22 de enero de 2016

PELIGRO: SE APROXIMA UNA DEPRESIÓN MUNDIAL

Fotografía: Andy Rain/EPA
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

El artículo que les traigo a este blog fue publicado el 2 de Noviembre del pasado año. Aún no se habían producido los catastróficos días bursátiles mundiales de la primera quincena de Enero de 2016 y los consecutivos hundimientos de las bolsas chinas con sus cierres anticipados incluidos.

No obstante, este texto acierta de lleno en lo que está llegando y ya admiten abierta y atrrradamente los gurús financieros del propio capitalismo (“Véndelo todo”).

La virtud del presente artículo está en que no se queda en las explicaciones prosistema de liberales y keynesianos, algunos de ellos disfrazados incluso de “izquierdistas”, y explica muy bien lo que muchos marxistas hemos afirmado ya sobradamente: que la crisis profunda y sistémica del capitalismo es de sobreproducción, con un consumo artificialmente mantenido a través del crédito masivo hasta que estalló en forma de crisis financiera en los días aciagos de 2007 en USA.

Sin más, les dejo con esta publicación. Espero que les sea útil.

PELIGRO: SE APROXIMA UNA DEPRESIÓN MUNDIAL
Bob Sewell. marxist.com

El Fondo Monetario Internacional se ha visto obligado, no sólo a rebajar sus previsiones de crecimiento en varias ocasiones, sino que ahora anuncian una caída del PIB mundial medido en dólares, la primera desde el año 2009. Se trata de un reflejo del mundo en crisis en el que estamos.

viñeta capitalismoLos economistas del FMI se han visto obligados en varias ocasiones a tragarse sus palabras a medida que la economía mundial, supuestamente en su séptimo año de "recuperación", se ha tambaleado de una crisis a otra. La recesión mundial de 2008-9 fue un momento decisivo. Marcó el comienzo de una crisis prolongada, descrita por Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, como "estancamiento secular".

Los marxistas han descrito este desarrollo como una crisis orgánica del sistema capitalista. Las fuerzas productivas; a saber: la industria, la técnica y la ciencia, han sobrepasado al Estado-nación y la propiedad privada de los medios de producción. El capitalismo ha alcanzado ahora sus límites. Tiene demasiada capacidad, demasiada industria, demasiada tecnología sobre bases capitalistas. Todo es "exceso" para las necesidades del mercado. Esto explica la crisis actual. Ahora dos de los principales bancos del mundo están prediciendo una recesión profunda para el próximo año.

Lawrence Summers ha emitido una severa advertencia: "Los peligros a los que se enfrenta la economía mundial son más graves que en ningún otro momento desde la quiebra de Lehman Brothers en 2008." Estamos totalmente de acuerdo.

Con la economía china - que representa el 30% del crecimiento mundial y el 16% de la producción mundial - ralentizándose junto con las llamadas economías emergentes, la escena está claramente preparada para una nueva recesión mundial. Las exportaciones e importaciones chinas han caído durante varios meses, y los precios de las materias primas están cayendo como una reacción a la caída de la demanda. Esto es un síntoma de una crisis de sobreproducción, o de “exceso de capacidad", como a los economistas capitalistas les gusta llamarlo. Cuando China se desacelera, el mundo se desacelera también. Pero a medida que se desacelera, puede tambalearse hacia una depresión.

En el pasado, China salvó al sistema capitalista de una profunda depresión al aumentar su economía y proporcionar un mercado para los países industrializados occidentales. El crecimiento de China también dio un impulso a las economías emergentes, succionando productos básicos y materias primas. La caída de 2008 fue mitigada por las enormes inversiones que China estaba haciendo en la producción. Se convirtió en una economía impulsada por las exportaciones, contribuyendo enormemente al crecimiento mundial. Todo eso ha cambiado ahora. China se ha desacelerado drásticamente, oficialmente, al 6,9%. Pero las cifras oficiales son en gran parte falsas.

El primer ministro chino, Li Keqiang, dijo el embajador de Estados Unidos, que se basa en tres cosas para juzgar el crecimiento económico: el consumo de electricidad, los volúmenes de transporte de mercancías y los préstamos bancarios.

Sobre esta base, los economistas de Fathom han compilado un "Indicador del Momentum de China" sobre las tres series de cifras. El indicador muestra que el ritmo actual de crecimiento podría ser tan bajo como 3,1%. Los volúmenes de mercancías por ferrocarril están muy por debajo y el consumo de electricidad es prácticamente chato. China va por el mismo camino que Japón, el camino del estancamiento prolongado.

La disminución del crecimiento en China ha llegado a todos los que en gran medida dependen de ella. Corea del Sur es el más expuesto, exportó bienes por valor del 11% de su PIB a China en 2013. Malasia exportó el 9,8% de su PIB a China, y Tailandia el 6,9%. Australia, cuyas materias primas se han mantenido con el crecimiento chino durante años, vendió bienes a China por más del 6% de su economía en el 2013. Todo esto ha llegado a su fin, con importantes implicaciones. Al igual que en los EEUU, cuando China estornuda el resto del mundo se resfría.

Este año, en los mercados emergentes, el flujo comercial se redujo, con las exportaciones cayendo un 8,9% en junio y 13,5% en julio. El PIB de Brasil en términos de dólares se contraerá en 2015 un 19,1%. Rusia disminuirá en un 36%, según datos del FMI.

"Los exportadores de productos básicos y las economías emergentes endeudadas, ahora tendrán que replegarse, al igual que tuvieron que hacerlo hace unos años los países de la eurozona afectados por la crisis", explica Martin Wolf en el Financial Times. Esta reducción simplemente se sumará a la creciente espiral descendente.

La economía de Estados Unidos en el segundo trimestre de 2015 creció un 3,9%, pero la mayor parte de esto se debió a la acumulación de inventarios (stocks no vendidos). El crecimiento en el tercer trimestre alcanzó el 1,5%, que es menor al 1,7% que muchos economistas habían predicho y una caída de más del 60% en comparación con el trimestre anterior. El crecimiento se está desacelerando en los EEUU y ya se ha desacelerado en Japón y la UE. Los EEUU se han jactado de la caída del desempleo a una tasa de 5%. Pero si la fuerza de trabajo fuera del mismo tamaño como lo era en 2008, el desempleo sería de más del 10%.

Todas las contradicciones se acumulan para producir una recesión grave. "El riesgo es que la economía global caiga en una trampa no muy distinta de la que Japón ha estado durante 25 años donde el crecimiento se estancó, pero poco se puede hacer para solucionarlo", dice Martin Wolf.

Wolf describe la situación como "Depresión planificada". Existe "una caída prolongada de la demanda agregada", y no hay respuesta posible. Esto revela la impotencia completa de los estrategas del capital.

Si bien los mercados de valores del mundo han sido cada vez más volátiles, han tendido a seguir subiendo, sobre todo en los EEUU. Este aumento del stock muestra hasta qué punto los mercados de valores están lejos de la economía real, que está dirigiéndose al abismo.

Los bancos estadounidenses han anunciado repetidamente noticias sombrías mientras los ingresos siguen cayendo. Las ganancias de Goldman Sachs cayeron un 40%. JPMorgan Chase informó de una caída del 23% en los ingresos.

Sin embargo, las deudas siguen aumentando en todas partes. La deuda del sector privado, en particular, sigue siendo muy alta. En los EEUU llegó al 160% del PIB en 2007 y casi al 200% en Gran Bretaña, pero China ya ha superado estos niveles. Europa se enfrenta a un largo y prolongado período de crecimiento lento y deflación. Según Wolfgang Munchau, está bajo una "amenaza constante de insolvencia e insurrección política." (FT, 15/6/14) El intento de reducir las deudas en este entorno será "más duro y más sangriento" de lo que hemos visto.

