Por Marat
Y lucha. En estos días de revoluciones, las plazas públicas se han convertido en un emblema de rebelión frente a la opresión, la injusticia, la falta de democracia real, la desigualdad,....el PODER, que siempre acaba siendo económico antes que de otra naturaleza, por mucho que se intente escamotear la visibilidad de su crimen.
Tiananmen en el pasado, Mayo en Argentina mucho antes, Tahrir en estos días, la del Sol en la voluntad de recuperar la Memoria Histórica de los españoles. Las plazas públicas son el corazón de la protesta, el espacio en el que se concentran todas las ansias de ruptura con el tiempo para siempre establecido, marcado por un presente eterno que pretende negar que el cambio es parte esencial a la vida y por grandes relojes que encierran el movimiento dentro de una inamovible circularidad sin fin.
En las plazas públicas las voces se convierten en un millón de ecos. La solidaria humanidad hace de la solitaria individualidad una voluntad colectiva plagada de sentido.
La discontinuidad, la quiebra de la perenne lógica de la dominación del hombre por el hombre es posible. Sólo necesita de ese instante mágico en el que los hombres arrancan de manos de los dioses la cualidad de crear aunque, más tarde, toda revolución parezca condenada a sucumbir ante su Thermidor o ante el aplastante peso del realismo político de quienes le ponen un corsé a la vida y a la esperanza.
Empero, esa chispa de luz, que siempre vuelve a sobreponerse al plano erial que crea la ficción de un mundo oscuro sin transformaciones, no nace del azar, por mucho que éste aparezca gobernando el destino de los hombres. Nada sucede por azar. Todo tiene su germen y su impulso. Y esa fuerza germinal nace de la capacidad de sobreponerse a las derrotas, de la convicción de que nada es imposible si existe el deseo de hacerlo posible, de la certidumbre de que lo justo puede realizarse, de la permanencia en el terreno de la batalla diaria, de buscar en cada uno de nosotros la racionalidad crítica que nos dice que tenemos razones para rebelarnos, de encontrar confluencias en la batalla, de organizarnos en la rebeldía, de no dejarnos vencer por aquellos que quieren que nos demos por vencidos.
Hace sólo unos días se consumó en este país, que vitorea llena de orgullo patrio a “la roja” y se empequeñece ante el reto de la dignidad colectiva, uno de los hechos más graves que llegaremos a vivir en nuestras vidas, por mucho que la gran mayoría de las gentes hayan actuado como si fuera un hecho menor o una cuestión ante la que resignarse por su inevitabilidad. Para algunos, los más ignorantes, un hecho necesario que los sagrados, y siempre bien manipulados, “datos” convirtieron en ciencia y oráculo: la contrarreforma de las pensiones. Ésta, que venía precedida de una reforma laboral que hacía del despido laboral un derecho irrestricto, ha significado que nos roben 2 años de nuestras vidas (jubilación a los 67 años), sin que el capital considere suficiente su proyecto vampírico (1)
Esa indecente decisión política, que ha contado con la repugnante y mal disimulada entrega entusiasta de los sindicatos verticales de “la Corporación” (2) significa la ruptura de la solidaridad intergeneracional, justo lo contrario que la extrema derecha del PPSOE nos vendió siempre como base de la SS: salvan a los que se jubilarán antes de 10 años y largas carreras laborales para condenar a sus hijos, que no podrán reunir los 38,6 años necesarios para jubilarse con el 100% de su pensión, especialmente si consideramos las sucesivas reformas de des-empleo juvenil que les condenan a largas permanencias sin cobrar el desempleo (en cuyo caso no cotizan para su jubilación) entre trabajo basura y trabajo basura. El resto de los colectivos de trabajadores verán reducida su pensión en cuantías que oscilarán entre el 7 y el 26%. Ello sin considerar la penalización que sufrirán los que se jubilen a los 61 o a los 63 años.
