6 de abril de 2016

LA RAZÓN DE SER DEL RÉGIMEN UCRANIANO: GUERRA, MUERTE Y DESTRUCCIÓN

Vadim Somadurov/Svobodnaya Pressa.Slavyangrad

Traducción de Nahia Sanzo

Pese al gran fervor militarista, en la sociedad ucraniana no han desaparecido tampoco las tendencias pacifistas. Según los datos de una encuesta sociológica realizada por el Centro Razumkov a finales de marzo, el apoyo a la separación de Donbass del resto de Ucrania ha aumentado del 17,9% al 21,5% en el último año. Hay motivos para creer que los deseos de la élite ucraniana de que ATO continúe hasta el final son imposibles debido al estado real de las fuerzas armadas del país.

Pese a los vehículos cedidos por la OTAN que ha registrado la OSCE, el Ejército Ucraniano no ha conseguido restablecer completamente la capacidad de combate tras la derrota de Debaltsevo. Los napoleónicos planes de producir 125 tanques “Oplot” al año en la planta de Malysheva de Járkov se quedaron en los planes y desde entonces la compañía ya ha reemplazado a tres directores. Pese a que el presidente del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, Oleksandr Turchinov, prometió recientemente nuevas armas para las fuerzas del orden de Ucrania y el primer ministro Yatseniuk habló del aumento de hasta 300 millones de dólares del presupuesto para la Guardia Nacional, los oficiales tendrán que esperar para el prometido rearme de las fuerzas armadas ucranianas.

Es difícil hablar de un rearme del ejército a gran escala en un momento en que, según datos conservadores aportados por el presidente Petro Poroshenko, a finales de 2015 Ucrania había destruido el 10% de su capacidad industrial y, según datos oficiales, la producción había caído un 16,4%, con gran parte de la industria militar en permanente guerra por la propiedad. La consecuencia es que en estos momentos Ucrania no cuenta con recursos suficientes para dar un golpe definitivo que destruya las Repúblicas Populares. Además, en caso de reintegración forzosa de Donbass en el espacio ucraniano, Kiev se encontraría con tres o cuatro millones de residentes absolutamente desleales al sistema político postmedieval actual.

Incluso ahora, a pesar de las periódicas redadas del SBU, en la parte del sudeste del país controlado por Ucrania el Bloque Opositor [que sustituyó al antiguo Partido de las Regiones de Yanukovich tras el golpe de Estado de 2014-Ed] sigue consiguiendo con obstinada persistencia victorias electorales y se mantiene un fuerte sentimiento antiucraniano. Y la población de la RPD y la RPL, para los que las nuevas autoridades ucranianas traen a la memoria el desagradable recuerdo de los bombardeos de barrios residenciales y víctimas civiles, puede ser para Kiev como una bomba colocada bajo el ya de por sí frágil sistema político ucraniano.

A pesar de todos estos evidentes puntos, políticos ucranianos, líderes de partidos y funcionarios del Estado rivalizan con militaristas exigencias de que “ATO continúe hasta el final” y las tropas ucranianas infringen con envidiable regularidad la tregua exigida por los acuerdos de Minsk. Roman Bezsmertny, representante oficial de Ucrania en Minsk, habló recientemente de la “presunción de culpabilidad” de las milicias. El propio Poroshenko exigió a Moscú “salir de Donbass” y los comentaristas progubernamentales llaman a las autoridades a actuar de forma más valiente y más agresiva.

Ni la crisis política, ni el conflicto entre las diferentes facciones del Gobierno, las recurrentes huelgas y protestas o el precario estado de la economía han enfriado el fervor de los defensores de la Ucrania unida. Pero parece haber llegado el momento de dejar de mirar a Donbass y solucionar los muchos problemas que aún existen en el territorio que Ucrania sí controla. Pese al aumento del sentimiento pacifista, según una encuesta realizada en febrero por el Instituto Gorshenin, una parte significativa de la sociedad ucraniana (34,1%) sigue apoyando la idea de que las tropas ucranianas ataquen las Repúblicas Populares. Pese a las derrotas militares en Ilovaisk y Debaltsevo y los numerosos problemas internos en el país, la retórica militarista sigue encontrando fieles oyentes.

No se trata de dañar el orgullo nacional de los ucranianos. Maidan, que fue principalmente la consecuencia de la negativa del entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, de firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (un documento similar al firmado, por ejemplo, por Túnez, lo que no supuso que el país se convirtiera en miembro de la UE), acarreó una serie de consecuencias negativas.

Tras la masacre de Odessa y los bombardeos de Donetsk y de Lugansk, la percepción general que en Rusia se tiene de Ucrania está firmemente asociada a la guerra y a la muerte. Si la agresión de Kiev se evitó en Crimea por la presencia de tropas regulares rusas, la guerra en Donbass se ha convertido en el paradigma de la política ucraniana. La existencia de las Repúblicas permite, en primer lugar, que los tozudos miembros de los batallones territoriales aprendan regularmente su lección. En segundo lugar, permite recibir pequeñas cantidades de dinero de la OTAN y, finalmente, la ley marcial que de facto existe en las regiones adyacentes a la línea de contacto abre numerosas oportunidades para diferentes tramas de corrupción.

Sigue sin saberse en qué gastó Poroshenko los millones presupuestados en otoño para la restauración de Donbass. Los soldados ordinarios del Ejército Ucraniano y de la Guardia Nacional tampoco van a la zaga del jefe de Estado: la venta de vehículos robados a la población de la llamada “zona ATO” y el reparto de “trofeos” se hace visible de vez en cuando para el público. Y de ahí a la negativa a dejar ir a las Repúblicas o a cumplir con los compromisos adquiridos con la firma del acuerdo de Minsk. Donbass se ha convertido en la razón de ser del régimen ucraniano y, por desgracia, el significado de todo ello se limita a la guerra, la muerte y la destrucción.



