18 de mayo de 2018

LA CLASE TRABAJADORA PUEDE TOMAR LA INCIATIVA EN LA LUCHA SI SE ORGANIZA

Por Marat
Tras un período de larga sequía en la que los conflictos eran particulares, específicos de empresas concretas y circunscritos a colectivos limitados en su número, hemos ido viendo cómo ha ido multiplicándose su número, aumentando el número de sus afectados y participantes y generalizándose de un modo amplio.

Mucho antes hubimos de pasar por el sarampión ciudadanista, inclusivo y desclasado de los sectores menos concienciados en la lucha de clases. Acabamos de pasar el séptimo aniversario de un 15M que se ha ido convirtiendo en huérfano de padres y defensores.

Luego habría de llegar su subproducto, Podemos, que de prometer asaltar los cielos acabó por convertirse en una nueva alternativa, junto con Ciudadanos, de intercesores para el mantenimiento del status quo político legitimador del sistema capitalista.

El 8M del feminismo de la sororidad de todas las mujeres, independientemente de la clase social a la que unas y otras perteneciesen, logró un éxito mediático y solo parcialmente ideológico pero de escasa repercusión en su capacidad de convertir su pretendida huelga en una paralización del país. Su resultado final es la conversión del feminismo burgués en un intento fallido de enfrentamiento de sustituir la lucha de clases por la de géneros -la lucha de clases está volviendo a llenar las calles y a parar centros de producción- y a generar un enfrentamiento interno del todas contra todas: trans contra sectores feministas y viceversa, partidarias de legalizar la prostitución contra partidarias de abolirla, partidarias de la gestación subrogada contra enfrentadas a la venta de sus úteros,...Desde la realidad del caos actual de un feminismo que no es capaz de resolver sus propias contradicciones, la afirmación de que “la revolución será feminista o no será” empieza a ser tan cierta como la esperanza de que la revolución sea televisada, salvo que no sea revolución sino involución y que, no esté protagonizada por la clase trabajadora sino por su vieja enemiga, la burguesía.

En otro plano identitario, el de las patrias, el procés catalán va llegando hasta sus últimas consecuencias, las de su regresión ideológica hacia la xenofobia, el supremacismo y el ridículo de ver cómo los pretendidos procesistas de izquierda son solo nacionalistas que ponen toda cuestión de clase al servicio de un bien superior: el de la burguesía que dirige el proyecto hacia la supervivencia de los miembros de la misma instalados en las instituciones que les han permitido acumular capital por la vía de la acumulación por desposesión y de la autosubvención institucional.

Por mucho que intenten los defensores del independentismo catalán lanzar balones fuera sobre el agotamiento de su procés en base al nacionalismo español centralista y reaccionario lo cierto es que los intereses de clase de unos y otros se acercan mucho más de lo que se separan cuando votan juntos PdeCat, PP, Ciudadanos y PNV para defender el sagrado derecho a la propiedad de la vivienda o cuando PP y PdeCat lo hacen para evitar una legislación que incremente el control sobre los partidos (la corrupción no se toca. Cada territorio es un cortijo de quien lo controla) o cuando lo hacen directamente para proteger al corrupto . No tiene sentido continuar señalando casos que demuestran hasta qué punto una cosa es la bandera, tras la que hacer formar a sus mesnadas, y otra muy distinta la cartera.

Pero la realidad se impone.
Los expertos y gurús económicos del capital ya no discuten sobre la llegada de la próxima crisis. Su s únicas divergencias son las de cuándo llegará y si su efecto será mayor, igual o menor que la fase actual de la que dicen los gobernantes que estamos saliendo y que no es sino una fase más de la que se inició con la crisis de acumulación del pasado siglo, en 1973 y que no ha hecho otra cosa que replicarse en fases sucesivas como una gran matrioska que crece exponencialmente.

A pesar del optimismo que vende el gobierno del PP y de los últimos 4 años de fabricación mediática de ilusión, solo comprada por los sectores con capacidad de recuperar ciertos niveles de consumo, lo cierto es que la crisis capitalista ha dejado un coeficiente de Gini relativo a los índices de desigualdad económica realmente calamitoso en comparación a las fases de recuperación de los distintos momentos de esta crisis sistémica que se acerca a los 50 años de existencia.

No es de extrañar que esto suceda cuando el precio de la vivienda nueva se ha disparado ya por encima de 2007, año clave en la conformación de la burbuja especulativa, cuando las viviendas de alquiler han subido una media de un 7,8% según cifras del mes de abril, en ciudades como Madrid, cuando los sueldos (lo que los marxistas llamamos salario directo) continúan congelados, salvo en algunas grandes empresas y para los empleos de cualificaciones medias-altas, cuando la capacidad adquisitiva de las pensiones (el salario diferido) ha caído, como mínimo, cuatro puntos desde 2010, cuando siguen los recortes en Sanidad y Educación (salario indirecto). Estas son las previsiones de recortes de “los presupuestos más sociales de la historia”

Renace la conciencia de lucha pero aún desarticulada
Quienes pensaban que la clase trabajadora y su capacidad de intervención en medio del escenario general había desaparecido para siempre -progres posmodernos y liberales- deberán hacer un cierto acopio de paciencia y esperar un poco más, del mismo modo que los partidarios de mil identidades contrapuestas entre sí y los de las patrias. Aún queda aire dentro recinto que tantos sueñan cerrado para enterrar la lucha de clases. Ésta ni siquiera nace de la conciencia política sino de la necesidad de supervivencia física de una clase social que, como en tantos momentos de la historia, debe pasar su propio Rubicón para conocerse a sí misma.

De esa falta de conciencia para llegar a ser parte su debilidad. De la explosión de mil necesidades perentorias de supervivencia y del fin de la rabia contenida nace su potencialidad. Como clase, aúnen sí, necesita comprender que bajo el capitalismo, y de un modo agudo, en su fase senil actual, basada en la rapiña de lo que en el pasado conquistaron los trabajadores, ya no hay posibilidad de componendas. El futuro de capital y de trabajo está en saber qué clase aniquilará a la otra pero eso es parte de un largo camino por recorrer.


