14 de mayo de 2016

ANGUITA, ¡LA PASTILLITA!

Por Marat

Soy de los que pega patinazos gloriosos. Con él pegué uno antológico. Fui uno de los delegados de Madrid al XII Congreso del PCE y, aunque en este partido el voto por delegación no era algo inflexible (los elegidos por un territorio no tenían porqué llevar una posición en bloque), al menos en mi época, en ningún momento oculté que apostaba por él como Secretario General del PCE.

Me reservo para mí lo que en ese congreso vi y cuánto me enseño, a mis 26 años, sobre las pequeñeces de la política.

Mi primer contacto personal con Julio Anguita, en la Puerta del Sol -faltaba mucho para lo de las manitas- me hizo caer los palos del sombrajo y me demostró que, si no tonto con avaricia, yo era un ingenuo de marca mayor.

El PCE tenía ya por entonces una pirámide de edad de su militancia muy envejecida y Anguita, como todo político vendecrecepelos -todos los “buscavotos”-, quería darse un baño de masas juvenil repartiendo octavillas, como presentación callejera ante “el pueblo soberano”, como le gustaba decir.

En un momento del reparto se dirigió a mí y me dijo, clavando su pupila en mi pupila, “Fíjate. Me piden autógrafos. Como si fuera Jesucristo”, seguramente tomándome por más gilipollas de lo que era. Es decir, un tío que ha sido Alcalde de Córdoba, por mucho que la ciudad sea pequeña y el edil sea un tanto vecino, ¿no está acostumbrado a las manifestaciones de admiración popular? Aquello, para alguien que siempre le ha asqueado el culto a la personalidad de dirigentes, líderes y lidercillos, me produjo una decepción infinita mezclada con una sensación de que estaba ante alguien con un ego estomagante. 

Por entonces yo ya había leído aquello del esclavo que iba tras los desfiles de César diciéndole lo de “respice post te, hominem te esse memento” (“Mira hacia atrás y recuerda que sólo eres un hombre”). Unos años después, su mesianismo de chiflado narcisista ("Hay que llevar a don Quijote a los Presupuestos Generales del Estado". Y a ti al manicomio, majo), junto con el hartazgo por las broncas internas que había vivido desde 1976, me condujeron marcharme en silencio.

Luego ya tuvo piezas inigualables como aquella, recién elegido candidato de IU a las elecciones generales de 1986, que aunque la sacó de su postración electoral, no era precisamente como para afirmar “me siento psicológicamente presidente de gobierno”
Fue entonces cuando el periodista Fernando Poblet, de RNE, dijo en su programa libre y anárquico “Las mil y una”, dentro de su aguijoneante sección “Prensa hidráulica”, aquello de “con Anguita se cumple la máxima de que un interesante político local llega a Madrid y un extraño hechizo de la capital hace que se comporte como un gañán”.

Tampoco se quedó manco Anguita cuando dijo "Soy inmune al desaliento, cómo los antiguos falangistas antes de ser corrompidos por Franco, con quien coincido además en la reforma agraria y en la nacionalización de la banca". Lo de la querencia por la Falange le venía de muy lejos, tanto que de joven recibió el premio José Antonio Primo de Rivera por un texto hagiográfico sobre el personaje. Él mismo admite que en su juventud vistió la camisa azul mahón.

A partir de ahí la cosa fue a peor, a pesar de que su carisma aún lograse tiempos dulces para su formación política (1993 y 1996 que, aún así, no le permitieron a IU quitarse de encima la maldición de no ser capaz de romper el límite de los 23 diputados logrados por el PCE en 1979). Difícil embate para una Izquierda Unida que quería hacer del sorpasso al PSOE su objetivo y que, retóricas aparte sobre el famoso hilo rojo anguitiano, fiaba su proyecto al triunfo electoral.

Llegaría por esa época su jugueteo con Pedro Jota Ramírez. No hablo de ninguna pinza. El PSOE se la habría ganado a pulso, si la hubiese habido. Digo que si EL PAÍS te niega el pan y la sal, se construye poder por la base, pero no te entregas a la derechuza mediática más reaccionaria.

Eran tiempos en los que Anguita soltaba perlas del tipo “Algún día el alma inmortal del PCE transmigrará en IU”, mientras parecía levitar a dos palmos del suelo. Profética frase: hoy el PCE e IU, escoltados por sus direcciones, transmigran en Podemos. Pero de alma inmortal nada. Los han matado desde el reformismo y el oportunismo más zafios.

Su mejor acierto fue la posición que abanderó contra el Acuerdo de Maastricht, origen de de la Europa de contención del déficit que hoy tenemos, más allá e independientemente de la crisis capitalista actual. Bien porque se adelantó a su tiempo, bien porque IU no supo transmitir el significado real de lo que se nos venía encima, fue un potencial de lucha no explotado por esta organización.

Luego la crisis de los social-liberales de Nueva Izquierda (toda involución ideológica tiende a reivindicar la palabra “nuev@”), que tuvo como una de sus coartadas precisamente la diferencia de posiciones respecto a Maastricht, de la que él no fue responsable, sino los propios liquidadores en su camino hacia el PSOE y sus sucesivos infartos que le dejarían fuera de combate como Coordinador General de IU. Ese fue un momento que Paco Frutos aprovechó para demostrar, una vez más, una de tantas, su soberana incompetencia; esta vez en su función de sustituto a la candidatura de Presidente del Gobierno (2.000), pactando a lo Garzón, con Joaquín Almunia (PSOE) y llevando a IU a un fracaso electoral estrepitoso (8 diputados). Otros vinieron que hicieron bueno a Paco Frutos, ¡eh Garzón! (2015, 2 diputados). 

A Anguita su retirada tras el infarto no le sentó bien. En lugar de aprovechar su retiro de la primera línea de la política para estar callado, por "no despejar las dudas definitivamente", que decía Groucho, y aprender un poco de humildad, fue cuando empezó con aquello de la gran importancia de la Constitución y los Derechos Humanos, cuestiones de las que enseguida hablaremos.

Quizá por su pasado profesional como pedagogo, quizá por su extraordinario ego, le pasó lo que al “maestro Siruela (no ciruela), que no sabía leer y puso escuela”. Negar que tras su ampulosidad retórica haya una cierta pátina de erudición sería estúpido por injusto -otra cosa muy distinta es que sepa de verdad de qué habla, que es lo que hace al culto- pero a partir de entonces, y quizá por la falta de organización que le respaldase, quedó patente que Anguita era uno de esos con mucho empaque y poco fondo.

Sus grandes “aportaciones teóricas” vinieron después de dejar sus cargos en IU y en el PCE

La primera de ellas fue la idea de que “cumplir la Constitución” era revolucionario, precisamente de una Constitución que consagraba la economía capitalista, la Monarquía y “la unidad indisoluble de la nación española”. Para Anguita la parte de derechos sociales de la Constitución (trabajo, vivienda, sanidad, educación, pensiones,…) era la base de su potencial “revolucionario”.

Volvamos a la cuestión de ser erudito o culto. Si Anguita tuviera suficiente cultura política sabría que en una Constitución hay artículos imperativos (les acabo de citar tres) y otros que son potestativos. Es decir, que están ahí para hacer bonito y pasárselos por...Salvo que el señor Anguita sea un cínico y un demagogo peronista como su amigo Pablo Iglesias, al que no hace mucho comparó con Lenin ("Pablo Iglesias es un sabio adaptador de Lenin a las circunstancias actuales"). Hace poco, como se da cuenta, de que le hacen poco caso, por no decir menos que el lobo a la zanahoria, ha vuelto con la matraca constitucional: "Muchos rojos imbéciles hablan de cambiarla. No, tío, primero cumple esta y luego la cambiamos" Dí que sí, campeón, haciendo amigos.

