15 de julio de 2016

BREXIT

Alejandro Teitelbaum. CEPRID

Los ciudadanos –cada vez menos- creen todavía que sus respectivos países son gobernados por medio de sus representantes (que en realidad –cualquiera sea su color político- representan puntualmente al poder económico).

Pero esos mismos ciudadanos hace ya tiempo que mayoritariamente no se tragan la píldora de que las instituciones de la Unión Europea los representan de alguna manera y que se ocupan de la construcción de una Europa solidaria, democrática y social.

Esa es la interpretación que cabe hacer del resultado del plebiscito favorable al Brexit.

Veamos.

Las tres instituciones principales de la Unión Europea son el Consejo de la Unión Europea, la Comisión y el Parlamento. Los miembros de este último son elegidos por el voto directo de los ciudadanos de los Estados Miembros.

El Consejo de la Unión Europea (antes Consejo de Ministros) está constituido por los primeros ministros o Jefes de Gobierno de los Estados Miembros de la Unión Europea. Sólo en algunas ocasiones participan en las reuniones los primeros ministros o jefes de Gobierno, pues a sus reuniones periódicas asiste el ministro correspondiente de cada uno de los gobiernos según sea el tema a tratar (en temas de agricultura, asistirán los ministros de agricultura, etc.).

El Consejo tiene seis responsabilidades básicas:
  • Aprobar leyes europeas (directrices), en muchos ámbitos legisla en común con el Parlamento Europeo. Pero, y esto es importante, por regla general el Consejo no toma la iniciativa y solo actúa a propuesta de la Comisión y previa consulta al Parlamento.
  • Coordinar las políticas económicas de los Estados miembros. Tarea a cargo de los Ministros de Economía y Hacienda.
  • Concluir acuerdos internacionales entre la UE y una o más organizaciones de Estados o internacionales. También puede concluir convenios entre los Estados miembros de la UE en determinados campos como el de impuestos, etc.
  • Aprobar el Presupuesto de la UE, junto con el Parlamento. El Consejo tiene la última decisión sobre los gastos obligatorios mientras que el Parlamento la tiene en los gastos no obligatorios, si no se ponen de acuerdo en la aprobación del presupuesto.
  • Desarrollar la política exterior y de seguridad común de la UE (PESC), basándose en las directrices decididas por el Consejo Europeo.
  • Coordinar la cooperación entre los tribunales nacionales y la policía en materia penal (Justicia y asuntos de interior – CPJP).

El Consejo toma sus decisiones, según establezcan los Tratados, por unanimidad, por mayoría cualificada: se asigna a cada Estado miembro un número de votos (voto ponderado), que es la forma en la que se toman las decisiones más importantes y por mayoría simple para las decisiones de procedimiento.

El Parlamento, elegido por el voto directo de los ciudadanos, no tiene sin embargo el poder de iniciativa en materia legislativa, que corresponde en lo esencial a la Comisión Europea.

La Comisión Europea es algo así como el Poder ejecutivo de la Unión Europea, aunque también con amplias facultades legislativas (directrices) espacio en el que tiene la iniciativa en las cuestiones fundamentales, como ya se ha señalado.

El Consejo de la Unión Europea (reunión de los ministros o jefes de Estado de los Estados Miembros) designa, por mayoría calificada, al Presidente de la Comisión Europea y dicha designación se somete a la aprobación del Parlamento Europeo. El Presidente designado de la Comisión nombra, en consulta con el Consejo de Ministros, a los 27 Comisarios que componen la Comisión. El conjunto de los miembros de la Comisión recibe la aprobación del Parlamento por mayoría simple, tras una serie de comparecencias de cada comisario ante las diferentes comisiones parlamentarias competentes. Al final de este proceso el Consejo de Ministros nombra a la Comisión en su conjunto, por mayoría calificada. Buena parte de los Comisarios siempre ostentan un currículo ostensiblemente ligado a grandes empresas transnacionales.

La función principal de la Comisión es proponer y poner en práctica las políticas de la Unión Europea, vigilar la aplicación de los tratados europeos y tiene el cuasi monopolio del derecho de iniciativa en el llamado «primer pilar» de la Unión Europea, que son sobre todo los temas económicos básicos, lo que le permite pesar en las decisiones del Parlamento y del Consejo de Ministros. Incluso el artículo 250 del Tratado Constitutivo de la Unión Europea requiere un voto unánime para que el Consejo de Ministros modifique una propuesta de la Comisión.

Pero, como pequeña compensación, el Parlamento y el Consejo de Ministros pueden pedir a la Comisión que adopte normas en alguna materia.

En los llamados segundo y tercer pilar la Comisión comparte el derecho de iniciativa con el Consejo de Ministros.

Existe lo que se llama el procedimiento de codecisión (Comisión, Consejo y Parlamento) pero en los hechos quien orienta la política de la Unión Europea es la Comisión, por razones institucionales y también porque las tendencias neoliberales y privatizadoras son compartidas por los Gobiernos conservadores, socialistas y de coalición conservadores-socialistas de los países de la Unión Europea, que juntos tienen el control total de las instituciones europeas.

Prueba de ello es que desde que se introdujo el procedimiento de codecisión en 1995, el Parlamento rechazó hasta 2004 dos proyectos sobre 420. Los 418 restantes se aprobaron en primera o en segunda lectura o después de un procedimiento de conciliación.

Así es como la política de la Unión Europea es consecuentemente ultraliberal y al servicio del gran capital y su ejecutante es la Comisión Europea.

Un periodista y sindicalista belga, Gérard de Selys, cuenta[1] cómo, mediante el trabajo en equipo de la Comisión Europea y de la Mesa Redonda de los Industriales Europeos ERT (las transnacionales Volvo, Olivetti, Siemens, Unilever y otras), ayudados por el Tribunal Europeo de Luxemburgo que interpreta a su manera las reglas comunes sobre la competencia del Tratado de Roma de 1957 que instituyó la Comunidad Económica Europea, está culminando el despojo al patrimonio público de los países europeos de las industrias actualmente más dinámicas y rentables: las telecomunicaciones y las comunicaciones electrónicas.

Más allá del círculo íntimo de la Comisión Europea y de la Mesa Redonda de los Industriales Europeos está la UNICE -Unión de las Confederaciones Industriales y de Empleadores de Europa- que controla estrechamente a la Comisión europea. Los 39 miembros de la UNICE mantienen representaciones permanentes en Bruselas y un verdadero ejército de « lobbystas » para influir sobre las decisiones de la Comisión [2].

El libro de Selys es de 1995, pero desde entonces y hasta hoy la ofensiva privatizadora de la Comisión Europea contra los servicios públicos (con el respaldo activo de las sociedades transnacionales) no ha cesado: en su punto de mira se halla ahora el correo, la salud, la educación y el medio ambiente. En un artículo publicado en Le Monde Diplomatique de julio del 2000 (Susan George y Ellen Gould, Libéraliser, sans avoir l’air d’y toucher) se cita un documento de la Comisión Europea en el que se afirma lo siguiente: “la participación activa de las industrias de servicios en las negociaciones es crucial para permitirnos alinear nuestros objetivos de negociación con las prioridades de las empresas. El AGCS (Acuerdo general sobre el comercio de servicios -OMC) no es solamente un acuerdo entre gobiernos. Es ante todo un instrumento en beneficio del mundo de los negocios” [3].

