17 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE EUROPA

Muy pronto, antes de lo que muchos piensan, carniceros
criminales fascistas como Anders Breivik pueden llegar a ser
la norma en Europa y las libertades la excepción 
Luciana Cueto. Página12

La vieja y desgastada Europa, la misma que guerrea en otros continentes mientras se presenta ante el mundo como modelo de bienestar y garante de moral, se enfrenta con graves problemas internos, cada vez más tangibles y difíciles de enmascarar. Como si de un espectro del pasado se tratara, viejos discursos xenófobos y racistas vuelven a emerger, en medio de un latente, y creciente, descontento popular.

La semana pasada, tras unas deslucidas elecciones municipales que se caracterizaron por la baja participación ciudadana (tan sólo el 53,9 por ciento del electorado concurrió a las urnas), Holanda se vio conmocionada por las declaraciones racistas del líder del Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders.

La marcada brecha social entre la población autóctona y la inmigrante se ensancha. Un espinoso rompecabezas social, cuyas piezas parecen desarticularse sin remedio, se contrapone con la bandera de tolerancia que los Países Bajos han blandido durante décadas. Los recortes a los derechos sociales, la recesión y el empobrecimiento de la clase media (cuyo nivel de vida es aún uno de los más altos del continente) funcionan como disparador para la propagación de discursos xenófobos y poco sensibles, esgrimidos por la nueva clase política ávida de votos, pero carente de propuestas.

Tras salir airoso de las elecciones, y tal vez nostálgico de los tiempos en que se imponían los discursos xenófobos y fascistas en Europa, el líder del ultraderechista y antiislamista Partido de la Libertad holandés ha sido acusado de discriminación, luego de protagonizar un vergonzoso acto frente a cámaras, mientras festejaba el resultado de los comicios con sus seguidores: “Mi pregunta es, ¿quieren en esta ciudad y en Holanda más o menos marroquíes?”.

“Menos, menos, menos...”, vociferaron sus votantes. “Entonces vamos a arreglarlo”, exclamó un sarcástico Wilders, seguido por decenas de risas burlonas, sin explicitar cómo pensaba lograrlo.

Ante estas expresiones, la ciudadanía y el resto de la clase política mostraron preocupación e indignación. La Asociación de Marroquíes Holandeses, que representa a los 368 mil ciudadanos de ese origen en los Países Bajos, garantizó que presentará cargos por discriminación contra el político ultraderechista. Un notoriamente disgustado embajador marroquí en los Países Bajos expresó estar “horrorizado” y condenó “el señalamiento de cualquier comunidad, porque va en contra de todas las leyes, de todas las religiones, de toda ética y de todo principio”.

Por su parte, el ministro de Seguridad y Justicia Ivo Opstelten mostró indignación por las infortunadas declaraciones de Wilders y lo instó a retractarse: “Estas expresiones realmente no deben hacerse, son repugnantes. No encajan en un país como Holanda. Debería retirar sus dichos”. El primer ministro holandés y líder del partido liberal de centroderecha (VVD), Mark Rutte, aseveró que será imposible realizar futuras colaboraciones con el partido ultraderechista si mantiene su posición con respecto a los marroquíes, y lo criticó “por pasarse una vez más de la raya”.

Mientras tanto, las denuncias de cientos de ciudadanos contra el líder del Partido de la Libertad (paradójico nombre, si se tiene en cuenta que entre sus principios figuran limitar los derechos de residencia, recortar las libertades religiosas, prohibir el Corán, deportar fundamentalistas islámicos, prohibir el uso del burka, cerrar escuelas islámicas e imponer los “valores occidentales”) se multiplican con rapidez en todo el país. La fiscalía habla de un altísimo número de denuncias en su contra, aunque aún carece de estadísticas exactas. La página de Facebook “Yo denuncio a Wilders” ya tiene más de 95 mil “me gusta”. Aunque también siguen multiplicándose páginas como “Yo no denuncio a Wilders”.

Bram van Ojik, jefe de la banca del Partido Izquierda Verde (Groen Links), expresó que “los partidos políticos tendrán que luchar contra Wilders en la arena política”, y que él lo hará “con el corazón y el alma”.

Sin embargo, y a pesar de las voces que se elevan indignadas ante la línea cruzada por el político de extrema derecha, un sondeo reciente asegura que si hoy se celebraran elecciones generales en los Países Bajos, el PVV conseguiría 25 escaños en el Parlamento (diez más de los que ya posee).

El panorama político europeo pinta aún peor. Los ultraderechistas buscan unirse para sumar fuerzas en las próximas elecciones de la Eurocámara y pretenden alentar a los movimientos euroescépticos a formar un partido conjunto en el Europarlamento. Geert Wilders y Marine Le Pen, presidenta del partido francés Frente Nacional, sellaron en La Haya una “alianza histórica” y manifestaron su deseo de “frenar la integración europea y combatir la inmigración”. En la conferencia de prensa que brindaron en La Haya, ambos políticos afirmaron que es “histórica” su intención de formar un frente común en contra de la Unión Europea, a la que Wilders calificó de “estado nazi”.

En una Europa con recesión y crisis económica, con recortes en el área social, cultural y de salud, el descontento es cada vez mayor, y en este contexto, voces como las de Le Pen o Wilders empiezan a elevarse. Sus discursos, vacíos de propuestas y basados sobre todo en el liderazgo personal y en el ataque constante a la inmigración, recuerdan épocas pasadas y revelan la cara menos agraciada de la Comunidad Europea. Si como expresó el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky “las democracias europeas se están acercando al colapso total”, tal vez los viejos odios comiencen a resucitar y los fantasmas del pasado se apoderen de la escena política.

Ya hay quienes designan a Wilders como el “nuevo Hitler” y mientras su discurso xenófobo se fortalece y reproduce, nutrido por el descontento popular, los demás partidos se muestran desconcertados. Parece que estas últimas décadas de primavera social han llegado a su fin, y que el rostro real de una Europa en decadencia comenzará a revelarse.

14 de abril de 2014

LA INVERSIÓN PÚBLICA EN ESPAÑA SE DERRUMBA HASTA NIVELES NUNCA VISTOS EN MEDIO SIGLO

Autor de los cuadros estadísticos: A. Meraviglia
Jaume Viñas. CincoDías

La formación bruta de capital es la partida que más se ha reducido durante la crisis económica
Las comunidades autónomos lideran los recortes en inversión pública

España se mueve entre los extremos. Durante la etapa de expansión económica y también en los primeros compases de la crisis, en 2009, el gasto público alcanzaba el 4% del PIB, uno de los niveles más elevados de la UE y muy por encima de la media de la zona euro (2,6%). Seis años más tarde, y tras una durísima crisis, España se ha convertido en el país de la zona euro con menor gasto en obra civil. En 2013, la partida de formación bruta de capital ascendió a 15.167 millones, un 1,48% del PIB. Es el nivel más bajo, como mínimo, desde 1964, ejercicio a partir del cual existen cifras comparables. 

La inversión pública es la partida de gasto que más ha caído en el proceso de reducción del déficit emprendido por el actual Gobierno y también el anterior. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentó a la recesión en un primer momento incrementado el gasto a través de medidas como el Plan E. Ello fue en 2009, cuando el gasto alcanzó los 46.763 millones. Esta medida sirvió para mantener la actividad económica con respiración artificial, aunque también desbocó el déficit público, que ese mismo año alcanzó un nivel desorbitado: 116.000 millones de euros, un 11,1% del PIB.

Los elevados números rojos encendieron todas las alarmas y marcaron el inicio de una fase de subida de impuestos y austeridad en el gasto que tuvo como principal víctima a la inversión pública.

Las empresas dedicadas a obra civil lamentan que su área de actividad haya resultado la más afectada. Por ejemplo, entre 2007 y 2013, la inversión pública disminuyó un 64,4% y, en ese mismo periodo, el gasto en personal se incrementó un 7,6%. Seopan, la patronal del sector, defiende que las infraestructuras públicas no provocaron la crisis económica y recuerda que los casos de despilfarro, como la construcción de aeropuertos infrautilizados, representan una excepción.