En ese año aparecieron, en medio de múltiples luchas laborales, algunos protagonistas:
  • Los portuarios como sector histórico y muy organizado pero encapsulado en su capacidad de generar emulación en sectores de la clase trabajadora.
  • Las camareras de piso en hoteles, las Kellys, trabajadoras con gran capacidad de irradiación en sus luchas respecto a la idea del “orgullo de clase” y a la realidad de muchas otras mujeres trabajadoras precarias (obreras manuales, limpiadoras de hogar, cuidadoras de niños, ancianos y dependientes, la mayoría no regularizadas).
  • Los trabajadores de algunos sectores ligados a la los niveles menos cualificados de las TIC (Tecnologías de la Comunicación y la Información) que en las plataformas externalizadas de servicios de bancos, seguros, proveedores de servicios de telecomunicaciones, exigían una mejora de sus condiciones laborales y salariales.
  • Algunos sectores amenazados con la desregularización, como el del taxi, en el que cabe distinguir asalariados de empresas y pequeños autónomos por un lado y flotistas por el otro, atacados todos, pero de distinto modo, por los tiburones de Cabify y de Uber, entre otros.
Entre el final de 2017 y el momento actual de 2018 surgen nuevos conflictos, no todos situados en el marco de trabajadores activos y ocupados (la lucha de los pensionistas es clave por su relevancia, su capacidad de enfrentamiento al gobierno actual del capital y su resistencia) pero en el que su aparición en escena señala el fin del antiguo Estado welfarista (del Bienestar) y de su voluntad/capacidad de regulación del marco laboral:
  • Los anteriores protagonistas de los conflictos del pasado año que, por tiempo, seguirán entre nosotros batallando por sus derechos.
  • La ya citada pelea de los jubilados, nacida del agotamiento del sistema de financiación de las pensiones del Pacto de Toledo. La característica de este conflicto es que sus dirigentes se sitúan al margen del sindicalismo de concertación, que son la generación que protagonizó la lucha por la democracia durante la transición y que conforman un colectivo dirigente bien cohesionado y con capacidad de iniciativa y resistencia. Su riesgo está en agotarse si no doblegan a medio plazo al goberno.
  • Los trabajadores de plataformas de servicio y desregulación de las relaciones laborales: Amazon, Glovo o Deliveroo. Comprenden bien la pérdida de derechos que significa trabajar para esas nuevas formas de esclavitud y están dispuestos a la lucha. Falta en ellos la resolución y la capacidad de resistir un conflicto en el que puedan resistir vitalmente. Requieren una caja de resistencia especialmente fuerte y una conciencia del derecho a relaciones laborales establecidas que no les tienten al permanente nomadismo en la búsqueda de empleo. Ello debilitaría su lucha.
  • La lucha aún no reconocida públicamente de los empleados de la administración ante el mayor ERE de la historia. Entre 700.000 y 900.000 de ellos pueden perder sus empleos. Su potencialidad de conflicto requiere de componentes de experiencia y compromiso. Necesitan autoorganizarse y llegar a ser auténtica fuerza de presión, más allá de sí misma. Su riesgo es ser divididos por las competencias autonómicas o la relevancia numérica de lo que cada colectivo afectado representa a la hora de negociar.
  • Pero estén atentos porque su propia necesidad de supervivencia y su número pueden llevarles a hacer historia, si saben sortear las trampas que pronto les llegarán, entre ellas las de los sindicatos que nunca les defendieron pero que, escarmentados de su derrota en la batalla de las pensiones, están tomando posiciones
  • De momento, así fue el jueves 17 de Mayo ante la Asamblea de Madrid (parlamento regional)

Necesidad de organizar la lucha como respuesta frente al capital y su gobierno de turno:
Si algo define al conjunto de los colectivos de trabajadores emergentes o en fase de perdida de conquistas sociales es la precarización creciente de sus condiciones laborales y la desconexión de sus luchas que en gran medida se producen frente al viejo modelo de estabilidad, ya rechazado por el capital ,de los sindicatos del pacto social.

La correlación de fuerzas actual, la desorientación de las organizaciones que dicen ser de clase, no permiten proyectar pasos demasiado avanzados respecto a éxitos o siquiera estabilidades de lo conquistado en el pasado. Ese tren ya partió hace mucho tiempo, aunque muchos, por pereza intelectual o la profesionalización institucionalizada del conflicto -o en su condición de apagafuegos-, pretendan hacer creer que puede lograrse otras cosas.

Incluso los pasos modestos, si son sólidos, pueden significar grandes avances frente a los límites con los que se encuentra actualmente la lucha de clases desde el lado de los trabajadores.

Avanzar en una solidaridad de cada grupo de trabajadores con los de otros en combate es una necesidad imperiosa. Hay que superar el nivel de las declaraciones públicas para acoger en la pelea de cada sector obrero las de otros compañeros de clase implicados en parecidas circunstancias frente al capital. Es necesario superar los recelos y temores a que el aliento a una lucha ajena le dé tal protagonismo que oscurezca la propia. Si la acción del apoyo mutuo implica a todos, no desdibuja el protagonismo de cada reivindicación sino que lo fortalece al hacerle aparecer ante nuestros enemigos de clase reforzado por un frente común.

Es necesario desencapsular cada lucha parcial y particular de un entorno que le es limitado. Salvo el caso de los pensionistas, porque son muchos años y, sobre todo, porque todos aspiramos a alcanzar esa condición, el resto de las luchas carecen de los conflictos laborales y, de forma más general, planteados desde la clase trabajadora y sus necesidades, carecen de la capacidad para generalizarse. Por sí mismos no pueden hacerlo, requieren superar su inmediatez y la reivindicación propia del grupo afectado para convertirse en un bandera bajo la cuál puedan reconocerse otros muchos miembros de nuestra clase. Se trata de hacer ver qué hay más allá de una reivindicación concreta que permita que muchos más se reconozcan en ella.

Es necesario construir argumentarios que muestren que lo que en cada momento afecta a cada sector de trabajadores pronto lo hará a otros (desregulación laboral), que la situación de bajos salarios la sufre la gran mayoría de los empleados y no solo los que en cada momento reivindican su mejora, que las batallas ganadas en cada empresa son un acicate para otros que pronto se verán empujados a la pelea,....

La clase trabajadora necesita un rearme ideológico que pasa, inevitablemente, por percibirse a sí misma como un conjunto desde su condición de asalariada, de agredida por el capital y sus gobiernos y de necesitada de reivindicar sus derechos para no quedarse en un mero agregado estadístico (clase en sí) y ser dueña de su futuro. Y en el inmediato, antes de alzar el vuelo hacia otras conquistas superiores, la clase trabajadora necesita no solo pan sino respeto. No logrará éste último sin creer merecerlo.

Pero las ideas no viven sin organización. Entre los burócratas vendeobreros y la sospecha permanente y agresiva contra toda forma articulación de los trabajadores hay enormes posibilidades de coordinarnos y de dotarnos de formas organizativas flexibles pero eficaces, democráticas pero útiles para nuestros objetivos.

Pero ello exige compromiso, trabajo de quienes se impliquen en las tareas que en cada ocasión surjan. La democracia obrera en las relaciones entre compañeros exige la corresponsabilidad con lo que en cada momento se apruebe y el sacrificio personal antes que el medre particular.

Hay una contradicción esencial en cada combate de clase que no debe ser olvidado: si ante cada agresión del capital debe responderse de modo proporcional y, al menos tan contundente, como la amenaza potencial, es necesario el realismo que tiene en cuenta el nivel de enfrentamiento que en cada momento están dispuestos a asumir los afectados por dicha agresión.

En la tensión dialéctica de ambas cuestiones se encontrará el camino de la lucha en cada ocasión, siempre que se sea capaz de superar los obstáculos y no de convertirlos en imponderable para la claudicación.

Nada me queda por decir, salvo aquella alusión de Lenin a la célebre frase de Gohete: «la teoría es gris amigo mío, pero el árbol de la vida es eternamente verde».

10 de mayo de 2018

EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

Reproduzco a continuación el texto elaborado por el Área de Movimiento Obrero del Espacio de Encuentro Comunista (EEC). La gravedad del ataque contra un amplio sector de trabajadores de las administraciones públicas me obliga a ello, sin añadir ninguna otra consideración por mi parte. 


EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.
Área de Movimiento Obrero del ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA (EEC)
En septiembre de 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dicta una sentencia que reconoce que los trabajadores temporales interinos tienen derecho a indemnización en caso de extinción de contrato al igual que los trabajadores del sector privado.

La llama la encendió una extrabajadora interina del Ministerio de Defensa que denunció la exigencia de una indemnización por despido objetivo como el resto de trabajadores. El caso de esta trabajadora no es el único. Hay más de 700.000 trabajadores en esta situación, un tercio de ellos con una antigüedad superior a seis años.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido con esta sentencia que los diferentes gobiernos estatales y autonómicos han estado durante años contratando en fraude de ley, encadenando nombramientos, contratos o relaciones laborales de duración determinada, que en realidad son de carácter estructural y permanente, incumpliendo lo establecido en la directiva 99/70/CE sobre trabajo de duración determinada. No se han convocado las plazas en el plazo que la ley lo exigía, por lo que ha dado lugar a un aumento de los trabajadores temporales frente a los fijos. Entre 700.000 y 900.000 trabajadores temporales están contratados en fraude de ley.

