6 de diciembre de 2013

¿QUÉ SABES O CREES SABER SOBRE “TRANSPARENCIA INTERNACIONAL”?

Por Marat

Desde hace unos años, un nombre más se ha ido añadiendo a la “cultura” organizacional de los españoles. Se trata de Transparencia Internacional o Transparency International en inglés. Pero ¿qué sabemos sobre esta organización?

Una vez al año, este grupo al que se nos presenta como una ONG, pero con vínculos directos o indirectos con otras organizaciones que no lo son en absoluto, publica datos sobre rankings de corrupción en el mundo, colocando a los diferentes países del Planeta en tan dudoso palmares. 

Quiero hacer hincapié en los criterios, fuentes de información e indicadores para el establecimiento de lo que Transparencia Internacional denomina como Índice de Percepción de la Corrupción (IPC). Trasparencia Internacional habla de “Percepción” que, como todos ustedes sabrán, en su primera acepción alude a la organización de los 5 sentidos para captar una primera aproximación física al entorno; es decir, el primer eslabón cognitivo. Sólo en su segunda acepción la “percepción” alude a al modo en que la persona selecciona, organiza e interpreta los estímulos a través de sus sentidos. Aquí el componente sensorial pasa ya una fase cognitiva más racional, sin que abandone la subjetividad, dado que no se acoge a la empiria de los hechos sino a lo que aún se sitúa del lado de las creencias.


Vayamos, en consecuencia, a comprobar quiénes son “los que están más directamente confrontados con la realidad de la corrupción en un país”; es decir, vayamos a las fuentes.

Para elaborar el Índice de Percepción de la Corrupción 2013, afirma el sitio web de Transparencia Internacional en España, se utilizaron 13 fuentes de datos:
1.  Calificaciones sobre Gobernabilidad 2012 del Banco Africano de Desarrollo
2.  Indicadores sobre Gobernabilidad Sostenible 2014 de Bertelsmann Foundation
3.  Índice de Transformación 2014 de Bertelsmann Foundation
4.  Calificaciones de Riesgo País de la Economist Intelligence Unit
5.  Naciones en Transición 2013 de Freedom House
6.  Calificaciones de Riesgo País de Global Insight
7.  Anuario de Competitividad Mundial 2013 de IMD
8.  Political and Economic Risk Consultancy Asian Intelligence 2013
9.  Guía Internacional sobre Riesgo País de Political Risk Services
10. Encuesta de Fuentes de Soborno 2011 de Transparency International
11. Evaluación Institucional y de las Políticas Nacionales 2012 del Banco Mundial
12. Encuesta de Opinión Ejecutiva (EOE) 2013 del Foro Económico Mundial
13. Índice de Estado de Derecho 2013 de World Justice Project

La descripción de cada una de las fuentes de datos que encontrarán en el enlace que les he señalado anteriormente les dirá muy poco de las mismas, lo que presenta ya en sí un déficit de transparencia. En casa del herrero…

En consecuencia, si ustedes se fían del autor de este artículo, deberé ser yo el que haga un poco de luz sobre las instituciones arriba señaladas. Comprenderán ustedes que por una cuestión de esfuerzo y de dimensión de este artículo que, anuncio, será, como les tengo acostumbrados, largo, no me detenga en un análisis de las 13 fuentes pero sí lo haré en relación con buena parte de ellas.

Demos un repaso a los “expertos” en cuestiones de corrupción:
El Banco Africano de Desarrollo mantiene, entre otras organizaciones, relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), su brazo armado financiero, el Banco Mundial (BM) y Corporación Financiera Internacional. Ya vamos entendiendo algo más. Que el FMI, que ha tenido directores encausados en cuestiones de corrupción (Rodrigo Rato, entre ellos) y que es un fabricante de corrupciones, a través de las políticas privatizadoras en casi todo el mundo, la transición de los países del Este de Europa del socialismo al capitalismo y otras tantas fechorías, tenga algo que ver con una de las fuentes de Transparencia Internacional es ya un mal “indicador” de la transparencia y honestidad de esta última entidad. Pero prosigamos.

