2 de febrero de 2012

LA USAID EN VENEZUELA

José Steinsleger. La Jornada

El castigado contribuyente de Estados Unidos (tan celoso de su bolsillo) podría preguntarse qué sentido tiene el despilfarro oficial de millones de dólares para acabar con el ultrademocrático presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Desde el fallido golpe de abril 2002, la ecuación no ha sido refutada: a mayor ayuda para fortalecer la oposición, mayor popularidad del líder bolivariano.

El año entrante Chávez cumplirá 15 años al frente del architolerante proceso que viró de raíz el falso republicanismo del país andino-caribeño. Y en la actualidad, cuando se apresta para la tercera reelección, los sondeos de opinión dan a Chávez más de 60 por ciento de popularidad.
¿Qué hizo la oposición con los 57 millones de dólares que recibió de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés)? ¿Cómo se financia hoy, cuando la Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Autodeterminación Nacional prohíbe desde finales de 2010 el financiamiento externo para fines políticos?
La impetuosa investigadora y abogada estadounidense Eva Golinger nos recuerda que en enero 2002, cuando el señor Russell Porter llegó a Venezuela para dirigir la Oficina de Iniciativas hacia una Transición (sic, OTI, división de la USAID dedicada a la promoción de transiciones en países estratégicamente importantes para Washington), su tarea era ayudar con una transición hacia la democracia (sic).
Venezuela contaba desde finales de 1998 con un gobierno democrático que apoyaba la mayoría del país. Mas no a la medida del imperio… ¿Se entiende? Y a pesar de que Mark Feierstein (actual titular para América Latina de la USAID), tras mucho investigar descubrió (sic) que Chávez era “…extremadamente popular entre sus partidarios, aunque muchos se sienten incómodos con él” (sic). ¿Se refería a los que anhelaban radicalizar la revolución, o a los que lucran con el discurso revolucionario?
Porter no quiso ser menos, y luego de consultar a la oposición, escribió en un informe de 2002 (luego del golpe): “Hay un consenso de que Chávez no terminará el año como presidente. Para preservar la democracia, un apoyo inmediato es necesario para los medios independientes y la sociedad civil… Una de las grandes debilidades en Venezuela es la falta de una sociedad civil vibrante” (sic).
Según informes públicos emitidos en España por la Fundación de Relaciones Internacionales y Diálogo Exterior (FRIDE) –vinculada a la ingerencista National Endowment Democracy (NED)–, la USAID/OTI desembolsó 10 millones de dólares (2001-05) para financiar alrededor de 64 grupos y programas.
La USAID aumentó su presupuesto y reorientó la estrategia de su gestión enfocándola en la juventud (sector que no había sido explotado), con talleres sobre cómo utilizar redes como Twitter y Facebook. Desde 2006, USAID gastó más de 34 por ciento del presupuesto en el país (15 millones), hasta completar 57 millones de dólares en 2010.
El patrón de financiamiento ha sido más o menos igual al de otros países peligrosos (Ecuador, Bolivia, Nicaragua…): apoyar a líderes e instituciones calificadas de moderadas, pero que en la práctica buscan la desestabilización de los gobiernos democráticos.
Documentos desclasificados del gobierno estadounidense revelan que en los meses previos al golpe de 2002, seis oficinas del Departamento de Estado gastaron 695 mil dólares para financiar conferencias y seminarios que favorecían a la oposición. La NED tenía un programa de 900 mil dólares que trabaja con el Instituto Demócrata (NDI), el republicano (IRI) y el Centro de Solidaridad Laboral, para fortalecer a la central sindical CTV.
Los programas de la USAID/NED/OTI, o sellos no lucrativos como Transparencia Internacional, de Alemania (TI), y Development Alternatives Inc (DAI, contratista del Departamento de Estado), financian y asesoran a partidos políticos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y medios de comunicación vinculados al antichavismo.
El bosque de siglas y grupos mercenarios que viven de la USAID es frondoso. Sólo el Plan Consenso País aglutina organizaciones como Alianza Bravo Pueblo (Antonio Ledezma), Fedecámaras (Hugo Fonseca y Jorge Botti), Asamblea de Ciudadanos (Maxim Ross), RCTV (William Echeverría), Sinergia (Jorge Reyes), Cedice (Aurelio Concheso), la Iglesia Católica ( Mikel de Iana), Gente de Petróleo (Nelson Benítez), Alianza Cívica (Elías Santana), COPEI (Eduardo Fernández), Un Solo Pueblo (William Ojeda), Coordinadora Democrática (Diego Urbaneja), Asamblea de Ciudadanos (Axei Carriles), Acción Democrática (Ramón Rangel), CTV (Alfredo Padilla), Liderazgo y Visión (Alonso Domínguez), Red Democrática Universitaria (Tomás Páez), Visión Emergente (Cipriano Heredia) y Bandera Roja (Carlos Hermoso).

Lo cierto es que más allá de lo que se opine sobre Chávez, los expertos de la USAID que entrenan y capacitan a la oposición democrática, aseguran el futuro exitoso de la revolución bolivariana. Pues los unos han probado ser más torpes y brutos que los otros. Y hasta la fecha, no han podido encontrar un solo líder que los represente.