Por ello, dicho tribunal insta a que la ley española incluya más elementos disuasorios para evitar esta temporalidad, y expresa que los funcionarios interinos que encadenen fraudulentamente este tipo de contratos podrán ser considerados trabajadores indefinidos no fijos. La sentencia señala que la condición de indefinido no fijo es una condición aplicable al personal funcionario y estatutario víctima de un fraude en su contratación por las Administraciones Públicas, sin que ello suponga el reconocimiento de una categoría nueva para este personal. También declara que el personal estatutario y funcionario que ocupa una plaza vacante durante más de tres años, incumpliendo el art. 70 del EBEP (Estatuto Básico del Empleado Público), está en situación de “fraude de ley” y puede ser declarado indefinido.

La sentencia señala así mismo que el fraude debe ser sancionadocon una multa de 100 millones de euros- para que se cumpla el mandato de la Directiva 99/70 de la UE, reconociendo a los funcionarios y estatutarios declarados indefinidos una indemnización de 20 días por año trabajado desde 2012, y de un máximo de 35 días en el caso de los trabajadores cuya relación contractual con la administración fuera anterior al 2012.

Las consecuencias económicas para la administración de esta sentencia son incalculables. De ahí las muchas objeciones que se pusieron para adaptar la directiva europea a la legislación española, ante una previsible avalancha de demandas por despido de trabajadores temporales de la administración.
La tasa de temporalidad de la administración se encuentra entre el 20% y el 40% que varía según los sectores. Esta alta tasa de interinidad genera la necesidad de regularización. De ahí el Acuerdo de Mejora de Empleo Público de 29 de marzo -actualmente recurrido- firmado por el gobierno y los sindicatos de concertación (UGT, CCOO y CSIF). Estos últimos sin consultar a sus bases, como de costumbre en decisiones de gran envergadura para los trabajadores, al amparo del artículo 19 de los PGE (Presupuestos Generales del Estado) de 2017, pretenden convocar todas las plazas que hayan estado ocupadas durante 3 años por personal temporal; es decir, plazas en situación irregular, por lo que no se reconoce el fraude de ley

Pero las trampas del Gobierno español no acaban ahí:
  • Por un lado, el gobierno y los principales sindicatos firmaron el acuerdo de estabilización de empleo, en el que el gobierno se compromete a convocar 250.000 plazas ocupadas interinos para convertirlas en fijas con personal más barato al que no hay que pagar antigüedad.
  • Por el otro, el gobierno hace presión en Europa para que el criterio de la nueva abogada general de la UE, que no reconoce el derecho a indemnización de interinos, salga adelante, dando el pistoletazo de salida para poner en marcha el mayor ERE de la historia de nuestro país y probablemente de la UE.
Con este plan de estabilización, lo que se pretende es despedir entre 700.000 y 900.000 interinos de todas las administraciones (estatal, autonómicas, locales...) muchos de ellos con más de 20 años en la administración, años que han estado a la espera de la convocatoria de su plaza, que nunca salía con la excusa de la crisis, y que ahora se pueden ver despedidos de forma fulminante y gratis, si al final se revoca la sentencia que reconoce el derecho a indemnización de los interinos en el caso de cese.

El plan de estabilización firmado entre gobierno y sindicatos de concertación esconde el mayor ERE encubierto de la historia de este país, superando los ya conocidos de Seat y Telefónica con 10.000 afectados en cada caso.

El impacto de este ERE va a tener consecuencias no vistas antes, no solo por cantidad de trabajadores que se va a ir a la calle gratis después de trabajar muchos años en la administración, sino que también se verán afectados los servicios públicos. Históricamente, en la administración la plantilla de trabajadores ha sido escasa, pero si echa a la calle a cerca de un millón de trabajadores, un tercio de todos los empleados públicos de este país, a lo que se le añade la amortización de plazas fijas por jubilación, abre dos vías que le vienen de perlas al gran Capital. Por un lado, el compromiso del estado español con la UE de reducir el Estado a la mínima expresión, para que la carga del pago de salarios a empleados públicos a través de los PGE no afecte por la vía del gasto a las rentas del capital, lo que generaría un gran ahorro a los más tienen, fundamentalmente empresas. Por otro lado, con la reducción por el Estado de la plantilla de la administración, los servicios de gestión y titularidad pública no estarían garantizados, lo que abriría la puerta a la gestión de esos mismos servicios desde el ámbito privado.

Para el Espacio de Encuentro Comunista (EEC), las exigencias que debemos plantear en relación a esta cuestión desde una posición de clase son claras:
  • En primer lugar, la defensa de todos los puestos de trabajo ahora amenazados en el conjunto de las administraciones públicas (estatal, autonómicas y locales) de los empleados temporales interinos. La defensa de estos puestos no solo tiene la importancia del mantenimiento del puesto de trabajo de los afectados, sino que también supone defender la estabilidad de los puestos de los empleos futuros en la administración. No debemos caer en la trampa de creer que lograr mañana un puesto en una administración, que continuará con la precariedad y el interinato en el empleo nos garantiza nada. La estrategia del Estado capitalista no será nunca la de garantizar el empleo estable entre sus empleados sino la de ir adelgazando la administración pública con el fin de que los servicios de titularidad y gestión pública que ahora desempeña su personal se conviertan en el futuro en un suculento negocio para el sector privado. Defender que los puestos en fraude de ley se conviertan en empleos fijos y consolidados hoy, es defender que lo sigan siendo mañana en futuras convocatorias de empleo público.
  • En segundo lugar, la exigencia de que el Gobierno español cumpla con la sentencia de Septiembre de 2016 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en todas sus consideraciones.
  • En tercer lugar, la exigencia del reconocimiento de oficio por parte de la Administración del fraude de ley para todos los empleados públicos temporales, ya sean funcionarios, laborales o estatutarios.
  • En cuarto lugar, la exigencia de la suspensión inmediata de ofertas de empleo público y convocatoria de oposiciones que “incluyan plazas de estabilización”, hasta que las plazas que ocupan los trabajadores y trabajadoras que se encuentran en fraude de ley no se regularicen.
  • En quinto lugar, la exigencia de la articulación de los mecanismos legales que permitan habilitar procesos de concurso de méritos abierto basado en el cómputo de la antigüedad como único criterio objetivo de valoración. Toda medida que no conlleve la consolidación del 100% de las personas afectadas -entre 700.000 y 900.000 trabajadores y trabajadoras- no será aceptada.
No es solo a un gran número de empleados públicos a los que se va a golpear con este ERE encubierto. Es a toda la clase trabajadora en su conjunto. Al adelgazar la administración se ataca al concepto de “salario indirecto” (el de los servicios públicos) de los trabajadores, dado que el funcionamiento de aquella con menor personal redundará en un empeoramiento de dichos servicios públicos, como ya se ha visto en sectores como la sanidad o la enseñanza, por citar solo dos ejemplos.
Igualmente, con este ERE encubierto se está atacando a nuestro “salario diferido” (las pensiones). Todos aquellos empleados públicos que pasen a engrosar las listas del paro verán disminuidos sus períodos de cotización para el cálculo de sus pensiones.