Pero ninguna cobarde claudicación pone fin a las agresiones. Los hechos siempre demuestran que, a mayor mansedumbre voluntaria, más grande es la humillación recibida. Cuando las renuncias corresponden a los privilegios -Esperanza Aguirre reduce a un tercio los liberados sindicales en la administración de la CAM- (3) de esos “sindicaleros”que venden derechos que no son suyos sino de unos trabajadores que masivamente les repudian, el resultado podría acabar siendo sano para el auténtico sindicalismo de clase. Reduce el número de gandules y vendeobreros que no nos defienden sino que nos apuñalan. Menor golfos que nos vendan. Y, a su vez, puede hacer más evidente la diferencia entre los vividores y los auténticos sindicalistas.
Lo grave de toda esta indignidad está en que, tras la cobarde entrega de lo que no les pertenece –la representación de un recorte de derechos para el que jamás nos pidieron permiso-, ahora viene una vuelta de tuerca más, como si la rosca pudiera ser tan infinita, al menos, como nuestra capacidad de soportar su presión o de ignorarla.
Las consecuencias de intentar mantener institucionalmente la fuerza que se pierde en la calle, al abandonarla, no se han dejado sentir y han tenido un efecto inmediato:
· Sustitución de la ligazón de los salarios a la inflación por salarios según productividad, correspondiendo a las “peticiones” que hizo la canciller Merkel tras su reciente visita a España para apoyar a su aplicado discípulo Zapatero.
Ante la propuesta de Merkel, todos los agentes que pactaron la reforma de las pensiones (Gobierno, testaferros sindicales y patronal) respaldaron el día en que la canciller alemana expresó su “edicto” la idoneidad del sistema de actualización salarial que vincula los sueldos a inflación. Convenía aún un instante-paréntesis de paz social en el que los conjurados en el atentado contra nuestras pensiones manejasen los tiempos antes del siguiente asalto a nuestros derechos sociales. El lunes 7 de Febrero, la CEOE ya exigía que los salarios se vinculasen a la productividad. El martes 8, Valeriano Gómez, ex “sindicalista” converso a Ministro de Trabajo, ya aceptaba ligar salarios y productividad (5) Le respondía, con su mesura habitual, el secretario general de OgeTe, Cándido Méndez, preocupado por la salud del tejido empresarial español, que no lo veía conveniente, dado que ello exigiría mayor transparencia por parte de las empresas sobre su gestión y beneficios (6). Loable interés por parte de quien le importan un comino los trabajadores, sino es para descontarles mensualmente su cuota sindical. El ex ministro de Economía Solbes ya se ha sumado a la demanda de desligar salarios de inflación.
¿Cuánto tardarán estos nobles sindicalistas verticales de CCOO y OGeTe en dar por buena esta nueva acometida contra los derechos de la clase trabajadora? Se admiten apuestas pero no tarden en hacerlas, no sea que estos combativos líderes, dispuestos a tragarse una trirreme romana con la tripulación puesta en pie y los remos en alto, les dejen sin posibilidad de ganarse unos eurillos por anticiparse a su envite. Veremos como, con su concurrente complacencia, descienden nuestros salarios ya que la productividad siempre será un concepto manejado por la empresa a su antojo. Y, de paso, un medio para acabar con la globalidad de los convenios colectivos.
· Nuevos pasos hacia la privatización de la Sanidad Pública en las CCAA. Concretamente los más conocidos, pero no los únicos, son las recetas con información sobre el precio de los medicamentos para “concienciar” al paciente sobre su coste (7) y el documento técnico de la Consejería de Sanidad de Madrid que propone “excluir, limitar o aplicar el copago en el futuro a algunas de las prestaciones y servicios financiados por la sanidad pública, como la vacuna contra el virus del papiloma humano, las endodoncias infantiles, las comidas ofrecidas en hospitales, las ligaduras de trompas y las vasectomías, la inseminación artificial, la fecundación in vitro, el consejo genético para el cáncer familiar o incluso el cambio de sexo” (8). Pero también para eliminar la gratuidad de las tiras reactivas para diabéticos, la asignación de bastones para la tercera edad y muletas para personas de movilidad restringida o las sillas de ruedas para minusválidos, según hemos podido saber gracias a la denuncia de la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública de Madrid, a través de su web http://casmadrid.org/ El progresista tripartito catalán ya era uno de los más privatizadores de su sistema de salud público, no menos que Esperanza Aguirre, gobernadora de la ínsula Barataria matritense. Pero ahora ambos dan nuevos redobles de tambor.