Las comunidades, las que más ajustan
Todos los eslabones de la Administración han recortado la inversión, aunque el ajuste ha sido más severo en las comunidades autónomas. Antes de la crisis, en 2007, las autonomías eran la administración que más invertía en obra pública. Destinaban 16.330 millones frente a los 14.227 millones de los ayuntamientos y los 12.030 millones de la Administración central. Entre 2007 y 2013, el gasto en inversión de las comunidades ha retrocedido un 70% frente al 65,9% de los municipios y el 55,5% del Gobierno central, que actualmente es quien más recursos destina a obra pública.

Por comunidades, Madrid y Cataluña fueron los territorios con menor gasto en inversión, un 0,08% y un 0,28% de su PIB, respectivamente. En cambio, Cantabria, Extremadura y Asturias se situaron como las comunidades más inversoras. En los tres casos la partida superó el 1% del PIB regional.

El bajo nivel inversor se mantendrá en los próximos ejercicios. Una mala noticia para las empresas dedicadas obra civil. El déficit público cerró el año pasado en el 6,62% del PIB y debe reducirse hasta el 2,8% en 2016. Ello equivale a un recorte de unos 40.000 millones. Bajo este escenario, resulta improbable que la formación bruta de capital fijo de la Administración abandone la zona de mínimos históricos actuales.

Además, hay que tener en cuenta que el gasto en intereses seguirá aumentando en los próximos ejercicios en la medida en que España deberá recurrir a los mercados financieros para cubrir su déficit público. Ello dificulta el incremento de otras partidas. El sector público destinó a pagar intereses 35.096 millones el año pasado, más del doble que el dinero empleado para inversión productiva.

El hecho de que el próximo año se celebren elecciones locales, autonómicas y generales podría provocar un repunte de la inversión. La experiencia indica que la proximidad de comicios eleva el gasto público, sin embargo, la actual Ley de Estabilidad Presupuestaria y el deterioro de las cuentas públicas dejan poco margen de maniobra.

¿En qué gasta el dinero la Administración Pública?
La mayor partida de gasto de la Administración Pública son las transferencias sociales, que incluyen las pensiones y las prestaciones por desempleo. Representan en torno al 40% del gasto público total que, en 2013, alcanzó los 454.000 millones de euros. El gasto salarial es el segundo epígrafe presupuestario más importante.

La Administración destinó el año pasado 116.090 millones, el 25,6% del total. Los intereses de la deuda se sitúan en tercera posición y sumaron el año pasado 35.096 millones, el 7,7% del dinero gastado por el Estado en su conjunto. Un porcentaje muy elevado y que antes de la crisis se movía en torno al 4%. La inversión pública, por su parte, solo supuso el 3,3% del gasto público, lejos del 9,6% registrado en el año 2009.

13 de abril de 2014

LA PASIONARIA DE BERLÍN

La caída del Muro la convirtió en la última defensora del comunismo en Alemania
Hoy Sahra Wagenknecht lucha por derribar el capitalismo.
Mediática y combativa, defendió a Putin en la crisis de Ucrania 

Enrique Müller. El País

Sahra Wagenknecht, actual vicepresidenta del partido alemán La Izquierda y la figura más mediática y polémica de su organización, tenía solo 20 años cuando vivió el peor momento de su vida. En la noche del 9 de noviembre de 1989 se enteró por la radio que el famoso muro de Berlín comenzaba a derrumbarse, pero la joven, en lugar de salir a la calle y dejarse llevar por las multitudes que empezaron a cruzar los pasos fronterizos, como lo hizo Angela Merkel, se encerró en su cuarto embargada por una profunda tristeza y se puso a leer Crítica de la razón pura, la obra capital de Kant.

“No tenía nada que festejar. Yo quería una RDA diferente, mejor. Mi esperanza quedó destruida aquella noche”, reveló años más tarde y cuando su combativa dialéctica comunista le había ayudado a salir del anonimato y se había convertido en una figura prominente en el antiguo Partido del Socialismo Democrático, que surgió de las cenizas del viejo partido comunista del país de la hoz y el martillo.

No ha sido la única frase polémica que ha pronunciado Sahra Wagenknecht a lo largo de su exitosa carrera política, que la ha convertido ahora en una combativa dirigente del partido La Izquierda y asidua participante en las tertulias políticas de la televisión germana. Es cierto, la diputada de 44 años está en camino de convertirse en un nuevo icono de la izquierda alemana, una moderna Rosa Luxemburgo (su ídolo de toda la vida) que nada contra la corriente y que no tiene miedo, gracias a sus convicciones de defender las causas menos defendibles que se multiplican en el planeta.

¿Qué político alemán, por ejemplo, se habría atrevido a defender la actitud que asumió Vladímir Putin en la peligrosa crisis que afecta a Ucrania y Crimea y que tiene al mundo occidental al borde de un ataque de nervios? ¿Alguien se habría atrevido, por ejemplo, a denunciar que la poderosa canciller alemana bendijo la llegada al poder en Kiev de un Gobierno golpista integrado por grupos fascistas y antisemitas?

Nadie, excepto Wagenknecht, una moderna Pasionaria comunista, que lo hizo con una vehemencia que provocó incluso un profundo malestar en las filas de su partido. La combativa dirigente defendió la anexión de Crimea a Rusia y denunció “la política exterior hipócrita” del Gobierno alemán, al defender al “Gobierno fascista” de Kiev, y recordó que los principales violadores del derecho internacional eran Estados Unidos y sus más cercanos aliados, como Alemania.

Sus polémicas afirmaciones provocaron agrias reacciones del presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), el superministro Sigmar Gabriel, quien la acusó de ser una nostálgica de las viejas prácticas que imperaban en Moscú cuando aún existía la Unión Soviética. Peor aún, el SPD congeló un estratégico acercamiento con La Izquierda para formar una gran alianza de centro izquierda que le permita acceder al poder en 2017.

Wagenknecht sigue imperturbable. ¿Qué otra actitud podía asumir una mujer que siempre fue una rebelde con causa y que tuvo el coraje de rebelarse para no vestir el uniforme militar en la escuela? La ansiedad le impedía comer cuando la obligaban a participar en las acampadas de defensa civil, una actitud que fue tachada como huelga de hambre por los inspectores del régimen.

Bajo la peligrosa sospecha de ser una disidente, le prohibieron estudiar en la universidad. A pesar del castigo, la joven se alistó en el partido y se encerró en su cuarto para educarse a sí misma. Solo después de la caída del Muro pudo acceder a la universidad, y cuando terminó sus estudios, en 1996, decidió buscar una nueva vida en la política con un discurso que parecía haber desaparecido en la noche mágica del 9 de noviembre de 1989. La joven se transformó en la última defensora del comunismo en un país donde Lenin, Marx y Stalin eran detestados y donde sus antiguos compatriotas soñaban con el bienestar capitalista que les ofrecía Bonn. “La RDA fue la comunidad más pacífica y humanitaria que existió en toda la historia alemana”, dijo en uno de sus primeros discursos.

Pero la vida da muchas vueltas y la joven dejó de defender al régimen que gobernó en su primer país durante 40 años y se propuso una meta más ambiciosa, cuando la plaga de la crisis mundial atacó a los países capitalistas.

Sahra Wagenknecht, una autodidacta en muchas ramas del saber humano, decidió escribir un libro que la catapultó a la fama y la convirtió en una estrella de la televisión. Libertad en lugar de capitalismo fue el título de su libro que se publicó en mayo de 2011, un frío análisis que admite los aportes que hizo Ludwig Erhard, el padre de la economía moderna de Alemania, y donde se atrevió a señalar que el marco constitucional alemán permite superar el capitalismo e instaurar un sistema socialista que impida que las grandes empresas que cotizan en la Bolsa de Fráncfort sigan imponiendo sus reglas.

