos, banqueros y empresarios que se hace en el Manifiesto- y el casi exclusivo control sobre la figura de los políticos que se propone en el párrafo relativo a “la abolición de todos los privilegios de quienes ejercen responsabilidades políticas, y la implantación de mecanismos de control férreo del desempeño de sus funciones”. Vale para populistas, demagogos, reaccionarios y desclasados pero quienes, de verdad, somos de izquierdas vemos la trampa que se oculta con la más que limitada propuesta, en el lado de los capitalistas y plutócratas (no les llaman así, por supuesto), de “una reforma fiscal justa, que haga pagar más a quienes más tienen. Igualmente, exigimos la derogación de la amnistía fiscal decretada por el gobierno, cuya injusticia es una verdadera burla a los contribuyentes honrados”. Pretenden parecer Robespierre pero sus programas se quedan a la derecha del propio Perón (un mero populista), que era mucho más atrevido y osado en sus reformas sobre los capitalistas.

Quienes incitan a la gente común contra “los políticos” y no directamente contra quienes tienen el auténtico poder (el capitalismo) son aventureros y demagogos que quieren esconder la raíz del problema, el capitalismo, y que buscan adular los peores instintos reaccionarios y antipolíticos de los sectores políticamente analfabetos. Los voceros antidemocráticos extienden indiscriminadamente lo mismo a los gobiernos, responsables junto con el poder económico, que a las oposiciones, no todas responsables, el origen de las consecuencias de las crisis y dejan irse de rositas a los grandes empresarios, que dinamitan la posibilidad de cualquier acción política que no sea un acto de obediencia indiscutida. Lo hicieron en otros momentos históricos de crisis generales del capitalismo y lo hacen ahora.

Es mentira exigir a la banca lo que está ya hace en muchos casos – “puesta en alquiler a precios baratos de las viviendas en propiedad de los bancosy cajas que ha sido ayudados con fondos públicos”- La banca está sacando a la venta, a precios que llegan hasta un 75% menos que los originales, viviendas que tienen en propiedad, como es sabido por muchos que está ofreciendo alquileres cuyos precios son notablemente más baratos que los años precedentes a la crisis. Lo hacen no por sensibilidad social, de la que carecen, sino porque tienen una necesidad imperiosa de liquidez.

Es mentira ligar sistema electoral y representación de la voluntad del pueblo soberano porque ésta desapareció desde el mismo día en que fue eliminado el mandato imperativo de los representantes y porque el capitalismo dispone de mecanismos para impedir el cumplimiento de los programas de los partidos a través de sistemas de estrangulamiento de la capacidad de decisión de los gobiernos. Si la crisis capitalista en Europa no nos ha enseñado que, independientemente de la orientación política de quienes gobiernan, estos acaban obedeciendo siempre los dictados del capital, es que no nos ha enseñado nada. El único modo de hacerlo es violentar mediante una combinación de gobierno y calle las reglas del juego del sistema político-económico y ello exige el derrocamiento del capital.

Es mentira, y un brindis al Sol del tamaño de El Escorial, reivindicar “el reparto del trabajo existente entre todas”, dentro del actual sistema capitalista, contra el que el Manifiesto no dice ir, porque es sabido que el capitalismo necesita de lo que Marx denominó como “ejercito industrial de reserva” –donde dice industrial pongan ustedes productivo- ya que es funcional al propio sistema, al tirar hacia abajo de los salarios y disuadir a los trabajadores de reivindicaciones sobre sus condiciones laborales, contractuales y de vida. Una propuesta de este tipo sólo tiene cabida, tras la toma por los trabajadores del poder económico y político y en el contexto de un Programa de Transición hacia el socialismo dirigido por un gobierno obrero. La legislación sobre reducción de la jornada laboral, llevada a cabo por los socialistas franceses en el pasado y que tenía por objetivo el reparto del trabajo en Francia, murió tras la llegada de Sarkozy al poder. Eso después de haber sido boicoteada previamente por los empresarios y la patronal. La alusión, dentro del mismo párrafo de la propuesta relativa al reparto del trabajo, de que haya que su no aplicación responde a “la avaricia de los grandes intereses” desvela la indigencia intelectual de quienes esto afirman pues es sabido que el sistema económico no actúa así por la simple “avaricia” de los capitalistas –vaya eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre- sino por su necesidad de incrementar la realización de sus beneficios lo que, finalmente, provoca sus crisis al excluir del consumo a amplios sectores desempleados y empobrecidos de los trabajadores. Estos sujetos en el fondo quieren vendernos que, si se educara a los empresarios en el mentiroso bien común y en la bondad y la sensibilidad sociales, el capitalismo sería bueno. Pues no, señores. No habría entonces capitalismo porque su base es la producción social y la apropiación individual de la ganancia y no el amor y la concordia entre contrarios.

Es mentira, al contrario de lo que se afirma en el apartado 1 (Definición ideológica) del documento de “¡En Pie! Iniciativa de Ocupa el Congreso”, destinado maquillar la marcha de rojo, desvaído, que el grupo Ocupa el Congreso esté formado por personas reunidas en un movimiento “anticapitalista y democrático”. Si fueran anticapitalistas su convocatoria del 25-S vendría precedida por acciones de rodear y ocupar grandes empresas, por ejemplo alguna de las 35 principales del Ibex (las más importantes de España) que no sean bancos (para estos “indignados” el capitalismo sólo son los bancos, donde hacen sus flashmobs pactadas con la dirección de sus sucursales). Hay un largo listado de empresas del Ibex 35 a su disposición: ABENGOA, ACCIONA, ABERTIS, FCC, FERROVIAL, ENAGAS, ENDESA, GAS NATURAL, IBERDROLA, INDITEX, INDRA, REPSOL, SACYR VALLEHERMOSO, TELEFÓNICA,...Muchas de las cuáles han tenido beneficios obscenos durante la crisis y otras están abusando salvajemente de sus usuarios/clientes de rentas bajas mediante subidas salvajes de sus tarifas. La ocupación de empresas es algo que se practicó por la gente de izquierdas durante el corralito argentino y que se ha hecho más tarde en Grecia. El anticapitalismo combate en primer lugar el poder económico del capital, y las relaciones sociales de producción dentro de la empresa, a las que el documento ni siquiera menciona, y al orden político en segundo y como consecuencia de ser la legitimación del sistema económico.

En cuanto al supuesto carácter “democrático” de este Movimiento nos referiremos más adelante.
Esconde una mentira la forma en que este documento de “¡En Pie! Iniciativa de Ocupa el Congreso” retuerce el lenguaje. ¿Qué es eso de “Creemos en un estado no monárquico”? Un Estado no monárquico era también el denominado “Democracia Orgánica”, surgido a partir del 1 de Abril de 1939 ¿Qué forma de pervertir el lenguaje es esa para no mencionar la palabra República o Estado Republicano? Y ya qué tan progresistas y anticapitalistas se definen los autores de este documento de ¡En pie! ¿porqué no definir el carácter de esa República a la que evitan mencionar como al diablo? Por ejemplo, República Democrática de Trabajadores. Quizá porque la palabra trabajadores no aparece ni una sola vez en su documento pero ciudadanía y ciudadana lo hace 10 veces.

Esconde una mentira el hecho de hablar de “5 sensibilidades y corrientes de opinión” que componen el Movimiento de la Marcha Ocupa el Congreso (1.- Corriente de izquierda, social, comprometida, transformadora, republicana, democrática y anticapitalista; 2.- Corriente anarquista (a ver cómo se explica que los anarquistas apoyen la Constitución de un nuevo gobierno y parlamento si no es desde la creación de un vacío de poder); 3.-Corriente 15M; 4.- Corriente Anti patriarcal; 5.- Corriente Ecologista), como si fuera la primera vez que se habla de ellas a lo largo de más de un año. ¿Acaso no hablaba de sí mismo el 15M respecto a sus corrientes en estos mismos términos, sólo hace unos meses, cuando afirmaba haber limpiado de su interior a sus elementos derechistas (¡jajajaja!)? ¿Qué ha pasado para que el 15M aparezca relegado al tercer puesto en la enumeración de las corrientes de Ocupa el Congreso? ¿Porqué los supuestos componentes de la “indignación” se emboscan ahora en algo aparentemente “ex novo”? ¿Qué oculta este supuesto Ave Fénix transmigrado en otro cuerpo? Háganse preguntas. Les aseguro que el cerebro no se hernia por ello.

Esconde una mentira jugar con el término “Proceso Constituyente”, empleado tanto en el Manifiesto como por la Plataforma ¡En Pie!, con el fin de hacer creer a los familiarizados con la expresión “Constituyente” que se está haciendo una promesa de forma republicana de gobierno (de República, para entendernos), cuando se huye de dicho término como de la quema del monte en verano. “Constituyente” es una expresión que ha utilizado el MCRC, republicanos de derechas unitarios en su concepción del Estado (antiautonomistas y antifederalistas) -¿ya nadie recuerda el término “Libertad Constituyente” exhibido en grandes pancartas azules en las manifestaciones de Julio y Octubre del 15M el año pasado?-. “Constituyente” es una expresión empleada en los entornos del grupo Socialismo 21, de algunas de las plataformas republicanas de IU, de los partidarios de la celebración de “la Pepa” (segundo centenario) y de diversos grupos de derechas autoproclamados republicanos? Los republicanos de izquierdas saben que el uso del término “Constituyentes” se ha empleado en los últimos tiempos con una connotación pactista entre sectores reformistas de los republicanos y sectores republicanos más reaccionarios y de derechas.

2.-Y ahora hablemos de verdades
Lo cierto es que tras esas pretendidas “personas comunes” que se presentan en el Manifiesto de Ocupa el Congreso hay sectores vinculados al falangismo de DRY en todas sus vertientes –la Asociación DRY o Ágora DRY (tanto monta porque el mejunje es curioso), el colectivo Democracia Real Ya desvinculado de la primera, el MCRC de García-Trevijano-ver el hilo del Diario de la República Constitucional de este grupo político: http://diariorc.com/?p=11367)-, la organización difusa de ridículas caretas y matonismo catastrofista online Anonymous, a la que han pertenecido desde ex miembros del PP en comisión de servicio en el 15M, como el señor José Cosín Álvarez (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/04/12m15m-algo-huele-podrido-y-no-es-en.html) , hasta chivatos de la policía como el portorriqueño Lulzsec. A todos ellos debe unirse la secta Proyecto Venus (Zeitgeits), una de cuyas páginas (Alternativa 11, de Suzanne Powell) reproduce un texto sobre cómo divulgar y bombardear todos los medios para lograr el éxito de Ocupa el Congreso. http://alternativa11.blogspot.com.es/2012/07/ocupa-el-congreso-el-25-de-septiembre.html Alternativa 11, de estilo esotérico y conspiracionista, es una más de tantas páginas esotéricas y conspiracionistas que reproducen el llamamiento de Ocupa el Congreso. Y luego nos llaman conspiracionistas a quienes venimos oponiéndonos durante todo este tiempo a las revoluciones de colores indignadas y a sus inspiradores, los globalistas liberales y la ultraderecha.

Es interesante escuchar el “debate” de radio en Politeia C/B (Colectivo Burbuja) Radio, del 23 de Marzo de 2012 (http://www.ivoox.com/politeia-23-03-2012-proceso-constituyente-por-para-audios-mp3_rf_1125035_1.html) entre Carlos Angulo (MCRC), Rubén Martínez Dalmau, uno de los organizadores de la celebración del segundo centenario de la liberal Constitución de Cádiz los pasados 17 y 18 de Marzo (Constituyentes) y Marcelo Armengot dirigente de la secta política conocida como Unificación Comunista de España, que en el pasado apoyó al CDS de Adolfo Suárez y en el presente a la populista y ultranacionalista UPyD de Rosa Díez, pasando por coincidencias en actos “antiterroristas” con la Falange. Y es importante este “debate” radiofónico porque Constituyentes fue uno de los embriones de esta movida de Ocupa el Congreso.

Conviene conocer que en relación con el Colectivo Burbuja (reproductor de la convocatoria Ocupa el Congreso) y con su radio que Juan Carlos Barba es miembro del MCRC, del Colectivo Burbuja y de una de las DRY e impulsor del hastag #EsoNoEsDRY, que David Serquera, miembro inicial de la Plataforma de Coordinación de Grupos pro Movilización Ciudadana que dio lugar a DRY, también es miembro del MCRC, del Colectivo Burbuja y de su Radio, que igualmente Antonio Turiel es miembro del MCRC y colaborador de la radio del Colectivo Burbuja y así un largo etcétera.

Hay que aclarar que Constituyentes representó el intento de línea más colaboracionista de cooperación entre algunos sectores reformistas (parte de IU y del PCE, representados en la Unidad Cívica por la República-UCR) con las “nuevas” derechas de DRY, el MCRC y parte de los “indignados” del 15M para la apertura de un nuevo “Proceso Constituyente”. Pero la cuestión se frustró porque los sectores de la UCR, disidentes de la línea oficial de IU y el PCE en cuanto a ignorar el asunto de la transición política, se plantaron al negarse los grupos más derechistas a asumir dos cuestiones fundamentales para ellos: el carácter de clase que pretendían que asumiera Constituyentes y la cuestión de incluir el asunto de la III República que para ellos debía conectarse con la legitimidad de la II. Los derechistas de DRY y del MCRC se negaron, en ambos casos por asunto del carácter de clase de la proclamación, y en el del MCRC por las connotaciones izquierdistas que veían en la II República, lo mismo que estos ciudadanos de Ocupa el Congreso, que huyen de las definiciones de clase y de un pronunciamiento explícitamente republicano.

Llamativamente, lo que a la UCR no le sirvió en Marzo le sirve ahora –busca justificarse entrando por la puerta de atrás, el documento de ¡En Pie! (http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/opinion-actualidad/politica/4999-iel-25-de-septiembre-rodeamos-el-congreso-iel-25-de-septiembre-el-pueblo-sera-soberano)-, para asumir el apoyo a una acción en cuyo Manifiesto (el de Ocupa el Congreso, no el de ¡En Pie!) no aparece ni alusión al carácter de clase de la misma ni a la lucha por una forma republicana de Estado. Los oportunistas de toda clase y condición se sienten presionados por el temor a no quedarse fuera aunque lo que estén contribuyendo a echar a rodar sea un proceso de orientación claramente antidemocrática. Aplican el principio de si no puedes con tu enemigo, únete a él en lugar de combatirlo. La desvergüenza de los dirigentes de grupos como la UCR les lleva a buscar formas de justificarse a través de un documento que no es el que da base a Ocupa el Congreso, ni representa su sentir, ni su composición mayoritaria y que en una nota final aclara que “Este es un documento base abierto al debate popular a fin de lograr un amplio consenso con otras fuerzas y organizaciones sociales, y con todas las luchas similares que confluyan para crear un mundo mejor para la mayoría.” Pero el Manifiesto de Ocupa el Congreso sí es un documento aprobado y es el que va a misa (con perdón).