Conviene saber que las relaciones entre Banco Africano de Desarrollo, FMI, BM y otras instituciones financieras y económicas del capitalismo se dan también a través de otros espacios de encuentro de sus dirigentes, como el Global Issues Group (GIG), dedicado al análisis de tendencias y anticipación de los graves problemas mundiales y que tiene por objeto impedir que pase lo que pase –caigan truenos y rayos, chuzos de punta, o se adelante el día de la marmota en USA- el capital pueda perder su hegemonía en la lucha de clases a nivel mundial. Porque a lo que se dedican este tipo de “honorables y transparentes” instituciones es a conseguir que la lucha de clases la ganen los capitalistas y no a conspiraciones maquiavélicas de esas que les gustan a las páginas sobre iluminatis, chemtrails, conspiracionismo mundial y demás estupideces para consumo de analfabetos políticos. El capitalismo siempre fue “discreto” en su accionar, en el de verdad, en el que importa, y no en el de las falsas apariencias que quedan para eso que llamamos medios de comunicación y que son el “salsa rosa” y el “sálvame” de la información.
Hablemos de otro de los expertos que aportan análisis al Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional. La Fundación Bertelesmann (Bertelsmann Foundatión).

Ésta, que ha recibido el “Premio Ciudadano” (palabra tan querida por los desclasados y los “desclasadores”) en Madrid el pasado mes de Septiembre “por su trayectoria y actividades en los ámbitos de la cohesión social, la diversidad cultural, la responsabilidad social de las empresas, el emprendimiento juvenil y la participación ciudadana.”, fue fundada por el magnate alemán de la comunicación Reinhard Mohn, ex presidente del Grupo editorial alemán Berteslmann (en España fundadora del Círculo de Lectores), en el año 1995. ¡Toma ya, un lobby empresarial denunciando corrupción y analizando la transparencia en la política!

Convendría recordar que la editorial Berteslmann, antes de que Reinhard Mohn asumiese su presidencia, hizo un negocio redondo con el canciller Hitler editando durante el período nazi más de 20 millones de libros y folletos, entre ellos la publicación de autores nacionalsocialistas, como Will Vesper que hizo el discurso conmemorativo de la quema de libros de 1933 ¿Estaría Bertelsmann contribuyendo a la eliminación de la competencia editorial por vía expeditiva?  Sí, ya sabemos que el grupo editorial pidió perdón al salir la cuestión a la luz en la Feria del Libro de Frankfurt en 2002.(1) Pero, en cualquier caso, colaborar con el nazismo y lucrarse con ello está feo y pretender dar lecciones después, de transparencia y honestidad, es de traca.

Prosigamos. Economist Intelligence Unit (Unidad de Inteligencia de The Economist) es la división de prospectiva y análisis estratégico del semanario de información económica y financiera The Economist.

Llamativamente, The Economist, un medio de tendencia económica liberal, no se dirige a un público amplio sino, y en su antigua publicidad hacía ostentación de ello, coherentemente con el elitismo que subyace en su orientación ideológica, a los sectores que deciden y tienen peso en la sociedad –políticos, periodistas influyentes, profesores de economía, empresarios, financieros y hombres de negocios,…-. De hecho, en USA tiene una versión dirigida a los políticos de Washington llamada “Roll Call” y en Bruselas, sede del gobierno europeo, edita “European Voice”, dirigido a los políticos y funcionarios de la UE.

En definitiva, The Economist es uno de los medios de difusión al servicio de los lobbys USA y europeos, llamativamente dos ámbitos territoriales e institucionales en los que se ha legislado legalizando los mismos. De ahí que la percepción de la corrupción en la mayoría de los países de la Unión Europea y en Estados Unidos no sea tan elevada como en aquellos en los que la acción de los lobbys (capitalistas corruptos-corruptores) no tiene un encuadre jurídico . Sencillamente en los primeros la corrupción ha sido legalizada porque, para haber corruptos ha de haber corruptores y, si estos tienen carta de navegación, todo está en orden.

Sin embargo, Freedom House tiene el cinismo indecente de afirmar en su web que “es una organización de vigilancia independiente que se dedica a la expansión de la libertad en todo el mundo”.

Seguramente es en pro de la libertad, los derechos humanos en el mundo y la limpieza y transparencia de los gobiernos por lo que Freedom House consideró “admirable” el proceso electoral del régimen títere de USA en El Salvador en 1982, en medio de asesinatos masivos de militantes de izquierda y de derechos humanos, desapariciones y una guerra civil en un país fuertemente dividido.

Seguramente fue en defensa de la libertad y los derechos humanos que Freedom House hizo de vocero de Ronald Reagan, ocultando e intoxicando con mentiras y desinformación sobre las terribles y sangrientas represiones que los militares y los fascistas del partido ARENA, partido por el que Freedom House tomó parte en plena campaña electoral y que eran apoyados por la Administración USA, estaban llevando a cabo contra el pueblo salvadoreño, incluyendo el asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero.