Pero para demagogia, la perla que acaba de regalar al mundo. En pleno estado de “delírium trémens”, ha comparado al también militante OTANista de Podemos, hombre de confianza de Washington, según reveló Wikileaks, y ex JUJEM con Zapatero, con el comandante Chávez. Interrogado sobre la negativa de la dirección de IU Almería de que Julio Rodríguez fuese en la lista común con Podemos, respondió: "También hay militares de izquierdas, como Chávez" y se quedó, como siempre que suelta una de sus necedades, más ancho que largo.

Otra aportación anguitiana es considerar que con el cumplimiento de los derechos humanos se cambia radicalmente el mundo: "Yo, que soy comunista, hace tiempo renuncié a plantear el comunismo como alternativa o el socialismo, porque eso no llega a la gente. A la gente sí le llega un derecho humano". Aquí entramos ya no en la erudición vs. cultura sino directamente en la burrície. 

Además de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es puramente potestativa, salvo en los artículos que a USA le interese exigir a otros países, mientras los viola ella misma, es que Anguita olvida lo principal: que aunque el articulado de dicha declaración consagra derechos sociales (consecuencia del pacto entre los aliados tras la II G.M., entre los que la URSS era claramente la potencia que derrotó al nazismo, a la que era inevitable conceder un reconocimiento en lo “social”), lo cierto es que el componente económico de esta “constitución universal” deja claro qué sistema consagra:

Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad

¿Quién define qué es arbitrario? ¿La expropiación sin indemnización de los medios de producción en un proceso revolucionario lo sería?

A pocas entendederas que se tenga, se comprende fácilmente que la consagración del capitalismo como sistema económico basado en la lógica del beneficio y la acumulación, es la causa principal por la que los derechos sociales se convierten en puramente potestativos. Y ya no les digo en épocas de crisis capitalista y trasferencia a cascoporro de las rentas del trabajo al capital.

La tercera aportación teórica del gran Julio, quizá la más relevante de todas ellas, por su riqueza paradigmática, plagada de "significantes vacíos" a rellenar -doy las gracias a Laclau (de forma póstuma) y a su monaguillo Errejón por tamaña boutade- con lo que a usted le salga del níspero, fue la siguiente:

"Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha. Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierdas. Votad al honrado, al ladrón no lo votéis aunque tenga la hoz y el martillo."

Este tipo de argumentos, válidos para cuñados en cenas de Navidad son, además de rastreros y fascistas, de una simpleza desgarradora. Veamos:

a) Admitir a un sujeto de extrema derecha como modelo a votar porque es “honrado” es burlarse del sufrimiento humano causado por los 40 años de fascismo en España o del carácter intrínsecamente perverso y asesino del nazismo. No me sorprende este tipo de argumentaciones en alguien que fue falangista en su juventud. Me sorprende mucho más, aunque no hasta el punto de hacerme caer de espaldas, que este señor llegase a ser secretario general del PCE, Coordinador General de IU y candidato por esta coalición a la Presidencia del Gobierno. Y digo que no me hace caer de espaldas porque IU siempre fue socialdémócrata, lo mismo que el PCE desde 1956 (“política de reconciliación nacional”).

b) El comunista que es ladrón no es comunista, por mucha hoz y martillo que se ponga, porque demuestra no ser coherente con sus supuestos principios, contrarios a la apropiación privada de lo público, que es de lo que está hablando el señor Anguita.

c) Sitúa a Anguita, en la práctica, en la creencia de que las urnas son el camino para cambiar el mundo y a la honradez como una cuestión personal y no cómo algo que tiene que ver con la “acumulación (capitalista) por desposesión” de la que habla Harvey y que explica las razones profundas de los procesos de de privatización no sólo de servicios sino también de funciones que hacía en el pasado la administración y que hoy subcontrata a empresas privadas. Busquen aquí las causas de la mayor parte de la corrupción institucional, y en el carácter de clase del Estado, y déjense de atender a la moralina de charcutero del señor Anguita.

La mayor parte de estás “anguitadas” de don Julio pertenecen a la época en la que, no pudiendo vivir sin practicar el mangoneo y el liderazgo, creó el Colectivo Prometeo (un guiño la pedantería de su frase “la izquierda disputa a dios la capacidad de crear”, en línea con Prometeo que robó el fuego sagrado a los dioses para dárselo a los hombres).

De ahí arrancaría el Frente Cívico Somos Mayoría, conocido como Frente Cívico, y uno de cuyos fines era expandir el ciudadanismo y la transversalidad, no sólo social sino también ideológica, al estilo del 15M, para lo que contó con la inestimable colaboración de personajes como el cómico Juan Carlos Monedero (el de “Podemos es una maquina de amor”, el tránsfuga intrigante Manuel Monereo y otros tan turbios y de extraños tránsitos políticos, que no ideológicos, como el nazi Jorge Verstrynge, hoy en Podemos. Verstrynge, ex asesor de Paco Frutos, admirador de Marine Le Pen, como él mismo ha confesado (escúchenle en este vídeo a partir del minuto 12:43), escribió un informe en 2008 sobre inmigración donde además de regarlo de absurdeces (y quién sabe de qué cosas más) mostró su lado más abiertamente racista.


No sé a ustedes pero a mí me ha hastiado demasiado hablar tanto de este personaje y sus “anguitadas” o “anguiteces” y sólo me queda decirle “Anguita, ¡la pastilla!”

12 de mayo de 2016

ESA “COSA” A LA QUE USTEDES SE NIEGAN A LLAMAR “REFORMISMO"

Por Marat

1.-Marco general:
Conviene aclarar de qué hablamos cuando lo hacemos sobre el reformismo. A estas alturas debiera estar claro pero parece que la ideología dominante y la renuncia ideológica han hecho todo lo posible en su ceremonia de la confusión.

Hay reformistas que, para quitarse de encima la acusación de serlo, se la traspasan a otros, que no lo son. Se lo llaman a sectores desgajados de la derecha capitalista más salvaje, a esos que se autoproclaman de centro, concepto que existe en el mundo físico pero que no existe, por más que se empeñen algunos, en el mundo político y económico. Son los mismos que llaman reformistas a los que se sitúan programáticamente en la transparencia y la regeneración, en ambos casos refiriéndose a la corrupción de las instituciones políticas por las empresas. Ello no es otra cosa que legalizar las mismas estableciendo una forma de dar carta de naturaleza a los lobbys del capital.