En 2016, las restricciones de la UE entrarán en vigor para acelerar la consolidación fiscal (austeridad). "La conclusión es que el ajuste total después de la crisis será mucho más brutal de lo que fue en Japón hace 20 años", declaró Munchau. "En un entorno como éste yo esperaría la reacción política para ponernos más serios... Incluso si el desapalancamiento pudiera funcionar - que no está claro - no se puede trabajar políticamente ... Al reducir la inestabilidad política, va a terminar creciendo la inestabilidad financiera."

Las empresas están claramente en apuros. Las exportaciones y las importaciones de Estados Unidos han estado cayendo, ya que la demanda se debilita en todas partes. Esto ha significado una caída en las ganancias. Menos ventas significan menos ingresos. Increíblemente, los beneficios, en lugar de caer, en realidad han aumentado, debido principalmente a la reducción de costos y al crédito barato. De hecho, una grieta se ha abierto entre los ingresos y las ganancias, que no puede durar por mucho tiempo. Es como el personaje de dibujos animados que camina por un precipicio pero continuando desafía la gravedad. Han cortado su camino al beneficio. Pero esto tiene sus límites. Con el tiempo, los beneficios caerán.

Este escenario no es el camino hacia una economía vibrante. Pero en el corto plazo, ¡es la manera de crear artificialmente un mercado de valores vibrante!

El mercado está fuera de sintonía con la verdadera crisis que afecta a la economía. Se basa en una situación en que los ingresos de las empresas están cayendo, donde el número de empresas están cayendo, pero el mercado está aumentando. Esto tarde o temprano conducirá a una caída de la bolsa ("corrección").

La economía real se dirige hacia abajo, conforme caen la demanda y la inversión. "En el período hasta 2007, la demanda mundial necesaria fue generada en gran parte por la expansión del crédito y la construcción de viviendas, sobre todo en los EEUU y España", escribe Martin Wolf. "Este motor se queda sin combustible en las crisis occidentales de 2007-9 y las de la zona euro 2010-2013. Esto creó nuestro mundo de tasas de interés cero nominales a corto plazo y cero las reales a largo plazo. La demanda y el producto potencial y el real se han mantenido moderados en estas economías desde entonces."

Esto ha sido descrito como el capitalismo "zombie", donde las tasas de interés históricamente bajas han mantenido a duras penas a las empresas a flote. En el sistema capitalista, el papel de una depresión es limpiar la economía, a través de la "destrucción creativa". Pero se mantienen grandes cantidades de exceso de capacidad, asfixiando al sistema de ganancias.

"Con todo, el exceso de suministro potencial del mundo parece que va a empeorar seguramente. Por eso es tan probable que aumenten las presiones deflacionarias en todo el mundo ", Martin Wolf, FT 13/10/15. En otras palabras, sobreproducción en todas partes. Tenemos un bajo crecimiento, baja inflación y tipos de interés cero, que se suman al estancamiento y a la depresión secular.

Como explicó Marx, "Así es la naturaleza de la producción capitalista, produce sin tener en cuenta los límites del mercado ... El mercado se expande más lentamente que la producción ... llega un momento en que el mercado se manifiesta como demasiado estrecho para la producción. Esto ocurre al final del ciclo. Pero simplemente significa que el mercado está saturado. La sobreproducción es manifiesta."( Marx, Teorías sobre la plusvalía, vol.2, pp. 522 y 524)

Los capitalistas no tienen fe en su sistema. En lugar de invertir, se sientan sobre pilas en efectivo de miles de millones de dólares. ¿Por qué invertir cuando no hay demanda? Alternativamente, esconden su dinero en bonos seguros del gobierno, un refugio seguro en una tormenta.

En el pasado, el comercio mundial fue la fuerza motriz para conducir la producción mundial. Esto ahora se ha quedado sin vapor.

Antes de 2008, el volumen del comercio mundial crecía un 6% al año, según la OMC. En los últimos 3 años, se ha reducido al 2,4%. Ahora, en los primeros 6 meses de 2015, está sufriendo su peor desempeño desde 2009. China se está "reequilibrando" para alejarse de su dependencia de las grandes inversiones y las exportaciones. Los salarios más altos en China están causando que países, como Japón y los EEUU hayan de"re-alinear" sus cadenas de suministro.

2015 marca el quinto año consecutivo en que el crecimiento promedio de las economías emergentes ha disminuido, arrastrando hacia abajo el crecimiento mundial en el proceso.

La globalización se está desacelerando. El comercio mundial se está estancando. El volumen del comercio mundial se redujo en mayo (2015) en un 1,2%. Ha caído en 4 de los 5 primeros meses de 2015. La Ronda de Doha de negociaciones viene prolongándose desde hace 14 años y se ha estancado. Ahora vemos el surgimiento de bloques regionales. El último es el TPP, lo que podría cubrir el 40% de la economía mundial, pero tiene muchos cabos sueltos y necesita ser ratificado por una gran cantidad de países, incluidos los EEUU. Pero nada es seguro. Obama puede estar fuera del gobierno antes de que nada sea ratificado, sobre todo con un Congreso hostil.

La inversión mundial - la clave para cualquier auge – va a continuar cayendo. Durante varios años, las economías emergentes invirtieron fuertemente, pero esto ahora se ha ralentizado, dado el exceso de capacidad que afecta a sus economías. Hay un crecimiento más lento del comercio mientras los bienes de capital son más intensivos en el comercio. Menor inversión también significa una menor productividad del trabajo. La productividad en los EEUU está creciendo a un decepcionante 0,6% por año. Esto también significa que los niveles de vida más bajos. El FMI advierte que el nivel de vida crecerá más lentamente que antes de 2008, una triste realidad a la que se enfrentan las personas que trabajan.

Todos coinciden en que la crisis de 2008 ha bajado de forma permanente la tasa de crecimiento. Se ha dado paso a una nueva época de la crisis capitalista. Ese es el significado del estancamiento secular. Se pronostica que el crecimiento potencial en los países capitalistas avanzados es de un 1,6% al año de aquí a 2020, muy por debajo del potencial de producción de 2,25% antes de la crisis de 2008.

Los informes del FMI están llenos de tristeza. Ellos han rebajado sus previsiones en varias ocasiones, esperando esteaño el crecimiento más lento de la economía mundial desde el año 2008. Este año, las exportaciones e importaciones en los EEUU han caído, lo que refleja la debilidad general de la economía mundial. Esto ha afectado al mercado laboral de Estados Unidos, que también ha disminuido. "Desde julio, el FMI ha dispersado signos negativos en todas sus previsiones", afirma el Financial Times.

Esto refleja la grave situación del capitalismo mundial en la actualidad. Esta depresión dará paso a una nueva recesión mundial. Sin embargo, esta vez la clase dominante se ha quedado sin munición para evitar que esta recesión se convierta en una nueva depresión. Mientras el capitalismo dure, la crisis y la austeridad estarán a la orden del día. Ha llegado el momento de poner fin a esta pesadilla.

