7 de junio de 2017

TERRORISMO EN GRAN BRETAÑA: ¿QUÉ SABÍA LA PRIMERA MINISTRA?

John Pilger. La Haine

Lo indecible en la campaña electoral británica es esto. Las causas de la atrocidad de Manchester, donde 22 personas (mayoritariamente niños) fueron asesinadas por un yihadista, se han ocultado para proteger los secretos de la política exterior británica.

Las preguntas claves (por ejemplo, por qué el servicio de seguridad M15 mantuvo “activos” terroristas en Manchester y por qué el gobierno no advirtió al público de la amenaza en su seno) permanecen sin respuesta y se desvían mediante la promesa de una “revisión” interna.

El presunto terrorista suicida, Salman Abedi, formaba parte de un grupo extremista, el Grupo de Combate Islámico Libio [LIFG, por sus siglas en inglés] que floreció en Manchester y fue cultivado y utilizado por el M15 durante más de 20 anos.

El LIFG está proscrito en Gran Bretaña como organización terrorista que promueve una posición dura sobre un “Estado islámico” en Libia y “forma parte del movimiento extremista islamista más amplio y global, inspirado por al Qaeda”.

La prueba es que mientras Theresa May fuera Ministra del Interior se permitió a yihadistas del LIFG viajar sin limitaciones por Europa y se les animó a participar en “combate”: primero para expulsar a Muamar el Gadafi en Libia y luego para unirse a los grupos afiliados a al Qaeda en Siria.

El año pasado el FBI supuestamente puso a Abedi en una “lista de vigilancia terrorista” y advirtió al M15 que este grupo estaba buscando un “objetivo político” en Gran Bretaña. ¿Por qué no fue detenido, previniendo así que la red a su alrededor planificara y ejecutara la atrocidad del 22 de mayo?

Estas preguntas surgen debido a una filtración del FBI que desmorona la versión del “lobo solitario” a raíz del ataque del 22 de mayo –de ahí la indignación llena de pánico y poco usual dirigida a Washington desde Londres, y la disculpa de Donald Trump.

La atrocidad de Manchester quita la piedra angular de la política exterior británica y revela su alianza fáustica con el extremismo islámico, especialmente con la secta conocida como wahhabismo o salafismo, cuyo principal custodio y banquero es el reino del petróleo de Arabia Saudita, el mayor comprador de armas de Gran Bretaña.

Este matrimonio imperial se remonta a la Segunda Guerra Mundial y a los primeros días de los Hermanos Musulmanes en Egipto. El objetivo de la política británica era detener el panarabismo, esto es, el desarrollo de un laicismo moderno en los Estados árabes, el afirmar su independencia del Occidente imperial y controlar sus recursos. La creación del rapaz Israel estuvo destinada a acelerarlo. Desde entonces se ha aplastado el panarabismo: la meta ahora es dividir y conquistar.

De acuerdo con Middle East Eye, en 2011 el LIFG era conocido en Manchester como los “Chicos de Manchester”. Opuestos implacablemente a Muamar el Gadafi, se les consideraba de alto riesgo y algunos de ellos permanecieron bajo control del Ministerio del Interior (en arresto domiciliario) cuando las manifestaciones contra Gadafi estallaron en Libia, un país forjado por un sinfín de enemistades tribales.

Repentinamente, se levantaron las órdenes de control. “Se me permitió ir sin preguntas”, dijo un miembro de LIFG. El M15 les devolvió sus pasaportes y a los agentes de contraterrorismo en el aeropuerto de Heathrow se les ordenó que les dejaran tomar sus vuelos.

El derrocamiento de Gadafi (que controlaba las reservas de petróleo más grandes de África) venía siendo planificado desde hacía tiempo desde Washington y Londres. De acuerdo con la inteligencia francesa, el LIFG llevó a cabo varios intentos de asesinato contra Gadafi durante la década de 1990 financiados por la inteligencia británica. En marzo de 2011 Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos aprovecharon la oportunidad de una “intervención humanitaria” y atacaron Libia. Los acompañó la OTAN bajo la cobertura de una resolución para “proteger a los civiles”.

El pasado septiembre una investigación del Comité de Asuntos Específicos de la Cámara de los Comunes concluyó que el Primer Ministro David Cameron había enviado el país a la guerra contra Gadafi basándose en una serie de “presunciones erróneas” y que el ataque “había llevado al crecimiento del Estado Islámico en África del Norte”. El Comité de los Comunes citó lo que denominó la descripción "concisa" de Barack Obama del papel desempeñado por Cameron en Libia: un “show de mierda” [ a shit show ].

De hecho, Obama fue un actor principal en este “show de mierda”, urgido por su belicista Secretaria de Estado Hillary Clinton y por unos medios que acusaba a Gadafi de planificar un “genocidio” contra su propia gente. “Sabíamos […] que si esperábamos un día más”, dijo Obama, “Bengasi, una ciudad del tamaño de Charloote, podía sufrir una masacre que hubiera retumbado en toda la región y manchando la conciencia del mundo”.

El cuento de la masacre fue fabricado por las milicias salafistas que estaban siendo derrotadas por las fuerzas gubernamentales de Libia. Dijeron a Reuters que iba a haber “un baño de sangre real, una masacre como la que vimos en Ruanda”. El Comité de los Comunes reportó que “la afirmación de que Muamar el Gadafi habría ordenado la masacre de civiles en Bengasi no se apoyada en ninguna prueba de la que se dispusiera”.

Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos efectivamente destruyeron Libia como Estado moderno. Según sus propias cifras, la OTAN lanzó 9.700 “misiones de ataque”, de las cuales más de un tercio alcanzó objetivos civiles. Estos ataques incluyeron bombas de fragmentación y misiles con cabezas de uranio. Las ciudades de Misurata y Sirte fueron completamente bombardeadas. La UNICEF (la organización de la ONU para la infancia) reportó que una alta proporción de niños asesinados “eran menores de diez años”.

Más que “dar lugar” al Estado Islámico (ISIS ya se había asentado sobre las ruinas de Irak luego de las invasiones de Blair y Bush el 2003), estos medievalistas tardíos tienen ahora todo el norte de África como base. Los ataques también desencadenaron una huida de refugiados a Europa.

Cameron fue celebrado en Trípoli como “liberador”, o imaginó que lo era.

Entre las masas que lo aclamaban se incluían aquellos secretamente provistos y entrenados por las SAS británicas e inspirados en el Estado Islámico, como los “Chicos de Manchester”.

Para los estadounidenses y británicos el verdadero crimen de Gadafi fue su independencia iconoclasta y su plan de abandonar el petrodólar, pilar del poder imperial norteamericano. Audazmente había planificado proponer una moneda común africana sustentada en el oro, establecer un banco para toda África y promover la unión económica entre países pobres con recursos preciados. Hubiese ocurrido esto o no, la mera idea era intolerable para EE.UU. que se preparaba para “entrar” en África y sobornar gobiernos africanos con “asociaciones” militares.