La reunión de trabajo de Ocupa el Congreso del domingo 5 de Agosto en el antiguo edificio de la Tabacalera, en Madrid, estaba hasta los topes de miembros de DRY, el 15M y el grupo de Constituyentes, lo que garantiza la presencia del MCRC en la misma y en el movimiento. Lo que diga después de dicha reunión la UCR es indiferente porque, incluso no apoyando oficialmente a Ocupa el Congreso, lo está haciendo de manera solapada al reproducir los textos de la convocatoria del 25-S.

El jueves 9 de Agosto UCR ha publicado otro artículo relativo a Ocupa el Congreso, ahora buscando la coartada de diferencias col contenido de dicho Manifiesto, tras la reunión en la Tabacalera, para salir del jardín en el que se metió al reproducirlo en su portal. (http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/nosotros/documentos-ucr/5044-ucr-la-iniciativa-ocupa-el-congreso-y-los-acontecimientos-por-venir) Una actitud más valiente y honesta de rechazo les hubiera ayudado a salir más airosos del embrollo en el que ellos solos se metieron.

No está de más recordar que el “evento” del 25-S se ha llamado de dos formas: “Rodea y Toma el Congreso” y ahora “Ocupa el Congreso”, el cuál se ha impuesto definitivamente, más que nada para suavizar las intenciones originales y las connotaciones golpistas que, en el contexto del Congreso, pesan más que el término “Toma”, por mucha connotación 15Mayista que tenga para los más jóvenes e ignorantes de la historia del 23-F de 1981. Ocupa siempre puede llevarlo más hacia el rollito alternativo y squatter (otra forma de hablar del movimiento Okupa). Pero sugiero que para quien tenga dudas sobre la naturaleza e intenciones de este Ocupa el Congreso se lea los hilos abiertos en la página oficial de esta convocatoria, señalada al inicio del artículo.

Y ahora analicemos el asunto de Ocupar el Congreso y lograr la “disolución de las Cortes y la convocatoria inmediata de elecciones generales”, que es la cuestión esencial de todo esto. Y para ello, nada como hacer un poco de historia, sobre todo para los que la ignoran. Estoy convencido, no obstante de que muchos de quienes lean este artículo seguirán haciéndolo voluntaria e intencionadamente con el fin de tirar hacia donde sus instintos –no precisamente los más elevados- les llevan.
a) Revolución Francesa de 1789: el Tercer Estado (lo que algunos denominan el pueblo) repudia a los Estados Generales (equivalente, con todas las salvedades, a la idea de un Parlamento, aunque su reunión era más que discontinua: antes de la Revolución se habían reunido por última vez en 1614,) y se constituye en Asamblea Nacional, dado que los Estados Generales estaban organizados de modo que entre Nobleza y Clero fueran siempre mayoría sobre el Tercer Estado, a pesar de que éste era numéricamente, y de forma aplastantemente abrumadora, mayoritario en la composición de los Estamentos (estratos sociales) franceses. La revolución se hará en la calle pero sin crear vacío de poder pues una parte de los propios representantes institucionales crean un nuevo carácter constituyente.
b) II República española: concejales electos en las municipales del 12 de Abril de 1931 son la base de la nueva legalidad republicana que con los diputados republicanos en las Cortes de la Monarquía de Alfonso XII, proclaman República y la abolición del régimen anterior. No hay vacío de poder.

Se me dirá por parte de algunas personas de la izquierda revolucionaria que en la Rusia de 1917 sí hubo vacío de poder y no existió una transición de legalidad de la Duma zarista hasta el soviet supremo, pasando por la más que breve vigencia de la Asamblea Constituyente de Todas las Rusias (13 horas). Y le responderé que eso es sólo parcialmente cierto. Primero porque en la Tercera y en la Cuarta Dumas Imperiales del zar Nicolás II ya había diputados bolcheviques, elementos centrales en el estímulo a la organización posterior de los Soviets de Diputados y Obreros Rusos. La nueva legitimidad nacida del Soviet de Petrogrado no nacía de un salto en el vacío.

Ahora bien, el pueblo y, dentro de él, la clase trabajadora tiene toda la legitimidad para poner y quitar gobiernos. Las revoluciones sociales nacen de la legitimidad moral de que hay derecho a rebelarse. Pero, en el contexto de esta crisis capitalista, ¿contra quién va este Ocupa el Congreso? Parece que contra todos los políticos de todo el arco parlamentario, por mucho que jueguen algunas de las facciones más derechistas de IU al Proceso Constituyente/Destituyente (http://www.rebelion.org/docs/153862.pdf). En ningún lado del Manifiesto de Ocupa el Congreso se percibe que este movimiento particularice en alguna fuerza política sus alianzas. Al contrario, les señala también a ellos como culpables (por interposición del PCE): “la actual Constitución, redactada por una camarilla a espaldas del pueblo, y que consagró la dominación de losherederos del franquismo y quienes pactaron con ellos” (¿quién si no el PCE pactó con ellos, además del PSOE? ¿Creen que IU se salvará porque le consideren distinto? En la “Asamblea Constituyente” encargada de “redactar una nueva Constitución” se contará “con la participación de todas las fuerzas políticas del país” Aviso a navegantes: como ya no será en base a los diputados que fueron electos estarán, además del PP y el PSOE, el MCRC (partidario de un Estado unitario), las distintas Falanges, el populista UPyD, el reaccionario Partido Pirata, el anticatalán Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, los distintos montajes 2.0, creados en torno al mundo indignado (Democracia Participativa y su conglomerado que ya se ha ido presentando a las elecciones municipales en algunos Ayuntamientos, los Clubs Liberales y la Red Democrática (estos dos últimos como parte del montaje de las Plataformas Siglo XXI, auténticos antecedentes de DRY y el 15M). Es cierto que, con el mismo derecho podrán reclamar su presencia las organizaciones extraparlamentarias de izquierda pero, visto el modo en que la mayor parte de ellas han comprado el discurso reaccionario del ciudadanismo, el interclasismo y la inclusividad, irán ya con los pantalones bajados y en posición decúbito prono.

Al fin y al cabo, es esta la posición que adopta la corriente de Enrique de Santiago en el documento al que he puesto el último enlace, titulado “Jornadas de Izquierda Unida sobre un nuevo proceso constituyente para un nuevo proyecto de país” y en el que después de una combinación de retórica de apariencia revolucionaria, cruzada de postmodernismo lingüístico, llega al punto de lo que realmente importa: “¿Con quiénes constituir el proceso Constituyente? Las alianzas”. Señala, entre otros varios, estos dos como “imprescindibles”, “con quienes vienen impulsando “Constituyentes.org”, formulación y reivindicación desde los movimientos sociales del Nuevo Proceso Constituyente”. Para que quede claro, los derechistas del MCRC, los falangistas de DRY y también el 15-M. Y supongo que el Frente Cívico de Anguita, que ha proclamado que “hay que superar la división entre izquierdas y derechas” hará de puente.

Y...no olviden los otros colectivos imprescindibles en las alianzas para el Proceso Constituyente: "Imprescindible sumar al proceso a determinados cuerpos de la administración del estado, como las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad el estado, o al menos anular su capacidad de intervención para abortar el proceso”. Ahora entiendo lo de la Plataforma Policías Indignados (http://www.democraciarealya.org/wp-content/uploads/2012/07/Manifiesto-de-la-Plataforma-POLICIES-INDIGNATS.pdf), a la que da cobertura Democracia Real Ya y con la que esta Plataforma se vincula, hasta el punto de que su primer punto reivindicativo, en medio de loa crisis capitalista es, cómo no. “eliminación de los privilegios de la clase política”, a la que también llaman, como buenos fascistas que son, “casta”. No se pierdan el resto de su manifiesto porque destila basura DRY por todos los poros. Y, como son Mossos d´Esquadra me pregunto si están “indignats” con su papel en la detención de sindicalistas y de Jóvenes Comunistas durante la anterior Huelga General.

Si fuera tan tonto como algunos quisieran, y tuviera un corazón ingenuo y benevolente, pensaría que detrás de todo este tinglado de Ocupa el Congreso y de sus alianzas, tácitas o expresas, está la intención de un mero reparto de cartas de la baraja política con el fin de sustituir los partidos de un régimen por los de otro. Pero parece que no porque no hay alusión a sustituir Monarquía por Repúblicamucho menos capitalismo por socialismo- sino un mero pim pam pum de distracción y tiro al muñeco político sin distinción para salvar lo esencial, el capitalismo. Eso sí, al estilo de una revolución, la islandesa. Islandia, al contrario de lo que se nos cuenta, inyectó dinero público a sus bancos por una cantidad equivalente al 23.8% de su PIB, ningún banquero estuvo en la cárcel más que de visita y el exPresidente de la República, al que se culpaba de la ruina del país, fue declarado no culpable. En sus decisiones económico-sociales el gobierno “progresista” de Islandia no se ha movido un centímetro del capitalismo y la famosa “democracia participativa” de la que tanto hablaban los indignados hasta hace unos meses ha sido un fracaso rotundo 2.0 en la presentación de propuestas para la elaboración de la nueva Constitución. Otra revolución de colores fracasada, como las árabes, porque para eso habían sido diseñadas. De Enero de 2008 a Mayo del 2012 el salario real de los trabajadores islandeses ha caído un 7,2%. Estos, los islandeses, también fueron a la caza de los políticos pero han dejado en paz a los capitalistas, justo lo que se pretende aquí. Con hablar de banqueros ya cumplen.

Pero cuando en el minuto 4: 07 del programa de radio Transición 2.0, titulado significativamente “España golpe a golpe” de Polinomia C/B (Colectivo Burbuja) Radio se propala por parte de su colaborador José Crespo (colaborador del MCRC y colaborador en programas sobre exoterismo, tema que tanto les gusta a los conspiranoicos y a los nazis) la intoxicación sobre la preparación de un golpe de Estado (http://www.ivoox.com/polinomia-transicion-2-0-25-07-2012-espana-golpe-a-audios-mp3_rf_1350204_1.html) y este programa se presenta a partir del texto “Se acabó. El gobierno tiene los días contados. Las movilizaciones sociales van a ir ampliando su intensidad ... y el régimen va a intensificar sus esfuerzos por no caer. Las presiones exteriores para desalojar del poder a un gobierno incapaz y la presión interior pueden provocar lo imprevisible. Se trata ahora de organizar, informar y conducir hacia una salida pacífica y favorable a la población. Con Pepe Crespo y Carlos Angulo” (MCRC), y se habla de la caída del “régimen montado desde hace 35 años” (1977) creo que la operación Ocupa el Congreso, difundida desde el colectivo Burbuja (http://www.burbuja.info/inmobiliaria/movilizaciones-sociales/329416-25-septiembre-2012-convocatoria-asamblea-nacional-constituyente.html ) no es de importancia menor. Que los mismos que hablan de golpe de Estado (MCRC) y de caída del Régimen de la Constitución de 1978 hablen de “Libertad Constituyente” y de “Proceso Constituyente” es cínico, manipulador y creador de un clima de enrarecimiento social, al que algunos están dispuestos a prestarse porque, como éste no es un régimen democrático, seguramente el surgido de un golpe de Estado pueda parecérselo más.

Y digo que no es menor porque se produce en el entorno de movilizaciones de policías y mossos d´Esquadra, los mismos que no han dudado en reprimir movilizaciones obreras, como la del 11 de Julio en Madrid, en el segundo día de la llegada de los mineros a la capital. Porque coincide con las declaraciones de una asociación de militares como AUME en la que se emplean expresiones golpistas del tipo“Arremeter contra el funcionariado, contra los militares, de esta forma unilateral desde una clase política que día tras día nos ilumina con bajezas, desaires y falta de ideas para afrontar esta situación, no nos merece gran respeto –salvo el obligado por nuestra “función-.”. “Desde AUME no vamos a quedarnos con los brazos cruzados mientras se nos hace pagar por algo que no hemos hecho y se nos trata como a unos “cabezas de turcos”, “Las Fuerzas Armadas y sus componentes no son insensibles ni pueden permanecer pasivos ante cualquier medida... simplemente por el hecho de ser el colectivo que menos herramientas tiene para defenderse de semejantes injerencias en su ámbito de dignidad”
(http://www.aume.org/modules.php?name=News&file=article&sid=1991) que recuerdan al lenguaje chulesco y amenazador de los pronunciamientos y manifiestos militares de la transición o, más remotamente, del Manifiesto de Las Palmas: http://www.generalisimofranco.com/discurso11.htm

Me llama aún más la atención ver páginas neonazis, como la de Nuevo Orden, apoyando y difundiendo la iniciativa Ocupa el Congreso- http://www.nuevoorden.es/2012/25-s-ocupa-el-congreso/ y http://www.nuevoorden.es/2012/movimientos-sociales-de-toda-espana-pretenden-ocupar-el-congreso-el-25-de-septiembre/

Que la página de liberales y globalistas de Acción por la Justicia (AxJ) - https://www.axj.com/- , con conexiones con la CIA, y con el excandidato de los Zeitgeist y del Tea Party a la Presidencia USA, Ron Paul, promocione el evento -500.000 Spaniards Occupy Congress- y que al pinchar en la expresión inglesa , me salga la página de facebook de Ocupa el Congreso (https://www.facebook.com/events/355184007883632/), me llama aún más la atención.

Que el diario “El Aguijón”, en el que colabora la derecha pura y dura y los liberales (Bernardo Rabassa, Lorenzo Abadía Escario,...-los sectores que apoyaron a DRY y a los indignados incluso antes de su aparición pública-, apoyen y difundan los sitios desde los que hace propaganda Ocupa el Congreso (http://www.diarioelaguijon.com/noticia/3895/En-Portada/Se-prepara-un-asedio-al-Congreso-de-los-Diputados-el-25-de-septiembre-hasta-que-Rajoy-dimita.html) continúa llamándome poderosamente la atención.