21 de enero de 2016

ENERO 2016: UN NUEVO MOMENTO DE LA CRISIS MUNDIAL

Óscar Ugarteche. Alainet

La crisis que comenzó en agosto del 2007 ha entrado en una nueva fase. Hay los que siguen la crisis por regiones: Estados Unidos – Europa – América Latina - Asia. Otros la siguen por el lado más financiero y la ven como crisis hipotecaria, crisis de las bolsas. Nosotros preferimos ver la crisis como un proceso que amarra lo financiero con el sector real de la economía afectando al mundo entero en todos los casos. Solo que el impacto sobre el mundo no es homogéneo. Por ejemplo, la baja de las tasas de interés en el 2008 llevó a un auge en los precios de los commodities y a una devaluación del dólar. El efecto fue una apreciación de los tipos de cambio del resto del mundo y una acumulación de reservas fruto de los excedentes comerciales. Este fortalecimiento cambiario llevó a un auge en los flujos de capital del norte al sur haciendo que las bolsas de valores en los países del sur observaran un auge, de la mano de los auges en los precios de los bienes raíces y del precio de los commodities. El resultado fue un espejismo de crecimiento en África y América Latina, exportadores de materias primas.

Cuando colapsó el mercado hipotecario en agosto del 2007 y luego la banca de inversión, a partir de marzo del 2008, el problema financiero se transformó en económico. La apertura de dos velocidades de crecimiento fue muy útil para los capitales estancados en los mercados maduros que se movieron a los llamados emergentes. La aspiradora global comenzó a operar sacándose riqueza desde los emergentes hacia el centro, en el mejor espíritu de la teoría de la dependencia. No obstante, se generó una acumulación de reservas que hipotéticamente debería estabilizar los tipos de cambio. Eso decía la teoría económica convencional. Pero, los tipos de cambio se han transformado en un commodity más, que se transa en el mercado cambiario de Londres, de forma que hay un mercado offshore cambiario muy importante (ver SWIFT). Los ataques cambiarios se hacen en Londres y no en Ciudad de México, Moscú, Sao Paulo o Shanghái. Por eso no se pierden reservas cuando los tipos de cambio se desploman. Las pérdidas de reservas no son porque se fugan los capitales sino porque el Banco Central del país intenta frenar la caída. Es una lógica distinta que hace una década.

El 16 de junio del 2013 el presidente del FED, Banco Central estadounidense, anunció que “seguramente” se iba a terminar el programa de expansión crediticia instalado en el 2008 y que “probablemente” se alzaría las tasas de interés. Esta advertencia peculiar se hizo para cambiar las expectativas sobre el dólar y que los mercados comenzaran a ajustarse. Eso hicieron y los precios de los commodities iniciaron su vuelo de descenso de la mano de ajustes sobre tipos de cambio y bolsas de valores. Entre junio del 2013 y diciembre del 2015 el índice de precios de todos los commodities de IndexMundi descendió a la mitad de 179 a 90, con base 2005=100. Los términos de intercambio de América Latina del 2014 al 2015 se cayeron de 102.9 a 90.2, según el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2015 de la CEPAL. El país a quien más se le cayó fue a Colombia, a 71.9 y a los que menos se le contrajeron fueron a Uruguay y México, posiblemente por sus estructuras exportadoras industriales. Los índices de valor unitario de las exportaciones con base 2010=100 se cayeron para todos, siendo Colombia el más afectado igualmente.


En América Latina cayeron todas las bolsas, menos la argentina; todos los tipos de cambio se devaluaron, menos el boliviano, y las exportaciones se contrajeron para todos, llevándose de las narices el crecimiento del PIB. Esto fue acompañado por un creciente malestar social. El discurso sobre el éxito de las reformas y el blindaje cambiario, ambos ideológicos, terminó. No se incorpora Venezuela a este análisis de países medianos y grandes de la región por las distorsiones económicas y políticas existentes. Venezuela merece un estudio separado y no es comparable. Lo que se aprecia en el gráfico es que la tasa de crecimiento a partir de las reformas económicas (1985-2003) estuvo en el vecindario de 2% promedio y que tras un breve auge (2003-2011) está de regreso al mismo 2% aproximado. Esta es una tasa insuficiente para absorber la fuerza de trabajo, lo que tendría que haber sido el objeto de las reformas económicas.


El encuadre mostrado se anticipaba como el escenario donde ocurriría el alza de las tasa de interés de Estados Unidos que, según dijo Yellen en junio del 2014, sería en cuartos de punto a la vez, en la eventualidad que se dieran. La interrogante que ronda en el análisis de las economías maduras es si es posible vivir permanentemente con tasas de interés cero, tasas de crecimiento cercanas a cero y tasas de inflación bordeando la deflación y si pueden, en ese marco, subir las tasas de interés sin tumbarse el consumo. Japón está estancado con deflación desde 1991 y con pequeñas variaciones no se ve que esté saliendo del estancamiento con deflación tras veinticinco años. Se reconoce la deflación cuando los compradores postergan la compra esperando un descenso de precios en un futuro cercano, dice Keynes. Otra definición de deflación es cuando los precios finales suben menos que los costes de producción. Una interrogante de Yellen y los banqueros centrales estadounidenses era si podían subir la tasa y qué efectos podría tener dado el borde deflacionario en que está el G7. El manejo de las expectativas estaba clarísimo y no se anticipaba un impacto del alza de la tasa mayor al ya ocurrido en commodities y flujos de capital. Ahora, a mediados de enero del 2016, a cuatro semanas del anuncio de alza de la tasa de referencia en 0.25%, se aprecia que estaban errados cuando todas las bolsas están en picada junto con los mercados de commodities y los mercados cambiarios.

Irving Fisher escribió en 1931 que en los auges y depresiones, hay dos factores dominantes, el sobreendeudamiento para comenzar y la deflación que le sigue poco después. En breve, los grandes actores malos son perturbaciones de deudas y perturbaciones en el nivel de precios. La tabla a continuación muestra el nivel de precios de las economías maduras que va entre Alemania, el mejor posicionado con 0.1%, y España el peor con -0.6%. El promedio de las cinco economías debajo es 0%. Japón tiene tasas negativas. En este marco, un alza de las tasas de interés golpea a los costes de producción de inmediato pero eso no se traslada a los precios de venta y se produce entonces una crisis mayor al estancamiento en que están esas cinco economías desde el 2008. Lo significativo es que los índices inflacionarios están bajando peligrosamente en América latina. La buena noticia de la depreciación inyectada por los ataques cambiarios es el efecto inflacionario. La mala noticia es el estancamiento derivado de la baja del consumo por el alza de los costos de productos importados.


El anuncio de Janet Yellen del 16 de diciembre de que las referencias de la tasa de interés serían incrementadas en 0.25% tuvieron un impacto demoledor encubierto por las fiestas de fin de año. El 29 de diciembre del 2015, la bolsa de Nueva York medida por el índice Dow Jones industrial inició su ruta de descenso de 17,720 puntos que se encontraba entonces a 15,988 el 15 de enero del 2016. En simultáneo se cayeron Londres, París y Frankfurt. Dos días más tarde, el novedoso mercado de Shanghai, que le abrió sus puertas a los extranjeros en noviembre del 2014, se desplomó y debió cerrar porque los precios variaron más de 7%. Las bolsas sudamericanas y todas las otras del mundo que ya estaban afectadas desde el 2013, se precipitaron desde el 29 de diciembre incluyendo la bolsa argentina que fue saludable dos semanas previas, antes de la apertura del cepo cambiario.