· Y acompañando al productivo personaje invicto de Esperanza Aguirre nos encontramos con el segundo ERE municipal de la historia “memocrática” española (la primera fue en una mancomunidad de municipios de Cataluña, según dictamen de febrero de 2011 del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña). La marquesa consorte de Murillo ha tenido la genial idea de tratar al Ayuntamiento de Fuente el Saz del Jarama (PP) como si fuera una empresa privada –lo que iguala a la baja los derechos de los trabajadores- y suspende temporalmente de empleo a 17 de sus empleados. La Alcaldesa, Mónica García, en un alarde de imperturbable arrojo (“no me temblará el pulso”) ha dicho: “No es motivo de celebración que esto salga adelante pero nos va a ayudar a poder cuadrar el presupuesto de este año" (9)
Éste es sólo el principio de lo que les espera a funcionarios y empleados públicos a manos de las administraciones centrales, autonómicas y municipales del PPSOE. Retrocedemos hacia una equiparación de derechos de todos los trabajadores del Estado español hasta el nivel 0. Y habrá más de un imbécil que se frote las manos viendo que los palos les vienen ahora a los funcionarios.
¿Frente a esto cuál ha sido la respuesta de los sindicatos verticales? La vía judicial, como en el caso de la represión tras la huelga del metro de Madrid o en la huelga de bomberos del Ayuntamiento de la capital. Ardiente combatividad la suya.
Las derechas económicas y políticas saben que cuando los trabajadores, y sus “dignos representantes sindicales” renuncian a la lucha, apretarles las clavijas al máximo es un juego de niños.
· Nuevo, y enésimo en la historia “memocrática” española, Plan de Empleo Juvenil. Zapatero venía anticipándonos su genialidad desde Noviembre de 2009 (es hombre de reacciones mentales lentas). De momento, la misma opacidad que ha presidido las negociaciones sobre la Reforma de las Pensiones acompaña a este engendro futuro que “endulzará” las vidas de los jóvenes sin empleo. Nada se sabe sobre él, lo que nos hace temernos lo peor.
Pero las experiencias de anteriores planes de Des-Empleo Juveniles, desde la aciaga era González nos sugieren la trazabilidad y horma del nuevo: incentivos fiscales a los empresarios, salarios por debajo del mínimo interprofesional, concurrencia de ETTs, empleos por debajo de la cualificación profesional del candidato, contratos temporales,...y otras delicatessen para mayor placer del entramado empresarial español.
Se nos ha vendido de todas las maneras posibles que la clase trabajadora española no tenía deseos de salir a la calle, que las huelgas generales de Francia y Grecia –punta de lanza de los trabajadores movilizados- habían sido inútiles para frenar la ofensiva del capital y sus gobiernos, como si encamarse con estos rindiera un fruto menos amargo, que con el pacto se corregían las peores voluntades de gobierno y patronal, como si al día siguiente de la foto de los miserables no hubiéramos empezado a recibir noticias de que se había levantado la veda de la caza a los restantes derechos de la clase obrera.
Ahora pretenderán vendernos, quienes tienen interés en ello (PSOE, CCOO y OGeTe) –a la CEOE y el PP le es indiferente porque saben que, corriendo los días, obtendrán mucho más-, las bondades de la reforma de las pensiones y de esas otras cosillas de las que nos iremos enterando, en propias carnes.
Quizá la derrota inflingida por los traidores de clase que buscaron en el Pacto Social su propia supervivencia como casta burocrática y la de las estructuras de unas marcas con notoriedad negativa pueda haber dejado un amargo sabor de derrota a una parte de quienes hicimos del 27-F una fecha de combate y dignidad.
