27 de septiembre de 2015

CRÓNICA VIVIDA DEL ENCUENTRO COMUNISTA DEL 26-S

No ha fallado la fotografía. Simplemente vamos aprendiendo
a protegernos de las prácticas represivas del capital y sus
esbirros gubernamentales de turno. Si tiene usted dudas sobre
el éxito de la convocatoria, pregunte a algún asistente
Por Marat

“Un minuto de silencio en nombre de los camaradas asesinados por el franquismo el 27 de Septiembre de 1975. Y aunque esté fuera de ese minuto, toda nuestra solidaridad con el comunista Alfon, encarcelado por sus ideas y por su comportamiento combativo, y con los 500 sindicalistas que pueden llegar a ser juzgados por haber intervenido en las huelgas contra el capital y sus gobiernos durante estos años”. Así comenzaba la primera reunión del espacio de encuentro comunista el pasado 26 de Septiembre.

Una hora antes, desde las 10:30, había grupos de comunistas frente al portal del CAUM, donde iba a desarrollarse la reunión. Saludos efusivos, reconocimientos, personas que se ponían cara por primera vez, aunque hiciese tiempo que colaborasen juntos a través de las redes. Aunque sólo fuese por esto –el lado humano de la convocatoria- ya merecía la pena el encuentro

Pasaban los minutos y las caras de satisfacción por la afluencia de camaradas, la inmensa mayoría desconocidos, porque partíamos de un llamamiento desde la Red, se iban sucediendo.

Gentes de muy diversas zonas del Estado español iban llegando, preguntando, intercambiando palabras y teléfonos, complicidades tejidas a lo largo de los años y esperanzas con aquella convocatoria que podía iniciar la posibilidad de otra forma de tratarnos entre los marxistas.

Teníamos por delante una enorme tarea, la de levantar una nueva cultura de relación entre comunistas sin y con carné. Una cultura de encuentro, vocación de compartir, deseo de contaminarnos mutuamente para enriquecernos y aprender todos con cada aportación, capacidad de sumar y de poner por delante lo que nos une y dejar a un lado lo que nos separa, formación política, debate, apertura de frentes de lucha y capacidad de hacer atractiva la idea comunista a amplias capas de nuestra clase, la trabajadora.

Teníamos claro también que, si todo esto éramos capaces de transmitirlo y contagiarlo entre los sin y con carné, podríamos recuperar la fuerza y la presencia del discurso comunista como corriente política, ayudando a convertir lo que hoy se llama simplemente lucha antiausteridad o lucha social en auténtica lucha de clases.

A las 11.30, cuando se iniciaba puntualmente el encuentro, se cumplía matemáticamente lo que desde hacía días sabíamos en el grupo promotor del encuentro que iba a suceder: leno del local hasta la bandera, desbordando el aforo previsto inicialmente.

Mis camaradas del grupo promotor del espacio de encuentro comunista me habían elegido para presentar el acto. A lo largo de mi vida me ha tocado hacer cosas parecidas pero ésta era la primera vez que me sentía plenamente identificado con quienes habíamos puesto en marcha este proyecto y con el viaje que estábamos iniciando. En mis pasadas militancias siempre supe lo que me tocaba hacer pero también que aún no era aquel plenamente mi lugar, un ámbito con el que me sintiera completamente identificado.

Fijar posición ideológica de arranque era una necesidad del encuentro: lucha de clases, identidad y centralidad de la clase trabajadora en las luchas frente a conceptos ideados por la burguesía y admitidos por el reformismo como ciudadanismo, transversalidad,” gente” u otras vaguedades disolventes del antagonismo capital-trabajo, derribo del capital mediante proceso insurrecional y no fetichismo parlamentario, dictadura del proletariado, como dominación de clase frente a la de la burguesía, y construcción del socialismo. Esas eran las bases innegociables de las que partíamos y que fueron refrendadas.

En consecuencia, dejamos claro que Grecia era el punto de escisión entre socialdemócratas y comunistas en Europa y en España. Del mismo modo que en 1903 se produjo la ruptura entre mencheviques y bolcheviques. Ello independientemente de que el polo comunista tuviese aún mucho recorrido de construcción por delante.

No voy a cansarles a ustedes ni con mi intervención, ni con todos los temas que me tocó explicar antes de entrar en materia. Sólo les diré que esa materia versaba sobre una única pregunta lanzada, a quemarropa a los asistentes: qué entendía cada un@ de ell@s por un espacio de encuentro comunista.

Espacio-de-encuentro-comunista: sólo el nombre era toda una provocación. Luego descubriríamos que era un acierto.

Fue difícil comenzar a imaginar colectivamente qué diablos –algo no pensado antes desde un punto de arranque como el de los “comunistas independientes”- era tal cosa. Pronto nos dimos cuenta de que se llamaba complicidad, necesidad, búsqueda, posibilidad, otra manera de relacionarnos.

