29 de octubre de 2015

DE LA CRISIS DEL PETRÓLEO A LA HAMBRUNA

Germán Gorraiz López.alainet.net

Según Edgar Ocampo, cada año, el mundo fagocita la mitad de las reservas de un país petrolero importante (México) y dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, la práctica del fracking ( especie de panacea universal que resolverá los problemas energéticos de la Humanidad) es todavía incipiente y suscita recelos medioambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandones sus equipos e infraestructura actuales, se deduce que la economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década.

El gas natural se presenta como el único sustituto ante una presunta escasez de petróleo, pero este recurso también sigue el mismo camino de inestabilidad, por lo que los principales países desarrollados cuentan con reservas estratégicas de petróleo que destinan exclusivamente para uso en situaciones críticas para garantizar el consumo interno durante un par de meses además de implementar medidas cosméticas de ahorro de energía. Así, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que el Gobierno norteamericano reducirá sus emisiones de gases con efecto invernadero un 28% para 2020 (de alcanzarse el objetivo fijado, supondría ahorrar 250 millones de barriles de petróleo para 2020) y en China, se habría fijado el Plan Energético Quinquenal 2015-2020 con el objetivo de reducir la dependencia del carbón y del petróleo aunque según Greenpeace con un “insuficiente incremento de las energías renovables del 1%", en un país donde el carbón cubre el 70% de las necesidades energéticas y si continúa la tendencia actual, la combustión actual de carbón se duplicará en 15 años.

Declive de la producción de crudo convencional (Peak Oil)
Según la Asociación para el Estudio del Petróleo y el Gas, (ASPO), la producción mundial de crudo convencional habría iniciado ya su declive, fenómeno que se explica por medio de los métodos de análisis del geólogo King Hubbert sobre la producción de petróleo de los Estados Unidos, método conocido como la "curva de Hubbert" . Hubbert, calculó en 1956 con extraordinaria precisión, la fecha en que los Estados Unidos no podrían producir más petróleo de forma convencional aunque se perforaran más pozos. Así, la producción de petróleo de forma convencional en EEUU alcanzó su máximo nivel en 1970 y después comenzó a declinar, teniendo que importar en el 2005 casi el doble del total de crudo producido en dicho país.

La producción actual de petróleo proviene en más de un 60% de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas (Ártico, Amazonas), con mayor coste productivo ( 120 $) y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales (Ártico, Alaska, Amazonas) y siendo el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones abismal (en una proporción de 4 a 1). Además, según los expertos , el tiempo necesario para poner en marcha a pleno rendimiento un yacimiento es de alrededor de 6 años, por lo que cualquier descubrimiento no podrá entrar en operación hasta después del 2015.

Recordar que el 90% de la producción de crudo saudí procede de tan sólo cinco campos maduros y hasta el 60% procedería del megacampo de Ghawar y que los nuevos proyectos de infraestructura petrolera de extracción de crudo considerados como "grandes," (aquellos de más de 500 millones de barriles).en Arabia Saudí para el 2015 son prácticamente inexistentes, lo que aunado con el espectacular incremento de la producción de crudo saudí en el 2013 (10, 5 millones de barriles día) para suplir la drástica reducción de la producción de crudo de países como Libia, Siria e Irak, acelerá la fecha de caducidad de sus reservas ociosas..

Según datos publicados por la Administración de Información de Energía de EEUU (AIE), dicho país habría alcanzado una producción mensual de crudo equivalente a 6,5 millones de barriles diarios provenientes de los campos tradicionales y de las nuevas explotaciones de petróleo en roca porosa (Dakota del Norte), pero se estima que alcanzará su cenit en el 2020 y teniendo en cuenta que el consumo doméstico de EEUU se movería en la horquilla de los 16 a los 20 millones de barriles diarios, seguirá siendo importador neto de crudo (el 45% de las importaciones de crudo de EEUU proceden de Oriente Medio y Norte de África), mientras tan sólo el 8% del total importado procede de Venezuela.