Ni la desorientación, ni la desmovilización, ni el desánimo o el espíritu de derrota son una respuesta válida ni realista. Son comprensibles desde la inmediatez del impacto recibido tras el rebufo inmediato del crimen pero son inútiles para poner en pie nuestra negativa a ser sacrificados como borregos en el matadero. ¿A quién beneficia nuestro abandono de la lucha? A NUESTROS ENEMIGOS DE CLASE ¿Qué ganamos, incluso personalmente, renunciando a nuestra rebeldía que nos coloque en mejor situación que manteniéndola? NADA. LO PERDEMOS TODO.
Habrá quien contemple las jornadas de lucha previas al 27-E, las del mismo día, que incluyeron Huelgas Generales de notable repercusión en 4 de las 17 CCAA y en 12 de las 51 provincias del Estado español, así como las posteriores –recomiendo un seguimiento de todas las movilizaciones posteriores al 27-E en el blog o-ellos-o-nosotros.blogspot.com, se sorprenderían de su elevado número- como el canto del cisne de lo que pudo ser y no fue.
El 27-E no ha significado ninguna oportunidad perdida porque la realidad es que el sindicalismo alternativo, con la excepción del bien musculado soberanista –LAB, CIG, SAT,..-, estaba aún empezando a mostrar su capacidad de pasar de las palabras a los hechos. Y hasta dónde ha podido, lo ha hecho de modo digno y apreciable.
El 27-E es la Némesis (diosa de la justicia redistributiva y la venganza) que cae sobre el sindicalismo vertical, que se cubre de mierda y descrédito ante amplios sectores de la sociedad que no se agotan, ni de lejos en la izquierda y el sindicalismo combativos.
Tras su pacto hay una amplia percepción social de traición de clase y de entrega de derechos colectivos que nadie les dio permiso para gestionar y menos aún para disponer de ellos en beneficio de su continuidad como miembros mafiosos de “la Corporación”.
Tras su pacto hay una visión social, no mayoritaria, ni mucho menos, pero sí más amplia de la que cabe imaginar a primera vista de que el sindicalismo sigue siendo necesario para defendernos como clase social y de que es necesario reconstruirlo bajo otros mimbres y al margen de esta gentuza.
Tras el 27-E emerge la imagen entre importantes segmentos sensibilizados de trabajadores, no digo radicales, ni especialmente activos, sino informados, de que en todo el territorio del Estado español se han dado respuestas, en grado diverso, a la traición de clase perpetrada y al nuevo golpe recibido a manos del capital y sus esbirros políticos.
Tras el 27-E hay una posibilidad objetiva de articulación de las grandes y pequeñas resistencias al capital, basada en la unidad de acción, la difusión de todo lo que se mueve en el Estado español y la respuesta a las nuevas agresiones que se nos vienen encima (golpe a los salarios, asociándolos a la productividad, galopante privatización de la sanidad, nuevas modalidades de contratos basura en formato de fomento del empleo, avance hacia el despido libre en la administración,...). Ahora es el momento de aguantar la acometida de los posibilistas, de quienes ven en el oportunismo su motivo de supervivencia política.
Me refiero a la posición de IU, y no sólo de IU, readaptando su discurso a las nuevas realidades. Crítica del Pacto Social y de la Reforma de las Pensiones SI, crítica a los indeseables de CCOO y UGT que lo pactaron NO (10). Bajo el lenguaje de los viejos estalinistas del PCE que hablaban en el pasado de la famosa “interacción de factores” o que deformaban, para meter con calzador, la expresión de Lenin “el análisis concreto de la situación concreta” dentro de sus claudicantes tesis neosocialdemócratas, encontramos una razón mucho más espuria: IU sigue necesitando la complicidad de esas centrales para fortalecer política y electoralmente la federación de esa casa mal avenida. La clave de su actuación no está en el intento de supervivencia de una organización pretendidamente de izquierda, lo que sería oportunismo, sino en el empeño de mantener sus puestos de trabajo por parte de una burocracia de bajo perfil ideológico y político, cuya perspectiva laboral real no superaría el de responsables de las secciones de charcutería de las peores cadenas de alimentación del país. Eso convierte a IU en una organización de aventureros con una tropa afiliada de escasa exigencia política respecto a su dirección y su proyecto.