Es cierto que Freedom House en sus orígenes (1941) tuvo un ropaje progresista por sus vínculos iniciales al Presidente Roostvelt. Éste nunca fue un rojo. Simplemente eran los años del nazismo en el mundo y este amenazaba la pujante hegemonía de USA en el mundo, que se vería confirmada al finalizar la II G.M.

Así durante los años 50 y 60 daría una de cal y otra de arena. Se opuso al Macarthismo y apoyó el Movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos pero también fue un impulsor del Plan Marshall en Europa, uno de cuyos objetivos fue frenar la expansión del comunismo por la vía de las ayudas a la reconstrucción europea, y de la OTAN, como freno militar a la “amenaza soviética”.

Posteriormente las paladas de arena serían mucho más abundantes que las de cal. Si bien condenó el régimen genocida de Pinochet en Chile, cuyo golpe militar fue patrocinado por el gobierno al que sirve y que le financia, el de USA, su obsesión particular han sido los países que emprendieron un camino alternativo al del “libre mercado” que Freedom House defiende. Estimuló las disidencias antisocialistas en la URSS, Checoslovaquia, Polonia (cobertura a Solidaridad), China, Cuba, Serbia y apuesta ahora por potenciar operaciones logísticas de baja intensidad y estimular conflictos en los países del Socialismo del Siglo XXI.

La preocupación real de Freedom House nunca ha sido el Estado de las libertades democráticas en el mundo, por mucho que afirme esto en su nombre y en sus declaraciones públicas, sino la contención y derrota de los procesos de liberación en el mundo frente al Imperialismo y la desestablización de países que han optado por modelos económicos alternativos al capitalismo, sistema que es la esencia del objetivo hegemónico de quien la financia, el Gobierno USA. Y quien paga manda porque de críticas a los atentados de los Estados Unidos contra los derechos humanos, las libertades, el espionaje a los ciudadanos, la represión contra las protestas sociales en su propio país, el asesinato selectivo de personas en el mundo, las guerras provocadas para apropiarse de los recursos naturales de otros países y otras innumerables barbaridades de las diferentes Administraciones que han ocupado la Casa Blanca más bien nada.

Tampoco parece que la corrupción “amiga” les quite el sueño a los “luchadores” de Freedom House, ya que colaboró con empresas de los países del ex bloque soviético para crear una cultura empresarial ”moderna” y desarrollar medios de comunicación independientes (seguramente tan independientes como la propia Freedom House). Lo que esta institución no nos cuenta es que el proceso de privatización de las empresas que pertenecían al Estado en los países ex socialistas se hizo mediante la técnica de corromper al sistema político para darle la vuelta al calcetín de la economía y de vender –casi regalar- las empresas públicas a los amigos.

De hecho, si se toman ustedes la molestia de comparar los países del ex bloque soviético que aún no forman parte de la UE, y que no han completado su transición al capitalismo hasta los estándares exigidos por las autoridades europeas, en cuanto a percepción de corrupción por parte de los “expertos” independientes con los que ya forman parte la misma verán que –¡oh casualidad!- los segundos son percibidos como menos corruptos que los primeros. La parcialidad se intuye.  

Global Insight es una consultora norteamericana de análisis, estrategia y prospección de grandes sectores de producción y consumo. Analiza el potencial económico de distintos mercados a nivel mundial y asesora a las empresas clientes.

Las Calificaciones de Riesgo País, que es el enfoque desde el que esta entidad “experta”, al igual que Economist Intelligence Unit, estudia el Índice de Percepción de la Corrupción por países, son medios que están siendo utilizados por los tiburones de los mercados (grandes especuladores financieros internacionales), a través de indicadores como la “prima de riesgo”, por el fondo Monetario Internacional y por las autoridades económicas de Bruselas para imponer las medidas de recortes sociales y privatizaciones de los Estados del Bienestar, no sólo en la UE sino en el mundo. 

Si observan ustedes el listado de factores de Riesgo País, como nivel de probabilidad de que un país emisor de deuda no pueda hacer frente a los compromisos de pago de su deuda, observarán que muchos de ellos, más que indicadores objetivos son meras variables de tipo ideológico, cuyo objetivo es lograr una realidad social determinada: la imposición de un modelo liberal salvaje con la resignación de sus víctimas y la cooperación necesaria de las instituciones políticas.