La crisis de la deuda en la zona le ofreció otro frente de batalla. “La Unión Europea es una democracia de fachada que solo defiende los intereses de las grandes empresas y bancos”, dijo no hace mucho. “La UE es un poder antidemocrático, neoliberal y militarista”, añadió.

Sus declaraciones convencieron al irreverente periódico Die Tageszeitung a escribir una frase que combina el sexismo con el halago. “Sahra Wagenknecht es el rostro más bonito del comunismo y tiene la cabeza más inteligente del anticapitalismo”, señaló el periódico. “Ella es la más izquierdista de La Izquierda”.

Sin dejarse impresionar por las críticas ni por los halagos, solo tiene una meta por delante. Acabar con el capitalismo que impera en su país y recuperar los principios del socialismo para crear una sociedad más justa. La meta es casi una utopía, pero la hermosa diputada sigue conquistando admiradores a través de la televisión y de los foros políticos.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
El País, vocero de la reacción liberal y anticomunista tanto en Europa como en América Latina, dedica una semblanza, en su sección Gente a Sahra Wagenknecht, dirigente comunista de un partido excomunista nacido de la extinta RDA.

Sorprende la ignorancia de su periodista Enrique Müller que, con apellido de origen alemán y todo, se atreve a afirmar que la RDA era el país de la hoz y el martillo. Les he puesto en ese punto de su afirmación el enlace a la bandera de la antigua Alemania del Este para que vean hasta qué punto el título de periodista avala decir tonterías propias de ignorante. 

No me gusta tener que coger noticias de lugares como El País porque cuando escriben para hablar del socialismo como sociedad, del comunismo como aspiración humana o de un comunista como persona lo hacen para cubrirles de barro y deformarlos pero creo que Sahra Wagenknecht es un ejemplo de coherencia, principios políticos y voluntad de lucha, por encima del cálculo y de las conveniencias políticas, algo distinto a lo que sucede en su propio partido y en sus socios europeos, incluido el español. Al último teatro de bronca escenificada en Andalucía me remito

Sahra Wagenknecht no se avergüenza de lo que es, ni de aquello en lo cree, ni tampoco de aquello por lo que lucha, como tampoco del mundo del que viene y en el que forjó sus convicciones y su conciencia. Y ello refuerza las mías.

Ello a pesar de que Sahra, quizá por el deseo de ver hasta dónde es posible tensar las instituciones burguesas y crear contradicciones en su interior que las hagan saltar, caiga en la ingenuidad, como otros que en España, que no debieran sostener tal tesis porque ya han podido comprobar lo que ha dado de sí, de creer que la Constitución alemana permite abrir el paso al socialismo. El socialismo sólo llegará de la destrucción del capitalismo y de su Estado y de la construcción de uno de y para la clase trabajadora. 

De hecho, es una burda mentira lo que cuenta en su artículo Enrique Müller de que las declaraciones de la diputada comunista sobre Crimea, Putin y Ucrania y el nuevo gobierno, nazifascista en este país, apoyado por la señora Merke,l haya congelado ningún proyecto de gobierno SPD-Die Linke para 2017. Sigmar Gabriel y el SPD, cuando han tenido la oportunidad de pactar un gobierno de izquierda en el Bundestang, han optado por reeditar de nuevo otra gran coalición con la CDU, a pesar de que Die Linke había rebajado buena parte de sus líneas rojas programáticas. Ese pacto llegará sólo cuando Die Linke haya tirado por la borda todo su pasado. La memoria sobre Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht sabe y recuerda el papel del SPD en sus muertes. Esa es la tolerancia del Estado alemán, de las derechas y de los pseudosocialdemócratas sobre cualquier proyecto de construcción del socialismo en Alemania.

De un comunista busco que me sirva como ejemplo para lograr llegar a serlo yo algún día. Creo que Sahra Wagenknecht, a la que he leído en alguna entrevista y de la que conozco algún otro aspecto como parlamentaria y luchadora es eso, un ejemplo. 

Un ejemplo nada tiene que ver con un icono, como pretende El País o con un pastor, al contrario de lo que sucede en España y en tantos lugares con quienes en su mente servil de gregarios ignoran esa estrofa de La Internacional que dice "Ni en dioses, reyes, ni tribunos/está el supremo salvador./Nosotros mismos realicemos/el esfuerzo redentor". En España tenemos tantos coleteros, califas o jueces que montan un partido porque les han cerrado su carrera judicial que ya no caben más mesías en el camarote de los Marx Brothers. Todos ellos creen superada la dialéctica izquierda-derecha y el socialismo como esperanza más noble y bella de la humanidad es algo que no va con ellos.

De Sahra Wagenknecht me interesa, además de su condición de ejemplo, su capacidad  de suscitar interés por y deseo de una sociedad socialista, no su belleza, que ciertamente me impresiona, ni si recuerda a Dolores Ibarruri (Pasionaria) o a Rosa Luxemburg, mujeres ambas de extraordinarias convicciones, talante humano y voluntad de lucha.

Los otros aspectos tienen más de anécdota y de "literatura" de lo que desgraciadamente suele entenderse por periodismo, como fábrica de ídolos y mitos para empequeñecer a los mortales:

 “Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
Digo tan sólo lo que he visto. 
Y he visto: 
que la cuna del hombre la mecen con cuentos, 
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, 
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, 
que los huesos del hombre los entierran con cuentos, 
y que el miedo del hombre... 
ha inventado todos los cuentos...”
(León Felipe. "Sé todos los cuentos")

12 de abril de 2014

CRISIS PSOE-IU EN ANDALUCÍA: FUESE Y NO HUBO NADA

Susana Díaz (PSOE) y Diego Valderas (IU). "Teatro,
lo vuestro es puro teatro....estudiado simulacro"
Por Marat

Decíamos ayer...
A mediados de Abril de 2012, poco antes de la formación del pacto de Gobierno andaluz entre PSOE e Izquierda Unida, afirmaba “...el previsible acuerdo PSOE-IU en torno a la formación del próximo gobierno andaluz bascula entre un pacto de legislatura y un acuerdo de gobierno, polarizándose especialmente hacia el segundo.

Lejos de ser cualquiera de las fórmulas el origen de un espacio de resistencia frente a las políticas liberales del PP y de la clase social a la que éste representa, ambas pueden representar el canto del cisne de la coalición que dirige Cayo Lara. 

En el marco de un PSOE que lanza mensajes confusos de colaboración y entendimiento y, a la vez, de confrontación –líneas rojas de sanidad y educación, que podría fácilmente a romper con su insistencia en demandar pactos en dichas materias-, de unos sindicatos mayoritarios que lanzan el aviso a IU de que la mera votación de investidura a Griñán limitaría a la coalición al “derecho a la pataleta” y, principalmente, de un PP que amenaza con intervenir a las Comunidades Autónomas si no se pliegan a sus políticas brutales de austeridad y recortes sociales, la esperanza de una política autónoma y alternativa frente a este estado de cosas es un espejismo interesado al que, tal vez, algunos deseen sucumbir por sus ansias de tocar poder. Nadie con dos dedos de frente se imagina un gobierno presidido por un dirigente del PSOE abanderando una rebelión institucional y social. Son de sobra conocidos los límites de la disidencia de este partido. El miedo a ser desbordado ante una posición de protesta guarda su acomodada viña.

En la esfera política la más que posible alianza de IU con el PSOE andaluz, sea mediante pactos de gobierno o de legislatura, puede significar el abrazo del oso definitivo de los social-liberales a la coalición socialdemócrata.

No es previsible una resistencia institucional de un PSOE que abandere desde la Junta de Andalucía las resistencias a la destrucción de los restos del Estado social por el PP y la clase cuyos intereses defiende el gobierno.

Para ello el PSOE necesitaría recurrir a una movilización permanente de la sociedad andaluza; movilización a la que no está dispuesto porque podría sobrepasar sus compromisos de “partido responsable” con el sistema económico y constitucional del capital.

