5 de diciembre de 2012

ANTE LAS LUCHAS CONTRA LOS RECORTES


Tras la Huelga General y las masivas manifestaciones de la mañana y la tarde del 14 N, las movilizaciones que han tenido lugar desde esa fecha hasta ahora, en defensa de los servicios públicos, las conquistas sociales y contra los recortes nos demuestran que los trabajador@s no pueden permitirse dar ninguna tregua al Gobierno, y sus medidas antisociales,  que están consiguiendo elevar la conciencia de necesidad de lucha en el enfrentamiento contra la Reforma Laboral, los recortes y ajustes del Gobierno del PP.

La Sanidad en Madrid, Asturias, Cataluña y Andalucía es la punta de lanza de los trabajador@s que con otros sectores pasan a la acción. En  las Administraciones autonómicas, en Telemadrid, en la recogida de las basuras, en la limpieza, combaten contra los mismos ataques.

En esta situación, en pleno combate de la clase trabajadora contra los  recortes, los dirigentes de UGT y CC.OO. plantean una recogida de firmas por el referéndum, lo que significaría romper las movilizaciones que se están llevando a cabo en la Sanidad.

Ahora, más que nunca, en los momentos que está recibiendo los golpes más fuertes que se recuerdan en generaciones, la clase trabajadora necesita que sus organizaciones de clase apoyen estas luchas, para conseguir un revulsivo  en aquellos sectores que todavía no se ha incorporado al este combate.

Estas luchas de resistencia a la pérdida de derechos sociales y de rechazo a las políticas institucionales concretas, los dirigentes políticos y sindicales las quieren mantener en el terreno  sindical sin cuestionar el papel del capitalismo – el auténtico responsable del empobrecimiento de los trabajador@s y los sectores populares y de las políticas de austeridad – como verdadero rector de estas políticas.

Un capitalismo, al que las luchas de clase trabajadora arrancó unas conquistas que hoy éste quiere arrumbar. Los trabajador@s de los sectores públicos están siendo despedidos y el capital privado entra en la sanidad pública, la enseñanza y el resto de sectores como una vía de agua que inunda y hunde la nave del Estado social. Ser asalariado público muy pronto podría ser lo mismo que serlo en la empresa privada, hoy en las peores condiciones contractuales y de trabajo. Los trabajador@s del sector privado y público  deben unir sus fuerzas y su solidaridad porque les va su supervivencia en ello.

Desde una posición de clase es necesario llegar a comprender que el capital se limita a hacer lo que mejor sabe hacer: crecer a partir de esquilmar las rentas del trabajo (los servicios públicos son salario indirecto del trabajador) para sí.

Si no lo hizo antes en la misma medida fue por las luchas del movimiento obrero y  porque podía seguir creciendo con menos riesgo de conflicto social. Hoy cuando padece su mayor crisis, el consumo del crédito no existe y se agotan los nuevos mercados, el capital ha creído descubrir su nuevo El Dorado: seguir creciendo a costa de la especulación y de nuestra sangre.

Sin embargo, a día de hoy,  la presión de los trabajador@s ha obligado al Gobierno de la Comunidad de Madrid, a dar un paso atrás y ha anunciado que retira los planes de convertir el Hospital de la Princesa en un geriátrico, aunque mantiene el brutal recorte de su presupuesto.

La voluntad de los trabajador@s de la Sanidad es no ceder hasta que no se retire el plan de privatización y los recortes,  y continúan con las movilizaciones, que han obligado a los sindicatos presentes en la Mesa Sectorial de la Sanidad a convocar 4 días de huelga, que han tenido un seguimiento masivo y con una manifestación, el pasado 27 de noviembre, multitudinaria bajo el lema “LA SANIDAD PUBLICA NO SE VENDE… SE DEFIENDE”

Sin embargo, la Mesa Sectorial de la Sanidad, en la que participan todos los sindicatos reclama “parar todas las medidas anunciadas y que se proceda a establecer un proceso abierto de diálogo y negociación conforme se establece en la Ley, logrando un acuerdo que sea refrendado por los profesionales” ¿Recortar los recortes, cuando ya la Sanidad está por debajo de mínimos? No es por este objetivo por el que se están movilizando una y otra vez los trabajdor@s de la Sanidad en Madrid.

Iniciativa de Clase, desde nuestra posición de defensa de los intereses de los trabajadores quiere expresar todo nuestro apoyo a los trabajador@s de los sectores en lucha y de sus movilizaciones, contra los planes de privatización que los gestores de capitalismo – la TROIKA y los gobiernos de Europa – tratan de imponernos.