El dictador caído huyó por su vida. Un avión de la Real Fuerza Aérea apuntó a su convoy y en los escombros de Sirte fue sodomizado con un cuchillo por un fanático al que en las noticias se calificaba de “rebelde”.

Habiendo saqueado el arsenal de 30.000 millones de dólares de Libia, los “rebeldes” avanzaron hacia el sur aterrorizando pueblos y villas.

Cruzando hacia Mali subsahariano destruyeron la frágil estabilidad de ese país. Los siempre entusiastas franceses enviaron aviones y tropas a su antigua colonia “para combatir a al Qaeda” o a la amenaza que ellos mismos habían ayudado a crear.

El 14 de octubre del 2011 el presidente Obama anunció que enviaría tropas de fuerzas especiales a Uganda para incorporarse ahí en la guerra civil. En los meses siguientes se enviaron tropas de combate estadounidenses al sur de Sudán, al Congo y a la República Centroafricana. Con Libia asegurada, estaba en curso una invasión norteamericana del continente africano de la que no se informaba en absoluto.

El gobierno británico organizó en Londres una de las ferias de armas más grandes del mundo. Lo que se rumoreaba en los stands era que se trataba del “efecto demostración en Libia”. La Cámara de Comercio e Industria de Londres hizo un preestreno titulado: “Oriente Medio: un vasto mercado para las compañías de defensa y seguridad del Reino Unido”. El anfitrión fue el Banco Real de Escocia, un importante inversionista en bombas de racimo, profusamente utilizadas contra objetivos civiles en Siria. La propaganda de la fiesta de las armas en el banco elogiaba las “oportunidades sin precedentes para las compañías de defensa y seguridad del Reino Unido”.

El mes pasado la Primera Ministra Theresa May estuvo en Arabia Saudita vendiendo armas británicas por valor de más de 3.000 millones de libras, armas que los saudíes han utilizado contra Yemen. Asesores militares británicos instalados en salas de control en Riyadh ayudan a llevar a cabo los bombardeos, que han matado a más de 10.000 civiles. Ahora hay claros signos de hambruna. Un niño yemení muere cada 10 minutos de enfermedades prevenibles según la UNICEF.

La atrocidad de Manchester del 22 de mayo fue producto de esta constante violencia estatal en lugares remotos, gran parte patrocinada por Gran Bretaña.

Casi nunca conocemos las vidas y nombres de las víctimas.

La verdad pelea por hacerse escuchar, como peleó para hacerse escuchar cuando hubo un atentado en el Metro de Londres el 7 de Julio de 2005.

Ocasionalmente un miembro del público podría romper el silencio, como el londinense del este que se puso delante de un equipo de cámaras de CNN y de un periodista que decía perogrulladas. “Irak!”, dijo, “Nosotros invadimos Irak. ¿Qué esperábamos? Vamos, dilo”.

En una enorme reunión de medios a la que asistí muchos de los importantes invitados pronunciaron “Irak” y “Blair” como una suerte de catarsis por lo que no se atrevían a decir profesional y públicamente.

Pero antes de invadir Irak, el Comité de Inteligencia Conjunto advirtió a Blair de que “la amenaza de al Qaeda se incrementará en cuanto empiece cualquier acción militar contra Irak […] La amenaza mundial de otros grupo e individuos terroristas islámicos aumentará significativamente”.

Del mismo modo que Blair trajo a suelo británico la violencia del sanguinario “show de mierda” suyo y de George W. Bush, David Cameron (apoyado por Theresa May) agravó su crimen en Libia y sus horribles consecuencias, incluidas las personas asesinadas y mutiladas en el Manchester Arena el 22 de mayo.

Como era de esperar, vuelve la versión [del lobo solitario]. Salman Abedi actuó solo. Era nada más que un pequeño criminal. La extensa red que reveló la semana pasada la filtración norteamericana se ha desvanecido, pero las preguntas no.

¿Por qué Abedi pudo viajar libremente a través de Europa hacia Libia y volver a Manchester sólo días antes de cometer su terrible crimen? ¿Theresa May fue informada por el M15 de que el FBI le había seguido la pista como parte de una célula islámica que planificaba atacar un “objetivo político” en Gran Bretaña?

En la actual campaña electoral el líder laborista Jeremy Corbyn ha hecho una cauta referencia a una “guerra contra el terrorismo que ha fracasado”. Como él sabe, nunca ha sido una guerra contra el terrorismo sino una guerra de conquista y subyugación. Palestina. Afganistán. Irak. Libia. Siria. Se dice que Irán es el próximo. Antes de que haya otro Manchester, ¿quién tendrá el coraje de decirlo?



5 de junio de 2017

“DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA” Y EL SOCIALISMO VULGAR

Rolando Astarita. rolandoastarita.wordpress.com

Algunas organizaciones de izquierda, que dicen basar sus análisis y estrategia en la teoría de Marx, ponen en el centro de su propaganda y agitación la demanda de “distribuir la riqueza”. Parecen pensar que esta es una forma de facilitar la comprensión y aceptación del socialismo por parte de los trabajadores. Esto tal vez explique por qué, durante las campañas electorales, la demanda se repite por todos lados, como si fuera una solución mágica.

No acuerdo con esa política. La razón principal por la que discrepo es que de esa forma se pone el acento en la distribución, y no en las relaciones sociales que subyacen a esa distribución, y que la determinan.

Con esto no niego que es posible mejorar, mediante las luchas reivindicativas, los salarios y las condiciones laborales (en particular, en las fases expansivas del ciclo económico), sin tener que acabar necesariamente con el modo de producción capitalista. Pero hay que ser consciente de que estas mejoras siempre tienen límites determinados por la lógica de la ganancia. Y que en absoluto acaban con la explotación del trabajo. Más aún, en tanto subsista el actual modo de producción, la clase obrera estará obligada a reiniciar una y otra vez las luchas salariales y contra la prepotencia del capital. Es que cuando los salarios amenazan seriamente la ganancia, el capital o bien reemplaza al trabajo por la máquina; o hace más lenta la acumulación; o se traslada a otra región o país. Por cualquiera de estas vías, o una combinación de ellas, pone límites a las mejoras de salarios y laborales.

Por eso, el objetivo del programa socialista no puede reducirse a una mejor distribución del valor agregado por el trabajo –esto es, a luchar para que disminuya la relación plusvalía/valor de la fuerza de trabajo. Como explica Marx en Salario, precio y ganancia, cuando se pelea por el salario se pelea contra los efectos del sistema capitalista, pero no contra la causa de los malos salarios, la desocupación, el pauperismo. Por este motivo, la bandera del socialismo debe ser la abolición del sistema del trabajo asalariado. Esta demanda supera el horizonte del sindicalismo, que siempre se limita, incluso en sus mejores exponentes, a exigir mejoras en la distribución.