Que toda la crítica contra quienes estamos contra las revoluciones de colores, DRY, el 15M y su reedición ultraderechista Ocupa el Congreso se centre en una figura políticamente muy poco conocida y relevante del PSOE- Jaume d´Úrgell, con una página en facebook que cuenta con muy pocos seguidores y que ha hecho poco esfuerzo argumental por demostrar qué hay detrás de esta convocatoria, me resulta aún más sospechoso. Demuestra que tienen miedo a enfrentarse con quienes aportamos datos y sobre todo no somos, ni hemos sido, ni seremos nunca del PSOE sino de una izquierda insobornable y revolucionaria que no es este partido y que tampoco es IU, a la vista de los hechos.

Aquí no cabe hablar de dudas, puntos de vista diferentes, movimientos de conformación plural, ciudadanos por una auténtica o real democracia ni gaitas.

Estamos ante una operación orquestada por amplios sectores de la reacción derechista de este país que, de nuevo anticipan y mueven ficha, con algunos sectores de supuestas izquierdas que en realidad sólo son oportunistas sin decencia, majaderos o ambas cosas.
Cuando el objetivo principal es la desautorización de todo el arco parlamentario actual, sin excepción, cuando se va contra los políticos en genérico y se escamotea el ataque a la oligarquía capitalista y al complejo empresarial del Ibex 35 que no nos hablen de izquierdas, anticapitalistas, republicanismos y zarandajas. Estamos ante una acción antidemocrática y golpista organizada, planificada y dirigida desde la extrema derecha –en román paladino y para entendernos, por el fascismo- que vuelve sobre los orígenes de la indignación, una vez que sus inventos, DRY y el 15-M, se han venido abajo y las pseudoizquierdas que tuvieron alguna posibilidad en algún momento de disputarles la hegemonía dentro del engendro se han hundido en un discurso indignado civilista, ciudadanista, interclasista, carente de identidad de clase y de proyecto revolucionario.

Si en Mayo de 2011 se trataba de ir contra el PP y el PSOE, una vez que el bipartidismo da síntomas de agotamiento, ahora se va contra el resto del Parlamento, con el único objetivo de lanzar la rabia social contra toda fuerza política que pueda llegar a ser alternativa, evidentemente también desde las izquierdas, que colaboran en su enterramiento, y con el objetivo de deslegitimar no esta “democracia”, con todos sus defectos, insuficiencias y falsedades sino cualquier tipo de democracia, siempre imperfecta, porque lo de Democracia Real es tan totalitario como imaginar la perfección en algún tipo de sociedad.

Que van contra las izquierdas es algo que han comprendido tanto Juan Torres (http://juantorreslopez.com/impertinencias/no-apoyo-la-convocatoria-del-25-de-septiembre-para-ocupar-el-congreso/) como Alberto Garzón, mucho más cauteloso, https://www.facebook.com/alberto.g.espinosa/posts/10150990446083757

Es sabido que mantengo hacia ambos, como hacia el señor Navarro, una actitud más que crítica por sus postulados políticos reformistas y su keynesianismo que lleva a un callejón sin salida en la lucha de la clase trabajadora.

Pero me llama la atención que ambos hayan captado una parte de la amenaza que hay tras este movimiento –sólo la que va contra la organización a la que ambos están en una u otra medida vinculados, IU- y no saquen las conclusiones pertinentes. La amenaza contra el mismo concepto de democracia al ir contra todos los partidos del arco parlamentario y el hecho de que el espíritu subyacente en este movimiento es el mismo del 15M, al que tanto han apoyado ambos. De nuevo el oportunismo, combinado con una actitud cobarde, calculadora y temerosa de las consecuencias para su “popularidad” les lleva a autolimitarse en sus conclusiones, a lo que convendría añadir una nula capacidad de autocrítica respecto al apoyo de la teledirigida “indignación” que ambos apoyaron. Éste es el drama de la mayor parte de las izquierdas: su cobardía y su pusilanimidad para enfrentarse sin contemplaciones a lo que saben que en el fondo ha de devorarlas.

Muy posiblemente quienes se ocultan detrás de la masa informe e inorgánica de las “personas comunes” que apoyan este Manifiesto contemplen no un solo escenario sino varios. Sin duda, se busca abrir una dinámica de acción-reacción –la expresión primero de “Toma el Congreso” y luego de “Ocupa el Congreso” lo sugiere, por mucho que se nos hable de “acampar indefinidamente ante el Congreso” (en el exterior)-, sea en forma de un golpe de fuerza militar (amotinamiento, pronunciamiento,...), sea en forma de una nueva vuelta de tuerca en el recorte de las libertades y de la represión contra las protestas de los trabajadores que, obviamente a medio-largo plazo, le preocupan al gobierno mucho más que cualquier acción “ciudadana” al margen de las organizaciones.

Pero también es más que seguro que se busca el desgaste total de todas las fuerzas políticas importantes del país y, a medio plazo y ante el desgaste del Ejecutivo, que podría no acabar su período de gobierno, o incluso ante la formación de un gobierno de tecnócratas, abrir paso a la formación y fortalecimiento de un partido fascista, presentado como antisistema, al estilo de Amanecer Dorado en Grecia.


Ya no sirve decir eso de si no nos sumamos a ello e intentamos encauzarlo en una dirección correcta será aún peor y entonces sí que se llenará de populistas y fascistas. Lo hizo hace algo más de un año y lo hace ahora. A una pitón no se la puede amaestrar, sobre todo si tiene hambre. Acérquese a ella y lo comprobará.

La didáctica de las izquierdas pasa por formar ideológicamente a los militantes, lo que hace más de 40 años que no hacen, por combatir al populismo y al fascismo en todas sus formas y por ser didácticos y enseñar a las personas bienintencionadas pero políticamente ignorantes de lo que hay detrás de ciertas convocatorias y movimientos. Eso o ser devorados por la bestia a la que oportunista y demagógicamente adulan, como sucedió en la República de Weimar: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/07/no-weimar-ii.html

3.-En resumen, y para que se me entienda lo esencial de lo que he estado hablando:
El Parlamento (órgano Legislativo) es la representación de la soberanía popular. Es nítidamente diferenciable del Gobierno (Ejecutivo).

Una marcha hacia el Congreso bajo el lema “Ocupa el Congreso” es un tejerazo (23-F), organizado al estilo de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini.

Si estos fascistas de la Marcha al Congreso quisieran, de verdad, la caída del Gobierno, no acudirían al lugar en el que están presentes tanto Gobierno como todas las fuerzas de oposición, incluidas las izquierdas. IRÍAN AL PALACIO DE LA MONCLOA, SEDE DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO.
Lo que buscan es la deslegitimación del sistema de representación PLURALISTA de la voluntad popular para imponernos su particular golpe de Estado, bien en versión Führer, bien en versión Duce.

El color del que se disfrace una parte de su comparsa es indiferente, los añadidos de desclasados e ignorantes políticos y el oportunismo de las falsas izquierdas que les acompañen son secundarios. Sólo son atrezzo necesario para vestir de popular el intento de golpe fascista. ¡NO PASARÁN!

NOTA FINAL:
Los comunistas sabemos bien que ésta es una democracia burguesa, en retroceso incluso en sus ya limitadas libertades políticas, pero el carácter fascista de esta convocatoria debe llevarnos a boicotearla porque en caso de triunfar seríamos los comunistas y la propia clase trabajadora su primer enemigo a batir, y no precisamente por vías políticas y/o democráticas.
El carácter reaccionario de esta Convocatoria es algo que han comprendido no sólo la Agrupación de Profesionales y Técnicos del PCM (PCE)- http://profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=17425, que es una organización reformista, sino otras de muy diversa posición política como el PCPE- http://pcpemadrid.wordpress.com/2012/08/06/hoy-la-lucha-es-por-transformaciones-sociales-profundas-por-el-contraataque-por-derrotar-al-gobierno-y-por-el-socialismo/-, el sindicato de Construcción y Madera de la CNT (http://pacosalud.blogspot.com.es/2012/08/boicot-activo-okupa-el-congreso-el-25.html), una página de facebook dedicada a Julio Anguita con miles de seguidores (http://www.facebook.com/pages/Julio-Anguita/162913417108035) o el Grupo de Trabajo de Economía de Acampada Sol (https://n-1.cc/mod/threaded_forums/topicposts.php?topic=1412013&group_guid=554572) del 15M, movimiento frente al que me he posicionado radicalmente desde hace más de un año. El listado de organizaciones que se desmarcan de esta convocatoria crece día a día

Pero si alguno de ustedes necesita ustedes más certezas para no apoyar a Ocupa el Congreso quizá se la suministre la página identitaria, corriente posterior y en debate con el tercerposicionismo de nazis y fascistas, Tribuna de Europa: http://www.tribunadeeuropa.com/?p=13043

1 de agosto de 2012

LA LUCHA DE CLASES, EN PLENA VIGENCIA

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
En un tiempo en el que las izquierdas han comprado el repugnante concepto de “revolución ciudadana”, como medio de enmascarar la realidad de la división social en clases contrapuestas en sus intereses y “la lucha de clases como motor de la Historia”, que dirá Marx, es refrescante un texto-recensión que afirma la plena vigencia de esta última.

Domenico Losurdo es un intelectual marxista italiano con mucho más mordiente y brío en sus análisis sobre la realidad social, económica y política y en sus propuestas que todos los Zizej y Negri, profetas de un “marxismo” desnaturalizado y desarraigado de su encaje en la clase trabajadora y en su realidad.

Tan sólo una salvedad al texto que les presento: Losurdo parece aún anclado en la vieja teoría del campismo tan cercana, por otra parte, a la versión USA de la escuela del “realismo político”. No es demasiado extraño en quien trata de rescatar la figura política de Josif Stalin, para el que los intereses de Estado, en su práctica política, estuvieron por encima de los de la lucha de clases.
Que la lucha de clases se exprese también a nivel internacional no significa que en las relaciones entre Estados se expresen también las lógicas confrontacionales de burguesía y proletariado, entre otras cosas porque los Estados, aún los que se han reclamado a lo largo de la Historia como defensores de los intereses de los trabajadores, han generado dinámicas propias y ciertas actuaciones que sólo se entienden en clave de sí mismos; esto es, de intereses que empiezan y acaban en el propio Estado y los de sus dirigentes.Ello sin menoscabo de que deba denunciarse y combatirse cada agresión que el imperialismo realiza en el mundo.

No obstante, ello no borra la valiente defensa que hace Losurdo de la vigencia de la lucha de clases en la actualidad, si cabe aún más exacerbada que en el último medio siglo.

Sin más, les dejo con este interesante texto.


LA LUCHA DE CLASES, EN PLENA VIGENCIA
Enric Llopis
. LibreRed
Para el filósofo italiano Domenico Losurdo, la categoría “lucha de clases” conserva hoy todo su vigor en el mundo, por mucho que el neoliberalismo y las filosofías asociadas –sobre todo, el relativismo postmoderno- hayan pretendido arrumbarla. A reflexionar sobre “Ideología y lucha de clases en el siglo XXI” ha dedicado Losurdo la sesión inaugural de la Universidad de Verano de Socialismo 21 y El Viejo Topo, que en su primera edición lleva por título “Poder, ideología y medios de comunicación”.

Losurdo ha recordado cómo, con ojos de hoy, “podemos sonreír” al leer los argumentos con los que filósofos como Dahrendorf o Habermas refutaban la idea marxista de lucha de clases. Así, Jürgen Habermas señalaba que conservadores y laboristas (o liberales y socialdemócratas) coincidían en su momento en la defensa del estado social. No había contradicción ideológica ni, por tanto, lucha de clases. “Con todos mis respetos, este argumento es una tontería”, responde Losurdo. Y se pregunta: “¿Cómo nace en Europa occidental (en Estados Unidos nunca existió) el estado social? Sin duda, es un producto de la lucha de clases; en ningún caso una concesión graciosa de las clases dominantes”.

“¡Cómo han envejecido estos discursos sobre el final de la lucha de clases!”, ha exclamado el filósofo italiano, quien recuerda además cómo Habermas reconocía años después en un artículo que el capitalismo, al dejar de tener competidor, ya no se preocupa por ocultar su rostro real. El filósofo alemán, así pues, se desmentía. Las reflexiones de Friedrich Von Hayek –uno de los grandes patrones del neoliberalismo y guía económico de la administración Reagan- también reconocen implícitamente la existencia de la lucha de clases.

Y esto es así al vincular los derechos económicos y sociales incluidos en la Carta de los Derechos Humanos de 1948 (trabajo, instrucción y salud, entre otros) a la revolución soviética. Es decir, según Hayek no se trata de derechos cuya existencia deba reconocerse, sino una creación de la revolución de 1917. “Implícitamente Hayek nos está diciendo que la lucha de clases desarrollada en Rusia permitió la conquista de estos derechos socioeconómicos”, explica Domenico Losurdo. Además, “cuando nos dice que estos derechos han de erradicarse, no es por falta de recursos para garantizarlos, sino simplemente porque piensa que no existen. Y es esto precisamente lo que está pasando hoy: asistimos al fin del estado social”.

Profesor de Filosofía de la Historia en la Universidad de Urbina, Losurdo ha escrito dos obras fundamentales: “Contrahistoria del Liberalismo” (“El Viejo Topo, 2007) y “Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra” (El Viejo Topo, 2011). Su principal ámbito de investigación es la filosofía política clásica alemana (de Kant a Marx). También ha estudiado con hondura a Nietzsche y las ideas de Heidegger en relación con la guerra.

Síntomas de la vigencia de la lucha de clases en el siglo XXI. Losurdo subraya que ha retornado la figura del “working poor” (trabajador pobre), habitual en el siglo XVIII y principios del XIX. Se trata de personas que, a pesar de contar con un puesto de trabajo, no disponen de recursos suficientes para vivir. A ellos hay que agregar los parados y los excluidos. Pero también en el ámbito de la política puede advertirse la lucha de clases. “Por ejemplo, en la competencia electoral”, apunta el filósofo italiano. “El peso de la riqueza es tal hoy en día, que asistimos a situaciones similares a las del siglo XIX, donde existía la discriminación censitaria, es decir, sólo se tenían derechos políticos si se alcanzaba un nivel de renta determinado”. Además, hace una década Losurdo ya hablaba de un “monopartidismo competitivo”, con formaciones políticas que representaban a la misma burguesía y exhibían la misma ideología neoliberal.