Para muchos marxistas, en cambio, el reformismo es equivalente a socialdemocracia y/o keynesianismo. Aunque hay una confusión teórica-práctica grave en identificar ambas categorías como sinónimas (socialdemocracia y keynesianismo), estamos ya ante una acepción mucho menos errónea. Atajemos aquí la confusión tan habitual entre socialdemocracia y keynesianismo:

a) El keynesianismo se inscribe dentro de la teoría liberal y lo que parece contradecirle es sólo su carácter de cataplasma de urgencias para una situación extraordinaria que sólo funcionó hasta finales de los años sesenta del pasado siglo.

b) En cambio, la socialdemocracia de origen tuvo un programa obrero, bien que reformista, propio, que nada tenía que ver con el Keynesianismo (no había escrito Keynes su obra cumbre aún) y que no renegaba de la pretensión de ciertas formas de poder obrero. Que el segundo New Deal de Roosevelt, ya marcado por el keynesianismo, mantuviera su apoyo de la primera fase de reformas en y a los sindicatos USA no significa ni que el keynesianismo ni que Roosevelt y sus planes para atajar la crisis económica norteamericana tuvieran algo de socialistas, ni siquiera de socialdemócratas. Simplemente la administración USA bajo su mandato necesitaba alianzas políticas y sociales para remover inercias del poder de las grandes corporaciones.

c) En cualquier caso, debemos admitir que la socialdemocracia, tras Bretton Woods, abrazó el keynesianismo como su modelo económico y, a pesar de que la crisis capitalista ha demostrado que ya no hay lugar para tales recetas económicas, sigue ceñida a ese muerto porque le espanta volver a Marx.

El problema está en cuando entramos a definir qué es socialdemocracia. Aquí nos encontramos con un concepto que para muchos puede parecer perennemente fijado en la Historia, pero que en gran medida tiene que ver con la pereza intelectual de quienes manejan el término socialdemocracia o socialdemócrata y que, en mucho, señala el deseo acusar de tal cosa sin ser, a la vez, acusado de ello.

La socialdemocracia es un término histórico con un comportamiento dialéctico, en el sentido marxista del término. Los seguidores de Louis Blanc acuñaron el término. Marx en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” explicaría el significado del concepto:

A las reivindicaciones sociales del proletario se les limó la punta revolucionaria y se les dio un giro democrático; a las exigencias democráticas de la pequeña burguesía se les despojó de la forma meramente política y se afiló su punta socialista. Así nació la socialdemocracia”

Marx y Engels llegarían a militar dentro de la socialdemocracia de entonces porque, a pesar de todo, presentaba un grado de organización de los trabajadores que hasta entonces no se había dado. Pronto se encontrarían con los Lassalle, los reformistas de las Trade Unions británicas, los prohudonianos de última etapa, con personajes como Bernstein, a quien Engels debió vigilar de cerca sus veleidades gradualistas (cambios paso a paso, no de modo revolucionario), el cuál destapó todo el tarro de sus esencias a la muerte del revolucionario alemán, porque antes no se atrevió a hacerlo, o socialdemócratas como Kautsky o Plejanov, a quienes Lenin denunció por lo que representaban como involución dentro del movimiento socialista.

Tras la muerte de Engels, 12 años posterior a la de Marx, la socialdemocracia, que ya en el Programa de Gotha se había adentrado en una senda que abandonaba los principios revolucionarios, apenas reorientada por un Programa de Erfurt que había caído en la “democratitis” (algo muy distinto a la democracia), se iría convirtiendo en cómplice del capitalismo internacional y nacional de sus países, lo que se demostró en la I G. M,, con el alineamiento socialpatriótico de los Partidos Socialistas (PP.SS.) a favor de la guerra, y provocó la escisión que daría lugar, tras la revolución soviética, a la aparición de los Partidos Comunistas.

Tras la II G.M. algunos partidos comunistas alcanzaron gran peso político, siendo especialmente importante el caso del Partido Comunista Italiano (PCI) y el del Partido Comunista Francés (PCF), que superaban en votos a sus competidores electorales “socialistas”. Y aquí, en la competencia electoral, en el “cretinismo parlamentario” pequeñoburgués, que asume las reglas del juego del capitalismo para poder jugar legalmente, estaba la primera piedra de toque de los futuros “nuevos socialdemócratas”. La doctrina de la “coexistencia pacífica” de Jruschov, que significaba en la práctica la renuncia a la expansión de la revolución socialista mundial y la entrada en escena de lo que se denominó como la política del “toma y daca”. La disolución de la Kominform fue una de las primeras consecuencias de la política de coexistencia pacífica.

En los años 70 el PCI y el PCF, junto con sus homólogos español, japonés y británico, entre otros, se embarcarían en la aventura “eurocomunista”, socialdemocracia en lugar de una socialdemocracia que estaba dejando de serlo y que no era otra cosa que la ambición “togliattiana” de convertirse en los nuevos PP.SS. de referencia, una ambición fielmente mantenida por Enrico Berlinguer. En el PCI la teorización del “compromiso histórico” con la Democracia Cristiana (D.C,), una vez demostrado que el “sorpasso” a la misma era insuficiente, acabaría 20 años más tarde en una coalición (El Olivo) de su partido heredero (ya no se llamaba comunista) con los restos de la disuelta D.C., resultando elegido el democristiano Prodi como Presidente del Gobierno. Hoy, tras el paso por otra mafia política distinta a la democristiana, que heredó su lugar “centrista” (los diversos inventos políticos de Berlusconi), la resultante de verdes, democristianos y socialdemócratas excomunistas ha dado lugar al gobierno del Partito Democratico, dirigido por el democristiano Mateo Renzi, también secretario general de este partido. Esto de enamorarse de un partido (del PCI por parte de la dirección y los militantes del PCE) por el número de votos que logra acaba siempre en el oportunismo reformista.

Si el “socialista” Mitterrand se dedicó en su primer gobierno a hundir a un PCF socialdemocratizado en el pacto con el “programa común de la izquierda” y en el segundo a convertir a su partido en social-liberal, Tony Blair demostraría en sus dos gobiernos que era capaz de no mejorar a la señora Thatcher en su política antiobrera y de ser un asesino en Irak junto a Bush jr. y Aznar.

Y a partir de aquí, el resto de gobiernos “socialistas” se irían haciendo más y más social-liberales y los PP.CC. provenientes de la III Internacional, con la excepción del KKE y, parcialmente del PCP, que tolera a un gobierno social-liberal de austeridad en Portugal, socialdemócratas.

Allá donde los partidos comunistas socialdemocratizados o no, pero insuficientemente poderosos como para poner en jaque al poder del capital no eran capaces de tumbar a la exsocialdemocracia, luego social-liberalismo, aparecieron los trotskistas del Secretariado de la IV Internacional y sus alianzas: Syriza, con su parte exKKE y mucho trotsko, el Bloco de Esquerra (una alianza de trotskismo, maoismo y “alternativismo” antiglobalización) e Izquierda Anticapitalista (trotskismo light sin conexión con el movimiento obrero e integrado en el alternativismo). Éste último daría lugar a la columna vertebral de los primeros adherentes ciberactivistas de Podemos.

En esta etapa, el reformismo proveniente del mundo de los liberados sindicales que constituyen la “aristocracia obrera” y de los cargos públicos, ambos profesionalizados, se ha ido produciendo una nueva sustitución, está con un mayor grado de desconexión con la clase trabajadora, al desplazarla fuera del escenario histórico como fuerza transformadora de la sociedad y reemplazarla por los apetitos de una clase media real o figurada que reacciona ante el temor a la pérdida de su “status”. Los sectores más jóvenes de esa clase social son los que han tomado el relevo del viejo sindicalismo de concertación para revindicar los “buenos tiempos”. En su discurso no falta el elitismo de fondo de quien desde una perspectiva meritocrática cree merecer un destino mejor que el que le toca sufrir a los jóvenes pertenecientes a la clase trabajadora. Y desde tal posición se han erigido en los paladines de un supuesto cambio que, en el mejor de los casos, lo sería para unos cuántos miles de ellos que pasaran a engrosar el papel de burócratas político-institucionales.

