5 de enero de 2012

¿NUEVA CRISIS DEL PETRÓLEO?

Germán Gorráiz López. Rebelión

Inicio del declive mundial en la producción del crudo: Según la Asociación para el Estudio del Petróleo y el Gas, (ASPO) ,la producción mundial de petróleo habría iniciado ya su declive, fenómeno que se explica por medio de los métodos de análisis del geólogo King Hubbert sobre la producción de petróleo de los Estados Unidos, método conocido como la "curva de Hubbert" (Hubbert, calculó en 1956 con extraordinaria precisión, la fecha en que los Estados Unidos no podrían producir más petróleo aunque se perforarán más pozos, proceso de disminución que continúa y provoca que Estados Unidos requiera importar cada año más petróleo).


La producción actual de petróleo proviene en más de un 60% de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas, con mayor coste productivo y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales y siendo el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones abismal , en una proporción de 4 a 1 y según los expertos , el tiempo necesario para poner en marcha a pleno rendimiento un yacimiento es de alrededor de 6 años, por lo que cualquier descubrimiento no podrá entrar en operación hasta después del 2010 y a modo de ejemplo, los nuevos proyectos de infraestructura petrolera de extracción de crudo considerados como "grandes," (aquellos de más de 500 millones de barriles), en Arabia Saudí para el 2011 son inexistentes.

¿Nueva crisis del petróleo?: La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mantiene sin cambios su pronóstico sobre la demanda mundial en 2011 y 2012, que cifra en 87,81 y 89,01 millones de barriles diarios (mbd), respectivamente, pese a las incertidumbres que se ciernen sobre el mercado, con lo que la previsión del crecimiento de la demanda petrolera mundial en 2012 permanece así sin cambios en 1,2 mbd (un 1,36 por ciento anual)", señala la OPEP en su informe mensual correspondiente a noviembre.


En cualquier caso, la recuperación y la demanda estarán lideradas por países emergentes como China , pues su demanda de petróleo no ha dejado de crecer vertiginosamente llegando en la actualidad a unos 8.200 mb/d (9,72%) frente a una producción de 3.860 mb/d, lo que hace que sea netamente importador de unos 4.340 mb/d. ( cerca del 10% del total comercializado en el mercado) y para el 2011 China incrementará su demanda petrolera en 560.000 bpd., lo que representa un 50% del total del incremento mundial de consumo petrolero para este año y convertiría a China en el segundo consumidor mundial .

Sin embargo, el estancamiento del precio del crudo en el bienio 2008-2010 (a pesar de los sucesivos recortes de producción por parte de la OPEP) debido a la severa contracción de la demanda mundial y a la huida de los brokers especulativos , ha imposibilitado a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 90 $) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.015, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desequilibrantes.

Así, Irán, el segundo mayor productor de la OPEP, podría tratar de impedir el tráfico a través del estratégico Estrecho de Ormuz si Estados Unidos recurre a la acción militar contra la República Islámica sobre su disputado programa nuclear y según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), 13,4 millones de barriles por día (bpd) de crudo pasarían a través del estrecho canal en buques petroleros,(lo que representa casi el 40 por ciento del suministro de crudo que se comercializa mundialmente).

Todo ello, originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 ( rondando los 150 $) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que, aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales .

Ello aunado con la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial , pues la carestía de productos agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, arroz, sorgo y mijo) y el incremento bestial de dichos productos en los mercados mundiales que tuvo su punta de iceberg en el 2.007, irá presumiblemente “in crescendo” a lo largo de esta década hasta alcanzar su cenit en el horizonte del 2.016

LA DEMOLICIÓN DE CANADÁ

Alberto Rabilotta. ALAI AMLATINA

La gran crisis del capitalismo está permitiendo a la plutocracia financiera dominante destruir una a una todas las grandes conquistas socioeconómicas de los pueblos. Parecería que nada puede resistir a esa brutal aplanadora que cotidianamente deja un tendal de desempleados y excluidos. Y Canadá no es una excepción.

En Canadá el 2011 terminó y el 2012 comienza con dos importantes cierres patronales (lock-out) para cortar los salarios y destruir a los sindicatos. El primer lock-out es el de la empresa Electro-Motive Canadá de London, provincia de Ontario, una filial de la transnacional Carterpillar de Estados Unidos (EE.UU.) que exige de sus 420 trabajadores la aceptación de una baja de 50 por ciento en el salario, las pensiones y beneficios. El segundo lock-out es en la fundición de la transnacional minera Río Tinto Alcan en Alma, provincia de Québec, donde 780 trabajadores fueron impedidos de entrar al trabajo después de semanas de negociaciones infructuosas para renovar el contrato colectivo de trabajo, que expiró el domingo pasado.

Ambos casos no sorprenden. La baja de salarios y de las pensiones, y el debilitamiento o la demolición de los sindicatos se han convertido en la norma en Canadá bajo el gobierno del primer ministro conservador Stephen Harper, que además ha limitado –por no decir eliminado- el derecho de huelga en el sector público federal y en el sector privado de registro federal, como fue evidente durante la reciente intervención del gobierno para poner fin a las huelgas en Correos Canadá –una empresa autónoma- y en Air Canadá, una empresa privada.

El año comienza, si uno sigue los titulares de los grandes diarios canadienses, como el Globe an Mail (G&M), con el recordatorio de que en las primeras tres horas del 2012 los ricos empresarios o ejecutivos ya ganaron el equivalente del salario anual promedio de un trabajador en el 2010 (1), o sea 44 mil 366 dólares canadienses (el dólar canadiense está casi en paridad con el estadounidense), y que el ingreso promedio de los “grandes jefes de empresas” en el 2010 fue equivalente a 189 salarios anuales del trabajador promedio, o sea de ocho millones 385 mil dólares, según los cálculos del Centro Canadiense para Políticas Alternativas (CCPA, en su sigla en inglés). Por su parte el Toronto Star, diario de mayor circulación en el país, destaca la misma información, enfatizando que en el 2010 los 100 ejecutivos mejor pagados del país se concedieron un aumento del 27 por ciento, mientras que el trabajador canadiense promedio solo logró un alza de 1.1 por ciento, o sea menos que la tasa de inflación.


Implantando la desigualdad a marcha forzada

Para quienes han vivido en Canadá durante las últimas cuatro o cinco décadas, como es el caso de quien esto escribe, es visible y palpable la rápida demolición a partir de mediados de los 90 y con una fuerte aceleración desde mediados de la década pasada, cuando los conservadores de Harper llagaron al gobierno, de un sistema que había alcanzado - entro de las economías capitalistas avanzadas-, niveles de igualdad más comparables a los países nórdicos de Europa que a los de EE.UU., como es constatable en las gráficas que miden el “índice Gini” en las últimas tres décadas de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El último informe de la OCDE sobre el aumento de la desigualdad en los países miembros (2) revela que desde mediados de los años 90 del siglo pasado se agranda la brecha entre ricos y pobres en Canadá: El tope de la pirámide canadiense, el uno por ciento de los ricos, vio pasar su parte de los ingresos totales del país de 8.1 por ciento en 1980 a 13.3 por ciento en 2007, y la parte de la riqueza que se apropian los más ricos, el 0.1 por ciento, pasó del dos al 5.3 por ciento.

En gran medida esto se explica por la baja de impuestos que favorece a los más ricos: la tasa marginal sobre los ingresos personales que impone el Estado federal bajó 14 por ciento: de 43 por ciento en 1981 pasó a 29 por ciento en 2010, según las cifras de la OCDE.

