13 de marzo de 2017

AFGANISTÁN-PAKISTÁN: EL CENTRO DEL TERROR

Guadi Calvo. Portal Alba

Mientras que Daesh se bate en una angustiosa retirada de la ciudad iraquí de Mosul, donde se juramentaron como Estado Islámico en 2014, tras resistir el asedio a que están sometidos desde comienzo de noviembre último, por tropas del ejército iraquí, junto comandos norteamericanos, kurdos y turcos; en Siria, el Ejercito Árabe Sirio junto a la aviación rusa y comando iraníes y del Hezbollah los han despojado de importantes núcleos urbanos y al parecer la última batalla se resolverá en al-Raqa, la capital siria del grupo del Califa Ibrahim, para lo que el presidente norteamericano Donald Trump, enviará 400 infantes, abriendo una nueva arista a la compleja guerra siria, pero posiblemente se extermine territorialmente al terrorismo integrista, aunque sin duda los atentados se multiplicaran tanto en Siria como en Irak, oleada que podría extenderse a Jordania y Líbano.

En Libia, otro de los escenarios bélicos establecido por el Daesh en su guerra global, las huestes del Califa se están disolviéndose tras la pérdida de su capital Sirte, y según fuentes de inteligencia, mucho de eso combatientes pugnan por alcanzar el norte de Mali para sumarse a la nueva organización dirigida por al-Qaeda Global, Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin (Grupo para la victoria del Islam y de los fieles). (Ver: Sahelistán del Nilo al Atlántico).

El Daesh solo parece estar avanzado fuertemente tanto en Afganistán como en Pakistán, donde no deja de protagonizar ataques de manera continua contra cualquier tipo de objetivos.

Al igual que el Talibán, el Daesh afgano, Wilayat Khorasan saca provecho de la cada vez más tensa relación entre los dos hombres fuertes del gobierno afgano, el presidente Asharf Ghani y el presidente ejecutivo Abdullah-Abdullah, lo que no permite homogenizar políticas claras frente al terrorismo.

Ambas organizaciones integristas disputan territorialmente a las autoridades federales de Kabul, provincias enteras. Se calcula que casi un 43 %, está en manos de los grupos terroristas. Aunque es el Talibán quien controla la mayor parte de ese porcentaje. Sin duda Trump tendrá que resolver rápidamente su política en la región ya que la crisis está desbordando tanto a las autoridades de Kabul como a Islamabad.

El último miércoles, un comando del Daesh atacó el hospital militar Sardar Mohammad Daud Khan de Kabul, con un saldo de al menos 49 muertos, en su mayoría pacientes, médicos y enfermeros, además de los cuatro atacantes, que dejaron cerca de 70 heridos. El hospital se encuentra en uno de los sectores más seguros de la ciudad, ya que es vecino a varias embajadas occidentales, incluso la norteamericana, y a la base de la Unidad para la Respuesta de Crisis (CRU en inglés).

Los terroristas consiguieron infiltrase, vestidos como agentes sanitarios, cerca de las 9 de la mañana, hora de gran concentración de público. El primero de los terroristas hizo detonar su chaleco explosivo, junto a la entrada, mientras los tres restantes, armados con fusiles de asalto AK-47 y granadas, abrieron fuego de manera indiscriminada, para después atrincherarse en el interior edificio. Tras lo que se estableció un tiroteo de casi 7 horas, con las fuerzas especiales afganas, que ingresaron al Hospital descolgándose desde dos helicópteros a los techos del edificio.

El hecho remite gravedad extrema ya que nunca antes había sido atacado un hospital, el presidente Ghani, declaró: “que en todas las religiones se considera a los hospitales como lugares seguros, por lo que este ataque, es hacerlo contra todo Afganistán”. Mientras que la cúpula del Talibán emitió rápidamente un comunicado por el que deslindaban cualquier tipo de responsabilidades respecto a ese hecho.

Desde comienzo de año, tanto el Talibán como el Daesh vienen protagonizado cadenas de ataques en la capital afgana, y en muchos puntos del interior, que prevé que con el inicio de la primavera recrudecerán las acciones fundamentalistas.

Las administración Obama dejó en el país centro asiático unos 5.000 efectivos, concentrados en trabajo de asistencias a las tropas en el marco de la operación “Apoyo Decidido”, aunque a partir de la embestidas de estos últimos meses algunos expertos opinan que Estado Unidos, tendría que elevar el número de efectivos a 8.800, para mejorar el adiestramiento y asesoramiento de las fuerzas afganas.

Este ataque al hospital se produjo días después de dos operaciones suicidas por parte del Talibán, también en Kabul, contra una estación policial y una oficina de los servicios de inteligencia, que dejaron en total 42 muertos y 122 heridos.

Este último sábado en la localidad de Nawshar, en la sureña provincia Zabul, al menos ocho policías fueron asesinados, cuando se encontraban durmiendo, por dos talibanes, infiltrados en esa fuerza. Tras el ataque los terroristas huyeron con armamento.

Primero fueron envenenados y luego tiroteados”, informó el portavoz del gobernador provincial, Gul Islam Sial. Este último hecho remite al sucedido el lunes 27 de febrero en un puesto policial de Lashkar Gah en la provincia de Helmand, cuando otro infiltrado en la fuerza policial ejecutó a once agentes mientras dormían, tras lo que huyó con armamento

A última hora del sábado el aeropuerto militar de la ‎provincia afgana de Jost, donde radica un gran número de tropas norteamericanas, fue atacado por tres hombres, que tras ser repelidos huyeron.
Según fuentes norteamericanas, ataques de infiltrados en fuerzas de seguridad han dejado el año pasado, entre enero y noviembre de 2016, en 56 hechos 151 muertos y 79 heridos.

El sábado 11, en el norte de Afganistán, en la capital de la provincia de Kunduz, cerca de 30 alumnas debieron ser hospitalizadas, tras un ataque con gas venenoso contra su escuela. Mientras que, por un ataque similar a una escuela de Kabul, otras seis niñas fueron internadas.