Pero Domenico Losurdo insiste en que constituye un serio error reducir la lucha de clases (y otras categorías tradicionales del marxismo, como el imperialismo y el colonialismo) a los problemas de la Europa occidental. “Hay que entender la lucha de clases a nivel mundial”, sentencia. Por ejemplo, en Palestina, “donde continúa el colonialismo en su formulación más clásica, es decir, la colonización de un territorio y sus habitantes; se da en Palestina un proceso parecido al que Marx subrayaba en Irlanda: la expropiación de tierras por parte de los colonos ingleses (en el caso palestino, de los israelíes); además, igual que en Irlanda, la cuestión social se presenta en Palestina como una lucha de liberación nacional”.

Losurdo recurre habitualmente a los paralelismos históricos, aunque con las salvedades y los matices que imponen los saltos en el tiempo. Por ejemplo, al abordar la lucha de clases en América Latina se retrotrae a la Doctrina Monroe y a los designios del presidente norteamericano, Theodore Roosevelt, que en 1904 ya planteó que Estados Unidos debía ejercer de policía internacional en América Latina. “El objetivo, hoy, es también quitarse de encima la bota norteamericana”, subraya el profesor de Filosofía de la Historia. Y para ello resulta capital la independencia económica. El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, lanzó en 2006 la proclama “industrialización o muerte”, igual que Mao advirtió poco antes del triunfo de la revolución en 1949 de los riesgos de que China se convirtiera en una colonia de Estados Unidos. El Che Guevara y Fidel Castro en los 60 alertaron asimismo de la necesidad de liberarse de la opresión económica del imperialismo, y Frantz Fanon, en Argelia, subrayaba que tras el triunfo de la revolución anticolonial se imponía el desarrollo económico.

Trasladado al siglo XXI, “los países que se han quedado atrasados en el desarrollo económico, tecnológico y militar corren el riesgo de una agresión directa por parte del imperialismo; este desarrollo es el precio de su independencia”, explica Domenico Losurdo. También es esto lucha de clases. “Ya ha ocurrido en Libia, y ahora puede pasar en Irán y Siria”, añade. Sin embargo, “para destruir un país no hace falta agredirlo militarmente, pues el imperialismo cuenta con otra arma decisiva, el embargo económico; Cuba lleva padeciéndolo más de 50 años; en Irak, antes de la guerra de 2003, el embargo produjo centenares de miles de muertos: eso si que resultó un arma de destrucción masiva; si las agresiones mediante el embargo han perdido fuerza en algunos casos, como en Cuba, es por la presencia de China, que garantiza determinados intercambios comerciales”.

En resumen, a juicio de Domenico Losurdo, la lucha de clases tiene lugar hoy en tres frentes, “y hay que entenderlos de manera unitaria”. En primer lugar, los movimientos de masas que en occidente (Estados Unidos, Grecia o España) protestan en el contexto de un capitalismo en crisis; Además, las naciones, como Palestina, que sufren una dominación –el colonialismo clásico- política y económica; por último, los países (por ejemplo, los latinoamericanos) que cuentan con independencia política pero han de conquistar la económica.

A la actual Europa en crisis, fracturada por luchas desgarradoras entre el centro y la periferia, ¿Cuál es la principal crítica que cabría formularle? Según Domenico Losurdo, “la subordinación a los intereses de Estados Unidos y la participación en todas las aventuras imperiales promovidas por los norteamericanos; si pretendemos luchar contra el imperialismo, Europa ha de plantear su autonomía y, en consecuencia, no participar en el embargo a Cuba, Irán, ni colaborar con Estados Unidos en su objetivo de impedir que China acceda a la tecnología”.
En medio de una crisis global a la que no se advierte salida y con una izquierda mortecina, el recurso a los clásicos permite alumbrar el camino. Para calibrar las perspectivas de cambio, Losurdo recurre a las categorías de Marx “clase en sí” (clase que aún no ha tomado conciencia de su situación) y “clase para sí” (con plena conciencia de clase). “El camino que nos queda por recorrer para pasar del primer estadio al segundo es muy largo”, explica el filósofo. ¿Por qué? “La izquierda en occidente viene de sufrir una derrota histórica, la destrucción del campo socialista y lo que ello implicó; por eso ahora cuesta tanto responder a la ofensiva ideológica del neoliberalismo”, responde.

Pero una cosa es importante: “No confundir la autocrítica con el autoodio para avanzar; con todas las críticas que puedan formularse a la revolución de octubre, antes de 1917 las potencias occidentales eran las dueñas del planeta. La revolución rusa rompió este escenario y favoreció los procesos de independencia colonial; además, entre febrero y octubre de 1917, Rusia fue el primer gran país donde las mujeres lograron la emancipación política; y otra cuestión, ¿puede entenderse la generalización del sufragio universal sin la contribución del movimiento comunista? Pienso que no. En Inglaterra (cuna del parlamentarismo), antes de la revolución de octubre la fracción más pobre del proletariado no tenía derecho al voto”. “Son cosas que no deben olvidarse”, concluye Domenico Losurdo.

26 de julio de 2012

NO A WEIMAR II

Por Marat

El confuso y agitado momento español es particularmente propicio para aventureros, reaccionarios, demagogos, populistas, fascistas, pseudorevolucionarios y falsos izquierdistas, que buscan su éxito en la ignorancia política, en el desclasamiento de las masas y en la necesidad de desahogo de su rabia colectiva. A ese tipo de virus infeccioso es al que combato.

Éste no es un artículo destinado a gustar a quienes pretendan hacer una lectura interesada o parcial del mismo como tampoco a quienes pretendan utilizar las críticas que en él se viertan a su favor y, a la vez, salir indemnes de las mismas, si es que deben ser objeto de ellas.

Por otro lado, no mantengo ni condiciono la orientación de mi compromiso político a la intención de hacer amigos. No a ese precio.

Habrá incluso amigos personales a los que duelan mis palabras pero nada de aquello que se piensa ha ser adulterado o suavizado en el relato de los hechos, si con ello nos alejamos de la carga de profundidad que debe haber en ellas.

La República de Weimar- representa una de las etapas más trágicas de Alemania, de modo especial en los oscuros años anteriores al ascenso del nazismo, aquellos en los que extremos opuestos que debieron combatirse a muerte, se unieron para destruir la oportunidad de la clase trabajadora y las izquierdas de combatir y derrotar al fascismo y a su dueño, el capital.

La República de Weimar nace en 1919 tras el aplastamiento salvaje de la Revolución Espartaquista encabezada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en 1918 a manos del socialdemócrata Ebert (primer Presidente de la nueva forma de Estado) y de su ministro Noske, aliado con escuadras prefascistas (los Freikorps) en la limpieza de comunistas y en el asesinato de las dos principales figuras de la revolución socialista.

La Constitución de Weimar nació debilitada de origen por su ausencia de arraigo popular y su encuadre dentro de una sociedad en aguda crisis social, económica y política que había sido derrotada en la I Guerra Mundial, a la que le siguió la abdicación del Kaiser Guillermo II, y cuya condena por las potencias vencedoras había sido plasmada en la Paz de Versalles.

La Constitución de Weimar era el ordenamiento jurídico que consagraba la hegemonía de la burguesía capitalista, la cuál había alcanzado un pacto con la socialdemocracia para recibir una pincelada “social”, que conjurase el “peligro comunista” aún vivo, en su enunciado. El nuevo concepto introducido de “justicia social” llevaría aparejados algunos derechos para el movimiento obrero alemán, consecuencia no de las demandas socialdemócratas sino del temor a una nueva revolución socialista.

Progresivamente la polarización de los enfrentamientos entre los ultranacionalistas y los comunistas irán generando la pérdida de influencia de la socialdemocracia que había aplastado la revolución espartaquista y que se había aliado con los partidos burgueses en su anticomunismo y en el freno de las demandas sociales, económicas y políticas favorables al proletariado alemán.

Los Freikorps, bandas de soldados desmovilizados tras el fin de la I Guerra Mundial serán uno de los embriones básicos de la extrema derecha. Glorificados en el pasado, despreciados luego, utilizados siempre por la burguesía y sus partidos y por la socialdemocracia para acabar con los comunistas y defender los privilegios de los capitalistas, serán un sector lumpemproletarizado y una de las claves de la inestabilidad social y política de la República.

Mucho se ha escrito acerca de la humillación de Versalles para el orgulloso espíritu imperial alemán en cuanto a su influencia posterior en la deriva de Weimar y la aparición del nazismo. Sin despreciar cierta influencia sobre el caos económico de aquellos años, mucho menor que el que la propaganda nacionalista le daba, y sobre la psicología colectiva del momento, lo decisivo fue la inestabilidad social, económica y política del país, el papel nefasto de la socialdemocracia y la incapacidad del bloque de la burguesía para una auténtica integración de los derechos de los trabajadores alemanes en la práctica de sus gobiernos.

De 1919 a 1923 se producen terribles situaciones de hiperinflación (en 1922 los precios se dispararon un 70%, la deuda acumulada durante la producción de guerra golpeó brutalmente a la economía y el marcó se derrumbó, dejando de funcionar como moneda de cambio), paro, dualización social, asesinato de políticos a manos de la extrema derecha, e intentos de golpes de Estado por parte de grupos militares ultanacionalistas -pustch de Kapp fracasado por la reacción del movimiento obrero- El KPD, heredero de los espartaquistas, ya muy debilitado, actuará repetidamente contra el proceso involucionista, lanzado desde los sectores de la extrema derecha de la burguesía y el ejercito, siendo aplastadas sus revueltas de forma continuada.

Éste es el contexto embrionario en el que se sitúan los antecedentes políticos (Partido Alemán de los Trabajadores) y el origen del nazismo (NSDAP), ello a pesar de que el breve período de recuperación económica entre 1926 y 1929 le hará perder brevemente parte del crecimiento obtenido en años anteriores.

La crisis capitalista mundial del 29 rebrotará la mala situación económica de Alemania con millones de desempleados, cierres de miles de pequeños y medianos negocios y un descenso brutal de la producción. El auge del partido nazi se ve catapultado en tal situación, multiplicando por 8 el número de sufragios obtenidos en las anteriores elecciones y convirtiéndose en el segundo partido del Reichstag, con el apoyo masivo de la clase media que temía una revolución obrera y comunista.

El resto de la historia ya la conocemos.

Pero limitarnos al trazo grueso histórico, deslizándonos en silencio y callando a conveniencia otros hechos menos conocidos, pero profundamente vergonzosos para un revolucionario, de la intrahistoria alemana de la primera mitad del siglo XX, sería cínico e inmoral políticamente.

Voy a referirme a tres cuestiones principales, dos de las cuales irritarán profundamente a ciertos sectores de la izquierda que prefieren echar sobre ellos el manto de la desmemoria y cuya respuesta, cuando se les recuerdan los hechos, suele limitarse al insulto, a la negación y a calificar de agente al servicio de lo que ellos quieran al cronista inoportuno.

Estos tres hechos, claves en el desarrollo del ascenso del nazismo en la Alemania de Weimar empiezan a repetirse hoy, con caracteres propios pero reconocibles como hilo entre el pasado y el presente.

Como entonces, caminan en la dirección del populismo, de los intereses de la reacción y de la edificación del fascismo.

1.-Políticos, la clave de todos los males, sin distinción de colores ni de siglas:
En la base del analfabetismo político, de la manipulación interesada que oculta la naturaleza económica y de clase del poder real, de la demagogia fácil para calentar los bajos instintos de la masa herida por la crisis, que necesita focalizar sus odios en una figura concreta y sencilla, con nombres y apellidos, está el mensaje de acoso y caza al político, no al político concreto, no al partido específico, sino al concepto sensacionalista y reaccionario de “los políticos”.

“…descender así a la condición del “político”, es decir, a aquella categoría de hombres cuya única convicción es su falta de convicción, aparejada a una arrogante insolencia y un arte refinadísimo para el mentir". (Adolf Hitler. Mein Kampf, Parte primera, Capítulo 3)

“Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre (…) –después de que el sujeto perdonavidas haga una brevísima matización “aclarando” que no generaliza prosigue con sus vómitos- Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida” (Arturo Pérez Reverte. “Esa gentuza”)

Este campeón de la chulería, que pretende tenerlos de teflón (lógico en quien fue fundador y Redactor Jefe, cargo que también ejerció el falangista Gustavo Morales Delgado, de la revista para amantes de lo bélico y el armamento militar llamada DEFENSA), logra el más difícil todavía frente a las insultantes expresiones de su referente ideológico alemán. A quien dude de su orientación política le sugiero compruebe en qué medios escribe y cuántos sitios nazis y ultraderechistas le reproducen en la red. También lo hacen algunos que creen ser de izquierdas, o que creen que este personaje lo es. El marasmo ideológico de la izquierda y la profunda ignorancia de muchos de sus miembros hace posible este tipo de desatinos.

Si en lo político a Pérez-Reverte parecen sobrarle, valga la redundancia, los políticos, en lo económico vende la simpleza de un único capitalismo malvado (1): el financiero, en un artículo profusamente reproducido y reenviado viralmente mediante e-mails años después de haber sido escrito –cuando la crisis ya arreciaba-, debido a lo que se consideró una visión profética de su autor.

Y en cierto modo lo era –al anticiparse casi 10 años a las explosiones de las burbujas especulativas- pero, al ignorar intencionadamente que el capitalismo es mucho más que el capital financiero y que las crisis capitalistas son parte integrante de su propia naturaleza, hace de ellas un mero asunto provocado por la falta de honradez y la avaricia de los banqueros, de tal modo que si estos fueran cambiados por gestores honestos el capitalismo sería el mejor de los sistemas.


Es el mismo discurso falaz, estúpido y encubridor de las contradicciones fundamentales del capitalismo entre explotadores y explotados, entre el carácter social de la producción y la apropiación privada del beneficio, entre la necesidad de incrementar el beneficio, para evitar el hundimiento del sistema económico, mediante inversión especulativa de una parte del capital generado en la producción y a través de una sobreproducción a la que los limitados salarios no pueden absorber si no es mediante la financiación del consumo.