Por su parte, la producción mexicana también llegó a su cenit en el 2004, pues el principal yacimiento de México es el Cantarell, (que genera las dos terceras partes de la producción mexicana) tiene fecha de caducidad con la perspectiva de convertirse en importador neto de crudo en el horizonte del 2020, Venezuela necesita urgentemente nuevos hallazgos petrolíferos pues caso de seguir el ritmo actual de producción podrían agotarse sus reservas probadas en el 2021, por lo que habría firmado un acuerdo por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo) mientras Noruega aspira a explotar conjuntamente con Rusia la plataforma continental del Mar de Barents (reservas estimadas de más de 7.000 millones de petróleo y gas convencional) ante el agotamiento de sus reservas del Mar del Norte, que alcanzó su cenit en el 2009 ( 6 millones de barriles al día).

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la producción de petróleo en Rusia alcanzó su máximo histórico (11,41 millones de barriles diarios) en el año 1988 cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética, pero tras el declive provocado por la crisis económica del 2008, la producción ha ido “in crescendo” hasta alcanzar los 10,59 millones de barriles por día (bpd) en el 2013 con una fecha de caducidad de 20 años.

Además, el acuerdo de cooperación energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción del gaseoducto de South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el Mar Mediterráneo permitiría la llegada del gas iraní a la Unión Europea y aliviaría la severa rusodependencia energética europea, relativizando de paso la importancia estratégica de Turquía dentro del Proyecto del Gasoducto Trans-Adriático (TAP) así como el papel relevante de Arabia Saudí y Emiratos Árabes como suministradores de crudo a Occidente, pero tanto Irak como Siria estarían inmersos en procesos internos destructivos fruto de la balcanización implementada por EEUU siguiendo su doctrina del caos ordenado por lo que la exportación de productos petrolíferos de dichos países se antoja harto complicada.

En cuanto a Irán, posee, según los expertos, las terceras mayores reservas probadas del mundo de petróleo y gas tras Arabia Saudí e Irak , pero al parecer carece de la tecnología suficiente como para extraer el gas en los yacimientos más profundos . Además, la industria petrolera iraní necesita una urgente inversión multimillonaria pues corre el peligro de sufrir un deterioro irreversible y de acuerdo con el quinto plan quinquenal (2010-2015) puesto en marcha por el régimen, el Gobierno está obligado a invertir unos 155.000 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera y gasista.

¿Nueva crisis alimentaria?
Dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, la práctica del fracking ( especie de panacea universal que resolverá los problemas energéticos de la Humanidad) es todavía incipiente y suscita recelos medioambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandones sus equipos e infraestructura actuales, se deduce que la economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un reciente informe titulado “Perspectivas mundiales de inversión en energía”, advierte que será necesario invertir 48 Billones $ hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el estancamiento del precio del crudo en el bienio 2008-2010 ( 80 $) y el abrupto desplome del precio en el 2015 (hasta los 40 $), imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.020, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desestabilizadores.

El economista de la FAO Abdolreza Abbassian, en declaraciones a The Associated Press, ha señalado que para alimentar la población mundial, (que llegará a 9.000 millones de personas en el 2050), se necesitará un incremento de 70% de la producción global de alimentos en los próximos 40 años, tarea que se antoja titánica pues mientras la población mundial crece un 1,55% anual, los rendimientos del trigo (la mayor fuente de proteína en países pobres), habrían sufrido un descenso del 1%. Mención especial merece Egipto, país en el que un tercio de sus 80 millones de habitantes vivirían en el umbral de la pobreza y que se ve obligado a destinar ocho millones de toneladas de trigo anuales ( de los que 6 millones serían importadas), para producir el pan subsidiado, imprescindible para evitar las revueltas sociales del 2007 y lastrado por un desarrollo económico suicida, caracterizado por el crecimiento desmesurado de macrourbes y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de la superficie destinada al cultivo agrícola, por lo que es urgente que revise sus políticas agrícolas y retorne a la arcana costumbre de disponer de reservas propias de granos para situaciones de emergencia.