1 de febrero de 2012

LA AMARGURA DEL POLICÍA ALEMÁN HENSCH

Un testigo evoca la manipulación con la que el gobierno alemán fabricó el consenso belicista para intervenir en Kosovo

Rafael Poch. La Vanguardia
Henning Hensch, un policía alemán retirado con carnet del SPD, se declara aun dolido por lo que vivió en 1999, pero, ¿a quien le interesa hoy la guerra de Kosovo, si ya nos hemos olvidado de la de Libia y preparamos la de Irán? Este jubilado de la localidad de Lütjenburg, en el extremo norte de Alemania, continúa dándole vueltas.
En 1998 fue uno de los seleccionados por el ministerio de exteriores para engrosar los equipos de observadores de la OSCE en Kosovo. En esa calidad actuó como perito en Rachak y Rugovo, dos localidades albanesas en las que su gobierno, socialdemócrata, engañó a la opinión pública escenificando dos masacres que no lo fueron. La primera guerra con participación de Alemania desde Hitler, comenzó con esas mentiras.
"Este era un país opuesto a la guerra y consiguieron que, por primera vez en más de cincuenta años, se metiera en una", explica por teléfono Hensch, que confiesa que, "antes de esa experiencias nunca imaginé que en mi país pudiera pasar algo así, es decir que el gobierno y la prensa mintieran al unísono y engañaran a la población".
Todavía hoy, trece años después, se confiesa "amargado" por ello. El día 15 Hensch explicó su historia en un documental de la televisión NRD. En 1999 habría sido una bomba, pero ¿hoy?

La masacre que no fue
Rachak y Rugovo son dos pueblos del noroeste de Kosovo, al sur de la capital de distrito de Pec. Con la frontera albanesa muy cerca, en 1998 la región era zona de acción de la guerrilla albanesa UCK, sostenida y financiada por la OTAN, la CIA y el servicio secreto británico.
Aquel año la UCK cometió tantos desmanes con civiles serbios, gitanos y albaneses "colaboracionistas" que su jefe local, Ramush Haradinaj, luego primer ministro de Kosovo, hasta llegó a ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra por un tribunal que era comparsa de la OTAN.
Haradinaj fue absuelto, entre otras cosas porque diez de los nueve testigos que debían declarar contra él fueron eliminados antes de que pudieran hacerlo, unos en "accidentes de tráfico", otros en "peleas de bar", otros en atentados. Así hasta nueve.
En cualquier caso, a principios de 1999 el ejército yugoslavo respondió con gran fuerza a aquella ofensiva de la UCK teledirigida por la OTAN, con una contraofensiva.
Cerca de Rachak y de Rugova varias decenas de guerrilleros albaneses cayeron en emboscadas ante el ejército. Hensch estuvo allí. Vio a los guerrilleros muertos con sus armas, carnets y emblemas de la UCK cosidos en sus guerreras. En Rugovo, los yugoslavos juntaron los cadáveres en el pueblo y los observadores de la OSCE hicieron fotos.
"Esas fotos, convenientemente filtradas de todo rastro de armas y emblemas de la UCK, hicieron pasar lo que fue un enfrentamiento militar con grupos armados, por pruebas de una masacre de civiles", dice Hensch. "Ambos bandos cometían exactamente los mismos crímenes, pero había que poner toda la responsabilidad sólo sobre uno de ellos", dice el policía jubilado.
El 27 de abril el entonces ministro socialdemócrata de defensa alemán, Rudolf Scharping, presentó en rueda de prensa aquellas fotos en las que se veía los cadáveres de los guerrilleros amontonados en el papel de civiles inocentes masacrados.
Al día siguiente, el diario Bild publicaba una de ellas en portada con el titular: "Por esto hacemos la guerra".

Cambiar un consenso pacifista
La generación de Hensch estaba cansada de guerras. Hasta los años ochenta en la sociedad había un enorme consenso pacifista, algo que atravesaba incluso a los partidos de la derecha y por supuesto al SPD, el partido de Hensch.
"Teníamos una guerra terrible a nuestras espaldas y decíamos "nunca más", así fuimos socializados", recuerda Albrecht Müller, antiguo funcionario de la administración de Willy Brandt, que desempolva el programa de su partido de diciembre de 1989:
"Nuestra meta es disolver los bloques militares mediante un orden de paz europeo. El hundimiento del bloque del Este reduce el sentido de las alianzas militares e incrementa el de las alianzas políticas (...) se abre la perspectiva para un fin del estacionamiento de las fuerzas armadas americanas y soviéticas fuera de su territorio en Europa".
"El Bundeswehr tiene que limitarse exclusivamente a la defensa del país". Desde la guerra contra Yugoslavia ese estado de ánimo se ha cambiado por un nuevo catálogo: El uso del ejercito es posible sin haber agotado los escenarios de negociación, la OTAN puede ser utilizada fuera de su área, el Bundeswehr ya no limita su función a la defensa del país, sino que puede usarse en Kosovo o en el Hindukush, y el ejercito puede utilizarse para proteger las rutas comerciales, el abastecimiento de materias primas, explica.
Para cambiar ese consenso nacional la OTAN, el gobierno de socialdemócratas y verdes (1998-2005) y los medios de comunicación, se tuvieron que emplear a fondo.
El "Media Operation Center" de la OTAN dirigido por el infame Jamie Shea, fue una fábrica de mentiras, que los periodistas retransmitían. Shea, un hombre deshonesto, decía que el truco era, "mantener a los periodistas lo más ocupados posible, alimentándoles constantemente con briefings, de tal manera que no tengan tiempo para buscar información por si mismos".
Años después Shea dijo que, "si hubiéramos perdido la opinión pública alemana, la habríamos perdido en toda Europa".