Lo primero que salta a la vista es que el descenso comenzó alrededor del día 22 de diciembre y que después del 29 en occidente y 30 de diciembre en Asia, se desploman. Entre los mercados de valores que peor les fueron están: Buenos Aires (con el cepo recién retirado), Shanghái, Brasil, Alemania y Japón. Los que perdieron menos fueron Corea del Sur, Colombia, Chile y México. Más allá del desplome de los mercados, está su impacto en el tipo de cambio de los países, con el efecto de estos sobre las importaciones y los costos de la deuda. Las perspectivas de crecimiento para el 2016 reajustadas para abajo por el FMI y el Banco Mundial, a inicios de diciembre, deberán ser revisadas a la baja nuevamente. Peor con el acompañamiento que a esta baja en bolsas que tuvo en los precios de los commodities. Con tendencias declinantes de crecimiento hay varias cosas ciertas: China no es el problema, los tipos de cambio no están blindados y las reformas económicas no garantizan el crecimiento económico. El problema es que la crisis del 2008 no está resuelta en términos productivos y a ello se suman las políticas de austeridad europeas, el estancamiento japonés y el ajuste estadounidense, que han llevado a una situación de deflación a partir del 2012 que se está contagiando (ver Graña, “la deflación”). Estados Unidos tendrá su mayor déficit fiscal en el año 2016 desde los años antes de la crisis con las respectivas consecuencias sobre la demanda de crédito y el costo de la misma con las tasas subidas. Nueve años después del inicio de la crisis, el mundo se prepara para unificar el crecimiento de las economías emergentes de crecimiento rápido con las tortugas maduras del G7.

Estados Unidos, con un desempleo 7% por encima de lo formalmente anunciado, porque se esconde que la fuerza de trabajo se ha encogido en esa proporción (ver Ugarteche “No nos hagamos tontos”, ALAI 2015) y una recuperación económica anémica, no puede intentar regresar la tasa de interés a su nivel histórico de 6%. La recuperación del consumo sobre la base de tasas de interés de 0% puede quedar en cuestión. Si se cae el consumo en USA entonces su PIB se contrae y se lleva a México de narices. Con la contracción de la demanda de materias primas de Europa occidental, Estados Unidos y Japón, todo está centrado en cuanto crece China, pero es abusivo pensar que China sea responsable de lo que ocurre en el mundo, además de equivocado.


El análisis del Wall St Journal sobre lo que está ocurriendo afirma que las cosas están mejor en Estados Unidos porque el peso de la deuda de las familias ha bajado de 130% a 103% de su ingreso anual. La interrogante es cómo se paga esa deuda cuando los salarios no suben porque hay deflación y las tasas de interés si suben. Las deudas de educación están a la vista como un problema mayor para las familias. El otro problema es que el multiplicador del gasto fiscal en defensa ya no parece operar si la evidencia de la última década es un ejemplo. De la invasión a Irak a los ataques en Siria, no hay rehabilitación del PIB. Las mejores guerras en este escenario son cambiarias, como han mostrado los ataques contra el Real, el Rublo y el Yuan en los últimos tres años. Eso, sin embargo, no ayuda a la recuperación del PIB americano ni menos mundial, pero si ayuda a destruir el PIB de la moneda atacada. El más reciente ataque es contra el Yuan.

La perspectiva del 2016, en este marco, es muy imprevisible. Pueden ocurrir tres cosas: subir la tasa de interés nuevamente, y ver otro remezón como el que se acaba de ver en diciembre; revertir la decisión y regresar la tasa a 0 en Estados Unidos y esperar que eso aligere las cosas o, dejar todo como está. Los capitales, en este contexto, se van a mover más rápidamente por el mundo, creando más inestabilidad y transfiriendo la inestabilidad al crecimiento. El crecimiento hacia adentro de China lo protegerá parcialmente de las remecidas que vienen del exterior. La inestabilidad que llega por el mercado de valores de Shanghái abierto al capital internacional es innegable dado que es una condición para convertir a su moneda en reserva internacional. Sus propios problemas de deuda serán los que puedan afectar la dinámica interna. Pero para América Latina en el 2016, el problema es la deflación de occidente y la tasa de interés de Estados Unidos y no la tasa de crecimiento de China que es afortunadamente del 6.9%.


20 de enero de 2016

BANCA EN LA SOMBRA

Cómo ha privatizado Wall Street la creación de dinero

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Probablemente algunos de ustedes hayan empezado a oír hablar de términos como mercado financiero oculto o de banca en la sombra. Nos estamos refiriendo a lo que en inglés se conoce también como OTC: Over the Counter. Se trata de la parte del sistema financiero no regulado.

En ocasiones grandes empresas necesitan dirigirse a él para financiarse porque dentro del mercado financiero regulado lo tienen más difícil o a un precio del dinero más caro.

Son multitud de miles de entidades que se mueven dentro de un circuito “discreto” y desconocido para él gran público. Sus figuras más conocidas son los fondos buitre que en estos años de la crisis han hecho su agosto especulando y comprando activos, a precios muy ventajosos, como bloques enteros de viviendas que, o bien no han logrado salir al mercado o bien lo hicieron con titularidad pública y las propias instituciones políticas permiten el cambio de su denominación jurídica permitiendo su compra por parte de estos tiburones.

Aunque este artículo tiene algo más de 4 años, lo cierto es que cada vez oirán ustedes hablar de este área oculta y no regulada de la economía y probablemente lo escuchen en relación con otra expresión de la que han leído y escuchado mucho en estos años de la crisis capitalista: burbuja financiera. Y lo peor es que es difícil estimar su tamaño porque se desconoce cuánto dinero real mueve, salvo por algunas estimaciones que hace periódicamente el Banco Internacional de Pagos de Basilea de este sector del sistema financiero.

Sin más, les dejo con este interesante artículo.

BANCA EN LA SOMBRA
Mike Whitney. CounterPunch
Traducción de Enrique Prudencio

Los reguladores están preocupados por el crecimiento imparable de la banca en la sombra y tienen razones para estarlo. Los bancos en la sombra estuvieron en el núcleo de la última crisis financiera y estarán en el núcleo de la próxima crisis financiera también. De eso no hay duda. Resulta sencillamente imposible mantener un sistema en el que instituciones financieras no-bancos, no-reguladas, sean capaces de crear su propio dinero (crédito) sin control o supervisión. El dinero que crean mediante operaciones al margen los balances oficiales, sin titulación, sin informes,
u otras actividades de mega-apalancamiento, inflan la economía, crean demanda artificial, bajan la tasa de paro y alimentan el crecimiento. Pero cuando el ciclo se invierte de golpe (y las deudas dejan de pagarse a su vencimiento), entonces los bancos en la sombra, raquíticamente capitalizados, empiezan quebrar uno tras otro, creando una conexión en cadena de bancarrotas de la contraparte que empuja las acciones, que caen en picado mientras la economía entra en una depresión de largo plazo.

¿No suena familiar?

El motivo por el que la economía global se encuentra aún en ruinas después de 5 años del colapso de Lehman Brothers, es este sistema profundamente defectuoso, que ha generado previamente el 40% del crédito en la economía de Estados Unidos cuando estaba aún en el modo de reconstrucción. Pero ahora, según un nuevo informe del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB en sus siglas en inglés), la banca en la sombra ha hecho su reaparición y es mas grande que nunca. El FSB ha descubierto que los activos en poder de los bancos en la sombra han aumentado hasta $67 trillones*, una suma casi tan alta como el PIB global $69,97 trillones* y mayor que los $62 trillones* que se encontraban en el sistema antes del comienzo de la crisis de 2008. Cuanto más crezcan los bancos en la sombra, mayor será la probabilidad de otra crisis financiera.

¿Qué es por tanto la banca en la sombra y cómo funciona?

Así es como Investopedia define el término:

Son los intermediarios financieros involucrados en la creación de crédito a través del sistema financiero global, pero cuyos miembros no están sujetos a vigilancia regulatoria. El sistema de banca en la sombra también se refiere a actividades no reguladas por instituciones reguladoras.