Cuando se quiebra uno de esos pilares aparece la crisis. Pero es parte de la propia naturaleza del capitalismo, no del absurdo “argumento” moral del afán de lucro individual de los capitalistas. El mal es el propio capital y su sistema de funcionamiento, no los individuos que lo dirigen.

La trampa de los populismos y del pensamiento reaccionario es la de culpar a políticos y banqueros de la crisis y sus consecuencias sociales sobre las clases populares cuando es la propia dinámica del capitalismo la que crea esa crisis, la que se impone sobre las voluntades políticas porque ha acabado con la autonomía de lo político y porque no es un asunto de Ratos, Botines o cualesquiera otros financieros sino del propio sistema económico, que es mucho más que los bancos y que afecta de lleno a las relaciones sociales de producción y de dominación de clases.

A través de la mentira ideológica creada por los defensores del “capitalismo de rostro humano” se busca salvar al propio capitalismo mediante el “sacrificio personal” –castigo, si es que se produce, que no llevará la sangre al río- de algunas de sus figuras.

Es el pensamiento demagógico, no exento de una moralina blandengue y moñas, muy del estilo de la propuesta del “banquero con corazón” representado por James Stewart en la película de Frank Capra “¡Qué bello es vivir!” o de las bancas éticas tan del gusto de los “ciudadanos indignados”.

Pero no quiero olvidarme de la cuestión del acoso y derribo a los políticos en su conjunto que en su día practicaron las ultraderechas precursoras del nazismo y el propio nazismo y de su reedición actual por los demagogos prefascistas, que en muchos casos no saben que lo son.

“Los políticos”, esa categoría simplista con ánimo absoluto y totalizador, trata de esconder las diferencias existentes dentro del marco de la representación.

En los años 20 y los inicios de los 30 del pasado siglo, justo antes del ascenso de Hitler, se escuchaban entre los movimientos antidemocráticos expresiones del tipo “casta política”, “clase parasitaria política”, “partitocracia”, cuya intención no era otra que la de ocultar las diferencias derecha-izquierda, ya fuera ésta última revolucionaria o reformista. Ese es el mismo lenguaje que se expresa hoy en el entorno del 15M.

¿Acaso Bildu, Geroa Bai, Esquerra Republicana de Catalunya, Izquierda Unida, son lo mismo que el PP? ¿Acaso comparten intereses de grupo social comunes al resto de la cámara que están por encima de los programas, propuestas y sectores sociales a los que defienden? ¿Es ese el mensaje que se quiere enviar a la sociedad desde quienes nos ofrecen como única solución el “que se vayan todos” o el grito populista “el próximo parado que sea diputado”, sin importar de qué grupo sea?

No soy reformista y, en consecuencia, no me siento cercano a ninguno de los grupos que he mencionado. pero distingo muy bien entre responsabilidades de gobierno y oposición en el momento actual, sobre todo cuando los pretendidos críticos de los que absolutizan respecto a los políticos no están, verborreas aparte, a la izquierda de buena parte de los partidos sino en una miseria ideológica situada muy a su derecha pues derecha pura y dura es el “todos son iguales” que hace unos años achacábamos desde las izquierdas a lo más ignorante, reaccionario y analfabeto político de los sectores que siempre acababan dando, por acción u omisión, el poder a la derecha.

El PP es hoy el partido que marca la diferencia. Él representa la más salvaje agresión contra las conquistas sociales de los trabajadores y sus derechos, la más brutal dualización entre poseedores y desposeídos, entre trabajadores y parados, por un lado, y capitalistas por el otro. Su apuesta no es la del “pragmático” partido que, para salvar los intereses del capital, exige sacrificios sólo a los trabajadores. Es algo peor: una apuesta ideológica fascio-liberal. Liberal en lo económico, fascista en lo represivo y en el recorte de las libertades formales. Comparar a los demás partidos con él, incluso a las derechas autonómicas es, como mínimo, criminal.

Es repugnantemente obsceno que quienes no tienen en los gritos de sus manifestaciones la consigna “obrero despedido, patrón colgado”, que quienes no denuncian los despidos innecesarios de la patronal, que quienes no hablan de la brutalidad de las condiciones de trabajo, de las relaciones laborales, que quienes callan ante los beneficios de las grandes empresas y se limitan a hacer un anticapitalismo de opereta que se agota en su crítica a los bancos, se les llene la boca denunciando los privilegios de los políticos y la corrupción en las instituciones.

Ambos males deben ser denunciados y combatidos pero media verdad y silencio sobre la otra media equivale a una gran mentira. Si hay corruptos es porque hay corruptores pero a estos esos “ciudadanos indignados” les ignoraran desde hace más de un año, como ignoran que los grandes privilegiados hoy son precisamente los capitalistas, los que de verdad mandan.

Oculta bajo el manto de la generalización sobre los políticos está la misma pulsión fascista que los enemigos de las libertades políticas agitaban en los últimos tiempos de la República de Weimar, esperando que su discurso calase en una sociedad desesperada ante su grave crisis económica, social e institucional con el fin de dar la puntilla al pluralismo e imponer un único jefe que hiciera limpieza de la “caduca partitocracia”. Pero a los fascistas de ahora se les llena la boca con la palabra democracia. Esa es su novedosa aportación.

2.-La recuperación de la teoría del socialfascismo:
En su Sexto Congreso de 1928 la Comintern, ya bajo al dirección del estalinismo, lanza la teoría del “socialfascismo”, según la cuál la socialdemocracia no era otra cosa que una cara más del fascismo y el resto de fuerzas de izquierdas no estalinistas una variante de la socialdemocracia lo que, por propiedad transitiva, lo convertía en fascista, a ojos de la citada corriente dominante en el movimiento comunista internacional.

Esto sucedía en medio de la mayor crisis del capitalismo (1929), cuando más necesario era recuperar la unidad de acción contra el sistema de dominación económico y contra un fascismo en auge.

El asesinato de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht en 1918 a manos de la socialdemocracia y la represión contra el movimiento espartaquista, la política de colaboración de clases del SPD, su papel de cortafuegos de las luchas obreras durante buena parte de la República de Weimar hacían especialmente difícil la colaboración entre socialdemócratas y comunistas; algo que ambos partidos habían descartado en varias ocasiones.

Pero amplios sectores de las clases trabajadoras alemanas y europeas y de las bases de ambos partidos, demandaban esa unidad de acción revolucionaria y antifascista, mientras los socialdemócratas se afanaban en su anticomunismo y la III Internacional lo hacía en mantener divididos a los trabajadores socialdemócratas y comunistas mientras el peligro avanzaba.

La elaboración de la teoría del socialfascismo sólo buscaba impedir esa unidad de acción y servir a los intereses de Estado de la cúpula política de la URSS –no de la revolución comunista ni del internacionalismo- de afianzarse tranquilamente en el poder mientras el mundo capitalista se olvidaba de su enemigo en forma de Estado socialista y se afanaba en combatir a un fascismo que triunfaría sin grandes dificultades por la división de las izquierdas a la hora de hacerle frente.

Los llamamientos de comunistas alemanes al Frente Único y de los socialdemócratas al Frente de Hierro de Resistencia Contra el Fascismo no eran más que brindis al sol, en espera de que la otra parte de la izquierda la rechazase, “justificando” que ello sucedía por el sectarismo del otro.

Cuando llegó la respuesta positiva del SPD al llamamiento de unidad de acción del KPD ya era tarde: Hitler estaba en el poder con toda su fuerza represiva.



Poco más tarde se produciría, sin explicación válida alguna sobre el viraje, el llamamiento de la Comintern de los “Frentes Populares” en Europa para combatir al fascismo pero ya alcanzando también pactos reformistas con las fracciones de las burguesías capitalistas no fascistas.

Salvando todas las distancias históricas sobre los diferentes momentos pero constatando que hoy, de nuevo, estamos ante la peor crisis del capitalismo que se abre a posibles salidas políticas hacia el totalitarismo en auge, es fácilmente constatable la vuelta a la teoría del socialfascismo, aunque ahora apenas empleando el término.

Ante la más brutal acometida contra los derechos de los trabajadores que haya cometido un gobierno y que recuerden nuestros abuelos se escucha a esos “ciudadanos indignados” el nefasto grito “PSOE y PP, la misma mierda es”.

Las acometidas liberales y antisociales llevadas a cabo por el anterior gobierno del PSOE han quedado en pellizco de monja ante el inimaginable hace tan sólo medio año escenario de sadismo infinito practicado por el gobierno del PP.

Pero no es bueno que el PP, que es el que tiene ahora la responsabilidad de gobernar, el que nos ha llevado a dos rescates –bancario y total-, con sus consecuencias sociales correspondientes, el que ha sacado a la calle a los más variados sectores laborales y sociales contra sus medidas, esté sólo ante la crítica.

Centrarse en una protesta contra el partido que gobierna sería connotar a ese movimiento de “ lo nuevo” de un izquierdismo cuya denominación siempre ha rehuido, aunque a título individual casi todos sus miembros dicen serlo; del mismo modo que los falangistas, tan activos en él se declaran anticapitalistas. Si son los hechos los que cuentan, en este caso doblemente.

Poner a la misma altura al partido que gobierna y al que gobernó en el pasado, por patética, pusilánime, débil y limitada que sea su oposición a las medidas del primero, es pretender impedir que su base social de 7 millones de personas, la mayoría de ellos trabajadores, pensionistas y parados, participe de las luchas sociales de resistencia contra las medidas antisociales. ¿Acaso quienes votaron al PSOE y aún se identifican con él son tan responsables de lo que éste hizo cuando estaba en el gobierno como su propia dirección? ¿Acaso no sufren estas 7 millones de personas las agresiones del gobierno PP? ¿Acaso deben tener un extra de castigo como se comprueba en las manifestaciones en las que sufren intentos de agresión física, insultos, zarandeos,...? ¿Merecen peor trato que los policías nacionales y los guardias civiles que han reprimido las luchas de los mineros y de otros sectores de la clase trabajadora y con los que se acude a manifestaciones sin demasiados aspavientos? ¿Merecen peor trato que esos sectores ultras que se presentan a esas manifestaciones con sus banderas rojigualdas?

Es llamativo que una parte del entorno “indignado” que promovió aquello de tan creativa fusión de siglas PPSOE y que apoya la difusión del lema “PSOE y PP la misma mierda es” gobierne como socio del propio PSOE en Andalucía, donde, a pesar de la rebelión autonómica contra los planes de austeridad del PP, también se han ejercido recortes tanto contra los funcionarios como en los recursos del SAS (Servicio Andaluz de Salud), entre otros. A quien comparte gobierno con quien hace recortes sociales y es corresponsable de ellos ¿está de más aplicarle ese “imaginativo” lema de “la misma mierda es?” El cinismo de los compañeros de IU pasa de castaño oscuro, sobre todo cuando su receta anticrisis es puro saldo neokeynesiano (de la que saben sus dirigentes que no sufrirán el riesgo de la prueba del algodón de tener que aplicarla) del ofrecido por los 3 tenores del libro “Hay alternativas” (2)

3.-Marchando juntos hacia Alexanderplatz en Berlín o hacia la puerta del Sol en Madrid:
Durante una de las cargas realizadas por los antidisturbios en la manifestación en apoyo de los mineros del 11 de Julio un sujeto que se identificó como de extrema derecha se acercó al grupo de gente que allí estábamos decidiendo qué hacer en aquel momento. Sin que nadie le diera pie expuso la conocida teoría de la necesidad de unión de los dos extremos contra el “sistema”.

Conocedor, como soy de lo que significó para la izquierda revolucionaria aquel maridaje, le respondí como se responde a un fascista. Evito, por respeto al lector, reproducir los epítetos empleados en aquella ocasión pero que en esencia son los de que con un fascista no se discute sino que se le combate y se le aplasta.

Sólo algunos datos sobre los momentos en que en la Alemania de Weimar nazis y comunistas sostuvieron posiciones “unitarias”:
a) En 1923, el dirigente comunista Karl Radek, destacado años antes por la Comintern para organizar al KPD, ensalza la figura del fascista ajusticiado Albert Leo Schlageter (discurso pronunciado el 21 de Junio de 1923 ante el pleno de la Internacional Comunista), intentando rehabilitar para el campo revolucionario su figura de patriota nacional resistente contra la ocupación francesa del Rhur (héroe con “el propósito de servir al pueblo alemán”. En opinión de Radek el sentimiento nacional alemán no pertenecía a la burguesía sino a los trabajadores, lo que le permitirá su pirueta antiinternacionalista expresada en su informe a la Comintern en el que señala “la insistencia en la nación en Alemania es un acto revolucionario”. Radek era coherente con la línea marcada por la camarilla de burócratas que se habían adueñado del PCUS tras la enfermedad de Lenin y para los que el chauvinismo panruso era parte de su estrategia de afirmación en el poder. Para entonces la tradición espartaquista heredada de Liebknecht y Luxemburgo en el KPD había sido derrotada dentro del partido.
b) Para el verano de 1930 esa posición nacional chovinista que había defendido Radek ante la Comintern y el KPD había triunfado en el movimiento comunista internacional. Ya no se limitaba a denunciar el Tratado de Versalles y sus consecuencias para Alemania. Ahora buscaba abiertamente atraerse hacia su campo a militantes nazis, a costa de las renuncias ideológicas y políticas que fuesen necesarias. Para ello la glorificación del teniente del ejercito Richard Scheringer, encarcelado por su militancia en el NSDAP (nacionalsocialista) y su ingreso en el KPD, tras su salida de prisión resultó útil. Como justificación para poner en marcha una estrategia de atracción de nazis hacia el KPD se utilizó el supuesto anticapitalismo del NSDAP que los comunistas pretendían reconocer en él. Mientras tanto, el SPD continuaba condenado a la calificación de socialfascista que el KPD le había otorgado.
c) En ese mismo año, 1930, el gobierno socialdemócrata de Hermann Müller cayó tras la moción de censura conjunta de nazis y comunistas.
d) De nuevo, ahora contra el gobierno del centrista Brüning KPD y NSDAP votan conjuntamente una moción de censura que en este caso será rechazada.

He dejado fuera acciones conjuntas de masas, patrullaje de calles y creaciones de unidades paramilitares formadas por ex nazis que ingresaron en el KPD. He preferido centrarme en la deriva ideológica de una izquierda que llegó a compartir mesa y mantel en algunos momentos con el ascendente nacionalsocialismo. Ustedes saben como acaba. Algunos quizá ignoren la muerte del presidente del KPD, Ernst Thälmann, en el campo de concentración de Buchenwald en 1944 por orden de Adolf Hitler.