El 4 de junio de 2003, el Parlamento Europeo, reunido en sesión plenaria en Estrasburgo, acordó por amplia mayoría autorizar la liberalización de los mercados de la electricidad y el gas, incluido el suministro a particulares, a partir del 1º de julio de 2007.

Después del rechazo del proyecto Constitución Europea se elaboró un nuevo texto que firmaron los Gobiernos europeos en Lisboa el 13 de diciembre de 2007.

Salvo algunos cambios institucionales positivos (aumento de algunas prerrogativas, más bien formales, del Parlamento Europeo, resguardo en algunos aspectos de las facultades soberanas de los Estados nacionales), el nuevo tratado no modifica en nada la orientación prevaleciente de una normatividad y una práctica de las instituciones europeas poco democráticas y al servicio del gran capital.

En mayo de 2005 se realizó un referéndum en Francia para convalidar o no la adhesión al nuevo Tratado. El 55% del electorado se pronunció en contra. Pero en 2008 el Gobierno francés –ignorando el resultado del referéndum- hizo aprobar el Tratado de Lisboa por el Parlamento con el voto de los diputados de derecha y de la mayoría de los diputados del Partido socialista.

La Unión Europea está negociando una serie de acuerdos regionales de asociación económica, (Economic Partnership Agreements- EPA), con países pobres. Los EPA son convenios de preferencias comerciales recíprocas en el marco del llamado Pacto de Cotonu, entre la UE y el grupo de 77 países que fueron enclaves coloniales europeos en África, el Caribe y el Pacífico (ACP). La UE, en sus propuestas de acuerdos comerciales, exige a los países del Sur que abran sus mercados a las empresas europeas, amenazando así empleos, industrias y servicios públicos en las naciones más pobres.

La UE sostiene que los EPA integrarán a los países ACP a la economía mundial, promoverán el desarrollo sustentable y contribuirán a la erradicación de la pobreza.

Los convenios propuestos bajo el Pacto de Cotonu eliminarían los aranceles a los productos de importación y facilitarían a los países de la UE la venta de bienes subsidiados.

La UE negocia acuerdos similares con otros países pobres
Dos organizaciones no gubernamentales, Traidcraft de Gran Bretaña y EcoNews Africa, de Kenia, señalaron en un informe titulado "Los EPA a través de los lentes de Kenia", publicado en setiembre de 2005, que el deteriorado sector manufacturero, la creciente pobreza y el desempleo en países como Kenia deben ser seriamente considerados antes de firmar estos convenios, agregando que la liberalización económica y comercial de los últimos años en ese país africano produjo "situaciones extremas", incluyendo altos índices de criminalidad y de prostitución, deterioro de la educación e incluso suicidios y que el número de personas pobres aumentó de 11 a 17 millones", más de la mitad de la población keniata [4].

Últimamente la Unión Europea se ha “ilustrado” con el feroz chantaje ejercido contra Grecia (véase Feroz chantaje sobre Grecia, http://www.alainet.org/es/articulo/169961) y el virtual genocidio que está cometiendo contra la inmigración clandestina (véase La “solución final” de la Unión Europea para la inmigración clandestina http://www.alainet.org/de/node/169163)

En cuanto a América Latina y el Caribe, la Declaración Final de la Cumbre social de los pueblos, “Enlazando Alternativas” realizada en Lima del 13 al 16 de mayo de 2008, decía entre otras cosas: ...”rechazamos el proyecto de Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños que solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación que tanto daño a hecho a nuestros pueblos. La estrategia de la Unión Europea "Europa Global: Competir en el mundo", supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan implementar la agenda de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales, incompatibles con el discurso sobre el cambio climático, la reducción de la pobreza y la cohesión social. A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de la propuesta es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social”.

En conclusión, la Unión Europea es profundamente antisocial (con 20 millones de desocupados y donde las desigualdades no cesan de profundizarse), atlantista y belicista (participación en la guerra del Golfo y en las agresiones contra Yugoslavia, Irak y Afganistán) a las antípodas de lo que tendría que ser: una potencia independiente y pacífica en el concierto mundial, democrática y social y dispuesta a establecer relaciones mutuamente ventajosas y en un pie de igualdad con otras regiones y países.

No debe sorprender entonces el resultado del referéndum en Gran Bretaña y tampoco es de extrañar que la abstención en las elecciones para el Parlamento Europeo sea cada vez más elevada. Los pueblos europeos tienen conciencia de que la Unión Europea no representa sus intereses y que los Gobiernos que la integran (de derecha y socialistas) evitan cuidadosamente una verdadera democratización de sus instituciones y un giro hacia políticas sociales. Aunque tratan de reconquistar a la opinión pública con algunas reformas gatopardistas luego de cada rechazo popular en las urnas, cada vez más contundente.

Notas
[1] Gérard de Selys, Privé de public. A qui profitent les privatisations?, Ediciones EPO, Bruselas, 1995.
[2] Veamos qué dice la UNICE de sí misma (http://www.unice.org/ Le porte-parole des entreprises en Europe). La UNICE es la voz del mundo de los negocios ante las instituciones de la Unión Europea. Sus 39 miembros son las organizaciones industriales multisectoriales y las organizaciones de empleadores de 31 países europeos y representa más de 16 millones de empresas, sobre todo pequeñas y medianas. La UNICE es también un interlocutor en el diálogo social europeo a nivel de la Unión Europea. La tarea principal de la UNICE es informar e influenciar los procesos de decisión en la Unión Europea, a fin de que las políticas y las propuestas legislativas con un efecto sobre la actividad económica en Europa tengan en cuenta las necesidades de las empresas. La primera prioridad de la UNICE es promover la competencia en el medio económico y la inversión a escala europea, el único camino para alcanzar un desarrollo más elevado y un empleo duradero. El mundo de los negocios necesita una Comisión eficaz.
[3] Un grupo de investigadores, que forma parte del Corporate Europe Observatory (CEO) ha publicado un estudio muy completo sobre el papel de las sociedades transnacionales en el seno de la Unión Europea: Belén Balanya, Ann Doherty, Olivier Hoedeman, Adan Ma’anit y Erik Wesselius, Europe Inc. Liaisons dangereuses entre institutions et milieux d’affaires européens, Agone Editeur, Marseille, 21 trimestre del 2000. Edición original en inglés: Europe Inc. Regional and Global Restructuring and the Rise of Corporate Power, Pluto Press and CEO, 1999.
[4] Reports exposes impact of free trade deals. http://www.traidcraft.co.uk/template2.asp?pageID=1867



13 de julio de 2016

RESEÑA DE “MONEY AND TOTALITY” DE FRED MOSELEY

Rolando Astarita. rolandoastarita.wordpress.com

Fred Moseley acaba de publicar un importante libro, Money and Totality. A Macro-Monetary Interpretation of Marx’s Logic in Capital and the End of the “Transformation Problem”, (Leiden, Brill, Historical Materialism Book Series). El libro ha sido editado en tapa dura por Brill (http://www.brill.com/products/book/money-and-totality) y en octubre próximo será publicado en tapa blanda por Haymarket.