Si a ello le sumamos la intervención de los brokers especulativos en el mercado de futuros de las commodities agrícolas, el resultado sería una espiral de aumentos de precios en las materias primas imposibles de asumir por las economías del Primer Mundo y el finiquito de los Objetivos del Tercer Milenio de reducir el hambre en el mundo, pues según la FAO, desde el 2005 el índice de precios de cereales habría aumentado al doble y el número de desnutridos crónicos en el mundo rozaría en la actualidad los 925 millones de personas. Todo ello, originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta niveles del 2008 (rondando los 150 $) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales y la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities agrícolas de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial que afectaría especialmente a las Antillas, México, América Central, Colombia, Venezuela, Bolivia, Egipto, Mongolia, Corea del Norte, India, China, Bangladesh y Sudeste Asiático, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana y pudiendo pasar la población atrapada en la inanición de los 1.000 millones actuales a los 2.000 millones estimados por los analistas.

27 de octubre de 2015

LOS MEDIOS AGRANDAN A MARINE LE PEN

Eduardo Febbro. Página/12

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

Les sugiero que lean detenidamente el contenido del texto que les presento a continuación. Se trata de un texto en el que su autor, periodista progresista de un medio argentino, también progresista, retrata la imagen mediáticamente “carismatizada” de la dirigente fascista francesa Marine Le Pen.

Llamativamente Eduardo Febbro cae en la trampa de colaborar en el ungimiento fervoroso de la figura representada en su artículo, institucionalizar al FN y dotarle de un aura de modernizada respetabilidad, deseo creer que de forma involuntaria, aunque a mi edad hace ya demasiado tiempo que casi nada puede sorprenderme.

¿Han acabado ya su lectura? Les propongo que respondan ahora a tres interrogantes:
1º) ¿Por qué los medios del capital aúpan figuras populistas o abiertamente fascistas? ¿Cuál es el objetivo de todo ello?
2º) ¿Les recuerda a ustedes algún caso reciente o actual dentro de nuestra realidad política nacional?
3º) ¿Qué ha pasado en eso que llaman “la izquierda” para que esto sea posible y el discurso que estas debieran hacer haya sido envilecido, sustituido o deformado por este tipo de nuevas figuras, partidos y movimientos “emergentes”?

Pues bien, les dejo con esta lectura que espero resulte provechosa a su intelecto.

LOS MEDIOS AGRANDAN A MARINE LE PEN

Hija del fundador del Frente Nacional, la actual presidenta del partido se mueve cómoda en los estudios de televisión. Indigesta a los biempensantes, corroe la vida política y, sin embargo, atrae a partidarios y adversarios.

Hay un instante en la vida de un dirigente político en que una suerte de leyenda empieza a posarse sobre su cabeza como la corona de un santo. Algo que, de pronto, está por encima de sus ideas y de la rama política que representa. Es él, emancipado de su ideología. Allí comienza la fascinación de adversarios y partidarios. En este caso se trata de ella: Marine Le Pen, la presidenta del partido de extrema derecha Frente Nacional. La hija del fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, indigesta a los bienpensantes, corroe la vida política, acorrala a la derecha, deja amordazados a los socialistas y fascina a todo el mundo, empezando por los medios. Su mejor escenario es la televisión y los mitines, el peor, su plataforma política. Pero el efecto que produce en el primero borra las asperezas y aproximaciones del segundo.

En pocos años, la dirigente francesa humanizó a la extrema derecha, le sacó los velos negros que la cubrían, izó al FN a cimas electorales inéditas e hizo pasar a la ultraderecha del patíbulo al patio común de la casa de los ciudadanos. Allí donde su padre era una suerte de diablo, ella es una figura normalizada. Que los semanarios políticos le hayan consagrado primeras planas es una obviedad, pero que las revistas para mujeres como la célebre Elle o el semanario conservador Le Figaro Magazine, o que el semanario Paris Match le consagre une sesión de fotos matinal, además de las innumerables invitaciones que recibe para participar en programas de radio por la mañana o esas emisiones de televisión donde acuden futbolistas, cantantes humoristas y políticos, dice mucho acerca del ascenso que esta mujer de 47 años tiene en la sociedad.