Han pasado 68 años de la muerte de Thälmann, 67 de la derrota del nazismo, y algunos parecen querer olvidar que los amalgamientos y las luchas conjuntas de las izquierdas, o de partes de ellas, con los fascistas se pagan muy caras.

Algunos que no lo hemos olvidado, ni lo queremos olvidar, venimos denunciando desde la izquierda comunista esa extraña mezcla de falangistas de Democracia Real Ya (DRY) con izquierdistas de diversas corrientes, no ya estalinistas sino también trotskistas, o incluso de tendencias más minoritarias, que parecen haber olvidado los llamamientos de Trotsky en su colección de escritos, agrupados bajo el título de “La lucha contra el fascismo en Alemania”, a combatir a la serpiente desde las izquierdas y a rechazar cualquier tipo de colaboración con el fascismo.

Una de las últimas ocasiones en las que hemos visto estas colaboraciones entre extrema derecha y supuestos izquierdistas ha sido en la fracasada (a tenor de sus expectativas) marcha de los “desempleados” (parados debe de ser un término demasiado “tradicional” para ellos) con grupos como la URT (Unión por el Reparto del Trabajo), auspiciada por algún grupo pseudoizquierdista como "Socialismo Revolucionario”, las diversas facciones ultras de DRY (los ADRY, los DRY mayoritarios,...), algunas asambleas del 15M y la superpenetrada Marea Roja (entre otros, por miembros de la secta Zeitgeist), que de roja tiene poco,...Hasta los más que sospechosos Anonymous estaban en ella.

Llamativamente, uno de los máximos activistas de la URT, me hizo llegar hace unos días a mi correo particular su denuncia de cómo los DRY habían ninguneado a su grupo en la preparación de la marcha de los desempleados. Eran buenos para ir con ellos de “marcha” hasta que les demostraron que pintaban tan poco que podían despreciarles. Y ahora, en otros correos, descubre alarmado lo que siempre consideró un mal menor: la penetración de fascistas y anarcocapitalistas entre los “indignados”. Pero lo hace al modo usual entre quienes critican la parte pero intentan salvar al conjunto para tratar penosamente de justificar el porqué ellos y sus grupos están allí y engordan al monstruo en vez de combatirlo global y frontalmente.

Sobre este sujeto, en las antípodas de lo que es un militante políticamente formado (emplea como análogas las categorías como “pueblo” y “clase trabajadora”, diferencias que debieron haberle quedado claras en el bachillerato), que utiliza distintos nombres según sobre dónde escriba, poco diré. Tampoco citaré su nombre para no satisfacer su descontrolado ego.

Pero sí mencionaré la miseria moral de quien escribe un artículo supuestamente destinado a responder al acoso político de los derechistas de Marea Roja hacia su grupo –la URT- y aprovecha la ocasión para atacar a uno de los grupos que en el pasado contribuí a formar y con el que me une buena amistad con parte de sus miembros (aquellos a los que conozco personalmente). Me refiero a sus alusiones hacia el grupo La Résistance, a cuyos integrantes acusa de sectarios anti-15M. Para él combatir al 15M desde una posición de clase es ser sectario. Este individuo en plena caída del caballo en su viaje al Damasco “indignado” se dio un golpe en la cabeza y aún no sabe en qué dirección enviar sus débiles acometidas.

El grupo al que acusa de sectario está formado por comunistas de todas las corrientes, incluidas las más irreconciliables, por comunistas sin adscripción a ninguna de ellas, por republicanos de izquierda, por socialistas de izquierda, por libertarios consecuentes, que también existen, y por personas de izquierdas sin etiquetas. Difícil ser sectario cuando se convive sin dificultades y con respeto en un grupo tan plural, aunque tenga el criticable defecto de haber permitido submarinos de su especie y de la de alguno de sus amigos.

Quiero recordar que Marea Roja es uno de los grupos promotores del bulo de que en España hay 445.000 ó 446.000 políticos (3), así como de la iniciativa, que promueve desde su grupo de facebook para eliminar lo que, en su arbitrariedad, consideran 375.000 políticos sobrantes. De nuevo, los políticos, en genérico, como depositarios de todos los males y la voluntad de simplificar al máximo el número de ellos –en su fuero interno quizá quisieran dejarlo en un solo político y tal vez unas decenas de delegados del mismo- como solución a los problemas del país y de los parados (perdón, “ciudadanos desempleados”). No he visto por ningún lugar que este grupo considere que sobran empresarios, posiblemente ni siquiera Díaz Ferrán o el nuevo presidente de la CEOE.

Llamativo ha sido también el apoyo que algunas webs alternativas, casi todas ellas muy cercanas a los “indignados”, han prestado a los tres autónomos de UNICAES (también identificados desde los nombres de 'Autónomos en la lucha' y mediante el hastag en twitter #QuienMeRescataAmi) que han mantenido una huelga de hambre ante el Congreso de los Diputados. UNICAES, en su página de facebook (Unicaes Movilizaciones) tiene en sus favoritos a todo lo habido y por haber del 15M y en sus preferencias (“Me gusta”) a entidades como las citadas e Intereconomía, ABC, Foro del Guardia Civil, Federación de Empresarios del Campo de Gibraltar, Funcionarios Unidos de España-FUE (extrema derecha), por la eliminación de la mitad de los puestos políticos de España, APEP (partido político de corte populista). Llamativamente, UNICAES ha colaborado con ADESORG (Asociación Nacional de Desempleados), que actúo de grupo de esquirolaje, negando su apoyo a la Huelga General de 2010 contra la Reforma Laboral.

Las movilizaciones que a lo largo de este año han sido protagonizadas por las diferentes “mareas” (producto genuino de la “indignación”) y en especial por la de funcionarios han ido imponiendo una dinámica en la que los sindical se desdibujaba paulatinamente hasta casi desaparecer, no ya por la ausencia casi total de banderas y pancartas sindicales sino por la renuncia de los reformistas mayoritarios de CCOO y UGT (no tanto en la Administración Pública) a dirigir en clave de identidad de clase el proceso de las movilizaciones, aceptando el subproducto adulterado de la ciudadanía como sujeto de las protestas, cuando es la clase trabajadora la gran castigada por las políticas antisociales del gobierno Rajoy.

Especialmente indigno y vergonzoso ha sido el hecho de ver cómo la ultraderechista asociación militar AUME se ha pronunciado a favor de este tipo de movilizaciones, al comprender que no tiene nada que temer de su orientación, y la presencia de la AUGC (Guardia Civil) y de los “sindicatos” policiales, los mismos que han reprimido de manera criminal las protestas del sector más consciente de la clase trabajadora, los mineros del carbón, en las movilizaciones de funcionarios y en la del pasado 19 de Julio. Y ello ha sucedido con el apoyo y beneplácito de CCOO y UGT, que han abandonado a los mineros a su suerte.

A modo de epílogo:
En esas movilizaciones se ha dado la mano el reformismo claudicante sindical y político con el falso radicalismo de esos “ciudadanos transversales en lo ideológico” y negadores de la lucha de clases como motor de la protesta contra la agresión del capital y su partido natural.

Agrava la situación el que las organizaciones de trabajadores (sindicales y de partido) que supuestamente se sitúan a la izquierda del reformismo sean los grandes avalistas y cómplices, casi al completo, del movimiento pequeñoburgués en origen, reaccionario en la elección del sujeto social (el ciudadano) y en el proyecto que sustentan los “indignados” (ilusión democrática en lo político, sin ruptura en lo económico-social propia de un proyecto socialista) y evolutivamente con fuertes componentes prefascistas.

La próxima movilización del 15 de Septiembre convocada por CCOO y UGT y que irá precedida de las diferentes marchas de las famosas mareas, en las que el carácter de clase de las reivindicaciones no existe porque se ha negado previamente su intención será un nuevo golpe contra los intereses de los trabajadores, dado que el horizonte de la protesta y el programa político que lo sustenta es en sí mismo una farsa.

Aún así, la obligación de todo revolucionario consecuente es asistir a toda movilización que convoquen los sindicatos, no por ellos, que deben ser denunciados como cómplices de quienes promueven “revoluciones de colores” y performances sin contenido transformador alguno, sino porque a ella asistirán los trabajadores y es hora de empezar a levantar la bandera de la identidad y la lucha de clases y de un proyecto que pretenda el derribo del capitalismo y la construcción de una sociedad sin clases.

Como cierre de este texto dejo un párrafo de León Trotsky, perteneciente a la compilación de textos anteriormente citada. Fue escrita en los momentos de ascenso político del nazismo pero viene muy a propósito respecto a alguno de los estúpidos eslóganes tan de moda que hoy se escuchan. Me refiero al de “Somos el 99%”.

“El fascista Strasser dice que el 95 por ciento del pueblo está interesado en la revolución, que por lo tanto no es una revolución de clase sino una revolución popular. Thaelmann repite a coro. En realidad, el obrero comunista debería decirle al obrero fascista: por supuesto, el 95 por ciento de la población, si es que no es el 98 por ciento, está explotada por el capital financiero. Pero esta explotación está organizada de modo jerárquico: hay explotadores, subexplotadores, subsubexplotadores, etc. Sólo gracias a esta jerarquía pueden los superexplotadores mantener sujeta a la mayoría de la nación. Para que la nación sea efectivamente capaz de reconstruirse a sí misma alrededor de un nuevo núcleo de clase, deberá ser reconstruida ideológicamente, y esto sólo podrá conseguirse si el proletariado no se disuelve a sí mismo en el “pueblo”, en la “nación”, sino que, por el contrario, desarrolla un programa de su revolución proletaria y fuerza ala pequeña burguesía a elegir entre dos regímenes” (León Trotsky. “La lucha contra el fascismo en Alemania”)

Lo de menos es en qué movimiento y en quién se inspiraron los socios USA de los indignados españoles con su frase de “Somos el 99%”, que estos repiten como loros autómatas. Lo realmente importante del análisis de Trotsky -¿tendré que seguir repitiendo hasta la saciedad que no soy trotskista para que no se descalifiquen mis argumentos por mi supuesta orientación?- es que la trampa de considerar como el único enemigo de la población al capitalismo financiero es doblemente falaz y absurda. Lo es porque niega al resto del capitalismo, el decisivo, el que marca las relaciones sociales de producción y de explotación y explica la lucha de clases. Y lo es también porque oculta la división y el antagonismo de intereses objetivos entre la clase trabajadora y la pequeña y mediana burguesías e incluso un amplio sector de la grande, cuyo motivo de ser es el propio capitalismo y al que ligado sus destinos. Con una revolución que merezca el nombre de tal, y sólo lo será si la propiedad de los medios de producción y distribución pasa de ser privada a colectiva, nunca estarán de acuerdo las clases medias, ni los pequeñoburgueses con mentalidad de tendero, ni los medianos empresarios con mentalidad de grandes capitanes de la industria o los servicios; salvo que la propia dinámica del capital les conduzca a ello pero, si su acercamiento a los trabajadores se produjera desde su hegemonía en el bloque social de lucha, no desde la de los trabajadores aquellos, para su supervivencia como clase, nos sacrificarían como a corderos en el matadero, como tantas veces han hecho cuando ellos han dirigido los procesos sociales y como ahora pretenden para salvar su caduco “estilo de vida”.




NOTAS:
(1) http://www.comparativadebancos.com/amos-del-mundo-predicciones-de-arturo-perez-reverte/
(2) Navarro, Torres y Garzón.
(3) http://www.eldiario.es/zonacritica/2012/07/16/nunca-ha-habido-445-000-politicos/

14 de julio de 2012

EL MADRID TRABAJADOR ABRAZÓ A SUS HERMANOS MINEROS. SEGUNDA PARTE

Por Marat
Mis sospechas del día anterior no estaban desencaminadas del todo.

Llegué con la hora muy ajustada a la segunda jornada de manifestaciones de apoyo a los mineros, la del 11 de Julio.

Colón estaba ya muy cargado de gente y en el centro de Castellana una impresionante multitud, que desbordaba con mucho la riada humana del día anterior, se iba ya situando en los cortejos de las organizaciones sindicales y los partidos de izquierdas.

El ambiente era otro distinto al del día anterior, cuando la clase trabajadora, más allá de sus organizaciones, recibió la llegada de la Marcha Minera a Madrid. Menos emotivo y fresco, más ritual y burocratizado.

Esta era ante todo la manifestación organizada por el reformismo sindical de CCOO y UGT y, a pesar, de los petardos y voladores con los que el cortejo minero animaba la combatividad que ha hecho de este sector productivo un grupo férreamente combativo, el tono era más gris, menos festivo y emotivo, más ritualizado.

Pronto encontré a algún camarada con el que había quedado el día anterior y nos incorporamos a la marcha en animada conversación, comentando las vivencias pasadas.

Al ir por libres, sin apenas darnos cuenta nos situamos en una cabecera de manifestación que no era tal sino un conjunto variopinto de personas que no íbamos en cortejo sindical o partidario alguno y que, de forma imperceptible, fuimos avanzando desagrupados a velocidad muy superior al resto de los manifestantes.

Para hacerse una imagen correcta de cómo estaba conformada la manifestación hay que señalar que la auténtica cabecera la constituía el cortejo minero, lo que tiene lógica si se considera que estos eran los que llevaban su protesta ante el Ministerio de Industria, aunque apoyados por sindicatos, organizaciones de izquierda y trabajadores en general, pero ello dejaba su cortejo desguarnecido de cualquier incidente que pudiera surgir.

Este incidente estaba previsto por la Policía Nacional, cuyos miembros iban equipados con un look Robocoop que sugería que no habían dejado nada al azar.

Los adelantados al grueso de la manifestación alcanzamos finalmente el nº 160 de la Castellana, sede del Ministerio de Industria, situándonos muchos a ambos lados de los carriles centrales del Paseo para flanquear con nuestro recibimiento, consignas y aplausos al cortejo minero que la encabezaba.

Desde el Ministerio varios policías uniformados sacaron fotografías y filmaron a los manifestantes en un evidente acto de provocación. Ya lo habían hecho también en otras partes del recorrido.