Moseley es un destacado marxista estadounidense, que dicta, entre otros cursos, Historia del pensamiento económico y Teoría económica marxista, en el Mount Holyoke College. Ha escrito “The falling rate of profit in the post-war United States economy” (1992), y ha sido editor, o co-editor de “The Imperiled Economy” (1988); “International Perspectives on Profitability and Accumulation” (1991); “Marx’s Method in ‘Capital: A Reexamination” (1993); “Heterodox Economic Theories: True or False?” (1995); “New Investigations of Marx’s Method” (1997); “Marx’s Theory of Money: Modern Appraisals” (2005); “Hegel’s Logic and Marx’s Capital” (2013). Pueden consultarse sus trabajos en http://www.mtholyoke.edu/~fmoseley/.

El eje de Money and Totality, en el que Moseley ha trabajado durante 20 años, es la crítica a la interpretación estándar del “problema de la transformación” contenida en los trabajos de Bortkiewicz y Sweezy, o en los autores influenciados por Sraffa, como Morishima y Steedman. Según esta interpretación estándar, Marx habría cometido un error fatal cuando determinó los precios de producción en el tomo III de El Capital, ya que no habría transformado a precios de producción los valores de los insumos (esto es, el capital constante y variable). De aquí se sostuvo que el planteo de Marx era lógicamente contradictorio, ya que los outputs no podrían estar establecidos en precios de producción y los insumos en valores.

Los críticos desarrollaron entonces nuevas soluciones a la cuestión de la transformación, basadas en sistemas de ecuaciones; o en las matrices de insumo – producto y el uso del álgebra lineal. A lo largo del tiempo estas alternativas fueron creciendo en objeciones a la teoría de Marx. Así, en una primera instancia, en la solución de Bortkiewicz (o Sweezy), consistente en un sistema de ecuaciones, no se cumple que, al mismo tiempo, la suma de los precios de producción sea igual a la suma de los valores, y que la suma de las ganancias sea igual a la suma de las plusvalías (véase, por ejemplo, Sweezy 1974; aunque si se supone que toda la plusvalía se acumula, sí existe coincidencia entre valores y precios, y plusvalías y ganancias). A partir de esto, se sostuvo también que la tasa de beneficio cambia con la transformación de valores a precios, de manera que en Marx habría dos tasas de beneficio: la tasa determinada con los precios de producción, y la determinada con los valores.

Luego, en una nueva instancia de crítica, se sostuvo (Samuelson) que la teoría del valor trabajo es redundante, ya que los precios de producción y la tasa de beneficio pueden ser determinados directamente de las cantidades físicas de insumos y del trabajo empleado, dada una variable de distribución (salario o tasa de beneficio) determinada de forma exógena al sistema. Y en la misma línea crítica, Steedman planteó que de las condiciones físicas de la producción se puede pasar a la determinación de los valores, o de los precios de producción. Sin embargo, afirmó, no había manera de pasar de valores a precios de producción porque los valores dependerían de la tecnología empleada, y la tecnología empleada dependería de la tasa de beneficio. Por lo tanto, la tasa de beneficio debería determinarse antes que los valores, y así la teoría del valor sería inútil. Todavía en un paso más Steedman dirá que la teoría del valor trabajo es imposible porque en casos de producción conjunta puede no haber forma de determinar los valores individuales. Por ejemplo, cuando con un mismo proceso de producción se obtienen dos productos, hay una sola ecuación y dos incógnitas, y los valores individuales no se pueden determinar. Por último, Steedman sostiene que la teoría del valor es lógicamente inconsistente, ya que en la producción conjunta podría darse el caso de “valores negativos” y precios positivos.

Durante muchas décadas fue difícil para los marxistas responder este ataque, y algunos adoptaron buena parte del enfoque crítico, como ocurrió con Sweezy, Meek, Dobb y otros influenciados por Sraffa. Sin embargo, desde los años 1990, y principalmente con el surgimiento del enfoque temporalista, o secuencialista, los marxistas han podido demostrar que la crítica a la transformación de Marx carece de sentido. El libro de Moseley constituye, en este respecto, una contribución decisiva para la clarificación de las cuestiones teóricas fundamentales.

Un único sistema y la determinación secuencial
Básicamente Moseley sostiene que las críticas “a lo Bortkiewica-Sweezy”, o “a lo Sraffa”, encierran una interpretación equivocada de la teoría de Marx, y de su método. En primer lugar, porque olvidan que Marx construye su teoría siguiendo dos niveles principales de abstracción. En el primero, que es el nivel del “capital en general”, Marx explica y determina la producción de plusvalía de conjunto en la economía. Y en un paso posterior analiza la distribución de la plusvalía y su división en partes (ganancia empresaria, interés, renta). Por lo tanto, dice Moseley, no hay dos sistemas (valores y precios de producción, como sostiene la teoría tradicional), sino un único sistema, que se analiza primero a nivel macro, y luego a nivel micro, o de las muchas empresas.

En consecuencia, la determinación del valor y del plusvalor, previa a su distribución, no puede ser redundante, como dicen Samuelson o Steedman, sino su requisito indispensable. Pero la afirmación de que hay que comenzar por la forma en que se valoriza el valor –esto es, la forma en que el capital genera plusvalía, y la plusvalía genera capital- es equivalente a sostener que el marco lógico del planteo de Marx es el circuito del capital dinero, D – M (Fuerza de trabajo y medios de producción), …P… – M’ –D’. [siendo D el dinero avanzado; P proceso productivo; M’ mercancía valorizada; D’ dinero inicial más plusvalía]. Esto significa, subraya Moseley, que el ciclo capitalista se inicia con el dinero –no con el valor medido en tiempo de trabajo- y se cierra –si el ciclo es exitoso- con más dinero que el dinero adelantado.

Además, sigue el razonamiento de Moseley, todas las variables se determinan de forma secuencial, no a través de la determinación simultánea, como sucede en la interpretación de Sraffa. Esta es una cuestión cuya importancia es difícil de exagerar. Es que Sraffa hace todo un punto de la determinación simultánea de precios y tasa de beneficio (o excedente) en las ecuaciones que conforman el sistema de insumo-producto. Sostiene que el excedente no puede ser determinado antes de que los precios sean determinados, ya que el excedente debe distribuirse en proporción al “capital” (medios de producción) avanzado en cada industria, y esa proporción no puede determinarse antes de conocer los precios. Pero por otra parte, los precios no pueden determinarse antes de conocer el tipo de beneficio. “El resultado es que la distribución del excedente debe ser determinado a través del mismo mecanismo y al mismo tiempo que se determinan los precios de las mercancías” (Sraffa, p. 21).