Según testigos del atentado en Kunduz, dicen haber visto a un hombre vestido de negro, con su boca y nariz cubierta con un trapo, lanzar una botella, de la que inmediatamente se desprendió un gas, con un fuerte olor agrio, tras lo que las primeras afectadas comenzaran a caer desmayadas. Este ha sido el tercer ataque de estas características en Kunduz en la última semana. Las escuelas de mujeres son un blanco favorito por el terrorismo integrista ya que “filosóficamente” la educación femenina es prohibida.

El 2016 fue un año de intensa actividad insurgente donde se produjeron la mayor cantidad de víctimas civiles en una década, ese número tiende a aumentar para 2017.

Una frontera cada vez más caliente
Pakistán ha decidido cerrar indefinidamente los pasos fronterizos con Afganistán, de Torkham y Chaman, en la provincia suroccidental de Baluchistán, que había clausurado de manera provisoria tras el ataque a el templo sufí de Sehwan Sharif a mediados de febrero, mientras las autoridades de Kabul, no tengan resultados efectivos de combate contra el extremismo. Según Islamabad, desde territorios afgano, cruzan la frontera a Pakistán atacan y vuelven a sus santuarios.

Las autoridades pakistaníes habían abierto los pasos este último jueves para permitir el paso de ciudadanos de ambos países que habían quedado de uno y otro lado. Para volverlos a cerrar inmediatamente, tras resolver la cuestión. La actitud de Islamabad sigue generando más tensión entre los dos países vecinos.

Kabul ha debido atender a más de doscientas familias residentes cerca de la frontera tras los ataques de la artillería pakistaní a posibles centros terroristas fronteras adentro de Afganistán.

Tras la apertura del jueves de uno de los pasos en la provincia de Nangarhar, dos hombres, una mujer y un niño murieron aplastados, tras una estampida generada por cerca de 20.000 ciudadanos afganos, que en territorio de Pakistán esperaban desde una semana atrás permiso para cruzar. En la localidad de Torjam otros 24 mil afganos han cruzado a pie la frontera mientras que 700 paquistaníes hicieron el camino inverso.

Nadie sabe cuándo se volverán a abrir los pasos fronterizos vitales para el comercio de uno y otro lado, que ha generado ya perdidas por millones de rupias.

Es claro que el movimiento Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) y el capítulo pakistaní del Daesh, sumado a otras organizaciones menores, también son responsabilidad de Islamabad. El fenómeno del wahabismo no se detiene en fronteras y se afianza cada vez más fuerte en las áreas tribales debido al abandono de los gobiernos centrales. Los cierres fronterizos no son más que un “marketing”, ya que todos saben que las bandas terroristas, transitan por los mismos pasos que lo han hecho los contrabandistas desde siglos, los que jamás fueron ni detectados, ni detenidos.

Tras los recientes ataques en territorio pakistaní el congresista estadounidense del partido Republicano Ted Poe, presidente de la Subcomisión de Terrorismo de la Cámara, presentó este último jueves, un proyecto que declara a Pakistán “Patrocinador estatal del terrorismo” y un aliado poco confiable, acusando a Islamabad de haber colaborado con enemigos de los Estados Unidos.

Si bien es cierto que Osama bin Laden o la red salafista afgana de la familia Haqqani, encontraron apoyo y seguridad en Pakistán, no es menos cierto que fueron las políticas norteamericanas en la región, desde hace casi cuarenta años, las que han entrenado, armado e incentivado a estas organizaciones, que fueron utilizadas según los intereses del Departamento de Estado. Cuestión de la que ningún presidente norteamericano desde Jimmy Carter hasta la fecha se ha hecho cargo.

A partir de la presentación del proyecto del representante Poe, el presidente Trump deberá publicar un informe dentro de los próximos 90 días, que demuestre o no, la implicación de Pakistán con el terrorismo.

Mientras todo esto sucede en Washington, en la mañana del domingo, mientras se escriben estas líneas se conoce que un nuevo ataque se llevó a cabo en la ciudad de Dera Ismail Khan, en la siempre conflictiva provincia pakistaní de Khyber Pakhtunkhwa, donde una bicicleta con carga explosiva fue activada, dejando por lo menos siete muertos y un número todavía indeterminado de heridos, sin que todavía ninguna de las organizaciones terroristas se haya adjudicado el ataque.

Asía Central históricamente ha sido uno de los lugares más sensibles del planeta y todos sabemos que, de una u otra manera lo que allí suceda, tarde o temprano afectará al resto del mundo.


12 de marzo de 2017

PROGRESISMO, ESTADO Y DEMOCRACIA: UNA CRÍTICA A HOROWICZ

Esos seres divinos de la muerte, los "progres"
Ariel Mayo. Miseria de la Sociología

La muerte del fiscal Alberto Nisman puso en el centro del debate político la cuestión de la función de los Servicios de Inteligencia (SI a partir de aquí) y, en un plano más general, el tema del Estado y la democracia. Sin embargo, la ya crónica pobreza de las discusiones políticas en nuestro país hizo que la mayoría de las intervenciones sobre el caso fueran irremediablemente superficiales. Alejandro Horowicz es una de las excepciones a la regla.

Horowicz es autor del artículo “Repensar la inteligencia del Estado”. Allí expone el punto de vista del progresismo sobre la relación entre los SI, el Estado y la democracia. El progresismo, con sus matices, dominó el panorama ideológico argentino posterior a la crisis de 2001; de ahí la importancia de la opinión de Horowicz.