Otros, dentro de la izquierda, nos hablan de resistir dentro de CCOO y de concentrar el descontento para darle expresión y hacerlo coincidir con las posiciones del sindicalismo alternativo.
Puro acomodo de quienes han confundido el giro institucional a la derecha con la necesidad de redefinir el modo en el que se continúan articulando unas relaciones que debieran haber sido rotas definitivamente con una organización (CCOO) cuyos actos la sociedad no ha avalado y con unos acuerdos que la mayoría de los trabajadores han rechazado.
Reto a los diferentes posibilistas de “izquierda” a demostrar con encuestas realizadas por los medios de comunicación –las únicas disponibles hasta el momento- en qué opiniones sociales sobre la Reforma de las Pensiones basan su giro posibilista; eso que ellos preferirían definir como realismo político pero prefieren no ponerle nombre porque, en cualquier caso, suena muy mal.
Por otro lado, quienes esperan reacciones dentro de CCOO, ya que en OGeTe no existen otras que las del acomodo sanchopanzista de sus bases, olvidan que hace mucho tiempo la composición ideológica y política de su base social se convirtió en la misma que los usuarios mantienen con las tarjetas affinity de cualquier marca comercial: algo que se tiene porque dan puntos. En ese territorio no hay nada que reconquistar. Sólo rutina entre sus bases y acomodamiento a seguir dentro sin poder explicar de verdad porqué se está. “Siempre viene bien, por si acaso”. Es esa una mina agotada en la que algunos pretenden extraer pobres pepitas de oro de baja ley, que no un filón. Queden ellos en paz con su defectuoso proyecto de redimir almas y sanar cuerpos.
Frente a todo este estado de cosas, es necesario mantener e impulsar el camino sindical emprendido por quienes dicen NO al robo de nuestros derechos laborales, sociales y salariales.
Ello supone afrontar algunos desafíos que la experiencia de las luchas nos imponen:
- Romper el silencio mediático a nuestras resistencias: las movilizaciones previas, en el día y posteriores al 27-E han sido ocultadas por toda la estructura mediática de falsimedia (incluidos los “progres”), salvo para relacionarlas con actos violentos, enfrentamientos con la policía o cualesquiera otros contenidos que trataran de deslegitimar la resistencia contra las medidas del capital.
Frente a ello sólo hemos podido oponer las paredes de las calles, el boca-oído o los medios online, muy dispersos y apenas seguidos por otros que no fueran los ya convencidos de la lucha.
Es necesaria una mayor coordinación y centralización de la información que, asumiendo la pluralidad del movimiento y haciendo de ella virtud, sea capaz de romper el cerco de silencio y llegar a amplios sectores de la población, superando la barrera crítica de los previamente movilizados. Necesitamos centralizar las luchas de los trabajadores contra el derribo de nuestros derechos en un medio dedicado expresamente a tal fin y volcar en él todos nuestros esfuerzos logrando que, a su vez, éste transcienda más allá de lo que es un ámbito de difusión minoritario. Atender a este objetivo es tan vital como mantener encendida la llama de la protesta y representa la primera vía para lograrlo.
- Superar el oportunismo de tratar de crecer particularmente por encima del colectivo. Alrededor del 27-E se han dado algunos llamamientos a movilizaciones y manifestaciones realizados, en ocasiones, por una sola organización y declaraciones públicas que justificaban la “imposibilidad” de llegar a acuerdos de convocatorias unitarias. Dentro del sindicalismo alternativo esto sólo puede deberse a un patrimonialismo de las siglas sobre el movimiento. El pez no puede crecer si quiere ser más grande que la pecera en la que nada. La unidad de acción por encima de la particularidad de los objetivos de cada grupo es la base del crédito social y de la fuerza.