Estas ideas también las encontramos en la Crítica del Programa de Gotha; escribe Marx:

“…es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y hacer hincapié en ella, como si fuera lo más importante. La distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción. Y ésta es una característica del modo mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en el hecho de que las condiciones materiales de producción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la condición personal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de producción, la actual distribución de los medios de consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución” (edición elaleph, p. 18; énfasis agregado).

El enfoque marxista entonces se opone a la visión de los reformistas burgueses, socialistas vulgares, y semejantes, que ponen el acento en “la distribución de la torta” (torta = valor agregado). Recordemos que, de manera característica, Karl Dühring, decía que el modo de producción capitalista era bueno, pero el modo de distribución capitalista debía desaparecer. Inevitablemente, a partir de aquí, las cuestiones se plantean en términos de cuánto le corresponde al trabajo, cuánto al capital, si es “justo” tanto más o tanto menos, etcétera. Así se pasa por alto la pregunta esencial, que debería hacerse todo trabajador: ¿quién hizo la torta que va a repartirse? Con lo cual empezamos a cuestionar la relación de propiedad/no propiedad de los medios de producción y de cambio.

Existe todavía otro problema con la demanda de “distribuir la riqueza”, y es que induce a pensar que la solución de los males sociales pasa por distribuir los medios de producción entre los ciudadanos de algún modo “equitativo”. O sea, pasar a un modo de producción basado en el pequeño burgués propietario de su lote de tierra, de su pequeño taller, comercio o medio de transporte. El socialismo pequeño burgués siempre tuvo este norte; lo mismo ocurre con muchas variantes del populismo. Frente a la concentración y centralización del capital, la consigna parece ser “volvamos a la pequeña propiedad”. Para esta gente las calamidades sociales no tienen su origen en el capital, sino en el hecho de que este sea “demasiado grande”.

Naturalmente, comprendo el afán de algunos marxistas de quedar bien con el populismo pequeño burgués (máxime en campañas electorales), pero la realidad es que repartir la gran propiedad para volver a la pequeña propiedad es un objetivo reaccionario. Cambiar las grandes unidades productivas o comerciales por la pequeña unidad administrada por los propietarios individuales, significaría un retroceso en las fuerzas productivas. Por eso históricamente el marxismo no levantó la consigna de “repartir los medios de producción”, sino socializarlos. Esto es, que pasen a manos de la sociedad, de los productores asociados.

Como puede verse, se trata de cuestiones que afectan a la esencia de la teoría y la política del socialismo.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG. No espero que los votantes cheerleaders del PSOE, IU, Podemos, EQUO y resto de basura progre del sistema acepte la diferencia entre socialismo vulgar y socialismo a secas, ni siquiera que lo entienda. No dan para tanto. Pero sí que las nuevas generaciones que están entrando a una cierta forma de conciencia social y política vean por dónde va la cosa en realidad y no por donde nos la venden estos “sobreros” del capital.


3 de junio de 2017

AFGANISTÁN: CUANDO SE DISIPE EL HUMO, CUANDO SE ASIENTE EL POLVO

Guadi Calvo. alainet.org

Aunque la cifra todavía es incierta se estima entre 100 muertos y cerca de 500 los heridos, que dejó el ataque del miércoles en Kabul en el barrio diplomático. Según las informaciones un camión cisterna cargado de 1500 kilos de explosivos, conducido por un suicida detonó en la Plaza Zanbaq, epicentro de lo que se conoce como la zona verde de la capital afgana, un sitio ultra controlado por las fuerzas de seguridad, ya que allí se encuentran numerosas embajadas, oficinas relacionadas con agencias y organismos internacionales, además de muchas viviendas particulares, donde residen altos funcionarios del gobierno, empresarios y ejecutivos de compañías extranjeras.

La magnitud de la explosión, producida a las 8: 30 hora local, momento del ingreso de la mayoría de empleados y funcionarios que se desempeñan en las dependencias de la zona, afectó varias embajadas, fundamentalmente la de Alemania, donde murieron un par de funcionarios locales, se escuchó a varios kilómetros de distancia, afectando a más de 50 vehículos, dejando un pozo de siete metros de profundidad.

El ataque producido en los comienzos del Ramadán, el mes sagrado del islam, y en plena ofensiva de primavera del Talibán, anunciada a fines de abril, forma parte de otros ataques en diferentes regiones del país y parece preanunciar una temporada de alta conflictividad.

Si bien el ataque todavía no se lo ha adjudicado ninguna de las organizaciones que operan en el país, aunque el Talibán no suele adjudicarse los atentados donde las víctimas son muy numerosas, como es este caso. La agencia de seguridad pakistaní, con aceitados contactos en Afganistán, sospechan fundamentalmente de la Red Haqqani, un grupo muy próximo a los Talibán fundado por Yalaludin Haqqani, en los años setenta, que en la actualidad contaría entre 5.000 y 15.000 hombres. El grupo fue financiado por la CIA, en los tiempos de la guerra contra la Unión Soviética, participa, además de acciones terroristas, en otros ilícitos vinculado al tráfico de opio y heroína.

Dada la magnitud del ataque el gobierno ha puesto en marcha una campaña de donación de sangre, mientras que todos los servicios sanitarios de la ciudad han sido colapsados tras la emergencia.

Son varias las embajadas dañadas entre ellas las de Francia, Alemania, Japón, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, India y Bulgaria. Mientras que el gobierno alemán se vio obligado a retrasar la partida del vuelo chárter que devolvía a su país, un numeroso grupo de afganos expulsados de Alemania.

El último atentado de magnitud en Kabul, se produjo el 8 de marzo pasado cuando la toma del hospital dejó 30 muertos y 45 heridos, ataque que se adjudicado al Daesh.
La situación se degrada día a día, desde el 2014, cuando el gobierno de Obama inició el repliegue final de sus tropas, dejando a Afganistán en una situación casi más crítica que antes de la invasión estadounidense de 2001. Un atentado de estas proporciones, como hacía muchos años que no se producían ya no solo en la capital sino en el resto del país, indicaría claramente el nivel de perfeccionamiento de los terroristas, no solo por la capacidad para fabricar explosivos de esas proporciones, sino el poder penetrar en un área extremadamente controlada, ya no solo por la seguridad afgana, sino también por agentes y mercenarios extranjeros. Esto evidenciaría claramente que la policía y el ejército afgano armado y entrenado por los Estados Unidos, han sido infiltrados por la inteligencia terrorista. Son varios los hechos producidos en el interior del país donde un infiltrado entre las fuerzas de seguridad ha logrado no solo asesinar hasta una docena de militares, sino escapar con su armamento.

Según Washington, 20 de los 98 grupos que tiene catalogados como terroristas a nivel mundial, operan entre Afganistán y Pakistán.