Son ejemplos de intermediarios no sujetos a regulación los fondos buitre, los derivados financieros y otros instrumentos financieros que no cotizan en bolsa. Ejemplos de actividades no reguladas por instituciones reguladoras incluyen los swaps de incumplimiento crediticio.

El sistema de banca en la sombra ha eludido la regulación primeramente porque no aceptaba depósitos como la banca tradicional. Por ello, muchas de las instituciones e instrumentos eran capaces de desenvolverse en un nivel de mercado más alto, créditos y riesgos de liquidez y no tenían requisitos de capital inmovilizado equivalentes a esos riesgos. Con posterioridad a la crisis de las hipotecas subprime de 2008, las actividades del sistema de banca en la sombra fue objeto de creciente escrutinio y regulación.
” (Investopedia)

La banca en la sombra puede haber “sido objeto de un creciente escrutinio”, pero no se ha tomado una maldita medida para solventar los problemas. Los bancos y los miembros de sus lobbys han rechazado todas las reformas sensatas que hubiesen hecho seguro el sistema. En lugar de eso, nos encontramos de nuevo en el punto de partida, con el crédito en expansión a paso de gigante y limitados por lo que Paul McCulley de Pimcos denominó “una sopa de letras apalancada por conductos de inversión no bancarios, vehículos y estructuras”. Lo que estamos viendo es en esencia la privatización de la creación de dinero. Las instituciones financieras de propiedad privada de toda laya están incrementando la cantidad de dinero que circula en el sistema aunque la garantía subyacente que está utilizando puede ser poco fiable e incluso así no tienen capital suficiente para atender la demanda si hay un fallo de liquidez en el sistema.

Permítanme explicarlo: cuando el banco emite una hipoteca, se requiere mantener una cierta cantidad de capital contra el préstamo por si resulta impagado. Pero si el banco bursatiliza la hipoteca, es decir, si corta la hipoteca en rodajas, las mezcla con las rodajas de otras hipotecas y vende el resultado como un bono (título respaldado por hipoteca), el banco ya no necesita mantener capital contra el activo. En otras palabras, el banco ha creado dinero (crédito) del aire. Este es el objetivo final de la banca, maximizar los beneficios con 0,0 de capital.

Entonces, ¿en que se diferencia de la falsificación y la estafa?

No hay diferencia en absoluto. Los bancos están creando “cuasi dinero” o lo que Marx denominaba “capital ficticio” sin recursos suficientes, sin supervisión y sin la mínima consideración por el daño que puedan infligirle a la economía real cuando su ponzoñosa estafa explota. Lo que importa son los beneficios, todo lo demás es secundario.

Vivimos en una economía en la que el Banco Central ya no controla el suministro de moneda en circulación. Las tasas de interés solo representan un pequeño papel en este nuevo paradigma donde los especuladores orientados al riesgo pueden impulsar dinero en sentido amplio por magnitudes de muchos órdenes, simplemente incrementando sus niveles de endeudamiento. Este nuevo fenómeno ha intensificado la inestabilidad sistémica y ha causado un perjuicio incalculable a la economía real. Hay que tener en cuenta que la zona cero de la crisis financiera fue un banco en la sombra llamado The Reserve Primary Fund (fondo primario de reserva). Ahí fue donde comenzó realmente el problema.

En 2008, el Fondo Primario de Reserva (el cual había prestado a Lehman 785 millones de dólares y recibido documentos a corto plazo denominados papel comercial) no pudo hacer frente a las retiradas de dinero por parte de sus clientes preocupados por la salud financiera de sus fondos. La súbita pérdida de confianza desató una carrera en los mercados de capitales que hundió las acciones. Así lo resumía Bloomberg:

“Este martes 16 de septiembre continúa la caída del Reserve Primary. Entre el anuncio del capítulo 11 de Lehman y las 3 de la tarde del martes, los inversores retiraron 39,9 billones de dólares, más de la mitad del fondo de activos, según Crane Data.

“Los administradores del Reserve indicaron a los empleados que vendieran la deuda de Lehman, según el SEC.

“No pudieron encontrar un comprador.

“A las 4 de la tarde los administradores determinaron que la inversión de 785 millones de dólares tenía un valor 0. Después de todo el dinero retirado por los clientes, el valor de la acción cayó a 97 centavos.

“Log Mason, Janus Capital Group Inc., Northern Trust Corp., Evergreen y Banka of America y la unidad de inversiones de Corp. Columbia Management, inyectaron entre todos efectivo en sus fondos para apuntalar las pérdidas o comprar activos de ellos. Putman cerró su Prime Money Market Fund el 18 de septiembre y después vendió sus activos a Federated Investors, domiciliado en Pittsburg.

“Al menos 20 gerentes de fondos monetarios fueron forzados a buscar respaldo financiero o a vender participaciones para mantener activos por valor de 1 dólar, según documentos colgados en el portal WEB SEC”
(“Sleep-At-Night-Money perdió en Lehman Lesson 63 billones dolares”, Bloomberg)

La noticia de que Primary Reserve había quebrado desató el pánico que rápidamente se extendió por todos los mercados del mundo dejando las acciones en caída libre. Primary Reserve fue la primera causa de la crisis financiera y del crash mundial, no las hipotecas subprime ni Lehman Brothers. Este hecho se tergiversa por parte de los medios para ocultar los peligros inherentes al sistema en la sombra, un sistema que no es más que una artimaña propensa a crear crisis hoy día como lo fue en septiembre de 2008.

Aunque existen formas para conseguir que la banca en la sombra sea más segura, los bancos y los lobbys que trabajan para ellos se resisten a cambiar el sistema actual. Recientemente los bancos enviaron una sorprendente rendición a la Presidenta de la Comisión del Mercado de Valores Mary Schapiro que había estado presionando para conseguir cambios menores en las cuentas del mercado de valores con el fin de hacer más segura esta área crítica del sistema de banca en la sombra para que resultase menos propensa a crear el pánico bancario. La derrota de la señora Schapiro a manos de la todopoderosa industria de los servicios financieros, envió ondas de choque a través de Washington donde incluso amigos acérrimos de Wall Street como Ben Bernanker y el Secretario del Tesoro Timothy Geithner, se levantaron de sus asientos y tomaron buena nota. Desde entonces se han unido a la lucha para llevar a cabo modestas regulaciones en un sistema de mercado de capitales fuera de control que amenaza colapsar el sistema financiero por segunda vez en menos de una década.

Hay que tener en cuenta que los cambios que pretenden introducir Geithner, Bernanke y Schapiro son exiguos bajo cualquier punto de vista. Consistirían en un valor del activo neto flotante, o precio compartido, en vez de su actual precio fijo, o más capital para respaldar las inversiones en el fondo del mercado monetario (solo el 3%) en caso de que cunda el pánico y los inversores deseen retirar su dinero con rapidez. Parece razonable, ¿verdad? Aún así, los bancos han rechazado de plano cualquier cambio. Creen que tienen el derecho a engañar a los inversores sobre los riegos que corre su dinero en cuentas del mercado monetario sin estar aseguradas. No creen que deban tener suficiente capital en caja para cubrir retiradas masivas de dinero en el caso de que un banco quiebre. Han decidido que los beneficios son más importantes para ellos que la responsabilidad social o la estabilidad del sistema.

Hasta el momento, Wall Street ha rechazado todos los intentos de reforma regulatoria. Los bancos y sus aliados en el Congreso han hecho picadillo la Dodd Frank, la ley de reforma que se suponía que tenía que presentar para evitar otra crisis financiera.