- Evitar convocatorias que nuestra fuerza no pueda mantener, esperando de quienes no nos van a acompañar una respuesta que no se producirá. Si algo dejaron claro nuestros “compañeros” mayoritarios es usaron en su día la Huelga General sólo para que sus gordos culos de sátrapas pudieran volver a aposentarse en las mesas de entrega de nuestros derechos. Adelantarse a ellos, para forzarlos a asumir una Huelga General que no iban a realizar, si no se estaba en condiciones de mantenerla en su ausencia, no favoreció la credibilidad de la lucha. La debilitó, al transmitir la sensación de miedo a mantenerla si ellos nos fallaban, como acabó sucediendo. Se entiende en una lógica de presión pero la perspectiva de su comportamiento tras el 29-S debiera habernos hecho más sabios.
- Centrar esfuerzos de concienciación en los grupos sociales que están siendo y serán más castigados por las medidas antisociales. Los jóvenes jamás reunirán 38, 6 años de cotización para jubilarse con el 100% de su pensión. La demora en incorporarse al mercado de trabajo y la precariedad laboral de empleos discontinuos se lo impedirá. Van a ser los próximos castigados por el futuro Plan de Des-Empleo Juvenil en forma de contratos aún más basura, salarialmente más baratos, con menor cobertura de paro, de despido sin indemnización y de peores condiciones laborales. Los parados, por naturaleza no reivindicativos, ya que centran sus esfuerzos en dejar de serlo, verán agotados sus susbsidios de desempleo de larga duración de 426 € por otros de 350 de absoluta miseria, ligados a cursos de formación y situaciones que les dificultarán encontrar nuevos empleos y acceder a ellos. La calle, el descontento social con un régimen político antisocial, se siente airada pero no encuentra articulación de sus motivos de protesta. Son sólo tres ejemplos de segmentos en los que trabajar las resistencias a la acometida antiobrera pero hay otros muchos que articular en lo sindical, en lo social y político. Las dos últimos áreas no son menores en importancia.
- Dotar de importancia y crédito a lo pequeño. Una de las razones por las que se niega utilidad al sindicalismo alternativo es su escasa representatividad, lo que se afirma obviando que las elecciones sindicales se realizan clandestinamente ante la opinión pública española -bien encerradas dentro de cada centro de trabajo-, evitando que adquieran eco social para facilitar que los sumisos continúen siendo mayoritarios e impedir que se articule una opinión publica opuesta a los becarios del sistema. Pero incluso el discurso sobre las mayorías hace aguas en Euskal Herría (LAB), en Galiza (CIG) y parcialmente en Andalucía, donde la afiliación al SAT crece en proporción directa a la desafiliación a CCOO y OGeTe.
En el resto de las CCAA, el sindicalismo combativo es débil, cada vez menos, y los neoverticalistas son aún imperantes. Pero, ¿cuál es la utilidad para la clase trabajadora de su hegemonía? ¿En qué se benefician de ella? ¿Cuáles los réditos obtenidos? ¿Quiénes son los que luchan y defienden al trabajador? ¿Los pequeños y los soberanistas? Pues en ellos está el camino de las luchas futuras.
· Crear memoria sobre toda la trayectoria de los derechos arrebatados. Cada nuevo atentado contra los derechos de los trabajadores entierra el recuerdo de lo que nos ha sido hurtado. Es necesario construir un Memorial sobre la situación de la clase trabajadora en derechos y en realidades antes de la crisis capitalista y lo que nos han robado, quiénes lo han hecho, con qué objeto, con qué complicidades, beneficiando a qué sectores y con qué proyección futura de nuevas pérdidas. Sólo se aprecia lo que se conoce y sólo se añora lo que se sabe perdido. No se trata de hacer una reivindicación de vuelta a una etapa anterior que no regresará. Nuestro proyecto se enfrenta al sistema globalmente, no se limita a revindicar una vuelta a un pasado mejor pero hacer que los trabajadores conozcan y recuerden es luchar contra la amnesia que quieren instalar en nuestros cerebros y en nuestros corazones.
Los retos que el sindicalismo alternativo tiene por delante son enormes pero jamás ha contado con un aliado tan poderoso: el tamaño de los crímenes cometidos contra los trabajadores es realmente difícil de ocultar. El futuro es nuestro, si queremos.
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