Algo más que una guerra
Washington mantiene en Afganistán un poco menos de 10.000 hombres, y los diferentes países europeos otros tres mil en total, asignados fundamentalmente a tareas de entrenamiento de las fuerzas afganas, y con un área muy restringida de intervención fuera de sus unidades. El presidente Trump estaba dispuesto a enviar hasta 5.000 hombres más para contener el avance talibán y colaborar con el presidente afgano Ashraf Ghani, no solo jaqueado por cuestiones de seguridad sino también por su rivalidad política con su segundo Abdullah-Abdullah.

El jefe del Pentágono, el general James Mattis, quien estuvo semanas atrás en Afganistán, lugar al que conoce muy bien ya que estuvo allí destacado siendo general activo, declaró que 2017 sería un año extremadamente difícil para el ejército afgano y para las dotaciones extranjeras desplegadas en ese territorio.

La seguridad viene deteriorándose cada vez más en todo el país al tiempo que los diferentes grupos que operan en territorio afgano particularmente Talibán y Wilayat Khorasan (Daesh) que aspira a conquistar Pakistán, Afganistán, la India musulmana y Bangladesh. Kabul, hoy controla menos del 60% de los distritos del país, dejando el resto en manos de los grupos wahabitas.

El último 25 de mayo en la cumbre la OTAN en Bruselas, Donald Trump exigió a sus socios más compromiso, además de más aportes económicos, lo que produjo nuevas y notorias rispideces con la jefa del ejecutivo alemán Angela Merkel, para reforzar entre otras, la misión de la organización en Afganistán.

Lo que se ve es que será muy difícil alcanzar los niveles de intervención de 2009 y 2010, cuando el despliegue internacional alcanzó su máxima cota de 130.000 hombres, los que las fuerzas de seguridad afganas, con cerca de 300.000 hombres, no han logrado suplantar.

Tanto el ejército como la policía afgana, cuyos integrantes reciben en promedio 300 dólares al mes contra los mil básicos de un combatiente talibán, son desde hace tres años duramente golpeados por el extremismo: en 2015 5.000 miembros de la seguridad afgana fueron asesinados, en 2016 casi 7.000, según fuentes oficiales desde el 1 de enero al 24 de febrero de este año las bajas alcanzaron los 807 militares.

Si bien el refuerzo norteamericano tendría que haberse producido hace 10 días, su demora se debe a la espera de la decisión de sus socios europeos, lo que parece no conformar las exigencias de Trump.

Washington necesita evitar el colapso de Kabul, pero también sostener esa guerra y de alguna manera controlarla ya que son muchos los intereses que confluyen en la región, como los de Pakistán, India, Irán, Rusia, que tiene una presencia creciente de Rusia, y China y su famoso “camino de la seda”, con el que Pekín se comunicará de manera más ágil con los mercados de Asia Central, Rusia, India y Medio Oriente. Un conflicto de proporciones en Afganistán alcanzaría para desestabilizar toda la región y esa es una carta que sin duda Trump intentará tener a mano.

China también está siendo afectada por la presencia del integrismo religioso en la provincia de Xinjiang, puerta asía Asia Central, donde opera el grupo MITO (Movimiento Islámico del Turkestán Oriental)

Kabul, es, desde hace años, una ciudad sitiada por fuera y por dentro: barreras, controles móviles, check points, perímetros de seguridad, zonas restringidas, detectores de explosivos, cámaras de vigilancia, seguridad privada, centenares de agentes de inteligencia occidentales, bunkers y panes de evacuación, son demasiados elementos para que un conductor se infiltre sin más y pueda producir semejante atentado.

Quizás alguien vinculado a la seguridad occidental le haya aportado las coordenadas necesarias para poder alcanzar su objetivo y presionar a los países díscolos de la OTAN, a una intervención más decidida en Afganistán.

Quizás eso alguna vez se sepa, quizás no, pero sea lo que sea habrá que esperar a que el humo se disipe y el polvo se asiente. 

31 de mayo de 2017

UN HUEVO EN LA CABEZA NO. UNA PATADA EN LOS COJONES, SÍ

El champú al huevo es muy nutritivo para el cabello
Por Marat

En tiempos de performances, posmodernos, oportunistas sin escrúpulos, postureos y selfies políticos, la indecencia del parlamentario del régimen burgués sí que tiene nombre: miserables aves de rapiña a la caza y captura de la fotografía del “periodista” de la prensa burguesa y progre y del voto desclasado del tonto de turno con cabeza de urna, que cree que sus problemas se resolverán cambiando de collar a los perros del capital.

Este comportamiento es tan viejo como la presencia de las facciones políticas progres de la burguesía con el fin de conducir las protestas de clase hacia su domesticación: la humanización del capitalismo, la basura del bien común, como si fuera posible que, en una sociedad dividida en clases, los bienes fueran comunes, la cosmetización del capital a través de reformas institucionales sin tocar la propiedad, la perpetuación del sistema. Es el papel que han hecho siempre las izquierdas dentro del capitalismo. Los reformistas bienintencionados y los que tocan de oído en la defensa del socialismo se empeñan en no entender que desde la Revolución Francesa lo que se llamó izquierda siempre estuvo dentro del sistema, con el fin de hacerlo más presentable.

En España, el PSOE lanzó el “OTAN, de entrada no” (trampa bien calculada, como su pregunta para favorecer el SÍ), luego fue al NO A LA GUERRA, para acabar metiéndonos en la de Yugoslavia, a través de Javier Solana, el pajillero de la OTAN, mantenernos en la de Afganistán y apoyar los bombardeos sobre Libia (ambos con la maravillosa Chacón, la segunda con el general podemita Julio Rodríguez).

Ahora los podemitas usan cualquier lucha de la clase trabajadora en beneficio de su único objetivo, que ya no es ni siquiera el de reformar el capitalismo porque la socialdemocracia demostró históricamente que no es posible y el muñeco del capital griego, Syriza (cada semana un canalla escribe un aberrante panfleto en una web progre limitando a la UE y Alemania los males de Grecia, callando el papel de Tsipras), han demostrado hasta dónde se llega respetando la legalidad del parlamentarismo burgués.

Esa indecente utilización lo han hecho en el caso de los trabajadores de Coca-Cola, con el permiso de sus dirigentes sindicales, que han permitido que sus manifestaciones y concentraciones fueran capitalizadas por Podemos o, más concretamente, por Pablo Iglesias, hasta el punto de que la prensa eclipsase el motivo de la protesta. ¿Culpa de los medios del capital? Sí. Pero mucha más culpa de quien se pone, para la foto, a la cabeza de una reivindicación, cuyos motivos no sufre como parlamentario blindado de penuria alguna. Y por supuesto del traidor a sus compañeros que se lo permite, sobre todo si juega con vidas y futuros ajenos.

Lo mismo han hecho con huelgas como la de telemárketing.