Así lo resumía Matt Taibbi en un reciente artículo en Rolling Stone:

En 2.300 páginas, la nueva ley reescribió las reglas para Wall Street. Esta ley iba a acabar con el crédito predatorio en los mercados hipotecarios, reprimir cargos ocultos y multas en los contratos de crédito y a crear una nueva y potente Oficina de Protección Financiera del Consumidor para proteger al consumidor normal. A los bancos se les prohibiría jugar a la ruleta financiera con el dinero de los contribuyentes y una nueva batería de normas limitaría la libertad actual de los especuladores de hacer los tipos de apuestas de asnos enloquecidos que causan picos salvajes en los precios de los alimentos y la energía. Habría más ADIGs y el mundo no volvería nunca más a experimentar un Apocalipsis financiero cuando un banco como Lehman Brothers se fuera a la bancarrota.

Y lo que es más importante, que aunque cualquiera de esas mierdas diabólicas vuelvan a la bancarrota otra vez, Dodd-Frank garantiza que no se pretenderá que pagemos por ello. “Al pueblo norteamericano nunca más se le pedirá pagar la cuenta por los errores de Wall Street. Obama prometió “que no habría más fondos de los contribuyentes para los rescates. Punto.”

Dos años después, Dodd-Frank está gimiendo en su lecho de muerte. La gigantesca ley de la reforma se transformó en el pez que picó el cebo de la caña del Viejo de Heminguay**: No había terminado de agarrarlo cuando los tiburones lo dejaron en las raspas antes de llegar a la orilla.”
(“Cómo se cargó Wall Street la Reforma Financiera”, Matt Taibisi, Rolling Stone).

El Congreso, la Casa Blanca y la SEC son los responsables del frágil estado del sistema financiero y del hecho de que la banca en la sombra no haya sido sometida a la supervisión obligatoria. Este basurero debería haberse limpiado hace mucho tiempo y en vez de eso la banca en la sombra está experimentando un crecimiento acelerado, añadiendo trillones* al suministro de dinero y empujando el sistema hacia el desastre. Esto es espantoso.

* La expresión trillón proviene del término “trillion” que se usa en la literatura financiera norteamericana, que no debe ser traducido a trillón de euros (no hay tanto dinero en el mundo, ni en dólares ni en euros) sino a billón o, en concreto, a “millón de millones”.
** Se refiere a la famosa novela: “El viejo y el mar”

19 de enero de 2016

TRABAJO Y PRODUCCIÓN: ¿CATEGORÍAS HISTÓRICAS O FUNDAMENTOS UNIVERSALES DE UNA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA?

Adrián Piva. Herramienta

Introducción
Entre los tantos debates que se han suscitado en el campo de la teoría marxista hay dos que parecen poner en cuestión sus propios fundamentos. El primero, más reciente, es el debate en torno al carácter histórico (capitalista) o transhistórico (aplicable a todas la épocas y sociedades) de la categoría “trabajo”.[1] En este debate, sin embargo, muchas veces aparecen mezclados problemas que, si bien se encuentran entrelazados, deben distinguirse: a) la cuestión del carácter histórico de la dualidad trabajo concreto/trabajo abstracto y, por lo tanto, del alcance temporal y espacial de su aplicación; b) el problema del lugar del trabajo en diferentes sociedades y épocas históricas; c) el problema del trabajo como objeto, es decir, en qué medida la designación de un conjunto de actividades como trabajo es extensible a sociedades diferentes de la capitalista. El segundo debate es el referido a la validez de la denominada “determinación de lo económico en última instancia”. Es decir: a) ¿es un principio metodológico válido, aun para la sociedad capitalista, aquel según el cual las contradicciones situadas en el nivel de las relaciones sociales de producción –las que entablan los hombres para producir y reproducir sus condiciones materiales de existencia (producción y distribución de los valores de uso mediante los que satisfacen sus necesidades)– son determinantes de la estructura y dinámica de la sociedad en su conjunto?; y b) incluso siendo cierto para la sociedad capitalista, ¿es un principio válido para cualquier sociedad y época histórica? Si bien se trata de dos debates diferentes, se encuentran entrelazados por la centralidad explicativa de la producción material en la teoría marxista.[2] Aquí intentaremos unas breves reflexiones sobre la relación entre ambos problemas.

La generalización de la producción mercantil
Marx comienza El capital con una afirmación muy conocida: “La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías, y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza” (Marx, 1998: 43). Es decir, en todas las épocas históricas los hombres y las mujeres han debido producir valores de uso (riqueza material) con el fin de satisfacer sus necesidades, pero sólo en las sociedades capitalistas la gran mayoría de los valores de uso son, al mismo tiempo, portadores de valor y, por lo tanto, mercancías. Sin duda, el intercambio mercantil ha existido desde mucho antes que el capitalismo surgiera y se desarrollara, pero siempre había ocupado un lugar secundario, subordinado. La mayor parte de la producción no se orientaba al intercambio sino al consumo de los propios productores, al pago en especie de los distintos tipos de tributos, etc. Es una particularidad del capitalismo que la producción sea generalizadamente producción de mercancías, de valores de uso para el intercambio. ¿Cuál es la explicación de este hecho? La relación social capitalista tiene su origen en la separación del productor directo respecto de los medios de producción. La desposesión de los productores de los medios de producción los obliga, como único recurso de satisfacer sus necesidades, a vender su fuerza de trabajo. Esto significa que una cualidad suya, su capacidad de trabajar, se transforma en mercancía, en una cosa respecto de la cual se comportan como propietarios y que (si los trabajadores quieren sobrevivir) deben vender. Frente a ellos, los medios de producción de los que fueron separados aparecen como capital, propiedad de los capitalistas, quienes pueden –si esperan obtener una ganancia– comprar la fuerza de trabajo a los trabajadores. En la medida en que la propia capacidad de trabajar de los obreros se convierte en mercancía y que, por lo tanto, tiene un valor representado por una cantidad de dinero (el salario), todos los demás valores de uso se convierten también en mercancías. Ello se debe a que la transformación del trabajador en trabajador asalariado es, al mismo tiempo, la creación de un mercado y, por consiguiente, la generalización de la producción como producción de mercancías. Si debía existir mercado para que el capitalismo surgiera es el surgimiento del capitalismo el que lo extiende hasta ocupar toda la sociedad.

Este proceso que acabamos de describir tiene dos consecuencias importantes para los problemas que nos proponemos abordar. En primer lugar, con la extensión de las relaciones mercantiles el trabajo se convierte en el principal articulador de la sociedad. En segundo lugar, la obtención de plusvalor (que el capitalista ve como su ganancia) se transforma en el principal fin de la producción dominada por los capitalistas. Veamos cada una de estas consecuencias por separado.

El trabajo como articulador de las sociedades capitalistas
La sociedad capitalista es, en primer lugar, una sociedad de producción de mercancías. Pero, considerada desde esta perspectiva, lo que la caracteriza es que los productos del trabajo se enfrentan como productos de trabajos privados independientes. El trabajo se desarrolla como actividad privada en cada una de las unidades productivas aisladas (las empresas capitalistas) y sólo en el intercambio de sus productos se pone de manifiesto que ese trabajo gastado de manera privada es una parte del trabajo socialmente necesario. Es decir, las conexiones sociales entre unidades privadas aisladas se establecen en el intercambio.[3] Una vez vendidas las mercancías, los trabajos de los distintos grupos de obreros de las diferentes empresas capitalistas de cada una de las ramas de producción son una parte del trabajo social total. Considerados como partes del trabajo de toda la sociedad esos trabajos no se diferencian. Son simple gasto de músculos, nervios, cerebro, trabajo humano indiferenciado sin importar qué valor de uso produce y, por lo tanto, sin importar la forma en que se gasta: trabajo abstracto. Cuando intercambiamos, entonces, comparamos e igualamos nuestros trabajos (lo hacemos aunque no lo sabemos) y es sólo por ese acto de igualación en el intercambio que nuestros trabajos se convierten en trabajo de la sociedad.