Fabricar la versión del conflicto
El relato del conjunto de la guerra en los Balcanes se basó en una fenomenal sarta de mentiras, amnesias y omisiones. Primero los croatas, luego los bosnios y finalmente el UCK, utilizaron los servicios de la misma empresa de relaciones públicas norteamericana, Ruder Finn, que entre los años sesenta y los noventa había sido contratada por Philip Morris para enturbiar la evidencia de los nocivos efectos del tabaquismo. La opinión pública europea fue intoxicada.
Como hoy se conoce perfectamente, antes de la intervención de la OTAN no había en el conflicto de Kosovo la "catástrofe humanitaria" que las potencias se inventaron para intervenir, sino una violencia que en 1998 partió de la UCK y a la que el ejército yugoslavo respondió con la misma violencia, explicaron miembros del equipo de la OSCE como el general alemán retirado Heinz Loquai y la diplomática estadounidense Norma Brown en el documental de la cadena de televisión alemana "Es began mit einer Lüge" (comenzó con una mentira).
Los medios alemanes ignoraron tres datos fundamentales: la tradicional hostilidad de su país hacia Yugoslavia, que medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Der Spiegel y Die Welt consideraban una "creación artificial".
El hecho de tanto croatas como bosnios musulmanes, liderados en los noventa por dirigentes de la misma calaña que Milosevic, habían sido aliados de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y partícipes, junto con los alemanes, del genocidio de un millón de serbios desencadenado entonces por los nazis.
Y en tercer lugar, la naturaleza ilegal de las acciones militares de la OTAN desde el punto de vista de la ley internacional. El ministro de exteriores verde Josef Fischer comparó a "los serbios" con los nazis y al conflicto de Kosovo con Auschwitz, comparaciones que el General Loquai califica de monstruosas, "espacialmente en boca de un alemán". Algunas de las mentiras concretas y puntuales fueron las siguientes:

Mecanismo con futuro
El ministro de defensa Rudolf Scharping dijo antes de la intervención que los serbios habían matado a 100.000 albaneses en Kosovo. La realidad es que se contabilizaron entre cinco mil y siete mil, entre muertos y desaparecidos, todos los bandos juntos e incluidas las víctimas de bombas de la OTAN.
-Scharping suscribió la leyenda del "plan herradura" de Milosevic: rodear a la población albanesa y deportarla antes del inicio de los bombardeos. Mencionó la "expulsión de millones" y "400.000 refugiados" albaneses antes del inicio de la operación de la OTAN.
La realidad fue que para verano de 1999, a las pocas semanas de la ocupación de Kosovo por la OTAN, 230.000 serbios, montenegrinos, gitanos y albaneses "colaboracionistas" fueron expulsados de Kosovo mientras en la región había 46.000 soldados de la OTAN, es decir uno por cada cuatro expulsados.
-Pueblos que habían sido destruidos después de iniciada la guerra por la OTAN se presentaron como destruidos antes, como incentivo para iniciarla.
-Se ocultó que la miseria de los refugiados albaneses y su estampida también era consecuencia de los ataques de la OTAN.
-Scharping informó del inexistente "campo de concentración" de Milosevic en el estadio de Pristina con "varios miles de internados". Diez años después, el ministro dijo que sólo eran "sospechas".
-Se informó falsamente de "cinco dirigentes albaneses" ejecutados y de "veinte profesores" albaneses fusilados antes sus alumnos.
Todo ello se hizo para justificar más de 6000 ataques de la OTAN sin mandato de la ONU cuyo sentido era demostrar que la OTAN tenía razón de ser y aprovechar las violencias –agravadas por la intervención de las potencias – para disolver Yugoslavia, un estado anómalo en el nuevo orden europeo posterior al fin de la guerra fría. Ningún político y medio de comunicación se ha disculpado y la misma constelación actúa, y está preparada para actuar, en los conflictos del presente y el futuro.

31 de enero de 2012

¿QUÉ TEORÍA?, ¿QUÉ CRISIS? Y ¿QUÉ PODER?

Iñaki Gil de San Vicente. Tercera Información


Hoy vamos a debatir en esta Venezuela tan vibrante algunas ponencias sobre el contexto mundial. Debido al poco tiempo disponible voy a hablar casi telegráficamente para poder explicar que no podemos realizar un buen análisis del contexto si no utilizamos el método marxista, si no utilizamos la teoría marxista de la crisis y si no fijamos el objetivo de la toma del poder, según lo explica la teoría marxista de la revolución.

1. Un comentario generalizado dentro de las organizaciones internacionales del capital, de la gran banca, de los Estados imperialistas, de la prensa burguesa especializada, es que apenas se sabe nada seguro sobre qué está ocurriendo en la actualidad, sobre sus causas, su duración y su desenlace. Recordemos que cuando estalló la crisis financiero-inmobiliaria en el Japón de 1990 se nos dijo desde la pomposa “ciencia económica” que aquello pasaría pronto, que era un simple “catarro” de la entonces segunda economía del mundo. Recordemos que la crisis de los “tigres asiáticos” de 1997 fue negada como tal por el FMI. Recordemos que el argentinazo de 2001 sorprendió hasta a dios, y que la crisis actual crisis iniciada en 2007 ha sido negada como tal hasta prácticamente 2009 o 2010. Hemos recurrido sólo a unos muy pocos y recientes ejemplos del estrepitoso fracaso de la “ciencia económica”. Ahora mismo, aparte de constatar la gravedad de la situación, la intelectualidad burguesa no sabe realmente qué es lo que sucede. Pero no creamos que lo sabe el reformismo, de hecho el fracaso teórico y político del reformismo es aun mayor, si cabe, que el del imperialismo. Recordemos que fue el reformismo el que elaboró o ayudó a elaborar las famosas “nueva economía”, “economía inmaterial”, “economía de la inteligencia” y otras que venían a decir que el capitalismo había superado las crisis para siempre, que eran cosa del pasado, que nunca volverían a producirse.

