A finales de abril de 2019
escribí en un artículo
de La Barricada… lo siguiente:
“Cuando vuelvan mal dadas en la economía, la rabia social que ya no
canaliza Podemos y que no puede organizar ni dar dirección política una opción
de clase porque ya no hay comunistas, si tienen la habilidad para abandonar la
línea liberal de la extrema derecha austriaca o brasileña que hoy les inspira,
y optan por la social de Marine Le Pen, ahí sí que estaremos ante un auténtico
problema porque, entonces lo que hoy es ultraderecha puede pasar a ser fascismo
organizado y escuadrista realmente peligroso”. Me refería a VOX,
obviamente.
Intentar hacer prospectiva
política, anticipando posibles escenarios de futuro, a partir del análisis de unos
cuantos datos, siempre subjetivos en su elección e interpretación, es algo
arriesgado, especialmente en tiempos en los que la brutal aceleración histórica
corrige de manera inmediata las previsiones que hicimos 5 minutos antes.
Generalmente en unas hipótesis de
marco general se acierta en unas cosas y se yerra en otras, casi siempre a
partir de una combinación de azar y de una acertada o no elección de las
variables que van a intervenir en el futuro y de cómo se comportarán.
Ejemplo de error fue en el mismo
texto aludido afirmar la muerte política del PP y de su Presidente Casado. El
clima de miedo ante las consecuencias económicas del confinamiento y de su
larga y, en mi opinión, necesaria duración para aplanar la curva de muertes por
la COVID-19, le ha dado alas para desplegar su estrategia de tensión y
degradación del ambiente político español, en donde VOX ha jugado un papel
decisivo. Y les ha funcionado a ambos, más allá de lo que digan las encuestas,
que demuestran que el cliente que paga por ellas siempre tiene la razón, sea
quien sea este cliente. Pero, ¿quién esperaba al coronavirus? Salvo algún
conspiranoico que, como las sectas religiosas siempre están anunciando la peor
calamidad, y alguna vez han de acertar, por aquello de que un reloj parado da
la hora correcta 2 veces al día, Bill Gates, que es más listo que toda la
humanidad junta y parte de la existencia extraterrestre y los Simpson, que
desde que apareció esa serie de dibujos amarillos ha previsto todo lo sucedido
en el mundo, nadie.
Las consecuencias económicas
mundiales de la COVID-19 han impactado de lleno en una crisis capitalista que
había experimentado una débil recuperación y que en los últimos años daba
claros signos de agotamiento de dicha etapa expansiva. Evidentemente a esta
recuperación de bríos del PP han contribuido los errores del propio gobierno de
progres, no en el planteamiento y enfoque de las medidas para afrontar la
pandemia sino en la gestión de su comunicación para hacerlo, sus propios bandazos
y, por supuesto, su falta de capacidad de respuesta en forma de medidas
mínimamente eficaces para paliar las consecuencias sociales y económicas de la
paralización de la actividad económica del país para las clases populares en
general y la trabajadora en particular.
En cambio, sí creo haber acertado
en la cuestión de la “lepenización” de VOX. Pero ¿de qué estoy hablando cuando
señalo que este partido se ha “lepenizado”?
Por lepenización entiendo el
acercamiento a las posiciones “sociales” del antiguo Frente Nacional (FN)
francés, hoy Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN) de Marine Le
Pen, hija del fundador del partido y elemento central de del éxito electoral
del fascismo francés.
Es necesario señalar que el fascismo
“social” de Marine Le Pen, en Europa y en el mundo, es más una excepción que la
regla.
Rassemblement National, antes Frente
Nacional, se presenta como la opción de las clases populares francesas, plantea
supuestas políticas de protección social a éstas y defiende la recuperación de
la soberanía nacional como mecanismo para lograr esa protección frente a “la UE de las oligarquías”, como si la
economía francesa no estuviera conectada, como la española, con otras economías
internacionales. Les funciona perfectamente en un país en el que la revolución
burguesa de 1789 fundió los conceptos pueblo y nación, y en el que ya no
existen ni el gaullismo ni la izquierda, por definición reformista por mucho
que vocifere, de los social-liberales del PSF ni de los socialdemócratas del
PCF. Tan solo queda, tambaleante y desnortada, como un boxeador sonado, la versión francesa del anguitismo, también en
lo histriónico y populista, representada por la Francia Insumisa de Melenchon,
a quienes solo la suprema ignorancia puede confundir con el marxismo.