El progresismo es una corriente ideológica que parte de considerar al capitalismo como la forma más eficiente de organización social (o, si se prefiere, la única forma posible de organizar una sociedad moderna): para los progresistas, el marxismo es anacrónico y/o utópico. Sin embargo, a diferencia de los liberales, quienes aceptan alegremente las reglas de juego del capital, los progresistas ven con disgusto las diferencias sociales que engendra el sistema capitalista. Es por eso que critican el incremento de la desigualdad social y las formas extremas de explotación (por ejemplo, el trabajo “esclavo” en los talleres clandestinos); no obstante, el rechazo de la lucha de clases y aún de la existencia misma de la clase trabajadora, pone a los progresistas en una situación difícil. ¿En qué actor social apoyarse para reformar los aspectos más repugnantes de la sociedad en que vivimos? La respuesta no es novedosa: corresponde al Estado encargarse de resolver los problemas sociales, en tanto representación de los intereses de toda la sociedad. Para que esta solución sea viable es preciso rechazar el concepto clasista del Estado, pues si los organismos estatales defienden los intereses de una clase social particular, resulta imposible que expresen el interés general. De ahí la preferencia de los progresistas por los conceptos de democracia y ciudadanía. A diferencia del viejo reformismo, que tenía por meta alguna variante de socialismo, el progresismo considera que el capitalismo es el límite último del progreso social. El progresismo es el producto de las fenomenales derrotas del movimiento obrero en las décadas del ’70 y ’80 del siglo pasado, y de la consiguiente reestructuración capitalista.

Horowicz aplica los principios generales del progresismo al análisis de la crisis Nisman. Parte de una pregunta absolutamente pertinente: “¿Por qué todos los Estados mantienen costosos e ineficientes sistemas, que suelen violar las leyes que esos mismos Estados dicen respetar?" Horowicz responde que lo hacen para “evitar la victoria del enemigo”. Nuestro desacuerdo con el autor comienza cuando éste intenta definir el concepto de “enemigo”.

Horowicz sostiene que evitar la victoria del enemigo es equivalente a “conservar el poder”. No se trata, por cierto, del poder de la burguesía, de los empresarios. Reconocer esto implicaría aceptar los presupuestos del análisis marxista, y esto se encuentra vedado a los progresistas, en tanto trasciende su horizonte intelectual. ¿Quiénes son, entonces, los que conservan el poder? Los gobernantes de turno, ni más ni menos. Claro que Horowicz es demasiado inteligente como para presentar las cosas de un modo tan burdo. Su argumento es más complejo.

Horowicz plantea con tino que la calidad del sistema depende del tipo de respuesta que se dé a la definición del “enemigo”. Según él, para encarar esta tarea existen dos programas opuestos de construcción de hipótesis de conflicto: uno, sostiene que la elaboración debe ser pública y, por tanto, quedar sometida a la regulación de la política; otro, plantea que debe basarse en las teorías conspirativas de la historia y, por eso, prefiere el secreto. Este último camino termina por erosionar la calidad de las instituciones y desemboca en una crisis profunda: “Toda la información resulta relevante. Espiar a todos arroja una masa de "información" delicada. Este abordaje impone que la actividad tenga que ser completamente secreta, y por tanto incontrolable. El uso de esa información termina siendo una mercancía. Esto es lo que terminó pasando (…) Bajo un régimen democrático, estas decisiones contienen el núcleo duro de la política y delegarlas sin control equivale a admitir una zona gris fuera del Estado de derecho. Como el "enemigo", como su victoria, debe ser evitado, no importa si se viola el Estado de derecho”.

O sea, el problema no radica en el capitalismo ni en la forma capitalista de nuestra democracia, que permite, por ejemplo, la coexistencia de barrios privados y villas miserias. Nada de eso. Se trata de la elección del programa erróneo de construcción de hipótesis de conflicto. Esta elección es producto de la “democracia de la derrota”, imperante en nuestro país desde 1983, definida por Horowicz como “un sistema donde los mismos hacen lo mismo, se vote a quién se vote”. Frente a este estado de cosas, nuestro autor propone “reconstruir de arriba abajo las FF AA y las policías, siendo orientados ambos cuerpos por un servicio de inteligencia que responda a una agenda política pública, bajo estricto control parlamentario. La privatización de la seguridad parte de aceptar el fracaso de la seguridad pública. Y una sociedad que ni siquiera puede imaginar garantías colectivas ha renunciado al fundamento democrático de su existencia”.

Como buen progresista, Horowicz considera que los Servicios de Inteligencia, las Fuerzas Armadas y la policía son instituciones naturales de la sociedad. No se puede vivir sin ellas y quien piense lo contrario es un utopista que debería dedicarse a tocar la guitarra en una plaza. Como funcionan mal, hay que reformarlas. Ahora bien, ¿quién se encargará de esta “reconstrucción” de los organismos de seguridad? La “sociedad”, quien debe “imaginar garantías colectivas”. Pero esta “sociedad” es un ente abstracto, que carece de sustancia para poner en caja a la policía, el ejército y los SI. Cuando pasamos de la abstracción a lo concreto, la sociedad argentina se caracteriza por una profunda desigualdad entre las clases que la componen. Dicho de modo burdo y a modo de ejemplo, el 35 % de trabajadores se encuentran no registrados, esto es, sus patrones no hacen siquiera los aportes al sistema de seguridad social; como es de esperarse, estos trabajadores tienen muy poco peso a la hora de fijar las políticas públicas, por más que posean el derecho de voto. Y así podríamos multiplicar los ejemplos al infinito. Pretender que esta sociedad concreta se encargue de fijar una agenda pública para los SI implica, en los hechos, dejar las manos libres a la burguesía (aunque este término le suene anacrónico a más no poder a la mentalidad progresista) para fijar dicha agenda. Si en vez de hablar de “sociedad” trasladamos la resolución del problema al Estado, las cosas no cambian en absoluto. El Estado argentino es un Estado de clase, representa los intereses de las clases dominantes. Basta observar el hecho de que dicho Estado no cobra impuestos a las transacciones financieras, mientras cae sobre los trabajadores en forma de impuesto a las ganancias, para comprender su carácter de clase. Sólo un utopista irremediable (y el progresismo retiene para sí lo peor del utopismo) puede pensar que dicho Estado tiene interés en reformar los SI en un sentido democrático.