Desde esta perspectiva, los usuarios de los servicios que intentan privatizar, deben de comprender plenamente que no son  consumidores de los mismos sino poseedores de unas conquistas que realizaron otras generaciones con sacrificio y lucha

No se arrebatan condiciones de trabajo y contractuales de mero asalariado público sino de trabajador. No se pierden derechos pertenecientes al consumo o a la ciudadanía en genérico (también Díaz Ferrán, Botín y Amancio Ortega son ciudadanos) sino a una clase, la trabajadora, la que más necesita de esos derechos sociales para sobrevivir.

Es necesaria una toma de conciencia de clase de los trabajador@s de los servicios públicos que les lleve a elevar su antagonismo desde el nivel político (sólo contra el gobierno) a un plano más global: contra el capitalismo.

Por otro lado, es necesario superar ya la parcelación de las luchas de cada servicio público en cada región para pasar a luchas generalizadas de todos los servicios públicos a nivel estatal, con fechas de movilizaciones, luchas y huelgas unificadas.

A su vez, los trabajador@s, auténticos interesados en la defensa de los servicios públicos, deben pasar de defender esos derechos con mentalidad de consumidores a hacerlo con otra muy distinta: la que los defiende con la misma energía que el puesto de trabajo, las condiciones de contratación o el salario. No es a los ciudadanos sin más a quienes les arrebatan sus derechos; es sobre todo a los trabajador@s porque somos los que más los necesitamos y los que tenemos verdaderos motivos para luchar por ellos-

En los servicios públicos hay trabajador@s y sus beneficiari@s principales también lo son.

3 de diciembre de 2012

INICIATIVA DE CLASE SE CONVIERTE EN ASOCIACIÓN


Iniciativa de Clase ha presentado el pasado lunes 26 de Noviembre su documentación en el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior.

Iniciativa de Clase nace con el fin de intervenir en la lucha de clases, defendiendo los intereses de los trabajadores, su unidad, su independencia y la centralidad de clase en las luchas frente al capital, su Estado y los movimientos sociales que defienden posiciones interclasistas que niegan el protagonismo de los trabajadores en el combate social, en un intento por desviar sus objetivos como clase.

Hoy el capitalismo, en la peor crisis de su historia, ataca salvajemente las conquistas que tanto sacrificio nos ha costado conseguir a lo largo de la historia del movimiento obrero. Frente a estos planes, la clase trabajadora necesita que sus organizaciones abandonen la política de consenso, de aceptación de las medidas que está imponiendo la Troika y que se pongan en cabeza de la batalla, unidas contra los objetivos del capital. Así lo vienen reclamando constantemente los millones de trabajadores que continuamente se manifiestan en nuestro país y en toda Europa. Así lo muestran las Huelgas Generales que se han desarrollado en España, Grecia y Portugal.

En esta lucha INICIATIVA DE CLASE quiere poner todo su esfuerzo por encontrar vías que ayuden a la clase trabajadora a combatir en un terreno favorable a sus intereses y que sirva para lograr que los intereses de nuestra clase sean fielmente expresados.

Sin embargo, tenemos que constatar, y no con satisfacción, que los dirigentes de las organizaciones políticas y sindicales que debieran representar los intereses de la clase trabajadora han elegido otro rumbo totalmente opuesto y que va desde el consenso institucional hasta el intento de ocultar la necesidad de confrontación directa con el capitalismo mediante la disolución de la lucha de clases en un movimiento ciudadanista inocuo para el poder económico del capital.

Si los capitalistas y sus instituciones han optado por empobrecer y esclavizar a los trabajadores para devolvernos a condiciones de vida y de trabajo del siglo XIX, la única posición consecuente posible, desde quienes nos reclamamos defensores de nuestra clase, es elevar la lucha de clases hasta una posición política en la que no quepa el pacto social sino el enfrentamiento total entre capital y trabajo.

Es en estos planteamientos de lucha donde nos van a encontrar los militantes del movimiento obrero que quieran acompañarnos.

Desde Iniciativa de Clase somos conscientes de que en la lucha por lograr estos fines encontraremos muchos enemigos. En el inicio del debate sobre nuestro proyecto ya pudimos comprobarlo. Lejos de amedrentarnos, esos ataques nos reafirman con más fuerza en nuestras posiciones de defensa incondicional de la clase trabajadora.

Al constituirnos como asociación no es el Ministerio del Interior, firme represor de las luchas de los trabajadores, el que nos legaliza. Serán los propios trabajadores quienes lo hagan pero ratificar nuestra organicidad nos ayuda en nuestra voluntad de ser portavoces únicos de nuestras propuestas, sin que ninguna otra voz que la de INICIATIVA DE CLASE pueda hablar en nuestro nombre.    


Madrid, 3 de Diciembre de 2012



23 de octubre de 2012

LA SOCIALDEMOCRACIA FRACASÓ

Sebastián Premici. Página 12

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

He aquí la gran contradicción estratégica de quienes apuestan porque los países más golpeados por la crisis capitalista en la UE salgan del euro.