Hoy, Rassemblement National es el
primer partido de Francia, por delante del macronismo liberal y elitista, al
que solo la unión de los demás partidos en apoyo del ex banquero pudo frenar en
su día pero una operación política, organizada desde el propio Eliseo con el
apoyo y financiación de élites económicas, difícilmente lo podría lograr hoy.
Solo la clase trabajadora
francesa resiste desde unos sindicatos debilitados pero muy combativos, con la
excepción de la “socialista” y pactista CFDT. Pero ha de atravesar, sin
referencia política alguna, el estrecho paso
entre el Escila de Macron, que los reprime salvajemente en las calles, y el
Caribdis del lepenismo que acabará con las pocas libertades que aún quedan en
Francia cuando logre encaramarse al gobierno y asentarse en él, ya sin
oponentes. Entonces ya no necesitará el
simulacro de su dimensión social y se homologará a los demás fascismos
neoliberales. Hasta entonces, se disfrazará de lo que no es.
Por su parte, VOX, por mucho que
recuerde al señorito parásito que no vive de su trabajo sino de lo que el
oportunismo le procura (Abascal y Ortega Smith son buenos ejemplos de ello),
tuvo en su refundación, una vez acabado el liderazgo del apolillado
Vidal-Quadras, la extraña anotación de algunos detalles que dejaban abiertos
varios escenarios posibles:
- Si, por un lado, VOX tiene un programa económico ultraliberal, proponiendo la privatización de lo que dejó por privatizar el PP, el resto de la sanidad privada, dar la última estocada a las pensiones mediante sistemas de capitalización y potenciar aún más la educación privada, con el cheque escolar, por el otro, hizo un guiño en la campaña de las pasadas elecciones generales a sectores de la clase trabajadora con el lema “la España que madruga”. Se supone que las clases altas lo hacen también para ir al golf y volverse a la cama después de un duro partido de este sufrido “deporte”; lema que también utilizó el PP, y con anterioridad el partido de Marine Le Pen.
- Si, por una parte, VOX, se presenta como defensor de la libertad frente a la “dictadura progre” del gobierno social (¿dónde?)- comunista (¿¿¿dónde???)-bolivariano (¿qué demonios tiene que ver el populismo bonapartista con ser socialista o comunista?), por otra, deja clara la importancia que otorga a al algunas de sus referencias ideológicas al citar, tanto en debates preelectorales como en redes sociales, al fundador de las JONS, Ramiro Ledesma Ramos, representante del sector más “obrerista” de Falange Española de las JONS, luego expulsado de Falange por diferencias con el señorito burgués José Antonio. Hay que señalar que ninguno de los medios de comunicación que se hicieron eco de la mención de Abascal a Ledesma Ramos señala que éste se sentía ideológicamente próximo a las tesis del ala izquierda del NSDAP (partido nazi alemán), representado por los hermanos Otto y Gregor Strasser y por el jefe de las SA Ernst Röhm. No creo que esta omisión se deba solo a la casi generalizada ignorancia del sector periodístico sino, en gran medida, a una autocontención mediática en las críticas y el rechazo a lo que VOX es y representa. Al fin y al cabo, siempre conviene tener a mano a los encargados de hacer limpieza cuando se necesite y no es cosa de desprestigiarlos en exceso.
Es ese escenario el que explica
el salto oportunista de VOX. La organización fascista ha difundido
recientemente vídeos en las redes sociales y en su canal de Youtube
en los que se presenta como heredero natural del espíritu del 15M, según
señalan en ellos traicionado por Podemos . En un formato testimonial, dos
hombres y una mujer establecen un vínculo entre la ilusión, luego rota, del 15M
y la esperanza que sienten con VOX (“lo nuevo”, rellenable con salsas al gusto
de cada comensal, actúa en los dos casos como fetiche que los dota de
significado, como “lo nuevo” fue también el sagrado valor en el caso del ya
viejo Podemos) y entre la rabia organizada que representaban los indignados de
entonces y los de ahora. Podría llegar a funcionar hasta cierto punto porque la
ignorancia que existía entre muchos de quienes participaron en el movimiento
del 15M corre pareja a los que componen la hinchada de VOX y el grado de
fanatismo y cerrazón es similar.
Sorprende, porque es antagónico con su programa ultraliberal que, entre sus medidas para "proteger España", hayan incluido la propuesta de que el Estado asuma el pago de la nómina, drante tres meses, de todos los trabajadores afectados por la inactividad económica derivada de la COVID-19 así como que, en el caso de los autónomos, el Estado cubra "el pago de una cantidad equivalente al ingreso medio de de su facturación en los tres meses anteriores".