A la camarada Maite –del grupo promotor y valiosa militante comunista- le tocó plantear a la sala el interrogante sobre qué cuestiones podían actuar como palancas transformadoras de la realidad política y social que nos acercasen a nuestra clase, la trabajadora, que no es ni una acumulación indefinida de “ciudadanos”, ni un amasijo de “gente”, ni un conglomerado de transversales, sino la evidencia de que vivimos bajo la dominación del capital a la que los trabajadores (CLASE) han de combatir con la LUCHA de clases. 

Y aquí fue donde yo perdí el sombrero porque se sucedieron múltiples intervenciones entre los asistentes al acto, a cuál más atinada y propositiva, desde la lucha ideológica hasta las cuestiones en las que los comunistas debemos centrarnos, pasando por los frentes de combate y de masas en los que debemos estar presentes o por el lenguaje necesario en 2015 para conectar mejor con nuestra propia clase y serle útil. Una comunista dijo algo que parece de Perogrullo pero que un marxista no debe nunca olvidar: que que no nos dirigimos a los trabajadores porque somos parte de ellos.

Por último Enrique, otro de los camaradas del grupo promotor, y auténtico animador del mismo, enfrentó a la sala al desafío de arrancar algunos apuntes sobre cómo organizar todo lo que habíamos planteado.

Suscitó múltiples intervenciones, desde cómo abordar un desarrollo territorial del espacio hasta cómo plantear la comunicación de éste, pasando por la organización en función de la realidad de cada grupo de comunistas de dicho espacio.

Entre esas palabras, las de Nicolás García-Pedrajas nos sembraron de sentido común, de reflexión inteligente sobre las necesidades organizativas y de propuesta en positivo, algo que ustedes conocerán cuando la web del espacio de encuentro comunista les dé a conocer una versión más operativa y menos embargada aún por el emocionado subjetivismo, algo en lo que no debe caer un marxista –pero “errare humanum est”-, de lo que ha sido la convocatoria del 26-S, que lo que éste que escribe les está transmitiendo. Yo aún ando bajo el síndrome del encuentro.

El camarada Enrique dejó por delante la necesidad de un segundo encuentro, éste ya de organización que se plantease cómo avanzar para atender a los desafíos políticos, ideológicos, militantes y de lucha. Porque, y lo dejó claro, nuestro fin es ese, el de la acción política revolucionaria.

Por en medio quedó olvidado, aunque no ignorado, algún intento de determinado sector de trasladar a la sala los conflictos de su organización de origen, lo que no era otra cosa que una lectura de la convocatoria en clave interna por parte de un grupo concreto y una mala comprensión de lo que es el espacio de encuentro comunista. Pero ni a la gran mayoría de los asistentes, ni al espacio de encuentro comunista ni a los convocantes del mismo nos compete ni interesa lo más mínimo entrar en cuestiones ni en luchas partidarias ajenas. Cada palo debe aguantar su vela.  Nuestra tarea es la de elevar el nivel de los comunistas, no la de entrar en cuestiones espurias ni en mezquindades o enfrentamientos que tienen en realidad muy poco de políticas e ideológicas y que no nos aportan nada.

Para mí ha quedado clara una cuestión fundamental: he tardado muchos años en lograrlo pero, al fin, estoy con los míos. Con los que es posible abrir camino a las ideas en las que creo, con fraternidad, comprensión, voluntad de acuerdo y posibilidad de construir una nueva cultura de relación entre comunistas y una propuesta que nos devuelva al protagonismo en la pelea.

Al acabar el acto, varios militantes del espacio de encuentro comunista hablamos con militantes de diversos partidos comunistas que asistieron al acto. La respuesta fue siempre la misma: “un acierto”, “algo que tenemos que cuidar”, “una idea sobre la que seguir trabajando”, “un avance frente a lo que hemos conocido antes”, “la mejor reunión en años”… Contemplar los rostros de satisfacción de tantos comunistas que habían asistido a la convocatoria, aceptado el formato de la propuesta, mostrado su actitud positiva y respetuosa en sus intervenciones y que habían expresado su deseo de que el inicio tuviera continuidad, nos señaló el sentido del camino para posteriores desarrollos de la propuesta y para la búsqueda de fórmulas de incorporación a la misma a los asistentes con ganas de sumarse a la tarea. 

Ahora es cuando a este naciente espacio de encuentro comunista, en el que ya nos sentimos arropados tanto los que no tenemos carné como otros que lo tienen, tenemos por delante el auténtico desafío: organizarnos y ser capaces de identificar qué es lo que más le duele al capital y cómo conectamos con nuestra clase.

Pero, como decía Kipling, “esa es ya otra historia” y yo espero estar aquí para contársela

De lo tratado en profundidad de un modo más objetivo y menos vivencial van a tener noticias ustedes en muy breve tiempo. Pero yo quería hablarles hoy desde la piel, las sensaciones, el latir del encuentro y mi propia subjetividad; algo que no es muy marxista pero de lo que no debemos prescindir del todo porque atendiendo a Gohete, citado por Lenin, «la teoría es gris amigo mío, pero el árbol de la vida es eternamente verde».