Ese ha sido hilo conductor de su ascenso y el de la renovación del partido. En el entorno del palacio presidencial se comenta que la prensa ha hecho de Marine Le Pen “una heroína romanesca”. Primer partido de Francia en las elecciones europeas de 2014, el Frente Nacional encara la línea final hacia las elecciones regiones de los próximos 6 y 13 de diciembre en las mejores condiciones, con Marine Le Pen como su mejor bandera y el populismo xenófobo como resorte argumental. Su eficacia escénica y la combinación de una palpable irritación social, el desempleo, la obsesión por el ocaso de Francia, el colapso de los partidos políticos, el terror al islam, la idea fija de que Francia desaparece en un mundo globalizado y el rechazo masivo a la inmigración hacen el resto. Y como se ha vuelto una sensación normativa desechar a los políticos del sistema, cada vez que ella aparece en los medios para arremeter contra ese sistema, Marine Le Pen se lleva la bolsa de las apuestas. Con ello, la mujer encarna la lucha de clases, empezando la lucha contra las castas privilegiadas y gobernantes. Analistas, estrategas y dirigentes políticos siguen empecinados en combatirla en el terreno de los valores sin que el “valor” de referencia de las encuestas de opinión se mueva a favor de ellos.

La historia de la hija de Jean-Marie Le Pen es la trama de un ascenso imparable desde aquella noche del 22 de mayo del 2002 cuando su padre salió electo para disputar la segunda vuelta de la elección presidencial contra el mandatario saliente Jacques Chirac. Esa noche apareció por primera vez ante las cámaras para no dejarlas jamás. De una mala fe prodigiosa y una osadía monumental, Marine Le Pen eligió su primer domicilio político en la pantalla chica. En 2004, su mismo padre decía: “A Marine Le Pen la hicieron los medios”. Su punto de inflexión también lo alcanzó en la televisión, en el año 2006, durante un programa nocturno. Con expresión compungida y una mirada triste, Marine Le Pen contó las etapas de su vida: a los 8 años, cuando el departamento familiar fue volado por una bomba; a los 16, cuando tuvo que enfrentar el abandono del hogar por parte de su madre, Pierrette Le Pen, quien se escapó con un periodista que había venido a escribir la biografía del padre; o a los 18, cuando descubrió a su madre posando desnuda en la primera plana de Playboy. Poco a poco, Marine Le Pen se convirtió en la hija del pueblo. Por eso nunca rehusó identificarse con Eva Perón y con el peronismo. No hay nada común entre ambos, pero Marine Le Pen aceptó la interpretación de “un peronismo a la francesa”. En varios momentos coqueteó con el aura de Evita, y hasta se acercó a su prosa política con recurrentes mensajes sobre la unión del pueblo. Marine Le Pen entró en la vida de Evita mediante un libro escrito por un autor ligado a la extrema derecha, Jean-Claude Rolinat (Evita Perón, editorial Dualpha, 2010).

No hay puentes entre el Frente Nacional y el peronismo. El FN es clara e inobjetablemente una fuerza política reaccionaria y xenófoba, carece de bases sindicales masivas y más que los derechos de las clases trabajadoras defiende el derecho de la nación a no ser tragada por la obsesiva y obsesional figura del extranjero. Pero esa centralidad del pueblo y el hecho de que Evita sea mujer empapan el aura de “Marine”. Lo paradójico es que Marine Le Pen no proviene del pueblo. Se educó en un hogar burgués pero cada vez que aparece logra hacer que el otro, quien la interroga, salga retratado como un miembro del sistema de privilegios, totalmente alejado de las realidades populares que ella conoce y representa.

Periodistas de radio o de televisión, quienes la entrevistaron testimonian de su eficacia: “viene a jugar un partido y a ganarlo”, cuenta Bruce Toussaint, un periodista del canal ITelé. La mujer es todo un espectáculo: firmeza, humor, agresividad, vivezas, suavidad o rectitud, Marine Le Pen sabe interpretar en pocos minutos muchas emociones humanas. Sus intervenciones son vistas por el público no ya como un mensaje político, sino como un espectáculo. Aunque hoy se haya peleado irreconciliablemente con Jean Marie Le Pen, Marine Le Pen aprendió de él muchas de sus técnicas actuales. El padre le decía: “toma cursos de ortofonía porque tus frases se caen al final, por falta de aliento”. Atribuirle todo el éxito político que ha tenido desde que, en enero de 2011, fue electa presidenta del Frente Nacional, sería inexacto y superficial. Marine Le Pen prosiguió la obra de su padre transformando las zonas tenebrosas en áreas políticamente digeribles. Modernizó a la ultraderecha, la desvistió de sus uniformes, cambió el antisemitismo original por un anti Islam arraigado en la sociedad y supo capitalizar el terror social ante un ultraliberalismo asumido hasta por los socialistas. Marine Le Pen, dicen, está convencida de que será presidenta de Francia. Nada es hoy imposible con una mujer que ha captado la voz popular que los socialistas, y los conservadores abandonaron a sus masivas incertidumbres.