Esas medidas para "proteger España" incluyen también la suspensión de todos los impustos que gravan el consumo de suministro de los hagares (agua, luz y gas). Llamativo que a estos ultraliberales en lo económico y fascistas en lo político lo que les preocupe es la parte de los impuestos del servicio y no la el pago del servicio en sí, cuyo abono dejan intacto, cuando estamos ante una situación de emergencia social, que deja a cientos de miles de hogares sin capacidad de pago de dichos servicios, cuyo suministro ya protege el gobierno prohibiendo su corte por impago.
Y, para remate "popular", añaden en su Plan de Emergencia Nacional por los efectos de la pandemia la propuesta de que se suspenda el pago de la parte del capital en la cuota de amortización de los préstamos hipotecarios; moratoria que ya fue apobada por el gobierno para que fuera asumida por los bancos en los casos de afectados laboralmente por la COVID-19 que lo solicitasen.
Sorprende, porque es antagónico con su programa ultraliberal que, entre sus medidas para "proteger España", hayan incluido la propuesta de que el Estado asuma el pago de la nómina, drante tres meses, de todos los trabajadores afectados por la inactividad económica derivada de la COVID-19 así como que, en el caso de los autónomos, el Estado cubra "el pago de una cantidad equivalente al ingreso medio de de su facturación en los tres meses anteriores".
Esas medidas para "proteger España" incluyen también la suspensión de todos los impustos que gravan el consumo de suministro de los hagares (agua, luz y gas). Llamativo que a estos ultraliberales en lo económico y fascistas en lo político lo que les preocupe es la parte de los impuestos del servicio y no la el pago del servicio en sí, cuyo abono dejan intacto, cuando estamos ante una situación de emergencia social, que deja a cientos de miles de hogares sin capacidad de pago de dichos servicios, cuyo suministro ya protege el gobierno prohibiendo su corte por impago.
Y, para remate "popular", añaden en su Plan de Emergencia Nacional por los efectos de la pandemia la propuesta de que se suspenda el pago de la parte del capital en la cuota de amortización de los préstamos hipotecarios; moratoria que ya fue apobada por el gobierno para que fuera asumida por los bancos en los casos de afectados laboralmente por la COVID-19 que lo solicitasen.
El supuesto apoyo a la existencia
de algún tipo de Ingreso Mínimo Vital (IMV), que es ridículo e insultante en su
menguada cuantía para las necesidades reales de cualquier candidato a
percibirla, sea a nivel individual o familiar, ha sido otro de los giros “sociales”
de VOX, que ha pasado del exabrupto despectivo de “la paguita” y de los
subsidiados a los que se compra el voto a otro que admite que hay una situación
de emergencia social nacional. En palabras de Jorge Buxadé, portavoz del Comité
de Acción Política de estos fascistas, VOX “no
está en contra” del mismo. Esta pirueta la ha dado después de calificar el
citado portavoz hace más de un mes a este subsidio no contributivo de “solución venezolana” y de “paguita clientelar y para menas”. A ver
cómo vas a incendiar de odio a los "cacerolos" de los barrios obreros cuando esos
mismos "cacerolos" se vean ante la disyuntiva de aceptar tan exiguo subsidio o
ser fieles cabestros obedientes al partido, renunciar a ello y comerse los
mocos. Pero como la cabra tira al monte,
no pueden renunciar a segur intoxicando de odio y mentiras al desgraciado
analfabeto político que ya había decidido hace mucho qué mentiras iba a comprar
del conjunto de las ofrecidas en el
supermercado de marcas electorales. Y han decidido dar otro giro más en relación
al asunto de la “paguita”, uniéndola a otro de sus chivos expiatorios, la
emigración y, dentro de ella, la de los más desesperados, “los que llegan en patera”, según afirman el generalisímo Santiago Abascal
y su cabo furriel Ignacio Garriga en las redes sociales.
Es cierto que se exceptúa de la
exigencia de “tener residencia legal y
efectiva en España y haberla tenido de forma continuada e ininterrumpida
durante al menos el año inmediatamente anterior a la fecha de presentación de
la solicitud” para ser perceptor del IMV a “las personas víctimas de trata de seres humanos y de explotación
sexual, que acreditarán esta condición a través de un informe emitido por los
servicios públicos encargados de la atención integral a estas víctimas o por
los servicios sociales, así como por cualquier otro medio de acreditación que
se desarrolle reglamentariamente” pero no estaría de más hacerse las
siguientes preguntas:
- ¿Cómo se acredita que los de las pateras son “víctimas de trata de seres humanos”? ¿Se envían cuestionarios a los responsables de la red de trata de seres humanos en Libia, Mauritania, Marruecos o donde sea, pidiendo que faciliten el listado de nombres y apellidos de quienes han llegado a España en patera?