Entre ellos, e insisto en que se detengan ustedes  en el listado de factores de Riesgo País que les he enlazado, el factor de corrupción es sólo uno más y ni siquiera parecer ser el principal como para que las dos entidades expertas que se ocupan de los Indicadores de Percepción de la Corrupción desde el análisis de Riesgo País tengan una reputación suficientemente acreditada y especializada en la cuestión principal: la corrupción.

Esta basura ya nos la presentó en su día a los españoles la Fundación Everis, del ex Ministro de Defensa Eduardo Serra, en su informe “Transforma España”, con propuestas de medidas ultraliberales y especial atención a la corrupción, ¡cómo no!, sólo política y con la presencia destacada en la rueda de prensa correspondiente del “científico”, musa hombre anuncio y prescriptor por un buen dinerito de la dieta (Pan Bimbo) de los indignados, Eduardo Punset.

Más bien parece que en el contexto del problema de la corrupción (es llamativo que Transparencia Internacional no haya hecho esfuerzos para exponer propuestas destinadas a combatir esta lacra) se nos está presentando un menú de destrucción de lo público y de propuestas del más criminal darwinismo social.

IMD, otra de las instituciones expertas en corrupción, es una de las más importantes escuelas de negocios a nivel mundial. ¿Mmmmmm? Sí, experta en corrupción,…sin lugar a dudas. Es en ellas en las que se forman los jóvenes lobeznos del capital, aquellos que son entrenados para arruinar economías, destruir vidas y esgrimir el derecho de botín tras la carnicería.

Su metodología de análisis en cuanto a investigación de la corrupción ha consistido en 2013 en una encuesta a 4.200 ejecutivos de un elevado número de países en los que se les preguntaba: “Soborno y corrupción: ¿existen o no existen?” Si lo sabrán ellos que suelen ser los corruptores.

Political Risk Services (Servicios de Riesgo Político) es una consultora experta en análisis y metodología sobre investigación de riesgo político, estabilidad sistémica y situaciones de cambio social, tanto en sus versiones involutiva como revolucionaria.

Evidentemente el análisis y la metodología sobre riesgo político de esta consultora no agotan los objetivos de la investigación en el ámbito político sino que se dirigen al modo en que las posibles contingencias de crisis políticas puedan afectar a la estabilidad económica, a los derechos de propiedad y a las inversiones en carteras de valores en el extranjero. Vamos, lo de siempre.

Political Risk Services es un consultor habitual del FMI.

Podría continuar citando al resto de “fuentes” a partir de las que se ha elaborado el ranking de corrupción por países de acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción pero estoy firmemente convencido de que las conclusiones no harían sino corroborar que nos encontramos ante un listado institucional de lobistas, corporaciones capitalistas, agencias de dudosa transparencia en muchos casos y servicios a intereses bastardos torpemente maquillados, cuyos objetivos tienen mucho menos que ver con intentos honestos de combatir la corrupción en las instituciones políticas y en las administraciones de los países que con crear un estado de opinión internacional destinado a focalizar el fenómeno de la corrupción tan sólo en la órbita de la política, facilitando que la figura del corruptor, casi siempre ligado a intereses empresariales y financieros quede al margen. En sus manos, amigo lector, está continuar investigando sobre el resto de los “agentes examinadores” de los niveles de corrupción de los Estados.

Hablemos ahora un poco sobre “Transparencia Internacional”:
Transparencia Internacional, una entidad que se autodefine como ONG, fue creada en Alemania, donde tiene su sede central, en 1993 por Peter Eigen –¡vaya, qué casualidad, otra vez Alemania y otro alemán!-, ex director regional para África y América Latina del Banco Mundial, ligado directamente al FMI.

Conviene saber que el señor Peter Eigen mantuvo relaciones con la Fundación Ford, una entidad gobalista y liberal en lo económico que, bajo el paraguas de promover el progreso de las minorías marginadas y las libertades civiles, ha sido una de tantas “banderas de conveniencia” de la CIA

La profesora Joan Roelofs ha acusado en multitud de ocasiones a la Fundación Ford de ser una de tantas entidades lobbistas con acciones de penetración en los movimientos progresistas y de izquierda, cooptando a sus líderes y poniéndolos a trabajar al servicio de sus intereses globalistas y liberales. Sobre esta cuestión yo mismo he escrito algo hace tiempo. No parece, en cualquier caso, que el señor Eigen haya padecido de tales “veleidades” ideológicas en ningún momento.