Llegados a este punto corresponde decir unas palabras sobre la democracia. Desde 1983 en adelante, sin excepción de ningún gobierno, la democracia argentina funcionó como un mecanismo dirigido a fortalecer la dominación de la burguesía. De ahí su incapacidad para modificar en algo el sistema de poder social legado por la dictadura militar. Como es sabido, la dictadura representó una derrota fenomenal para el movimiento obrero. Sobre estas bases se edificó el régimen democrático a partir de 1983. La pervivencia de los mismos personajes al frente de los SI (Stiuso es el caso más emblemático) refleja los límites del régimen, al que Horowicz denomina “democracia de la derrota”. Nuestro Autor propone como solución que el Estado se reforme a sí mismo. Pero la sociedad argentina requiere de SI y demás organismos represivos porque es, en general, una sociedad capitalista, y porque, en particular, es una sociedad parida por la derrota del movimiento obrero y demás sectores populares en 1976.

La única respuesta adecuada para terminar con la “democracia de la derrota” es la remoción de las condiciones que permiten su existencia. En otras palabras, la supresión de las bases del poder de la burguesía argentina. Desde este punto de vista, todo el planteo de Horowicz acerca de la necesidad de una “reforma democrática” de los organismos de seguridad carece de sentido. Estos organismos no tienen que ser reformados, hay que eliminarlos. Su existencia misma impide cualquier reforma de las condiciones en que viven los millones de trabajadores argentinos.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG
Como puede comprobarse, la epidemia de los progres es geográficamente “transversal”. Va desde Argentina a España (Podemos está lleno de pedantes postmodernos procedentes de allí), pasando antes por los países del llamado Socialismo del Siglo XXI, en los que han hecho del socialismo un sarcasmo, al no tocar el carácter capitalista del Estado ni las relaciones sociales de producción, va a Estados Unidos, con sus happy flowers indignados con el reaccionario Trump, pero nunca con los genocidas Obama y Hillary y, por fin, se desparrama por Europa, ayudando a que la extrema derecha campe a sus anchas, al haber abandonado la defensa de los intereses de clase de los trabajadores y rechazado la lucha de clases y la destrucción del sistema capitalista al que, en el fondo, adoran.

Son la chispa de la vida del capital.

8 de marzo de 2017

INFORME DE WIKILEAKS DESVELA MANUAL DE PIRATEO DE LA CIA

Página12

FILTRACIÓN DE WIKILEAKS SOBRE HACKEOS DE TELÉFONOS Y COMPUTADORAS

La publicación de estos códigos y herramientas suponen el mayor escándalo desde el caso Chelsea Manning o Edward Snowden y ponen de relieve un grave agujero de seguridad en la CIA, donde la nueva Casa Blanca ordenó una operación de limpieza.

El portal de filtraciones WikiLeaks, que dirige el ciberactivista Julian Assange, difundió ayer detalles de un programa encubierto de pirateos informáticos de la CIA estadounidense, como parte de una serie en siete entregas que, adelantó, será “la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia”.

WikiLeaks tenía previsto realizar una rueda de prensa a través de Internet para presentar su proyecto “Vault 7”, pero posteriormente anunció en la red social Twitter que sus plataformas habían sido atacadas y que intentará comunicarse más tarde. En un comunicado, el australiano, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde el 2012, dijo que la filtración es excepcional desde una perspectiva legal, política y forense. “Hay un gran riesgo de proliferación en el desarrollo de armas cibernéticas, que resulta de la incapacidad de las agencias de seguridad para controlarlas una vez las han creado y su alto valor de mercado”, aseguró Assange. La Agencia Central de Inteligencia no realizó comentarios al respecto. “No nos manifestamos sobre la autenticidad o el contenido de presuntos documentos del servicio secreto”, dijo un portavoz.

De confirmarse su autenticidad, son las tripas de un programa de ciberespionaje con el que los servicios de inteligencia de Estados Unidos son capaces de piratear teléfonos, ordenadores y televisores con Internet y convertirlos en micrófonos para espiar a sus usuarios. La publicación de estos códigos y herramientas suponen el mayor escándalo desde el caso Chelsea Manning o Edward Snowden y ponen de relieve un grave agujero de seguridad en la CIA, donde la nueva Casa Blanca ordenó una operación de limpieza.

Según explica WikiLeaks, esta primera entrega, llamada “Year Zero” (Año Cero) y en la que se exponen los sistemas de “hacking” (pirateo), software malicioso y armas cibernéticas empleadas por la agencia de espionaje estadounidense, comprende 8.761 documentos y archivos, procedentes de una red aislada y de alta seguridad situada en el Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA (Agencia Central de Inteligencia norteamericana) en Langley, Virginia. El portal señala que obtuvo los documentos de una persona que tuvo acceso a ellos cuando la CIA perdió el control informático sobre los mismos. WikiLeaks explica que recientemente la CIA perdió el control sobre la mayor parte de su arsenal de “hacking”, incluido software malicioso, virus, troyanos, ataques de día cero, sistemas de control remoto de software malicioso y documentos asociados. Esta colección de “varios cientos de millones de códigos” dan a su poseedor “la capacidad de ‘hacking’ íntegra de la CIA”, asegura en su comunicado.

La colección llegó a manos de antiguos hackers del gobierno y otros agentes de manera no autorizada, y uno de ellos proporcionó a WikiLeaks porciones del archivo. WikiLeaks atribuye sus informaciones a fuentes anónimas. La fuente aspira a que con esta difusión se abra una discusión pública sobre la cuestión de si la CIA se excedió en sus atribuciones. Antes de la publicación de los documentos, la plataforma tapó por primera vez datos y nombres de trabajadores de la agencia.

El programa de “hacking” encubierto de la CIA, incluye arsenal malicioso y docenas de posibles ataques, a través de fallos de software, contra varios productos, entre ellos el sistema operativo del iPhone, el Android de Google, Windows de Microsoft y televisores Samsung, que pueden transformarse en micrófonos encubiertos. WikiLeaks señala que la CIA fue aumentando sus capacidades en la lucha cibernética hasta rivalizar, “hasta con menos transparencia” con la NSA, la otra agencia de seguridad estadounidense.

Las técnicas de las que hablan supuestamente permiten además a la CIA sortear el encriptado de plataformas de mensajería como Whatsapp, Telegram, Signam, Confide y Cloackman al entrar en ellos y obtener contenidos antes de que el encriptado se active. Los documentos abarcan el periodo de 2013 a 2016 y, según Wikileaks, se eliminaron algunos elementos identificativos para llevar a cabo un análisis profundo. Entre estos elementos eliminados figurarían objetivos y maquinaria de ataque a lo largo de Estados Unidos, América Latina y Europa.