La socialdemocracia es conciliación de clases con la burguesía, modelo gradualista, que nunca llega a un fin de transformación social,se apoya en una idea de "cambio" a través de las instituciones políticas, tiene una visión neutral de la naturaleza del Estado, actúa como paliativo de algunas lacras del capitalismo sin platearse acabar con él,… Pero es dinámica. No permanece siempre en los mismos partidos. Los distintos agentes que el capital ha empleado para darse una alternativa “progresista” de dominación de clase (ex socialdemócratas reconvertidos en social-liberales, excomunistas y pseudoizquierdistas transformados en socialdemócratas) se reemplaza para llevar el agua al mismo molino:

a) la desmovilización de la clase trabajadora,
b) el ciudadanismo como disolución del antagonismo capital-trabajo,
c) el pacto social, que ya ni quiere ni necesita el capital,
d) la “democracia”, en lugar del socialismo, como curalotodo del empobrecimiento que el capital produce a la clase trabajadora,
e) el protagonismo de la clase media como mensaje en el que se centran los politicastros, expresado en los términos mágicos de “ciudadanos” y “gente”, aunque esa clase media no lo es en las ¾ partes de los casos sino clase trabajadora.
f) la negación del carácter expropiador del trabajo por el capital bajo el término que lo esconde -la “casta”- ,
g) la negación de la condición de clase del Estado para colar el embuste de que gobierno es igual a poder y de que el no cambio en las condiciones de vida de las clases trabajadoras es un asunto de falta de voluntad política.

En definitiva, han infantilizado la política, convirtiéndola en un Juego de Tronos para espectadores que esperan, cómodamente, a ser salvados por el conjuro mágico del “Sí se puede” (cuando descubramos el qué será un día de fiesta, al menos nos habrán dicho “su” verdad). Ese fue el término que empleó el Emperador del mundo, Obama, en su día, para continuar con la farsa democrática para clases medias amenazadas de desaparecer, profundamente despreocupadas de la realidad que afectaba a otros que llevaban decenios descendiendo en sus condiciones de vida, hasta que ésta les golpeó a ellos en el rostro.

2.-Caracterización sociopolítica:
La base social de ese reformismo político, aunque no siempre sus votantes, se caracteriza por rasgos similares a la de los partidos y sindicatos mayoritarios europeos, curiosamente muy similares a los del progresismo político norteamericano y sus “movimientos sociales”.

Esta involución es de naturaleza ideológica y tiene que ver con varios factores:

a) El aburguesamiento desde hace decenios de las cúpulas políticas y de los sindicatos partidarios de la concertación social por profesionalización del cargo y cambio de su extracción social.

b) El aburguesamiento de sectores de lo que el marxismo denominó la “aristocracia obrera”, sectores de las clases trabajadoras mejor remuneradas y que durante los años en los que operó el keynesianismo en Europa vieron mejoradas sus condiciones de vida y nivel social mediante las políticas redistributivas y de protección social, que hace tiempo han ido acabándose.

En este proceso de derechización política y social en el que la vieja socialdemocracia se hace social-liberal y la mayoría de los PPCC, en compañía de la gran mayoría de la pseudoizquierda radical de raíz trotskista, se hacen reformistas y se socialdemocratizan, hay una relación dialéctica que se retroalimenta entre organizaciones políticas y sindicales y base social en la que ambas se sustentan. De tal modo que el parlamentarismo como meta real final y el pacto social crean una base ideológica de consenso y consentimiento en el sistema capitalista, mientras el aburguesamiento de amplias capas de la población crea en las organizaciones una actitud de acomodamiento y de renuncia a ser vanguardia transformadora, limitándose a pastorear voto político y la afiliación a los grandes sindicatos, que van siendo cada vez menos grandes. En el caso de la representación política se producen sustituciones en cuanto a qué partidos lideran el reformismo, aunque en esencia no cambie nada, sólo las máscaras de la farsa. El reformismo de los tiempos modernos es una carrera de relevos en la que las marcas políticas se van pasando el testigo para mantenerlo y servir, mejor así, al viejo capitalismo en crisis.

Tras el inicio de la crisis capitalista en Europa (llega al continente en 2008, aunque se inicia en el cuarto trimestre de 2007 en USA), las primeras reacciones sindicales contra el inicio de políticas antisociales de los diferentes gobiernos europeos (incluyendo los social-liberales), no se producen hasta 2009 (Francia), 2010 (en España y Grecia), 2012 (Italia).

Lo cierto es que esas huelgas apenas han logrado cambiar el signo de las medidas políticas de “austeridad” ni apenas han generado acumulación de fuerzas.

Tantos años ideología dominante de la burguesía, de renuncias y ausencia de lucha ideológica por las organizaciones obreras, de pacto social, de parlamentarismo burgués, de ausencia de trabajo de base, conjugado con el terrorismo empresarial y la “esperanza” en que la crisis capitalista escampe algún día, junto con la práctica inexistencia de organizaciones revolucionarias, han producido las derrotas sucesivas de la clase trabajadora en el último decenio que, sin embargo, venían de mucho más lejos.

Hay que hacer una excepción en cuanto a la voluntad de resistencia. En Grecia, aunque las huelgas no han logrado revertir las medidas del gobierno Tsipras, sí que están construyendo conciencia de clase y de lucha, formando sentido de la importancia de la militancia y el compromiso, construyendo tejido solidario. No es ajeno el hecho de que estás huelgas, la última potentísima, estén dirigidas por un suprasindicato, el Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), de orientación comunista, que coordina a multitud de sindicatos. Éste es el sindicalismo que marca la línea de lucha, por muchas diferencias de situación de la clase trabajadora en los distintos países de la UE que existan pero que acabarán igualándose a la baja.

Quienes tienen un profundo desprecio mal ocultado hacia la clase trabajadora dirán: ¿”Y de qué ha servido tanta huelga?” Son los mismos que en Agosto de 2011 hablaban de convocar huelgas sin sindicatos. "Bastante más que agitar las manitas en las plazas", podríamos contestarles. El resultado tras sus “movidas” transversales acabó en España un tiempo después en una gran desmovilización y en un nuevo fetiche: el de cambiar las cosas por el voto. Cabría preguntarles cuántos casos más como el de Syriza necesitarán para ver lo que da de sí el voto. En España parece que hasta que el triunfo y gobierno de la confluencia, unidad popular, paella valenciana, “gobierno de cambio y de progreso”, o como quieran llamarle cada uno de los socios al engendro, no se produzca y sus medidas no se apliquen -incluidos los 20.000 millones de € en recortes que les exige la UE- no quedará satisfecha la respuesta que necesitan recibir de los hechos. Cabe entonces interrogarse: una vez que han votado reformismo mezclado con reaccionario peronismo, si se desilusionan, ¿qué pedirán entonces? ¿Un salvador? De momento, ya se galvanizan con uno que se cree tal y lleva coleta.