Curiosamente, a su concejal por Jaén, Andrés Bódalo, lo han abandonado como a un perro sarnoso, como si temieran de él algún contagio. Eso sí, con las payasadas de la famosa camiseta del indecente y oportunista Cañamero, por toda solidaridad con un dirigente de su sindicato. Sacrificarán y dejarán en el camino a quien sea, con tal de que no entorpezca de pillar cacho por parte de esa manada de aventureros.

Los podemitas intentaron destruir las Marchas de la Dignidad el año pasado, convocando su manifestación del Plan B, con el mismo recorrido de la manifestación en Madrid y a la misma hora. Pero con las reividincaciones más light que cabía imaginar. Como no pudieron lograrlo, entraron este año con sus queridas de IU a pretender rebajar sus reivindicaciones y, de no lograrlo, a vincular su payasada destituyente y su moción de censura de postureo a los objetivos de las mismas, que van mucho más allá y que apuntan a donde ellos no llegarán jamás. Dado que en las Marchas conviven posiciones sindicales combativas con las de quienes juegan a dos bandas, puede que logren destruirlas, sobre todo si cuentan con ese caballito de Troya domesticado y a su servicio que tienen, llamado SAT y su Cañamero-diputado.

Ayer, 30 de Mayo, en la manifestación de los taxistas contra la desregulación y salvaje precarización de su sector que significan las empresas de “economía colaborativa” (tomad bien común, idiotas que cacareáis como loros) Uber y Cabify, el Mesías Pablito recibió el tratamiento de champú al huevo.

En las pocas horas en las que ha transcurrido el suceso hasta el momento en que publico este artículo, ya he leido las estupideces de los “progres” de turno culpando al Hogar Social Madrid, una organización peligrosamente fascista, por inteligente, eficaz y bien dirigida, del ambiente que propició el huevazo que Público, boletín oficial giliprogre, ridículamente intentó minimizar, desviando el objetivo del proyectil. Fuera el Presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Julio Sanz, o no el destinatario final del huevazo, lo cierto es que hubo reparto de dividendos y El Coleta, se llevó su cuota parte. Me dicen incluso que el lanzamiento del huevo partió de un miembro de dicha organización de extrema derecha. No lo sé. No lo he comprobado personalmente pero soy de los que creo que, con mucha frecuencia, cada uno cree o afirma aquello que corrobora sus posiciones. Independientemente de quién haya sido el autor, el acto puede estar expresando un hartazgo de los políticos-estrella. Y soy de los que piensa que no hace falta incluso tener una ideología definida para sentir y manifestar el cabreo que lo acompaña. 

Espero que lo del champú al huevo prospere y se extienda contra cada canalla oportunista que vaya a sacarse la foto a costa de las luchas de los trabajadores.

La causa de que en muchos países de Europa, pronto en España, la extrema derecha y el fascismo -no son los mismo, aunque se parezcan. Una es precursora del otro- ganen crecientes cotas de influencia entre la clase trabajadora no está en lo que algunos malnacidos posmodernos e identitarios de la nada proclaman: que la clase trabajadora se ha derechizado. La clase trabajadora pelea, en cada uno de los seres humanos de los que que se compone, por sobrevivir en situaciones en las que muchos de esos críticos de chichinabo no se sentirán, por desgracia. La tragedia de la clase trabajadora es que ya no cuenta ni con perspectivas de revolución social próxima que atemorice a su empresario ni con socialdemócratas honestos, tipo los años 20 del siglo anterior. La izmierda es la puta del sistema. No está para canalizar su rabia, ni siquiera para ser levadura sino para, en palabras de un tipejo llamado Varoufakis, el que le gusta a los Anticapitalistas de Podemos (¡Ojo, el que le gusta a los más avanzados de esa secta!), “estabilizar el capitalismo europeo"

El sector del taxi es muy particular. El Hogar Social Madrid ha entrado en él, dado que en ese sector hay amplios grupos de trabajadores con pensamiento de extrema derecha. Solo un cretino progre y un pseudorevolucionario se contentarían con esta explicación, sin preguntarse qué ha pasado para que, durante tantos años, haya ido creciendo este pensamiento dentro del sector del taxi, como dentro de tantos sectores de la clase trabajadora, sin que la izmierda haya hecho nada para evitarlo.

Toda batalla que ha abandonado la izmierda, convirtiéndose en progrechiruquera, en feminismo burgués, animalismo, especismo, antitaurinismo, postsexualismo del más aberrante posible, subrogacionismo, filoprostitucionalismo y mil repugantes ismos más que solo dividen la realidad frente a una amplísima clase explotada y empobrecida, o en un pseudocomunismo que jamás tuvo que ver ni con Marx ni con Lenin, sino con versiones fanatizadas de su pensamiento, la cubre ahora y cada vez más la ultraderecha, pronto el fascismo. Os lo habéis ganado a pulso.

La clase trabajadora, llevo todos los años de la crisis diciéndolo, no tiene quien la escriba. Los pequeñoburgueses hablan de ciudadanos, donde nunca se dé la lucha de clases, de gente, de personas, y de mil paridas más, que niegan la explotación y la sobreexplotación (un día os explico la diferencia de conceptos) en lo laboral, la imposibilidad, para muchos de lograr entrar en el mercado de la explotación para supervivir, la pérdida de sus viviendas, la imposibilidad de alcanzar una pensión por falta de cotización suficiente, la vejez con hambre, la falta de esperanza siendo joven,… Y vosotros os dedicáis a que no les corten el rabo a los perros o a que acaben con las corridas. Que os den por el culo, progres.

La clase trabajadora necesita volver a organizarse. Ha de hacerlo al margen de vosotros y contra vosotros, progres e “izquierda”. La clase trabajadora más pronto que tarde necesitará pensar en clave de identidad de clase, de lucha de clases, de poder para sí, de emancipación de la explotación y de una sociedad en la que pueda imponer su dictadura de clase, como la burguesía impone hoy la suya. Eso se llama socialismo. Para esto hacen falta comunistas, no izquierda, y comunistas de mente abierta y sin caspa.   

30 de mayo de 2017

EEUU. ¿OTRA BURBUJA INMOBILIARIA? ENTREVISTA CON MICHAEL HUDSON

Sharmini Peries. Kaosenlared

SHARMINI PERIES: Justo antes del colapso económico de 2007-2008 hubo varios indicadores económicos que podría dar una idea de la catástrofe inminente. Si nos fijamos en la situación económica actual en los EEUU, nos encontramos con muchos de estos mismos indicadores. Los precios de la vivienda están creciendo mucho. La deuda de las tarjetas de crédito ha comenzado a crecer de nuevo. El impago de préstamos para estudiantes ha aumentado, y los mercados de acciones y bonos han alcanzado su punto histórico más alto.

¿Estamos ante otra burbuja inmobiliaria como hace nueve años? Tengo conmigo a Michael Hudson para hablar de ello. Michael es profesor de Economía en la Universidad de Missouri, Kansas City. Y es el autor The Bubble and Beyond y Finance Capitalism and Its Discontent, Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage Destroy the Global Economy. Su libro más reciente es J is for Junk Economics.