El portal también revela que, además de su centro en Langley, la CIA utiliza el consulado de Estados Unidos en Frankfurt como una base encubierta para sus hackers en Europa, Medio Oriente y África. WikiLeaks dice que, al difundir toda esta documentación, tomó cuidado de no distribuir “armas cibernéticas cargadas” hasta que “emerja un consenso sobre la naturaleza política y técnica del programa de la CIA y de cómo tales armas deben ser analizadas, desactivadas y publicadas”.

Julian Assange dirigió la difusión de “Vault 7” desde su residencia en la embajada de Ecuador, donde se refugió el 19 de junio de 2012 para evitar su extradición a Suecia, que le reclama para interrogarle sobre un delito sexual que él niega haber cometido. Assange teme que ese país pueda entregarle a su vez a Estados Unidos, que le investiga por las revelaciones de su portal en el 2010, cuando difundió cables diplomáticos confidenciales estadounidenses.

La plataforma de Assange dijo que esta es la mayor filtración de la historia de la CIA, aunque la mayor sufrida por Estados Unidos en la historia reciente fue precisamente la de los documentos diplomáticos y militares del 2010, que convirtió a Wikileaks en un fenómeno global, y supuso una condena de 35 años para la ex analista militar Chelsea Manning (entonces Bradley), que robó y entró la información. Lo revelado, en todo caso, está a la altura de grandes escándalos como éste o el provocado por Edward Snowden, el ex analista de seguridad que denunció el espionaje electrónico masivo de Estados y que vive protegido en Rusia. En los últimos días de su presidencia, Barack Obama decidió conmutar la pena de Manning, lo que supuso una gran polémica.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

Si ustedes dominan el inglés (¡hombre, si es bajito y se deja!…) pueden acceder a toda la información de Wikileaks sobre Vault 7 aquí

5 de marzo de 2017

PARA QUÉ SIRVE UN “PROGRE”. MANUAL DE USO E INSTRUCCIONES

Por Marat

1.-Definamos el concepto
Evitaré el riesgo de caer en el teoricismo a la hora de abordar qué entiendo por un “progre” o, mejor dicho, por los “progres” porque la categoría ha evolucionado un tanto y, sobre todo, porque la tendencia de la extrema derecha, los reaccionarios y los ignorantes a meter en un mismo saco a quienes no son de su parroquia ideológica simplifica las cosas hasta un punto tal en el que la simplificación es la simpleza de los necios.

El progre no es comunista. Nada que ver con tal cosa, más bien lo opuesto. Lo suyo es no ser “conservador”. Algo que no compromete demasiado. Algo así como estar a favor del derecho a jugar al parchís. 

El progre es un pequeñoburgués con complejo de culpa. De ahí su aparente radicalismo -Lenin dice de ellos que “lanzar frases sonoras es una propiedad de los pequeñoburgueses desclasados”- De las cuestiones secundarias hace axiomas y de lo que no cuestiona al capital su bandera. Estará dispuesto a firmar en avaaz (que tampoco es cosa de liarse la manta a la cabeza) para que los curas no den clase en los colegios públicos, lo que no deja de estar bien, pero si utilizas las expresiones “clase”, “lucha de clases” o “necesidad de acabar con el capitalismo” te acusará de dogmático, viejuno, desfasado y te explicará que “hay que superar el viejo discurso marxista centrado exclusivamente en el antagonismo de clase para dar la palabra a un nuevo relato centrado en las nuevas subjetividades” ¿Sabes lo que quieren decir? Ellos tampoco pero su objetivo es que aunque tú no lo entiendas abraces la nueva fe posmoderna.

No pidas al progre que vaya al grano. Dará todos los rodeos que pueda para evitar un compromiso con la realidad. Para él la miseria creciente de amplias capas de la población no se debe a que el sistema económico bajo el que vivimos no puede subsistir sin expropiar a aquellos sobre los que domina de sus medios de subsistencia (el trabajo, el salario, los servicios públicos,…) sino del egoísmo del 1% (se supone que todo el 99% que opone es explotado y no una parte de él explotador) y de la avaricia del IBEX35. En cuanto unos cuantos grandes empresarios se conviertan espiritualmente al rastafarismo se soluciona el problema.

El progre se empeña en que cojamos el rábano por las hojas y las va deshojando una a una para que nos perdamos en la cuenta y no veamos que forman un ramillete que acaba en la hortaliza. Te hablará de pobreza habitacional, vegetal, energética, sanitaria (una de las últimas aportaciones al “inventario” de las pobrezas). Vamos que puedes estar tirado en la calle, no comer más que casquería, alumbrarte y calentarte en una hoguera y no tener ni para aspirinas pero te puedes permitir el lujo de comerte unos ternascos, precedidos de una ensalada de angulas y regados por un Vega Sicilia porque en otras cuestiones no eres pobre.

Un capítulo aparte en la pobreza que tanto amarga al progre, con marcada tendencia monjil oenegera, es la pobreza infantil. Vamos, que Hansel y Gretel pueden ser pobres pero sus padres les abandonan en el bosque para tener las manos libres e irse en su yate de 30 metros de eslora para circunvalar la isla de Huahine en la Polinesia Francesa.

A base de participar en la gincana de pobrezas progres uno se acaba perdiendo en el laberinto del Minotauro sin encontrar la puerta de salida que explica todo esto: la necesidad de que el capital realice su beneficio pasa por salarios de miseria, pensiones de mierda, recortes sociales, paro sin prestaciones,…

Un ejemplo acabado de un progre, sector anteriormente juvenil, ya un poquito más maduro, son la “chavalada”, como dicen en el twitter de IU, que antes era dirigente de Juventud Sin Futuro y que ya es Juventud Colocada y que, coherentemente al hecho que citaba Marx de que el ser social determina la conciencia de clase, han decidido cerrar el chiringuito porque los principales compis de la cofradía ya están colocados (Rita maestre, Ramón Espinar, Pablo Padilla, Eduardo Rubiño y tantos y tantos otros del chiringuito ya tienen futuro...dentro del sistema...capitalista, como lacayos, vendeburras y atracaingénuos.