El propio ponente en las Jornadas Monetarias organizadas por el Banco Central, profesor John Weeks apuesta, a la vez que teme las consecuencias de regreso de la ultraderecha y los nacionalismos a la UE, porque dichos países abandonen el euro

Cuando se contempla la crisis capitalista fundamentalmente desde el monetarismo y lo financiero acaba por tomarse la parte por el todo y el efecto por la causa.

Es el capitalismo en su conjunto lo que está en crisis y la UE los sufre fundamentalmente por causas estructurales del propio sistema económico y por las políticas de contención del gasto público y antiinflacionistas que se diseñaron en Maastrich en su día.

La ausencia de una política fiscal común, de una garantía bancaria europea, la desregulación del sistema financiero, practicada en los años 70 del pasado siglo por Reagan y Thatcher, y el excesivo peso alemán en el BCE contribuyen a los problemas del euro y sus efectos sobre el euro, la UE y los países del Sur.

Pero el auténtico problema no está en lo fiscal y lo financiero sino en el agotamiento del capitalismo como sistema, que ya no es capaz de sostener ondas largas de crecimiento económico y cuyas crisis sucesivas se van acumulando cada vez con mayor rapidez, agravando el problema sistémico, y eso no sólo en la UE sino a nivel mundial.

La salida del euro de los países del sur de Europa precipitaría la muerte de la UE y con ello el renacimiento de las políticas proteccionistas en cada país (¿a quién exportar si todos los países de la UE se vuelven proteccionistas?), de los nacionalismos y daría un empuje brutal al ya renovado auge de los fascismos en el continente.

No es posible una UE dando pasos atrás en su proceso de unión. Ello significaría tomar acta de un fracaso.

Nada nos dice este economista keynesiano de qué efecto tendría sobre las recuperadas monedas nacionales el ataque especulativo que se produciría sobre aquellas que, aunque pudieran jugar con la devaluación de las mismas, al contrario que el euro, serían mucho más vulnerables al sostenerse sobre economías más debilitadas que las de la Europa del norte, mucho más rica.

Si es posible, en cambio, una redefinición de abajo a arriba de toda la política económica de la UE que apueste por la protección de los trabajadores y por un nuevo internacionalismo que se enfrente a la Europa de los mercaderes y las grandes corporaciones empresariales y financieras a la vez que imprima una nueva relación más igualitaria entre los países que conforman la Unión.

Pero ello exige otra izquierda, no la que tenemos, una izquierda internacionalizada y con una práctica política mucho más radical y más irrespetuosa con los grandes poderes económicos, unas fuerzas sindicales combativas, un cambio en la correlación de fuerzas entre trabajo y capital.

Eso no es ni siquiera una izquierda revolucionaria, ojalá, es simplemente la vuelta a una izquierda que lo sea.

A corto-medio plazo es el camino más difícil porque esa izquierda no existe en la UE, ni siquiera es minoritaria. Simplemente aún se la espera.

Pero si esa opción no aparece y se despliega en la UE con toda su energía y voluntad insumisas, la respuesta la darán otros y la Historia ya nos ha enseñado qué tipo de respuesta es esa y cómo la da.

Por cierto, la socialdemocracia apenas existe en Europa más que en algunos países nórdicos (algunos de los cuáles no están en el euro) y ya muy adulterada. El resto de lo que llaman socialdemocracia es social-liberalismo, algo bastante distinto.

Sin más, les dejo con la evidencia de una flagrante contradicción.

La socialdemocracia fracasó

El prestigioso catedrático británico John Weeks evalúa que la Unión Europea se convirtió en el instrumento de Alemania para gobernar Europa. Afirma que el fracaso de la UE significará el reverdecer de los nacionalismos de derecha.

“La crisis económica en Europa habla en realidad del fracaso de las políticas de la socialdemocracia. Los principales problemas de los países de la región tienen que ver con los condicionamientos que aceptaron para entrar al euro. En este contexto, la Unión Europea se convirtió en el instrumento de Alemania para gobernar Europa.” Este crudo diagnóstico corresponde al economista británico John Weeks, de la Universidad de Londres, quien estuvo en el país para participar de las Jornadas Monetarias organizadas por el Banco Central y de una charla organizada por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo (Cefidar). El académico sostuvo que lo más recomendable para los países de la región que están en crisis es salir del euro en forma conjunta, con el objetivo de que cada uno pueda comenzar un proceso de implementación de una política fiscal propia. El académico también advirtió que el fracaso de la UE como bloque de contención significará el reverdecer de los nacionalismos más extremos de las derechas europeas.