5 de abril de 2016

LA MARCHA APRESURADA DEL CAPITALISMO MAFIOSO

Jorge Beinstein. Alainet

En Argentina empieza a conformarse un régimen autoritario con apariencia constitucional, convergencia mafiosa de camarillas empresarias, judiciales y mediáticas monitoreada por el aparato de inteligencia de los Estados Unidos, pero lo que demuestran los primeros meses del proceso es que la tentativa tropieza con numerosas dificultades que amenazan convertirla en una gigantesca crisis de gobernabilidad. El contexto de su desarrollo es una recesión económica que se va profundizando en marcha hacia la depresión, es decir un funcionamiento económico de baja intensidad, con altas tasas de desocupación, salarios reales muy reducidos y baratos en dólares.

No se trata del retorno del viejo neoliberalismo de los años 1990 ni mucho menos de una imitación del régimen oligárquico de fines del siglo XIX, sino de la tentativa de instauración de un sistema mafioso, parasitando sobre una población desarticulada, albergando grandes espacios de marginalidad y superexplotación laboral, realizando un saqueo sin precedentes de recursos naturales. En esa dirección se van imponiendo los instrumentos esenciales del régimen dictatorial: control completo de los medios de comunicación, reconversión integral del sistema de seguridad como apéndice del de los Estados Unidos1, implantación de mecanismos de destrucción económica y social a gran escala, despliegues mediático-judiciales tendientes a extirpar a las oposiciones que no se subordinen al nuevo régimen.

Sometimiento colonial y decadencia periférica
Los tiempos han cambiado, la “doctrina de la seguridad nacional” vigente en la época de Videla y Pinochet coincidía con la visión militar-profesional del Imperio, se trataba del control milimétrico de la sociedad colonizada, administrada como un cuartel que coincidió históricamente con la última etapa del predominio en los Estados Unidos del “complejo militar-industrial” tradicional, alianza entre la gran industria armamentista y los altos mandos militares subordinando a las elites políticas. Resultado del keynesianismo militar que marcó a la superpotencia desde la Segunda Guerra Mundial y que entró en declinación en los años 19802.

Más adelante el “Consenso de Washington” reinó durante la era de Carlos Menem en Argentina, Collor de Mello y Cardoso en Brasil, señalando el auge de la financierización de la economía y de la política en los Estados Unidos y el conjunto de potencias dominantes sin por ello dejar de lado a la componente militar que comenzó a transformarse.
Esos dos momentos trágicos expresaron la afirmación del sometimiento colonial de Argentina, el primero con formato militar-dictatorial y el segundo con rostro civil-constitucional, que se correspondieron con diferentes configuraciones imperialistas: en el primer caso con un imperialismo norteamericano industrial ascendente, disputando la Guerra Fría y en el segundo con la presencia de la única superpotencia global que venía de ganar esa guerra y que se aprestaba a ejercer la hegemonía planetaria. Aunque al mismo tiempo se financierizaba, el parasitismo empezaba a corroer el sistema degradando sus pilares productivos, instalando la cultura del consumismo desenfrenado. Esa prosperidad malsana contagió a elites periféricas, en los Estados Unidos la fiesta se convirtió en ola militarista desde 2001 y la mega burbuja financiera estalló en 2008, en Argentina el show derivó en recesión la que a su vez culminó con un gran desastre económico, social e institucional en 2001.

El actual sometimiento de Argentina a los Estados Unidos no se corresponde con el auge del Imperio sino con su decadencia, su degradación económica y social, su retroceso geopolítico internacional que busca ser compensado mediante el control total de su patio trasero latinoamericano, asegurando la súper explotación de recursos naturales decisivos pero también para introducir a la región como pieza propia de su juego global: como señuelo para sus socios europeos en la OTAN o como retaguardia segura en el armado del “Acuerdo Transpacífico”.

Es un imperio comandado por una lumpenburguesía financiera, sobreviviendo con bajas tasas de crecimiento productivo, parasitando sobre el resto del mundo, que no busca instaurar una jerarquía mundial estable reproduciéndose en el largo plazo sino depredar recursos naturales, degradar o eliminar estados, destruir defensas sociales periféricas, extendiendo ofensivas desestructurantes, desintegradoras de identidades nacionales y culturales. Su instrumento de intervención militar es ahora una constelación de organizaciones guiadas por la doctrina de la Guerra de Cuarta Generación3, empleando de manera intensiva mercenarios, operaciones clandestinas de su estructura profesional, redes mafiosas, manipulaciones mediáticas y otras actividades destinadas a destruir, caotizar espacios periféricos con el fin de saquearlos.

En correspondencia con ese fenómeno las burguesías latinoamericanas fueron mutando hasta llegar a la situación actual donde grupos industriales, financieros o de agrobusiness combinan sus inversiones tradicionales con otras más rentables pero también más volátiles: aventuras especulativas, negocios ilegales de todo tipo (desde el narco hasta operaciones inmobiliarias opacas, pasando por fraudes comerciales y fiscales y otros emprendimientos turbios), transnacionalizándose, convergiendo con “inversiones” saqueadoras provenientes del exterior. En el caso argentino podríamos encontrar antecedentes en el reinado de la “patria financiera” durante la última dictadura militar, el que a su vez tiene que ser visto como resultado del fin de la era industrialista.
En síntesis, la configuración lumpenimperialista impone dinámicas decadentes en la periferia, en América Latina ha llegado la hora del lumpencapitalismo, las elites argentinas venían avanzando en esa dirección, la llegada de Macri a la presidencia expresa un enorme salto cualitativo, el país en su conjunto acaba de ingresar de manera recargada y brusca en ese proceso.

Recesión, depresión y economía de baja intensidad
Recientemente el FMI pronosticó para Argentina un crecimiento económico real negativo en 2016 del orden del -1 %, cuando observamos las caídas que ya se han producido en indicadores decisivos desde diciembre de 2015 es posible bajar aún más esa cifra hacia el -3 % o más bajo aún.