- ¿Saben ustedes que se habla explícitamente de “trata de seres humanos y de explotación sexual” pero que no se menciona, por lo que se excluye, a los que trafican con seres humanos, probablemente la mayoría de los casos de quienes llegan en patera? ¿Saben que la “trata” se refiere a redes de explotación laboral o sexual, mientras que el “tráfico ilegal” de personas se limita a facilitar que los sin papeles entren ilegalmente en un país extranjero sin otro vínculo posterior pero no están contemplados en la excepción de la exigencia de residencia legal en España durante al menos un año ?
- ¿Se imaginan la diligencia con la que los funcionarios de las Comunidades gobernadas por el PP (Galicia) o en colaboración con VOX y Ciudadanos (Madrid, Andalucía, Murcia) o solo con VOX (Ceuta), o solo con Ciudadanos (Castilla-León) emitirán sus informes que demuestren la trata de seres humanos de los llegados en patera, toda vez que la gestión de la IMV corresponderá a las Comunidades Autónomas y no al Estado central? Yo no. Si usted sí lo imagina es que no ha vivido lo que pasó con la ley de dependencia durante todos estos años en las Comunidades, cuya gestión también les correspondió a estos niveles de la estructura del Estado, gobernadas por la derecha. A lo mejor es que usted no estaba en España porque acaba de llegar en patera.
El escenario es absolutamente
propicio para un fascismo lepenista en medio del gobierno de la izquierda –la
única existente, la que se limita a reformar, si le dejan, cuando le dejan. Los
comunistas que lo son no hablan de izquierda y derecha sino de lucha de clases,
explotación capitalista y socialismo- que ya no gobierna nada, al que la
geometría variable se le ha vuelto navajas en cada esquina, amistades
peligrosas y amantes volubles cada vez más caras. Ese escenario se complica aún más con un gobierno de izquierda que
deja a 400.000 trabajadores, y sus familias, fuera de los ERTEs, que engaña con
un IMV que es una mierda y consecuencia de un proceso de desvinculación del salario diferido (desempleo
y pensiones) de los derechos conquistados por los trabajadores y ligados al
trabajo . Y aún peor, con un IMV que centenares de miles
de seres humanos de la economía formal (la que implica un contrato o una
cotización social de autónomo) o de la sumergida (que ya no se elige porque se
sabe que no hay futuro en ella ni tras ella, sino en la que se cae de modo
sobrevenido) no cobrarán, dejándolos a los pies de los caballos de de la caridad
religiosa o, en el mejor de los casos, de la solidaridad social.
Después de que un sujeto como Aznar se haya manifestado partidario del IMV, aunque con carácter temporal, deberían los más entusiastas del mismo preguntarse hasta qué punto la pérdida de conquistas sociales ligadas al trabajo y a una pensión contributiva, es decir, la que más les costará eliminar, no estará propiciando un camino abierto al asistencialismo sin derechos consolidados, al que tantos de nosotros deberemos recurrir para sobrevivir pero sin olvidar todo lo que perdemos por el camino con fórmulas como la aludida.
Después de que un sujeto como Aznar se haya manifestado partidario del IMV, aunque con carácter temporal, deberían los más entusiastas del mismo preguntarse hasta qué punto la pérdida de conquistas sociales ligadas al trabajo y a una pensión contributiva, es decir, la que más les costará eliminar, no estará propiciando un camino abierto al asistencialismo sin derechos consolidados, al que tantos de nosotros deberemos recurrir para sobrevivir pero sin olvidar todo lo que perdemos por el camino con fórmulas como la aludida.
El contexto ambiental, el clima
político no puede ser peor. Como en las sucesivas ocasiones en las que la
derecha española ha alcanzado el gobierno desde Aznar, los reaccionarios del PP
intentan volver al gobierno mediante la defenestración del que temporalmente lo
ocupa. Casado y sus compinches, la marquesa del Largo Periscopio y la virgen doliente y viuda de la Comunidad de Madrid, que dice que no tolerarará que se califique de "fascistas" a quienes considera sus socios principales, compiten con
los fascistas de VOX en la intoxicación, el insulto, las acusaciones políticas
y personales más abyectas, la grosera tergiversación de los hechos, la mentira
y las medias verdades.