Michael, unas 10 millones de familias perdieron sus hogares en la crisis de 2007 a 2008, y muchas de esas casas fueron comprados por los fondos buitres, como Blackstone. Los fondos buitres en realidad no revenden las viviendas que compraron, sino que las alquilan. Pero empecemos con los indicadores que me has señalado en un correo electrónico, diciendo que podríamos estar ya a en el umbral de otra crisis. Danos la esencia de esos indicadores y por qué predices eso.

MICHAEL HUDSON: Muchos de los indicadores puede ser similares, pero el carácter de la crisis es muy diferente que en 2008. Se menciona, por ejemplo, que los precios de bienes raíces superan sus niveles de 2008. Todo eso es cierto, pero como se acaba de señalar, 10 millones de personas perdieron sus hogares. Eso es lo que los economistas llaman traspasar la vivienda de manos débiles a fuertes, y lo aplauden porque en lugar de que familias pobres, minorías, afroamericanos e hispanos compren viviendas que están mucho más allá de su capacidad de pagar la hipoteca, estas casas ya han sido perdido o desahuciadas y Blackstone y otros fondos buitres las han comprado. Las compraron en efectivo.

La razón por la que lo hicieron así, en lugar de apalancar deuda, que es como la gente había comprado sus casas desde la Segunda Guerra Mundial, es que las tasas de interés son muy bajas. La Fed ha bajado los tipos de interés a cero (ZIRP) con el fin de volver a inflar una burbuja. Sin embargo, con estas bajas tasas de interés, Blackstone y otros fondos buitres, Wall Street, pueden hacer más dinero alquilando estas propiedades que vendiéndolas o especulando, o invirtiendo en el mercado de bonos.

El efecto es muy interesante. Hasta 2008, los alquileres en realidad bajaban. Cuanto más subían los precios de los bienes raíces, más caían los alquileres, porque el 17% del mercado era para “ciclistas”, especuladores que compraban una casa o un apartamento a crédito. Pensaron: vamos a comprar un condominio, una casa, vamos a esperar que el precio se infle. Todos estaban desesperados por encontrar a alguien para alquilar esos apartamentos, al menos para ayudarles a cubrir los intereses de las hipotecas.

El resultado fue que los alquileres cayeron. En este momento es todo lo contrario. Los alquileres suben, porque hay muchas menos propiedades disponibles, ya sea para comprar o para alquilar. La gente no puede permitirse el lujo de calificar para el préstamo bancario, por lo que no pueden permitirse el lujo de comprar una vivienda, y no pueden encontrar casas porque éstas han sido monopolizadas, tal vez el 20% en algunas áreas, por los fondos buitres, Blackstone y otros.

Mi amigo Gary Null, por ejemplo. Blackstone compró su edificio, rompieron la caldera, no encendía la calefacción, y le obligaron a cambiarse para vaciar la propiedad y tratar de aumentar el precio. Eso es en los bienes raíces comerciales. Estos chicos están poniendo de nuevo de moda la guerra de clases en los negocios.

Los precios de la vivienda están subiendo en Canadá y Australia, pero de nuevo: no se trata de una burbuja como antes. La estructura financiera se ha desplazado, en gran parte porque está siendo comprada por propietarios absentistas muy ricos en lugar de por la población en su conjunto. Por lo que la tasa de propiedad de la vivienda en Estados Unidos ha disminuido en alrededor de seis puntos porcentuales. Eso es alrededor del 10% de la población con vivienda, por lo que tenemos viviendas más allá de la capacidad de pago de la mayoría de los estadounidenses y más allá de lo que los bancos están dispuestos a prestar para comprar una casa.

¿Cómo beneficia esto los titulares de la propiedad, al igual que a los propietarios de fondos buitres?

Pueden hacer grandes beneficios alquilando. Pueden tener un 5, 10, 15%. Eso es mucho más dinero que en el mercado de bonos y es mucho más seguro que la bolsa, porque los precios de las acciones pueden bajar y las ventas corporativas pueden bajar cuando la economía se contrae, pero la gente está desesperada por tener alojamiento. Es la única cosa que necesitan imperiosamente, así que los alquileres ahora están aumentando como porcentaje del presupuesto estadounidense. Suponen un 40% o un 50% de los ingresos en lugares como Nueva York, San Francisco, las zonas de alta renta del país.

¿Qué son los préstamos NINJA?

Esa es la otra cosa que ha cambiado. Lo que calentaba y empujando hacia arriba los precios en 2007 y 2008 eran préstamos a prestatarios sin ingresos, falta de empleo, ni activos. Como Bill Black ha explicado, se trata de préstamos en gran medida fraudulentos. Los defraudadores fueron los bancos. Los fraudes eran las compañías hipotecarias que falseaban los ingresos de los compradores y prestaban la casi totalidad de la hipoteca.

Ahora sólo queda un tipo de NINJA, y esos son los estudiantes. Los préstamos para estudiantes han sido los préstamos de más rápido crecimiento en el país. Suponen alrededor de $ 1.3 billones de dólares, más que los préstamos de las tarjetas de crédito, más que la mayoría de otros tipos de préstamos. Todo el mundo sabe que los estudiantes no son capaces de ganar lo suficiente para pagarlos, porque las tasas de morosidad de los préstamos estudiantiles crecen. No en las hipotecas. Están cayendo en las hipotecas – hipotecas de casas – pero están subiendo en los préstamos estudiantiles.

Pero los bancos sabían que no podían pagar y el gobierno sabía que no podían pagar, por lo que el gobierno hizo un acuerdo ventajoso para los bancos: “Se pueden hacer todos los préstamos a estudiantes que se deseen. Se les puede dar el dinero que se quiera para cualquier tipo de educación, incluso para una educación basura, para Universidades de filfa, o universidades con fines de lucro, como la universidad de Trump, y sabemos que los estudiantes van a quebrar, pero vamos a garantizar sus préstamos y garantizaremos una mayor tasa de interés que en cualquier otro préstamo, porque sabemos que estos préstamos son de riesgo. Sabemos que no van a pagar, pero el gobierno va a asumir todo el riesgo y pagará como si el banco estuviera aceptando el riesgo y como si estuviera haciendo un préstamo auténtico, pensando que será devuelto“.

Todo el escándalo de los préstamos estudiantiles es pura corrupción. Esto demuestra hasta que punto se han hecho cargo de las universidades y el sistema de préstamo del gobierno los bancos que dan los préstamos a expensas de los contribuyentes.

Michael, el gobierno federal ya garantizaba los préstamos estudiantiles, así que ¿cuando quiebran estos préstamos, su cobertura sale de las arcas públicas?