Se ha producido en muy poco tiempo una fuerte reducción de los salarios reales, causada entre otros factores por la megadevaluación, los aumentos del precio de los combustibles y de las tarifas de electricidad, gas y transportes, la eliminación o reducción de retenciones y sus impactos inflacionarios a lo que se agrega la suba de las tasas de interés y los despidos masivos en la administración pública (que empiezan a ser seguidos por el sector privado), con lo que tenemos un panorama recesivo provocado por el gobierno cuyo objetivo principal es reducir los salarios reales y su valor en dólares.

La avalancha de cambios ha desatado en algunos círculos el debate en torno del supuesto “modelo de desarrollo” que la derecha estaría intentando imponer. Decretos, endeudamientos, subas de precios y despidos se han sucedido de manera vertiginosa, buscarle coherencia estratégica-desarrollista a ese conjunto es una tarea ardua que a cada paso choca con contradicciones que obligan a desechar hipótesis sin que se pueda llegar a una conclusión mínimamente rigurosa. En primer lugar, la contradicción entre medidas que destruyen el mercado interno para favorecer a una supuesta ola exportadora, evidentemente inviable ante el repliegue de la economía global, otra es la suba de las tasas de interés que comprime al consumo y a las inversiones a la espera de la llegada de fondos provenientes de un sistema financiero internacional en crisis que casi lo único que puede brindar es el armado de bicicletas especulativas.

Algunos han optado por resolver el tema adoptando definiciones abstractas tan generales como poco operativas (“modelo favorable al gran capital”, “restauración neoliberal”, etc.), otros han decidido seguir el estudio pero cada vez que llegan a una conclusión satisfactoria aparece un nuevo hecho que les tira abajo el edificio intelectual construido y finalmente unos pocos, entre los que me encuentro, hemos llegado a la conclusión de que buscar esa coherencia estratégica constituye una tarea imposible. La llegada de la derecha al gobierno no significa el reemplazo del modelo anterior (desarrollista, neokeynesiano o como se lo quiera calificar) por un nuevo modelo (oligárquico) de desarrollo, sino simplemente el despliegue de un gigantesco saqueo protagonizado por fuerzas entrópicas altamente destructivas que convierten al país burgués en una república de bandidos.

Esto nos debería llevar a la reflexión acerca del significado del fin de la era kirchnerista visualizado por algunos como un traspié, resultado de una derrota electoral por escaso margen, y por otros como el producto de una manipulación mediática prolongada, combinada con operaciones de la mafia judicial, de grupos económicos concentrados y del aparato de inteligencia de los Estados Unidos. Esta última evaluación está más cerca de la realidad, sin embargo es insuficiente, el “golpe blando” existió (lo que pulveriza la presunta legitimidad democrática del gobierno actual) pero falta explicar porque fue exitoso.

Si nos limitamos a ciertos aspectos económicos del tema podemos observar que el motor externo empezó a enfriarse desde 2012 luego de la breve recuperación de la recesión global de 2009, la situación se agravó desde mediados de 2014 cuando los precios de las commodities cayeron en picada, la economía pasó a una etapa de crecimientos anémicos sostenidos por el mercado interno. Los grandes exportadores aumentaron sus presiones destinadas a obtener en la economía nacional beneficios que les permitieran compensar las menores ganancias externas convergiendo con intereses financieros y agrupando al conjunto de la derecha mediática, judicial y política, se trató de una jauría que se fue envalentonando a medida que su enemigo perdía espacio económico y se acentuaba la crisis global.

Los equilibrios del gobierno fueron cada vez más inestables, las compuertas neokeynesianas que bloqueaban la marea comenzaron a sufrir fisuras para finalmente desmoronarse, la candidatura presidencial de Daniel Scioli fue una opción defensiva y débil que no pudo evitar el derrumbe. Entonces se desató (fue desatada) la recesión y diversas señales nacionales e internacionales nos indican que lo hizo para quedarse, nos encontramos ante el comienzo de una depresión económica resultado de la reproducción de un sistema que ha ingresado en una fase de contracción desordenada.

Una referencia importante es la de la salida de la recesión producida desde 2003, en ese período convergieron dos factores principales: el alza de los precios internacionales de las commodities y la reanimación del mercado interno.

El “motor externo” fue impulsado por el auge de mercados emergentes como los de China o Brasil, entre otros, lo que permitió una mejora sustancial de las cuentas externas de Argentina. Los precios de las commodities experimentaron subas notables en esos años impulsadas no solo por la expansión de la demanda internacional sino también por el crecimiento de la especulación financiera, las operaciones globales con productos financieros derivados basadas en commodities llegaban en diciembre de 2003 a 1,4 billones de dólares, en diciembre de 2005 alcanzaban los 5,4 billones, en junio de 2007 llegaban a 8,2 billones y en junio de 2008 a 13,1 billones de dólares 4.

Por su parte el “motor interno” funcionó empujado por el ascenso del empleo, de los salarios reales y de los ingresos de las capas medias, en consecuencia se expandió la demanda interna y el tejido industrial, la economía argentina se recuperó creciendo a tasas excepcionales. Como es sabido, el salario real promedio experimenta en Argentina una tendencia descendente de largo plazo (desde mediados de los años 1970), sufrió una caída descomunal durante la crisis de los años 2001-2002, luego se recuperó llegando a los niveles de los años 1990 pero sin alcanzar nunca los de los años 1970, ni siquiera los de mediados de los años 19805, podríamos resumir lo sucedido señalando que la reanimación del mercado interno se apoyó en un fuerte crecimiento del empleo y en una recuperación salarial limitada.