La UE, direccionada por Alemania, reaccionó a la crisis económica y financiera con una serie de planes de rescate que en la práctica significó un ajuste fiscal. El desempleo en el bloque asciende al 10,5 por ciento y en la Eurozona al 11,4 por ciento. Esto significa que hay más de 25 millones de personas sin trabajo. En España y Grecia la desocupación es del 25 por ciento. “Los alemanes dicen que no se puede gastar tanto como en 2008 y 2009, pero es al revés. Hay que incrementar el gasto público. La reducción de salarios en algunos países no ayudará en este proceso, tampoco la reducción general del gasto público con la intención de pagar la deuda contraída por ellos mismos”, sostuvo Weeks tras su paso por el país.

Entre el 2000 y 2008, el resultado primario de España fue positivo. Pero una vez ingresado en la crisis, el país ibérico alcanzó un déficit de 5 por ciento de su PBI y luego del pago a los bancos (rescate), al 12 por ciento. “Cuando España entró en un proceso de rescate, los bancos recibieron recursos para salvarse. Pero en realidad terminaron especulando con esos fondos, lo que provocó un aumento de la inestabilidad española. El crimen de la socialdemocracia (continuado por el actual partido de gobierno) fue la salvación de los bancos”, sostuvo el académico inglés.

En el caso de Italia, Weeks sostuvo que no existe un problema de tasa de interés ni un peso relativamente fuerte de la deuda. De hecho, Italia era uno de los países con excedente primario antes de la crisis. En este sentido, el punto neurálgico para Italia habría que buscarlo en las claudicaciones al momento de ingresar en la Zona Euro, al igual que Grecia. “La deuda bruta y neta de Italia es la misma de los últimos 20 años. Por eso el problema está en su tasa de crecimiento, que durante los últimos quince años fue del uno por ciento en promedio”, afirmó.

Las directrices neoliberales aplicadas en la UE sostienen que las políticas públicas de los gobiernos restringen, limitan y distorsionan la habilidad de las personas para tomar decisiones, la misma retórica que se aplicó en la década de 1990 en la Argentina. Por eso para Weeks uno de los problemas fundamentales del actual contexto pasa por la definición de la “economía”. Hace doscientos años, esta ciencia (social) era definida como “la asignación de recursos limitados para necesidades sin límites”. “La economía debería ocuparse de cómo movilizar recursos para el bienestar social. Esta fue la gran contribución de Keynes”, agregó Weeks.

Para este crítico de las visiones ortodoxas y neoliberales la solución a la crisis europea podría encontrarse en una salida conjunta del euro por parte de aquellas economías más afectadas (España, Italia, Portugal, Grecia e Islandia). Entre todos representan el 45 por ciento del PBI de la UE. “Las consecuencias del fracaso de Europa es el empobrecimiento de la clase obrera. Pero más complejo aún es el reverdecer de los nacionalismos europeos y la alta conflictividad que empieza a asomar de la mano de las derechas”, concluyó el académico.

 


21 de octubre de 2012

FRENTE AL FRACASO DEL NEOLIBERALISMO, ¿HUMANIZAR EL CAPITALISMO?

Augusto Lapp Murga. Aporrea
Ya parece un hecho evidente para todo el mundo bien pensante que el capitalismo neoliberal, con su pensamiento único del “ laissez-faire” y la “ mano invisible” del mercado autorregulado, al cabo de apenas tres décadas de dominio global ha resultado en un estruendoso fiasco. La crisis financiera que afecta al mundo entero, la recesión de la economía productiva en los países desarrollados, las enormes deudas soberanas y el rescate leonino de las finanzas públicas y privadas en quiebra, el desempleo galopante y el aumento de la pobreza, entre otras cosas, así lo indican.

Ante esta crisis de la economía global vuelven a enfrentarse las dos ideologías fundamentales del capitalismo. De un lado, el neoliberalismo, con su idea de la defensa del libre mercado y la libre competencia hasta sus últimas consecuencias, en una evidente huida hacia adelante, insiste en seguir aplicando las consabidas políticas de plena apertura de los mercados para los grandes capitales transnacionales, mayor flexibilización laboral para incrementar las ganancias de las empresas capitalistas, ayudas masivas a la banca para salvar el sector financiero, y austeridad presupuestaria para estrangular aún más el “gasto” social.

Por otro lado, en respuesta ante el colapso del capitalismo neoliberal, se ha planteado la opción de retornar a un capitalismo “más humano”. Sería éste una versión del keynesianismo, con un sistema regulado donde el gobierno tome la forma de un estado benefactor que interviene para prevenir los excesos a los que conduce la lógica del capitalismo de buscar expandir las ganancias a toda costa. Aunque los críticos liberales acusan a su vez que son las políticas expansivas y asistencialistas de estos estados las causantes de las grandes deudas públicas y altas tasas de inflación que al final condujeron al fracaso del keynesianismo en la década de los setentas.