El planteo de Moseley es muy distinto, ya que es imposible la determinación simultánea de precios de insumos, de producto y la tasa de beneficio. Esta idea fue presentada, en los años 1990, por el enfoque temporalista, o “interpretación sistema temporal único” (TSSI, por sus siglas en inglés; véase, por ejemplo, Freeman y Carchedi, 1996), al que hicimos mención más arriba. Su idea central es que en el circuito del capital dinero (D – M – D’), D está determinado antes que D’; ambas no pueden determinarse simultáneamente. Más en concreto, el capitalista compra a precios de producción y por lo tanto el capital constante y el capital variable no deben ser transformados a precios de producción. En este respecto, Ramos Martínez y Rodríguez Heredia (1996) demostraron que, según Marx, el capital constante es la suma de dinero de que dispone el capitalista para adquirir los medios de producción a los precios de producción; y el capital variable es la suma de dinero destinada a comprar fuerza de trabajo, correspondiendo a los precios de los bienes salariales, y no a sus valores. Moseley amplía y profundiza esta idea. Los medios de producción entran en el proceso de valorización como mercancías con precio, no como cantidades físicas cuyo precio se determinaría en simultáneo con la tasa de beneficio, como sucede en el sistema de Sraffa; ni como valores, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy. De la misma manera, el valor de la fuerza de trabajo no está definido por bienes físicos de consumo, como sucede en Sraffa; ni por el tiempo de trabajo requerido para producirlos, como sucede en Bortkiewicz-Sweezy, sino por el salario monetario y la cantidad de obreros empleados.

Por lo tanto, el dinero D adelantado al inicio del circuito del capital dinero es presupuesto, tanto al nivel del capital “en general”, como a nivel de la teoría de los precios de producción y la división de la plusvalía en partes. Por eso, no es necesario explicar D; simplemente hay que basarse en D, que es conocido, para determinar D’, una magnitud desconocida al momento de la aparición del capital dinero en el mercado. A su vez, el capital constante y variable avanzado por el capitalista constituye un dato, que aparece en el costo, sobre el que se recarga la tasa media de rentabilidad. Aunque Moseley sostiene, en nuestra opinión con razón, que esto no impide que, en caso de variaciones en el precio del capital constante adquirido, el capitalista reactualice ese costo según el precio corriente. Esta idea es rechazada por los temporalistas, que afirman que lo importante es el precio histórico. Otra diferencia con los temporalistas es que Moseley sostiene que los precios de producción constituyen centros de gravedad de largo plazo en torno a los cuales oscilan los precios de mercado.

Los insumos no deben ser transformados
En cualquier caso, el punto central de Money and Totality es que el adelanto de capital constante para comprar medios de producción es anterior, lógica y cronológicamente, a la venta del output y la recuperación del capital. Por eso, el capital adelantado como capital constante y capital variable no tiene que ser “transformado”. A su vez, la determinación de la tasa general de beneficio es anterior a la determinación de los precios de producción. En consecuencia, la teoría del valor de Marx no puede ser redundante para la determinación de los precios de producción. Al contrario de lo que afirman los sraffianos, la explicación de cómo se genera el valor es la condición necesaria e imprescindible para determinar la plusvalía, que entra en la determinación de la tasa de ganancia.

Además, debido a que el capital invertido, D, es igual a los precios de producción de los insumos comprados, la tasa de beneficio que se determina en el tomo III es la tasa actual, no una hipotética tasa de beneficio en valor, que luego debería ser transformada en la tasa de beneficio en precios. Moseley responde también al planteo de Steedman sobre la supuesta dependencia de la tecnología de la tasa de beneficio. Es que en el planteo de Marx –y corresponde a la forma en que opera el capitalismo- la tecnología se elige antes de iniciar la producción, sobre la base de la tasa de ganancia esperada; pero en el momento de la elección no es posible conocer la tasa de beneficio efectiva que resultará de la tecnología elegida, así como de la cantidad de plusvalía generada.

Un análisis abarcador de las respuestas marxistas
Destaquemos también que el trabajo de Moseley recoge muchas contribuciones previas de marxistas; entre ellos, la de Roman Rosdolsky y su concepto de “capital en general”; de Paul Mattick y su énfasis en que el total de la plusvalía está determinada antes de su distribución; de Paul Yaffe y su distinción entre la producción y distribución de plusvalía; la “nueva interpretación”, de Duncan Foley y Gérard Duménil, y su idea de que lo dado en la teoría de Marx son las cantidades iniciales de capital dinero adelantado para comprar fuerza de trabajo, así como el concepto de dinero. Además de la determinación secuencial, a la que ya hicimos referencia, desarrollada, entre otros, por John Ernst, Andrew Kliman, Ted McGlone y Alan Freeman. Moseley precisa diferencias con estas corrientes, a las que analiza cuidadosamente. Y analiza críticamente otras respuestas al problema de la transformación, tales como el método iterativo de Shaikh, la corriente Rethinking Marxism, o el enfoque Composición Orgánica de Capital, así como responde a las críticas de David Laibman a los “marxistas neo-ortodoxos”.

Un aspecto no menor del aporte de Moseley es su análisis, presentado en los capítulos 3 y 4, de los cuatro borradores que escribió Marx de El Capital, a saber, los “Grundrisse”, el Manuscrito de 1861-1863, el de 1964-1865, y las versiones finales publicada. Por lo general, solo se estudian los Grundrisse y la versión finalmente publicada. Moseley realiza un análisis detallado de todos los textos para sustentar su interpretación del método de El Capital, en particular la generación de plusvalía antes de su distribución; así como el circuito del capital dinero como el marco lógico de la teoría de Marx.

Habiendo señalado la coincidencia fundamental con el contenido de Money and Totality, debo decir que mi diferencia principal es con respecto a su teoría del dinero. Centralmente se refiere a la “expresión monetaria del tiempo de trabajo”, o MELT, por sus siglas en inglés, que fue desarrollada originariamente por autores del “nuevo enfoque”, como Foley y Duménil (en mi opinión, antes también por Aglietta y Lipietz, de la escuela de la regulación). La MELT establece el vínculo entre el valor monetario producido y el trabajo empleado, y se define por la razón entre el componente del valor agregado del producto bruto, VA, y el trabajo, L. O sea, MELT = VA/L. Así la MELT definiría el valor del dinero cuando este ha perdido su relación con el oro. Por ejemplo, si decimos que el VA = $2000 y L = 100 horas de trabajo, $20 son producidas por hora de trabajo social, y la inversa de MELT define el valor del dinero (en nuestro ejemplo, $1 = 1/20 horas de trabajo). Moseley participa de esta idea y la profundiza, ya que sostiene que el valor del billete inconvertible tampoco está relacionado con el valor del oro, sino está determinado por VA/L. De acuerdo al enfoque que defiendo, incluso en el sistema contemporáneo el oro no ha dejado de cumplir una función monetaria. De hecho, y siguiendo una tesis avanzada por Mandel (véase, por ejemplo, Mandel 1984), el precio del oro debería leerse como la inversa del valor del dinero. Más en general, he argumentado (por ejemplo, en este blog) que hoy el billete mantendría una relación simbólica compleja con el oro.

Sin embargo, la MELT, y la teoría específicamente es una cuestión separada del problema de la transformación, que es el eje del libro de Moseley. Y el aporte de Money and Totality al debate sobre la transformación puede considerarse crucial. Con este libro Moseley desarma de forma concluyente la principal crítica que se ha dirigido a la teoría de Marx, a saber, la supuesta inconsistencia lógica entre el volumen I y el volumen III de El Capital.