Si el crecimiento anémico de los últimos años del gobierno anterior incentivó la voluntad de rapiña de los grupos económicos concentrados, es altamente probable que la recesión actual la acentúe mucho más, al achicarse la economía, como resultado de los ajustes y las transferencias de ingresos esos grupos intentarán al menos sostener su volumen real de ganancias apropiándose de una porción creciente del ingreso nacional, aunque empujados por su propia dinámica y por el ejercicio de la totalidad del poder es casi seguro que buscarán absorber un volumen real mayor. Además las medidas que buscan reequilibrar los desequilibrios provocados por las propias medidas económicas del gobierno causan mayor inestabilidad y empobrecimiento del grueso de la población. Es el caso de la tentativa de desacelerar la suba de la cotización del dólar subiendo las tasas de interés con lo que a veces se consigue frenar por poco tiempo esa tendencia, pero a costa del agravamiento de la recesión, o cuando se pretende achicar el déficit fiscal reduciendo el gasto público (despidiendo empleados, clausurando programas, etc.), lo que agrava la recesión y en consecuencia reduce los ingresos fiscales y aumenta el déficit. En suma, nos encontramos ante un círculo vicioso de concentración de ingresos, achicamiento del Estado y hundimiento de la actividad económica.

La caída de los salarios reales no alienta más inversión interna o externa desalentada por el desinfle de los mercados nacional y global (no hay alternativa exportadora). Mientras tanto, el gobierno aparenta aferrarse ante lo que sería la tabla de salvación de la economía: el endeudamiento externo que teóricamente le permitiría realizar inversiones reactivadoras, pero el clima enrarecido del sistema financiero internacional comprime el espacio de los potenciales acreedores cada vez más duros ante una economía nacional deprimida. En realidad esa ansiedad por endeudarse no responde a una pasión desarrollista sino a la presión de los grupos de negocios que han acumulado superbeneficios en estos últimos meses (exportadores, bancos, etc.) y que necesitan convertirlos en dólares, es la evasión de capitales y no la inversión productiva la que reclama endeudamiento externo.

Conclusión: los dos motores de la salida de la recesión en la década pasada ha dejado de funcionar, las políticas que buscaban compensar el ciclo recesivo global han sido eliminadas por las clases dominantes, antes les habían sido útiles para restablecer la gobernabilidad y acumular beneficios ahora las han destruido porque frenaban su voracidad.

Es posible elaborar un modelo excesivamente abstracto de estabilización del proceso depresivo argentino bajo la forma de “economía de baja intensidad” o de “penuria”, es decir una estructura económica dual con un sector popular contraído y una élite parasitando sobre el primero (superexplotación de los trabajadores y otros saqueos a las clases medias y bajas). Ello permitiría mantener relativamente bajos niveles de importaciones que asegurarían (no siempre) saldos positivos de la balanza comercial destinados a pagar deudas externas. Estas últimas, además de llenar las arcas de las redes financieras, podrían ser utilizadas para bloquear peligros de implosión y de revuelta social operando como una suerte de droga dosificada destinada a preservar la reproducción del sistema.

Ese modelo económico siniestro necesitaría de manera ineludible del apoyo de un aceitado mecanismo de represión y degradación de las clases inferiores, se trataría de la instalación de un régimen neofascista acorde con la doctrina de la Guerra de Cuarta Generación (restringiéndonos a la realidad latinoamericana, no está de más observar lo que ocurre en México o en países de América Central). Requeriría además de mucha estabilidad al interior de la articulación mafiosa, de la atenuación de las disputas internas ante un botín de volumen variable sujeto a numerosos factores de inestabilidad locales e internacionales. Se trata de un escenario de muy difícil (pero no imposible) realización, empalmando con tendencias depresivas globales acompañadas por el aumento de la volatilidad en mercados decisivos, la proliferación de guerras, los deterioros institucionales de los estados centrales, los derrumbes y crisis graves de estados periféricos y otros síntomas claros que describen a un planeta que se encamina hacia horizontes de alta turbulencia.

El fantasma del 2001
El gobierno macrista se comporta como suelen hacerlo los llamados “sistemas caóticos” que, a diferencia de los “inestables” (en desorden permanente) y de los “estables” (que tienden hacia el orden de manera irresistible), oscilan entre un polo ordenador, es decir un “atractor” neofascista y fuerzas que lo desordenan, que lo conducen hacia la crisis de gobernabilidad.

La marcha hacia la dictadura mafiosa está apuntalada por tres estrategias convergentes: la corrupción de dirigentes, la represión de las protestas sociales y políticas y el bombardeo mediático. Son operaciones de eficacia incierta, circulando en medio del hundimiento económico y de la pugna de intereses entre grupos dominantes, se apoyan además en una base social reaccionaria cuyo núcleo duro impulsado por una euforia neofascista está incrustado en las clases medias y altas.

La corrupción de dirigentes políticos y sindicales puede serle útil a corto plazo para imponer decisiones impopulares o frenar protestas, pero desgasta a los corruptos, erosiona sus posiciones de poder reduciendo a no muy largo plazo su capacidad operativa, las hace cada vez más vulnerables ante el descontento popular. Es lo que se percibe en los primeros meses del gobierno macrista respecto de la compra de sindicalistas, diputados, senadores y gobernadores.

La represión avanza, funciona un Ministerio de Seguridad subordinado al aparato de inteligencia de los Estados Unidos, han regresado las “policías bravas”, ha sido dictado un “Protocolo” de represión de protestas populares, aparecen las primeras expresiones, aparentemente desprolijas, de represión ilegal. Pero no es seguro que esa estrategia de amedrentamiento tenga éxito, es posible que su efecto termine siendo el opuesto del que busca el gobierno, existe en Argentina una enraizada cultura de confrontación contra la brutalidad estatal que puede resultar un catalizador del desborde opositor.