Ello nos lleva desde el EEC a plantear que la lucha por el mantenimiento de todos los puestos de trabajo de los empleados públicos que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo no solo les concierne a ellos sino a toda la clase trabajadora en su conjunto.

Es necesario organizar esta lucha, ligarla solidariamente en un frente común con otros trabajadores de los sectores privados que ven amenazados sus empleos y con la pelea de los jubilados en defensa de sus pensiones, organizarse como clase para dar la batalla desde la clase, que el sindicalismo combativo y que las organizaciones políticas que se dicen de clase se impliquen en ella decidida y resueltamente, impidiendo que el “sindicalismo de pacto social”, así como los partidos reformistas, puedan pactar a espaldas de los trabajadores para rebajar los objetivos de esta lucha y consumar una nueva traición a cambio de nuevos favores para sus burocracias.


No os lamentéis, organizaos. Nos va la vida en ello.

25 de abril de 2018

CUANDO HABLAR DE UN MÁSTER SIRVE PARA TAPAR LA PRIVATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA


Por Marat

Seguramente estaré iniciando otro de esos artículos míos que pasan sin pena ni gloria.

En primer lugar por ser extemporáneo. Hablar de másteres, salvo que sea para ofrecer los de las universidades privadas, llega tarde. Tras un mes de escándalo, el tema ha durado hasta hoy miércoles 25 de Abril solo porque la afectada se negaba a dimitir, cosa que acaba de hacer, pero ocarece ya del menor interés periodístico. En bares y tontódromos (redes sociales) mañana se estará a otra cosa, la que dicten los medios del capital en cada ocasión.

En segundo lugar porque cualquier texto que invite al análisis, y no al morbo de ingestión y digestión inmediatas, tiene menos futuro que un submarino descapotable. Dedicar tiempo a la reflexión es de otras épocas y clases ociosas que podían echar toda una mañana o una tarde en leer la prensa. Dedicarlo al fútbol, los videojuegos, la tele o a dar vueltas por Internet es una necesidad imperiosa y no ocupa tiempo ni lugar.

Hace unas dos semanas, hablando con un joven profesor de primaria, muy inteligente y comprometido a su manera con la transformación social y la igualdad, le plantee mi intuición (no era otra cosa) sobre si el asunto del máster de Cifuentes no tendría un objetivo de fondo mucho más grave: el descrédito de la enseñanza pública. No supo qué responderme.

Si no hubiera sido por una conversación posterior con un amigo muy querido y camarada del Espacio del Encuentro Comunista (EEC) mi intuición se habría agotado ahí, sin dar una segunda vuelta sobre los intereses que se estaban moviendo tras las bambalinas políticas. A él debo este artículo.

En cualquier caso, y antes de que ustedes terminen de aburrirse definitivamente y abandonen la lectura del texto, plantearé la cuestión central de este artículo de modo directo: la pillada de Cifuentes es el modo último que ha empleado el capital para asestar otro gran golpe al crédito de la enseñanza pública y a ello han jugado tanto los poderes económicos y los sectores de la derecha (Ciudadanos) interesados en el desplazamiento de lo público hacia lo privado como los de izquierda (los progres), ávidamente interesados en sustituir a las élites políticas del momento.

El capital y su brazo político son conscientes de su necesidad de rentabililizar lo que antes se sostenía sobre otros presupuestos: estabilidad y consenso social con el sistema económico y político, redistribución y ficción de movilidad social mediante el salario indirecto (los servicios públicos), apariencia de igualdad, etc.

Hoy el capitalismo tiene serios problemas para encontrar en la producción industrial la acumulación de capital que necesita para reproducirse. El proceso de desmonte del Estado del Bienestar le brinda la ocasión de convertir su crisis en oportunidad.

Si el Tratado de Maastrich, en sus criterios de convergencia, consagraba la lucha contra el déficit público mediante el objetivo de rebajarlo a menos del 3%, lo que representaba recortes sociales evidentes y abría nuevos pasos a la privatización, el Plan o Proceso de Bolonia consagraba la “colaboración público-privada” en la enseñanza pública. Hablando en plata, la entrada del capital privado en la enseñanza pública.

La URJC (Universidad Rey Juan Carlos) es una de las avanzadillas de ese modelo educativo. Los convenios de colaboración en la formación de cuadros dirigentes, en la política, las administraciones públicas y en las empresas   han sido la tónica habitual en la concesión de estos estudios postgrado. Los medios del capital han preferido no hablar  apenas de las connivencias público-privadas.

Lo que la URJC representa como ejemplo concreto de penetración de la “iniciativa privada” (capital privado, para entendernos)  en la educación pública, lo encarna la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), compuesta por 50 universidades públicas y 26 privadas.

Ni la URJC (ligada al PP), ni la CRUE (creada en el último período PSOE de Felipe González) pueden hacerse el harakiri de una autocrítica sobre sus procedimientos, más que dudosos, respecto a la manera en la que han corrompido la valoración de sus estudiantes a partir de la fabricación masiva de títulos. La transición desde el prestigio de la universidad pública hacia su descrédito requiere de cierta cautela y "savoir faire". No se puede ir demasiado a lo loco y poner en evidencia la manera en la que se intentan cargar la enseñanza pública superior. Todavía queda cierta masa crítica, cierto que incapaz de denunciar este proceso dentro del ruido mediático iniciado por un medio progre (El Diario), que no habla de estas cosas, y seguido por todos los demás interesados en el mismo objetivo.

Mientras tanto les sugiero que se interesen por cómo en determinados ámbitos privados, y les aseguro que proliferan, se están ofreciendo titulaciones de máster, sobre todo en MBA, asunto tan buscado no solo entre candidatos a nuevos tiburones económicos sino también por los políticos al alza, con el fin de prestigiarse.

Se da el caso de que dichas titulaciones en universidades privadas se ofrecen incluso online, sin ir a la clase ¡Qué casualidad!, como en el caso de Cristina Cifuentes, que tampoco apareció por las aulas.

En un mundo dominado por el fetichismo de la mercancía del título universitario, luego que la diferencia entre diplomado y licenciado se borró con el invento del grado, tras la superinflación de titulaciones superiores porque la Formación Profesional era para tontos, a pesar de su alta cualificación y mejores salidas laborales, sólo el máster podía ser el salto superior a la carrera universitaria. Y así andamos. No aprendemos.

A los hijos de la clase trabajadora nos van poniendo nuevos escalones que nos distancien en la pirámide social, sin que nos planteemos si el objetivo de nuestras vidas debe pasar por desclasarnos y competir en un mundo en el que el asalariado siempre irá a la baja, y más si viene de la universidad pública, porque se trata de desprestigiarla. Si nuestra clase de origen no nos permite saltar los nuevos obstáculos que nos crean las dominantes ante la inflación de títulos y el exceso de demanda del candidato a un puesto de trabajo, tanto peor para nosotros.