En conclusión, estamos ante una obra relevante, desde todo punto de vista, para los marxistas. Su lectura seguramente abrirá el camino para nuevos debates y desarrollos de la teoría de Marx. Y desde el punto de vista de las ideas que se defienden en este blog, hay una cuestión clave: la mundialización del capital determina que la contradicción capital – trabajo esté hoy en el centro de la escena, desplazando cualquier otra contradicción social a un plano secundario. De ahí la importancia de todo trabajo científico que, como Money and Totality, profundice en la comprensión de las leyes del capital y la teoría de la explotación del trabajo.

Bibliografía:
Freeman, A. y G. Carchedi (1996): “Marx and Non-equilibrium Economics”, Cheltenham, Gran Bretaña, Edward Elgar.
Mandel, E. (1984): “Gold, Money and the Transformation Problem”, en Ricardo, Marx, Sraffa, E. Mandel y A. Freeman (eds), Londres, Verso, pp. 141-163.
Ramos Martínez, A. y A. Rodríguez Heredia (1996): “The transformation of values into prices of production: a different reading of Marx’s text”, en All Freeman y G. Carchedi (eds) Marx and Non-Equilibrium, pp. 49-76.
Sraffa, P. (1966): “Producción de mercancías por medio de mercancías”, Barcelona, Oikos.
Steedman, I. (1977): “Marx after Sraffa”, Londres, Verso.
Sweezy, P. (1974): “Teoría del desarrollo capitalista”, México, FCE.

11 de julio de 2016

LOS POLÍTICOS DEL RÉGIMEN SE BURLAN DE LA SOBERANÍA NACIONAL EN LA BASE USA DE ROTA

Por Marat

Ayer Mariano Rajoy tuvo su media hora de "gloria" en la TVE con su amado dueño, Barack Obama, en una escena del sofá presentada en directo para todos los españoles, y Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez fueron a rendir pleitesía a su Emperador en suelo americano, la base Militar de Rota.

Las bases norteamericanas en España son una cesión de soberanía nacional ante la que los patriotas de hojalata que afirman que Gibraltar es español no sienten el peso de la humillación. Tienen tan interiorizada su perenne genuflexión ante una OTAN agresora de pueblos y ante un Imperio, en decadencia pero aún fuerte, que debe parecerles de lo más normal ir a llevarle oro, incienso y mirra a uno de los mayores genocidas de la historia del imperialismo norteamericano.

En total, el Emperador dedicó 10 minutos al trío de la infamia -Iglesias, Rivera y Sánchez-, los candidatos a pajilleros eggggpañoles del próximo César.

Sé, por una cocinera española infiltrada en la base, que se venga patrióticamente del desdén USA, echándoles a los soldados en la paella [me ha contado que les gusta mucho] tropezones de cazcarrias que se extrae su marido de la nariz, y que ella acumula cuidadosamente dentro de cajas de Starlux, que la recepción debió de ser algo así:

-Bueeeeeenasssss (ante la puerta de la base, recibidos por un marine de aspecto gorilesco y cara de buen comedor de hamburguesas MacDonald´s), venimos a saludar a Barack Obama [la frase seguramente fue dicha por Pablito Iglesias, alias PIT, que no Brad, que es el que más desparpajo, ansia de protagonismo y menor sentido del ridículo tiene de los tres]
-Vayan pasando por el arco detector de metales con los brazos en alto, pollos, y dejen sus pertenencias en estas bandejas, diría el marine con cara de desprecio indisimulado.
-Pero es que yo le traigo como presente un libro dedicado por mí sobre la Brigada Lincoln en nuestra guerra -aduciría Pablito, iniciando un mohín de tímida y ahogada protesta-.
-Bueno, déjelo ahí -respondería el marine encogiéndose de hombros, señalando un contenedor de basura, mientras arrancaba la hoja de la dedicatoria para llevársela a su jefe-. Ramires -diría el marine, por el walkie talkie que descolgó de su cinturón-, te mando para allá tres pollitos mexicanos-, dejando claro que andaba un poco desorientado geográficamente respecto a la ubicación del conato frustrado de país que rodeaba la base-. Pásalos por la sala de desparasitación -añadió, mirando de reojo con cara de desconfianza al de la coleta que, para la ocasión se había puesto un bonito coletero morado- antes de llevarlos al jefe, ¿okay?

Del resto de la recepción no me ha pasado datos mi infiltrada en la base militar, ya que no tiene acceso a la sala noble de la misma, pero seguramente transcurriría en un ambiente de feladoras palabras al Emperador, competencias por ser elegido el más lameculos de la comitiva por parte del mismo y empalagosos tonos vocales destinados a llegar a su corazón.

El Presi, tras dedicarles 10 minutos entre los tres, concluiría, asqueado de tan bajo pelotilleo, con aquello de “Sea cuál sea el Gobierno [entrante], España seguirá siendo un aliado sólido”…y una provincia más de nuestro Imperio, habitada por gilipollas [la palabra la conocen bien los yankees; es La Macarena internacional del insulto] sin dignidad, que creen que estamos en él para protegerles de unas guerras que provocamos por nuestra cuenta y en nuestro beneficio y en la que ponen los muertos los atacados y la población civil de los pseudopaíses que nos acompañan en nuestra empresa.

No soy en absoluto nacionalista ni patriota, sino un español menos que tibio que se considera internacionalista. Por tanto, nadie busque en este exabrupto de urgencia otra cosa que el asco más infinito contra sus cuatro primeras espadas políticas y contra un pueblo con alma y cerebro de esclavo que, en lugar de manifestarse contra la OTAN, sus guerras y sus bases militares en territorio cedido por el dictador Francisco Franco a otro Emperador norteamericano para protegernos del “peligro comunista” de la Unión Soviética, ha preferido seguir mirando para otro lado y congratularse de que, posiblemente aumente la afluencia de turistas USA al país, para que haya más empleos de camareros, mientras los sucesivos “políticos” de los “gobiernos democráticos” herederos del franquismo hacen de croupiers en las mesas de la ruleta del deshonor y la indignidad.

Afortunadamente, ni los podemitas, que han nombrado al bombardero y amigo de los intereses de EE.UU., Julio Rodríguez, su responsable de asuntos militares, ni sus patéticos socios de IU aparecieron por Serrano mientras unos pocos nos manifestábamos en defensa de la dignidad antiimperialista. Sólo andaba por allí el imbécil de Jaime Pastor y cuatro pipiolos de la UJCE en su indigno papel de soplar y sorber a la vez. Si llega a aparecer alguno más conocido de ellos, como Garzón o Monedero, igual se habían llevado un par de hostias.


ALERTAS ROJAS: SEÑALES DE IMPLOSIÓN EN LA ECONOMÍA GLOBAL

Jorge Beinstein. alainet.org

A fines de Mayo, durante la reunión del G7 Shinzo Abe, primer ministro de Japón, anunció la proximidad de una gran crisis global (1), el comentario más difundido por los medios de comunicación fue que se trataba de un alarmismo exagerado reflejo de la difícil situación de la economía japonesa. De todos modos no faltan los que admiten la existencia de peligros pero en general los atribuyen a los desequilibrios financieros de China, a la recesión en Brasil o a las turbulencias europeas. La situación en los Estados Unidos suele merecer comentarios prudentes distantes de cualquier alarmismo. Sin embargo el centro motor de la última gran crisis global (año 2008) fue la explosión de la burbuja inmobiliaria estadounidense, ahora los expertos no perciben allí burbujas en plena expansión a punto de estallar sino todo lo contrario: actividades financieras, industriales y comerciales estancadas, crecimientos anémicos y otros señales al parecer tranquilizantes que alejan la imagen de algún tipo de euforia descontrolada.