Observamos entonces que esta nueva crisis del capitalismo y sus consecuencias no sólo movilizan amplias masas de trabajadores y sacude a la opinión pública mundial, sino que también ha desatado nuevamente la polémica entre las diferentes corrientes del pensamiento económico capitalista. Esta polémica no sería algo extraño, dado que, como ya observara Marx en su libro Miseria de la Filosofía [2], cuanto más evidente se muestra el carácter antagónico de los intereses de clase, más se embrollan en su propia teoría los economistas, los representantes científicos de la producción burguesa; y por ello aparecen distintas escuelas.

Marx identificaba en su época dos escuelas: Por un lado, “Están los economistas fatalistas, que en su teoría son indiferentes a lo que llaman los inconvenientes de la producción burguesa, como lo son los burgueses mismos a los padecimientos de los proletarios, que los ayudan a adquirir las riquezas”. Dentro de esta escuela fatalista hay clásicos y románticos. Para ambos “la miseria es, según su criterio, el dolor que acompaña a toda creación, lo mismo en la naturaleza que en la industria”. Son los también llamados capitalistas salvajes.

Por otro lado, dice Marx, “Surge luego la escuela humanitaria que toma a pecho el aspecto malo de las relaciones de producción actuales. Dicha escuela trata, para tranquilizar su conciencia, de mitigar, en lo posible, los contrastes reales; lamenta con sinceridad las angustias del proletariado, la competencia desenfrenada de los burgueses entre sí; aconseja a los obreros que sean mesurados, que trabajen bien y que tengan pocos hijos; y recomiendan a la burguesía que moderen el ritmo de la producción. La entera teoría de esta escuela –observa Marx- se apoya en distinciones efectivas entre la teoría y la práctica, entre los principios y los resultados, entre la idea y su aplicación, entre el contenido y la forma, entre la esencia y la realidad, entre el hecho y el derecho, entre el aspecto bueno y el aspecto malo”.

Estas palabras las escribió Marx entre los años 1846-1847, pero aun hoy conservan toda su vigencia. Desde entonces esta escuela “humanitaria” ha continuado elaborando diversas propuestas de remiendo del capitalismo. Tres disciplinas vienen a justificar o reforzar su teoría: a) la filosofía moral y política de claro corte normativista, centrada fundamentalmente en el “deber ser” de las organizaciones económicas y sociopolíticas, sólo se ocupa de reclamar discursivamente la necesidad de atender la dimensión ética de la gestión capitalista; b) el sociologismo, que acentúa unilateralmente las relaciones sociales y relativiza la influencia de las estructuras económicas en las que descansan dichas relaciones; c) y por último, la economía política reformista, con su fórmula de una economía desarrollista y redistributiva como alternativa dentro del capitalismo.

Estas disciplinas, con sus doctrinas y propuestas, incluidas las que surgen desde posiciones autoproclamadas como socialistas, suelen hacer certeros análisis de las aberraciones del sistema, sin embargo, sólo terminan por querer maquillar algunos de los principios y categorías fundamentales de la economía capitalista. Algunas plantean como una solución efectiva, por ejemplo: regular el mercado; normar el capital financiero; socializar la mercancía; compartir las ganancias; o cumplir con la “responsabilidad social” de las empresas.

Con estas medidas se pretende saldar las deudas sociales del capitalismo. No son malas per se , pero obviamente son soluciones cosméticas que van a contrapelo de las leyes inexorables que gobiernan el sistema, como de las contradicciones internas que lo caracterizan. Sin dudas, estas medidas se contradicen con los principios de la producción de plusvalía y la maximización de las ganancias, con los de la reproducción y la acumulación del capital, que son leyes fundamentales que le dan vida y rigen al capitalismo. Como también se enfrentan a las relaciones de producción y las formas de propiedad y distribución que las sustentan. Cuesta entonces pensar que el capitalismo esté dispuesto a mutilar algunos de sus miembros fundamentales, o que la burguesía llegue hasta sacrificar su propia existencia en beneficio de la sociedad. Por ello, aunque nos perezcan bien intencionadas, esas propuestas “humanitarias” a todas luces resultarán utópicas o insuficientes, y tarde o temprano serán nuevamente sustituidas por el capitalismo verdadero.