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Por cierto, hay un malnacido que se hace llamar Pedro Sin Nombre que intenta echar mierda sobre el resultado de esta convocatoria desde una web de mierda y podemita durante meses llamada "Insurgente". En esa web de mierda mis artículos han sido censurados durante años pero ahora, ¡oh casualidad!, el tal "Perro" Sin Nombre introduce mi texto, con la cooperación de la vomitiva web, para soltar sus porquerías y mentiras sobre cómo se desarrolló el encuentro. Pregunten acerca del mismo a alguien más que haya estado en él, además de a este tipejo que es el muñeco útil de cierto grupúsculo político. Y pregunten hasta qué punto su intervención tuvo algo que ver con el resto de los asistentes a la asamblea. 

En definitiva, que tal y como se percibe en su texto y fue su comportamiento, absolutamente discordante con el ambiente general del encuentro, nuestras dudas están en si es un tarado de los que viven en dimensiones paralelas ajenas al resto del mundo, un intoxicador y provocador a sueldo de qué intereses o un alienígena del planeta Raticulín.

Ya le concedí demasiada importancia. La escoria no merece mayor atención, sea una web o un tipejo que "no tiene nombre", aunque otros nos presentásemos en el acto citado con el real (Óscar López), que no necesitamos esconder, y con el apodo.

24 de septiembre de 2015

“SEGURIDAD GLOBAL DEL AGUA” Y ALIMENTOS, SEGÚN ESTADOS UNIDOS

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

El Departamento de Estado requirió una evaluación sobre la Seguridad global del agua a la comunidad de espionaje de Estados Unidos: ICA (por sus siglas en inglés), encabezada por la dupla DIA/CIA (https://goo.gl/MnNrch).

ICA se concentró en un número de países que son estratégicamente importantes para Estados Unidos y en temas transfronterizos en siete cuencas acuíferas en riesgo: Nilo, Tigris/Eufrates, Mekong, Jordán, Indus, Brahmaputra y Amu Darya (http://goo.gl/6MrckZ), que, coincidentemente, forman parte del aciago arco de la crisis de Zbigniew Brzezinski.

En su diagrama El agua del planeta (http://goo.gl/x6hxyE), ICA dramatiza la captura aplastantemente mayoritaria del sector agrícola tanto en el uso de agua fresca retirada (de consumo y no consumo) como en su uso de agua retirada por sector –respectivamente 68 y 93 por ciento– frente al minoritario uso doméstico/industrial y eléctrico, sumado a la evaporación de los depósitos.

ICA oculta la geopolítica del agua del siglo XXI (http://goo.gl/WPFeLs) y evalúa que en los próximos 10 años “varios países importantes para Estados Unidos experimentarán problemas acuíferos –escasez, calidad pobre o inundaciones– que amenazan la inestabilidad y los fracasos de los países e incrementan las tensiones regionales que los distraen de trabajar  con Estados Unidos en objetivos políticos importantes para Estados Unidos”, cuando los problemas del agua impedirán la habilidad de países clave para producir alimentos  y generar energía, constituyendo un riesgo a los mercados globales de alimentos y restringiendo su crecimiento económico.

Como resultado de las presiones demográficas y el desarrollo económico, el norte de África, Medio Oriente y el sur de Asia confrontarán los mayores desafíos  para lidiar con los problemas del agua.

A mi juicio, entre los BRICS, India es la más vulnerable, en tanto Brasil, Rusia y China son superpotencias hidráulicas.

ICA paraliza en forma perentoria la capacidad de desalinizar el agua por los países costeros afectados.

No es nada desdeñable la correlación que plantea en los países en vías de desarrollo entre el manejo del binomio agua/agricultura con su PIB.

Las oportunidades de liderazgo global de Estados Unidos son únicas –¡claro, sin contar California ni su expoliación de los ríos Bravo y Colorado!–, según ICA: el “conocimiento ( expertise) de Estados Unidos en el manejo del agua es ampliamente reconocido ”, por lo que el mundo en vías de desarrollo acudirá a Estados Unidos para encabezar a la comunidad (sic) global al desarrollo e implementación de políticas sanas para el manejo de los recursos de agua a nivel local/nacional/regional.

Juzga que existirá presión para que Estados Unidos se comprometa más a hacer del agua una prioridad global con el apoyo a proyectos de desarrollo mayores, incluyendo la ayuda financiera, mediante la “difusión satelital y otros datos sensibles remotos e instrumentos de modelo hidrológico que llevarán a que Estados Unidos apoye el desarrollo de acuerdos legales e institucionales que resuelvan las disputas del agua".