Al llegar los 300 mineros a nuestra altura arreciaron los gritos de apoyo, cánticos y aclamaciones. En sus pasos se notaba el cansancio dolorido de las largas jornadas de marcha que les habían llevado hasta allí pero en sus rostros se plasmaba toda la firmeza de las combativas convicciones forjadas a lo largo de siglos de Historia en la vieja memoria del sector más consciente de los trabajadores que renovaban el orgullo de clase de quienes les acompañábamos.

En muy poco tiempo el ambiente cambio. Lo que hasta ese momento era una atmósfera festiva, solidaria y de lucha se tornó en tensión, miedo y enseguida carreras y cargas policiales.

Desde uno de los laterales del Ministerio de Industria comenzaron a llover piedras y plátanos, entre otros objetos arrojadizos, hacia el interior del recinto del Ministerio y sobre las unidades de antidisturbios que custodiaban el lugar oficial.

Rápidamente los antidisturbios se colocaron en formación militar, formando barreras y pertrechados con sus cascos con la visera calada, los escudos, las escopetas para lanzar las pelotas de goma con sus bocachas ya cargadas, prestas a ser disparadas,...

El lanzamiento de proyectiles contra el Ministerio y contra los antidisturbios arreció con mayor ímpetu.

Al poco, los uniformados con toda su parafernalia cortaron la Castellana con furgonetas y en formación tomaron posiciones tanto en los carriles centrales como en las vías de servicio y calles adyacentes mediante largas hileras de antidisturbios.

Enseguida comenzaron las cargas, que se produjeron también a la altura del Santiago Bernabeu, lanzamientos de pelotas de goma, golpes contra los manifestantes, que se saldaron con un total de 76 heridos –niños, mujeres, ancianos, entre ellos- y 8 detenidos. Objetivo cumplido: la manifestación había sido reventada.

Mientras se producía la represión, los dirigentes sindicales de CCOO y UGT intervenían desde la tribuna preparada para cerrar la manifestación, como si la brutalidad policial no fuera con ellos.




¿Porqué?
La razón por la que esta manifestación fue reprimida, disuelta violentamente y reventada, es obvia. Cae por su propio peso.

La épica de la minería había logrado levantar un formidable movimiento de solidaridad entre la población de todo el país, y en concreto de la conservadora sociedad madrileña, que estaba contagiando de voluntad de lucha a amplios sectores de la clase trabajadora en un momento en que las salvajes medidas antisociales del gobierno natural del capital se cebaban de forma draconiana contra los asalariados.

La extraordinaria acogida que el día anterior había tenido la llegada de la Marcha Negra a Madrid anunciaba una manifestación aún más importante el día 11, precisamente el día en que Mariano Rajoy presentaba ante el Congreso el listado de una de las mayores agresiones contra trabajadores, parados y los sectores más débiles de la sociedad en general.

El martes 10 la Delegada del Gobierno en Madrid había lanzado su órdago provocador, evitando cortar el tráfico por las zonas aledañas al paso de la Marcha Negra desde la A-6 hacia el interior de la ciudad, para generar tensión entre manifestantes y automovilistas e incentivar la actitud negativa de estos últimos hacia los mineros.

Sus declaraciones posteriores en el medio más querido por la señora Cifuentes, Intereconomía, redundando en la oposición de derechos entre mineros y manifestantes, por un lado, y automovilistas, por el otro, buscaban alimentar la espiral de una tensión que sólo había sido alimentada por la derecha y sus voceros mediáticos.

Desde el inicio de las huelgas y encierros de los mineros el Gobierno y sus esbirros de los medios de comunicación, prácticamente sin excepción, han intentado criminalizar su lucha, presentándolos como violentos, cuando la auténtica violencia la ha venido ejerciendo la administración política del señor Rajoy condenando al paro a miles de familias y ofreciendo un futuro de ruina a las poblaciones de las cuencas.

El relato elaborado por los medios de comunicación tras la disolución de la manifestación del pasado miércoles 11 es el que les han dictado desde la Delegación de Gobierno de Madrid y el Ministerio del Interior. La prensa española ha actuado respecto a la policía del mismo modo que los periodistas “empotrados” en los ejércitos imperiales de la OTAN en sus aventuras iraquíes, afganas o libias. Los periodistas oficiales son la voz de su amo.

Se ha mezclado interesadamente la pólvora de los petardos y los voladores de los mineros, que evoca sus formas de lucha y, por extensión de la pólvora a la dinamita, al barreno, tan usado en la mina –connotándolo de una violencia que sólo está en la mente de quien así quiera verlo. El uso de esta pirotecnia no fue prohibida en ningún momento- con las piedras, adoquines y plátanos lanzados contra el Ministerio de Industria. El objetivo no era otro que el de implicar a los mineros en las acciones realizadas por los provocadores al servicio del Ministerio del Interior, mostrándoles poco menos que como peligrosos terroristas.

El intento de algunos mineros de entrar en el Ministerio de Industria, o de derribar las vallas que protegían la entrada al mismo, no es otra cosa que la respuesta natural a un Ministro que había decidido ausentarse para no recibirlos. Violencia es negar unos cientos de millones para la supervivencia de las cuencas mineras, violencia es imponer la muerte del carbón y no tocar las grandes fortunas de este país, dar miles de millones para la banca o condenar a millones de personas a la pobreza como consecuencia de los brutales recortes sociales, las reducciones salariales, las prestaciones de desempleo y la subida del IVA, entre otras medidas.

Pero el resto, la chispa que provocó la intervención policial vino de la propia provocación de los antidisturbios, con una dotación desmedida en la manifestación, con toma de imágenes de los manifestantes, con un inicio de su actuación preventiva incluso antes de los incidentes, con agentes infiltrados y camuflados bajo las ya consabidas apariencias antisistema que actuaron buscando la represión, no sobre ellos mismos sino sobre el conjunto de los manifestantes.

Es llamativo que las cargas se efectuaran de manera indiscriminada y que los supuestos antisistema, con sus atrezzos de las bragas cubriéndoles media cara y las capuchas desaparecieran rápidamente una vez lanzados diversos tipos de proyectiles sobre el Ministerio y los policías.

Seguramente tras la brutal intervención policial aparecieron otras personas que respondieron legítimamente a su violencia. Pero no es creíble, después de que ya es de largo conocida la táctica policial de iniciar los altercados, mediante el empleo de provocadores y agentes disfrazados de radicales, que a estas alturas algún “bloque negro antisistema” pretenda reventar una de las mayores manifestaciones que se han producido en Madrid en los últimos 20 años. Y no lo es precisamente porque en ella se expresaba, como en la del día anterior, la recuperación de la conciencia de clase de los trabajadores y se daba la puntilla a ridículos planteamientos ciudadanistas, interclasistas y burgueses que habían protagonizado la atención mediática desde la mitad del 2011 hasta el inicio de las movilizaciones con claro contenido del clase del que los mineros habían sido uno de sus principales detonantes.

La imagen de cientos de miles de trabajadores manifestándose organizadamente ante una de las sedes gubernamentales (Ministerio de Industria) mientras el Presidente Rajoy presentaba su listado brutal de medidas antisociales era demasiado deslegitimadora del gobierno de la burguesía como para que ésta pudiera soportarla. He ahí la clave de porqué esta manifestación fue dinamitada y salvajemente reprimida.

Lo objetivos buscados con el sabotaje de esta manifestación eran diversos.

En primer lugar, ensuciar la imagen de los mineros, dejar un efecto de resaca emocional negativa de la presencia de los mineros en Madrid y asociar la idea de protesta a miedo y represión, desmovilizando con ello a los sectores más influenciables por el poder entre los que apoyan la lucha de la minería.

En segundo lugar, romper la solidaridad de clase con la minería, aislándola para quebrar su resistencia y, como consecuencia la base de un bloque social de lucha hegemonizado por la unidad de los trabajadores en el combate.

En tercer lugar, provocar una reacción social a favor de la represión entre los sectores sociales y políticos más reaccionarios y de las clases medias partidarias del orden.

Solidaridad con los mineros, unidad de clase en la lucha y radicalización de la movilización
Desde que los mineros han vuelto a casa no sabemos nada de ellos. Se ha cortado la comunicación con las cuencas en lo que parece un aislamiento mediático de los mismos, con el fin de rendirlos por el silencio.

Si desaparecen de la escena de lucha están perdidos ellos y está comprometido el éxito de las luchas del resto los trabajadores porque su coraje nos daba bríos para la rebelión.

Es necesario romper ese cordón sanitario que tejen a su alrededor el poder político y sus cipayos de la desinformación. Restablecer y mantener el contacto con las cuencas mineras y proyectarlas sobre la sociedad por todas las vías comunicativas disponibles es decisivo para elevar el nivel del conflicto social y de la lucha de clases.

Por otro lado, la huelga minera ha sido un movimiento surgido desde abajo, sin el apoyo de las cúpulas sindicales reformistas, a las que los encierros, las luchas y las marchas les han supuesto una auténtico quebradero de cabeza en sus objetivos de recomponer un ilusorio pacto social al que la crisis del capital y el fin del Estado del Bienestar han enterrado.

Funcionarios, enseñantes, sanitarios, estudiantes, trabajadores de diversos sectores de los servicios y la industria privada han llevado a cabo, desde el inicio del Gobierno Rajoy y el último período del anterior, luchas aisladas y no integradas en una necesaria globalidad, fuera de las huelgas generales y de algunas manifestaciones sindicales concretas.

Ese aislamiento de cada lucha se ha visto reforzado por la particularidad de la división estructural del Estado español. La territorialización del poder autonómico, con sus respectivos recortes sociales, es otro factor añadido de la división de las movilizaciones y protestas de los trabajadores.

A ello se une que el nivel de la respuesta social es, por el momento, más intenso en la administración y las empresas públicas que en la empresa privada, sin duda tanto por las diferentes fases de la agresión del capital y de su gobierno a los derechos laborales en uno y en otro entorno como por el diferente grado de dificultad para ejercer la protesta que presenta cada escenario. La huelga en el sector privado se está convirtiendo en una cuestión casi episódica y su seguimiento en un acto heroico por la falta casi total de respeto al derecho de los trabajadores a defender sus conquistas en proceso de extinción.

Reforzar la solidaridad entre unos y otros sectores de trabajadores, públicos y privados, denunciando el carácter reaccionario y esquirol que tienen los estereotipos contra los funcionarios y empleados públicos y afirmando que el mantenimiento de sus puestos de trabajo es la garantía de salvar lo que queda de los servicios, es fundamental.

Pero también lo es implicar a los trabajadores de la administración en la búsqueda de fórmulas solidarias de apoyo a las luchas de los empleados de las empresas privadas.

Del mismo modo, romper la fragmentación territorial que plantea el distinto ritmo y las diferentes vías de agresión de las administraciones y las empresas a las luchas es decisivo para ir elevando la potencia de la respuesta de los trabajadores al capital y a su gobierno.

Es fundamental hacer comprender al conjunto de la clase trabajadora que no habrá salidas individuales para colectivos particulares porque los ajustes, los recortes sociales y la brutalidad de las “medidas anticrisis” se impone sobre toda la clase. O golpeamos juntos o nos derrotan a todos en conjunto y a cada uno en su posición estanca.

La agudización de la crisis capitalista, de las consiguientes recetas políticas para enfrentarlas y de las condiciones laborales de semiesclavitud del trabajador desvela en toda su plenitud el carácter de clase de la contradicción capital-trabajo.

Ello destapa, a su vez, la superchería de la “ilusión democrática” de que la salida frente a la crisis del capital sean las fórmulas defendidas por las clases medias y suministradas por el propio capital como narcótico frente a la radicalización de las luchas.

La “solución” de la “democracia participativa” frente a una supuesta crisis de la democracia o a su propio fin ha tomado el efecto por la causa para evitar profundizar en las contradicciones sistémicas de la democracia burguesa.

La crisis de la democracia es consecuencia de la crisis del capital. Ello provoca una reducción de la aparente autonomía de lo político frente a lo económico y requiere del Estado una creciente dosis de autoritarismo para reprimir la protesta frente a la creciente desigualdad y dualidad sociales nacidas de un proceso de recuperación de la hegemonía de la burguesía y de la transferencia de las rentas del trabajo a las del capital.

El Estado, abandonado el modelo de pacto social, deviene forma fascioliberal, no porque los políticos sean una casta o se recorte la participación ciudadana, sino porque ha mutado su apariencia como consecuencia de la agudización de la lucha de clases en la que la burguesía toma la iniciativa y sustituye consenso social por represión al servicio del capital.

El cambio de escenario de la primacía política –apariencia ideológica- a la económico-social y de la propuesta “político democrática” de las clases medias hacia la agudización de la contradicción capital- trabajo aparece como proceso que se objetiva en el mundo de lo real.

Pero lo que ha cambiado en cuanto a condiciones objetivas requiere de una nueva subjetividad en lo ideológico que derrote el pensamiento y la propuesta de “ilusión democrática” de las clases medias “indignadas” para generar una hegemonía de pensamiento en clave de defensa de los intereses de la clase trabajadora y de una toma de posición revolucionaria contra el capital.

En lo sindical y en las luchas sociales ello supone la necesidad de desbordar los límites que marcan a la conflictividad las burocracias sindicales reformistas, introduciendo dosis de radicalidad creciente y elevando el nivel de la confrontación de clase a través de movilizaciones que tengan ya un claro objetivo político, no meramente defensivo, sino de derrota de las estrategias del capital.

Es necesario imponer a las cúpulas dirigentes sindicales y a las organizaciones políticas pseudoizquierdistas una dinámica de confrontaciones con la burguesía y sus aparatos estatales que rompa con la ritualidad de las movilizaciones obligadas por la circunstancia de salvaguardar su influencia en la clase trabajadora pero que sólo buscan combinar movilizaciones ocasionales con períodos más o menos largos de desmovilización.

El paso a una fase de movilización sostenida y creciente exige un manejo de los tiempos y de las intensidades que no agote la fuerza de lucha de los trabajadores y que incremente la conciencia de clase y la acumulación de fuerzas pero que, a su vez suponga una administración de las movilizaciones capaz de provocar un efecto acumulativo en el debilitamiento de la fuerza del capitalismo para imponer su salida a la crisis.

La convocatoria de las movilizaciones por parte de CCOO y UGT para el próximo 19 de Julio es una oportunidad para hacerles llegar a sus dirigentes alto y claro el mensaje de que no vamos a permitir ni una vez más esa conjugación de movilizaciones puntuales con largos períodos de vacaciones sindicales.