Por tanto, no estamos sólo ante una crisis sistémica, también estamos ante una crisis de la “ciencia económica” burguesa, que es una ideología destinada a ocultar la realidad objetiva de la explotación asalariada. Este punto es central para definir el contexto mundial ya que no debemos abordarlo exclusivamente desde un economicismo mecanicista, sino a la vez desde el fracaso histórico del pensamiento burgués. Tomar conciencia de este hecho nos vacuna contra la superficialidad y la unilateralidad ya que nos pone ante una lección histórica: las clases propietarias de las fuerzas productivas son tanto más inhumanas y salvajes cuanto más ignorantes y ciegas son, porque entonces ni siquiera prestan oídos a las propuestas reformistas que siempre quieren ayudarles, sino que más temprano que tarde terminan recurriendo a la violencia reaccionaria más atroz.

Si ha fracasado la “ciencia económica” ¿a qué teoría explicativa debemos recurrir? El marxismo se enfrenta a la ideología burguesa en todo, pero especialmente en cuatro puntos irreconciliables: uno, la teoría de la explotación asalariada y de la economía en general; dos, la teoría del Estado, de la democracia y de la violencia en general; tres, la teoría del conocimiento, la dialéctica materialista; y, cuatro, la teoría ética y moral. Se trata de un choque frontal, inevitable y obligado, sobre todo en los períodos de crisis sistémica como el actual. Hasta no hace mucho, la casta intelectual había jurado que el marxismo era un cadáver putrefacto. Ahora incluso sectores de esta casta empiezan a citar a Marx descontextualizándolo, pero no al marxismo como corriente rica y compleja, crítica y creativa, para no perder audiencia.

En realidad el marxismo no ha “vuelto” porque nunca se fue. Siempre que exista explotación económica, opresión estatal, dominación cultural y miseria ético-moral, además de otras injusticias, el marxismo estará activo porque es la teoría-matriz que explica por qué todas las opresiones por pequeñas que sean, por aisladas que parezcan estar, todas, sin embargo están relacionadas entre sí mediante una dinámica interna, un hilo rojo que las recorre y conecta por debajo de la apariencia inmediatamente visible, y eso que las une no es otra cosa que la propiedad capitalista de las fuerzas productivas. Por eso el marxismo afirma contundentemente que las crisis resurgirán una y otra vez siempre que siga existiendo el capitalismo, como sucede ahora mismo. El contexto actual vuelve a certificar la validez científico-crítica del marxismo. Pero el marxismo es la única concepción del mundo, la única praxis, que reafirma y asume que su destino es desaparecer, extinguirse a la vez que se extingue y desaparece el capitalismo, que es su causa. Después, con el avance del socialismo al comunismo surgirá una nueva forma de ser humano, con un pensamiento que ahora no podemos ni imaginar.

2. Las primeras interpretaciones de la crisis, entre 2007 y 2009, echaban la culpa a los préstamos de “mala calidad”, a la insolvencia de la gente pobre, explotada, que se había dejado llevar por su afán consumista sin disponer de recursos para devolver la deuda. Más tarde, bajo la presión de los hechos, se añadió la responsabilidad de los banqueros “irresponsables” y hasta corruptos, y, por último y en general, a la “mala gestión” financiera. Verdades a medias destinadas a ocultar la responsabilidad última, la del capitalismo en cuanto tal. No se podía ni debía criticar la raíz del mal: la propiedad privada, y por ello había que recargar la culpa en diversas expresiones de la personalidad humana tal cual la entiende la burguesía, o sea, una interpretación psicologicista, biologicista, esotérica e idealista. De la misma forma en que se habla de la “mano invisible del mercado” -negando el puño de acero del Estado- se recurre también a los “instintos consumistas” y a la “naturaleza humana” cegada por el afán de lucro.

Lenin decía que la realidad es tozuda. Los hechos terminaron imponiéndose y se supo que poco antes de otoño de 2007 la CEOE había reconocido que los beneficios mundiales estaban a la baja, pero esta verdad cruda no convenía airearla porque surgirían las preguntas: ¿no confirma eso una de las críticas marxistas al capitalismo, que la tasa media de beneficio tiende a la baja? Era una verdad tan incómoda que la misma burguesía la negó incluso aunque ya la habían descubierto sus dos fundamentales economistas, Smith y Ricardo. La verdad es revolucionaria, decía con razón Gramsci, y por eso el capital necesitaba negarla. Pero la avalancha de verdades rompió todos los diques de censura: la burguesía estaba invirtiendo en masa capitales sobrantes, excedentarios e improductivos en la corrupta ingeniería financiera de alta rentabilidad inmediata y decreciente soporte material; invertía también en masa en el ladrillo, en el cemento, en las armas y menos en industria. La razón es que esta rama productiva daba poco beneficio en comparación con las otras. Y el beneficio máximo en el menor tiempo posible es el dios de la civilización del capital.

A la vez fueron conociéndose más en detalles otras contradicciones que también forzaban a la financiarización y a la baja del beneficio por los sobrecostos y gastos improductivos que generaban a la larga. La crisis energética, ecologista y alimentaria sobrecarga los costos totales y anima a la burguesía a refugiarse en la “economía del cemento” y en el capital ficticio. La crisis de hegemonía política del imperialismo le obliga a multiplicar sus gastos militares para asegurarse los recursos energéticos cada día más escasos, y la crisis de legitimidad del imperialismo occidental en el mundo merma su poder. Estas tres grandes subcrisis, o crisis parciales, venían de antes pero se agudizan con el tiempo e interactúan con la crisis estrictamente económica produciendo una sinergia demoledora. Más aún, estas cuatro subcrisis tienen todas ellas la misma raíz profunda: la lógica del máximo beneficio, aunque se han gestado cada una de ellas con ritmos y en áreas diferentes, pero siempre dentro de la unicidad del capitalismo.