En cuanto las grandes y medianas empresas canadienses y extranjeras establecidas en el país, que según la agencia Estadísticas Canadá tienen atesorados en reservas y depósitos bancarios más de 583 mil millones de dólares canadienses y 276 mil millones en divisas extranjeras – lo que significa un aumento del 9.0 por ciento desde el 2010 y del 27.3% desde el 2007 -, en el 2012 y por quinto año consecutivo recibirán una baja de su tributación federal, un regalo de dos mil 850 millones de dólares del gobierno conservador de Harper.

En efecto, en el 2012 se aplicará un recorte de 1.5% a la tributación de las empresas, que de esta manera tributarán una tasa del 15.0%, o sea 7.5 por ciento menos que en el 2007, y 15.0 por ciento menos que en la década de los 90.

Como se pregunta el economista Jim Stanford, del sindicato de Trabajadores Canadienses del Automóvil (CAW, en su sigla en inglés), ¿por qué razón en tiempos de déficit fiscales el gobierno se endeuda aun más para aumentar los flujos de capital de empresas que no están invirtiendo en la economía el capital sobre el cual están sentadas?

La creciente desigualdad de ingresos en Canadá se debe en gran medida a la combinación de varios factores, y en particular a la liberalización comercial que comenzó con el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos (EE.UU.) a finales de los 80 y fue ampliado a México (el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN) en los 90. Esta liberalización comercial condujo directamente a la aplicación de las políticas de “flexibilización” del mercado laboral, o sea al combate contra los sindicatos para eliminar los contratos colectivos laborales que aseguran el empleo a tiempo completo, a la reducción de salarios, pensiones, beneficios marginales y condiciones laborales, y a la instauración del “trabajo independiente”, que como señala el informe de la OCDE sobre Canadá “incrementa la desigualdad de ingresos” porque los trabajadores “autoempleados” en general ganan menos, no tienen pensión asegurada ni tampoco gozan de beneficios marginales.

En otras palabras, en una economía capitalista la sindicalización asegura mejores salarios para los trabajadores adherentes, pero también impulsa el aumento del salario mínimo. La eliminación de los sindicatos, el objetivo de la política neoliberal, es para reducir los salarios, las pensiones y empeorar las condiciones laborales.

Craig Riddell, economista especializado en asuntos laborales de la Universidad de Colombia Británica, afirma que el 20 por ciento de la desigualdad en materia de ingresos que se produjo en las últimas décadas en Canadá puede ser atribuida “a la baja de la densidad sindical”, y agrega que esto es particularmente constatable en el sector privado, donde la baja de “densidad sindical” ha sido mas pronunciada.

Al papel de los sindicatos en la reducción de la desigualdad de los ingresos se han unido, históricamente, las medidas de redistribución del ingreso adoptadas a mediados de la década de los años 30 para combatir la Gran Depresión, incluyendo la tributación progresiva y las políticas de pleno empleo – el llamado Estado benefactor -, políticas estas que han sido o están siendo abolidas en las naciones del capitalismo avanzado donde están siendo aplicados los programas de austeridad para “reducir” los déficit fiscales.

De ahí la importancia del decreciente papel del Estado en la redistribución de la riqueza a través de la fiscalidad: Hasta mediados de los años 90, según la OCDE, el sistema tributario y de redistribución fiscal canadiense era tan efectivo para contrarrestar la desigualdad como los existentes en los países Nórdicos de Europa, logrando compensar más del 70 por ciento de la desigualdad por los ingresos provenientes del mercado (ganancias bursátiles, etcétera). El efecto de la redistribución ha declinado desde entonces y ahora “los impuestos y los beneficios solo compensan menos del 40 por ciento del aumento de la desigualdad”.


De Canadá al AcáNada

En el diario G&M del pasado 16 de diciembre el académico canadiense Gerald Caplan alerta, en un articulo titulado “Be very afraid: Stephen Harper is inventing a new Canada”, que hay que temer mucho el “nuevo Canadá” que el primer ministro Harper “está inventando” desde que llegó al gobierno en el 2006, y que ya “ha transformado dramáticamente el viejo Canadá”.

Caplan destaca que en Harper se ve la “naturaleza de los verdaderos creyentes e ideólogos que creen que cualquier medio justifica sus sagrados fines”, y retoma lo expresado por el analista canadiense Laurence Martín –del G&M-, de que al igual que los conservadores estadounidenses de quienes los ‘harperitas’ tienen tanta envidia, nuestro gobierno ha fabricado una nueva realidad que está imponiendo al pueblo canadiense.

El elemento central de la “nueva realidad” es la repudiación, cuando no le conviene al gobierno, de cosas tan “irrelevantes como las evidencias, hechos concretos o la racionalidad”, y después enumerar ejemplos bien concretos a partir de acciones ministeriales, Caplan enfatiza que los “valores (del Canadá de Harper) exigen cambios fundamentales en nuestro proceso de gobierno, como el ataque directo de los sindicatos, las medidas sin precedentes adoptadas para silenciar a las organizaciones no-gubernamentales, la mordaza de los ostensiblemente independientes supervisores federales, y el desprecio de décadas de valiosa diplomacia canadiense en la ONU.

“El nuevo Canadá es un lugar donde se le ha dado al militarismo un más preciado lugar que a las operaciones para mantener la paz”, y cita a Martín, para quien “bajo Stephen Harper el gobierno devino totalmente intrusivo () Los controles de Estado están ahora en el punto máximo de toda nuestra historia moderna. Y todas las indicaciones muestran que seguirán extendiéndose”.

Cualquier observador de la política canadiense puede constatar el desprecio manifestado por el actual Ejecutivo hacia el Parlamento; el cambio radical en materia de política exterior para alinearse con las políticas más agresivas de EE.UU. e Israel; la salida del Tratado de Kioto para torpedear cualquier avance destinado a frenar el recalentamiento global; la conclusión de tratados y acuerdos (como el relativo al perímetro de seguridad continental con EE.UU.) negociados sin consultas y a espaldas del Parlamento, entre otras muchas cosas más.

La lista es larga, y como escribe el analista Campbell Clark al hacer un balance del 2011 (G&M, 28 de diciembre 2011) “en un año en el que el mundo fue sacudido por la crisis financiera y las insurgencias árabes, también sufrió cambios la posición de Canadá. Antes de salirse del campo de batalla en Afganistán, en julio, (el gobierno) se unió a la guerra aérea en Libia. Al terminar (esta guerra) el señor Harper cantó victoria, y prometió que los militares estaban listos para más (misiones). (Harper) bloqueó parte de la declaración de la reunión de los lideres del G8 que exhortaba a negociaciones de paz en Israel, y resistió a la mayoría (de la Asamblea General) de Naciones Unidas al oponerse vocalmente al pedido de reconocimiento de un Estado palestino”.

Entre las instituciones canadienses que peligran, porque los conservadores no aceptan criticas ni mención de otra opinión que la gubernamental, está la emisora pública Radio-Canadá/Canadian Broadcasting Corp.

El 2012 también comienza en este Canadá de Harper con la iniciativa gubernamental para establecer, dentro del ministerio de Relaciones Exteriores, la Oficina de Libertad Religiosa (OLR), vista por analistas como otro signo del viraje conservador en materia de política exterior, y sin duda uno que entrelaza de manera sólida al gobierno conservador canadiense con los movimientos religiosos con posiciones muy conservadoras en el país y el extranjero. La OLR, según el G&M, podrá criticar públicamente a los “regímenes” que maltraten a las minorías religiosas, y sin necesidad de pasar por los filtros moderadores de la diplomacia ni expresar la posición del Parlamento.