25 de octubre de 2015

ABENOMICS NO CONSIGUE PONER FIN A LA CRISIS JAPONESA

Ariel Noyola Rodríguez. alainet.net

Los pasados 3 meses nos revelan que el panorama del sistema mundial es cada vez más preocupante. Tanto por las tensiones geopolíticas en Siria, como por las tendencias económicas que rozan la recesión. Por cuarta vez consecutiva en lo que va del año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) disminuyó sus estimaciones de crecimiento: la economía global se expandirá 3.1% en 2015, la tasa más baja desde 2009.

Es que el proceso de recuperación económica en Estados Unidos es muy débil, mientras que la Unión Económica y Monetaria Europea y el Reino Unido conservan el riesgo de consolidar la deflación (caída de los precios). Los países de América Latina y el Continente Asiático, por su parte, tampoco están a salvo de la turbulencia económica mundial.

Luego de la contracción del crédito (credit crunch) internacional en los primeros meses de 2009, la mayor parte de las economías emergentes evitaron sumergirse en una crisis profunda. Los países latinoamericanos cayeron en desaceleración pero no en depresión.

Lo mismo sucedió con los países de la región de Asia-Pacífico: China continuó con la compra de una gran cantidad de materias primas (commodities), con lo cual los países primario-exportadores de la periferia capitalista resistieron más ante el colapso si se los compara con las naciones industrializadas. Ahora la situación es muy distinta, la recesión avanza en América del Sur y la desaceleración cobra fuerza en el Continente Asiático.

El Grupo de los 7 (G-7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) se encuentra atrapado en una crisis estructural. Estados Unidos, la Zona Euro, Japón y el Reino Unido lanzaron una enorme cantidad de estímulos monetarios y fiscales para evitar la profundización de la debacle.

Sin embargo, esas políticas, más que dinamizar el grueso de la actividad productiva y promover la creación de empleo masivo, precipitaron la acumulación de deuda pública y el auge bursátil. La crisis no se resolvió, solamente se contuvieron sus rasgos más destructivos unos meses.

En Japón ya se presencian los primeros síntomas del regreso a la deflación (caída de precios). Cuando el primer ministro, Shinzo Abe, comenzó su mandato en diciembre de 2012, se comprometió a sacar a su país del atolladero. Con graves penurias desde 1980, por una crisis de los bienes raíces, la economía nipona se hundió a principios de la década de 1990 en el estancamiento, y siempre se mantuvo amenazada por la caída de precios.

El gobierno de Abe apostó todo su capital político en un plan de recuperación (conocido con el nombre de Abenomics) sustentado en las denominadas “tres flechas”: las reformas estructurales, los estímulos fiscales (20.2 billones de yenes) y el programa de flexibilización cuantitativa (aumento de la base monetaria en un monto anual que equivale a 16% del producto interno bruto, 80 billones de yenes).

A grandes rasgos, el objetivo consistía en incrementar la productividad y la competitividad empresarial de Japón en la economía global. Se liberalizó el mercado laboral para eliminar las barreras de la explotación capitalista. Para sumarse en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés) que impulsa Estados Unidos, Abe pretende llevar adelante la apertura de los sectores de la agricultura y la salud, entre otros, aunque la resistencia interna no se lo permite todavía.

También se disminuyeron los impuestos a las corporaciones para promover la inversión productiva y se incrementó el impuesto al valor agregado de 6 a 8% para no generar un hoyo fiscal. Por último, se puso en marcha un programa de inyección de liquidez para favorecer la subida del nivel de precios. Sin embargo, el plan Abenomics aún no consigue el despegue de la economía.

La economía nipona cayó -1.2% entre abril y junio (en términos anuales). Y hay señales que apuntan a que la recesión no cederá en los últimos 2 trimestres del año. A pesar de la agresividad de las políticas del Banco de Japón, la tasa interanual de inflación (si se excluyen los alimentos y la energía) sigue sin crecer. En agosto disminuyó -0.1 por ciento. Es la primera vez que registra números negativos desde abril de 2013.