El contexto actual no es sino la síntesis política de la dialéctica de estas cuatro crisis parciales que crean una crisis global superior, más grave que ninguna otra en la historia humana. Hasta ahora, las anteriores crisis estructurales o civilizacionales han provocado revoluciones, contrarrevoluciones y devastadoras guerras mundiales. Las teorías marxistas de la crisis y del imperialismo aportan las herramientas teóricas necesarias para conocer e intervenir en las tendencias que fuerzan el choque mortal entre las contradicciones irreconciliables del capitalismo, aprendiendo que la tendencia a la sobreproducción, al subconsumo, a la desproporción entre el sector I y el sector II, más la presión de la caída tendencial del beneficio medio, hacen que se vaya cuarteando el sistema desde sus bases profundas. Allí donde además este resquebrajamiento se acelera por la debilidad sociopolítica del Estado burgués, allí tiende a reproducirse lo que se define como eslabón débil de la cadena imperialista, aumentando las posibilidades de salto revolucionario.

3. Hablamos siempre de tendencias y de posibilidades, y es que la dialéctica, el materialismo histórico, insisten en el papel crucial de la acción humana, de la lucha de clases y de emancipación nacional en las salidas que puedan tener las crisis sistémicas. La importancia clave de la acción humana, siempre dentro de los encuadres objetivos dados, es la que explica la función del poder de clase, del Estado como centralizador estratégico de las violencias del capital contra el trabajo y de las decisiones socioeconómicas. El marxismo no oculta sus objetivos: acabar con la propiedad burguesa mediante la revolución social que instaure un poder popular y un Estado obrero, defendido por el pueblo en armas. Estado que debe buscar conscientemente su autoextinción en la medida en que se avanza al socialismo.

Pues bien, la tercera característica del contexto mundial es que ha puesto a la orden del día el problema radical del poder. Ninguna de las cuatro subcrisis aisladas, ni menos aún la crisis civilizacional en sí misma, tienen solución democrático-socialista si la humanidad trabajadora no instaura su poder, del mismo modo, pero a la inversa, de que no tienen salida para la burguesía si no refuerza brutalmente su criminal poder, terrorista en última instancia. La lucha de poderes irreconciliables va a adquirir cada vez más rango decisorio porque cada día se va a pudrir más la civilización del capital. La democracia-burguesa, ya muy debilitada desde la anterior gran crisis, la que desembocó en la guerra mundial de 1939-1945, es desahuciada por la clase dominante que gira ostensiblemente a la derecha, a la tecnocracia burocrática, al bonapartismo, al caudillismo, al poder oculto de la alianza financiero-industrial militarizada, con el apoyo descarado y desesperado del fundamentalismo cristiano.

La democracia en abstracto existe sólo en los delirios de algún intelectual idiota y en las mentiras propagandísticas. Sí existe la dictadura encubierta del capital, su sorda coerción que estalla estrepitosamente cuando recurre a la violencia injusta. Frente a esto se yergue el proceso que va del contrapoder popular y obrero a la democracia-socialista y a su Estado, pasando por el doble poder y el poder popular. El contexto actual actualiza la cuestión del poder, de saber qué clase social es propietaria de las fuerzas productivas, la burguesía o el proletariado, porque la irracionalidad capitalista está llevando a la humanidad al borde del desastre. La democracia-socialista, el poder popular y obrero son la única fuerza consciente que puede detener esta marcha desquiciada que mediante una escabechina sangrienta reactive una nueva fase capitalista, hasta su siguiente e inevitable gran crisis. En este contexto nos encontramos luchando a muerte por el comunismo como única alternativa al caos.

29 de enero de 2012

ALEMANIA QUIERE QUE GRECIA LE CEDA EL CONTROL DE SU PRESUPUESTO

Con Grecia al borde del derribo, el tiempo corriendo en su contra y una necesidad de alimentación asistida cada vez más intensa, Alemania está aprovechando la debilidad helena para plantear la intervención del presupuesto de los países incumplidores.

CincoDías.com / Reuters - Madrid / Berlín
Alemania está presionando para que Grecia ceda el control de su política presupuestaria a instituciones europeas, dentro de las negociaciones sobre un segundo paquete de rescate, según ha señalado a Reuters una fuente europea. El Financial Times va más allá. El diario británico ha publicado la propuesta germana y en ella se detalla el salto cualitativo en el control sobre los asuntos internos de un Estado que pretende el país gobernado por Angela Merkel.

"Hay conversaciones internas dentro del eurogrupo y propuestas, una de las cuales viene de Alemania, sobre cómo tratar de forma constructiva los programas de ayuda a países que están fuera del objetivo continuamente, sobre si esto puede simplemente ignorarse o sobre si decimos que ya basta", aseguró la fuente.

Según las propuestas, las instituciones europeas que ya trabajan en Grecia deberían recibir "ciertos poderes de toma de decisiones" sobre política fiscal, añadieron estos medios. "Esto podría hacerse de forma aún más rigurosa a través de expertos externos", señaló.

Las peticiones alemanas de más control sobre la política presupuestaria griega se producen en medio de intensas negociaciones para finalizar un segundo paquete de rescate de 130.000 millones de euros (ampliables a 145.000 millones, según las últimas estimaciones) para Grecia, que ha incumplido en reiteradas ocasiones los objetivos fiscales impuestos por sus prestamistas internacionales.