En el “viejo Canadá” de la democracia liberal en un capitalismo bastante regulado, con sus muchos defectos que siguen vigentes o se agravan aun más bajo el gobierno de Harper, como la terrible situación de muchísimas comunidades indígenas, había empero muchas cosas positivas porque en el marco de América del Norte era la única sociedad relativamente igualitaria, progresista, afable, tolerante social y políticamente.

País de instituciones respetadas y respetables, con un Parlamento vibrante por el respeto de la división de poderes, del procedimiento legislativo y la vigencia de la oposición, con una política exterior con una que otra arista de independencia, ese Canadá está siendo arrasado por un gobierno que, al final de cuentas y más allá de los taparrabos usuales, retórica populista, cuestiones morales o religiosas, está sin vergüenza alguna al servicio directo de intereses económicos privados. ¿Cuáles?: Los principales son las compañías petroleras que explotan el sucio petróleo bituminoso de Alberta y quieren acceder a explotar el petróleo y el gas natural en las aguas de Ártico para abastecer el mercado estadounidense; las compañías mineras y de transformación de metales que explotan yacimientos de oro, plata, cobre, cinc y demás minerales en todos los continentes, y particularmente en América latina; de los intereses de grandes bancos de depósitos e inversiones canadienses, como el Bank of Nova Scotia (Scotiabank), para citar uno que tiene tentáculos en casi toda América latina.




Notas

(1) El CCPA utiliza las cifras del 2010 porque no estaban disponibles las del 2011.





4 de enero de 2012

SOBRE EL ANONIMATO DE ANONYMOUS

Raúl. Bracho. Aporrea

He recibido varios mail debido a mi última nota en Kaos y Aporrea sobre “Una CARETA MACHISTA” donde cuestiono algunas cosas fundamentales de este grupo que a diario actúa de forma global. Pienso que es un deber publicar las más interesantes.
Hubo un comentario importante acerca del origen de la máscara usada por Anonymus, el dice su procedencia de un supuesto rebelde al reino ingles del siglo 17 y lo relaciona con el personaje de una película donde se uso la famosa máscara… pero la nota que recibí hoy me parece muy interesante y voy a reproducirla para todos y todas ustedes:


¿Quién es Anonymous, realmente?
Percy Francisco Alvarado Godoy
3 de enero de 2012
Aunque este nuevo fenómeno mediático destapa a grupos neonazis existentes en Alemania, sospechosamente ha intervenido en páginas de simpatizantes con la causa de Cuba y la liberación de los Cinco. Es un provocador de origen cubano, que vive en Alemania y que se ha vinculado con elementos anticubanos y de organizaciones anticomunistas en Ecuador, Perú, Uruguay, en Argentina y de otros países latinoamericanos, así como con organizaciones subvencionadas por la USAID, la NED, e instituciones militares de Canadá e Inglaterra.


En Estados Unidos mantiene vínculos con ultraderechistas en Los Ángeles y otras ciudades, sobre todo en Miami.

Esto huele a tufillo y detrás de ellos pueden esconderse malas intenciones.

Su presentación es: "Mi nombre es Anonymous Link. Evidentemente, no es mi verdadero nombre. Uso este para mantener mi anonimato en la red cuando me relaciono con el activismo y el cyberactivismo a través de Anonymous.

Anonymous es una idea que es compartida por un amplio grupo heterogéneo de personas cuyos miembros presentan gran variabilidad en sus funciones, grado de compromiso y permanencia en el mismo, que carece de jerarquía y líderes y cuyo objetivo es denunciar y modificar aquellas situaciones y/o acciones que, desde los gobiernos y otras entidades con poder directo y/o indirecto, se impulsan y que tienen como consecuencia primaria o secundaria la restricción de algún tipo de libertad inherente al ser humano.

Para ello, Anonymous se vale de la protesta pacífica tanto en la calle como en la red, a través de manifestaciones, ataques DDoS y otro tipo de operaciones. Anonymous se ha convertido en un movimiento que se ha extendido por todo el globo y que ha apoyado varias iniciativas de otros grupos que perseguían los mismos principios e ideales.

Por ello, una descripción de mi está de más. Subiré videos relacionados con la protesta y el activismo, así como expresando mi opinión. Si deseas unirte a Anonymous, estar al tanto de novedades y/o intercambiar opiniones, puedes agregarme como amigo, suscribirte a mi canal y/o mandarme mensajes."

Mantiene vínculos en facebook con la Red de Seguridad y Defensa de América Latina, cuya Visión es: "Una organización que a través del trabajo en red, genera, enlaza y potencia las capacidades y esfuerzos de los tomadores de decisión, académicos y miembros de la sociedad civil en el ámbito de la seguridad y la defensa, colaborando a la construcción de un ambiente democrático, seguro y pacífico en América Latina y el Caribe, donde existan instituciones democráticas, que generen políticas, experiencias e iniciativas que impacten a su vez en el ambiente hemisférico e internacional de la seguridad."

Desde su creación, RESDAL se sostiene por proyectos. Actualmente se reciben fondos de:
- Strengthening Institutional and Civilian Capacity in the Security and Defense Sectors, National Endowment for Democracy, US$ 201.640, 1º de octubre de 2011 – 30 de septiembre de 2013.
- Improving and sharing Latin American gender approach to peacekeeping within the framework of UNSCR 1325 and 1820, Royal Ministry of Foreign Affairs, NOK$ 1.338.402, 1º de mayo de 2011 – 30 de abril de 2011.
- Gender and Peace Operations for Latin America: Resolutions 1325 and 1820, from theory to practice, Global Peace and Security Fund – DFAIT/Canadá, CAD$ 296.153, 10 de septiembre.

Entre sus sospechosos miembros se encuentran:
Margaret Daly-Hayes: Licenciada en periodismo, Magíster en Literatura Española y en Ciencias Políticas, y Doctora en Ciencias Políticas. Es profesora adjunta de la Universidad Georgetown y Vicepresidenta de EBRINC, una consultora en temas de política, defensa y seguridad, y Presidenta de EBR Asociados, su componente internacional. De noviembre de 1997 a marzo 2004, fue la primera Directora del Center for Hemispheric Defense Studies de la National Defense University. Es especialista en temas de economía política y seguridad en los Estados Unidos y América Latina. Fue asesora de relaciones externas del BID, directora de la Oficina de Washington del Consejo de las Américas, y asesora superior para el hemisferio occidental del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos. Ha dictado conferencias sobre temas latinoamericanos en numerosos foros en Estados Unidos y América Latina; y ha publicado extensamente sobre relaciones cívico-militares, inter-gubernamentales y con las ONGs en operaciones de paz, entre otros temas relacionados con la Defensa.

Hal Klepak: Es Profesor emérito de Historia Latinoamericana y de Relaciones Internacionales en el Royal Military College de Kingston, Canadá. Actualmente es asesor del Jefe del Ejército canadiense. Ha sido asesor sobre temas de seguridad interamericanos del Department of Foreign Affairs and International Trade (DFAIT) y el Department of National Defence (DND) de Canadá. Es autor de varios libros y artículos sobre políticas de defensa y política exterior de América Latina.


Johanna Mendelson-Forman: Es Juris Doctor, Ph.D. en historia latinoamericana y Magíster en Relaciones Internacionales, con certificado en Estudios Latinoamericanos. Ha sido oficial senior del Programa para la Paz, Seguridad y Derechos Humanos de la United Nations Foundation. Entre su vasta carrera profesional trabajó en diversas organizaciones oficiales y de cooperación en los Estados Unidos. Fue Fundadora de la Conflict Prevention Network. Es Miembro del Consejo Asesor del Women in International Security y también se desempeña en el Consejo Directivo del Institute for World Affairs. Se especializa en temas de seguridad y desarrollo, con énfasis en las relaciones cívico-militares, proliferación de armamentos, seguridad interior y mantenimiento de la paz, sobre lo cual ha publicado extensamente.