Si ustedes permiten que deje algunas reflexiones finales, aportaré las siguientes. Espero que les sean útiles:
  • El momento de cada generación viene determinado por lo que ésta considera sus urgencias. Las de quienes creen que en el tiempo histórico que les ha tocado vivir se les imponen, por ejemplo. Hace solo 20 años que se aprobó el Plan o Proceso de Bolonia, del que ahora vemos algunos de sus frutos en la enseñanza superior. A los universitarios actuales ni siquiera parece sonarles o importarles lo que esta ley significa aún hoy. No se ha hablado de esto en relación al asunto Cifuentes. Lo que se está atacando, por encima de la imagen de una política poco respetable desde su pasado, es mucho más importante de lo que ella es y representa.
  • Nuestros progres políticos han decidido que lo que toca es utilizar el asunto de una política que no ha hecho un máster y tratar de sustituir a la élite gobernante sin plantearse que debieran denunciar el ataque a la enseñanza pública y defenderla.
  • El señor Escolar (El Diario), la señora Pardo de Vera y de Roures (Público) y el señor Maraña (Infolibre) nos someten al mismo entretenimiento político que El País, El Mundo, La Razón, y otras hierbas, al disfazar la lucha de clases, ejercida desde el capital, bajo un duelo de máscaras políticas.
Y ahora, si no abuso en exceso de su paciencia, les diré que si ustedes creen que el asunto es una cuestión de corrupción personal que se cambia con voluntad política, si ignoran que el Estado tiene naturaleza de clase, que quien gobierne aceptando las reglas "democráticas" hará lo mismo que sus antecesores, que estamos viviendo la lucha de clases más descarnada que podamos recordar y que el affaire Cifuentes es una cuestión política y no del único poder real (el del capital), están muy despistados.

Con o sin su permiso, les vuelvo a soltar mi rollo de siempre: el capital necesita obtener beneficio para su acumulación convirtiendo lo público en privado y desposeyéndonos de conquistas, que no son derechos porque no son naturales sino históricos, que debemos integrar los conflictos en la lucha de clases y adquirir una perspectiva de clase ante la realidad política y, por supuesto, que necesitamos organizarnos como clase. 

Mientras tanto pueden ustedes seguir tuiteando sobre la información de OK Diario (¿filtrado por el propio PP?) sobre la pillada de Cifuentes en 2011 robando cremas antiedad (¿regeneradoras?) en Eroski, cuando ya era diputada de la Asamblea de Madrid. Los árboles seguirán sin dejarles ver el bosque. Con sus risas continuarán sin reflexionar sobre lo que un máster fake esconde. 

19 de abril de 2018

PODEMOS Y LA CONSPIRACIÓN. AL FINAL PARIÓ LA ABUELA


Por Marat

Ha estallado la madre de todas las crisis en Podemos dirá probablemente algún avispado periodista ¿La madre de todas las crisis? Seguro que no. El culebrón mediático tendrá muchos más capítulos antes de que la galaxia podemita estalle en mil direcciones distintas al son de los versos “he defraudado a todos/empezando por mí” de “lo niego todo” de Joaquín Sabina, otro progre redimido hacia la derecha, ahora que la serie “Perdidos” vuelve a una de las cien mil televisiones digitales.

El documento de propuesta de acuerdo entre Bescansa y Errejón para derrocar al ya mustio Mesías podemita y repartirse entre ambos los girones de su túnica puede ser un posado robado (me pillaron el documento los malvados periodistas) o un robado posado (haz como que me has pillado y luego hago como que lo niego o matizo). La cuestión es lo de menos, aunque podría variar la intención dentro de la alianza de conspiradores según se tratara de una u otra circunstancia. El lodazal de la política parlamentaria española no debe sorprender ante cualquier posible eventualidad.

Podemos, la “máquina del amor” de la que habló en su día Monedero, ha sido declarada oficialmente gripada el miércoles 18 de Marzo de 2018, 4 años casi exactos (fue fundado el 11 de Marzo de 2014) después de nacer.

Pero Podemos ya nació seriamente tocado en cuanto a su salud. Su primer paso nació de una filtración del periodista Ignacio Escolar y su alusión a la “operación coleta”, filtrada por Izquierda Anticapitalista al diario del que es director.

Luego vino la puñalada a Willy Meyer nacida del interior prepodemita de IU, en concreto de los aledaños de la oficina europarlamentaria de esta formación y del entorno de la familia del ex eurodiputado. Meyer, un socialdemócrata honesto de la socialdemócrata IU, dimitió por la terrible falta moral de tener un plan de pensiones que, de forma automática, otorgaba el Parlamento Europeo a sus diputados, salvo que estos lo rechazasen, cuestión que él dijo desconocer.

Después vendría el enaltecimiento de Iglesias como Cristo resucitado en el logo inicial de la inscripción de Podemos como partido político y en las papeletas para las elecciones del Parlamento Europeo.

No tardarían en emerger los primeros síntomas de lo que sería, a lo largo del tiempo, una crisis larvada de podemos respecto a la cuestión de la democracia interna y de la estructura organizativa del nuevo partido: se enfrentaban, en un partido que se decía heredero del 15M, el asambleismo en bucle antiorganización con la jerarquización vertical de un partido tradicional. Y a la pelea asambleista jugó un partido interno dentro de Podemos, que nunca dejó de ser su fracción trotskista, con lo que ello significa, como Izquierda Anticapitalista. De la pelea del perro de presa Monedero contra ellos y de la respuesta posterior de los anticapis nacería un ten con ten muy inestable entre Iglesias y Urbán. Inestable porque los sucesivos comportamientos con las listas electorales o con intentos de autonomía allí donde estos conspiradores natos tienen peso (Andalucía) han jugado a minar la autoridad del semidiós de la des-organización.

A lo largo de gran parte de este período el poder bonapartista de Iglesias se ha ejercido contra sus críticos tanto externos como internos a través de un comportamiento que sustituía el concepto de militante como librepensador voluntariamente autodisciplinado por el de miembro de una secta. Las respuestas a cualquier crítica hacia Podemos eran acompañadas con anatemas como ser del PP, del PSOE, un fascista, alguien pagado por el IBEX35 o un comunista rancio.

Un partido piramidal y bonapartista en su dirección y tan cerrado a la crítica hacia el exterior, a pesar de que esto último fuera en parte entendible porque fueron encumbrados mediaticamente para ser ridiculizados por esos mismos medios, tenía necesariamente que convertir su crisis latente y, tantas veces, imposible de disimular en una crisis creciente que, si no mantenía sus manipuladas intenciones de voto y las hacía crecer, habría de provocar frustración, abandonos y una enorme tristeza.

Hay algo que no se ha entendido al encuadrar a Podemos como populista, que lo es. El modelo de Podemos no ha sido Melenchón, un ex PSF que ha hecho de Saint-Just (no da para más), ni Tsipras (de ese ya no sabe ni que existe) sino Grillo, el del M5S. Ambos partidos han intentado unir la crítica a las élites, antes que a la dictadura del capital, con un patriotismo peligroso. Podemos haciendo dirigente de Madrid al ex Jefe de la Junta del Estado Mayor del Ejército, Julio Rodríguez. Pero al histérico Grillo le ha sustituido un gestor político, Luigi di Maio. Alguien que, como Errejón, conspira quemando sus naves contra Iglesias, es realista, dado a buscar salidas institucionales y que sabe que oportunismo viene de oportunidad. Que uno u otro logren salir de sus propios, y no reconocidos, laberintos dependen de algo ajeno a ellos. Los actores económicos y políticos que no juegan oficialmente en la liga pero que la dictan.

Y es desde estos parámetros desde los que debemos entender que medios como Público, el de Roures, que ha sido el gran valedor de Podemos tanto en su periódico como en La Sexta, le haya abandonado ahora, después de hacerlo el medio televisivo, distribuyendo el documento enviado por Bescansa a Errejón.

A estas alturas de la película no creo que nadie que conozca mínimamente Podemos pueda creer que Bescansa y Errejón tengan la menor oportunidad interna. Pero lo que se dirime no es en el interior de ese partido sino entre sus votantes, gentes aún menos politizadas que los adheridos al partido.