El bombardeo mediático fue un instrumento decisivo de la llegada de Macri a la presidencia, tuvo una elevada eficacia, atacando al gobierno y ampliando un vacío político que podía ser ocupado por opositores de derecha que se limitaban a denunciar al oficialismo contraponiendo promesas vagas de felicidad futura. Ahora esos medios tienen que cargar con la compleja tarea de defender a un régimen claramente antipopular. En este nuevo escenario su eficacia es decreciente y el intento por compensar ese declive aumentando la presión mediática (de por si abrumadora) produce efectos de saturación y descrédito de dichas intoxicaciones hasta generar rechazos cada vez más fuertes.

Finalmente la base social neofascista puede ser fanatizada al extremo por los medios de comunicación pero es casi imposible impedir que su área de influencia, sobre todo en las clases medias, se vaya reduciendo a medida que se prolonga la depresión económica, lo que terminará por deteriorar a ese sector reaccionario.

En síntesis, el sistema dispone de instrumentos y apoyos sociales crecientemente vulnerables, su fuerza depende en última instancia del grado de debilidad de su adversario: el espacio popular, si este se pone en marcha fortaleciéndose en la pelea, el instrumental autoritario podría sufrir fisuras, desgarramientos cada vez más importantes, su inevitable centralismo operativo acosado por una marea ascendente de ataques, resistencias y repudios iría perdiendo vitalidad, acentuándose sus contradicciones internas, el contexto global turbulento debería contribuir a dicho proceso.

Tarde o temprano la resistencia popular puede llegar a convertirse en ofensiva general contra el sistema, la acumulación de despliegues combativos de los de abajo produciendo repliegues en las élites dominantes terminaría por generar un salto cualitativo de grandes dimensiones, no sería la primera vez que ocurre ese fenómeno en Argentina, aunque su aspecto y contenido puede llegar a incluir muchas novedades.

Obviamente el deterioro grave del gobierno macrista puede llevar a una remodelación del equipo presidencial (una suerte de “gobierno-de-unidad-nacional”) o a un cambio institucional de gobierno, destinado a estabilizar la situación, aunque los mismos, aun introduciendo medidas “sociales” más o menos audaces, se enfrentarían a una crisis sistémica apabullante, mucho más grave que la de 2001 en un contexto global depresivo, una coyuntura de ese tipo difícilmente podría ser superada con aspirinas rosadas o de otro color.

Apenas llegó a la presidencia Macri lanzó a gran velocidad una andanada de decretos arbitrarios, desplegó de inmediato una ofensiva para asegurar el control derechista de los medios de comunicación, compró (o extorsionó) a dirigentes políticos y sindicales, redujo el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, lanzó una ola de despidos de empleados públicos, concretó enormes transferencias de ingresos hacia las elites dominantes, en suma: desplegó una blizkrieg destinada eludir las resistencias posibles antes de que estas se organicen. De todos modos no estaba en condiciones de imponer el gigantesco saqueo realizado mediante un sistema de negociaciones, el nivel de destrucción logrado en tan poco tiempo probablemente lo haya convencido de su éxito incitándolo a seguir avanzando.

La irrupción devastadora de las élites dominantes podría ser asimilada a la de un ejército penetrando en un vasto territorio, al comienzo la ofensiva es exitosa, el efecto sorpresa, la explotación de debilidades locales, la contundencia del operativo, etc. permiten avances rápidos aparentemente irreversibles, pero poco a poco las víctimas empiezan a reaccionar acosando al invasor y el espacio simplificado por mapas e informes de especialistas se va convirtiendo en un sistema complejo, crecientemente incontrolable. 
La velocidad inicial de la sucesión de victorias que en un principio aparentaba ser la clave del éxito, empieza a ser percibido por el invasor como la principal causa de sus dificultades, la rapidez operativa genera fenómenos de inadaptación, de sobre-extensión estratégica que aumentan su vulnerabilidad llevándolo finalmente a la derrota, aplastado por una avalancha humana incontenible (recordemos lo que le pasó a Napoleón cuando invadió Rusia).

Macri podría terminar descubriendo que la realidad social argentina es mucho más compleja que lo que su visión de mafioso detectaba, que la cultura popular existe y se reproduce (maltrecha, golpeada, pero existe), que los salarios no son como él dijo una vez “un costo más” que puede y debe ser comprimido al máximo como cualquier otro insumo sino el pago a seres humanos que piensan y se defienden, y finalmente que para un bandido no hay nada peor que otro bandido (los socios de hoy pueden ser los caníbales de mañana).

NOTAS:
1Horacio Verbitsky, “La transparencia del sigilo”, Página 12, Buenos Aires, 27 de marzo de 2016.
2Jorge Beinstein, “La ilusión del metacontrol imperial del caos. La mutación del sistema de intervención militar de los Estados Unidos y sus consecuencias para América Latina”, Seminario “Nuestra América y Estados Unidos: desafíos del Siglo XXI”. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central del Ecuador, Quito, 30 y 31 de Enero de 2013. http://beinstein.lahaine.org/?p=516
3Jorge Beinstein, art. cit.
4Fuente: “Semiannual OTC derivatives statistics”, Bank for International Settlements (BIS).
5Eduardo M. Basualdo, “La distribución del ingreso en la Argentina y sus condicionantes estructurales”, Memoria Anual 2008, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Argentina.

Juan Kornblihtt y Tamara Seiffer, “La persistente caída del salario real argentino (1975 a la actualidad)”, Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario, 2014, http://www.bcr.com.ar/Secretara%20de%20Cultura/Revista%20Institucional/2...

2 de abril de 2016

VUELVE EL “ILUSIONANTE” JUEGO DEL BUCLE “INDIGNADO”, AHORA EN FRANCIA

Por Marat

Conviene distinguir el grano de la paja. La huelga y manifestaciones del movimiento obrero francés de estos días van a ser "reconvertidas" de nuevo en "agitamanismo" de batucadas y asambleas de culo plano de los Erasmus europeos, de ninis (ni de derechas ni de izquierdas pero, al fin y al cabo, tan de derechas como le convenga al sistema que los alimenta ideológicamente), de grupos anarcoides, de trotskistas anticomunistas y por supuesto de mucho reaccionario anarcocapitalista. Y La Sexta y Público nos lo contarán en directo e iluminarán la “Nuit Debout”.