Entre sus amigos en Facebook se encuentran:
Adam Isacson: Program Associate, Security Policy Program en Washington Office on Latin America.
Alejandro Beoutis: Colegio Interamericano de Defensa, Washington DC, USA
Anonymus puede ser, sin lugar a dudas, un proyecto provocador más que una red de buenas intenciones. Detrás de Anonymus están Estados Unidos y la CIA. Podría ser, en realidad, una manera de incorporar incautos para que sean espiados dentro de la red.

3 de enero de 2012

LA CRISIS BRITÁNICA GOLPEA A LOS JÓVENES

En el reino unido el desempleo juvenil paso la barrera psicológica del millón de personas

Marcelo Justo.Página 12

Este año la matrícula universitaria costará unos 16 mil dólares y la ayuda estudiantil secundaria ha desaparecido. Así las cosas, no sorprende que los estudiantes estén engrosando las filas de la prostitución para financiarse.


“He tenido 20 años y no permitiré que digan que es la edad más hermosa.” La famosa frase de Paul Nizan tiene más peso que nunca en la Europa actual y no por razones existenciales. La crisis económica está golpeando con particular fuerza a los jóvenes. En el Reino Unido el desempleo juvenil superó la barrera psicológica del millón de personas y nadie parece abrigar esperanzas de que las cosas mejoren en este 2012. Unos porque nunca tuvieron expectativas de otra cosa, otros porque las puertas abiertas se están cerrando y no hay tampoco manera de abrirlas: este año la matrícula universitaria costará unos 16 mil dólares y la ayuda estudiantil secundaria ha desaparecido. Así las cosas, no sorprende que los estudiantes estén engrosando las filas de la prostitución para financiarse una carrera que mejore, sin ofrecer garantías, su futura empleabilidad.


En un intento de capturar y transmitir la gravedad de la crisis, la ONG Barbados, que defiende los derechos de los menores, llama a los jóvenes “los futuros pobres”. En algunos casos el futuro no es más que la continuación del pasado: llevan la pobreza inscripta en la partida de nacimiento. En los barrios londinenses de Tottenham, Lewisham, Hackney, en los bolsones pobres de las grandes ciudades, en Manchester y Liverpool, Birmingham y Newcastle, hace mucho que se abandonó toda esperanza. Durante los saqueos masivos que conmovieron en Reino Unido durante agosto, un 80 por ciento de los arrestados tenía menos de 25 años.

En su mensaje de año nuevo, emitido este domingo, la máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, exhortó a los británicos a no demonizar a los jóvenes. Pidió a los británicos que abandonen la hostilidad hacia los jóvenes. “Es una tragedia que haya saqueos cuando podemos ver lo que se puede lograr con esos jóvenes cuando esa energía que tienen es canalizada positivamente en un contexto de seguridad y amor”, señaló el arzobispo. Pero como advirtió David Lammy, diputado laborista por Tottenham, el barrio donde se originaron los incidentes, no hay una conciencia social o política sobre la gravedad y urgencia del tema. “Necesitamos políticos de todos los partidos que atiendan estos problemas o los saqueos pueden volver a repetirse”, vaticina Lammy.

No hay señales de que el gobierno esté escuchando. La primera reacción a los disturbios fue descalificarlos como mero vandalismo juvenil de pandillas desbocadas. El primer ministro David Cameron suavizó un poco sus propias palabras hablando de la desintegración moral de la sociedad y prometiendo una investigación de los hechos, pero la política socioeconómica del gobierno no varió un ápice.

En su comparecencia ante el Parlamento en octubre, el ministro de Finanzas George Osborne reafirmó el plan de austeridad del gobierno que contempla una reducción de unos 140 mil millones de dólares en el gasto fiscal del período 2011-2015. Los programas juveniles, diezmados por los recortes, no recibieron ninguna nueva fuente de financiamiento. El barrio de Tottenham es un claro ejemplo del abismo social que existe en uno de los países ricos del planeta. Es la zona con mayor desempleo de Londres y una de las diez más pobres del Reino Unido: los clubes de la juventud desaparecieron luego de que el presupuesto municipal sufriera una poda del 75 por ciento.

La apuesta de la coalición conservador-liberal demócrata es que el sector privado compensará el draconiano achicamiento del Estado. Por el momento, esta apuesta no ha dado resultado. Entre julio y septiembre de 2011 unas 67 mil personas perdieron su empleo estatal: el sector privado solo creó cinco mil nuevos puestos. Según el prestigioso Chartered Institute of Personnel and Development, esta situación empeorará este año con el despido de unos 120 mil trabajadores estatales. Una chica de 21 años que terminó el año pasado la universidad, Charlotte Foster, resumió al Daily Telegraph su falta de expectativas. “En el mejor de los casos pasaré de un empleo temporal a otro. Con tantos despidos va a ser muy difícil. Hay gente con diez años de experiencia en el mercado laboral buscando trabajo”, señaló al matutino.

Si la estrategia de la coalición para el conjunto de la sociedad hace agua, para los jóvenes ha naufragado en medio de la nada. Una de las medidas de austeridad de la coalición que más los han afectado es la triplicación de las matrículas universitarias, que entra en vigor este año, y la eliminación de ayuda a estudiantes secundarios. Las masivas manifestaciones entre octubre de 2010 y marzo del año pasado sacaron a los jóvenes del letargo político de las últimas dos décadas, pero no consiguieron evitar la reforma de la ley educativa.

Con costos por las nubes y sin acceso a puestos part-time o a empleos veraniegos, muchos estudiantes están recurriendo a variadas formas de prostitución. “Con todos los recortes que ha habido, muchas estudiantes se prostituyen para escapar de la pobreza. Con este tipo de trabajo, se puede en una noche cubrir más o menos los gastos de la semana”, señala Sarah Walker, de una agrupación de defensa de los trabajadores sexuales, el English Colective of Prostitutes (ECPL). Un estudio de la Universidad de Leeds, en el norte de Inglaterra, reveló que un 25 por ciento de las strippers y lapdancers de la capital eran estudiantes. Otra investigación de la Universidad de Londres mostró que un 16 por ciento de las universitarias estaban dispuestas a prostituirse para pagar sus estudios y un 11 por ciento contemplaba la posibilidad de trabajar en agencias de escort. “La mayoría son estudiantes que acaban de empezar la universidad o estudiantes adultos que quieren un título. El gobierno sabe que el trabajo sexual es una manera de escapar de esta trampa, pero parece no importarle mucho”, señala Walker.

En medio del desaliento, la Unión de Estudiantes se ha comprometido a continuar con las protestas para cambiar la política universitaria de la coalición. En noviembre, casi un año después que el Parlamento aprobara la triplicación de las matrículas, miles de estudiantes se manifestaron por un cambio de política. La mayoría no estaba directamente afectada por la medida que solo entrará en vigencia para la camada que ingresa a la universidad este septiembre. 2012 promete ser un año movido.

30 de diciembre de 2011

POR UNAS IZQUIERDAS QUE NO NOS AVERGÜENCEN

Continuación de “Construir el presente, dibujar el futuro”

Por Marat

“-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución”.
(“Esperando a los bárbaros”. Kostantin Kavafis)

“El dolor es la verdad, todo lo demás está sujeto a duda”
(“Esperando a los bárbaros”. John Maxwell Coetzee)

Los bárbaros de Kavafis y Coetzee no lo son tanto por su fiereza ni por su tosquedad como por el significado original que les atribuyeron los habitantes del decadente Imperio Romano de Occidente: el de extranjeros o extraños a su sociedad.