Pero es imposible ignorar la realidad. Los productos financieros derivados constituyen la componente mayoritaria decisiva de la trama especulativa global, solo cinco bancos de los Estados Unidos más el Deutsche Bank han acumulado esos frágiles activos por unos 320 billones (millones de millones) de dólares2 equivalentes a aproximadamente 4,2 veces el Producto Bruto Mundial (año 2015), eso representa el 65 % de la totalidad de productos financieros derivados del planeta registrados en diciembre de 2015 por el Banco de Basilea. Esa hiper-concentración financiera debería ser una señal de alarma y el panorama se agrava cuando constatamos que dicha masa financiera se está desinflando de manera irresistible: en diciembre de 2013 los derivados globales llegaban a unos 710 billones de dólares, apenas dos años después, en diciembre de 2015 el Banco de Basilea registraba 490 billones de dólares… en solo 24 meses se evaporaron 220 billones de dólares, cifra equivalente a unas 2,8 veces el Producto Bruto Global de 2015.

No se trató de un accidente sino del resultado de la interacción perversa, a nivel mundial, entre la especulación financiera y la llamada economía real. Durante un largo período esta última pudo sostener una desaceleración gradual evitando el derrumbe, gracias a la financiarización del sistema que permitió a las grandes empresas, los estados y los consumidores de los países ricos endeudarse y así consumir e invertir. La declinación de la dinámica económica de los capitalismos centrales pudo ser ralentizada (aunque no revertida) no solo con negocios financieros, la entrada de más de 200 millones de obreros industriales chinos mal pagados al mercado mundial permitió abastecer con manufacturas baratas a los países ricos y el derrumbe del bloque soviético brindó a Occidente un nuevo espacio colonial: la Unión Europea se amplió hacia el Este, capitales de Europa y de los Estados Unidos extendieron sus negocios.

Así fue como los Estados Unidos y sus socios-vasallos de la OTAN siguieron adelante con los gastos militares y las guerras, enormes capitales acumulados bloqueados por una demanda que crecía cada vez menos pudieron rentabilizarse comprando papeles de deuda o jugando a la bolsa, grandes bancos y mega especuladores inflaron sus activos con complejas operaciones financieras legales e ilegales. Los neoliberales señalaban que se trataba de un “circulo virtuoso” donde las economías real y financiera crecían apoyándose mutuamente, pero la fiesta se fue agotando mientras se reducían las capacidades de pago de los deudores abrumados por el peso de sus obligaciones.


La crisis de 2008 fue el punto de inflexión. En diciembre de 1998 los derivados globales llegaban a unos 80 billones de dólares equivalentes a 2,5 veces el Producto Bruto Global de ese año, en diciembre de 2003 alcanzaban los 200 billones de dólares (5,3 veces el PBG) y a mediados de 2008, en plena euforia financiera, saltaron a 680 billones (11 veces el PBG), la recesión de 2009 los hizo caer: para mediados de ese año habían bajado a 590 billones (9,5 veces el PBG). Se había acabado la euforia especulativa y a partir de allí las cifras nominales se estancaron o subieron muy poco reduciendo su importancia respecto del Producto Bruto Global: en diciembre de 2013 rondaban los 710 billones (9,3 veces el PBG) y luego se produjo el gran desinfle: 610 billones en diciembre de 2014 (7,9 veces el PBG) para caer en diciembre de 2015 a 490 billones (6,2 veces el PBG).

El aparente “circulo virtuoso” había mostrado su verdadero rostro: en realidad se trataba de un círculo vicioso donde el parasitismo financiero se había expandido gracias a las dificultades de la economía real a la que drogaba mientras la cargaba de deudas cuya acumulación terminó por enfriar su dinamismo lo que a su vez bloqueó el crecimiento del globo financiero.

La primera etapa de interacción expansiva anunciaba la segunda de interacción negativa, de enfriamiento mutuo actualmente en curso la que a su vez anuncia la tercera de enfriamiento financiero marchando hacia el colapso y de crecimientos anémicos, estancamientos y recesiones suaves de la economía real acercándose hacia la depresión prolongada, todo ello como parte del probable desinfle entrópico del conjunto del sistema.


La financiarización integral de la economía hace que su contracción comprima, reduzca el espacio de desarrollo de la economía real. El peso de las deudas públicas y privadas, la creciente volatilidad de los mercados sometidos al canibalismo especulativo, grandes bancos en la cuerda floja y otros factores negativos ahogan a la estructura productiva.

Por otra parte el sistema global no se reduce a un conjunto de procesos económicos, nos encontramos ante una realidad compleja que incluye una amplia variedad de componentes interrelacionadas (geopolíticas, culturales, militares, institucionales, etc.), eso significa que la crisis puede desencadenarse desde distintas geografías y focos de actividad social. Por ejemplo un hecho político como la decisión del electorado de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea pudo haber sido el detonador tal como lo anticipaba George Soros que esperaba un “Viernes negro” seguido por una reacción en cadena de turbulencias fuera de control si el jueves 23 de Junio triunfaba el Brexit (3), el desastre no se produjo pero pudo haber ocurrido... aunque el sacudón fue bastante fuerte (4).

Podría ser una ola de protestas sociales en Europa más extendida y radicalizada que la ocurrida recientemente en Francia o el derrumbe del Deutsche Bank que acumula papeles volátiles por unos 70 billones de dólares casi equivalentes al Producto Bruto Mundial (5). También la economía italiana ofrece su cuota de riesgos, afectada por la degradación acelerada de los bancos acorralados por los impagos de sus deudores que sumaban en marzo de 2016 unos 200 mil millones de euros (equivalentes al 12 % del Producto Bruto italiano) (6). Y por supuesto Japón aparece como un importante candidato al derrumbe con una deuda pública de 9 billones de dólares que representa el 220 % de su Producto Bruto Interno, no ha conseguido salir de la deflación y sus exportaciones pierden competitividad (7).

Los Estados Unidos centro de la economía global (sobre todo de su hipertrofia financiera) es naturalmente el motor potencial de futuras tormentas globales. Allí se han ido acumulando en los últimos meses las señales recesivas: desde la persistente tendencia a la baja en la producción industrial desde fines de 2014 (8), hasta el ascenso continuo de deudas industriales y comerciales impagadas (que ya han alcanzado el nivel de fines de 2008 – aumentaron casi un 140 % entre el último trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2016 (9), pasando por la caída del conjunto de ventas (mayoristas, minoristas e industriales) al mercado interno desde el último cuatrimestre de 2014 (10) y de las exportaciones desde noviembre del mismo año (11).

A ello debemos agregar una deuda pública nacional que sigue aumentando, ya ha superado la barrera de los 19 billones de dólares (casi 106 % del PBI) que sumado a las deudas privadas llega a los 64 billones de dólares (3,5 veces el PBI de 2015) (12), y también claras señales de deterioro social como el hecho de que unas 45 millones de personas reciben actualmente ayudas alimentarias por parte del Estado (13), la agencia encargada de monitorear los programas alimentarios gubernamentales, FRAC por su sigla en inglés, señalaba en su último informe que “más de 48,1 millones de estadounidenses viven en hogares que luchan contra el hambre” (14).