Los medios de desinformación del capital y casi todos los "alternativos", que cada día se parecen más al primero, ya han hecho su apuesta y han bautizado a una protesta, que inicialmente fue obrera y de clase, como el 15M francés o la de los "indignados". Pronto aparecerán caretas del andrógino Guy Fawkes portadas por cibernéticos anonymous jugando al superhéroe. Me pregunto cómo se llamarán a sí mismos los yayoflautas. Ignoro si el idioma francés será capaz de producir un término tan poco autobenevolente.    

El gran problema que hace esto posible es que la "izquierda" se ha reconvertido hace ya muchos años en pesebrera del capital, repartidora de sus migajas y, cuando han venido mal dadas y ya no hay nada que repartir, acude a las tonterías reaccionarias de pedir democracia (como si la auténtica, la social y económica fuese compatible con el capitalismo), "otra UE" (como si pudiera haber otra que no sea del capital) y se ha echado en brazos de horizontalidades disolventes, de debates en bucle, de asambleísmos en el que el primero que pasa por allí suelta su "genialidad" y cree estar haciendo historia y de inclusivismo, mucho inclusivismo, en el que el desclasado joven trabajador o universitario sobradamente preparado, y convencido, de que él merece un puesto social por encima del obtenido por la media, cree que comparte objetivos de lucha con el hijo de su patrón que echará una canita política al aire y quizá encuentre trabajo de diputado en la próxima Asamblea Nacional francesa.

Esta disidencia fabricada y controlada por el mismo sistema que la alimenta ideológicamente, que nutre a sus "no líderes" de medios, dinero y becas a través de fundaciones globalistas, volverá a retrasar el reloj de la historia, a impedir que surjan alternativas revolucionarias, de clase, que se reorganice el movimiento obrero bajo un proyecto de lucha por el socialismo, que nada tiene que ver ni con los partidos socialistas ni con los ex comunistas de facto, sino con un horizonte de revolución social y dictadura del proletariado. 

Si les sale medio bien en Francia, montarán otro Mayo, éste aún más pequeñoburgués, invitarán a hablarles en sus asambleas cumbayá a Varoufakis y su Plan B para Europa para que les cuente sus bonitas "utopías" de capitalismo de rostro humano, al estilo del que le gustaba al fallecido "revolucionario de salón" y pro-OTAN Stéphane Hessel, o quizás al antimarxista de moda Piketty o incluso a las alcaldesas del cambiazo. De paso, si les es posible, suministrarán un poquito de oxígeno para dar algo de color a los también fenecidos Democracia "Real" Ya y 15M españoles, que quizá acierten a experimentar un breve fuego fatuo, y continuarán reideologizando en clave de desclasamiento y anticomunismo a Europa. 

El capital necesita, en un momento en el que vuelve la crisis con toda su fuerza sobre el mundo capitalista y sobre Europa en particular, ganar tiempo, llenar el escenario de las calles con falsas banderas, no sea que comenzasen a rearticularse otro tipo tipo de proyectos y propuestas con el tiempo más peligrosas y llenasen ese hueco. No se puede dejar solos a quienes gustan de sentirse rebaño.

Y mientras tanto, el capital seguirá engordando su auténtica operación de recambio, el fascismo, que aún necesita tiempo para continuar creciendo y poder montar más asambleas en las plazas pero ya al estilo Maidán, ese que tanto le gusta al podemita y supuesto filósofo de saldo Santiago Alba Rico, el que dice que la OTAN estos años no ha sido particularmente agresiva. 

A otros sólo nos queda continuar trabajando silenciosamente en reorganizarnos y en reconstruir la subjetividad de clase del nosotros destruida durante los largos años de consumo a crédito y los posteriores de crisis con “ilusión democrática”. 

Por cierto, ya que les hablaba de las fundaciones globalistas del capital, aquí les dejo un ejemplo de cómo un sicario del megaespeculador y tiburón financiero George Soros (aquí anda una página difusora del Nuit Debout difundiendo el puño de OTPOR:Soros de nuevo) y de sus juguetes OeNeGeros muestra todo su apoyo a su partido Podemos.

El mortecino círculo Erasmus-podemita francés, alicaído tras las últimas crisis de amor de la dirección española vuelve a activarse en La Galia. Será cosa del "desbordamiento" del que tanto gustan hablar el ex vicediós y sus mariachis. 

Quizá estén pensando en montar algo parecido allí. ¿Alguna televisión francesa para ello? El diario Mediapart del trotskista Edwy Plenel, un medio socio de Infolibre, podría hacer el papel de Público, del que también es dueño otro trotsko. Y de paso contar con el NPA para ser la columna vertebral inicial del nuevo partido-movimiento, como aquí lo fue Izquierda Anticapitalista respecto a Podemos. ¡Cuántas similitudes y cuánto iluso que no sólo no las huele sino que volverá a reilusionarse y a sacar del armario el kit de héroe “indignado” de clase media real o autoatribuida! 

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese: De Red Voltaire: «Noche en pie», un movimiento para mantenernos de rodillas (texto de Thierry Meyssan) l

1 de abril de 2016

CLASE TRABAJADORA FRANCESA PARALIZA EL PAÍS Y ANUNCIA NUEVA MOVILIZACIÓN

Librered

Francia vivió una nueva huelga general convocada contra la reforma laboral impulsada por el presidente François Hollande. La convocatoria realizada por los cuatro grandes sindicatos franceses y las dos mayores organizaciones estudiantiles fue todo un éxito.