11 de julio de 2012

EL MADRID TRABAJADOR ABRAZÓ A SUS HERMANOS MINEROS. PRIMERA PARTE

Por Marat
Pocas veces me he sentido cómodo en las manifestaciones populares a las que he acudido a lo largo de mi vida. A pesar de que en algunos momentos de mi vida me haya tocado incluso organizarlas, no he podido evitar las más de las ocasiones una escisión entre mente y emociones que me impedía fundirme en los protocolarios coros de las masas, en los lemas gastados y viejos por demasiado ritualizados y repetitivos, por la autocontenida expresión de la protesta en esta larga transición desde un postfranquismo casposo a una democracia por decenas de años atada y bien atada.

Esta vez no ha sido así. Ayer martes 10 de Julio acudí con verdaderas ganas a recibir a los mineros en Moncloa, no con el autoimpuesto esfuerzo de otros casos, movido por el imperativo moral de reclamar unos derechos o condenar una acción injusta, a sabiendas de que los límites de juego estaban marcados de antemano.

Ahora la esperanza de un despertar colectivo de, al menos, una parte de mi clase, la trabajadora, animaba mi impulso para estar allí, fundiéndome con la masa que ya una hora y cuarto antes de la cita desbordaba el final de la calle Princesa, las proximidades de la estación de Metro, la campa próxima a la Junta Municipal de Moncloa y más allá del odioso Arco de Triunfo franquista, perdiéndose la visión del gentío hasta donde alcanzaba la vista.

El rojo de las pancartas y banderas políticas y sindicales y el tricolor de la que para muchos de nosotros es nuestra auténtica bandera de Estado se agitaban con entusiasmo, mezcladas entre la asturiana, la aragonesa, la andaluza y las de las dos Castillas, representando a las tierras de las que los héroes de negro carbón llegaban al Madrid, “rompeolas de todas las Españas”, que dijo el republicano Antonio Machado, entre cánticos de “Santa Bárbara Bendita”, gritos de “Madrid entero se siente minero”, “Madrid entero está con los mineros” o el lema de la Unidad Popular Chilena “El pueblo unido jamás será vencido”

Confieso que me sentía entre expectante y ansioso por verlos llegar, que me embargaba un nerviosismo que me hacía mirar con el rabillo del ojo el reloj cada pocos minutos, mientras trataba de mantener la calma hablando con varios compañeros, conociendo a otros de los que sólo tenía referencia a través de las redes sociales y liándome un cigarrillo tras otro.

En eso que pasó un pequeño grupo de militantes del PSOE con sus banderitas. No pude ni quise reprimir el acto de golpearme la mejilla derecha con la mano extendida, mientras les gritaba “mucho papo”.

Nunca confundiré al disciplinado afiliado al partido socialiberal con sus dirigentes, tan sensatos ellos que, después dar pellizcos de monja a la ultraderecha gobernante, se limitan a comprender la necesidad de las medidas antisociales del partido natural del capital. Pero no está de más hacerles sentir alguna incomodidad cuando ahora vienen a manifestarse y en el pasado callaban cómplices ante las medidas que aplicaba su partido en el Gobierno contra los trabajadores.

La impaciencia para llenar la larga hora que faltaba hasta las 10 de la noche y la demora de quienes han demostrado infinitamente más ser nuestros héroes que los pateapelotas de una “roja” que no es la de muchos de nosotros me hizo bajar con varios compañeros hacia la A-6 en su busca.

Pronto nos encontramos dos enormes pancartas de la Federación de Foros de la Memoria Histórica en las que sólo se leían en grandes letras las siglas duplicadas UHP (Unión de Hermanos Proletarios), que conmemoraban la alianza de lucha de UGT y CNT durante la Revolución de Asturias de 1934 y que recibían a los mineros que ya llegaban con sus cascos iluminados, dentro de un cordón sindical flanqueado por los combativos bomberos de Madrid. Estos fueron los primeros que los recibieron en la capital

Conviene recordar de los bomberos de Madrid que, cuando acamparon en defensa de sus recortados derechos el pasado verano ante El Prado, fueron ignorados por los medios de comunicación capitalistas y “alternativos”, infinitamente más complacientes e interesados en otros acampados, los agitamanitas de Sol, esos que consideraban la lucha de clases una antigualla y el trasversalismo interclasista y burgués el gran hallazgo de “lo nuevo”. ¡Qué gran paradoja para ellos tener que pronunciar ayer 100 veces la palabra obrero y clase obrera y callar su sucedáneo de “ciudadanos”!

Alguno de ellos, megáfono en mano –les encanta este instrumento más que a un tonto un lápiz, tanto que alguno de sus grupos se representa a sí mismo con una silueta femenina con el aparato (megáfono) en la mano- tenía que seguir la letra que muchos conocemos desde nuestra niñez, sin necesidad de ser mineros ni asturianos, -“Santa Bárbara Bendita”- para tratar de dirigirnos a quienes tenemos muy claro lo que somos, clase trabajadora, muchos años antes de que recién lo hayan descubierto ellos. Quizá sea sobre todo responsabilidad de muchos de sus mayores –yayoflautas o no- que no hicieron la transmisión intergeneracional de educarles en el orgullo y la conciencia de clase, bajo el argumento de la renuncia que se expresaba en el “yo no voy a adoctrinar a mis hijos como me hicieron los curas a mí” y que ponía en evidencia el abandono y traición a sus propias convicciones. Así de lights les han salido. O quizá sea que la conciencia que les transmitieron sea la de clase media.

Por mucho que ahora se disfracen de lo que nunca han sido estos modernos buscadores del remedio, para nuestros males, de la “democracia participativa”, sin principio activo socialista, sabemos muy bien que no tenemos nada que agradecerles; antes al contrario, son los mineros los Sísifos que han robado el fuego sagrado de la rebelión a los dioses para entregárselo a sus hermanos de clase.

Fue un momento especialmente emocionante cuando los mineros llegaron hasta donde estábamos. Miles de gargantas expresaban su cariño a quienes habían tenido la entereza y el sentido de la lucha, caminando 400 kilómetros para, defendiendo sus derechos, señalarnos con su ejemplo el camino del combate al resto de los trabajadores, no sólo madrileños sino de todo el Estado español. Se respiraba el ambiente cargado de sentimientos, las bocas expresando su admiración hacia quienes completaban una parte de la etapa pero no su camino, porque el de la clase trabajadora nunca termina y la emancipación colectiva es parte de un ejercicio que no se gana de una vez para siempre sino que ha de ser defendido de forma permanente.

Junto a los mineros, mineras. Muy cerca de ellos sus mujeres, madres, hijas y hermanas, sin las cuales su lucha hubiera sido imposible porque les hubiera faltado el aliento y la energía suficientes no ya para continuar su larga lucha sino siquiera para iniciarla. Combativas como ellos mismos, han sufrido la represión y se han enfrentado a las fuerzas represivas con tanta entereza como sus hombres. En sus pechos late la misma profunda convicción de la justeza de una furia cuya razón de ser nace de la misma profundidad de la tierra.

Los flashes iluminaban los brillantes ojos de muchos rostros de hombres y mujeres, en alguno de los cuales vi el atisbo de una lágrima, seguramente por tanta intensidad contenida en 20 días de espera desde que aquellos hombres y mujeres abandonaron a sus tierras y familias para visitarnos y traernos el mensaje de su fecunda rabia.

A ratos acompañándoles desde fuera del cordón sindical, a ratos superándoles en su marcha, mucho más lenta por la dureza de tantos días sobre el asfalto seguimos caminando y perdiéndonos el grupo de amigos y camaradas en la masa compacta de hombres y mujeres de todas las edades, en un estado de exaltación ante la fuerza tranquila de una multitud que se sabía clase y sentía el orgullo de pertenencia, gracias a quienes nos habían contaminado de nuevo de un sentimiento, para muchos, largo tiempo aletargado.

El relato, la subjetividad que se conforman en un colectivo que se reconoce como clase, que rechaza el destino que quieren imponerle sus enemigos, que comienza a adquirir confianza en su fuerza potencial y que, en sus consignas y en las miles de microconversaciones que se producen en los pequeños grupos que forman la masa, expresa el atisbo de un discurso alternativo al desorden que sobre sus vidas imponen las clases que rigen sus destinos.

Ese latir, esa vivencia que se hace identidad colectiva, son muy distintos que el de la multitud amorfa de “ciudadanos”, cruzada de todas las contradicciones sociales de clase y cuyo resultado se agota en mantener intacto el orden del capital, aunque ligeramente “embellecido” por la blandengue quimera de conciliación de intereses opuestos para justificar el embuste de un 99% que no puede ser porque en ese porcentaje hay quienes jamás estarán a favor de la derribar el capitalismo porque identifican con él la miseria moral de sus sueños pequeñoburgueses.

Quizá por todo ello hacía mucho tiempo que no veía tantas banderas rojas con sus hoces y martillos agitándose al viento, tantas banderas comunistas que son de todos los que no nos limitamos a la única disciplina de un solo partido comunista porque en casi todos ellos reconocemos una parte de nuestra propia herencia ideológica.

En esta manifestación, los reaccionarios del “inclusivismo”, los interclasistas trasversales ni de derechas ni de izquierdas han tenido que tragarse sus sapos del “no a las banderas” que imponían en el pasado y ponerse a la cola. De ahí, quizás el camuflaje de enrojecerse por fuera para seguir intentando colarnos de matute sus mercancías averiadas. Esto para los del 15M, recién convertidos, oportunistas que pretenderán darnos lecciones de lucha de clases que hasta ayer negaban a quienes les combatimos por su reaccionario discurso pretendidamente superador de las contradicciones que genera el capitalismo, y que son mucho más que tomar al banquero por el todo capitalista, que rechazaban a quienes sí teníamos un discurso ideológico y político, que despreciaron como caduco, cuando “lo nuevo” de lo que alardean es mucho más viejo que cualquier otro pensamiento al que niegan.

De forma tímida, escuché a varios rastafaris “indignados” el intento de lanzar la consigna de que los mineros debían acampar en Sol, a lo que les pregunté si para hacer batucadas o para participar en posición de flor de loto en uno de esos happenings que organizaban sus Comisiones de Espiritualidad. Nada dijeron, ignoro si por falta de agilidad mental o ante la evidencia de ausencia de quórum de sus propuestas.

Lo de acampar no es otra cosa que el intento de algunas sectas políticas que llevan varios días lanzando con poco éxito sus consignas de, por un lado, desmovilizar la lucha minera y, de paso, la antorcha que está recogiendo el resto de los trabajadores y, por el otro, de enlazar las acciones de la minería que, han levantado la lucha social, con ese engendro de convocatoria para el 21 de Julio, un culebrón veraniego más al que nos tiene acostumbrado el entorno “indignado”. Como en el kárate, utilizar la fuerza del enemigo en beneficio propio y contra él mismo. Malas noticias para ellos. Los sindicatos de los mineros ya han dejado claro que no acamparán en Sol.

Los mineros no necesitan música mística, ni sectas Zeitgeist, ni Comisiones de Espiritualidad que se abracen con los chicos de las JMJ Papales, ni talleres de reflexoterapia o papiroflexia, ni huertos urbanos, ni adoptar la posición del loto en actitud meditativa, ni fascistas que se declaren ni de derechas ni de izquierdas, ni chivatos, ni amigos de Punset, ni traidores pseudoizquierdistas que les hagan el trabajo sucio a los que quieren una revolución de colores del 99% que integre los intereses de clase de la burguesía.

Si algo necesitan los mineros es vencer pero el camino no es el de permanecer en las tiendas “quechua”, convertidos en parque temático, amodorrados por la canícula y viendo desfallecer sus fuerzas en un quietismo espiritualista a lo gandhiano. Eso es lo que quieren sus enemigos de clase (su derrota y la del resto de los trabajadores), aunque estos se disfracen de lagarterana ideológica.

Y para vencer tienen que moverse, como se han movido con sus lanzacohetes y a hostias con las fuerzas represivas –¡cómo callan cínicamente esto los espiritualistas del maestro Gandhi y su pacifismo destinado a desarmar a las víctimas!-, como se han movido estos 400 kms hasta Madrid.

Y para vencer y moverse necesitan que nos movamos el resto de los trabajadores. Los bomberos que los han recibido con cariño, los maestros y los profesionales de la sanidad, los del sector de la automoción y de la construcción, los del metal y los de la mensajería, los de la banca y los de telemarketing,...todos,... los precarios y los que aún mantienen sus puestos de trabajo, los parados y los de contrato temporal, los pensionistas y los que aún no comenzaron a trabajar, los estudiantes –que algún día serán trabajadores o parados-, los becarios y los que dejaron de estudiar,...todos.

Y todos los trabajadores necesitamos imponer a las direcciones reformistas, claudicantes y desmovilizadoras de CCOO y UGT y a los alternativos que cacarean “huelga general” como el gallo de Morón pero sin más acción que la verbal, salvo excepciones, una nueva dinámica de luchas para generar un proceso sostenido de movilizaciones; un proceso movilizador que confluya en una nueva huelga general, a la que le suceda un tsunami de protestas convergentes y coordinadas, con un claro posicionamiento de clase, y no ciudadanista, ni tranversal ni interclasista. El objetivo no puede ser otro que el derrocamiento de este gobierno y la preparación de un nuevo proyecto sindical y político de las izquierdas, capaz de coordinarse con el resto de trabajadores organizados europeos hacia la derrota de los programas de austeridad y recortes sociales en el Viejo Continente.

Los mineros tienen que vencer sí, pero su victoria no se puede desligar de la necesaria lucha y victoria del resto de los trabajadores españoles y europeos, ni ser condenada a tostarse al sol, viendo languidecer su fuerza, porque en ésta en que estamos, o se salva el conjunto de nuestra clase, derribando al capital y levantando un programa revolucionario y socialista, o nos hundimos todos.

No las tengo todas conmigo respecto a la próxima manifestación de hoy día 11 de Julio a la que acudiré dentro de unas horas. Y no las tengo todas conmigo, como no las tenemos miles de trabajadores y militantes de izquierdas, porque conozco bien la práctica sindical de CCOO y UGT que nuestra clase lleva tantos años padeciendo.

Como dice mi amigo Benjamín Balboa, “sólo la traición puede impedir la victoria” (http://dedona.wordpress.com/2012/07/10/huelga-minera-y-tracion-la-gran-baza-del-gobierno-benjamin-balboa/)