Grecia necesita llegar a un acuerdo con sus acreedores en los próximos días para desbloquear su próximo paquete de ayuda y evitar una suspensión de pagos caótica.

"Ningún país ha presentado una propuesta semejante en el Eurogrupo", afirmó un miembro del Ministerio griego de Finanzas bajo condición de anonimato, añadiendo que el Gobierno no hará comentarios oficiales a noticias basadas en fuentes no identificadas.

Es probable que esta idea provoque una fuerte reacción en Atenas, con miras a las elecciones previstas para abril. De hecho, la Comisión Europea salió al paso este sábado de estas informaciones y, en un comunicado, aseguró que las responsabilidades ejecutivas deben permanecer en manos del Gobierno griego. "La responsabilidad recae sobre sus espaldas y así debe seguir", señala el comunicado.

Pero son varias las fuentes de la comisión que insisten en que el plan alemán está sobre la mesa y se está discutiendo. "Una de las ideas planteadas es establecer prioridades definidas de forma clara sobre la reducción de déficit a través de guías legalmente vinculantes", indicó un funcionario europeo.

El problema en Grecia, añadió, que es buena parte del proceso de diseñar el presupuesto se realiza de forma descentralizada.

"Unas guías definidas de forma clara, legalmente vinculantes, eso podría llevar a más coherencia y facilitar la toma de decisiones, y eso contribuiría a dar toda una nueva dinámica a los esfuerzos por aplicar el programa", comentó.

"No está claro que las conversaciones sobre cómo ayudar a Grecia a volver al camino correcto sigan en marcha", apuntó la fuente. "Todos estamos intentando conseguir una estabilización duradera en Grecia", añadió. "Ese es el objetivo en el que todos en Europa estamos trabajando ahora mismo".

28 de enero de 2012

AUTORITARISMO EN HUNGRÍA ANTE LA PASIVIDAD DE LA UE

La constitución húngara anula el derecho de huelga y obliga a parados a emplearse en campos de trabajo, pero la UE sólo ha cuestionado lo referente a la competencia del Banco Central.


Carmela Negrete. Diagonal

“La nueva constitución supone una vuelta al pasado. Va a ir cambiando paulatinamente la vida de Hungría hasta convertirla en un Estado totalitario”, aseguraba el periodista húngaro-austriaco Paul Lendvai en la televisión franco-alemana ARTE. De un día para otro, el gobierno húngaro despidió a 228 jueces de los mas altos tribunales y los sustituyó por otros, más acordes a “los nuevos tiempos”. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, del partido de extrema derecha Unión Cívica Húngara (Fidesz) prometió durante la campaña electoral cambiarlo todo de raíz para sacar a Hungría de la crisis. En la segunda vuelta de las elecciones, en mayo de 2010, un 70% de los votos fueron favorables a esta formación política (en la primera obtuvo un 53%).
Poco después de llegar al poder Orbán propuso la creación de una constitución que ha sido muy criticada y finalmente aprobada en enero. En ella no se menciona la palabra “república”, pero Dios aparece en numerosas ocasiones, entre menciones sobre la historia y el destino grandioso de Hungría.

La nueva carta magna prohíbe el aborto y reconoce como únicas familias posibles las heterosexuales casadas. También pone en cuestión la independencia del Tribunal Constitucional, que ya no podrá regular en materias como los presupuestos o la deuda, algo que ha enfrentado al Gobierno de Orbán con la UE. Además, prolonga el mandato de jueces y fiscales, en algunos casos hasta nueve años, como medio para asegurar a Fidesz una continuidad en el poder en el caso de perder las siguientes elecciones. A raíz de este cambio en la carta magna, otras leyes han sido rápidamente modificadas provocando el abaratamiento del despido, bajadas de salarios y pensiones, la criminalización de la indigencia o la anulación del derecho a huelga. Hasta 16 nuevas leyes fueron aprobadas la última semana del año sin debates ni preguntas parlamentarias.

Hacia el trabajo esclavo
Una de las nuevas reglas más llamativas es la obligatoriedad del trabajo para los parados de larga duración, entre los cuales hay un alto porcentaje de rom (ciudadanos de etnia gitana), dentro de campos de trabajo cerrados y vigilados, como cuenta el periódico del sindicato anarquista alemán FAU, Direkteaktion (Acción Directa) en su número de enero.

El discurso del partido en el poder supone una amenaza no sólo para los gitanos, sino también para los 100.000 judíos que viven en Hungría. El gobierno declaró la “guerra a los bancos”, queriendo escenificar una fuerza de prueba nacional frente a las intervenciones extranjeras. Entre las fuerzas financieras que se mencionan aparecen “los judíos” como corresponsables del desastre financiero global.

Aunque el primer ministro se empeñe en ensalzar la gloria nacional, crece el sentimiento de insatisfacción en el país. En diciembre y enero tuvieron lugar manifestaciones de miles de ciudadanos que, ante las puertas del parlamento, exigían la revocación de la nueva carta magna.
Hasta ahora no ha habido repulsa pública al carácter autoritario de la nueva constitución desde la Unión Europea, que ha asegurado que comprobará si se ajusta a las leyes europeas o supone algún tipo de lesión de los acuerdos. La Comisión se preocupa por otros asuntos más prácticos que la libertad, y le dio un ultimátum para que redujese el déficit. Orbán lo arregló eliminando 6.300 plazas de funcionarios a partir del 18 de enero.