En cualquier caso, a nadie de Podemos puedo considerarle militante. El militante es otra cosa: alguien políticamente formado, con sentido crítico, capaz de distinguir la fantasía de lo real, capaz de resistir bajo el fuego más allá de la presión porque no necesita validar electoralmente sus convicciones.

Podemos fue creado en un momento en el que se daba un vacío político respecto, no nos engañemos con lo del régimen del 78, en la estabilidad del sistema parlamentario. Era necesario para el capital y su “sistema democrático” encontrar alternativas críticas al mismo que le fueran útiles.

Y lo encontraron:
  • Con Podemos y su simplificación de que lo que la clase trabajadora soportaba no era una guerra de clases sino un abuso del IBEX35, lo que indica que muchos de sus dirigentes no trabajan por un salario, y que según ellos vivimos no en la pobreza sino en la energética, la infantil, la vegetal, la habitacional y cualquiera otra que niegue que somos pobres porque el capital y sus gobiernos nos han arruinado,
  • Con Ciudadanos, que era aparentemente muy transparente y partidario de la honestidad pública de los políticos pero siempre ha mercadeado y calculado el momento en el que demostrar que lucha contra la corrupción. Solo que ahora no importan ni sus famosas mochilas (austriacas y otras) sino la oportunidad y el cálculo de lo que han de hacer mediante encuestas.
El momento de Podemos ya pasó. El tapado ha sido, al menos hasta ahora, ya veremos, Ciudadanos. Todo es cambiante, todo muda.

Solo los majaderos pueden creer que es el "régimen del 78" el que está en crisis. Son todo el sistema político y sus actores de representación quienes lo están. Sume usted a los imbéciles que creen que se producirá la independencia de Cataluña y que ello hundirá al Estado español (cómo gozan algunos independentismos). El resultado será cero.  

El momento actual es el del poder capitalista. El único poder real. Ese va a marcar la evolución de los partidos del sistema parlamentario y de casi todos los demás, ya que su lógica está en cómo sumar electores y no en cómo viven los sectores más sobreexplotados de la clase trabajadora, aquellos que más necesitan organizarse.

Aún vendrán tiempos en los que quienes levantaron mediáticamente a Podemos, elevarán el atractivo que antes negaron de una IU que fue en gran medida madre del propio Podemos.

Veremos cómo ayer los que eran afiliados y ex afiliados muy ofendidos, se reincorporan, vuelven a las riendas de quien pronto estará mucho ante los focos: Garzón. La nueva vedette que sustituirá a Pablito pero...si levanta las siglas...La política solo la conciben desde su mentalidad de urna.

Y sí, creo que ante tanta broma la clase trabajadora necesita organizarse en torno a ideas, de momento muy básicas: defender los salarios, el derecho al contrato laboral en los sectores de la nueva economía, la defensa de las conquistas sociales, la reconquista del empleo estable, la defensa de unas pensiones que dependan, como la sanidad o la educaión, de los Planes Generales del Estado y el derecho a una vivienda que no sea negada, ni como alquiler ni como propiedad por los fondos buitres




12 de abril de 2018

UN LARGO INVIERNO


Por Marat

A mediados de Abril aún andan acobardados los cerezos en flor del Valle del Jerte.

El 14 de Abril ya está aquí y será una de tantas de tantas fechas sin nada que reseñar, salvo alguna manifestación uniformemente decreciente en su seguimiento e interés, unos pocos carteles y pegatinas nostálgicas hasta el vacío de su significado actual y nada más.

Hay quienes están convencidos de que el gato chino que golpea con un puño a la pared cambiará algo en cualquier momento, por mucho de que la observación nos haya enseñado que no hay cambios en ese movimiento.

El momento político actual español es una mezcla de componentes turbios, y que van de la gran ficción del embrollo catalán al republicanismo soberbio de una reina actuante frente a una cesante o al artificio y entretenimiento de una política política travesti pillada en un máster ficticio; una política de quien ya nadie quiere recordar su afán represor cuando era Delegada del Gobierno en Madrid. Vivimos tiempos de amnesia y cinismo ciudadanos a la altura de sus políticos. Pero sosiega mucho descansar en otras responsabilidades las propias, como si los seres humanos fuesen seres irresponsables que nunca tuvieran que rendir cuentas con sus propias conciencias por aquello de que el dominio del poder elude toda responsabilidad personal.

En el marco del marxismo es esto algo que solemos obviar porque nos estropea el discurso de que en la dominación de clase no solo hay represión e ideología dominante sino también, y es ahí donde no hemos avanzado en casi 200 años, consentimiento del explotado y oprimido. El psicólogo marxista Wilheim Reich intentó avanzar en el plano teórico en esa cuestión pero el estalinismo se encargó de ser uno de ser inquisidores, considerándole un hereje.

Frente a ello la resistencia y la lucha intentan abrirse paso porque la primavera que pugna tardíamente por nacer es parte del “árbol de la vida eternamente verde”.

Desde las denuncias de la CNT contra sus militantes Jorge Merino y Pablo Alberdi, para los que la justicia del capital pide penas de prisión por su participación en la huelga general del 14N del 2012 hasta las movilizaciones de los trabajadores de Deliveroo, pasando por las huelgas de los empleados de Amazon, o las grandes manifestaciones de los pensionistas en defensa de sus jubilaciones algo se mueve, sin embargo.

No podía ser de otro modo. Hay un punto en el que decir NO se convierte en un imperativo necesario e inevitable para los trabajadores.

Sin embargo, estas luchas, con ser necesarias y positivas son limitadas y de corto alcance si no existe una organización desde la clase y al margen de los 350 miembros del circo parlamentario. Hay un serio peligro de que el sector pijo-progre de la burguesía parlamentaria utilice las movilizaciones y luchas obreras en beneficio de sus objetivos de perpetuación de la dictadura del capital y de su carcasa política. Y hay señales de que hay sectores implicados en estas luchas tentados de sucumbir al posibilismo de ver qué se puede obtener a corto plazo, por mucho que ello signifique perder mucho más a medio y largo, dada la complicidad de los ya ni siquiera reformistas con los objetivos del capital y su conformidad con una apariencia de cambio tan solo cosmética; es decir meramente institucional. En este sentido no soy en absoluto optimista. El enorme peso de los sectores menos conscientes de la clase trabajadora en su papel de comparsas del ruido mediático sobre cuestiones carentes de interés para nuestra clase, la absoluta degeneración de las hiperdebilitadas organizaciones comunistas y la carencia de organización autónoma de la clase no permiten grandes ilusiones.

Por un largo tiempo, la lucha de clases desde el lado de los trabajadores estará marcada por una mera resistencia, una gran inmadurez del movimiento obrero combativo al margen de los burócratas del sindicalismo amarillo de CCOO y UGT, que ahora se emponzoña en los objetivos de la burguesía catalana, y una ausencia de tejido organizativo propio y de construcción.

En todo caso, y con la contradicción entre la ausencia de proyecto y la necesidad del mismo, entre una clase que hoy es solo en sí y no para sí, entre el hecho de que una casa no se construye desde el tejado sino desde los cimientos y que es necesario arrimar el hombro para ponerlos, yo participaré en las movilizaciones que convoca la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones del 16 de Abril.
Otros quizá prefieran ser parte del carnaval montado para la dimisión de Cifuentes por aquello del quítate tú para ponerme yo porque, por mucho que indigne la mentira de la futura ex Presidenta de la Comunidad de Madrid, no cambiarán nada sustancial que merezca ser cambiado o quizá prefieran construir techos en lugar de cimientos pero para hacerse sus propias casitas, como algún ex portavoz del 15M, que los tenía, ahora profesional del #paseociudadano a 35.000 €. Carmenadas del Cambio y Democracia Real Ya.