El clima perfecto para la peor involución política es éste. Un momento en el que la izquierda demuestra una vez más que su reformismo intrínseco está ya agotado porque ya no dispone siquiera del recurso al keynesianismo capitalista de recuperación del consumo sino que se le impone a nivel mundial el salvamento de las empresas y corporaciones capitalistas, mediante grandes inversiones mancomunadas europeas y nuevas emisiones de deuda pública, que pagará de nuevo la clase trabajadora, y un fascismo que se irá presentando, cada vez más, como solidario "con toda la nación" (empresarios y trabajadores, explotadores y explotados). Y toda esa amenaza se presenta sin una organización alternativa de clase contra clase y de defensa de la independencia de los intereses de la clase trabajadora.
La violencia verbal de la Brunete
mediática se ha unido al griterío de borrachos pendencieros de taberna del
circo parlamentario. No es algo extraño al parlamentarismo burgués. Forma parte
del espectáculo circense de artificio con el que sus señorías aparentan unas diferencias
irreconciliables cuando, en realidad, ninguno de los bandos defiende sistemas
económicos antagónicos sino que tan solo compiten por quiénes serán los esbirros
políticos preferidos por el capitalismo.
Acusar a este gobierno de
acobardados minisocialdemócratas de ser social-comunista es tan falso como
afirmar que 462 € mensuales, para quien los cobre, desincentivará la búsqueda
de empleo, cuando la realidad es que su absoluta insuficiencia obligará muchos
parados a aceptar salarios aún más miserables que los que cobraban antes de la
pandemia para alcanzar unos ingresos de mera supervivencia.
Pero toda esta sarta de mentiras,
falsificaciones y calumnias enrarece el clima social, crispando a un país de
desinformados que solo acuden al abrevadero más sensacionalista y previamente acorde
con la opinión distorsionada que ya tenían. El envenenamiento de las
conciencias se hace por compartimentos estancos en los que nunca se cruza al
otro lado para contrastar las deformaciones que se degluten con fervor de fanático
idiotizado e ignorante, y forjarse, de este modo, opiniones propias,
comprobando las mentiras de unos y otros.
Hoy desde el circo parlamentario,
hasta la calle, pasando, cómo no, por todos los medios de desinformación y
redes anti“sociales” de propagación del odio, son un gigantesco estercolero del
que solo es posible escapar encerrándose para siempre en casa y negándose a ver
la televisión, escuchar la radio o conectarse a Internet, tansformándose en un
Robinson absoluto.
Pero eso es justamente lo que
quieren tanto “progres”, como reaccionarios, como fascistas, que quienes no nos
sentimos representados por ninguno de ellos –el parado que sabe lo que se le
viene encima, el trabajador con contrato que ve en peligro su empleo, el precario, el autónomo que ya no puede pagar su cuota a la Seguridad Social, el sumergido
hasta el cuello,… que son conscientes de que este fuego de artificio puede
acabar por arrasar a la sociedad pero no resuelve su situación- cerremos la
boca, nos quedemos en casa, asumamos pasivamente nuestro destino y nos neguemos
a salir a la calle para defender primero, la protección de nuestras necesidades
más elementales, y después, señalar que bajo un sistema económico que opone la
explotación y la sobreexplotación laborales y la búsqueda del beneficio a la
defensa de nuestras vidas, éstas carecen de valor y de futuro algunos.
La pelea que ya toca es la pelea
real. La defensa de la sanidad pública que salva vidas, junto a cada centro de
salud y al lado de cada hospital, impedir que los ERTEs se conviertan en despidos
libres de los EREs, exigir que cada parado, de la COVID-19 o no, tenga cobertura
decente de desempleo, vinculada al
trabajo y no a un asistencialismo no contributivo para las pensiones, exigir
que nadie pierda su vivienda, sea de alquiler o propia,… No hay otra lucha
inmediata que merezca adquirir la importancia de ésta. Priorizar cualquier otra, o incluso ponerla a la misma altura que las anteriores, es un
fraude en defensa de los intereses de cada chiringuito político; fraude que, de
paso, da balones de oxígeno al capitalismo, que necesita para mantener su tasa
de beneficio del sacrificio de nuestras vidas y de la eliminación de nuestras
conquistas históricas como trabajadores.
Solo así se combate el fascismo.
Solo así se desintoxica a los dopados por el odio y el fanatismo.