Libertades suspendidas
Carl Rowlands, en un artículo reciente en New Left Project, explica que Hungría no es una anomalía en una Unión Europea que ha visto como la democracia quedaba suspendida en Grecia o en Italia. “Los cambios en Hungría son indefendibles, pero si damos un paso atrás y miramos al Reino Unido, podemos ver movimientos similares en progreso, menos obvios, más meditados y larvados”, explica Rowlands, quien destaca cómo el auge de la coalición Fidesz se ha basado en una “nueva” clase capitalista doméstica establecida en los ‘90 durante la transición desde el comunismo, formada principalmente por constructores y rentistas.

GUERRAS MONETARIAS Y ENERGÉTICAS DEL IMPERIO

Alberto Rabilotta. Alainet

La ya endémicamente peligrosa coyuntura en el Oriente Medio se agravó esta semana con la adopción por la Unión Europea (UE) del embargo sobre las compras del petróleo y petroquímicos iraníes, acompañadas por otra tanda de sanciones contra el banco central iraní. Cuando aun no se cumple el primer aniversario de los bombardeos de la OTAN para cambiar el régimen en Libia y se ven signos de una guerra civil con los combates entre las facciones “revolucionarias” y los ataques de los simpatizantes del derrocado Muammar el Gadafi, los mismos gobernantes de Estados Unidos (EE.UU.), Francia, Gran Bretaña y otros países de la UE que reclamaron una acción rápida contra el gobierno de Trípoli están exhortando ahora a acciones militares contra Siria e Irán.

Todo esto en el contexto de la grave crisis financiera y económica que azota a la UE, con sus secuelas de desempleo y empobrecimiento masivo, y que va camino de convertirse en una “guerra monetaria” por los niveles estratosféricos de endeudamiento de Estados occidentales, en particular de EE.UU., que financia su endeudamiento gracias a la primacía del billete verde como moneda de reserva y de pago para las transacciones comerciales mundiales.

Muchos países ya están buscando una alternativa al dólar estadounidense porque es evidente que con el altísimo nivel de endeudamiento de EE.UU. esa divisa carece de un respaldo sólido a mediano y largo plazo, y por lo tanto no es una divisa de reserva confiable. Hasta el FMI planteó, hace menos de un año, que era necesario buscar una alternativa al dólar. Otros países quieren una alternativa al dólar para liberarse de las presiones y sanciones de Washington y sus aliados europeos, y para poder corregir las distorsiones en los términos de intercambio que actualmente provoca el uso casi exclusivo del dólar para el comercio mundial de materias primas.

Billete verde y oro negro
El analista brasileño Pepe Escobar, que desde hace años viene cubriendo la lucha de intereses imperialistas en los países claves por sus riquezas en hidrocarburos o porque son el transito ideal u obligado de los oleoductos para transportar el petróleo o el gas natural a los mercados occidentales, escribía a mediados de enero (The Myth of “Isolated” Irán, atimes.com y tomdispacht.com) que la “línea roja” en la crisis iraní no es la cuestión nuclear, sino el petróleo y los petrodólares.

Washington y sus aliados europeos quieren provocar un cambio de régimen en Irán – país que cuenta con más del 12 por ciento de las reservas globales de hidrocarburos -, para lo cual han lanzado una guerra monetaria destinada a provocar una “megadevaluación” del rial iraní mediante las sanciones decididas por el Congreso estadounidense en diciembre pasado a los bancos y empresas que hagan transacciones con el Banco Central Iraní.

Esta política, según Escobar y otros analistas, no tendrá necesariamente los resultados esperados, porque esas agresiones apuntalarán la política de “sustitución de importaciones” (que tanto sirvió en el pasado y sigue sirviendo en el presente en muchos países sudamericanos), lo que generará empleos, facilitará la exportación de productos iraníes que no son del ramo petrolero y consolidará en el mercado iraní la predominancia de China como proveedor de bienes industriales y de alta tecnología.

Irán no está tan aislado como Washington quisiera. El gasoducto Irán-Pakistán – recuerda Escobar - está en marcha y el primer ministro paquistaní Yusuf Gilani visita con frecuencia Teherán. El presidente afgano Hamid Karzay afirmó que quiere estrechar los lazos con Irán, y hasta las autoridades de Turquía, país que actúa como punta de lanza contra el gobierno sirio en estos momentos, han “señalado su rechazo a más sanciones de EE.UU. contra el petróleo iraní”, porque Turquía quiere que ser el país por el cual pase el gasoducto que “algún día” llevará el gas iraní a Europa.

Los analistas latinoamericanos, que no están sujetos al filtro mediático europeo o estadounidense, saben que la reciente gira del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad por varios países de América latina, una región donde si alguien está aislado es Washington, fue exitosa. Y en Asia, donde están los principales clientes del petroleo iraní, Teherán cuenta con al menos dos compradores fieles - India y China - que ya rechazaron participar en esa “guerra económica” lanzada por Washington y la UE.

Oro negro sin billete verde
Beijing ya está comprando petróleo con yuanes en otros países, y negociando compras futuras de crudo con su moneda en nada menos que Catar, ese pequeñísimo país del Golfo Pérsico gobernado por una monarquía absoluta que defiende absolutamente la introducción por la fuerza de “la democracia de la OTAN” en países que están lejos de sus fronteras, como Siria y Libia.

El embajador M. K. Bhadrakumar, ex diplomático de India que tuvo puestos en la ex Unión Soviética, Corea del Sur, Turquía y varios países asiáticos, y escribe regularmente en Asia Times, analiza esta semana la reciente visita que el primer Ministro chino Wen Jiabao efectuó a Catar, y sus declaraciones a la prensa. Wen Jiabao dijo que su país quiere invertir en Catar para producir petroquímicos, para lo cual Beijing y Doha invertirán conjuntamente en la construcción de una refinería en China. Y también informó de que empresas chinas quieren participar en los “proyectos de infraestructura en Catar”, y que en lo tocante al gas natural ambos países están en discusión sobre “una cooperación a largo plazo, estable y exhaustiva”.