19 de marzo de 2018

CON LAS COSAS DE COMER NO SE JUEGA Y LAS PENSIONES SON COSAS DE COMER


Por Marat

Vivimos tiempos revueltos y confusos, tiempos en los que gentes que se dicen de “izquierda” apoyan engaños anticientíficos como la homeopatía o se declaran decididos antivacunas, tiempos en los que algunos que se autodenominan revolucionarios apoyan revoluciones burguesas independentistas de gobiernos que han practicado brutales recortes contra los trabajadores y la sanidad pública, tiempos en los que gentes que se dicen defensores de la clase trabajadora se envuelven en la bandera española, tiempos en los que pseudocomunistas consideran un referente político a un patético payaso con tupé, heredero de una monarquía absoluta asiática, tiempos en los que quieren convencernos de que una mujer trabajadora y otra empresaria y burguesa deben ir del bracete a protestar por los derechos de la mujer, así en genérico, por eso de que para algunas que los progres consideran como un referente de “izquierda”, “la mujer es una clase social”, así, con todas las letras. Y sin despeinarse, oiga.

Podría seguir con esta antología del disparate político pero no quiero enfadarme.

Y en estos tiempos confusos y revueltos nos ha tocado vivir a los comunistas que nos consideramos marxistas “a lo Marx”, no a lo que determinados exégetas de sus propias interpretaciones o intenciones de llevar el ascua a su sardina política dicen que dijo Marx.

Interpretar a Marx “a lo Max” conduce a situar la centralidad de la clase en el análisis de las contradicciones, supone asumir el concepto de explotación y darse cuenta de que el salario directo, indirecto o diferido (la pensión) proviene del trabajo sea en su forma de pensión contributiva o de viudedad, porque la de viudedad se cobra porque el finado cotizó previamente.

En consecuencia, las pensiones expresan, incluso en esa situación en la que ya no se está trabajando , el antagonismo capital-trabajo porque tienen su antecedente no solo en la cotización del trabajador sino también, y como origen de todo ello, en la plusvalía que le ha sido arrancada previamente a ese trabajador. Sin ella, a ningún empresario le interesaría contratar a nadie, sea de forma asalariada (trabajador por cuenta ajena) o comercial (falso autónomo y autónomo dependiente).

Hago este inciso de dos párrafos con la intención de señalar dos cuestiones que considero esenciales:
  • La primera, que por mucho que se intente escamotear, desde el ciudadanismo, -y presentar las pensiones como “derecho ciudadano” o incluso “derecho humano”, -el vínculo de las pensiones con el trabajo es innegable. Así lo certifican los antecedentes de las políticas de prestaciones económicas y sociales en España y en otros países en los que surgieron las pensiones públicas.
Por hacer un poco de historia es necesario hablar de los antecedentes de los sistemas de protección laboral. El Decreto de 5 de diciembre de 1883 creado por la Comisión de Reformas Sociales, para el estudio de las cuestiones que interesan a la mejora o bienestar de las clases obreras. Más tarde, al iniciarse el siglo XX, se aprobará la Ley acerca de los Accidentes de Trabajo de 30 de enero de 1900 introdujo el primer seguro social. En 1908 el gobierno de Antonio Maura creará el Instituto Nacional de Previsión. Por fin, en 1921 con Eduardo Dato en el gobierno, se regula el “retiro obrero”, que había sido creado en 1919 y es el inicio de las pensiones de jubilación en España. En ese mismo año, con Juan de la Cierva como Ministro de Gobernación se organizaría Para quien tenga la tentación de pensar que esto se debió a la sensibilidad social de sucesivos gobiernos liberales españoles, le recomiendo la lectura de “El movimiento obrero en la Historia de España”(2 tomos), de Manuel Tuón de Lara. Sin la organización sindical y política de la clase trabajadora ninguna conquista de la misma se habría logrado.

La Alemania de Biskmark en 1884 fue el primer país en el mundo en adoptar un seguro social para la vejez. Según “Trabajo”, la revista de la OIT, poco sospechosa de bolchevismo, “las motivaciones del canciller alemán para introducir el seguro social, según reconoció la Organización Internacional del Trabajo (OIT), fueron promover el bienestar de los trabajadores –a fin de que la economía alemana siguiera funcionando con la máxima eficiencia– y eludir la demanda de opciones socialistas más radicales.” (“De Bismarck a Beveridge: seguridad social para todos”. Nº 7 septiembre de 2009). Ya vemos que, para el capital, la caridad empieza por uno mismo y la mejor previsión es la que protege de los vientos de la ira obrera.
  • La segunda cuestión, no por evidente menos importante, es el carácter de clase del Estado capitalista. Ninguna reforma favorable a la clase trabajadora hubiera sido posible si, dentro de la correlación de fuerzas en la lucha de clases entre trabajo y capital, el segundo no hubiera comprendido que si no cedía en alguna de las demandas de la clase trabajadora, hubiera perdido todo. Lo entendieron mucho mejor tras 1917. “A contrario sensu”, cuando la clase trabajadora y sus organizaciones olvidan este principio, lo ganado un día acaban perdiéndolo otro. Y en esa cuestión, el Estado capitalista, como “consejo de administración de los intereses de la clase burguesa” aplica su lógica con la precisión de un reloj digital.
En este sentido, no cabe hacerse trampas como al solitario, pretender atajos que no existen, idealizar a la clase trabajadora como si tuviera la obligación de ser revolucionaria por decreto ley en todo momento de la historia humana (recomiendo al respecto la lectura de “Historia y conciencia de clase” de György Lukács) y menos aún a sus organizaciones que, si no no pertenecen a los que han vendido a su clase para ser premiados con algún puesto en las “agencias de colocación” del capital, andan francamente despistadas, por utilizar una expresión benevolente con ellas.

hoy la gente no se corrompe por el poco dinero que hace falta para comer, ni tampoco por el mucho que hace falta para ser libre. Lo hacen siempre por sumas intermedias: las que sirven para comprarse un coche más grande, o una casa, o una lancha motora, o cualquier otra de las mierdas a las que la publicidad reduce el horizonte vital de tantos cretinos” (“El alquimista impaciente”. Lorenzo Silva)

No, la realidad no es como quisiéramos algunos. El desarme organizativo e ideológico de nuestra clase viene de muchos años de rendiciones a manos de las organizaciones obreras, de la cooptación de muchos de sus líderes o la salarización de muchos de los pretendidos intelectuales que dicen serle próximos, de una labor extraordinariamente inteligente de los aparatos ideológicos del capital, de sus fundaciones y think tanks y, sobre todo, del abandono y desprecio por la labor ideológica hacia nuestra clase.

Pero es con esa realidad con la que nos ha tocado bailar. Y mira que es fea esa realidad porque, como el soldado atacado en la cabeza de playa por el fuego incesante del enemigo, debiéramos saber que, si perdemos las pensiones, no hay donde retroceder que no sea el mar.

¿De verdad os sorprendéis algunos de que los agentes de George Soros hayan aparecido en las manifestaciones del 17M (en las de dos convocatorias no unitarias), de verdad que os asombra que vuelvan los de las manitas agitadas hacia arriba a decir aquello de “sin banderas”, en serio que os sorprende que una tal Anita Botwin (de ctxt/Público, del medio de un empresario que despidió a trabajadores de su diario y que lo mismo apoya a Puigdemont que a Ciudadanos, diga que la convocatoria de los pensionistas le olía a 15M y que la protesta de los pensionistas le huele a 15M y que se quiere sacar otra tienda de campaña Quechua? Nadie debe de sorprenderse de que se gane su salario, ese por el que le pagan, ni del porqué, como tampoco del para qué.