En cualquier caso, a estas alturas debiera resultar bastante obvio que lo que representa la CES (Confederación Europea de Sindicatos) y sus organizaciones miembros (CCOO, UGT, CGIL, CISL, UIL, CGT Francesa, CFDT, etc.) es paz y diálogo sociales, mantenimiento dentro de la UE y, en general, todo aquello que se opone a que la clase trabajadora rompa sus cadenas con el capital. Y eso por mucho que la CGT Francesa ahora parezca radicalizarse un tanto (Ley El Khomri). En realidad las huelgas generales de este tipo de sindicalismo sólo tienen un objetivo: garantizar la continuidad como liberados de quienes ocupan sus estructuras de dirección, asegurándose la continuidad de sus sindicatos en las mesas de negociación. Una vez logrado esto, vuelven a la mansedumbre. El ejemplo de las huelgas generales de UGT y CCOO estos años, sin continuidad en las luchas, es palmario. La única garantía de éxito de las mismas era el sostenimiento en el tiempo de la movilización mediante un plan bien articulado y de alcance europeo y no una eurohuelga que, por falta de acuerdo entre los convocantes, acabó convertida en una manifestación de burócratas sindicales con globos en Bruselas (2013)

Por su parte, la base social más activa de los sectores reformistas se dedica a agitar las redes sociales, consume un neolenguaje elaborado por nuevos gurús a sueldo de medios, fundaciones y grupos semiprofesionalizados en sus organigramas, se limita a manifestarse a fecha fija o en las plazas con un discurso y unos lemas enamorados de sí mismos y la exhibición de un “ego colectivo” (soy consciente de que el ego remite al yo individual, tómese por tanto como licencia retórica) marcado por el autobombo y superávit de "momentos históricos". Fuera de eso, nada que señalar como relevante.

El nuevo reformismo es de carácter inmediatista. El aquí y el ahora son imperativos de sus programas. Aquí y ahora que no pasan de exhibir un mero antineoliberalismo y, en el más radical de sus pronunciamientos, un anticapitalismo que no define cuál es su propuesta de sociedad. Con revertir parte, no todo de las medidas antiausteridad se conforma. Donde gobierna (Syriza) las incrementa con saña. Con mala conciencia y dolor de su corazón dirán ingenuos y cínicos a coro. Y este discurso lo reproducen sus bases.

Criticar el inmediatismo no significa no comprender las necesidades inmediatas de la clase trabajadora, sus incertidumbres vitales y problemas que, en muchos casos, son de pura supervivencia material. Muchos militantes comunistas las sufrimos en nuestras propias carnes. Pero tras el aquí y ahora se esconde la aceptación de las políticas de programa mínimo que, no alcanzando a ser siquiera migajas cedidas por el capital, a la primera de cambio en que las cañas se les vuelven lanzas en su contra, entran en las rebajas posibilistas y acaban haciendo justo la política contraria a la que decían iban a realizar, por moderada que esta fuera. Lo más escandaloso es cuando su venta a saldo de principios ideológicos y programas se hace, no desde el gobierno, sino para ganar unas elecciones.

El trabajo lento, oscuro y callado, la formación política de la base social, la lucha ideológica, la construcción de tejido militante, la creación de organización que no reniegue de su identidad de clase trabajadora, la conciencia de que sin violencia revolucionaria no caerá el sistema de dominación burgués son, para estos sectores y partidos, ideas desfasadas, fanatismos, “ranciedumbre”. Llamativamente la reideologización del pensamiento que genera “lo nuevo” (a veces tan viejo como el peronismo) provoca estados casi catárticos y espasmos de entusiasmo muy cercanos a la secta entre los fieles a esta “ilusión” colectiva.
c) Una labor de penetración ideológica, financiamiento, cooptación de líderes y patrocinio de los sectores reformistas por parte de fundaciones globalistas, think-thanks y organizaciones pantalla de los sectores liberales que han podrido de arriba abajo a partidos, sindicatos y “movimientos sociales”, proyectos ciudadanistas e interclasistas, grupos antiglobalización y de la socialdemocracia real actual.

Sobre el último punto que acabo de señalar quiero explayarme especialmente con un número lo bastante extenso de datos como para que cualquier acusación de conspiranoia demuestre que quien la hace responde simplemente a la mala fe y al consignazo propio del reformista que, al carecer de argumentos, se limita a pretender desacreditar y desalentar la lectura simplemente desde el recurso a un término infamante.

No voy a dedicarle apenas tiempo al mundo del 15M, prácticamente desaparecido tras el 15 de Octubre (15-O) de 2012, ya que lo hice sobradamente a lo largo de aproximadamente año y medio

El 15M fue lo que fue y sirvió para lo que sirvió como movimiento pretendidamente “espontáneo” que no fue otra cosa que dar voz a la clase media, real o falseada, en lugar de a la clase trabajadora, sembrar la ideología ciudadanista, interclasista y de conciliación de clases (teoría del bien común), dejar un rescoldo de pesimismo y pasividad tras su fracaso, fuera de los permanentemente “ilusionados”,  e instaurar una involución en ideológica en unas “izquierdas” que ya estaban maduras para ello.

El 15M era un bucle de ida y vuelta permanente desde el reformismo socialdemócrata al ciudadanismo y desde éste a una nueva socialdemocracia reconvertida en los que ahora “si les representan” (Podemos)

Ahora nos vuelve otro 15M, el francés, con nombre propio, “Nuit Debout”. Sobre este movimiento escribí un breve artículo (alguno hay) no hace mucho. La traducción más correcta del nombre de este movimiento al castellano es “Noche en pie”, la cuál es muy indicativa del rasgo sociológico más sobresaliente del mismo: estudiantes y pequeña burguesía que se pueden permitir el lujo de echar unas horas discutiendo de lo divino y de lo humano, más algunos parados despistados que se han ido alejando de un ambiente tan exquisito. La clase trabajadora, en cambio, no puede estarse hasta las 4 de la mañana todos los días, hora pactada con la policía parisina, porque al otro día trabaja.

Un periodista nada sospechoso de derechista, Rafael Poch, o cuando menos no más que ellos, señalaba hace pocos días en un artículo muy interesante sobre Nuit Debout titulado “El 15-M francés: entre el agotamiento y el "gauchisme"”, lo siguiente:

A falta de base social el movimiento parece estar cociéndose, cada vez más, en la vieja salsa de un tradicional izquierdismo parisino, en el peor sentido, leninista, de la palabra. En su Enfermedad infantil, el revolucionario ruso definió el izquierdismo como un radicalismo que corta el vínculo con las masas e impide al movimiento social implantarse (…)

En la plaza los discursos tienden frecuentemente a una poesía enamorada de sí misma. La importancia del momento es loada continuamente. “¿Cual es el objetivo de Nuit Debout?”, se pregunta François Ruffin, el periodista de Amiens y autor del documental Merci patron, que fue el primero en proponer en febrero ocupar un lugar público. “¿Se trata de combatir la reforma laboral y su mundo, o de inventar una democracia pura en 2.500 metros cuadrados en el corazón del París de los burgueses-bohemios?”. Ruffin ha insistido desde el principio en resaltar la importancia del nexo con el mundo del trabajo. “Mi propósito era trasmitir la palabra de las cajeras de supermercado de provincias, a los parados de Forêt-en-Cabrésis y a las asistentas a domicilio de Poix-du-Nord, de toda una Francia periférica invisible y olvidada, y la paradoja es que la Nuit Debout aún los está ocultando más en beneficio de los de siempre”, dice. El movimiento necesita una victoria contra la ley laboral –contra la que ayer hubo una nueva manifestación, coincidiendo con el inicio de su discusión en la Asamblea Nacional– para demostrar la utilidad de su bella energía, dice Ruffin que se queja del “perfume antisindical” que se respira en la plaza; “los sindicatos no son suficientemente cool, ni jóvenes, ni nuevos”, dice.