Ante lo que seguramente será un amago de disenso controlado por parte de este partido en las instituciones autonómicas andaluzas y una aceptación tácita de las reglas de juego que le impongan el Estado central, el PP y las fuerzas económicas del capital, el compromiso de grado 1 (pacto de gobierno) o de grado 2 (pacto de legislatura) que IU seguramente firmará con dicho partido supondrá tensiones internas que pueden romper la coalición dirigida por Cayo Lara a nivel federal o bien poner fin a su carácter de alternativa a la izquierda del PSOE o ambas cosas a la vez. La ruptura de dichos pactos, si quiere evitar el coste político que supondría mantenerlos en el escenario dibujado anteriormente, sería más difícil de explicar ante las bases sociales de las izquierdas que el anuncio de impedir el acceso del PP al gobierno andaluz, limitándose a dar su voto a la investidura de Griñán, en caso de aceptación de algunos puntos irrenunciables (defensa de la sanidad y la enseñanza públicas, cobertura del desempleo agrario, investigación sobre casos de corrupción en la Junta,...), y paso posterior a una posición parlamentaria independiente.

Por otra parte, resulta un tanto inexplicable que las bases sociales y el entorno próximo a IU contribuyesen a extender la afirmación sobre la identidad política PSOE-PP (PPSOE) y ahora su dirección andaluza, con el beneplácito de la federal se empeñen en ganar el referéndum entre las bases para un programa de acuerdos con el PSOE. Este, por mucho que el sectarismo y la estupidez coaligadas se empeñen en afirmarlo, no es lo mismo que el PP y el paso de los días no hace más que confirmarlo. Pero la distancia no es tan grande, como la experiencia del último gobierno Zapatero y la timorata “oposición” capitaneada por Rubalcaba demuestran, como para justificar un cheque de confianza a modo de pacto de IU con el PSOE. Una cosa es no caer en el absurdo extremeño y otra confiar en que el PSOE haya cambiado, cuando los hechos no permiten extraer, en absoluto, tal conclusión. El anhelo de la coalición socialdemócrata de demostrar que es opción de gobierno puede costarle muy caro, sobre todo cuando ocuparlo es algo cada vez más alejado de tener poder. Éste es algo hoy privativo de los centros de decisión económica capitalistas. Frente a ello, él único poder real político actual es el que da hacerse fuerte en la calle, como lo están demostrando el sindicalismo y la izquierda griegos.

IU no es una izquierda de la que quepa esperar la revuelta obrera y el proyecto socialista. Lo suyo no pasa de la construcción de una nueva institucionalidad “constituyente” y pacatamente reformista. Pero es una corriente política muy necesaria en la movilización social y de los trabajadores, mucho más cuando a su izquierda falta todavía mucho tiempo para construir una auténtica y poderosa izquierda revolucionaria.

Si se arroja al barranco, se despeñará. Si es capaz de situarse como instrumento de cierre del acceso del gobierno andaluz al PP y, a la vez, como grupo político independiente frente al PSOE y sin otros compromisos que apoyarle en lo que coincida con su programa, mientras moviliza la calle, será parte de la solución frente a las agresiones que sufren los trabajadores y no del problema que podría llegar a ser con el “pacto de progreso” andaluz.”

Una tormenta en un vaso de agua:
Dicho pacto ha sufrido su primera crisis escenificada en menos de dos años y su amago de “suspensión temporal” -pretendida mezcla de sentido de responsabilidad y de dignidad por parte de IU- se produce ante la firma y aprobación del decreto por parte de la Presidenta Susana Díaz, figura en ascenso dentro del PSOE a nivel nacional, que desposeyó a la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía en manos de IU (Elena Cortés) de competencias en materia de adjudicación de viviendas, tras la acogida provisional de 8 de las 22 familias desalojadas de la Corrala Utopía 

En las primeras horas de la madrugada del sábado 12 de Abril se ensaya un nuevo capítulo del culebrón de la “supuesta ruptura”. Tras idas y venidas, prologadas reuniones de urgencia entre los socios, reuniones en solitario de la dirigencia andaluza de IU, con el Coordinador General nacional Cayo Lara incluido, apelaciones del señor Anguita a la dignidad de IU tras la humillación infligida por el PSOE, actitudes de enredador del PP andaluz en “patriótico” sentido de la responsabilidad, dispuesto a apoyar la labor de Gobierno del PSOE-A (posible ensayo de una “grosse koalition” a nivel nacional y de la UE), Susana Díaz se desdecía de la retirada de competencias en materia de adjudicación de viviendas a la Consejera de Fomento y Vivienda Cortés y se las  devolvía.  

Claves para entender un baile de la yenka
En el baile la yenka equivale a lo que en política son las idas y venidas, los pasos adelante y atrás, algo parecido a lo que ha sucedido en apenas 48 horas entre los socios del gobierno andaluz. 

En realidad, cabría hablar de una puesta en escena, una performance, la simulación pactada de un desencuentro, un como si, destinado no tanto a reorganizar el equilibrio interno de fuerzas dentro del pacto de gobierno -de una Susana Díaz que, de alguacila del anterior gobierno en solitario PSOE de la Junta, ha pasado a estrella ascendente dentro del social-liberalismo español (¡cómo andará el PSOE para que esta iletrada sea hoy un personaje con posibilidades de candidata a la presidencia del gobierno del Estado español!) y de una IU, cuyo trágala hasta el jueves ha sido más que lamentable- como de intentar mejorar la imagen que a cada uno de los socios le connota la ligazón con el otro. 

La prensa del régimen, los bancos, la derecha del PP y, en general, los poderes fácticos andaluces, españoles y hasta europeos pusieron en el ojo del huracán a Elena Cortés, la Consejera de Fomento y Vivienda de IU, cuando ésta anunció en su día (abril de 2013) el conocido como Decreto Antidesahucios (Ley de la Función Social de la Vivienda) que ponía el bien social de la vivienda por delante de la especulación bancaria, al prever el realojo en régimen de alquiler de desahuciados -durante no más de 3 años, todo hay que decirlo- en viviendas vacías en manos de los bancos y la multa de hasta 9.000 euros si estos se negasen a alquilarlas. Hasta de bolchevique se tildó a la Consejera del Gobierno, por hacer lo que algunos gobiernos capitalistas europeos, con más sensibilidad social que el PP y antes que el PSOE, no habían hecho. Luego las cosas no llegaron tan lejos, entre otras razones porque el Gobierno del PP recurrió contra dicha Ley y Bruselas puso el grito en el cielo porque ello podría suponer la quiebra de los bancos españoles. He aquí una de las claves principales para entender el porqué de esta bronca por el “realojo provisional” (no durante un máximo de 3 años, como prevé la ley, ni definitiva en una vivienda pública) de sólo 8 de las 22 familias desahuciadas.

El llamamiento de Susana Díaz a cumplir la legislación vigente tiene que ver con su respeto a y acatamiento de las “leyes superiores” del gobierno del PP en España (ya dije en su día, en el artículo entrecomillado que abre éste, que el PSOE  no llevaría a cabo ninguna resistencia institucional contra las leyes del gobierno central desde la Junta de Andalucía). Su alusión a que estas personas no podían pasar por delante de las 12.000 familias andaluzas en lista de espera para la concesión de una vivienda es falaz y sucia. Y lo es porque lo que se había hecho era sacar a esas 8 familias de la calle -hay que preguntarse qué pasará con las 14 restantes-, no concederles una vivienda pública y porque cabe preguntarse si entre esas 12.000 familias de las que hablaba la señora Díaz había también personas en “riesgo de exclusión social”, que es a lo que la Consejera de Vivienda se ciñó cuando realojó provisionalmente a esas 8.  

Desconozco hasta qué punto existe relación con esta bronca entre socios con la coartada de los desahuciados de la Corrala Utopía y dos hechos concretos sucedidos en este año 2014. 