La depreciación del yen en más de 30% ante el dólar todavía no termina de dinamizar lo suficiente el comercio exterior. La producción industrial (maquinaria, automóviles y aparatos electrónicos) se desploma y el nivel de consumo de las familias no basta para elevar la demanda interna. La deuda pública ya casi supera 250% como proporción del producto interno bruto; la degradación de la solvencia es tal que la agencia Standard & Poors no tuvo alternativa y a mediados de septiembre disminuyó la calificación de la deuda soberana del país asiático de A+ a AA-.

El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, sostuvo que la caída de la actividad económica se trata de una situación que muy pronto será superada, pues es transitoria: tanto el desplome de las cotizaciones del petróleo, como la drástica desaceleración de China obstaculizan que el plan Abenomics logre superar el estancamiento y la deflación.

Sin lugar a dudas, entre los países del capitalismo industrializado, Japón vive uno de los mayores dramas económicos desde hace más de 2 décadas. A principios de octubre, el banco central reiteró que no cancela la posibilidad de ampliar su programa de estímulos monetarios en caso de que la situación se vuelva más crítica. No obstante, es evidente que de nada servirá proveer dosis más altas de una medicina que en lugar de curar, prolonga los males.


24 de octubre de 2015

EL GRAN TRUCO QUE USÓ GOLDMAN SACHS CON GRECIA

La mendicidad, los despidos masivos, 
la pérdida del poder adquisitivo de los 
trabajadores: todo confluye en la 
actual crisis griega.
Eduardo Febbro. Página/12

Gracias a la complicidad del organismo financiero estadounidense y de varias instancias y personalidades europeas, el país heleno pudo disimular durante varios años el “paquete” escondido de su deuda. Hoy se puede ver su peor desenlace.

Hay empresas que roban en nombre de la corona imperial para la cual trabajan sin que nunca les pase nada. Goldman Sachs es una de ellas. El banco de negocios norteamericano llenó sus arcas con un botín de 600 millones de euros (800 millones de dólares) cuando ayudó a Grecia a maquillar sus cuentas a fin de que este país llenara los requisitos para ingresar en el euro, la moneda única europea. La información no es nueva pero hasta ahora, se desconocían los detalles más truculentos del mecanismo con el cual Goldman Sachs engañó a todos los gobiernos europeos que participaban en la creación de la moneda única y cómo evitó luego responder ante la ley. El abanderado de la oligarquía financiera operó protegido por sólidas complicidades en el seno de las instituciones bancarias europeas y dentro del poder político, que hizo todo cuanto estuvo a su alcance para impedir las investigaciones.

Dos de los protagonistas de esta megaestafa hablaron por primera vez sobre las transacciones encubiertas mediante las cuales Atenas escondió la enormidad de su deuda. Se trata de Christoforos Sardelis, jefe de la oficina de gestión de la deuda griega entre 1999 y 2004, y de Spyros Papanicolaou, el hombre que lo reemplazó hasta 2010. El resultado de la operación es una gigantesca estafa que hizo del presunto salvador, en este caso Goldman Sachs, el operador del hundimiento de Grecia y de buena parte de Europa. Si se cuentan sólo los bancos franceses, la aventura griega les costó 7000 millones de euros: BNP Paribas perdió 3,2 mil millones, el Crédit Agricole 1,3 mil millones, la Société Générale 892 millones, BPCE 921 millones y el Crédit Mutuel 359 millones. Esto únicamente es lo que le costó al sistema bancario francés: los pueblos pagaron y pagarán en sacrificios y privaciones mucho más que esto.