Acogido con gritos de “¡Huelga general!”, el secretario general de la CGT, Philippe Martinez, ha explicado en la plaza que una huelga general no se improvisa a gritos sino que se decide en las empresas, algo que hay que currarse. La CGT apoya una huelga de ferroviarios que el 18 de mayo podría paralizar el transporte, pero este fin de semana la plaza se preparará para otra cosa: el Global Debout del 15 de mayo, con la perspectiva de un “movimiento social transnacional”.

Hasta aquí nada nuevo respecto a lo que fue el 15M en sus primeros momentos de efervescencia, comisiones de espiritualidad, paz, amor y mala poesía de los creadores de neolenguaje y frases al estilo anarcoide, que no libertario (eso es una cosa más seria) del Mayo francés, tan idealizado por la misma clase social de antaño y de hoy.

Y es que el funcionamiento, asesorado por miembros del Círculo Podemos París, es una copia del 15M español hasta en los ínfimos detalles, tales como los códigos de las manos para hablar en las asambleas, como puede apreciarse en la siguiente fotografía


O bien en un cartel ya emblemático en los medios que están divulgando la “gesta” de Nuit Debout que no es muy diferente de otros carteles del 15M, como podrán comprobar en la imagen de abajo


El cartel en francés es reaccionario porque acaba por no cuestionar al capitalismo. El cartel español lo es también porque, al no relacionar la crisis con la naturaleza del capitalismo como modo de expropiación a los trabajadores, bastaría con que los capitalistas fueran honestos y de buen corazón para que viviéramos en un mundo mágico y feliz.

En realidad, llámese 15M, Occupy o Nuit Debout, este movimiento es una franquicia.

Este tipo de “relatos”, como apunté con anterioridad, vienen diseñados desde fuera de la propia protesta social y se consumen por proximidad ideológica de los jóvenes y no tan jóvenes burgueses que juegan a rebeldes, liderando protestas que se agotan en un mensaje autorreferencial, y por la flagrante ignorancia y desclasamiento del resto.

No debe de sorprendernos entonces que aparezcan alrededor de Nuit Debout algunos apoyos externos un tanto sospechosos. Me refiero a la noticia de Le Monde que, en su sección dedicada a África se titula: “Quand la françafrique passe la NuitDebout, place de la République” . Si en el enlace que les acabo de poner buscan ustedes en la columna izquierda de la página, encontrarán quiénes son los socios de Le Monde en su sección Afrique.

Imagino que a estas alturas ya sabrán ustedes quiénes son Bill y Belinda Gates. Espero que les suene también George Soros. Este filántropo por la noche, promotor de revoluciones de colores, arruinador de la libra esterlina, de los tigres asiáticos y amigo del Plan B de Varoufakis por el día.

Se preguntarán porqué razón Le Monde, en su sección África, con los patrocinadores que les he mencionado, iba a publicar un artículo de estas características sobre Nuit Debout. Muy sencillo: porque Nuit Debout sociológicamente no ha salido de los barrios centrales de París, donde viven los “bo-bos” (burgueses-bohemios) y apenas han penetrado en las banlieues, en las que viven inmigrantes e hijos de inmigrantes norteafricanos y subsaharianos, los cuáles no se sienten representados en las flash-mob y performances de este movimiento. Y, “casualmente”, tanto la Fundación de Bill y Melinda Gates como la Open Society Foundation de Soros tienen mucho interés en hacer una labor de captación de líderes comunitarios desde hace años entre estos colectivos africanos, como lo demuestran editorialmente en sus webs y en inversiones en “iniciativas” y “ONGs” en esta zona del mundo. A pesar de ello, Nuit Debout sigue teniendo menos que escaso éxito entre los habitantes de las banlieues.

Por cierto, el señor Varoufakis, “alma mater” del reformista (una especie de Syriza 2 a la Europea) Plan B para Europa, del que últimamente ya no oímos hablar, y una parte de cuyos miembros tienen conexiones con fundaciones globalistas ligadas a las élites mundiales capitalistas, como se demuestra en el enlace anterior, también hizo su aparición por la Nuit Debout, como uno de sus oradores.

¿Les suena a ustedes el puño de Otpor, una organización empleada por el complejo “asociativo” de Soros para la destrucción de Yugoslavia? Pues se lo pueden encontrar en la Nuit Debout, como antes estuvo en el 15M y en tantas revoluciones de colores.


Por si no lo saben, no todos los puños de Otpor fueron éste


Otpor ha empleado otras versiones de puño


No deja tampoco de ser llamativo que Mediapart, vinculada al ICIJ (Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación), entidad financiada por la Open Society Foundations (OSF) de George Soros, que dio a conocer los Panama Papers, sea la publicación digital que con más ahínco no ya informa sino que promueve las actividades de Nuit Debout.

Pero no es el señor Soros el único amigo de Nuit Debout ¿Imaginan ustedes que la Unión Europea o más concretamente que el Parlamento Europeo sea un patrocinador de Nuit Debout a través de programas de radio?

¿Han oído ustedes hablar de Europhónica? Es una radio comunitaria de la UE para jóvenes universitarios, cuyo principal financista es el Parlamento Europeo.



Pues bien Europhonica, el 14 de abril pasado promovía a Nuit Debout en su página de facebook, presentando para hablar de ello a un burócrata de Podemos en Bruselas


Dentro de las radios que promueven a la Nuit Debout pueden encontrar ustedes Radio Campus France ligada también al Parlamento Europeo.


La programación de Radio Campus France era el 24 de Abril pasado la siguiente


¿Les parece a ustedes que un movimiento que cuenta con apoyos de la Fundación Melinda y Bill Gates, de las fundaciones de George Soros, en el que aparece el puño de Otpor, que recibe cobertura del Parlamento Europeo a través de sus radios, de verdad van a cambiar algo sustancial? Ojo, que no les hablo de hacer una revolución socialista

Si ustedes desean conocer más conexiones extrañas de Nuit Debout les invito a leer también un largo pero muy interesante artículo titulado “Nuit Debout: las sombras de “la revolutión””.

Debiera ser sospechoso cómo la prensa del capital europeo, incluido el español, ha dado relevancia a Nuit Debout, si es que su proyecto es tan avanzado. Pero no lo es.

A pesar de todo, como el 15M en su día, Nuit Debout es un soufflé que se está desinflando. En la Plaza de la République apenas hay unos cientos de personas en las últimas noches y el movimiento se ha extendido ya hasta dónde podía hacerlo.

Puedo equivocarme, como otras veces lo he hecho, pero creo que el llamamiento “Global Debout” para el 15 de Mayo, que pretende celebrarse en 500 ciudades del mundo, y de paso resucitar al 15M, será más bien un fiasco, con algunos destellos locales y el principio del fin de Nuit Debout, como el 15-O Mundial de 2012 fue el canto del cisne para el 15M. Más allá de la exhibición de un narcisismo colectivo, este movimiento carece de proyecto concreto y es pura retórica de juego de artificio de pequeños burgueses jugando un ratito a hacer performances “revolucionarios” a lo comandante Marcos pero con una ideología bastante más retrógrada.

Quizá por ello, recientemente Podemos se ha desvinculado como organización, cuando inicialmente había apoyado el "Global Debout" en España, siguiendo las movilizaciones que hará el 15M, aunque dice que sus militantes acudirán. ¿Imaginan que, si se vincula más de lo que ya lo está esta movilización con el partido morado y es un fracaso, esto pueda tener una lectura en clave electoral? Yo creo que ellos ya lo han pensado.