El primero de ellos es que a mediados de Enero el Banco de Santander ha concedido 500 millones de euros a la Junta de Andalucía para que ésta pueda hacer frente a las “tensiones de tesorería”

El segundo es que, hace tan sólo unos días, la Junta -en concreto la Consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés- expedientaba con multas de hasta 11,1 millones de euros a ocho bancos, entre ellos el Santander, por no registrar el número de viviendas desocupadas que estos poseen.

¿Molesta Elena Cortés a la señora Susana Díaz y a sus planes de subordinación entusiasta al capital? Estoy por afirmar que sí, tras el conocimiento de estas dos noticias que un amigo colgaba ayer en una red social pero no me atrevo a afirmar lo que no he podido comprobar con mis ojos ni mis oídos ni nadie podrá hacerlo porque este tipo de felonías políticas se hacen pero no se dicen. En todo caso, bien podría ser el asunto de la Corrala Utopía una cortina de humo sobre los motivos de la crisis, como afirma mi amigo.

La realidad es que muy poco más que la aprobación de dicha Ley Antidesahucios puede exhibir IU como éxitos de su cogestión gubernamental con el PSOE. 

La realidad es mucho más triste. IU no ha conseguido que se mantuvieran las inversiones sociales en los últimos presupuestos del Gobierno andaluz. Por el contrario, la dotación presupuestaria de la Consejería de Fomento y Vivienda, en sus manos, se ha visto reducida. 

El Banco de Tierras (para la expropiación de fincas improductivas) que pretendía IU se ha quedado en un Observatorio de Tierras para el estudio de la situación de las fincas “públicas”, lo no es otra cosa que tragar con que te den gato por liebre y encima sin apenas recursos económicos. 

El Impuesto sobre Grandes Superficies para fomentar el pequeño comercio se lo ha echado atrás la señora Susana Díaz.

La Garantía de Servicios Básicos de luz y agua a familias con pobreza energética se lo ha echado también atrás la Presidenta de la Junta, vinculando esta medida a lo que hiciera el Gobierno del Estado. 

A cambio IU ha tragado con recortes salariales a funcionarios y despidos de empleados públicos de la Junta y recortes en inversiones sociales.

Así mismo, y a pesar de las iniciativas parlamentarias de IU para investigar en profundidad el caso de los EREs, lo cierto es que el propio PSOE-A los dinamitó y hoy vemos cómo amplios sectores de la sociedad andaluza y española, que no son en absoluto de la caverna, se preguntan qué hace IU en un gobierno que no es demasiado diferente en lo económico y social del existente al frente del Estado -los matices no son para tirar cohetes en absoluto- y porqué sigue gobernando con un partido, el PSOE-A carcomido por la corrupción. 

Nadie busque en las supuestas presiones de la CUT, aún integrada en IULV-CA, referente político del SAT, razones para esta puesta en escena del tour de force de IU en Andalucia con su socio el PSOE. Si el SAT es fuerte, dentro de lo que el sindicalismo andaluz en su conjunto puede serlo hoy, la CUT es muy poco, fuera de Marinaleda y menos lo sería aún fuera de IU. Y eso Gordillo y Cañamero lo saben, a pesar de sus periódicas disidencias que parecen bordear una ruptura que en más de 20 años no se ha producido. En la calle hace mucho frío.

Estamos a 43 días de las elecciones europeas, unas elecciones que tienen un peso político mucho mayor que el que los proabstencionistas están dispuestos a admitir. Son unas elecciones que podrían constituir el primer test serio de debilitamiento del PP y de reconfiguración del mapa político español. Y eso IU lo sabe muy bien. 

Como sabe también que la fuerza de su ascendente en los sondeos preelectorales se está frenando, no sólo por la aparición de extrañas ofertas políticas mediáticamente proyectadas, sus broncas internas en tantas comunidades autónomas y no sólo por las listas, la tensión entre su excesivo electoralismo y su llamamiento a la movilización, sus vínculos con un sindicalismo desacreditado como el de CCOO sino por el penoso papel de sujetavelas que está haciendo en Andalucía, que puede ser el espejo anticipado de lo que sería un gobierno nacional PSOE-IU. Todo ello explica que IU haya querido hacerse ahora el “hombrecito” y haya amagado con un puñetazo en la mesa (suspensión temporal del pacto) sin fuerza de convicción alguna, lo que se ha demostrado con el hecho de que en menos de 48 horas las aguas hayan vuelto al cauce de la sumisión de IULV-CA al PSOE-A.

Si en IU hubiese alguien con capacidad dirigente que no confundiese tacticismo con estrategia no habría firmado ese pacto con el PSOE o cuando menos el jueves les habría mandado a la mierda. Se habría hecho respetar esta organización, no como ahora que, bajo su pretendido sentido de la responsabilidad, ha hecho el ridículo más espantoso al volver a un redil que poco bueno puede ofrecer a la clase trabajadora andaluza y española.

11 de abril de 2014

¿POR QUÉ LAS EMPRESAS DEL IBEX OBTUVIERON 8.000 MILLONES DE EUROS?

J. Gutiérrez Betancor. Canarias-Semanal

La evidencia la están vomitando los datos. En el curso del pasado ejercicio las grandes empresas españolas repartieron la friolera de 8.000 millones de euros en dividendos. Estos enormes beneficios en tiempos de crisis han sido posibles después de sacar del mercado de trabajo a 121.000 asalariados.

De acuerdo con los datos proporcionados por un reciente informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, las grandes empresas que cotizan en Bolsa repartieron 8.553 millones de euros entre sus afortunados accionistas. La mayor parte de su capital se relaciona con las empresas que forman parte del Ibex, que contaron con unos dividendos que ascendieron a 7.830 millones de euros. No obstante, sus beneficios descendieron en relación con los del pasado ejercicio en un 32.5%.

Pero si gratos fueron los resultados del pasado año para las empresas del Ibex, para el conjunto de la Bolsa española los resultados fueron considerablemente más halagüeños. Los beneficios obtenidos durante el año 2013 se elevaron nada más y nada menos que a la cifra de 25.078 millones de euros frente a los 8.802 millones del ejercicio anterior.

¿Cuál es el mecanismo que permite estas optimistas perspectivas económicas para el gran capital español? La clave reside en que para que esos resultados fueran posibles alrededor de 120.000 trabajadores de las empresas del Ibex fueron puestos en la calle a lo largo del año 2013. Ello significa que la reducción de plantillas se elevó en lo que a las empresas del Ibex se refiere nada menos que al 8.9%.

Hay un dato especialmente significativo que pone de manifiesto la razón de tan suculentos beneficios. Durante el pasado año el despido de trabajadores se concentró particularmente en los sectores de comercio y servicio. Justamente en estos dos sectores pueden los que se repartieron mayores volúmenes de dividendos. Tras arrojar a las filas del paro a más de 128.000 personas, esos sectores perdieron alrededor de un 18.3% de mano de obra. La relación parece evidente: a mayor cantidad de trabajadores despedidos corresponde un sustancial incremento de los dividendos.

Las conclusiones están a la vista: las grandes empresas del Ibex incrementaron sus beneficios a costa de la destrucción masiva de empleo y del incremento de la explotación laboral de los trabajadores que permanecieron en plantilla.

Pero si estos datos resultan escandalosamente hirientes, más lo es el hecho de que ello ha sido posible gracias a la complicidad silenciosa de los dos grandes sindicatos amarillos: UGT y CCOO.

10 de abril de 2014

JUAN MOSCOSO, DIPUTADO DEL PSOE, ASEGURA QUE LAS CLASES SOCIALES NO EXISTEN

El moderno y desclasado desclasante Juan Moscoso
Diario Octubre

Proclaman el fin de las clases para ocultar que son la clase explotadora

“Las clases, tal y como un día las entendimos, desaparecieron” “Los ciudadanos ya no se definen por su situación en el mundo del trabajo. Se definen por muchos otros factores, distintos, y sobre todo por su capacidad de consumo, que se ha convertido en elemento identificador e igualador. Se han creado categorías de consumo, no de clase”

Así sentencia Juan Mosocos, diputado del PSOE y autor del libro “Ser hoy de izquierdas. Por una izquierda moderna y ejemplar” el final de la sociedad de clases.