Unos 390.000 manifestantes marcharon por las calles de las principales ciudades, según los datos oficiales del Ministerio del Interior francés y la Prefectura de París -el doble que en el anterior paro-, mientras que las centrales convocantes elevan la cifra hasta 1,2 millones.

Entre los lemas más repetidos en las manifestaciones y protestas, destacan los de “No toquéis mi ley” [laboral], “Merecemos más que eso”, “Un gran salto adelante hacia el siglo XIX” y “1916: carne de cañón, 2016: carne de patrón”.

Los convocantes exigen la retirada del proyecto de ley que lleva el nombre de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, ya que -denuncian- supone “regresiones históricas” porque “facilita el despido”, permite revisar las normas sobre tiempo de trabajo para ampliar horarios y concede prioridad a los acuerdos en las empresas sobre la legislación laboral o los convenios colectivos nacionales.

Los sindicatos que reclaman la retirada del proyecto de ley han anunciado ya una nueva jornada de movilización el próximo 9 de abril.

Disturbios en las calles
En París, Nantes, Rennes y Marsella se registraron algunos incidentes. En total, unas 30 personas fueron detenidas en todo el país, algunos agentes resultaron heridos, blanco de los lanzamientos de piedras, botes de pintura y cócteles molotov, a los que respondieron con gases lacrimógenos y cargas policiales. El portavoz del Gobierno, Stéphane Le Foll, hizo un llamamiento a la calma para “no dar la ocasión a algunos de realizar destrozos o ejercer la violencia”.

Además, unos 200 liceos fueron bloqueados en toda Francia durante la mañana por los estudiantes de secundaria o fueron cerrados por sus directores.

Transporte paralizado
La huelga causó retenciones acumuladas de 430 kilómetros en las carreteras y autopistas de acceso a París, casi el doble de lo habitual.

También afectó a los ferrocarriles, en particular a los cercanías de París y los trenes regionales, solo circularon la mitad de los trenes. En la capital francesa, se redujeron las frecuencias del Metro en un 25%.

En los quiscos no hubo prensa diaria -los medios de comunicación protestaron el miércoles-, y se produjeron alteraciones en numerosos servicios públicos.

Las compañías aéreas que operan en París-Orly habían cancelado antes del arranque de la huelga un 20% de sus vuelos en ese aeropuerto y un tercio en el de Marsella. La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) indicó que se registraron numerosos retrasos y que el paro salpicó a los aviones que sobrevuelan el espacio aéreo francés.

La oposición a ese proyecto de ley comenzó a finales de febrero, cuando se filtraron algunos puntos, y hasta este jueves, el momento más intenso de esas protestas fue el pasado 9 de marzo, cuando entre 200.000 personas -según las autoridades- y 450.000 -según los convocantes- se manifestaron en las calles de todo el país.

“EL NIÑO” Y LA NUEVA CRISIS ALIMENTARIA MUNDIAL

Germán Gorraiz López. Alainet.net

Según Edgar Ocampo, cada año, el mundo fagocita la mitad de las reservas de un país petrolero importante (México) y dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, la práctica del fracking ( especie de panacea universal que resolverá los problemas energéticos de la Humanidad) es todavía incipiente y suscita recelos medioambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandones sus equipos e infraestructura actuales, se deduce que la economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década. El gas natural se presenta como el único sustituto ante una presunta escasez de petróleo, pero este recurso también sigue el mismo camino de inestabilidad, por lo que los principales países desarrollados cuentan con reservas estratégicas de petróleo que destinan exclusivamente para uso en situaciones críticas para garantizar el consumo interno durante un par de meses además de implementar medidas cosméticas de ahorro de energía. Así, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que el Gobierno norteamericano reducirá sus emisiones de gases con efecto invernadero un 28% para 2020 (de alcanzarse el objetivo fijado, supondría ahorrar 250 millones de barriles de petróleo para 2020) y en China, se habría fijado el Plan Energético Quinquenal 2015-2020 con el objetivo de reducir la dependencia del carbón y del petróleo aunque según Greenpeace con un “insuficiente incremento de las energías renovables del 1%", en un país donde el carbón cubre el 70% de las necesidades energéticas y si continúa la tendencia actual, la combustión actual de carbón se duplicará en 15 años.

Declive de la producción de crudo convencional (Peak Oil)
Según la Asociación para el Estudio del Petróleo y el Gas (ASPO), la producción mundial de crudo convencional habría iniciado ya su declive, fenómeno que se explica por medio de los métodos de análisis del geólogo King Hubbert sobre la producción de petróleo de los Estados Unidos, método conocido como la "curva de Hubbert". Hubbert, calculó en 1956 con extraordinaria precisión, la fecha en que los Estados Unidos no podrían producir más petróleo de forma convencional aunque se perforaran más pozos. Así, la producción de petróleo de forma convencional en EEUU alcanzó su máximo nivel en 1970 y después comenzó a declinar, teniendo que importar en el 2005 casi el doble del total de crudo producido en dicho país. La producción actual de petróleo proviene en más de un 60% de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas (Ártico, Amazonas), con mayor coste productivo (120 $) y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales (Ártico, Alaska, Amazonas) y siendo el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones abismal (en una proporción de 4 a 1). Además, según los expertos, el tiempo necesario para poner en marcha a pleno rendimiento un yacimiento es de alrededor de 6 años, por lo que cualquier descubrimiento no podrá entrar en operación hasta después del 2018. Recordar que el 90% de la producción de crudo saudí procede de tan sólo cinco campos maduros y hasta el 60% procedería del megacampo de Ghawar y que los nuevos proyectos de infraestructura petrolera de extracción de crudo considerados como "grandes" (aquellos de más de 500 millones de barriles) en Arabia Saudí para el 2016 son prácticamente inexistentes, lo que aunado con el espectacular incremento de la producción de crudo saudí ( 10, 5 millones de barriles día) para suplir la drástica reducción de la producción de crudo de países como Libia, Siria e Irak, acelerá la fecha de caducidad de sus reservas ociosas.