El progre de hoy es un heredero de del “socialista” de pesebre de ayer: alguien a quien molesta (tampoco es que le irrite sobremanera, aunque haga de ello un drama, para captar el voto más desclasado de las clases populares) el pelo de la dehesa de la derecha pero no el dinero del capital. Escalará puestos desde concejal de un pueblo, si vienen mal dadas, hasta, por lo menos, acabar siendo siendo diputado. Y de ahí veremos dónde acaba. Y es que ya no puede hablar de la casta porque es “neocasta” y hablará de la “trama”, como relaciones empresa/instituciones, como si contara algo tan nuevo como la creación de imágenes tridimensionales dentro de un líquido mediante burbujas generadas por láser. Aquello de el poder estatal moderno equivale al Consejo de Administración de los intereses generales del conjunto de la burguesía”(Marx) les parece demasiado obsceno y, sobre todo, excesivamente directo como para decírselo a sus “electores”.Tienen cabeza de urna y no aspiran a otra cosa que, dentro de su radicalidad pequeñoburguesa, expresar los intereses de una fracción del capital: la pequeña burguesía de sirvientes funcionariales y políticos del gran Estado burgués.

Si en el pasado a los desclasados votantes del PSOE, que se reparten hoy entre Podemos y Ciudadanos (según su alma “izquierdista” o “moderada”) les parecía un tipo majo Ruíz Gallardón cuando era alcalde y se dejaba fotografiar para la revista gay Zero, a los votantes de Podemos les gusta Zapatero. De él quieren olvidar que nos mantuvo en la guerra de Afganistán e hizo los primeros recortes y las primeras reformas laborales y de pensiones, aprobó el artículo 135 de la Constitución que dijo que tus derechos sociales se los pasan por el forro porque lo que tienes que hacer TÚ es pagar su crisis capitalista a costa de dejarte en pelotas.

Y ya puestos a ser progre, ¿qué decir de esos “sindicalistas” de la burocracia central de CCOO y UGT que hace 30 años que no pisan una empresa si no es en elecciones sindicales, esos chicos tan majos que están dispuestos a volver a vender por enésima vez a la clase trabajadora?

2.-Los progres como señuelos del capital
Los sindicatos que se visten de representantes de los trabajadores, CCOO y UGT, pero que son vendeobreros, firmaron el Pacto de Toledo. La crisis de las pensiones, prevista entonces, potenciada en aquél momento y aceptada por los “sindicato malone” estableció una doble fuente de financiación, origen de la crisis de liquidez actual de las pensiones, aparte de el PP metiera la mano en su caja:

La acción protectora en su modalidad universal se financiará mediante aportaciones del Estado, mientras que las prestaciones contributivas deberán ser financiadas básicamente con cargo a las cotizaciones de las personas obligadas, además del importe de las cantidades recaudadas en concepto de recargos, sanciones u otras de naturaleza análoga, así como los frutos, rentas, intereses y cualquier otro producto de los recursos patrimoniales de la Seguridad Social.” Cuando se niega que las aportaciones al fondo destinado a las pensiones tenga un vínculo directo y común a los impuestos y cuando, además de ello, se pretende que solo los trabajadores aporten para su jubilación, y no los empresarios, se está apostando por la destrucción de las pensiones públicas. Los progres del sindicalismo son sus cómplices. Firmaron en su día aquel pacto sobre las pensiones.

Si el capital y su gobierno de turno (los que hubieron y los que vengan a repetir la jugada) necesitan algún tipo de distracción, ya saben que contarán con:
  • Los sindicatos del sistema
  • La prensa y los medios, en donde La Sexta, Cuatro, Público, Infolibre o El Diario cumplen, junto con un creciente elenco de medios pajilleros “alternativos” (con intención entrar en el ámbito mediático del sistema), el papel de ocultadores de la realidad social que soporta la clase trabajadora
  • Los partidos de los progres
  • Los ya asalariados de las redes sociales, que buscan su lugar bajo el sol de los medios del capital y que son la voz debida de esos partidos progres
Cualquier tema que, en medio de una sociedad en la que la clase trabajadora carece de conciencia de clase porque no tiene quien la escriba, quienes debieran hacerlo la han traicionado y los enviadores de señales la confunden, tenga un carácter que no agreda al capital será empleado para hacer luz de gas contra los trabajadores. Les sugiero que pongan en relación el cebo que esta semana se ha usado para ocultar el protagonismo que merecen temas como el ataque a las pensiones o la huelga de los estibadores. Pero, oiga, no concrete usted demasiado, no sea que ofenda a algunos “revolucionarios” que dirán que hay que articular todos los derechos, como si quienes defendemos a la clase trabajadora negásemos los de quienes se dejan usar para enmascarar otras opresiones.

Los progres hacen las delicias del capital cuando dedican horas para hablar de “crisis de régimen” (político, que no está en crisis. Solo una parte de los actores de su sistema de representación: el PSOE) pero pasan tan por encima de la crisis del sistema capitalista aunque llevemos ya 10 años de él, mientras los liberales admiten que se van conformando las condiciones para un nuevo tsunami.

Los herederos de los progres son los que ahora hablan de animalismo, especismo, veganismo, sororidad, represión sin conexión con el hecho de que lo que principalmente se reprime es a la clase trabajadora con leyes no solo mordaza sino principalmente de destrucción de las pensiones, de los derechos laborales, de nuestras conquistas históricas y tantas y tantas cosas que siguen distrayéndonos mientras el capital nos golpea.

Los progres son el flautista de Hamelin del sistema capitalista.

Y ahora unos detallitos informativos para esos progres rojos rojísimos, manipulados por otros progres del capitalismo USA contra otro segmento del capitalismo USA, tratando de que olvidemos las salvajadas que hizo su querido Tío Tom Obama:




Hala, a pastar, progres. 