No es la primera vez que la burguesía sentencia el final de la separación de la sociedad en clases. De hecho la burguesía lleva hablando del fin de la desigualdad desde sus primeros intentos de tomar el poder hace más de 500 años. Tampoco es la primera vez que dicho intento proviene desde “la izquierda” o de partidos con siglas obreras. No en vano las bases para destrucción del primer país socialista de la historia, la extinta Unión Soviética, están en las “reformas” realizadas por Nikkita Jruchev, que tenían su expresión ideológica en proclamado por el mismo fin de las clases en la URSS y el paso de la dictadura del proletariado al “Estado de todo el pueblo” como expresión de la voluntad de un pueblo no dividido en clases, que 30 años después se desveló como una nuevo Estado de dictadura de la burguesía.

Proclamar el final de la sociedad de clases y justificar las desigualdades sociales con otras causas persigue un objetivo fundamental: Ocultar la explotación sobre la clase obrera. Una forma muy recurrente de hacer esto es pretender simplificar la cuestión de la división de la sociedad en clases a la distribución social de la riqueza, o lo que es lo mismo dividir la sociedad en grupos que se diferencian por la riqueza social de que disponen, es decir su capacidad de consumo.

Pero precisamente la capacidad de consumo de un ser humano viene determinado por el lugar que ocupa en la producción social, es decir por la clase social a la que pertenece.

Explotadores y explotados
El origen de la división de las sociedades primitivas en clases es la aparición de la propiedad privada. En el momento en que la sociedad fue capaz de producir más de lo necesario para el consumo inmediato aparecieron los propietarios y los no propietarios. Pronto los poseedores comenzaron a tomar a otros seres humanos como esclavos para apropiarse del excedente de su trabajo, apareciendo así la división de la sociedad en clases, poseedores y desposeídos, amos y esclavos.

Trabajo asalariado y capital
En el capitalismo la separación entre explotados y explotadores se basa en la separación entre capitalistas y trabajadores asalariados.

Los capitalistas son el grupo de personas propietarias de los recursos (tierra, minas, maquinas etc) necesarios para producir los bienes que la sociedad necesita y demanda.

Los asalariados son aquellos grupos de personas que al no poseer recursos propios para la producción se ven obligados a trabajar a cambio de un salario.

La relación entre el capitalista y el trabajador asalariado es de compra-venta. El trabajador vende su fuerza de trabajo a un precio, el salario, que se establecerá en base a la especialización del trabajo, esto es su coste de producción, y de la oferta y la demanda de una especialización determinada.

La propiedad sobre los medios de producción otorga a los capitalistas un lugar dirigente en la producción social. Deciden donde y cuanto se invierte y por lo tanto qué y cuanto se produce y por lo tanto determinan la investigación científico técnica y el desarrollo cultural y artístico.

El capitalismo es la época de la explotación asalariada, pero no todos los asalariados son explotados de la misma forma que no todos los súbditos eran siervos de la gleba.

Trabajo manual y trabajo intelectual
Con la revolución del neolítico el ser humano fue por primera vez capaz de producir más de lo necesario para su sustento sentando las bases para la separación de la sociedad en clases y con ella la separación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual.

Primero los esclavos, después los siervos quedaron relegados al trabajo manual, el trabajo que genera la riqueza material. El trabajo intelectual, la organización y administración de la producción, la sociedad y la política, la ciencia y la cultura y por tanto el acceso al conocimiento y la capacidad para desarrollarlo pasaron a ser potestad de la clase dominante.

De la misma manera en nuestra moderna sociedad capitalista los obreros son la clase relegada al trabajo manual, a la transformación de unas mercancías en otras, de las materias primas en bienes de uso y consumo, mientras que la burguesía realiza el trabajo intelectual, dirigiendo, administrando y diseñando toda la producción material, social y artística. Tal es la separación de clase en nuestros días entre trabajo intelectual y trabajo manual, que mientras el segundo se ve obligado a entregar su fruto a cambio de un salario perdiendo todo derecho de propiedad sobre él, el segundo genera para quien lo realiza derechos de propiedad.

Patentes y registros de propiedad intelectual generan a los burgueses intelectuales derechos de autor y rentas sobre la riqueza material que el trabajo manual genera al reproducir sus obras, diseños y patrones.

El trabajo manual del obrero genera toda la riqueza material, pero no le otorga a este ningún derecho sobre su obra.

Amplias capas de la población asalariada ocupan en la actualizad un lugar en la producción destinado al trabajo intelectual y aunque en la mayoría de los casos al convertirse en asalariados ceden sus derechos intelectuales al capitalista que los contrata, la proporción en la perciben la riqueza social y el papel que desempeñan en la organización del trabajo es muy diferente al de los obreros.

Hablar del fin de las clases sin acabar con la explotación es reivindicar el “derecho” a vivir del fruto del trabajo ajeno
Cada vez que la burguesía, desde la gran oligarquía financiera, hasta el pequeño burgués, proclama la extinción de las clases no tiene otra intención que ocultar la explotación sobre la clase obrera que implica la separación en clases de la sociedad capitalista. Cuando plantean que hoy nos diferencia más nuestra capacidad de consumo no tienen otra intención que ocultar la diferencia entre quienes producen la riqueza material y quienes se arrogan el derecho a disfrutar de ella sin producirla. No quieren decir otra cosa más que:

“Yo tengo derecho a no bajar a las minas ni entrar a las fábricas, tengo derecho a no cargar ladrillos, tengo derecho a no desgastar mi vista cosiendo, tengo derecho a no castigar mis manos, ni mi espalda trabajando el campo… pero tengo derecho a comer del fruto del campo, a vestir ropas, a una vivienda y a consumir la energía y las mercancías que fabricaron los obreros en las minas y en las fabricas. Tengo derecho porque puedo comprarlo.”

La sociedad de clases tuvo su origen y por lo tanto tendrá su final, pero de igual manera que una clase surgió para explotar a otras, esta solo desaparecerá cuando desaparezca toda forma de explotación y opresión. Entre tanto las proclamas acerca del final de las clases no serán más que máscaras tras las que la burguesía esconde su carácter explotador.

¿Qué quiere decir “supresión de las clases”? Todos los que se llaman socialistas reconocen este objetivo final del socialismo, pero no todos, ni mucho menos, reflexionan sobre el alcance de dichas palabras. Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre si por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en su mayor parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen de economía social.

“Es evidente que, para suprimir por completo las clases, no basta con derrocar a los explotadores, a los terratenientes y a los capitalistas, no basta con suprimir su propiedad, sino que es imprescindible también suprimir toda propiedad privada sobre los medios de producción; es necesario suprimir la diferencia existente entre la ciudad y el campo, así como entre los trabajadores manuales e intelectuales. Esta obra exige mucho tiempo. Para realizarla, hay que dar un gigantesco paso adelante en el desarrollo de las fuerzas productivas, hay que vencer la resistencia (muchas veces pasiva y mucho más tenaz y difícil de vencer) de las numerosas supervivencias de la pequeña producción, hay que vencer la enorme fuerza de la costumbre y la rutina que estas supervivencias llevan consigo.” (Lenin “Una gran iniciativa”).

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: 
El señor Juan Moscoso realiza una impagable contribución al desenmascaramiento de su partido, el PSOE. 

Cuando un parlamentario, al que la dirección de su partido no ha enmendado la plana, y que por tanto cabe entender que representa la opinión de aquella (la que cuenta porque el resto son “brazos de madera” que cacarean, en el mejor de los casos, un izquierdismo falso pero tragan con lo que les echen), que las clases sociales como tales ya no existen y que éstas no operan como factores de identificación social, está claro que implícitamente asume que pronto quitarán la O de sus siglas, dado que en la práctica ya lo hicieron, al menos desde que el “clan [sevillano] de la tortilla” se hizo con un partido escondido bajo la cama durante la dictadura fascista para posicionarse en el nuevo escenario político surgido tras la muerte del dictador. 