No obstante esto, los filósofos, sociólogos y economistas pro capitalistas siguen edulcorando cada vez más la infusión, han venido añadiendo refinamientos y correcciones a la fórmula, perfeccionando el discurso sobre el capitalismo “humanitario”, pero al fin y al cabo siempre resulta el mismo brebaje. Con relación a esto, Marx explica: “La escuela humanitaria perfeccionada recibe el nombre de escuela filantrópica. Niega la necesidad del antagonismo, quiere hacer burgueses a todos los hombres; quiere realizar la teoría, en tanto que ésta se distinga de la práctica y no contenga antagonismos. Claro está que en la teoría resulta fácil hacer abstracción de las contradicciones que se encuentran en cada instante en la realidad. Esta teoría sería entonces la realidad idealizada. Los filántropos desean, entonces, conservar las categorías que expresan las relaciones burguesas sin el antagonismo que las constituye y que les es inseparable. Creen que combaten seriamente la práctica burguesa, y resultan más burgueses que los otros”.

En resumen, las crisis periódicas y sistémicas del capitalismo demuestran tanto la utopía del pensamiento único neoliberal, como revelan las limitaciones y la insostenibilidad de las políticas y los gobiernos socioliberales. De tal manera que no podemos caer en el juego pendular del hayekismo-keynesianismo que nos ofrece la burguesía. Resulta evidente entonces que la crisis actual del neoliberalismo no puede solucionarse dentro del capitalismo; sólo con un socialismo verdadero, que adelante una transformación estructural más profunda basada en cambios en la propiedad de la tierra, los modelos comerciales y la propiedad de las industrias estratégicas, al mismo tiempo que modifique la cultura no solidaria, consumista y depredadora del capitalismo, es como se podrá lograr la máxima felicidad del ser humano en el planeta Tierra.

Referencias:

[1] Marx Karl. Miseria de la Filosofía , Gradifco, Buenos Aires, 2010, p. 119.

17 de octubre de 2012

NO SE PODÍA HABLAR DE LED ZEPPELIN TRAS EL MURO DE BERLÍN

Por Marat
Cuando se es un mal nacido (mala nacida) no hay dificultad para dar con el medio-basura (EL PAÍS) en el que soltar el vómito de una señorita pija de clase media, proveniente de una élite social y dejar a la vista la basura que se lleva dentro.

Este instrumento propicio y consciente del anticomunismo, llamada Marcela San Martín, programadora cultural porque tiene los contactos para llevar grupos a las salas en las que ponen copas (”CULTURAL” es agarrarse un pedo del 15 donde tocan ruido) es tan patética en su bien pagado viaje por el Shangri-La post hippy de plástico que revuelve las tripas de quien tenga clara la diferencia entre capitalismo y ser humano.

El título de su entrevista no tiene desperdicio: “No se podía hablar de Led Zeppelin tras el muro de Berlín” http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/10/16/actualidad/1350399897_415025.html Casi hace pareado, salvo por el acento. Tan ridícula como el imaginario título del libro del anticomunista más delirante que cabría imaginar que bien podría ser el de “De cómo liberé a mi mamá de las garras del comunismo”

El desarrollo de su entrevista dice a las claras lo que es este resíduo humano: “En Cuba se politizó mi vida”. En España no, ¿verdad? “Estar en Berlín Este “fue como en la película de “La vida de los otros”, viviendo en una ciudad gris, triste, desconfiada, huraña e incluso racista”. Vamos, para suicidarse. Por eso tantos berlineses del Este votan comunista. Y más, para disfrutar: “Los comunistas prohibían el chicle, los vaqueros o los grupos de rock. Era un sistema donde no se podía consumir nada occidental”. ¡Ayyyyyy, que total, sin poder darle a la Coca_Cola, Black! Casi le faltó decir que éramos causa de la impotencia sexual de los dueños del petróleo y que de las naves extraterrestres descendían rojos con descomunales rabos. ¡Qué lástima…que fueran rojos!, ¿verdá, usté?

Niña de papá exiliado que lo tuvo fácil, mientras el mío fue al campo de concentración de Argelés Sur Mer y luego al batallón de trabajadores de las caballerizas del Palacio de la Magdalena (Cantabria), pasando por un campo nazi. Niña de papá, perdida en un supermercado tardió de un canción de Alaska de la que ya todos nos hemos olvidado.

Justo, cuando más nos golpean a los trabajadores esta pija New Agee, ideológico espécimen 15Memo, nos sale con su odio contra un sistema cuya desaparición posibilitó que nuestros verdugos nos perdieran más el respeto.

¿De qué modo podrá explicar este “periódico” globalista, que convoca reeditados llamamientos a los parques temáticos del “ciudadanismo indignado” y novedades antidemocráticas asaltacongresos, que los comunistas checos se hayan convertido en la segunda fuerza política en las recientes elecciones de esa república?

Jamás he sido estalinista, ni prosoviético, ni dado a las iglesias, museos o mausoleos. No soporto el infantilismo beato M-L, prometedor de un nuevo Valhalla definitivo para la clase obrera pero, cuando atacan a los míos, los comunistas más sectarios incluidos, porque yo, señora San Martín, soy comunista, sólo me queda, pija de la movida madrileña retrasada, decirle: váyase al pedo, a pie o a caballo, como prefiera.