El beneficio de Estados Unidos provendrá de una incrementada demanda de exportaciones agrícolas conforme aumenta la escasez de agua en varias partes del mundo, que dependerán de mercados abiertos, en lugar de buscar acuerdos bilaterales tierra/arrendamiento en otros países para conseguir su seguridad alimentaria. ¡Ni más ni menos que el neoliberalismo global acuífero/agrícola!

Ahora entendemos los alcances del plan israelí de la fétida ley Korenfeld de Conagua (http://goo.gl/yFyEZY).

Un capítulo fundamental de la evaluación de ICA concierne a los riesgos a la agricultura y al crecimiento económico, cuando “en los próximos 10 años el agotamiento del abasto subterráneo en algunas áreas agrícolas –debido al pobre manejo– representará un riesgo al mercado alimentario tanto nacional como global”.

Resulta que numerosos países han sobrexplotado su agua subterránea para satisfacer su creciente demanda alimentaria, por lo que el agua subterránea agotada y degradada puede amenazar la seguridad alimentaria y, por ende, amenazar la disrupción social.

En el México neoliberal itamita hace mucho que fue enterrada la seguridad alimentaria (http://goo.gl/o3WHDL).

Por cierto, el tema de la pendiente reforma agrícola de México lo acabo de abordar en la Cámara de Diputados (https://goo.gl/PGJav9).

ICA cita una perogrullada: cuando el agua asequible para la agricultura es insuficiente, los trabajadores agrícolas pierden su empleo con menores cosechas para cultivar. Hoy 35 por ciento de la fuerza laboral global está empleada en la agricultura, con un alto porcentaje en varios países en vías de desarrollo donde la agricultura consume hasta 95 por ciento del uso total de agua, de acuerdo con la FAO.

Entre la laboricida automatización robótica y los drones, sumados al control tecno-agrícola, ¿cómo piensa Estados Unidos manejar tanto magno desempleo global, con su subsecuente disrupción social?

ICA juzga que varios avances en la producción agrícola se han debido al uso sin precedente de las finitas reservas subterráneas, cuando 99 por ciento del agua fresca asequible del planeta se encuentra en los acuíferos, de los que 2 mil millones de personas dependen del agua subterránea como su única fuente acuífera.

Otro problema radica en que la extracción de agua de los acuíferos excede la tasa de relleno, cuando ciertos sistemas subterráneos necesitan varios siglos para su reposición.

ICA calcula que el sobregiro anual total de los acuíferos en el mundo sean quizá el doble del flujo anual del río Nilo.

Según datos satelitales de la NASA, el agua es agotada más rápido en el norte de India que en otras zonas comparables del mundo.

En 2005, el Banco Mundial evaluó que la irrigación subterránea apoya en forma directa o indirecta 60 por ciento de la agricultura irrigada, y 15 por ciento de la producción alimentaria de India depende del uso insustentable de agua subterránea.

El enfoque de Estados Unidos es privatizador, con el manejo y las inversiones del agua mediante la tecnología que reduce la cantidad de agua necesitada para la agricultura.

A mi juicio, el golpe de Estados Unidos es doblemente letal: lidera la agricultura global y su utilización casi monopólica de la tecnología hidráulica.

El control de Estados Unidos sería total mediante una estructura integrada de manejo del recurso acuífero que evalúa el ecosistema entero y entonces usa la tecnología y la infraestructura para la utilización eficiente del agua, control de inundaciones, redistribución del agua y preservación de la calidad.

En forma perturbadora, ICA cita el aciago acuerdo entre Estados Unidos y México sobre los términos de reparto de agua de los ríos Colorado y Bravo y sus principales afluentes, que permite a Estados Unidos las contribuciones de los afluentes de los ríos mexicanos, sin el acceso de México a las contribuciones de los afluentes de los ríos de Estados Unidos.


No es ninguna novedad el entreguismo masoquista del “México neoliberal itamita”. ¿Tal sería su aplicación al resto del mundo?

23 de septiembre de 2015

LA DEFLACIÓN ES LA PEOR PESADILLA PARA ESTADOS UNIDOS

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Sin salirse de la ortodoxia de la visión puramente financiera, que obvia la caída de la tasa de ganancia del capitalismo mundializado desde al menos los últimos cuarenta años, derivada del desajuste entre una sobreoferta productiva (crisis de producción) sobre la capacidad real de demanda y consumo, como el origen de la megafinanciarización de la economía y, en suma, de la razón primera y última de esta crisis, el autor muestra, sin embargo, la cruda realidad de la economía norteamericana, atrapada entre el riego del Caribdis de la inflación y la amenaza del Escila de la deflación.

El texto fue escrito antes de que la FED pospusiese su subida de las tasas de interés, envuelta en la justificación de que “aunque la economía norteamericana va bien” los “riesgos globales” (China, países emergentes, commodities) se están incrementando. El capitalismo tanto norteamericano como mundial está atrapado sin otras salidas que la guerra, aspecto éste que, no obstante, se desatiende en este artículo.
Sin más, les dejo con el mismo.