3.-Apéndice político en clave española
Diré muy poco sobre esta cuestión porque el “parlamentarismo de plató televisivo” al que han reducido sus tratantes la política nacional cada vez me interesa menos y se me hace tan trabajoso hablar de ello como a Sísifo subir eternamente la montaña cargado con una enorme piedra.

De un marco político de apariencias en el que todo es simulacro, mentiras, venta del programa a tanto el escaño posible, enredos y dimes y diretes que tan poco interesan a muchos de los que vivimos afectados por los golpes que nos propina el capital y sus gobiernos con la disculpa de la crisis, sólo los ingenuos y las cheerleaders de la política pueden esperar cambios reales que superen los de los actores que han de aplicar las políticas de dominación del capital.

Ignoro si la repetición de las nuevas elecciones traerá un nuevo "impasse" y se vuelva a unas terceras. Sinceramente me importa un carajo. No voté en las anteriores, como he hecho muchas veces porque sé que, salga el partido que salga, sólo cambiará el collar de nuestros perros guardianes, así como la mejora de sus fortunas personales. En un contexto en el que la crisis capitalista ha convertido al llamado “poder” político en una gestora de juegos de simulación de quienes aceptan sus reglas (todos los que tienen posibilidad de sacar al menos un escaño), imaginar otra cosa es engañarse uno a sí mismo. El partido, coalición o amalgama de coaliciones que le toque gobernar correrá presuroso a Bruselas para recibir las nuevas tablas de ley de recortes por un equivalente, en estos momentos, de otros 20.000 millones de euros. Y no se me diga que España no es Grecia porque Bruselas sí que es Bruselas, lo que le corresponde como buen guardián de los intereses del capital europeo, y aquí nadie se sale del redil ni se le mueve un pelo de la ceja sin su permiso, que no lo da.

La salida a este atolladero no vendrá jamás de “otra Europa posible”, ni de plan B o C, ni de Cristo que lo fundó, sino de descomponer la UE, como tampoco de las urnas (salvo para los que tienen una por cabeza y no imaginan otro camino) sino de una revolución social con proyecto de sociedad socialista, con organizaciones de clase al frente de la misma. Eso o no vendrá de ningún lado y seguiremos consumiéndonos, como la rana en la olla a la que se va subiendo lentamente la temperatura para que no aprecie el cambio de la misma y se acomode a ella hasta que, perdido el sentido, se achicharre.

Que IU haya entrado en el juego de la confluencia sólo ha podido sorprender a los ilusos. Su naturaleza socialdemócrata de origen, la condición de profesionales de la política de sus dirigentes, su base afiliada, sólo minoritariamente militante, la falta de formación marxista de sus miembros, que no les permite reconocer lo que su organización es en realidad, el patriotismo borreguil de partido de quienes aceptan lo que salga como mal menor, su deuda electoral, la asfixia por fases a la que le ha sometido la secta podemita desde fuera y los podemizados de ocasión desde dentro, abocaban a ello.

Toda la rebelión interna se ha basado en mantener las siglas de IU. Si éstas se salvaban, la reserva hacia el peronismo podemita era ya insignificante. Ningún dirigente supuestamente crítico (incluido su coordinador general, que pinta menos que la Tomasa en los títeres y se ha cubierto de indignidad con su silencio) se opuso abiertamente a esa confluencia. Es llamativo que los dirigentes de la declaración de Zamora, llamados luego “IU sí con más fuerza” no hiciesen un llamamiento al NO en los dos referendos convocados. A lo sumo alguno ha planteado la abstención. Es significativo que el más reformista de todos ellos, Gaspar Llamazares, sea el único que más resistencia ha hecho a la confluencia con Podemos. Eso sí, sin plantear abiertamente el NO, quizá porque ha sido traicionado por la dirección de Izquierda Abierta, su partido integrado en IU.

La enorme abstención en el primer referéndum sospecho que tiene más de desconexión de hace tiempo de IU con su base y de que la afiliación real es mucho menor que la oficial, que como una forma de mostrar el descontento. Sabedores de que sólo computaba el SÍ y el NO, la abstención, por tramposa que fuera la pregunta en el marco de unas negociaciones que ya se estaban produciendo y sin que se aclarasen cuáles eran los términos de la misma, resulta sospechoso que no se desagregase en los resultados presentados el número de votantes afiliados y el de simpatizantes y qué había votado cada uno. Probablemente porque hubiera mostrado lo menguado de las filas de IU, quizá muy por debajo de los 20.000 afiliados oficiales.

Sólo los expulsados de IUCM están recogiendo firmas para oponerse a la confluencia con Podemos en ese segundo referéndum, pero las habas ya están contadas y el paso dado es irreversible.

En este abrazo del oso, IU será tratado como La Marea Gallega (de portavocía operante nada), incluído en el grupo parlamentario de Podemos, con el mantenimiento de la portavocía por su secretario general y führercito, Pablo Iglesias. A Alberto Garzón, sólo si se porta bien, que lo hará porque le va en su convicción y en su personalidad, le dejarán de vez en cuando subir a la tribuna para hablar de algo menor. Y no vale que se ponga el ejemplo de “En Comú Podem” porque el eje catalán de la confluencia tiene para Podemos mucho más peso que los 900.000 votos de IU. ¿Recuerdan ustedes lo que pasó con el asunto de formar grupos propios de las organizaciones coaligadas en el Congreso? ¿Por qué iba a pasar ahora algo distinto? ¿Acaso iba a tener Garzón la valentía de hacer lo que hizo Compromís? No lo creo.

Si va en las listas con nombre propio, dentro de la lista general al Congreso de la confluencia, lo más probable es que sean las de UP (Unidad Popular) ese engendro que se sacó de la manga Garzón. Y es que UP es su nueva marca para deshacerse de IU, que se comerá su deuda, e ingresar con sus huestes en Podemos, al estilo de como hizo Tania Sánchez con su minipartidillo de bolsillo, para integrarse con unas ciertas garantías de cargo importante.

El invento ese de que IU mantendrá su propio programa, al margen del programa común con Podemos es una mentira indigna que tiene sólo un fin: intentar justificar ante su público su renuncia en el programa común a defender el NO a la OTAN, las nacionalizaciones y la República.

Pero todos sabemos que el programa común sólo es posible si se renuncia al propio. ¿O que va a hacer IU, votar con Podemos en cuestiones de aceptación del capital, la Monarquía y los compromisos militares con la OTAN, que afectan, por ejemplo, a cuestiones como los Presupuestos Generales del Estado y plantear iniciativas individuales como IU en el Congreso sobre salida de la OTAN, República o nacionalizaciones ? ¿Alguien se cree esa esquizofrenia? ¿Creen acaso que un programa común que deja fuera tales cuestiones -es decir, que acepta la OTAN, la Monarquía y las nacionalizaciones- iba a permitir tal ruptura de la disciplina entre socios que, seguramente, estarán en el grupo de Podemos?

En cualquier caso, les dejo una comparativa entre ambos programas, el de IU y el del programa común para que ustedes juzguen hasta qué punto IU se ha vendido por un puñado de escaños, que cuando se concreten los lugares de salida y cuántos sacó Podemos en las anteriores generales en cada provincia, pueden ser como el cuento de la lechera.