POR LA HUELGA GENERAL EN EL SUR DE EUROPA

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

Vaya por delante que la Huelga General en el Sur de Europa (Portugal, España, Italia, Grecia, idealmente también Francia) me parece una iniciativa sindical insuficiente, aunque muy necesaria.

Insuficiente porque hasta que no sea posible romper sindicalmente la división de los trabajadores entre el Norte y el Sur de Europa, concordante con las distintas realidades de la crisis en cada una de las dos eurozonas, no será posible enfrentar a los trabajadores europeos a las decisiones de La Troika, de las grandes oligarquías y corporaciones empresariales europeas y a los distintos gobiernos que imponen, en dosis de dolor social variable, sus recortes a las clases trabajadoras europeas. Y para eso es necesario avanzar hacia la EuroHuelga, o Huelga General Europea en toda la UE, y más allá, en todos los países del Viejo Continente, estén o no integrados en la Europa de los Mercaderes.

Pero la considero muy necesaria porque puede empezar a resquebrajar y a fragmentar el monolito de reformismo estéril y apagafuegos que es la CES (Confederación Europea de Sindicatos). Una Huelga General del Sur de Europa sería un toque de atención muy poderoso dentro de las cúpulas sindicales de la CES y podría empezar a generar una recomposición dentro de las corrientes social-liberales y pactistas –cuando el tiempo del pactismo está muriendo- dominantes de en esa organización sindical. Y eso sería muy bueno para la clase trabajadora de la Vieja Europa y de cada país en particular.

Nueva Tribuna es una publicación del entorno social-liberal (PSOE) y de los sectores más reformistas de los sindicatos y de IU. Pero es llamativo que se haya colado un texto crítico hacia la actuación hasta ahora de los sindicatos mayoritarios del Sur de Europa, constreñidos dentro de sus visiones chatamente nacionales.

Echo a faltar en el texto que a continuación les presento, la necesidad de definir un carácter anticapitalista y político de la Huelga General en el Sur de Europa, que avance programáticamente hacia un proyecto de derribo del capitalismo, que no podrá venir del mundo sindical porque éste es, por su naturaleza reformista, como bien afirmaron en su día Lenin y Rosa Luxemburgo, pero que venga de un discurso de las izquierdas políticas que gire hacia la clase y radicalice su discurso, abandonando esa sucia trampa de los ciudadanismos interclasistas y los trampantojos de Referéndums, destinados a impedir un enfrentamiento radical con el capitalismo y sus secuaces gubernamentales.

Del mismo modo, echo también en falta una crítica de lo que la CES significa de largos años de compromiso social, desmovilización y adormecimiento de la conciencia de clase de los trabajadores.

Pero seguramente pedir que el autor sostuviese estas posturas sería pedir demasiado, entre otras cosas porque si pensara tal cosa y las dijese seguramente no podría haberlas escrito en Nueva Tribuna.  

De cualquier modo, es un avance y por ese motivo se lo presento a ustedes aquí:

Por la huelga general en el sur de Europa

Francí Xavier Muñoz. Nueva Tribuna
 “Primero, rescataron a los griegos. Como no éramos griegos, no hicimos nada. Después, rescataron a los irlandeses. Como no éramos irlandeses, no hicimos nada. Luego, rescataron a los portugueses. Como no éramos portugueses, no hicimos nada. Más tarde, rescataron a los españoles. Como no éramos españoles, no hicimos nada. Finalmente, nos rescataron a nosotros, los italianos. Sin embargo,, ahora ya es tarde. Roma, 2013”.

Portugal irá a la huelga general el próximo 14 de noviembre por las medidas que está aprobando su Gobierno, que suponen más recortes de los ya aplicados, sin que estos últimos hayan iniciado el camino de la recuperación para el país. Antes al contrario, han profundizado la recesión. Esta convocatoria de huelga general en el país vecino parece haber animado, por fin, a nuestros sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) a convocar también una huelga general para esa fecha, 14N, así como en Grecia e Italia. Razones ha habido suficientes a lo largo de estos últimos cuatro años de crisis pero, ahora, se dan circunstancias concretas coincidentes que permiten la unificación de todas las huelgas generales nacionales en una sola en el sur de Europa, una huelga general cuasi-comunitaria. En España, el Gobierno ha presentado los Presupuestos Generales para 2013, que son los más restrictivos desde la reinstauración de la democracia. Y en Grecia se está negociando con la troika un nuevo paquete de recortes, que ha tenido que recibir la bendición o la enmienda de la canciller alemana y jefa de gobierno fáctica de la Unión Europea, Angela Merkel.