Sus apelaciones a la “modernidad”, al “progresismo”, no son nuevas. De ahí que el prólogo al libro del señor Moscoso haya sido realizado por Pérez Rubalcaba y epilogado por Felipe González, como se sabe representantes de “lo nuevo”, que consiste en que los social-liberales vayan admitiendo ya abiertamente que no se reconocen en el término “izquierdas”. En esto tampoco la escudería del PSOE  es original. Se le ha adelantado, en un impagable favor, su socio en la Internacional Socialista, el Partido Democrático (Italiano), heredero bastardo del antiguo Partido Comunista de Italia, para el que su ubicación en la izquierda ya no es un elemento definitorio. 

Lo significativo no es que los social-liberales no sean, de hecho, ni siquiera de centro izquierda, lo significativo es que lo asuman. Vivimos un tsunami dentro de lo que históricamente fueron las izquierdas entendidas en su pluralidad: los socialdemócratas pasan a ser social-liberales de facto y repudian su herencia ideológica abandonada hace mucho, los comunistas pasan a ser socialdemócratas y se avergüenzan de su pasado bolchevique e insurrecional.

La clave, que no es nada original, se encuentra no en el desplazamiento ideológico de la sociedad sino en el de esas izquierdas que, al renegar de sus identidades, transmiten a las clases trabajadoras que están huérfanas y que no es en ellas en las que deben encontrar la respuesta. He ahí la cuestión que explica que los desposeídos, los explotados, los oprimidos dentro de la maquinaria capitalista no encuentren en medio de una crisis que les está devolviendo a la condición proletaria del siglo XIX otro   medio de expresar su ira y su rabia -¿qué narices es esa chorrada de la indignación?- que caer en brazos de su enemigo de clase más radical: el fascismo, nacido del capitalismo en crisis. Cuando las izquierdas dejan de ser banderas de rebelión, y se convierten en fuerzas del orden burgués y de contención, otros ocupan su lugar, los que jamás debieron hacerlo. 

El fascismo es el programa de las clases medias, que temen ser laminadas y desprovistas de sus privilegios, hoy por el capital, ayer por el fantasma del comunismo, pero quienes ponen la carne de cañón, nutren sus filas y caen en sus batallas son los desarraigados sociales, los parados, los que pierden su condición de seres con derechos, perdidos en medio de una ausencia de revolución social  que les libere de su condición de esclavos y les ponga en el centro de la historia, anunciándoles su emancipación de clase. 

Esto se vio ya a principios de los años 80 del pasado siglo cuando en las ciudades de extracción obrera de Francia el peso político que iba perdiendo el PCF lo iba ganando el Front National. Hoy el Front National francés es ya una formidable amenaza a las libertades y al futuro de las clases trabajadoras que, disparan sobre sí mismas, abandonando también a un PSF que hace políticas de derecha. Las primeras propuestas del nuevo primer ministro francés, el xenófobo  Manuel Valls, señalan que nada bueno puede cambiar en su programa económico y social para las clases trabajadoras francesas e inmigrantes. 

A los partidos autodenominados, pronto cambiarán sus nombres (la socialdemocracia alemana ya no es siquiera miembro de la Internacional Socialista), socialistas no les salen las cuentas electorales. No dan para mayorías suficientes que les permita gobernar por sí solos. Prefieren hacerlo con coaliciones  verdes (derechas “modernas”) antes que con los excomunistas, que siempre serían un recuerdo de lo que ellos fueron un día ¿Cómo iba a ser de otro modo, si en su papel de copia de las derechas liberales y neocons dan peor imagen que el original al que imitan. Lejos de una reflexión que les haga recuperar lo mejor de su pasado, que nunca fue mucho (baste ver su papel en el aplastamiento de la revolución alemana de 1918 o en el de la Revolución de Octubre), irán girando y girando a la derecha hasta su propia muerte por consunción. No pueden hacer otra cosa. Sus compromisos con el capitalismo se lo impiden. Y si no que se lo pregunten a Felipe González porque los Craxi y los Carlos Andrés Pérez ya no pueden responder desde sus tumbas.      

La clase trabajadora sí que sabe lo que es y, a aquellos sectores de la misma que lo hubiesen olvidado, la crisis capitalista y quienes la están pagando se lo han aclarado. Otra cosa es que al señor Moscoso le parezca que es poco moderno, y sobre todo "peligroso" (para el orden capitalista al que él defiende), apelar a la existencia de clases sociales.

Les recomiendo encarecidamente que lean la entrevista, que encontrarán en el enlace superior, al señor Moscoso porque su cinismo político no tiene desperdicio. Él es uno de esos sujetos que, de tanto repetir como un loro las palabras "ciudadanos" y "consumidores", creen que las realidades de explotación y clases sociales desaparecen. 

9 de abril de 2014

ALCALDE FASCISTA: ASÍ TERMINA EL EX CAPO DE REPORTEROS SIN FRONTERAS

El fascista Robert Ménard se autovota en las elecciones
municipales francesas
Jean-Gy Allard. Contrainjerencia

Pretendió representar la libertad de prensa durante todos estos años desde que creo Reporteros Sin Fronteras (RSF) donde se consagró en atacar a Cuba y a los países progresistas. Negaba rotundamente ser un agente norteamericano y de las grandes corporaciones a pesar de las numerosas pruebas demostrándolo. Robert Ménard ahora se quitó definitivamente la máscara al hacerse elegir alcalde de la ciudad francesa de Béziers con el respaldo absoluto del Frente nacional, el partido de la extrema derecha gala. 

RSF, fachada de la NED norteamericana, de la CIA y de varios gigantes franceses de las comunicaciones, sigue citada como referencia en materia de libertad de expresión por varios órganos de prensa internacional que se niegan a reconocer la complicidad criminal de RSF con Washington en sus operaciones de desinformación.

Los vínculos de Ménard con órganos de inteligencia norteamericanos, cuando reinaba literalmente como secretario general de su organización, alcanzaron niveles de grosería sorprendentes. Mientras desencadenaba campañas de prensa contra Cuba, con una histeria inalcanzada previamente, se permitía viajar a Miami y a celebrar ruidosamente sus ataques a la isla con los elementos de la mafia cubanoamericana más identificados a la CIA.

“Las campañas de información que realizamos para los turistas que van a Cuba son concebidas por nuestra agencia, Saatchi & Saatchi”, se jactaba Ménard sin precisar que Saatchi & Saatchi es subsidiaria de Publicis, la primera agencia publicitaria de Francia, la tercera en el mundo, que realiza millonarias campañas para la US Army, Bacardí y hasta el Mossad israelí (servicios de espionaje hebreos).

El sitio Web norteamericano Counterpunch (*), publicó en agosto de 2007 un artículo de  los investigadores Diana Barahona y Jeb Sprague,donde se mostraba la alianza entre RSF y el Departamento de Estado a través de contratos con  la Nacional Endowment for Democracy (NED)  y el Internacional Republican Institute (IRI), dos de los intermediarios usados desde la administración de Ronald Reagan para desviar fondos públicos hacia organizaciones extranjeras.

Desde años Ménard asoció RSF a esa gran mafia de los jerarcas de la prensa continental llamada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), una vieja criatura de la CIA cuya sede en Miami lleva el nombre de su “refundador” el agente Jules Dubois, miembro ilustre de la inteligencia norteamericana.

En las horas del fracasado golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez, en abril de 2002, la representante de RSF, María José Pérez Schael, hizo la apología de los golpistas en la prensa local y en el 2004, RSF hizo campaña contra la “Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión de la República Bolivariana de Venezuela”, en clara defensa de los intereses de los grandes medios comerciales, en particular los del magnate Gustavo Cisneros.