Ariel Noyola Rodríguez. Global Research
“Desde hace varios meses la Reserva Federal viene insistiendo con que la recuperación de la economía norteamericana va viento en popa. Sin embargo, los estímulos monetarios multimillonarios (‘Quantitative Easing’) y mantener la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) cercana a cero no ha sido suficiente para disipar por completo las tendencias recesivas. A 7 años de la quiebra de Lehman Brothers, la actual presidenta del banco central estadounidense, Janet Yellen, enfrenta un serio dilema: detener el auge bursátil bajo el riesgo de convertir en realidad la peor pesadilla de Estados Unidos, la deflación.”

La economía de Estados Unidos muestra aparentemente señales de recuperación. Durante el segundo trimestre de 2015 el Producto Interno Bruto (PIB) registró un aumento de 3.7% –en términos anuales–, muy por encima de la primera estimación de 2.3% que se publicó hace 2 meses.

Esta nueva revisión del crecimiento del PIB colmó de optimismo a los dirigentes de Washington, ya que, según ellos, logró disolver la desconfianza que surgió durante el último trimestre de 2014, cuando la actividad económica se desplomó 0.7 puntos porcentuales[1].

Washington se vanagloria de que el mercado laboral se repone a paso veloz. El sector privado generó más de 13 millones de empleos a lo largo de los últimos 5 años y medio[2]. En agosto, la nómina no agrícola sumó 173,000 plazas, que si bien representa un monto menor comparado con el promedio de 247,000 de los últimos 12 meses, por lo menos resultó suficiente para disminuir la tasa de desempleo de 5.3 a 5.1%, la más baja desde abril de 2008[3].

Estados Unidos prácticamente se encuentra en un nivel de «pleno empleo», asevera Loreta J. Mestter, la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland. No obstante, esa presunción contrasta con la precariedad que padece la mayoría. El «modo de vida americano» (‘American way of life’) es una ficción que únicamente aparece en el cine y la televisión. Los estadounidenses que viven en los suburbios más pobres se han convertido en las principales víctimas de una política económica que favorece a menos de 1% de la población.

La Reserva Federal de Estados Unidos tiene un doble mandato, por un lado, promover la creación de empleo y, por otro lado, garantizar la estabilidad de precios, según se lee en los estatutos del banco central. Sin embargo, esos objetivos no se cumplen, son ‘letra muerta’.

En primer lugar, el nivel rentabilidad empresarial no es tan alto como para producir un ciclo expansivo de largo plazo. En consecuencia, la inflación se mantiene demasiado baja, incluso corre el peligro de convertirse en deflación (caída de precios). En segundo lugar, el «dinamismo» del mercado laboral estadounidense está muy sobredimensionado por la Casa Blanca. La tasa de desempleo cercana a 5% oculta que el subempleo todavía se mantiene muy elevado[4].

De acuerdo con una definición mucho más amplia de desempleo (metodología U-6), que incluye a los trabajadores a tiempo parcial (6.5 millones de estadounidenses) –pero que estarían dispuestos a ocupar plazas de tiempo completo–, así como a las personas que abandonaron la búsqueda de empleo durante el último año (1.8 millones de estadounidenses) –pero que eventualmente regresarían a sumarse a la fuerza laboral–, la tasa de desempleo se ubica en 10.3%.

El ‘estancamiento secular’
Si bien la Reserva Federal mantiene desde diciembre de 2008 la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) entre 0 y 0.25%, ello no ha logrado detonar inversiones masivas para, en esa misma proporción, impulsar la creación de empleo en todo el país. Lo mismo sucede en el caso de los programas de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’), son medidas que en poco o nada han contribuido a aliviar el deterioro económico del estadounidense ordinario.

Ben S. Bernanke, el anterior presidente de la Reserva Federal, anunció en diciembre de 2008 la compra de activos sustentados en hipotecas (‘asset-backed securities’), y en noviembre de 2010 la adquisición de bonos del Tesoro (‘U.S. Treasury bonds’), acciones que, según su propia lógica, ayudarían a incrementar el otorgamiento de crédito de parte de los bancos, y mantener las tasas de interés de largo plazo en niveles mínimos.
Nunca en la historia del capitalismo se había llevado a cabo un plan de estímulo monetario de tal magnitud: inyecciones mensuales de liquidez por un monto de 85,000 millones de dólares. Como consecuencia de esa política, las compras multimillonarias de activos multiplicaron por 5 el tamaño de la hoja de balance (‘balance sheet’) de la Reserva Federal, que pasó de 870,000 millones de dólares a más de 4.5 billones de dólares entre agosto de 2007 y noviembre de 2014.