Si trasladamos esa idea de bárbaros como extraños o ajenos y la extendemos a la estructura social y política, en el declinante Sistema Capitalista de Occidente no hay bárbaros que sean la solución para una sociedad enferma. No existe el sujeto político con voluntad de destruir el conjunto del edificio social, económico y político que, carcomido por dentro, amenaza con sepultar a la sociedad en el derrumbe controlado de sus salas más “dignas” –las que hasta hace muy poco tiempo albergaban sucedáneos de justicia social, igualdad y solidaridad- por parte de los globalistas del Nuevo Orden Mundial para lograr la más descomunal concentración de la riqueza en el mínimo de manos que la humanidad haya conocido.

En un mundo que agoniza, la ausencia de fuerzas que le den fin y que abran paso a otra forma de sociedad más habitable es el más grave de sus problemas porque supone la ausencia de salidas a la terrible expectativa del retroceso colectivo a un nivel en el que las condiciones de vida de la gran mayoría de la sociedad se degraden muy por debajo de lo que comúnmente aceptamos como humanas.

La inmensa mayoría de quienes hoy formulan una crítica al capitalismo lo hacen desde presupuestos económicos y políticos que no suponen una ruptura con el mismo sino un intento de ajuste frente a lo que hoy constituye la psicosis del sistema.

La inmensa mayoría de eso que culturalmente seguimos llamando por inercia las izquierdas hoy no son anticapitalistas, ni aunque se proclamen tal. Se conforman con declararse “antineoliberales”, declaran no a Marx su profeta sino a Keynes su santón. Frente al carácter incendiario de un capitalismo senil pero lo bastante poderoso para convertir a los asalariados en esclavos al borde de la supervivencia, las izquierdas optan por actuar como pudorosas guardesas y amas de llave de un pacto social (1) que ha sido unilateralmente roto por el capital y piden su reconstrucción, negándose a encabezar el llamamiento a una revolución social. Renuncian a declararse liberadas del contrato social al que se han mostrado sumisas durante tantos años del Estado del Bienestar -edificado sobre la pobreza y extracción de la plusvalía al Tercer Mundo- y a levantar un discurso de recuperación de su identidad original que no podría ser otro que la lucha contra el capitalismo.

Son “izquierdas sistémicas” metabolizadas por el Estado del Bienestar, hoy en proceso de voladura, y que corren el riesgo severo de agonizar con su muerte.

Hoy las izquierdas se han convertido en el último bastión conservador de un modo de vida, de unas relaciones sociales de producción, de un tipo de Estado ya quebrados definitivamente por la vuelta al decimonónico Estado liberal que vuelve a ser también Estado policía.

Los enemigos de la clase trabajadora han hecho girar tanto en unos pocos años la tuerca de la opresión económica y social que ya es imposible contar las vueltas de su rosca. Cada nuevo atentado contra las conquistas sociales de los trabajadores entierra en el olvido los anteriores retrocesos. Ante una situación tal, unas izquierdas que se mantienen fijas en el mismo punto, sin aceptar que ya no gestionarán el Estado social de la burguesía porque ésta le ha matado y que su crítica periférica, culturalista, democratista y altermundista es inútil porque no va a la raíz de la vieja/nueva realidad, se convierten, inevitablemente, en derechas reaccionarias; si entendemos por reaccionarias las ideas que pretenden restaurar un estado de cosas anterior al presente. Cuando el enemigo de clase destruye aquello que pactó a cambio de legitimación y paz social, la insumisión y la destrucción de su “orden” social es la única opción progresista legítima.

Pero ¿es cierto que las izquierdas se mantienen fijas en el mismo punto? En esto, como en muchas otras cosas de la vida, es necesario matizar.

Si rebuscamos en las corrientes social-liberales, herederas bastardas de una socialdemocracia que, al menos desde los años sesenta del pasado siglo, se había convertido en gestora del capitalismo, encontramos que en sus principales corrientes ya sólo queda una retórica vacía de contenido en la que es difícil de encontrar rastros de un discurso y de un proyecto que tengan algo de social.

Tomemos el caso de los PPSS que han gobernado hasta hace poco tiempo con la crisis capitalista azotando a las economías de sus países (España, Grecia, Portugal, Gran Bretaña,...en ninguno de ellos están ya en el gobierno, en un mapa europeo gobernado por conservadores y liberales). Han puesto en práctica políticas de recortes sociales y del gasto público y han sido fieles adaptadores de las recetas liberales, aunque en algunos casos con un aterrizaje en las mismas más suave que las derechas. Este matiz, como ya estamos empezando a comprobar los españoles con el Gobierno Rajoy no es poco, en términos de dolor y sacrificio humanos, pero no deja de ser frustrante que esto sea todo lo que nos pueden ofrecer los ex socialdemócratas.

Cínicamente, en cuanto pierden el poder empiezan a hablarnos de la necesidad de políticas expansivas y de inversión pública, de recuperar “una defensa clara de las políticas socialdemócratas”, ¡cómo si no la hubieran dejado de ser socialdemócratas muchos decenios antes de la crisis capitalista! ¿Cuánto tiempo hace que desaparecieron de los programas de la socialdemocracia el internacionalismo de clase, la nacionalización de la banca, la socialización de los medios estratégicos de producción y la participación de los trabajadores en las decisiones de gestión de los mismos? Esa era la socialdemocracia original y no todo el resto de basura impuesta en su nombre. El nombre socialista en esos partidos es hoy un sarcasmo que ofende a las personas decentes de izquierda. El arrepentimiento posterior a las políticas que primero pusieron en práctica es la cantinela a la que el mundo de la Internacional Socialista nos tiene acostumbrados, quizá un viejo residuo del hipócrita trámite del examen de conciencia previo a la confesión católica. Pero la estrategia para hacerse perdonar sus desmanes anteriores se agota cuando el capitalismo globalizado se ha merendado las últimas migajas que quedaban por redistribuir y ya no queda nada social que ofrecer ni que redistribuir.

Derecha liberal o conservadora e “izquierda” socialiberal, sola o en combinación con progresistas, excomunistas o verdes, alcanzan gobiernos no por sus programas sino por hartazgo del partido/s que está/n hasta ese momento en ellos. La cuestión programática es un asunto absolutamente banal porque ni se cumple ni marca nunca diferencias sustantivas respecto al “modelo de sociedad” y casi siempre tampoco frente a las terapias ante la crisis planteadas por la derecha oficial. La democracia se ha convertido no en el medio de elegir al gobernante sino, por desgracia, como decía el ultraliberal Karl Popper de “quitarse de encima los Gobiernos insoportables”. Poca cosa si los nuevos van a seguir haciendo más o menos lo mismo.

En el momento presente la corriente política que conforman los PPSS es un barco a la deriva, que ha perdido el timón, el palo mayor y tiene una profunda vía de agua en su costado. Pero discuten de cosas tales como qué rostro de timonel será más atractivo para la marinería, la recentralización de la democracia en su discurso, cómo retomar la cuestión de la igualdad -ahora que han perdido la oportunidad de ponerla en práctica desde sus gobiernos- cómo comunicar mejor a la sociedad, o cómo estar más cerca de ésta, aunque no tengan nada nuevo que ofrecerle. Los “expertos” politólogos de su órbita aluden a también a cuestiones relativas al marketing político: el perfil de un partido moderno del siglo XXI en una sociedad compleja, la elaboración de un discurso propio de un partido solvente, serio, riguroso, y la discusión del proyecto y del modelo de partido. Bla, bla, bla. Bazofia intelectual que avergonzaría a un estudiante de 1º de Ciencias Políticas y les aseguro que el temario es de lo más generalista y de baja exigencia formativa.