En 2008, después de 23 años, el aparentemente  inamovible  fundador de Reporteros sin Fronteras (RSF), Robert Ménard, anunció sorpresivamente  que dejaba su cargo como secretario general de la controvertida organización.  El defensor supremo de la Libertad de Prensa aceptaba firmar un millonario contrato con el Emir de Qatar… país que denunciaba hasta entonces como un verdadero infierno para los comunicadores.
Ni un año duraron sus amores con el emirato. El que predicaba el odio a Cuba y Venezuela con subsidios del Departamento de Estado, reapareció en París en junio de 2009, reencarnado en defensor de los derechos de la extrema derecha.

En otros tiempos, Robert Ménard estudió en un colegio católico y soñó con hacerse sacerdote. Luego fue sucesivamente militante  trotskista y anarquista.

Ahora se exhibía con movimientos de extrema derecha y en abril de 2011 publicó “Viva Le Pen”, un alegato a favor del ultraderechista Frente Nacional (FN), caracterizado por su discurso antiinmigrantes y las salidas antisemitas, de su fundador, Jean-Marie Le Pen, padre de la actual jefa del partido.

La revista francesa Le Nouvel Observateur, en un retrato del recorrido de Ménard hasta su elección en Biziers, señala el curioso hecho que el autodesignado militante de la libertad de prensa se asoció a Omar Harfouch, “un turbulente playboy líbano ucraniano”, supuestamente amigo de Muamar el Gadafi, que sostuvo a RSF hasta consagrarse a otra causa… el Concurso Miss Europa.

La importante publicación francesa también subraya que Ménard en el 2001 prefirió ignorar al periodista Sami Al-Haj, detenido por las tropas norteamericanas en Afganistán y encarcelado en el campo de concentración y de tortura de Guantánamo. Hizo caso del colega solo en 2006 cuando no hubo otra alternativa.

En el caso del asesinato de los periodistas, Tars Protsyuk de Reuters y José Couso de la televisión española, Ménard llegó a afirmar que fue por casualidad que un tanque estadounidense abrió el fuego contra el hotel de Bagdad donde se encontraban.

Camaleón que ante todo privilegia su cuenta bancaria, Ménard revela una vez más la verdadera naturaleza de su “combate” por la libertad. ¿Entenderán algún día las agencias de prensa que se refieren a RSF como indiscutible fuente de información en materia de comunicaciones, el trabajo sucio de esta otra herramienta CIA de desinformación?

(*) http://www.counterpunch.org/2006/08/01/reporters-without-borders-and-washington-s-coups/

8 de abril de 2014

BROTES VERDES EN ESPAÑA: LA MOROSIDAD DEL COMERCIO SUBE UN 50% EN 2013 Y SE SITÚA EN EL 15,2%

L. Miyar. El economista

La calidad de la cartera crediticia del sector servicios ha seguido con su deterioro durante el año pasado, para alcanzar un ratio de mora superior al 22%. Aunque buena parte de este porcentaje se debe a la situación del inmobiliario, lo que tira de la morosidad es la evolución de otras actividades, como comercio y hostelería.

Así, durante 201 la ratio de mora de las entidades de crédito por los préstamos concedidos al comercio ha escalado un 50%, para situarse a final de año en el 15,23%, mientras doce meses antes era del 10,72%. En dos años, el comercio ha duplicado su ratio de mora, ya que en el año 2011 terminó en el 7,2 por ciento.

Los créditos con impagos en el comercio alcanzaban a final de 2011 los 5.461 millones de euros y los 7.840 millones en 2012, según los datos del Banco de España, y crecieron hasta 10.438 millones a cierre del pasado año.

Además, la ratio de mora también se ve afectada por el menor tamaño de la cartera crediticia. Así, los préstamos al sector del comercio, la tercera actividad con más volumen tras el inmobiliario y otros servicios, alcanzaban en diciembre de 2013 los 68.531 millones de euros, lo que supone una disminución del 6,24% en relación a al ejercicio anterior.

Esta disminución de los créditos es la segunda más moderada, tras el sector de otros servicios, cuya cartera crediticia sólo cayó el 2,62% en el año pasado.
Otro actividad muy castigada por la crisis, la hostelería, refleja esas dificultades en la evolución de su morosidad. Tras el inmobiliario, es la rama que mayor ratio de créditos dudosos presenta, y sigue con su tendencia alcista.

Durante el año pasado, la ratio de mora subió un 38 por ciento, para situarse en el 23,23 por ciento, lo que significa que de cada cuatro créditos concedidos a la hostelería uno ya ha entrado en morosidad.

La cartera de morosos ha pasado de los 5.987 millones de euros en 2012 a los 7.094 millones del año pasado. Como en el caso del comercio, el menguante volumen de la cartera de créditos también es responsable de parte del crecimiento de la ratio de morosos. En el caso de la hostelería, el stock de créditos bancarios ha disminuido un 8,59 por ciento en un año, al pasar de 33.406 millones de euros a 30.537 millones.

Se multiplica por cuatro
La morosidad de la hostelería, que empezó a crecer en 2008 con el inicio de la crisis, se ha multiplicado casi por cuatro desde finales de 2010. Este sector, uno de los que más acusa la bajada del consumo de las familias, al igual que el comercio, tenía hace tres años una mora del 5,24%.

Dentro de servicios, la actividad más deteriorada es el inmobiliario. Los bancos achican la cartera crediticia expuesta a este sector y, por otra parte, la entrada de morosos, tras la bajada por el traspaso a la Sareb, vuelve a crecer.

Así, el volumen de créditos al inmobiliario baja a ritmos cercanos al 21%. Si a finales de 2012 las entidades de crédito tenían 220.000 millones de euros en sus balances, a cierre del año pasado esta cifra había disminuido a 174.400 millones.

Respecto a la morosidad, tras una leve mejora a finales de 2012, los últimos datos disponibles, los correspondientes al último trimestre de 2013, muestran que ha repuntado hasta 37,99%, el más alto de toda la crisis.

La razón no sólo se encuentra en ese menor tamaño de la cartera, sino también en que la entrada neta de morosos vuelve a crecer.

Tras el traspaso de préstamos deteriorados a la Sareb por parte de las entidades rescatadas, el volumen de morosos bajó desde sus máximos de 84.097 millones, en el tercer trimestre de 2012, a 59.562 millones en el primer trimestre de 2013. Sin embargo, el deterioro de lo que queda en los balances continúa, bien porque hay más créditos que incurren en impagos, bien por las nuevas normas sobre refinanciaciones, que endurecen las clasificaciones de los préstamos. Así, tras tres trimestres de subidas, a cierre del año pasado, el saldo de morosos en inmobiliario se situó en 66.265 millones, una subida del 11,25 por ciento en sólo nueve meses.

Fuera de servicios, la construcción tiene una evolución paralela al inmobiliario. Su ratio de mora es muy similar, del 35,29%, y la cartera de créditos desciende en un 21,4% en el último año.

Al igual que en el inmobiliario, tras un descenso en la entrada neta de morosos durante el cuarto trimestre de 2012 y primero de 2013, ha vuelto a subir. Así, a final de año, los bancos tienen en balance 20.316 millones en créditos dudosos de la construcción, lo que supone un aumento del 17,8% respecto a nueve meses atrás.
El resto de la industria, sin tener en cuenta la construcción, presenta unas ratios de morosidad más moderados, si bien siguen subiendo y triplican el de hace tres años. A cierre del pasado ejercicio, la ratio se situó en el 13,75 por ciento, mientras en 2012 se encontraba en el 9,43 por ciento.

En total, la banca tiene en balance una cartera crediticia de 658.703 millones de euros concedida a las actividades productivas, un 13,48 por ciento menos que en 2012, de los cuales 143.512 millones corresponden a créditos dudosos. Es decir, la ratio de morosidad se sitúa en el 21,78 por ciento.