Los mayores beneficiarios resultaron ser los grandes bancos de inversiones: Citigroup, Goldman Sachs, J.P. Morgan Chase, Bank of America, Morgan Stanley, etcétera. En lugar de apoyar el desarrollo de la actividad productiva y la generación de empleos de calidad, la política monetaria «no convencional» implementada por la Reserva Federal promovió la «exuberancia irracional» de los inversionistas que operan en Wall Street. En cambio, en el grueso de la economía el «proceso de recuperación» continuó siendo débil y desigual.
Larry Summers, quien estuvo a cargo del Departamento del Tesoro de 1999 a 2001 bajo la presidencia de Bill Clinton, tomó prestado a finales de 2013 el concepto de ‘estancamiento secular’ para analizar las condiciones de la economía norteamericana, el mismo que el economista Alvin Hansen (1887-1975) hilvanó en la década de 1930, en plena ‘Gran Depresión’[5].

Según Summers, si bien es cierto que las bolsas de valores alcanzaron ya los niveles de capitalización observados antes del estallido de la crisis hipotecaria (‘subprime’) –gracias a la política de estímulos de los bancos centrales–, los países que integran el G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) continúan registrando tasas de crecimiento decepcionantes.

En el caso específico de Estados Unidos, no hay duda de que desde hace varios años se viene consolidando una «nueva normalidad» económica, caracterizada por altos niveles de endeudamiento tanto público como privado, muy poca inversión de capital y creación de empleo marginal. El problema es que el arsenal del Estado norteamericano se ha mostrado cada vez más incapaz de combatir las tendencias recesivas que acechan de cerca a la economía[6].

La Reserva Federal está dividida
Aún no hay consenso entre los integrantes de la Reserva Federal sobre si aumentar o no la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’). Antes de deliberar se reúnen hoy y mañana[7]. La mayor preocupación de las autoridades monetarias de Estados Unidos es el surgimiento de la caída de precios. Y es que la deflación es mucho más dañina para la economía que la inflación elevada.

Como las empresas disminuyen los precios de sus mercancías, los consumidores comienzan a postergar sus compras, con la esperanza puesta en que los precios continuarán cayendo. Los capitalistas se encuentran con un nivel de demanda en caída libre, y en consecuencia, disminuyen sus niveles de producción y realizan despidos masivos.

Los ingresos de los consumidores se desploman, contrayendo aún más el nivel de demanda. Entonces, los empresarios eliminan todavía más producción y empleos, hundidos en una espiral depresiva que combina deflación y caída del PIB. Asimismo, las deudas de las empresas se vuelven onerosas, los impagos aumentan y la solvencia de los bancos se pone en un serio predicamento.

El gran enigma para el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal es que a pesar de los estímulos fiscales y monetarios, el nivel de precios se mantiene por debajo de 2% desde hace 3 años –a excepción de un ligero repunte a mediados de 2014. Durante julio el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) apenas aumentó 0.2% en la comparación interanual. Si se excluyen los precios de los alimentos y la energía, la inflación se ubicó en 1.2%.

Para varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), aunque la inflación se ha visto presionada hacia abajo, no se trata sino de un fenómeno transitorio, que se propicia por el alza del dólar y la deflación de las materias primas (‘commodities’). «Dada la aparente estabilidad en las expectativas de inflación, hay buenas razones para creer que la inflación se acelerará al tiempo que las fuerzas que la mantienen a la baja se disipen aún más», sostuvo a finales de agosto Stanley Fischer, el vicepresidente de la Reserva Federal.

Su actual presidenta, Janet Yellen, considera que elevar los tipos de interés es decisivo para evitar distorsiones en la economía. Si se mantienen los tipos de interés cercanos a cero durante un largo período, argumenta Yellen, se corre el peligro de fomentar la formación de burbujas financieras, pues el crédito barato alimenta la apuestas especulativas de los bancos de inversión.

Sin embargo, si se eleva el costo de crédito, aumentarían también las probabilidades de sumergirse en la recesión. Toda vez que los salarios permanecen estancados desde la década de 1970, su impulso sobre la inflación es marginal. Los nuevos empleos han resultado insuficientes para incrementar el nivel general de precios. El mes pasado las remuneraciones salariales por hora únicamente crecieron 2.2% en comparación con 2014, mientras que antes de la crisis aumentaban por encima de 4%.

¿Y ahora qué sigue?
La Reserva Federal está atrapada. Es imposible que detenga el auge bursátil sin aumentar al mismo tiempo los riesgos deflacionarios sobre la economía. Si la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) permanece intacta, será entonces evidente que Estados Unidos es mucho más vulnerable de lo que todo el mundo cree.

La burbuja financiera se sigue hinchando y más temprano que tarde terminará por estallar[8]. Durante el mes de agosto se registraron mayores turbulencias en la economía global: desplome del índice Dow Jones en más de 1,000 puntos, caídas sucesivas en la bolsa de valores de Shanghái, nueva recesión en Japón, estancamiento en Francia y Reino Unido, aumento de la deflación en Grecia, drástica desaceleración en los países de América Latina y el Caribe, etcétera.