Según datos publicados por la Administración de Información de Energía de EEUU (AIE), dicho país habría alcanzado una producción mensual de crudo equivalente a 6,5 millones de barriles diarios provenientes de los campos tradicionales y de las nuevas explotaciones de petróleo en roca porosa (Dakota del Norte), pero se estima que alcanzará su cenit en el 2020 y teniendo en cuenta que el consumo doméstico de EEUU se movería en la horquilla de los 16 a los 20 millones de barriles diarios, seguirá siendo importador neto de crudo (el 45% de las importaciones de crudo de EEUU proceden de Oriente Medio y Norte de África), mientras tan sólo el 8% del total importado procede de Venezuela. Por su parte, la producción mexicana también llegó a su cenit en el 2004, pues el principal yacimiento de México es el Cantarell, (que genera las dos terceras partes de la producción mexicana) tiene fecha de caducidad con la perspectiva de convertirse en importador neto de crudo en el horizonte del 2020, Venezuela necesita urgentemente nuevos hallazgos petrolíferos pues caso de seguir el ritmo actual de producción podrían agotarse sus reservas probadas en el 2021, por lo que habría firmado un acuerdo por el que la empresa petroquímica estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo) mientras Noruega aspira a explotar conjuntamente con Rusia la plataforma continental del Mar de Barents (reservas estimadas de más de 7.000 millones de petróleo y gas convencional) ante el agotamiento de sus reservas del Mar del Norte, que alcanzó su cenit en el 2009 ( 6 millones de barriles al día).

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la producción de petróleo en Rusia alcanzó su máximo histórico (11,41 millones de barriles diarios) en el año 1988 cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética, pero tras el declive provocado por la crisis económica del 2008, la producción ha ido “in crescendo” hasta alcanzar los 10,59 millones de barriles por día (bpd) en el 2013 con una fecha de caducidad de 20 años. Además, el acuerdo de cooperación energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción del gasoducto de South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el Mar Mediterráneo permitiría la llegada del gas iraní a la Unión Europea y aliviaría la severa rusodependencia energética europea, relativizando de paso la importancia estratégica de Turquía dentro del Proyecto del Gasoducto Trans-Adriático (TAP) así como el papel relevante de Arabia Saudí y Emiratos Árabes como suministradores de crudo a Occidente, pero tanto Irak como Siria estarían inmersos en procesos internos destructivos fruto de la balcanización implementada por EEUU siguiendo su doctrina del caos ordenado por lo que la exportación de productos petrolíferos de dichos países se antoja harto complicada. En cuanto a Irán, posee, según los expertos, las terceras mayores reservas probadas del mundo de petróleo y gas tras Arabia Saudí e Irak , pero carece de la tecnología suficiente como para extraer el gas en los yacimientos más profundos por lo que precisa de una inversión de unos 155.000 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera y gasista.

El Niño y la nueva crisis alimentaria mundial
Según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el fenómeno metereológico conocido como “El Niño”, tendría ya efectos devastadores en la seguridad alimentaria, medios de vida, nutrición y salud de cerca de 60 millones de personas en todo el mundo, por lo que sería necesaria una ayuda urgente de más de 2.500 millones $ para labores de emergencia y recuperación de infraestructuras., de lo que serían paradigma la brutal seguía padecida por Colombia, Centroamérica, California Vietnam, Etiopía, Timor Oriental y África Austral, inusuales inundaciones en Somalia, Tanzania, Estados sureños de EEUU, Argentina, Paraguay y Uruguay y devastadores incendios en California, Australia, Venezuela e Indonesia.

Por su parte, el economista de la FAO Abdolreza Abbassian, en declaraciones a The Associated Press, ha señalado que para alimentar la población mundial, (que llegará a 9.000 millones de personas en el 2050), se necesitará un incremento de 70% de la producción global de alimentos en los próximos 40 años, tarea que se antoja titánica pues mientras la población mundial crece un 1,55% anual, los rendimientos del trigo (la mayor fuente de proteína en países pobres), habrían sufrido un descenso del 1%. Mención especial merece Egipto, país en el que un tercio de sus 80 millones de habitantes vivirían en el umbral de la pobreza y que se ve obligado a destinar ocho millones de toneladas de trigo anuales ( de los que 6 millones serían importadas), para producir el pan subsidiado, imprescindible para evitar las revueltas sociales del 2007 y lastrado por un desarrollo económico suicida, caracterizado por el crecimiento desmesurado de macrourbes y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de la superficie destinada al cultivo agrícola, por lo que es urgente que revise sus políticas agrícolas y retorne a la arcana costumbre de disponer de reservas propias de granos para situaciones de emergencia.

Además, la Agencia Internacional de la Energía(AIE), en un reciente informe titulado “Perspectivas mundiales de inversión en energía”, advierte que será necesario invertir 48 Billones $ hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 40 $ , imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.020, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desestabilizadores (Nueva Guerra en Oriente Medio). Si a ello le sumamos la intervención de los brokers especulativos en el mercado de futuros de las commodities agrícolas, el resultado sería una espiral de aumentos de precios en las materias primas imposibles de asumir por las economías del Primer Mundo y el finiquito de los Objetivos del Tercer Milenio de reducir el hambre en el mundo, pues según la FAO, desde el 2005 el índice de precios de cereales habría aumentado al doble y el número de desnutridos crónicos en el mundo rozaría en la actualidad los 925 millones de personas.

Todo ello, originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 (rondando los 150 $) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales y la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities agrícolas de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial que afectaría especialmente a las Antillas, México, América Central, Colombia, Venezuela, Bolivia, Egipto,Cuerno de África, Mongolia, Corea del Norte, India, China, Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana y pudiendo pasar la población atrapada en la inanición de los 800 millones actuales a los 1.500 millones en el horizonte del 2.020.