3 de marzo de 2017

EL “RELATO”

Luis Casado. Politika.cl

Hace unos años, en el 2005 para más señas, el ‘pensador posmoderno’ Jean Baudrillard iluminó el debate sobre el sí y el no en el referendo francés que debía aprobar o rechazar la Constitución europea. Dicha Constitución establecía, como norma definitiva e insustituible, el libre mercado. Los franceses la rechazaron: el no obtuvo un 54,68%. Tres días más tarde los holandeses también le dijeron no al texto pergeñado en Roma (2004).
No creo que la intervención de Baudrillard jugase un papel mayor en el resultado, o bien no percibí el grado de memez de los electores. El ‘filósofo’ declaró el 17 de mayo de ese año:

No es pues un no a Europa, es un no al sí, como evidencia infranqueable (…) El sí en si mismo no es exactamente un sí a Europa (…) Se transformó en un sí al sí, al orden consensual, un sí que no es una respuesta, sino el contenido mismo de la cuestión” (sic).
Por su parte, Jean-Pierre Raffarin, primer ministro francés, había osado una declaración en un inglés tan macarrónico que los británicos consideraron seriamente declararle la guerra a Francia:

To win, the yes needs the no to win against the no!” (resic).

Si te cuento estas payasadas es porque leo de vez en cuando las reflexiones de algunos mendas que le buscan –obcecada y valerosamente– una salida al desmadre de corrupción y venalidad que trajo consigo la transición y sus actores. Lo que leo me hace pensar que mi libro Lingua Comoediae Chilensis, o “la lengua del circo chileno”, le dio el palo al gato.
Se impuso la costumbre de hablar, y de escribir, utilizando palabras que no quieren decir nada. Nos habituamos a usar un lenguaje elíptico y metafórico. Soportamos estoicamente que vocablos de uso común sean despojados de su significación, prontamente sustituida por otra que genera confusión. Apropiarse de virtudes inexistentes forma parte de la mutación de la herramienta de comunicación que es el idioma. Así, cuando tal o cual político venal asegura: “Chile no es un país corrupto”, los miembros de la Real Academia de la Lengua deben dudar de lo que pusieron en el diccionario. La “transparencia” devino una suerte de panacea universal, como los ungüentos que usaba Don Quijote, que servían para todo. El “consenso” es sinónimo de crema wira sacha, una pomada analgésica, anti-reumática y anti-inflamatoria, que previene la deformación de las articulaciones, elimina los bochornos, sirve de relajante muscular, apacigua las migrañas, calma el mal de aire, detiene la gripe y el resfrío común, y alivia el lumbago y los cólicos menstruales.

Leyendo a nuestros propios ‘pensadores posmodernos’ veo que para salir de la pesadilla tenemos que –ineludiblemente – resucitar la “Metafísica de la Nación”. Sin cachondearse, uno entiende que no se trata del diario pero lo corroe la duda…

El mismo autor estima que hemos caído en el “nihilismo”, que define como “la pérdida absoluta del valor de los valores”. Hasta ahora uno entendía que el nihilismo es una corriente filosófica que sostiene la imposibilidad del conocimiento y niega la existencia y el valor de todas las cosas. Algo que pudiésemos resumir en un panorámico pot-ta ná mí. No es que servidor les suba al columpio, pero afirmar primero que es imposible conocer nada, luego que las cosas no existen para finalmente negarles todo valor… es un razonamiento que se parece demasiado al zurullo en la compuerta.

También se describe el nihilismo como la negación de toda creencia, de todo principio moral, religioso, político o social. Amén. La definición que pretende que se trata de “la pérdida absoluta del valor de los valores” me inclina a pensar en la cháchara de los economistas.

Otra afirmación que me toca los pirindolos: “Nuestra política actual ha perdido valencia y valor”. Por un microsegundo pensé en mi amigo José Luis, natural de Valencia, España, pero lo cierto es que la frase me retrotrajo a los maravillosos años de la enseñanza secundaria pública, laica y gratuita, y a mi profesor de Química que apodamos cariñosamente ‘Berilio’.

El primer día de clases Berilio nos entregó la Tabla Periódica de los Elementos del químico ruso Dmitri Ivánovich Mendeléyev, que define el valor combinatorio de un elemento en función del número de enlaces que puede establecer con un átomo o radical. Ese valor es la valencia. “Se los deben aprender de memoria, advirtió Berilio, o les voy a unificar”. Unificar quería decir que le pondría nota 1 a quien no las supiera recitar. Así fue: en la clase siguiente nos unificó a todos.

(Anota por ahí, en tus archivos, que en biología la valencia es el poder de un anticuerpo para combinarse con uno o más antígenos.)

De ahí que leer: “Nuestra política actual ha perdido valencia y valor” me deje perplejo. Hago esfuerzos por apreciar la metáfora. No me sale. Mi no entender.

Todo esto sería pecata minuta si no fuese porque, según el autor del citado artículo, en Chile asistimos a una “decadencia valórica”. Aquí estamos en plena Lingua Comoediae Chilensis, visto que aparte su uso inmoderado en el campo de flores bordado la palabrita no existe en ningún diccionario. De modo que asistimos a la decadencia de algo que no tiene definición, o si la tiene, tendríamos que encontrar el significante que lo significa. Si andas sobrado de tiempo… ahí tienes curro.

Lo mejor de lo mejor –last but not least– queda para el final. Fino bocado que, habida cuenta de su aspecto suculento y sabrosón, se hace más y más deseado a medida que avanza el yantar.

Tal o cual candidato, aparte sus defectos aparentes o reales, implícitos o explícitos, notorios o disimulados, evidentes o velados, adolece “de una carencia total de relato”.
Una vez más, te vas al diccionario. Uno cualquiera. La palabra es de uso común, sus étimos los encontramos en el latín, no hay mucho donde entrar a picar: “Narración de carácter literario y generalmente breve”. O bien: “Narración con palabras de un hecho”. Relator es el que narra.

De ahí que uno entienda que el candidato no habla, es mudo, o bien tatarita, tartajoso o tartamudo: son palabras de origen onomatopéyico.