Ahora bien, si la Reserva Federal apuesta por aumentar los tipos de interés, los elementos «transitorios» que supuestamente socavan la inflación –según la opinión de Stanley Fischer–, tomarían mayor fuerza. Esto es, el alza del dólar sería más pronunciada ante las salidas masivas de capitales de los mercados emergentes. Lo mismo sucedería con la caída de los precios de las materias primas (‘commodities’), los inversionistas se desprenderían de inmediato de los títulos financieros relacionados con la energía, con lo cual, Estados Unidos pasaría de registrar una tasa de inflación muy baja a de plano ahogarse en la deflación.

La fragilidad de la economía mundial ha saboteado hasta ahora las pretensiones de los bancos centrales de apretar (‘tightening’) la política monetaria en los años recientes[9]. El Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón y el Riksbank (el banco central de Suecia), dieron marcha atrás poco después de aumentar las tasas de interés de referencia. Como la inflación volvió a caer, la economía entró de nuevo en recesión, y el nivel de endeudamiento creció, los bancos centrales de los países industrializados no tuvieron otra alternativa que volver a establecer las tasas de interés cerca de cero.

La Reserva Federal por su parte, ha puesto en claro que el aumento de los tipos de interés será muy lento. Esto decir, después del primer incremento –que si no se concreta en septiembre, puede tener lugar en octubre y diciembre de este año, o bien como lo sugieren el Fondo Monetario Internacional (FMI)[10] y el Banco Mundial[11], hasta 2016– pasará bastante tiempo antes de otra subida.

No obstante, si la medida precipita el desplome del PIB y consolida la deflación, la Reserva Federal no únicamente quedaría enterrada en el descrédito absoluto, sino que luego de regresar a disminuir las tasas de interés, incluso se vería obligada a poner en marcha una cuarta etapa de su programa de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’)[12], mismo que concluyó en noviembre de 2014.

En suma, a 7 años de la quiebra de Lehman Brothers la economía estadounidense se encuentra en vilo. Los miles de millones de dólares gastados para salvar a los banqueros de Nueva York colocaron a las finanzas públicas en la bancarrota y hundieron a centenares de familias en la miseria. La maldición de una nueva crisis aún no desaparece. Si la Reserva Federal se equivoca, la pesadilla de la deflación se puede convertir en una dolorosa realidad para Estados Unidos.

NOTAS 
[1] «As Economies Gasp Globally, U.S. Growth Quickens», Nelson D. Schwartz, The New York Times, August 27, 2015.
[2] «The Employment Situation in August», Jason Furman, The White House, September 4, 2015.
[4] «The Federal Reserve: More red lights than green», The Economist, September 12, 2015.
[5] «Why stagnation might prove to be the new normal», Lawrence Summers, The Financial Times, December 15, 2013.
[6] «U.S. Lacks Ammo for Next Economic Crisis», Jon Hilsenrath & Nick Timiraos, The Wall Street Journal, August 17, 2015.
[7] Nota del Editor: el autor se refiere a la reunión llevada a cabo los días 16 y 17 de septiembre.
[8] «Fears grow over US stock market bubble», John Authers, The Financial Times, September 13, 2015.
[9] «A brief history of rate rises: Tightening pains», The Economist, September 12, 2015.
[10] «IMF Urges Fed to Postpone Rate Liftoff to First Half of 2016», Kasia Klimasinska & Andrew Mayeda,Bloomberg, June 4, 2015.
[11] «World Bank chief economist warns Fed to delay rate rise», Shawn Donnan & Sam Fleming, The Financial Times, September 9, 2015.
[12] «Market talk suddenly turns to specter of QE4», Jeff Cox, CNBC, August 24, 2015.

22 de septiembre de 2015

¡POBRE GRECIA!

Pedro Olalla. CTXT

“Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ahora es nada menos que la “izquierda radical” la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum”

Por desgracia, estaba ya muy claro que Grecia era llamada el 20 de septiembre a las urnas para legitimar una nueva comparsa de títeres dispuesta a ejecutar los designios de sus acreedores, recogidos en el Acuerdo de Préstamo de 2010 y en el nuevo Memorándum. El NO del referéndum fue interpretado hace semanas como un SÍ, y las elecciones fueron convocadas por la vía rápida con el único fin de ratificar en las urnas esta misteriosa asunción.

Esto explica –aunque no justifica– que el voto mayoritario fuera aplastantemente la abstención (45%). Lo explica, porque refleja el desengaño, la desconfianza y el “castigo” de buena parte del electorado; pero no lo justifica en absoluto porque, mientras no haya una ley electoral que declare nulas las elecciones a partir de una cierta tasa de abstención, la abstención se traduce únicamente en un mayor peso específico de cada voto que entra en las urnas. Y así, el desengaño y el supuesto castigo se ha traducido, por arte matemática, en un Parlamento arrasadoramente pro-rescate, donde no ha conseguido entrar siquiera un nuevo diputado disidente.