En cuanto a los excomunistas y a sus marcas electorales, muchos de los cuales mantienen el nombre en sus organizaciones, y a la mayor parte de la “izquierda radical” que se hace llamar a sí misma “alternativa”, quizá más por su deseo irrefrenable de serlo electoralmente frente a los primeros que por ofrecer una alternativa al capitalismo, se encuentran mucho más cerca de la crítica al capitalismo desde planteamientos neokeynesianos –rezan con ungida devoción a los Galbraith, entre los difuntos santones económicos, y a los Navarro, los Torres López, los Stigliz o los Krugman, los Lapavitsas,... entre los vivos, todos ellos reunidos en santo recogimiento por la reformista ATTAC- que desde el marxismo. Marx queda para ambos como un recurso para subir ocasionalmente el tono izquierdista pero se alejan de él avergonzados ante el primer señalamiento como seguidores de un pensamiento “desfasado” por parte de cualquier analfabeto político que les reproche su falta de “modernidad” o les exija un discurso que integre “lo nuevo”.

Señores excomunistas y también de la “izquierda radical” de la que luego hablaré, Keynes no era un socialista. Simplemente era un economista capitalista que buscaba incrementar la eficiencia del capitalismo y disminuir sus factores de inestabilidad mediante la intervención pública. ¿Es eso lo que pretenden ustedes, incrementar la eficiencia del capitalismo y disminuir sus factores de inestabilidad? Nos ahorraríamos mucho esfuerzo en saber qué queda en ustedes de izquierda conociendo su empacho keynesiano.

¿Qué ha aportado la corriente excomunista a la idea de la izquierda en los años anteriores y en los actuales de la crisis? Poca cosa propia, salvo la de intentar convertirse ellos mismos en los auténticos socialdemócratas, en la vieja idea de ocupar los espacios que los social-liberales dejan vacíos, lo que no deja de ser un viraje hacia su derecha.

No es original ni propio el copia y pega zafio y oportunista de hacer suyo el discurso “indignado” de “democracia frente al capitalismo financiero” (no socialismo frente al capitalismo global, ¿o es que el capitalismo financiero no es parte del capitalismo como sistema general), “revolución ciudadana” (no de clase) el uso abusivo del término “ciudadanos”, auténtica amanita faloides que envenena el concepto de clase social, disolviendo la lucha de clases en una macedonia ideológica en la que el enemigo se escamotea porque desaparecen tanto éste (la burguesía capitalista) como el sujeto social que ha de combatirlo, unidos ambos en una misma categoría “cívica”. ¿Tanto alejarse de la revolución de 1917, por eso de ser modernos y actualizar el discurso, para acabar retrocediendo hasta la Revolución de 1789? Si al menos hubieran adoptado la posición ideológica de los sans-culottes o de los cordeliers cabría pensar que aún puede esperarse de ellos algo provechoso para la izquierda, aunque fuera retrocediendo más de 200 años

¿Ignoran estos excomunistas que la categoría “ciudadanos” ha sido esgrimida por la derecha política y económica desde hace muchos años antes de la crisis capitalista para oponerla al de trabajadores? ¿Acaso desconocen cómo se han empleado a fondo desde esa derecha para desacreditar el ejercicio del derecho a huelga por parte de cualquier colectivo de trabajadores con capacidad de presión para defender los sacrosantos “derechos de los ciudadanos”? No les vendría mal la lectura de un libro muy esclarecedor y oportuno al momento actual de cómo se antagonizan los conceptos obrero-ciudadano. Escrito hace unos veinte años, el libro del tristemente desaparecido sociólogo comunista Andrés Bilbao, es“Obreros y ciudadanos. La desestructuración de la clase obrera”. Quienes tuvimos la fortuna de ser alumnos suyos nunca olvidaremos su rigor analítico, su compromiso político, su brillantez y su capacidad de aportar renovación al marxismo sin restarle un ápice de su contenido revolucionario.

Si hablamos de ese espacio político de difícil delimitación llamado “izquierda radical” o “izquierda alternativa”, en el que a título individual hay quienes se declaran comunistas pero raramente lo hacen sus organizaciones, tenemos un espectáculo devastador: gentes que se identifican políticamente con intelectuales que justifican los pasados bombardeos a Libia, economistas keynesianos de referencia como en el caso de los excomunistas, ideólogos que hablan de la transición al socialismo pero escamotean la idea de la toma del poder, militantes influidos por la izquierda postmoderna tipo Negri, Halloway, Hard, Slavoj Žižek, Guy Debord y los restos del naufragio situacionista. Cuando se nace al calor del 68 francés se acaba, como él, en el culturalismo de una ya vieja y aún más estéril postmodernidad. Deletérea formación político-ideológica en la que el texto descontextualizado sustituye al seminario de formación y la Universidad de Verano a la formación continúa y abierta a todo tipo de textos, sin restricciones, y no a los del marco teórico previamente establecido. Trotsky, Gramsci o Rosa Luxemburg sólo son para ellos referencia a la que acudir como principio de autoridad.

La izquierda postmoderna se alimenta de artículos autorreferenciales en lo ideológico, en la mayoría de los casos de escasa imbricación entre teoría y praxis, donde el brillantismo artificioso y la finta dialéctica sustituye al valor práctico de la tesis. Aquí sí que el arma de la crítica ha reemplazado a la crítica de las armas, corrigiendo a Marx en su tesis sobre Feuerbach, pero por exceso de teoricismo vacío.

No hay teoría de partido de vanguardia pero tampoco de partido de masas, no hay propuesta revolucionaria sino programa político reformista, no hay teoría económica marxista –seamos justos, quizá porque hay muy pocos economistas marxistas solventes en la actualidad- sino recurso a la nomenclatura de profesores keynesianos ilustres de universidades USA y asesores de fundaciones tipo Eleanor Roosevelt o de catedráticos de políticas públicas.

En este caso sí puede decirse que sin pensamiento revolucionario no hay acción revolucionaria y no la hay porque tampoco la esperan de verdad en ese entorno. Precisamente por ese motivo no se esfuerzan en anticiparla desde el pensamiento.

Al colmo de la degradación ideológica en un ámbito próximo a la izquierda radical llegamos cuando alguno de los intelectuales orgánicos de ese territorio político destaca tres grandes retos del socialismo: el machismo –lo será de la civilización humana, más que particularmente del socialismo-(la acotación entre guiones es mía), el carnivorismo (¡¡¡¡¡!!!!!) y el agonismo (¿¿¿¿¿??????). ¡Pa´habernos matao!

Algún día alguien debería hacer un análisis de cómo la influencia ideológica de sectas de diseño New Agee, místicos, conspiranoicos y otras especies integrantes de la fauna indignada ha dado en dañar la capacidad intelectual de gentes de izquierda que hasta poco antes sostenían un discurso mucho menos errático y más consistente.