Sí. No sólo el préstamo, sino el préstamo con enorme intereses, más altos que los que los bancos pueden conseguir en cualquier otro tipo de préstamo, y multas muy duras por morosidad, por lo que los bancos están básicamente librándose de los mismos. Los beneficiarios finales, si se les puede llamar beneficiarios, son las universidades, porque el principio básico en el sector inmobiliario que aprendimos en 2008 fue que una casa vale lo que un banco está dispuesto a prestar. Bueno, lo mismo es cierto para la educación.

Pero la educación vale mucho más que lo que un banco está dispuesto a prestar por ella. El banco prestará todo lo que cuesta, porque no hay riesgo, ¿Los bancos no tienen necesidad de preguntar si se trata de una educación de calidad? ¿Es este un préstamo educativo con el que el estudiante realmente va a ser capaz de obtener un trabajo después? ¿O se trata de un préstamo a la Universidad Trump o un préstamo a una universidad con fines de lucro que no está realmente preparando al estudiante para ganar el suficiente dinero? Y ¿qué alternativas tiene el estudiante?

Lo que ha sucedido es que el precio de la educación ha crecido mucho porque los bancos están básicamente financiando un enorme crecimiento del precio que las universidades pueden cobrar por una educación. Si las universidades cobran más, un pregrado de la Universidad de Nueva York puede llegar a los $40.000 dólares y $ 200.000 anuales para un estudiante de odontología … la pretensión es que cuanto más se paga, más se aprende. Pero eso no es lo que está sucediendo en absoluto.

Las universidades se han convertido en centros de lucro y no están contratando más profesores, están contratando más trabajadores a tiempo parcial, y están teniendo un enorme crecimiento en la gerencia y la alta dirección. Así que todos estos costes universitarios hinchados van al sistema de gestión, no a la enseñanza, no a los profesores, y no producen un buen producto.

El efecto de prestar a los estudiantes ha sido distorsionar el sistema educativo, convertir a las universidades como la Universidad de Nueva York en una gran empresa de bienes raíces. Están usando el dinero para comprar más bienes raíces, para construir todo tipo de cosas extrañas que no tienen nada que ver directamente con la enseñanza en clases. Así que cómo sorprendernos que los estudiantes no estén recibiendo suficiente educación para prepararlos para ganar dinero para pagar estos préstamos.

Michael, por último, quiero preguntarle, usted habla de una crisis lenta en lugar de una gran crisis como la que sufrimos en el período 2007-2008. Háblenos de eso.

El problema fue que en 2008 la economía estaba sobre-endeudada. La manera de resolver el problema fue hacer lo que las crisis suelen hacer: La mayoría de las crisis acaban con deuda, por lo que la recuperación comienza a partir de una economía con un nivel mucho más bajo de deuda, pero la administración Obama, a pesar de que se había comprometido a cancelar deudas , nunca lo hizo. Apoyó a los bancos, y mantuvo todas las deudas en los libros de contabilidad, y la economía aún tiene toda la deuda acumulada que tenía en 2008. Y la deuda está creciendo.

El pasado fin de semana, por ejemplo, el New York Times lo celebró, diciendo con optimismo que la economía crece porque la deuda aumenta. Si nos fijamos en la Oficina Nacional de Investigación Económica, sus economistas consideran con “optimismo” esa nueva deuda, porque suponen que toda deuda es voluntaria. No que la gente opta por estar tan endeudada porque son tan pobres que tienen que recurrir a endeudarse con la tarjetas de crédito y pedir más dinero prestado de los bancos.

El hecho es que las personas no se endeudan porque sean optimistas sobre la economía. Están pidiendo prestado porque no pueden permitirse el lujo de llegar a fin de mes y pagar su vivienda y pagar por su educación sin endeudarse. Y tienen que pagar tanto dinero en servicio de la deuda que no pueden permitirse el lujo de comprar bienes y servicios.

Si se da un paseo alrededor de la Universidad de Nueva York, por ejemplo, que solía ser una zona próspera, la calle 8 y las grandes calles comerciales están tapiadas. Los escaparates están cerrados. Nadie entra en ellas, porque nadie puede permitirse el lujo de ir a comer fuera o comprar libros o incluso comprar zapatos y ropa como antes en estas calles comerciales, porque tienen que pagar más por su educación como consecuencia de unos préstamos estudiantiles irresponsables.



29 de mayo de 2017

LA CAMPAÑA ANTICOMUNISTA DE VLADIMIR PUTIN Y LA NATURALEZA DEL ESTADO RUSO

Máximo Relti. Canarias Semanal

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, inauguró a principios de esta semana, acompañado de una cohorte de sacerdotes, un obispo y numerosas jerarquías de la renacida Iglesia ortodoxa de ese país, un templo dedicado, según reza el anuncio oficial, a las "víctimas del comunismo". Como sucediera en la Rusia de los zares, el jefe del Estado fue acompañado la ceremonia del acto inaugural por "su confesor" personal, el obispo Tijón Shevnukov.

No faltan quienes resultan negativamente sorprendidos por este tipo de eventos. Y es que sucede que, de forma paradójica, dentro y fuera de Rusia, hay no pocos comunistas y gentes pertenecientes a la izquierda que no ahorran sus simpatías hacia el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Sin embargo, la carrera de Vladimir Putin no difiere un solo ápice de la de cualquiera de los miles de burócratas de la antigua URSS , que integraron la casta estatal que se fue haciendo con el aparato del Estado soviético en el curso de las últimas décadas de la existencia de ese país.

Una vez que las bases socialistas sobre las que se asentaba aquel país fueron destruidas, los burócratas que detentaban la dirección de las empresas públicas u ocupaban cargos de primera importancia en el aparato del Estado se apropiaron de lo que hasta entonces había sido propiedad colectiva. Uno de esos usurpadores fue Vladimir Putin, un abogado nacido en 1952, graduado en la universidad estatal de Leningrado y que, posteriormente, pretendió hacer carrera ingresando en el servicio de inteligencia soviético de la KGB.

Hasta finales de los años 90, Vladimir Putin fue un perfecto desconocido en la Rusia postcomunista. Eso fue así hasta que, por indicaciones expresas de Boris Yeltsin, el alcohólico ex presidente que vendió a su país a los Estados Unidos como si de un fardo de retales se tratara, se convirtió en su sucesor en el marco de una estructura estatal en pleno estado de descomposición.

La implosión de la antigua Unión Soviética se produjo mientras Vladimir Putin prestaba sus servicios de espionaje en la antigua República Democrática Alemana. Putin aprovechó la ocasión para regresar a Leningrado. Allí, a través de vínculos que se desconocen, se convirtió en asesor de Anatoly Sobchak, entonces presidente de la Diputación de Leningrado. Ese fue el principio de una carrera política que se iba a caracterizar por una inmensa ambición y un vertiginoso ascenso.

Tras el triunfo de su protector Sobchak en las elecciones a la alcaldía leningradense, Putin pasó a ser jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Ayuntamiento, y vicealcalde.

En 1996, después de la derrota de Sobchak en los comicios de turno, Putin abandonó a su protector, trasladándose a Moscú, con un puesto en la administración del dipsómano Boris Yeltsin. Pronto éste último lo convertiría en su favorito para la sucesión.