El montaje financiero fue astuto. El Tratado de Maastricht de la Unión Europea fijaba requisitos rígidos para integrar el euro: ningún miembro de la Zona Euro podía tener una deuda superior al 60 por ciento del PIB y los déficit públicos no podían superar tres por ciento. En junio de 2000, para ocultar el peso gigantesco de la deuda griega que ascendía al 103 por ciento de su PIB y obtener así la calificación de Grecia para entrar en el euro, Goldman Sachs ideó un plan: trasladó la deuda griega de una moneda a otra. La transacción consistió en cambiar la deuda que estaba cotizada en dólares y en yenes por euros, pero en base a una tasa de cambio ficticia. Así se redujo de dos por ciento del endeudamiento griego y, con ello, Grecia respetó los criterios fijados por el Tratado de Maastricht para ingresar al euro. Un detalle vino a complicar el maquillaje: Goldman Sachs estableció un contrato con Grecia mediante el cual disimuló el arreglo bajo la forma de lo que se conoce como un SWAP, un contrato de cambio para los flujos financieros que viene a equivaler a una suerte de crédito. Ese esquema fraudulento llevó a que, a raíz de los llamados “productos derivados” implicados en la operación, en apenas cuatro años la deuda que Grecia contrajo con Goldman Sachs pasara de 2,8 mil millones de euros a 5,1 mil millones.

Dos periodistas de la agencia Bloomberg, Nick Dunbar y Elisa Martinuzzi, llevaron a cabo una paciente investigación al cabo de la cual pusieron al desnudo este oscuro mecanismo. Según explicó a los periodistas el jefe de la oficina de gestión de la deuda griega entre 1999 y 2004, Christoforos Sardelis, en ese momento la arquitectura de la propuesta de Goldman Sachs se le escapó de las manos. Luego, dice Sardelis, los atentados del 11 de septiembre y una mala decisión de los bancos sembraron la semilla del desastre actual. La conclusión de la investigación es contundente: Grecia y Goldman Sachs hipotecaron el porvenir del pueblo griego y pusieron una bomba de tiempo que, 10 años más tarde, explotaría en las manos de la sociedad.

En materia de grandes estafas organizadas por los bancos de inversión la impunidad es la regla. Nadie fue ni será condenado. Christoforos Sardelis afirmó que “el acuerdo con Goldman Sachs es una historia muy sexy entre dos pecadores”. Goldman Sachs sacó jugosos beneficios de esa truculenta organización. Sin embargo, el banco de negocios norteamericano afirma en su defensa que nada hizo de ilegal, que todo lo realizado respetaba al pie de la letra las directivas de Eurostat, el organismo europeo de estadísticas. Eurostat alega que recién tomó conciencia en 2010 de los niveles de endeudamiento griego. La defensa parece pobre porque las primeras denuncias sobre el maquillaje de las cuentas griegas y el papel que en él jugo Goldman Sachs datan de 2003. En un informe de 2004, Eurostat escribió: “falsificación generalizada de los datos sobre el déficit y la deuda por parte de las autoridades griegas”.

Gracias a la complicidad del organismo financiero norteamericano y de varias instancias y personalidades europeas, Grecia pudo disimular durante varios años el “paquete” escondido de su deuda. En 2010, Jean Claude Trichet, entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), se negó a entregar los documentos requeridos para conocer la amplitud de la verdad. Ocurre que en el medio de esta gran mentira hay un personaje que hoy es central: se trata de Mario Draghi, el actual presidente del Banco Central Europeo y gran partidario de terminar de una buena vez por todas con el modelo social europeo. Draghi es un hombre de Goldman Sachs. Entre 2002 y 2005 fue vicepresidente de Goldman Sachs para Europa y, por consiguiente, estaba al corriente de la falsificación de los datos sobre las finanzas públicas de Grecia. Fue su mismo banco quien estructuró la falsificación. El liberalismo premia muy bien a sus soldados. Durante dos años, el Banco Central Europeo y los lobbies políticos usaron cuanto truco fuera posible para proteger a Draghi y no permitir que se llevaran a cabo auditorías en torno de las irregularidades cometidas en Grecia. Las comisiones del Parlamento europeo designadas para investigar esta megaestafa chocaron sistemáticamente contra las redes que protegían el secreto.

El desenlace final de esta complicidad entre las oligarquías financieras es conocido por todos: casi un continente sumido en la crisis de la deuda, un país, Grecia, expoliado y de rodillas, recesión, despidos masivos, pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores, reestructuraciones, sacrificios de los beneficios sociales, planes de ajuste y miseria. Mientras tanto, los 600 millones que Goldman Sachs ganó con esta estafa han seguido fructificándose en la apuesta suicida que el capital hace en beneficio propio contra la humanidad.