No me alcanza el recuerdo de cuándo sujeté una bandera comunista entre mis manos. Soy poco dado a los símbolos. Sí que me apego a mi ideología y de ahí nadie me echa. Pero, dado que dicen los que parecen que os asustan a algunos que hay que ir “sin banderas" voy a hacerme una roja con la hoz y el martillo y os aseguro que nadie que me venga y diga “sin banderas” se va a ir de rositas, después de que tenga que asumir que la voy a seguir llevando en una mani que es de la clase trabajadora y no de quién me niega el derecho a ser miembro de una organización de esa clase.

¿Os sorprende que estos que vienen del 15M inquisitorial y transversal os impongan que neguéis vuestra identidad política y sindical? Será porque aceptáis su chantaje.

Los de CCOO y UGT son más favorables a una expresión abierta de símbolos y opciones políticas.

Fijaos que en la manifestación de Madrid de las 11 de la mañana del pasado sábado, organizada por CCOO y UGT, el grupo neonazi del Hogar Social Madrid no tuvo dificultad alguna para estar presente.


Esto no debe sorprendernos porque si el MERP, Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones, plataforma que sirvió de tapadera en la convocatoria de la manifestación del pasado sábado en Madrid a CCOO y UGT, tenía entre sus fundadores a Ciudadanos, la secta de la UCE, la CSIF (sindicato amarillo) y el Partido Pirata, que hasta no hace tanto se manifestaba con los anarcocapitalistas más antisociales posibles) entre otros, es que todo sirve.

Y es así. Ésta es la realidad que hemos heredado gracias a una izquierda que apoyaba al 15M no hace mucho. Muchos de sus afiliados siguen en ello, de yayoflautas.

Suelo decir que “nos va la vida en ello”. No es una frase hecha, ni una mera expresión política. Es que nos va la vida en el sentido más biológico del término. Las pensiones son aquello sin lo que no podríamos supervivir los trabajadores hoy. Hay demasiados pobres como para que la caridad privada o pública pudiera permitirnos sobrevivir ¿Alguno de ustedes ha pensado lo que significa ver a a su madre o a su padre buscando en las basuras? Según El País es una tendencia cultural y se llama friganismo. Espero que el/la padre/madre del/la “periodista” no tenga que deleitarse de tan suculentos platos.

Digo todo esto porque con las pensiones no se juega y las pensiones son cosas de comer.

Antes de descalificar las movilizaciones en defensa de las pensiones convendría saber a qué jugamos. Si es que queremos tirar el niño con el agua de bañarlo. Digo esto porque

Es mi pensión
Es tu pensión
Es su pensión (la de él/ella)
Son nuestras pensiones
Son vuestras pensiones
Son sus pensiones (las de ell@s),

la que está en juego y es el capital y su gobierno del momento quién ahora nos ha atacado, aunque antes lo hicieron otros gobiernos del momento del capital.

Dado que hemos llegado hasta aquí del modo en el que lo hemos hecho, yo planteo algunas preguntas a un conjunto de personas que se están escandalizando de las nuevas contaminaciones ciudadanistas y transversales que niegan la realidad de la dualidad trabajo-capital, de quienes afirman que la mujer es una clase social, así a pelo y sin distinción de si son trabajadoras o burguesas. Y sin despeinarse. De quienes creen que hemos llegado a un punto en el que hay que dar respuesta a los intentos de involución contra la clase trabajadora:
  • ¿Acaso os sorprende este resultado? ¿Es que vuestras organizaciones de referencia no han colaborado en ello? ¿De verdad, pretendéis hacernos creer que hubo un antes en el que ellas eran muy distintas y un después en el que todo se vino abajo? ¿No existió un proceso en el que muchos mlitantes colaborásteis de un modo cómplice?
  • ¿Creíais que con que el 15M fuese un soufflé como movimiento iba a desaparecer la permeabilidad de su componente ideológico en la sociedad?
  • ¿Deben los comunistas abandonar una batalla crucial de clase, en la que nos jugamos todo? Si perdemos la clase trabajadora no se recuperará de la derrota en decenios.
  • ¿Os creéis con el derecho a sumaros a la batalla contra las pensiones y a hacerle el caldo gordo al gobierno, los empresarios, la Brunete Mediática y toda la jauría capitalista; una batallla en la que nos va la vida, encizañándola de una imagen que que no debe ser contaminada porque es una conquista histórica por encima de las posiciones políticas que en ella se expresen? Los que hacéis esto desde las redes sociales, ¿a qué jugáis, qué habéis hecho para organizar a la clase a la que pertenecéis? ¿En dónde militáis, qué tiempo y esfuerzo dedicáis a hacerlo? ¿Creéis acaso que pasaros el día de tiritwitteros suple el compromiso activo del militante en cada frente de lucha? ¿Imagináis que el trabajador en activo o el pensionista asustado ante su futuro va a pasar a una fase de conciencia a partir de vuestras críticas sobre quienes intentan hacerse con la dirección de la movilización? ¿Qué hacéis, aparte de vuestras gracietas, para difundir unas reivindicaciones necesarias que impidan que los interclasistas y transversales burocratizados y los perroflautizados con la misma orientación anticlase puedan imponer una nueva derrota a nuestra clase?
Ninguno de vosotros puede darme la más mínima lección en cuanto a lucha contra el reformismo prosistema de los sindicatos del régimen ¿Qué deciros de mis posiciones sobre el 15M? Cuando muchos de vosotros que hoy renegáis agitabais las manitas en las plazas yo llevaba mucho tiempo desenmascarando la ideología de ese movimiento.

Pero un comunista se derrota a sí mismo cuando se traiciona. Y lo hace si daña la potencialidad de un movimiento que es de clase, al que es más difícil camelar con las viejas estupideces de la democracia participativa 2.0, con vender otro salvador parlamentario, cuando ya sabemos lo que es Podemos, o con el consuelo de pedir cárcel para los corruptos si no puedes pagar el abono transportes a final de mes.

Puesto que esa es la situación. Que hay una realidad de clase que afecta a los pensionistas, a los parados, a los trabajadores pobres,...lo más indecente no es que la derrota llegue desde los traidores, ni de los pequeñoburgueses con sus performances y batukadas sino del megarrevolucionario tan puro que abandona a los suyos, acobardado para dar la batalla en la calle (dejad los puñetero twitter y facebook) ante esos sujetos. Nuestra clase no lo entendería.
 
De momento, los burócratas de CCOO y UGT ya se tienen que comer que hay quienes exigimos el fin del Pacto de Toledo y el rechazo a todas las reformas de las pensiones, no solo la última sino también las que ellos pactaron tanto con el PP como con el PSOE. Y eso es un avance para impedir que nos cuelen un gol por la escuadra, dividiéndonos entre los que quieren pactar con el gobierno solo las pensiones no contributivas y las más bajas y la actualización de las jubilaciones al IPC y los que queremos que el Estado garantice todas ellas en los Presupuestos Generales del Estado porque es una conquista histórica como la educación y la sanidad y que los empresarios incrementen sus cotizaciones sociales.

Ah, y no estoy apostando dónde estar, ya que ninguno de los dos marcos de la protesta me gustan sino de organizar a la clase, defender posiciones políticas y no jugar con la lucha de los pensionistas ni con el futuro de sus pensiones