A través de esta contaminante relación entre lo que debiera ser agua y aceite hemos visto cómo la izquierda radical integraba categorías conceptuales, aparentemente mediaciones entre el pensar y el hacer, que no aportan nada al proceso de la lucha de clases sino que más bien la desvirtúan al aparecer estos - transversalidad, horizontalidad, rechazo de los liderazgos, “ser inclusivo”- como valores “per se” de lo que ese mundo llama “lo nuevo” en lugar de los elementos impulsores de la conciencia, las vías de derrota del capital y la definición de la utopía que se busca. Lo medial es importante para lograr un objetivo, e incluso puede definirlo en parte, pero está siendo utilizado como narcótico de entretenimiento porque centra en ello el núcleo del debate político, cuando la clave está en cómo salir del capitalismo y hacia que sociedad avanzar, aspecto estos que se escamotean sistemáticamente.

En realidad, casi todos esos elementos son partes de la construcción de un sujeto colectivo amorfo ajeno a la identidad de clase en el que cabe el “ciudadanismo” integrador de todas las contradicccones sociales. Que nadie se engañe: transversalidad y “ser inclusivo” son la trampa del interclasismo- La horizontalidad es un corrector de lo vertical pero no la forma de organización pura de la democracia ni de la toma de decisiones. La delegación y la representación son formas permanentes de cualquier organización compleja y la sociedad actual lo es. Aunque la idea del rechazo al liderazgo tiene un origen progresista –el anarquismo- es necesario ya desmontar su falacia: todas las figuras emblemáticas del pensamiento libertario han marcado de uno u otro modo su impronta, bien como dirigentes, bien como intelectuales o pensadores del mismo, bien como ambas cosas y ello los ha hecho líderes. Que no lo sean en el sentido vertical organizativo no significa que sus tesis no se impusieran en muchas ocasiones más por el peso de sus figuras que por las posiciones defendidas.

No diré más de los libertarios. Prefiero dejarles fuera del análisis de las actuales izquierdas políticas, no sólo por su posición frente al Estado sino porque tampoco existe acuerdo pleno entre ellos mismos respecto a si son parte o no de la izquierda.

Por otro lado, tampoco es fácil la discusión con un sector del anarquismo –no todos, sería injusto afirmar tal cosa- después del subidón de asambleitis que los movimientos indignados les han producido. Están demasiado crecidos y despectivos para que los marxistas entremos al debate político con quienes pretenden arrojarnos al museo de la Historia, aquél al que van los que sí la han hecho y han dejado algún tipo de poso bastante más perdurable que alguna primavera. Cuando el 15-M sea un hecho del pasado –parece estar en ese proceso- y el general invierno lleve a los Occupy Wall Street al calor de sus hogares, les veremos probablemente más relajados y quizá sea posible discutir políticamente con ellos de un modo útil para todos.

En cuanto la izquierda comunista más clásica –la mayor parte de la marxista-leninista- mantiene una posición declaradamente revolucionaria y con centralidad en la lucha de clases y el derrocamiento del capitalismo pero le mata el relato. Éste está sobrecargado de un peso de la historia que no le impulsa sino que le oprime, a través de un fetichismo cuasi religioso, unos totems, una retórica y una concepción institucionalizada del socialismo rechazables desde una visión de la política laica y que demanda la participación social en los procesos de transformación. El problema no está tanto en lo que desean de un modo abstracto sino en el modo en que lo formulan y pretenden plasmarlo.

Su seguimiento de la teoría campista –que tuvo su correlato en la teoría norteamericana del “realismo político”de las Relaciones Internacionales- de la época de la Unión Soviética, cuando hoy ya no existen los campos o polos clásicos sino la tendencia a un mundo de poderes multipolar –irrupción de China, India, Brasil junto al papel declinante de Rusia y USA- les lleva a justificar regímenes y mandatarios enormemente alejados del papel progresista que en su día jugó el bloque socialista y que no cumplen un papel reequilibrador del peso del Imperialismo por mucho que sea justo oponerse a la amenaza y la agresión militar imperialista a esos países. El caso más paradigmático de mantenimiento acrítico de la teoría campista se está poniendo en evidencia en la defensa de la figura de un autócrata corrupto como Putin cuando el Partido Comunista de la Federación Rusa, heredero del PCUS, se le opone frontalmente buscando su derrota política en Rusia.

En su fidelidad a la transmisión generacional de un único modo de concebir el proyecto revolucionario presenta una grave incapacidad para asumir que socialismo y libertades democráticas –las que reivindica para su derecho al ejercicio de su actividad política- no son antítesis ni las libertades meras plasmaciones de la democracia burguesa sino elementos indisolubles porque sólo el socialismo es un auténtico régimen democrático –social, económico y político- y no hay auténtica democracia sin la socialización –no la simple estatalización- de los medios de producción y distribución y la libre discusión colectiva sobre el proyecto político.

Su mundo simbólico, su iconografía, la divinización de las figuras a las que rinden culto cuasi religioso, la representación proyectada del mundo que imaginan, su percepción de los procesos históricos como algo ineluctable, casi independiente de la voluntad expresada en las luchas, los convierten en fieles a la doctrina, no al método de análisis y transformación de la realidad –radicalmente laico-, contradiciendo la propia letra de La Internacional -“ni en dioses, reyes, ni tribunos está el supremo salvador”- y hace de ellos compañeros deseables en la lucha pero no en la dirección del proyecto.

Respecto a los verdes lo que tuviera que decir de ellos ya lo ha hecho con muchísima más inteligencia y brillantez Vicente Romano. Los verdes son –y el caso de EQUO en el Estado español es su paradigma más evolucionado- el modo en que un votante que se autocalifica de izquierdas intenta justificar ante sí mismo y ante los demás su giro a la derecha, como dentro del populismo nacionalista español pasa con UPyD. Significativo que ambas opciones sean escisiones por la derecha de izquierdas claudicantes y significativo también del giro a la derecha de la sociedad y de cómo con su actuación política lo han potenciado las izquierdas.


¡Basta ya de avergonzarnos!
Nos avergüenzan las izquierdas a las que el capitalismo y la derecha reaccionaria les ha perdido el respeto y el menor temor, viéndolas no como amenaza sino como inútiles compañeros de un simulacro de enfrentamiento inexistente porque no ofrecen un proyecto de sociedad radicalmente distinto.

Nos avergüenzan porque nos llevan a los trabajadores por un camino de perdición y derrota al habernos desarmado ideológica y físicamente con su falta de voluntad de lucha contra el capitalismo.

Nos avergüenzan las izquierdas que condenan lo que llaman pudorosamente neoliberalismo, cuando es sólo el capitalismo más auténtico frente al que se niegan luchar para derrocarlo y a proclamar con orgullo la superioridad moral del socialismo cuyo nombre les abochorna pronunciar.

Nos avergüenzan las izquierdas porque no creen en lo que dicen defender –justicia social e igualdad- y mendigan un nuevo pacto social que les restituya un “capitalismo de rostro humano” que el propio sistema ya no necesita porque quienes fueron sus opositores se han derrotado a sí mismos.

Nos avergüenzan las izquierdas que nos mienten y ocultan que el capitalismo no tiene salidas que nos devuelvan al momento anterior a esta crisis . Nos avergüenzan con sus espantajos de propuestas keynesianas, más irrealizables que un programa realmente socialista, porque el capitalismo no pacta con quienes desprecia porque no respeta; respeto que sólo puede nacer de las posiciones de fuerza, el único lenguaje que el sistema conoce.

Nos avergüenzan porque no han formado militantes conscientes sino hooligans irracionales ante las mínimas críticas hacia sus formaciones, con un orgullo de partido incoherente con la patética situación de sus organizaciones.


Esperando a los bárbaros
Las ideas de izquierdas necesitan de unos nuevos "bárbaros" –de una izquierda no sistémica- arrojados en la lucha, resueltos en sus decisiones, orgullosos de aquello en lo que creen, dispuestos no a mendigar indignamente un nuevo marco social de relegitimación del capital sino a luchar por derrotarlo.