Semanas después de un insólito referéndum –el único de los últimos cuarenta años de “democracia”– en el que, con los bancos cerrados y contra todo pronóstico mediático, el 62% de los votantes expresaron un rotundo NO a un nuevo memorándum, gana las elecciones el mismo partido que, haciendo caso omiso al resultado del plebiscito convocado por su propia iniciativa, acaba de firmar el más oneroso de los memoranda y de conseguir que sea aprobado por el Parlamento… ¡gracias a los votos de la oposición! ¡Europa está encantada! Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ya no es sólo el neoliberalismo, ni el bipartidismo tradicional, ni la vieja democracia cristiana, ahora es nada menos que la “izquierda radical” (sic) la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum. ¡Arrepentidos los quiere Europa!

Los votantes que hoy celebran el triunfo de Syriza son quienes creen aún en el discurso cándido de que es posible cambiar Europa desde dentro, de que un amplio frente de partidos de nueva creación conseguirá vencer al núcleo duro del euro y de la Unión y convertir Europa en un paraíso democrático y solidario. Pero los tiros no van por ahí: lo demuestra la intransigencia de las Instituciones y del Eurogrupo en las “negociaciones” del nuevo rescate, lo demuestra la creciente creación de superorganismos y tratados opacos y ajenos al control de los gobiernos y de los ciudadanos, lo demuestra la renuncia a la soberanía aparejada a cada cláusula de los memoranda, y lo demuestra, abiertamente, la reciente negativa en bloque de los países de la Unión Europea –a instancias del Ecofin– a aprobar la Resolución de Naciones Unidas sobre el marco de principios básicos para la reestructuración económica de los Estados endeudados: una resolución muy moderada que trata de salvaguardar en lo posible la soberanía nacional, la legalidad, la transparencia y los derechos de los Estados soberanos ante sus acreedores, y que, hace apenas diez días, el Gobierno de Syriza-ANEL se ha abstenido de firmar, pese a estar supuestamente reivindicando ante sus socios la reestructuración de una deuda inviable.

No sorprende, en el fondo: dicho gobierno tampoco ha apelado, para argumentar su reivindicación, a las declaraciones del propio Parlamento Europeo (14/5/2014) sobre la violación del derecho originario de la Unión por parte de los acuerdos firmados con la Troika; ni ha invocado la reciente declaración del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas acerca de que las políticas de austeridad aplicadas en Grecia contravienen la Carta de Derechos Humanos de la ONU, la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, y otros acuerdos internacionales; ni ha hecho suyos los recelos del propio FMI sobre la viabilidad de la deuda; ni siquiera ha hecho uso alguno del revelador informe de la Comisión de la Verdad sobre la legitimidad de la deuda, encargado por la propia presidencia del Parlamento griego a un equipo internacional de auditores encabezado por Eric Toussaint. La intención, pues, parece clara: adelante con el plan.

La aplicación del nuevo memorándum ya ha sido sancionada en las urnas. Aplicarlo será, a partir de ahora, “dar cumplimiento a la voluntad popular”. El nuevo “presidente” de Grecia será el tecnócrata holandés Maarten Verwey, director general de la Comisión Europea para asuntos de reformas estructurales, y el Parlamento soberano sancionará sus planes, sesión tras sesión, para sosiego de los acreedores y avance del proceso de consumación europea.

Las medidas del nuevo memorándum no tienen nada que ofrecer al pueblo griego: lo prueba la experiencia de los últimos años, y nadie puede ya decir honestamente que dicha afirmación rotunda es sólo ideología o cábala. Todas las onerosas medidas que se han aplicado desde 2010 para afrontar la deuda pública la han elevado del 120% al 180% del PIB, y sigue creciendo. Mientras el PIB sigue disminuyendo, siguen disminuyendo los salarios, las pensiones, las prestaciones sociales, los derechos laborales, la riqueza nacional, la soberanía, la esperanza de vida. Y mientras siguen aumentando los impuestos, y el paro, y la emigración, y la tasa de suicidios, y la tasa de mortalidad. El nuevo memorándum traerá nuevos recortes en salarios, pensiones y gasto social; pero también aumentará la deuda en 83.000 millones más, de los que el 85% irá directamente a amortizar capital e intereses y a recapitalizar a la banca privada; y también aumentará el expolio, pues, ahí donde Grecia está desde hace años sometida al mayor plan de privatizaciones del mundo, ahora se le exige vender nuevos activos por la ingente suma de 50.000 millones de euros; y disminuirá la transparencia, pues se le exige eliminar los mecanismos de control estatal sobre los presupuestos y transferirlo directamente a Europa; y disminuirán, si aún es posible, los últimos reductos de soberanía, pues la firma con el Mecanismo Europeo de Estabilidad implica la acatación sin condiciones de sus directrices.

Grecia no tiene tiempo para esperar a que Europa cambie desde dentro. ¿Cuántas elecciones, cuántos gobiernos, cuántos memoranda han de sucederse todavía para que despertemos de una vez y pongamos fin a esta locura?