La cosa me inquieta porque otro ‘pensador posmoderno’, uno que empuja el carro del embrión llamado Frente Amplio, estima que hay que “empezar a construir un relato coherente” (sic). El objetivo es loable donde los hubiere: ponerse en un escenario en el que el Frente Amplio gana las elecciones y se apresta a “gobernar exitosamente”.

De donde colijo que en materia de “relato”, entre tener o no tener, más vale tener.
Al mismo tiempo recuerdo las palabras de Frédéric Lordon en una conferencia pronunciada en HEC, reputada escuela de negocios de París. Lordon sostiene que la fraseología, el lenguaje de la izquierda, ya no “muerde”, ya no produce efecto. Aún cuando –precisa Lordon– tuvo mérito. La lucha de clases existe, la dominación y la explotación existen, la violencia de la relación salarial existe, la acumulación de la riqueza en manos de un puñado de privilegiados no es un cuento chino. Sin embargo, por razones que conviene analizar, esa fraseología no surte efecto.

Entre otros porque la ‘izquierda’, aparte repetir como loro algunos conceptos mal entendidos, se dejó imponer SU lenguaje de ellos, los que dominan, los poderosos. Los autores de las notas que comento no pueden impedirse usar esa basura de lenguaje.

Peor aún, osan utilizar neologismos desprovistos de contenido, de significación, de sustancia. Lo que augura mal de los resultados de su crítica (que se sustenta en una realidad indesmentible) y del mensaje que intentan hacer pasar.

Una reflexión transpira la resignación, no logra imaginar otra vía que la de esperar que Boric, Jackson y consortes se hagan mayores –¿viejos?– lo que no parece muy auspicioso. Hay millones de compatriotas (entre los que me cuento) a los que el paraíso para el año 2050 les toca una sin mover la otra: ya no estarán (estaremos) vivos. El paraíso para cuando servidor esté bajo tierra desde hace medio siglo le da igual. Si en ese momento hay aire puro, vegetación, vida, o bien el planeta ya vio desaparecer la especie humana... me afectará menos que el paso incesante de billones de neutrinos provenientes de la galaxia GNz-11 en la constelación de la Osa Mayor.

El otro ‘pensador posmoderno’ imagina la victoria como escenario –¿guión?– de una película en la que no faltan ni los padawanes, ni los jedis, ni Obi-Wan Kenobi, ni C3-PO. Es una reflexión de tipo “habría que, bastaría con…”.

Nadie que desee cambiar el mundo puede ignorar la necesaria, ineludible, lucidez. Ninguna de las reflexiones a las que hago referencia abordan la eterna cuestión del qué hacer. El de hoy.

Ex nihilo nihil... De la nada no sale nada. Tengo para mí que la ‘izquierda’ de hoy es nada.

Comenzando por el lenguaje. O el “relato”, si prefieres.



NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG
Hace unos meses di por casualidad con el aborto escrito de un niñato posmoderno. Les pongo el enlace para que rían, lloren y se irriten a la vez. Fue en kaosenlared pero también hubiera sido muy apropiado en rebelion.org. Me dio por divulgarlo en redes sociales para echarme unas risas con el personal y el cachondeo duró varios días en una de ellas, amén del chorreo de comentarios ácidos y jocosos que le endosaron a continuación de su “artículo”.

Recientemente he comenzado a colaborar con una radio digital y me ha tocado “en suerte” debatir con algunos de esos aspirantes a candidatos de proyecto de “intelectuales” de la nada. Yo los llamo “che güebones”, ya que, con frecuencia, algunos de ellos proceden de allende los mares. Por allí encuentra uno a esos hijos de la pequeña burguesía que sienten la desgracia de no haber nacido franceses para poder codearse con Deleuze, Derrida, Barthes, Baudrillard, Guattari o Lacan. Francia, la del Siglo de las Luces, produjo poco antes y, sobre todo alrededor del 68 (pre y post) un terrible asesinato de bosques para que estos ilustres pedorros emborronaran cuartillas.

Sus herederos, los de “la generación de más preparada de la historia”, hoy llenan las facultades de Ciencias Políticas en España y nos hablan del “relato”, la “subjetividad”, los “dispositivos”, las “bifurcaciones”, los “rizomas” y otras soplapolleces al uso.

La utilidad para el mundo de su "producción intelectual" es el equivalente en ciencias físicas, por tomar ejemplo de otra disciplina del saber humano, al experimento de prenderse sus propios pedos con un mechero.

Intentan ocultar, con la pedantería de quien se cree superior a cualquier mortal, su propia estulticia y su impotencia mental con un “aparataje conceptual” -término que les resulta muy querido-, que no es otra cosa que mera jerga chamánica del nivel de las estupideces de Jodorowsky y su Psicomagia.

Llamativamente, suele caerles alguna migaja de instituciones culturales, editoriales, fundaciones, revistas, para que continúen propalando la basura que excretan a través de su neolenguaje, de su intento de disfrazar la dolorosa realidad de un mundo desigual e injusto con sus relatos relativistas y amodorrantes de la conciencia política, a la que se llega tomando contacto con las vidas de los seres humanos de carne y hueso y con el modo en el que el poder económico del capital las destruye.

Ese es su papel y no otro. Para eso los poderes económicos, a través de sus centros de producción de ideología, les arrojan esas monedas de escaso valor alimenticio pero alto estímulo narcisista. Son los nuevos “progres” que creen ser "núcleos irradiadores" de no se sabe qué cosa.

Hace cerca de 30 años escuché, en un acto de una fundación de “izquierdas”, intervenir a un tarado con ínfulas de “pensador”, haciendo una pregunta, desde el gallinero, a uno de los ponentes en estos términos: “¿El constructo teórico que has hipotetizado se enmarca en el paradigma neoclásico o, por el contrario,...”. No recuerdo cómo terminó aquella mierda pero a punto estuve de saltar y calzarle una hostia por hijo de puta soberbio, uno de esos que pretenden reírse del resto del mundo pensando que es imbécil. No descarto acabar haciéndolo.