Más allá del daño colateral que pueda hacer esta indignidad de IU y su próxima desaparición a la izquierda marxista y revolucionaria, en tanto que acta de defunción de una muerte que se inició en la misma noche de las elecciones europeas, al menos este hecho tendrá un valor clarificador: el de que la izquierda reformista sigue el camino de los reformismos que le han precedido hasta su consunción final.

Quien se sienta comunista no puede seguir ni un minuto más dentro de esa amalgama de oportunistas sin principios ni ideología. Debe tener criterio propio, desengañarse de que sea posible revertir el proceso de IU, romper, por mucho que le duela con tal organización e incorporarse a los destacamentos de comunistas que se van formando en distintos puntos de España. Eso o ser un cómplice que calla y otorga.

11 de mayo de 2016

MARXISMO Y REFORMISMO

Vladimir Illich Ulianov (Lenin). marxist.org

A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.

Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas.

Por el contrario, si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa. Comprendiendo que, al mantenerse el capitalismo, las reformas no pueden ser ni sólidas ni importantes, los obreros pugnan por obtener mejoras y las utilizan para proseguir la lucha, más tesonera, contra la escalvitud asalariada. Los reformistas pretenden dividir y engañar con algunas dádivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clases. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase.

Cuanto mayor es la influencia de los reformistas en los obreros, tanto menos fuerza tiene éstos, tanto más dependen de la burguesía y tanto más fácil le es a esta última anular con diversas artimañas el efecto de las reformas. Cuanto más independiente y profundo es el movimiento obrero, cuanto más amplio es por sus fines, más desembarazado se ve de la estrechez del reformismo y con más facilidad consiguen los obreros afianzar y utilizar ciertas mejoras.

Reformistas hay en todos los países, pues la burguesía trata por doquier de corromper de uno u otro modo a los obreros y hacer de ellos esclavos satisfechos que no piensen en destruir la escalvitud. En Rusia, los reformistas son los liquidadores, que renuncian a nuestro pasado para adormecer a los obreros con ilusiones en un partido nuevo, abierto y legal. No hace mucho, obligados por Siévernaya Pravda, los liquidadores de San Petersburgo comenzaron a defenderse de la acusación de reformismo. Es preciso detenerse a examinar con atención sus razonamientos para dejar bien clara una cuestión de extraordinaria importancia.

No somos reformistas -escribían los liquidadores petersburgueses-, porque no hemos dicho que las reformas lo sean todo y que el objetivo final no sea nada; hemos dicho: movimiento hacia el objetivo final; hemos dicho: a través de la lucha por las reformas, hacia la realización plena de las tareas planteadas.

Veamos si esta defensa corresponde a la verdad.

Hecho primero. Resumiendo las afirmaciones de todos los liquidadores, el liquidador Sedov ha escrito que dos de "las tres ballenas" presentadas por los marxistas no sirven hoy para la agitación. Ha dejado la jornada de ocho horas, que, teóricamente, es factible como reforma. Ha suprimido o relegado precisamente lo que no cabe en el marco de las reformas. Por consiguiente, ha incurrido en el oportunismo más palmario, preconizando ni más ni menos que la política expresada por la fórmula de que el objetivo final no es nada. Eso es justamente reformismo, ya que el "objetivo final" (aunque sólo sea con relación a la democracia) se aparta bien lejos de la agitación.

Hecho segundo. La decantada conferencia de agosto (del año pasado) de los liquidadores también pospone -reservándolas para un caso especial- las reivindicaciones no reformistas, en vez de sacarlas a primer plano y colocarlas en el centro mismo de la agitación.

Hecho tercero. Al negar y rebajar "lo viejo", queriéndose desentender de ello, los liquidadores se limitan al reformismo. En las actuales circunstancias es evidente la conexión entre el reformismo y la renuncia a "lo viejo".

Hecho cuarto. El movimiento económico de los obreros provoca la ira y las alharacas de los liquidadores ("pierden los estribos", "no hacen más que amagar", etc., etc.), toda vez que se vincula con consignas que van más allá del reformismo.

¿Qué vemos en definitiva? De palabra, los liquidadores rechazan el reformismo como tal, pero de hecho lo aplican en toda la línea. Por una parte nos aseguran que para ellos las reformas no son todo, ni mucho menos; mas, por otra, siempre que los marxistas van en la práctica más allá del reformismo, se ganan las invectivas o el menosprecio de los liquidadores.

Por cierto, lo que ocurre en todos los terrenos del movimento obrero nos muestra que los marxistas, lejos de quedarse a la zaga, van muy por delante en lo que se refiere a la utilización práctica de las reformas y a la lucha por las reformas. Tomemos las elecciones a la Duma por la curia obrera: los discursos pronunciados por los diputados dentro y fuera de la Duma, la organización de periódicos obreros, el aprovechamiento de la reforma de los seguros, el sindicato metalúrgico, uno de los más importantes, etc., y veremos por doquier un predominio de los obreros marxistas sobre los liquidadores en la esfera de la labor directa, inmediata y "diaria" de agitación, organización y lucha por las reformas y su aprovechamiento.

Los marxistas realizan una labor constante sin perder una sola "posibilidad" de conseguir reformas y utilizarlas, sin censurar, antes bien apoyando y desarrollando con solicitud cualquier actividad que vaya más allá del reformismo tanto en la propaganda como en la agitación, en las acciones económicas de masas, etc. Mientras tanto, los liquidadores, que han abandonado el marxismo, no hacen con sus ataques a la existencia misma de un marxismo monolítico, con su destrucción de la disciplina marxista y con su prédica del reformismo y de la política obrera liberal más que desorganizar el movimiento obrero.

Tampoco se debe olvidar que el reformismo se manifiesta en Rusia de una forma peculiar, a saber: en la equiparación de las condiciones fundamentales de la situación política de la Rusia actual y de la Europa actual. Desde el punto de vista de un liberal, esta equiparación es legítima, pues el liberal cree y confiesa que, "gracias a Dios, tenemos Constitución". El liberal expresa los intereses de lo burguesía cuando defiende la idea de que, después del 17 de octubre, toda acción de la democracia que vaya más allá del reformismo es una locura, un crimen, un pecado, etc.

Pero precisamente estas ideas burguesas son las que ponen en práctica nuestros liquidadores, que "trasplantan" sin cesar y con regularidad (en el papel) a Rusia tanto el "partido a la vista de todos" como la "lucha por la legalidad", etc. Con otras palabras, los liquidadores preconizan, a semejanza de los liberales, el trasplante de una Constitución europea a Rusia sin reparar en el camino peculiar que condujo en Occidente a la proclamación y afianzamiento de las constituciones durante varias generaciones y, a veces, incluso siglos. Los liquidadores y los liberales quieren, como suele decirse, pescar truchas a bragas enjutas.

En Europa, el reformismo significa en la práctica renuncia al marxismo y sustitución de esta doctrina por la "política social" burguesa. En nuestro país, el reformismo de los liquidadores implica, además de eso, desmoronamiento de la organización marxista, renuncia a las tareas democráticas de la clase obrera y sustitución de éstas con una política obrera liberal.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Si creían, al leer este texto del gran revolucionario ruso, que lo he colgado en el blog para hablar de la Rusia de 1913 estaban muy equivocados. Piensen en 2016, piensen en Grecia y en España y saquen conclusiones. Si alguien piensa que lo que Lenin decía en 1913 para su país no sirve para los dos mediterráneos hoy mismo es que no ha entendido nada, en cuyo caso le sugiero que siga estudiando.