De modo que gastamos cotidianamente nuestro trabajo de manera privada, aislados unos grupos de trabajadores de los otros. Mientras hacemos eso desarrollamos tareas determinadas: somos albañiles, taxistas, médicos, metalúrgicos. Realizamos trabajos concretos que arrojan como resultado cosas (bienes y servicios) que satisfacen necesidades: valores de uso. Pero sólo nos conectamos socialmente unos con otros a través de la igualación de nuestros trabajos en el mercado. Allí las mercancías solo cuentan como cosas de valor, como condensaciones de cantidades de trabajo abstracto y sólo en virtud de ello nuestros trabajos privados son parte del trabajo social. La sociedad, por lo tanto, sólo se articula por medio de la comparación de los trabajos en el mercado.

Pero los capitalistas no compran nuestra fuerza de trabajo para producir cosas que satisfagan necesidades; producir valores de uso es solamente un medio para producir valor. De ese modo, nuestra capacidad de producir cosas útiles se encuentra subordinada a la producción de valor, en realidad, de plusvalor.

El plusvalor como fin de la producción y la transformación de la sociedad en medio de valorización del capital
1) Los capitalistas compran fuerza de trabajo para obtener ganancia y la ganancia no es otra cosa que el plusvalor producido por los trabajadores. La fuerza de trabajo, como cualquier otra mercancía, tiene valor y valor de uso. Su valor está regulado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de una canasta de bienes que el trabajador y su familia necesitan consumir para reproducirse. Pero el valor de uso de la fuerza de trabajo es el trabajo. Por lo tanto, el capitalista compra la capacidad de trabajar del trabajador y la consume todo el tiempo que puede. Cada hora de trabajo el obrero crea valor nuevo y más allá del punto en que crea un valor que repone el de su salario crea plusvalor, ganancia para el capitalista.

De esto se sigue una relación antagónica entre capital y trabajo asalariado. Los dos factores que determinan la magnitud del plusvalor son el salario y la jornada laboral. Cuanto menor el salario (dada una jornada laboral), menor el tiempo que los obreros destinan a la creación de un valor igual a su salario, y por lo tanto, mayor el tiempo que destinan a la creación de plusvalor, y viceversa. El salario tiene un mínimo, determinado por lo necesario para que el trabajador y su familia no enfermen y mueran,[4] y un máximo en ya que debe existir plusvalor, si no, el capitalista no compraría fuerza de trabajo. Dentro de ese mínimo y ese máximo la determinación del salario es resultado de la lucha. Respecto de la jornada laboral ocurre algo parecido. Cuanto más larga la jornada laboral (dado un salario), mayor el plusvalor, y viceversa. La jornada de trabajo también tiene un máximo, aquel punto en que el obrero si sigue trabajando empieza a destruir prematuramente su cuerpo y, con él, su capacidad de trabajar[5], y un mínimo porque debe existir plusvalor. Dentro de ese mínimo y ese máximo también decide la lucha. Se establece así una contradicción entre capital y trabajo asalariado que explica la dinámica conflictiva y, junto con lo que exponemos en lo que sigue, la tendencia a crisis recurrentes de las sociedades capitalistas.

2) Por otra parte, la búsqueda del plusvalor se desarrolla bajo la presión de la competencia. Los trabajadores compiten en el mercado por vender su fuerza de trabajo so pena de caer en la indigencia, en el extremo de morir de hambre. Pero los capitalistas son impulsados a producir y realizar (por medio de la venta de las mercancías producidas) la mayor cantidad de plusvalor so pena de morir como capitales: de quebrar o ser absorbidos por capitales de mayor tamaño. De esta manera, la búsqueda de plusvalor como fin de la producción se convierte en un motor que impulsa la expansión continua del capital. Esta expansión, sin embargo, encuentra límites: la exacerbación de la competencia por el plusvalor conduce a la exacerbación de los antagonismos sociales y al crecimiento desproporcionado de la producción, y entonces, a las crisis.

Esta expansión, sin embargo, tiene como resultado que las relaciones capitalistas invaden y subordinan crecientemente todas las relaciones sociales, transformando al poder político, a la educación y la cultura, al tiempo libre, etc., cada vez más, en medios para la valorización del capital. Nuestros motivos individuales se entrelazan sin cesar con la necesidad de mantener o mejorar nuestros empleos, de conservar o incrementar nuestros niveles de consumo. De tal modo que nuestro tiempo de vida, incluso el tiempo libre, se transforman crecientemente en tiempo para la producción y realización del plusvalor.

Este rol de “lo económico” en la vida social es claramente una particularidad del capitalismo. Y conduce a que las contradicciones situadas en el nivel de la producción, la contradicción entre trabajo asalariado y capital, sea cada vez más determinante de la dinámica y la estructura de la sociedad en su conjunto.

Universalidad y particularidad históricas de la categoría trabajo y de la determinación de la producción material en la vida social
De lo expuesto en las secciones precedentes surge que, en la sociedad capitalista: a) con la producción de mercancías se desarrolla junto la dualidad trabajo concreto/trabajo abstracto; b) el trabajo, como trabajo humano igual, como trabajo abstracto, ocupa crecientemente el lugar de articulador de la sociedad; c) el conjunto de la sociedad se transforma cada vez más en medio de valorización del capital; d) las contradicciones situadas en el nivel de la producción material, contradicción entre capital y trabajo asalariado, son cada vez más determinantes de la estructura y dinámica de la sociedad.

Pero, ¿cuánto hay de general y cuánto de particular en estas determinaciones de las sociedades capitalistas? Más específicamente: ¿es la producción material determinante de la dinámica y de la estructura de todas las sociedades a lo largo de la historia? Por lo tanto ¿es el trabajo, más precisamente las diversas formas sociales en que se desarrolla, el fundamento sobre el que se construyen las diversas sociedades? Y de ser afirmativas las respuestas, ¿qué sentido y alcance tendrían esas afirmaciones?

Decíamos al principio que sólo en la sociedad capitalista se generaliza la producción de mercancías. Por consiguiente, sólo en el capitalismo las relaciones sociales entre las personas se establecen centralmente a través de la igualación de los trabajos privados en el mercado. En las sociedades precapitalistas el mercado, cuando existe, tiene un lugar subordinado. Esto significa que las relaciones tienden a ser relaciones de dominación personal (en el sentido limitado de que no son relaciones mediadas por el intercambio de cosas, como en el mercado). Ello tiene importantes consecuencias.

En primer lugar, las interrelaciones entre las personas en las sociedades precapitalistas tendían a ser menos densas. Por ejemplo, las interrelaciones entre quienes vivimos en un territorio tan amplio como el argentino son mucho más fuertes que en cualquier sociedad precapitalista. Si se producen problemas en la rama que produce insumos energéticos esto afectará el conjunto de los precios, salarios, niveles de empleo, etc., en todo el territorio. Pero también ocurre esto a nivel mundial, en la medida que el comercio mundial se desarrolla. En 1997 la sobreproducción de semiconductores en el sudeste asiático se transformó en una crisis que afectó con más o menos fuerza a todas las latitudes. La evidencia en 2008 de un exceso de la expansión del crédito hipotecario y, por lo tanto, de la producción de viviendas en EEUU generó una crisis que se expandió a Europa y afectó el crecimiento mundial. En las sociedades precapitalistas las relaciones tendían a ser más locales, con menos interrelaciones entre regiones y, cuando existían, eran mucho más débiles. Podemos decir, hasta cierto punto, que en sentido estricto, como hoy la representamos, la sociedad no existía. La vida de las personas resultaba centralmente afectada por las relaciones que entablaban en sus comunidades locales.