Y como subraya Bhadrakumar, el primer ministro chino dejó la sorpresa para el final, cuando se refirió a “otro punto importante”: “A fin de encarar temas de inversión, nosotros [China y Catar] necesitamos apoyo financiero. Por lo tanto llegamos a otro acuerdo, un acuerdo de cooperación que vincula las finanzas con la inversión. Catar también propuso el uso de moneda local en los pagos comerciales e incluso una tasa específica. Pienso que esta propuesta se puede estudiar”.

Unos días antes, recuerda el ex Embajador y analista, el primer ministro chino firmó un acuerdo de intercambio monetario entre su país y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) por un monto equivalente a cinco mil 500 millones de dólares. Este “swap”, según la declaración del banco central de China, apunta a “fortalecer la cooperación financiera bilateral, promover el comercio y las inversiones y conjuntamente salvaguardar la estabilidad financiera regional”.

Al hablar frente a una “cumbre energética en los EAU, Wen lanzó la propuesta de crear un organismo internacional que tenga el mandato de determinar el precio del petróleo y que regularía las políticas de toda la cadena de suministro involucrando a los países proveedores, los consumidores e incluso los países de tránsito”, agrega el ex Embajador Bhadrakumar.

La introducción del yuan, el euro, la libra, el rublo y otras divisas, e incluso la propuesta de crear una “canasta” de divisas en el comercio petrolero para terminar con la “tiranía del dólar estadounidense”, es una vieja aspiración de gobernantes que en algunos casos, como escribe Pepe Escobar, terminaron siendo derrocados por intervenciones militares: En el 2000 “Saddam Hussein abandonó el dólar como la divisa para las transacciones del petróleo que Irak exportaba” y tres años más tarde EE.UU. lanzó una guerra contra Irak para efectuar un “cambio de régimen”; Muammar el Gadafi había propuesto la creación de una moneda para los intercambios comerciales del continente africano - el dinar oro -, y en marzo del 2011 “Francia, Gran Bretaña, EE.UU., Canadá, Qatar y otros países de la OTAN invadieron a Libia”, para efectuar un “cambio de régimen”.

Por eso mismo, según Escobar, dejando de lado las nuevas sanciones contra el Banco Central Iraní que tardarán meses en ser aplicadas en su totalidad e ignorando las amenazas de cerrar el tráfico petrolero en el Estrecho de Ormuz – algo improbable porque es por ahí que sale la mayor parte del petróleo que Irán exporta -, quizás la “clave principal de la crisis montante en el Golfo Pérsico proviene de este movimiento para torpedear el petrodólar como la divisa para todo tipo de intercambios”.

Irán y Rusia ya utilizan sus divisas nacionales para realizar el comercio bilateral. India acordó con Irán que los pagos por las importaciones de petróleo iraní – que suman entre 12 y 14 mil millones de dólares anuales – serán efectuados en rupias indias y que posteriormente se convertirían en una moneda denominada de manera separada. Una fuente israelí cercana a los servicios de inteligencia (DEBKAfile) afirmó esta semana que Irán e India están negociando el pago en oro como alternativa.

Lo que ex Embajador Bhadrakumar subraya es que mientras Rusia e India tienen posiciones no subordinadas a EE.UU., este no es el caso de los EAU y Catar, monarquías que constituyen piezas claves de la estrategia occidental en el Oriente Medio y un vital apuntalamiento para el reciclado de los petrodólares.

El gobierno chino “está posicionándose en medio de la línea divisoria” y fortaleciendo sus intereses en ambas riberas del Golfo Pérsico, lo cual “abre un fantástico panorama de cooperación entre China y el Consejo de Cooperación del Golfo” (CCG), comenta el ex Embajador Bhadrakumar, quien agrega que la utilización del yuan y de las divisas de los países del Golfo Pérsico en los intercambios bilaterales crea “una nueva matriz” que permite avizorar el reemplazo del dólar estadounidense como la moneda de intercambio en el comercio petrolero con los países asiáticos.

En un articulo titulado “Europe at war with Iran” el analista brasileño Pepe Escobar recuerda que nada menos que la gigantesca petrolera británica British Petroleum (BP) ha pedido al gobierno de Barack Obama ser exceptuada del sistema de sanciones contra Irán para no comprometer el desarrollo del yacimiento gasífero Shah Deniz II en Azerbaiyán, que tiene un costo de 22 mil millones de dólares y alimentará el proyectado gasoducto Nabucco, diseñado para alimentar a la UE con el gas del Mar de Caspio evitando el transito por Rusia, país que actualmente es el principal abastecedor de gas natural de muchos países de la UE.

Y añadiendo que Irán tiene una participación en este proyecto que le permite bloquearlo, Escobar ironiza sobre la “situación pos-surrealista” de la gigantesca petrolera británica BP “implorando a EE.UU. que la exceptúe de sanciones porque de otra manera se pondrá en riesgo la seguridad energética de Europa”

China, Rusia, India, Japón y otros países, entre ellos muchos de América latina, están tejiendo una serie de acuerdos bilaterales para negociar con sus propias monedas que –según Escobar –, se convertirá inexorablemente en un asunto multilateral, lo que significa que el billete verde irá lentamente siendo desplazado como la divisa de reserva a nivel mundial, “con todas las consecuencias sísmicas que esto implica”.