En el año 1998 fue nombrado director del Servicio Federal de Seguridad, puesto que a partir de marzo del año siguiente ocupó de forma simultánea con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional, un puesto clave en la turbulenta y desordenada Rusia de esa década.

En agosto de ese mismo año encabezó el Gobierno de Rusia y lanzó una exitosa segunda guerra contra el separatismo checheno. Hecho que, en un país inmerso en un caótico proceso de desmembramiento, le proporcionó una inmensa popularidad.

Cuando Boris Yeltsin, acusado de múltiples escándalos de corrupción, anunció su dimisión el 31 de diciembre de 1999, Putin, de acuerdo con la nueva Constitución rusa, se convirtió en presidente interino. La sucesión, según comentó la prensa de entonces, se realizó como resultado de un pacto suscrito entre el sucesor y el heredero, en el que este último se comprometía a blindar frente a la persecución judicial a la familia Yeltsin, acusada reiteradamente de nepotismo y de participar en gigantescos negocios resultantes de la privatización de las empresas estatales.

La participación de Vladimir Putin en actos anticomunistas como el citado ni son inusuales ni tienen nada de extraños. Coinciden plenamente con la ideología dominante entre aquellos que se hicieron con el dominio de los restos del desvencijado Estado soviético y de sus empresas estatales. Vladimir Putin no sólo ha sido un administrador de los escombros de aquel Estado, distribuyendo lo que era propiedad colectiva entre sus codiciosos colegas de la burocracia, sino que ha sido también uno de sus principales beneficiarios.

Lo que, desgraciadamente, no parecen haber entendido muchas personas pertenecientes a la izquierda política, incluidos no pocos comunistas, tanto de fuera como de dentro de Rusia, es que la naturaleza de aquel Estado ha variado sustancialmente. Rusia no es ahora un firme baluarte, como lo fue en otra época, de la defensa de los intereses de los pueblos del mundo.

El capitalismo ruso está hoy sometido al mismo tipo de tensiones generadas por las luchas interimperialistas que se producen en otras grandes superpotencias mundiales, como pueden ser Estados Unidos o China. La Rusia de Putin responde a las mismas pulsiones que se producen en cualquier otro estado capitalista desarrollado en la conquista por los mercados internacionales. Como sucede en el resto de los países capitalistas, las empresas privadas rusas dominan el aparato del Estado y hacen que este se encuentre en sintonía con los intereses de la clase social que allí detenta el poder económico. ¿Qué mágico factor, si no, podría librar a Rusia de las contradicciones de la formación social capitalista de la que hoy forma parte?

En su pugna contra sus competidores estadounidenses, determinadas actuaciones del gobierno ruso pueden coincidir de manera coyuntural con los intereses del pueblo de tal o cual país. Pero eso no cambia esencialmente lo fundamental de la cuestión. En momentos tan cruciales como los que vivimos, no tener en cuenta esa realidad equivaldría a olvidar peligrosamente cuál es la naturaleza del Estado ruso y de las contradicciones del mundo del siglo XXI.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG
Mi única diferencia con el texto de Máximo Relti es que considero que nadie que sea comunista pueda mostrar simpatía alguna por Putin del mismo modo en que nadie que sea comunista puede creer que Rusia es la heredera de la URSS.

Un comunista pondría su énfasis en el modo en el que Putin se ha apoyado en los elementos más reaccionarios de la actual sociedad rusa para avanzar hacia el capitalismo en dicho país, privatizando las empresas estatales o permitiendo que lo haga su escudero Dmitri Medvédev. Este es su perrito faldero, del mismo modo en que Putin lo fue del borracho anticomunista Yeltsin, con la diferencia de que la ambición personal de Putin, su zorrería política, su maquiavelismo y sus mejores conexiones con la oligarquía rusa le ha permitido llegar más lejos que a aquél.

Un comunista no resaltaría que Putin está apoyando al gobierno sirio porque, por muy legítimo que éste sea (para mí lo es) y progresista frente a la barbarie del yihadismo, Siria no ha podido elegir aliados, ya que el mundo de la OTAN se le echado encima para destruirla y hubo de recorrer a lo disponible. Del mismo modo que tampoco usaría dicho ejemplo con Venezuela. Simplemente Rusia y Putin juegan su baza imperialista -solo para imbéciles y analfabetos políticos el imperialismo es solo belicismo y no intereses de dominación económica- y buscan sus áreas geostratégicas de influencia y control. Si estos sujetos hubieran leído a Lenin y a su obra “El imperialismo fase superior del capitalismo” sabrían que no hay un único imperialismo sino varios, que ningún imperialismo es bueno, que un comunista ha de enfrentarse a cualquier imperialismo, si es un auténtico internacionalista y no un un vulgar títere nacionalista y cahuvinista, y que las guerras hoy en el mundo tienen sus actores principales en las contradicciones interimperialistas

Esos sujetos que se llaman a sí mismos comunistas y son devotos de Putin son, en realidad, esbirros antimarxistas, más nazbols que siquiera “progresistas”, que eligen, lacayunamente, a qué intereses imperialistas servir, apuñalando los intereses de paz de la clase trabajadora, que en las guerras es siempre la carne de cañón del capital.

Putn, ese fantoche al que le gusta presentarse con el torso desnudo en lucha, cual titan, con animales o fenómenos de la naturaleza, es el mismo que en 2016 culpó a Lenin de la destrucción de la URSS.

Para esos imbéciles, que pueden llamarse como quieran, pero debieran lavarse sus bocazas antes de ensuciar la idea comunista declarándose tales, hay una idea que no se atreven a expresar: la de que el sátrapa tiene algo que ver con Lenin más que el nombre Vladimir. Nada más lejos de la realidad. Lenin era un internacionalista, Putin un nacionalista. Lenin era un marxista, Putin un capitalista. Lenin fue antiimperialista y luchó contra todo imperialismo, Putin es un imperialista que defiende el suyo. Lenin impulsó la nacionalización de los medios de producción y el control obrero de la producción, Putin las privatizaciones a favor de la oligarquía capitalista rusa y el control de la economía por la mafia empresarial. Lenin combatió la guerra, Putin la usa a favor de su clase. Lenin favoreció la unidad fraternal de muchos pueblos bajo un Estado socialista, Putin fue lacayo del borracho Yeltsin, que terminó de destruir la URSS, después de que un tipejo anticomunista como Gorbachov le diese el tiro de gracia.

Y ahora, payasos anticomunistas, que secuestran el nombre comunista para ensuciarlo y confundirlo con el neofascismo, váyanse a la mierda y a leer el RT, el Sputnik o el Katehon.

PD: Acaba de llegarme un enlace que me ha facilitado una camarada en la que se pone en el  sitio que realmente le corresponde a Putin. Este enlace es de una organización juvenil comunista rusa