Para un creciente número de expertos, sobre todo los especialistas en temas financieros el interrogante decisivo no es si la crisis se va a producir o no sino cuando va a ocurrir. Para algunos podría tomar la forma de un estallido financiero al estilo de lo ocurrido en 2008 o en anteriores eventos de ese tipo, para otros lo que está por llegar es una gran implosión del sistema.

Caben dos hipótesis extremas, la primera de ellas es que la acumulación de deterioros debería generar tarde o temprano un salto cualitativo devastador, la historia del capitalismo está marcada por una sucesión de crisis de distinta magnitud, mirando al pasado sería razonable suponer un desenlace bajo la forma de hipercrisis.

La segunda hipótesis es que la pérdida de dinamismo del sistema no es un fenómeno pasajero sino una tendencia pesada que obliga a superar la idea de gran turbulencia repentina, de tsunami arrasador e introducir el concepto de “decadencia”, de envejecimiento prolongado, de degradación civilizacional, lo que no excluye las crisis sino que las incorpora a un recorrido descendente donde el sistema se va apagando, desarticulando, caotizando, perdiendo vitalidad, racionalidad.

Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, relanzó recientemente con gran repercusión mediática la teoría del “estancamiento secular” según la cual las grandes potencias tradicionales están ingresando en una era de estancamiento productivo prolongado arrastrando al conjunto del sistema global (15), recuperaba de ese modo las ideas de Alvin Hansen expuestas en plena crisis de los años 1930. Por su parte académicos importantes como Robert Gordon (16), Tyler Cowen (17) o Jan Vijg (18) apuntalaban ese punto de vista desde la visión de la ineficacia creciente del cambio tecnológico en términos de crecimiento económico, este último planteando el paralelismo entre la decadencia estadounidense y las del imperio romano y de China en la era de la dinastía Qing (entre mediados del siglo XVII y comienzos del siglo XX). En los años 1970 cuando se iniciaba la larga crisis global que llega hasta nuestros días, Orio Giarini y Henri Loubergé, por entonces en la Universidad de Ginebra, habían elaborado la hipótesis de los “rendimientos decrecientes de la tecnología” a partir del procesamiento de una gran masa de información empírica (19), por su parte el historiador Fernand Braudel señalaba que la gran crisis de esa década era el comienzo de una fase cíclica descendente de larga duración (20). Desde una visión marxista Roger Dangeville, también en esa época, afirmaba que el capitalismo en tanto sistema global había ingresado en su etapa senil (21), yo retomé esa hipótesis desde fines de los años 1990 (22) que más adelante fue asumida por Samir Amin (23) y otros autores.

Ahora las señales de alarma se multiplican, desde desajustes financieros graves hasta perturbaciones geopolíticas cargadas de guerras y desestabilizaciones, desde crisis institucionales hasta declinaciones económicas. Los comentaristas occidentales se maravillaban en los años 1990 ante el espectáculo de la implosión de la URSS, es probable que dentro de no mucho tiempo empiecen a horrorizarse ante desastres mucho mayores centrados en Occidente.

NOTAS:
1Philippe Mesmer, “L’alarmisme de Shinzo Abe surprend le G7”, Le Monde, 26.05.2016.
2Tyler Durden, "Is Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero Hedge, http://www.zerohedge.com/news/2015-06-12/deutsche-bank-next-lehman
Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS, http://www.infowars.com/financial-armageddon-approaches-u-s-banks-have-2...
3Antoine Gara, "George Soros Says Brace For 'Black Friday' If Brexit Vote Succeeds", Forbes,Jun 21, 2016, http://www.forbes.com/sites/antoinegara/2016/06/21/george-soros-says-bra...
4Wolf Richter, "European Banks Get Crushed, Worst 2-Day Plunge Ever, Italian Banks to Get Taxpayer Bailout, Contagion Hits US Banks", Wolf Street, June 27, 2016, http://wolfstreet.com/2016/06/27/european-banks-get-crushed-worst-2-day-...
5Michael T. Snyder, "Will Deutsche Bank Survive This Wave Of Trouble Or Will It Be The Next Lehman Brothers?", Smarter Analyst, May 23, 2016, http://www.smarteranalyst.com/2016/05/23/will-deutsche-bank-survive-this...
6Jeffrey Moore, “Will Italian banks spark another financial crisis?”, Global Risk Insights, March 7, 2016.
7Takashi Naakamichi, "Japan emerges as key victim in fallout from Brexit", Market Watch,June 27, 2016.
8U.S. Board of Governors of the Federal Reserve System, “Industrial Production and Capacity Utilization”.
9Worlf Richter, "Business Loan Delinquencies Spike to Lehman Moment Level", May 19, 2016, http://wolfstreet.com/2016/05/19/delinquencies-of-commercial-industrial-...
10FRED - Federal Reserve Bank of St. Louis, Total Business Sales.
11U.S. Census Bureau, “U.S. International Trade in Goods and Services”.
12FRED - Federal Reserve Bank of St. Louis, All Sectors; Debt Securities and Loans.
13United States Department of Agriculture, Food and Nutricion Service.
14FRAC, Food Research & Action Center, "U.S. Makes Progress Addressing Food Hardship, but One in Six American Households Still Struggle to Put Food on the Table", June 30, 2016, http://frac.org/u-s-makes-progress-addressing-food-hardship-but-one-in-s...
15Laurence. H. Summers, "Reflections on the New Secular Stagnation Hypothesis", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR Press, 2014.
16Robert J. Gordon, “Is US Economic Growth over? Faltering Innovation confronts the six Headwinds”, NBER Working paper series, 18315, August.2012."The turtle’s progress: Secular stagnation meets the headwinds", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR Press, 2014.
17Tyler Cowen, "The Great Stagnation", Dutton, 2011.
18Jan Vijg,"The American Technological Challenge: Stagnation and Decline in the 21st Century", Algora Publishing, 2011.
19Orio Giarini y Henri Loubergé,"La Civilisation technicienne à la dérive.Les rendements décroissants de la technologie", Dunod, Paris, 1979
20Fernand Braudel, “Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe XVIIIe Siècle”, tome I, Armand Colin, Paris, 1979.
21Roger Dangeville, “Marx-Engels. La crise”, Editions 10/18, Paris 1978
22Jorge Beinstein, “La larga crisis de la economía global”, Corregidor, Buenos Aires, 1999 y “Capitalismo senil. A grande crise da economia global”, Record, Rio de Janeiro, 2001.

23Samir Amin, “Au-delà du capitalisme sénile”, PUF, Paris, 2002.

5 de julio de 2016

POR QUÉ LOS BRITÁNICOS DIJERON NO A EUROPA

John Pilger. mamvas.blogspot.com


El voto mayoritario de los británicos a favor de abandonar la Unión Europea fue un acto de democracia en estado puro. Millones de personas ordinarias se negaron a ser acosadas, intimidadas y despachadas despectivamente por personas supuestamente superiores de los principales partidos, por el mundo de los negocios y la oligarquía de la banca, y por los medios de comunicación.