Pero, en segundo lugar, el predominio de relaciones personales, no mediadas por el intercambio de cosas, implicaba que factores como el prestigio, el honor, la religión, ocupaban realmente un lugar central en la estructuración de las diferencias sociales y en el mantenimiento de las relaciones de dominación, en contraposición al rol que tiene el trabajo en las sociedades capitalistas.

Aún más, en líneas generales, la apropiación del excedente de producción de las clases explotadas (la parte del producto que excedía sus necesidades de consumo) no era el fin último sino el medio para sostener la dominación. Sostener el dominio, según la sociedad de que se tratara, implicaba ser capaz de alimentar y vestir un séquito militar, mantener una estructura de funcionarios a su servicio, otorgar concesiones materiales a subordinados, redistribuir el producto entre la masa de la población, etc. Como fuera, la relación entre producción material y dominación era inversa a la existente en las sociedades capitalistas. En las sociedades actuales la dominación es un medio para la producción y realización del excedente (plus valor), en las sociedades precapitalistas la apropiación del excedente era un medio para sostener la dominación.

¿Significa esto que la noción de trabajo humano igual no cumple ninguna función en esas sociedades? ¿O que debemos desechar la explicación de la evolución y estructura de esas sociedades mediante el estudio de las contradicciones propias del nivel de la producción material? Dicho de otro modo ¿la teoría marxista sólo es válida para estudiar el capitalismo? Creemos que estas conclusiones deben matizarse.

En primer término, todas las sociedades en todas las épocas históricas debieron resolver el problema de cómo asignar al menos una parte significativa del tiempo de vida de sus miembros a la producción de los valores de uso sin los cuales no era posible la reproducción de esas sociedades. Ello no significa de ningún modo que igualaran sus trabajos como lo hacemos en las sociedades capitalistas a través del intercambio. La asignación de esos tiempos podía realizarse a través de criterios muy diversos (religiosos, tradicionales, etc.). Pero cuando estudiamos esas sociedades la discusión sobre como asignaban parte del tiempo de las personas a las tareas de producción material requiere la utilización de una categoría general de trabajo, sin importar como lo gastaban y en consideración sólo a su duración temporal. Eso no es arbitrario, es porque una categoría de ese tipo jugaba un papel en la vida social lo supieran o no esas personas. Pero eso no debe confundirse con que el trabajo articulara la sociedad como lo hace a través del intercambio en las sociedades capitalistas.

En segundo término, la noción misma de excedente requiere de la categoría de “trabajo en general”. El estudio de la producción en sociedades precapitalistas no puede prescindir ni del papel del trabajo en la producción de los valores de uso necesarios para la vida de quienes producían ni en la producción de los valores de uso que se apropiaba la clase dominante, el excedente de producción. Aquí efectivamente el trabajo se manifiesta como condición general de existencia de dominados y dominadores, en cualquier época. Ello no significa que el trabajo sea una esencia humana (que trabajar menos o no trabajar signifique ser menos humano o no ser humano) ni que el trabajo cumpliera en todas las épocas un papel en la identificación de las personas, en las maneras en que se veían a sí mismas y veían a las demás, etc.

En tercer término, si la producción de excedente en las sociedades precapitalistas era un medio para sostener la dominación y no un fin en sí mismo, al mismo tiempo, la disponibilidad de excedente era su condición de posibilidad. La mayor o menor disponibilidad de excedente económico era central para los dominadores, constituía la posibilidad y el límite de esa dominación y, por ello, las relaciones entre explotadores y explotados son determinantes en todas las sociedades donde la explotación existe. En este sentido limitado es que las contradicciones de la producción material y las formas sociales en que el trabajo se desarrolla son en última instancia determinantes de la estructura y dinámica de las sociedades precapitalistas. Pero nuevamente, ello no significa que las diferencias sociales, la identidad de las personas y los fines últimos de sus acciones se encontraran entrelazados con la producción en general, y con la producción de excedente en particular, como lo están con la producción y realización del plusvalor en las sociedades capitalistas.

Es necesario distinguir, por lo tanto, dos niveles de análisis. Por un lado, en las sociedades capitalistas las personas igualamos realmente nuestros trabajos a través del intercambio, el trabajo abstracto existe entonces como una abstracción real, como valor condensado en la mercancía. En la medida, a su vez, en que la producción de valor es central en la articulación de nuestras relaciones, hay un predominio efectivo de los motivos “económicos” de nuestras acciones. Pero, por otro lado, una categoría general de trabajo, como categoría de estudio, como categoría mental, es necesaria para analizar todas las sociedades y, debido a la importancia de la producción de excedente para el sostenimiento de las sociedades precapitalistas, es una categoría fundamental para su estudio. De ello se sigue la importancia de las contradicciones de la producción material a la hora de entender las posibilidades y límites de toda dominación. Sin embargo, el lugar ocupado por la producción y el trabajo es totalmente diferente al que ocupan en el capitalismo y, aún más, sólo una vez que el capitalismo ha surgido y se ha desarrollado es posible pensar en el trabajo y la producción “en general” como categorías analíticas, justamente por jugar un papel que no han tenido nunca antes. Su rol en el estudio de esas sociedades no debe significar la atribución de cualidades que sólo corresponden a nuestras sociedades actuales.

Bibliografía
Blanke, B. / Jürgens, U. / Kastendiek, H., “On the Current Marxist Discussion on the Analysis of Form and Function of the Bourgeois State”. En: Holloway, John / Picciotto, Sol (eds.), State and Capital: A Marxist Debate. Londres: Edward Arnold, 1978.
Holloway, John, Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo. Buenos Aires: Herramienta, 2011.
Marx, Karl, El capital. Tomo I. México: Siglo XXI, 1998.
Postone, Moishe, Tiempo, trabajo y dominación social. Madrid-Barcelona: Marcial Pons, 2006.

NOTAS:
[1]. En los últimos años pueden citarse como trabajos de referencia los de Postone (2006) y Holloway (2011).
[2]. El rechazo a la determinación última de la producción material y la acusación de “economicismo” han sido las principales críticas dirigidas al marxismo desde el inicio de la difusión de la obra de Marx. Los debates más recientes en torno al uso transhistórico de la categoría trabajo han puesto en cuestión la existencia de un principio de determinación universal dentro del propio marxismo.
[3]. Como veíamos arriba, la misma fuerza de trabajo es una cosa propiedad privada del obrero y su carácter socialmente útil sólo se valida cuando el capitalista la compra. Cuando los demás valores de uso no se venden y, por lo tanto, no se validan como socialmente necesarios, en la medida que son perecederos se echan a perder. Cuando el obrero no logra vender su fuerza de trabajo, cuando se la considera socialmente inútil, es el propio obrero el que es amenazado con perecer (Blanke, Jurgens y Kastendiek, 1978).
[4]. Esta es una regla general; sin embargo, durante las crisis y por cortos lapsos de tiempo puede ocurrir que una parte considerable de la clase obrera, incluso la mayor parte, reciba salarios de hambre o que permanentemente grupos minoritarios de los trabajadores reciban salarios inferiores al mínimo de subsistencia.
[5]. Ocurre con el máximo de la jornada laboral algo parecido a lo que ocurre con el mínimo del salario (ver nota 4).