Pocas veces se repetirá una situación tan coincidente en el sur de Europa: la presentación de presupuestos o paquetes de recortes por gobiernos de centro-derecha, al dictado del Gobierno alemán y de la troika financiera comunitaria. Los sindicatos mayoritarios del sur de Europa no tienen esta vez excusas para fragmentar sus huelgas generales. Si lo hacen, después de tantas voces que llevan cuatro años demandando la unificación de dichas huelgas –voces entre las que incluyo la mía–, dichos sindicatos habrán asestado un golpe casi mortal a los trabajadores por ellos representados, lo que redundará en una desafección y desmotivación sindical difícil de recuperar en los próximos años. Hay incluso quien piensa que se busca dicha situación por parte de los sindicatos mayoritarios, aunque yo no me apunto a esta tesis, de momento. Sin embargo, sí habría que preguntarse por qué los gobiernos siguen sin ceder en sus políticas de ajuste duro y recortes al Estado del bienestar, a pesar de las movilizaciones de los trabajadores europeos durante los últimos cuatro años de crisis.

En mi opinión, porque la respuesta que las organizaciones sindicales están dando a la gestión neoliberal de esta crisis sigue anclada en luchas nacionales, sin que haya una estrategia decidida por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) para plantarles cara a los gobiernos y a las grandes corporaciones que los están manejando. La crisis es global, la estrategia del poder financiero es global, la respuesta de los gobiernos europeos es global y, sin embargo, la acción sindical sigue siendo nacional, tímidamente europea solo a la hora de leer declaraciones, entrevistarse con mandatarios o manifestarse en las calles.

Atrás han quedado un buen número de huelgas parciales y generales en Grecia, Francia, Portugal, Italia y España que de nada han servido. Los sindicatos mayoritarios europeos siguen pidiendo esfuerzos a los trabajadores y a los afiliados, pero éstos siguen sin ver los frutos de una estrategia que parece no llevar a ninguna parte. Y cuando se les pregunta directamente por qué no convocan una huelga general europea responden que es muy lenta la toma de decisiones a nivel supranacional y muy difícil poner de acuerdo a sindicatos de varios países. Parece que la crisis no solo despierta egoísmos nacionales en los gobiernos sino también en los sindicatos.

Y así, llevan cuatro años perdidos. Desaprovecharon la primera ocasión cuando los gobiernos comunitarios salieron en tromba a rescatar a sus entidades financieras, allá por el 2009. Luego, han tenido más ocasiones, todas desperdiciadas. Ni siquiera la constatación de la existencia del área GIPSI (antes PIIGS) en los ámbitos financieros europeos ha movido a la CES a declarar una estrategia conjunta de acción sindical contundente en esa área, que comprende a Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia. Ni siquiera el acróstico inglés empleado, que antes nos llamaba “cerdos” y ahora nos llama “gitanos”, ha conseguido unificar la conciencia y resistencia sindical en esos países.
Caben dos explicaciones, aunque las dos desesperantes. Una sería aquella que explica la parcelación estatal de las luchas sindicales por ese egoísmo nacional que la crisis y su gestión ha incentivado. Otra sería que los sindicatos mayoritarios estarían esperando a una mayor federalización de la política económica y fiscal comunitaria, con transferencia de soberanía y órganos ejecutivos con mando en plaza en todas las economías que suscribieran dicha convergencia, lo que se ha dado en llamar la “gobernanza europea”. En este caso, la CES tendría más capacidad de acción unitaria. Pero mientras tanto, los gobiernos de los países GIPSI van reduciendo el Estado del bienestar y cientos de miles de trabajadores ven reducidos su poder adquisitivo, su seguridad laboral y sus prestaciones asistenciales, en una estrategia calculada para incentivar en ellos el miedo a la protesta, dejando caer los gobiernos siempre el mismo mensaje de que “podemos llegar a estar peor de lo que estamos si no hacemos lo que tenemos que hacer”.

Y yo me pregunto… cuando las grandes corporaciones del poder económico y financiero luchan a brazo partido por sus intereses; cuando los gobiernos y parlamentos anteponen los intereses de esas corporaciones a los derechos de los ciudadanos; cuando los sindicatos mayoritarios europeos renuncian a enseñar el músculo unitario que podrían desplegar… ¿qué nos queda a los trabajadores para enfrentarnos a esta estrategia de achinizar Europa? Los movimientos sociales y políticos en red son una de esas alternativas. Los sindicatos mayoritarios deben entender que la huelga europea, o al menos, la huelga en el sur de Europa, debería ser otra. De ellos depende dar la última batalla organizada por el Estado del bienestar. Si no la dan ahora que España, Grecia y Portugal se enfrentan al anuncio casi unívoco de más recortes presupuestarios, habrán contribuido con su inacción a la regresión irremisible de la Europa social que hemos conocido hasta ahora.