En gran parte fue el voto de aquellas personas enfadadas y desmoralizadas por la enorme arrogancia de los apologistas de la campaña a favor de “permanecer” y del desmembramiento de una vida socialmente justa en Gran Bretaña. Los privatizadores apoyados por los conservadores y por los laboristas ha minado tanto el último bastión de las reformas históricas de 1945, el Sistema Nacional de Sanidad, que lucha por sobrevivir.

La advertencia se produjo cuando en ministro de Hacienda, George Osborne, personificación tanto del antiguo régimen británico como de la mafia de los bancos en Europa, amenazó con recortar 30.000 millones de libras de los servicios públicos si la gente votaba de manera equivocada. Era de un chantaje monumental.

Durante la campaña la inmigración fue explotada con un consumado cinismo no solo por parte de políticos populistas de la derecha lunática, sino también por parte de políticos laboristas que recurrían a su propia venerable tradición de promover y alimentar el racismo, un síntoma de corrupción no en la base sino en lo más alto. La razón de que millones de personas refugiadas hayan huido de Oriente Próximo (primero Iraq, ahora Siria) es las invasiones y el caos imperialista provocado por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, la Unión Europea y la OTAN. Antes de ello se había producido la salvaje destrucción de Yugoslavia. Antes, el robo de Palestina y la imposición de Israel.

Es posible que los salacot desaparecieran hace tiempo, pero la sangre no se ha secado nunca. Un desprecio decimonónico por países y pueblos en función de su grado de utilidad colonial sigue siendo el eje de la moderna “globalización”, con su perverso socialismo para los ricos y capitalismo para los pobres: su libertad para el capital y la denegación de la libertad para el trabajo; sus pérfidos políticos y sus funcionarios politizados.

Todo esto ha llegado ahora a Europa y ha enriquecido a personas como Tony Blair y ha empobrecido y desempoderado a millones de personas. El 23 de junio los británicos dijeron ya basta.

El propagandista más eficaz del “ideal europeo” no ha sido la extrema derecha, sino una clase insoportablemente patricia para la que Reino Unido es el Londres metropolitano. Sus miembros más destacados se consideran a sí mismos tribunos liberales, ilustrados y cultivados del zeitgeist del siglo XXI, e incluso “majos”. En realidad son una burguesía con un insaciable gusto consumista y un viejo instinto de su propia superioridad. En su periódico, The Guardian, se han mofado día tras día de aquellas personas que pudieran siquiera considerar que la Unión Europea es profundamente antidemocrática, una fuente de injusticia social y de un virulento extremismo llamado “neoliberalismo”.

El objetivo de dicho extremismo es instalar una teocracia capitalista permanente que garantice una sociedad en la que haya una mayoría dividida y endeudada, gobernada por una clase empresarial, y una clase permanente de trabajadores pobres. Hoy en Gran Bretaña el 63 % de los niños pobres crecen en familias en las que trabaja un miembro. Se encuentran atrapados. Según un estudio, más de 600.000 personas que residen en la segunda ciudad de Gran Bretaña “sufren los efectos de la pobreza extrema” y 1.6 millones se deslizan hacia la miseria.

Los medios controlados por la burguesía, en particular la dominada por Oxbridge BBC, apenas reconocen esta catástrofe social. Durante la campaña del referéndum no se permitió que casi ningún análisis perspicaz se inmiscuyera en la estereotipada histeria sobre “salir de Europa”, como si Gran Bretaña estuviera a punto de ser arrastrada por corrientes hostiles a algún punto al norte de Islandia.

La mañana después del referéndum un periodista de radio BBC recibió a los políticos en su estudio como si fueran viejos amigotes. “Bien”, dijo a “Lord” Peter Mandelson, el desacreditado arquitecto del blairismo, “¿por qué esta gente lo desea tanto?”. “Esta gente” era la mayoría de los británicos.

El rico criminal de guerra Tony Blair sigue siendo un héroe para la clase “europea” de los Mandelson, aunque pocos lo reconocerían estos días. En un momento dado The Guardian calificó a Blair de “místico” y ha apoyado su “proyecto” de guerra depredadora. El día después de la votación el columnista Martin Kettle ofreció una solución brechtiana para la mala utilización que las masas hacen de la democracia. “Seguramente ahora podemos estar de acuerdo en que los referéndumes son malos para Gran Bretaña”, afirmaba el titular que encabezaba su artículo de una página. Ese “nosotros” no se explicitaba pero se entendía, lo mismo que se entendía el “esa gente”. “El referéndum ha conferido menos legitimidad a la política, no más”, afirmaba Kettle. “[...] el veredicto sobre los referéndumes debería ser firme. Nunca más”.

El tipo de crueldad al que aspira Kettle se encuentra en Grecia, un país que ahora está destrozado. Allí hicieron un referéndum y se ignoró el resultado. Como el Partido Laborista de Gran Bretaña, los dirigentes del gobierno Syriza en Atenas son producto de una clase media acomodada, extremadamente privilegiada y educada, preparada para la falsedad y la traición política del postmodernismo. El pueblo griego utilizó valientemente el referéndum para exigir a su gobierno que buscara “mejores condiciones” para el corrupto status quo en Bruselas que estaba destrozando la vida en el país. El pueblo griego fue traicionado, como los habrían sido los británicos.

El viernes la BBC preguntó al líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, si rendiría homenaje a Cameron, su compañero en la campaña de “permanecer”. Corbyn elogió de manera empalagosa la “dignidad” de Cameron y se refirió a su respaldo al matrimonio gay y al hecho de que pidiera disculpas a las familias irlandesas por el Bloody Sunday. No dijo nada del espíritu de división de Cameron, de sus brutales políticas de austeridad, de sus mentiras acerca de “proteger” el Servicio Sanitario. Tampoco recordó la política belicosa del gobierno Cameron: el despliegue de fuerzas especiales británicas en Libia y el suministro de bombarderos a Arabia Saudí, y por encima de todo, sus alusiones a la tercera guerra mundial.

Durante la semana del referéndum ningún político británico ni, que yo sepa, ningún periodista hizo alusión al discurso de Vladimir Putin en San Petersburgo con motivo de la conmemoración del 75 aniversario de la invasión de la Unión Soviética por parte de la Alemania el 22 de junio de 1941. La victoria soviética, que costó 27 millones de vidas soviéticas y la mayoría de las fuerzas alemanas, ganó la Segunda Guerra Mundial.

Putin relacionó la actual concentración frenética de tropas y material de guerra de la OTAN en las fronteras occidentales de Rusia con la Operación Barbarossa del Tercer Reich. Los ejercicios de la OTAN en Polonia fueron los mayores desde la invasión nazi, esta Operación Anaconda había simulado un ataque a Rusia, se supone que con armas nucleares. La víspera del referéndum el colaboracionista secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió a los británicos que pondrían en peligro la “paz y seguridad” si votaban abandonar la Unión Europea. Es posible, solo posible, que los millones que le ignoraron, tanto a él como a Cameron, Osborne, Corbyn, Obama y al hombre que dirige el Banco, hayan roto una lanza en favor de la verdadera paz y democracia en Europa.