Necesitamos unas izquierdas que, dentro de toda la actualización que sea necesaria, recuperen lo mejor de las tradiciones combativas que les dieron vida original, su espíritu irredento, insumiso frente al capital, rebelde contra este sistema económico depredador, capaces de asumir que el socialismo no lo heredaremos de un capitalismo senil que ceda amablemente el testigo sino que sólo puede ser construido mediante una revolución que tome el poder político, económico, social, cultural por la fuerza de los hechos.

Necesitamos unas izquierdas que no pretendan gestionar mejor un capitalismo que ya no permite el menor control por parte de los Estados; unas izquierdas que no nos hagan perder el tiempo en programas económicos para salvar un sistema que sólo merece ser destruido a manos de sus víctimas.

Necesitamos unas izquierdas que no teman atravesar el desierto de la incomprensión de amplios sectores de las clases medias y trabajadoras que hoy tampoco las comprenden porque en el mejor de los casos las perciben similares a las organizaciones del sistema.

Necesitamos unas izquierdas que recuperen su función pedagógica y de vanguardia entre las clases trabajadoras, que sean el elemento mediador de su toma de conciencia, que organicen a los trabajadores más allá de su filiación sindical, construyendo el tejido social de una nueva hegemonía de clase.

Necesitamos unas izquierdas que reconstruyan su identidad, que creen la teoría desde sí mismas, no que tomen conceptos ajenos inoculados por quienes nada tienen que ver con un proyecto emancipador: menos ciudadanismo y más clases trabajadoras, menos evolucionismo y más revolución social, menos asambleismo amorfo e interclasista y más democracia de base obrera, menos demanda de vuelta a una “democracia” idealizada que nunca lo fue frente a los “mercados” y más construcción de un programa socialista frente al capital.

Necesitamos de unas izquierdas en las que los social-liberales sean desplazados por quienes estén dispuestos a recuperar el mensaje de la vieja socialdemocracia, no de ese sucedáneo en cuyo nombre cometen sus tropelías.

Necesitamos de unas izquierdas en las que los comunistas que dejaron de serlo avergonzados de sus principios, sean sustituidos por quienes de verdad lo sean, orgullosos de recuperar su mejor pasado.

Necesitamos de unas izquierdas en las que la “izquierda radical” sea izquierda de verdad y no sólo radical al modo sesentayochista y altermundista.

Necesitamos de unas izquierdas en la que los comunistas ortodoxos no le teman a un socialismo que respete y practique las libertades democráticas porque no nos fueron regaladas sino que hubimos de arrebatarlas mediante una dura lucha y el socialismo será democrático o no será.

Necesitamos una nueva generación de sindicalistas honrados, generosos en la entrega, luchadores decididos por los derechos laborales de los trabajadores, combativos en la acción sindical que, desde su trabajo a pie de empresa, barran estos años de ignominia, entreguismo al patrón y pactismo sin más contrapartidas que el bienestar de las castas burocráticas de las estructuras sindicales y el sacrificio y la pérdida de derechos históricos de su base social.

En ese nuevo sindicalismo digno y de combate es fundamental impregnar a todas las formas de lucha –huelga, ocupaciones de empresas y tierras, huelgas de consumo, sabotajes,...- un carácter político y anticapitalista a las luchas que vaya preparando un proceso insurreccional contra el capital y que lleve en su interior el germen de las formas que ha de adquirir la nueva sociedad.

Necesitamos recuperar el espíritu de unidad por la base de las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores en una nueva articulación supranacional que recupere el sentido original que tuvo la I Internacional, la Asociación Internacional de los Trabajadores en la que fueron capaces de convivir marxistas y anarquistas del mismo modo en que mañana debieran serlo también auténticos socialdemócratas, comunistas de todas las corrientes y libertarios, desde el respeto mutuo a la discrepancia y la lealtad entre todos los que la conformen.

Los Estados no pueden parar solos, ni coordinados, el ataque de un capitalismo enloquecido (carecen de mecanismos y de poder coactivo y coercitivo sobre el capital globalizado) en su lucha por la máxima concentración mundial del capital y la eliminación de las estructuras políticas, tal como las hemos conocido; de un capitalismo que camina hacia un Nuevo Orden Internacional en el que toda estructura institucional dejará de ser pública y política para ser privada y económica.

Sólo la acción conjunta y solidaria a nivel internacional de los trabajadores del mundo puede parar ese golpe e iniciar un proceso de acumulación de fuerzas para pasar a la ofensiva. Porque sólo los trabajadores hacen que el mundo se mueva también pueden pararlo.

Remedando a Pirandello puede afirmarse que no somos seis sino cientos de miles los “personajes en busca de autor” que no hallamos un espacio de militancia organizada en las izquierdas actuales que nos satisfaga pero que podríamos llegar a ser millones si encontrásemos unas organizaciones en las que reconocernos y de las que no avergonzarnos sino sentirnos orgullosos.

Vendrán tiempos mucho más difíciles que los presentes pero sólo si llegan esos nuevos bárbaros –difícilmente del interior de las “izquierdas sistémicas” ya que aunque parte de sus militancias son sanas y luchadoras, la mayoría de sus miembros están escasamente formados y carentes del necesario sentido autocrítico hacia sus organizaciones- será posible una esperanza para la civilización humana que impida nuestra degradación como especie hacia una medievalización tecnológica en la que otros bárbaros –ejércitos y policías privadas neofascistas- impongan no la barbarie de la rebeldía sino el horror de su crueldad y las más groseras formas de opresión sobre los seres humanos.





NOTAS:
(1) Para quien aún le quepan dudas sobre lo que hoy defienden las izquierdas, en el siguiente párrafo del documento colectivo de “Hay alternativas”, de ATTAC España y elaborado colectivamente por Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa, se le aclararán: “la Unión Europea debería reestructurarse según una estructura federal que permitiera un pacto social capital-trabajo a nivel europeo. Tales cambios deberían hacerse con cierta urgencia, pues la propia viabilidad de la Unión Europea está en peligro” (Op. cit. Pág. 178)

29 de diciembre de 2011

PERIODISTA DIGITAL ENTREVISTA A PASCUAL SERRANO SOBRE SU ÚLTIMO LIBRO, "CONTRA LA NEUTRALIDAD"

Llamativo cómo se desliza Luis Balcarce, entrevistador de Periodista Digital, tendenciosamente hacia el anticomunismo fácil y cómo se empeña en polemizar con Serrano buscándole los tres píes al gato de una objetividad neutral que el propio Serrano desmonta.

Lo mejor de la entrevista, después de la brillantez expositiva de Pascual Serrano, es la evidencia con la que se muestra cómo el periodista de un supuesto medio alternativo –PERIODISTA DIGITAL- nada tiene que envidiar a los medios oficiales en su toma de partido, ésta vez intentando descalificar a quienes han pretendido cambiar el mundo.

Una cosa es que se deba ser siempre crítico con cualquier poder y otra muy distinta es que se insista sólo en serlo con gobiernos progresistas o de izquierdas. Se le ve demasiado el plumero al señor Balcarce. Por ese camino cualquier día podría acabar siendo premiado con un puesto en PRISA o en VEO TV.

PD: Corrijo. Acabo de caer en la cuenta de que el director de Periodista Digital es el señor Alfonso Rojo, que en el pasado estuvo en la dirección de la escudería "periodística" (creo que es mucho decir) de EL MUNDO. Sería volver a la casa madre lo que hace el señor Balcarce.