Puesto que la información que voy a suministrarles a partir de aquí sobre Transparency International es demasiado exhaustiva, larga y prolija, voy a ponerles una serie de enlaces para que ustedes mismos decidan si continúan o no queriendo saber algo más sobre la cara oculta y especialmente opaca de estos paladines de la “transparencia”:

Transparencia Internacional: ¿”Pseudópodo de la CIA?”: http://www.jornada.unam.mx/2007/10/07/index.php?section=opinion&article=018o1pol

Confirmado : Transparencia Internacional es financiada por la USAID y la CIA: http://old.kaosenlared.net/noticia/confirmado-transparencia-internacional-financiada-usaid-cia

Transparencia Internacional: ¿dudosa transparencia?: http://www.trabajadoressociales.cl/provinstgo/articulo68.php

Transparencia Internacional, otro gran garrote del sistema imperial: http://ea.com.py/transparencia-internacional-otro-gran-garrote-del-sistema-imperial/


Hablemos un poco ahora sobre el capítulo español de Transparencia Internacional
Transparency International está organizada en delegaciones (capítulos) en unos 100 países. En España está ligada a la Fundación Ortega y Gasset, de corte liberal en lo económico. Su Presidente es el Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad Jesús Lizcano Álvarez, quien entre sus numerosas publicaciones dedicadas a su área de especialización tiene una ciertamente significativa, a tenor de lo que ya sabemos sobre las intenciones no declaradas de Transparency International y de sus socios, financistas y contratistas: "La empresa y su entorno económico en la Perestroika"

Este buen señor publicó en el mes de Julio de este año en el digital de EL PAÍS un artículo titulado “Veinte medidas contra la corrupción”, todas ellas destinadas al control de la corrupción de los partidos políticos. Se le olvidó el pequeño detalle de que la corrupción no afecta sólo a los partidos sino también a las empresas, que no sólo compran voluntades de partidos sino de también de periodistas, líderes de opinión, ONGs, tienen contabilidades dobles y triples, evaden capitales e impuestos a paraísos fiscales, practican la economía sumergida que evade impuestos, así como quiebras injustificadas, …. Quizá el hecho de Transparencia Internacional España cuente con empresas “colaboradoras” como La Caixa y Telefónica, a través de sus fundaciones, Repsol o Banco NCG explique ese “lapsus”. Según afirma en su web estás entidades y empresas comparten y asumen sus principios éticos. De la última de ellas no puedo decir nada porque no la conozco de nada pero creo hay sobradas denuncias en relación con loa “ética” empresarial de las tres primeras y desde hace ya tiempo.

Al señor Lizcano Álvarez le interesa la economía financiera y la contabilidad en la actividad económica y la trasparencia…sólo de los partidos.

Al Consejo de Dirección del Comité Ejecutivo de Transparencia Internacional España pertenece también el liberal (en lo político y en lo económico) Antonio Garrigues Walker, presidente del despacho de abogados Garrigues, asesor de grandes multinacionales y de los gobiernos español y USA en materia económica, comercial y de negocios, miembro del Comité Ejecutivo de la Comisión Trilateral y patrono vitalicio de la Fundación Ortega y Gasset.

Como buen cortesano, propuso “aislar” a la Casa Real de la Ley de Transparencia por la que tanto ha abogado su “ONGjejejeje” para evitar un daño que el él mismo no ha especificado, si bien cree que del rey para abajo “todo el mundo debe de estar incluido”. Este besamanos es uno de esos convencidos de que el Rey es “nuestro primer embajador”…de los negocios multinacionales de las antiguas empresas del INI, claro está. Claro que si tenemos en cuenta que el señor Garrigues Walker y el Rey, el primero como Vocal y el segundo como Presidente de Honor, son miembros del Patronato de la Fundación Ortega y Gasset, se entiende que entre compinches siempre habrá un buen entendimiento y el mayor afán de colaboración en pro del “bien común” de la camada.

Si a estas alturas del artículo alguno de ustedes siguen albergando dudas acerca de que cuando Transparency International habla de “sociedad civil” –la expresión ya debiera indicarle algo pero es una de esas que los papagayos repiten sin saber lo que dicen porque está de moda- se está refiriendo al mundo de los negocios, los intereses de las grandes corporaciones multinacionales, el modelo de sociedad que nos han traído los liberales económicos y el sistema económico capitalista, no seré yo quien le tuerza la opinión. Cada uno es dueño de sus propias creencias como también de su voluntaria ignorancia.

Otro de los miembros del Consejo de Dirección de Transparencia Internacional es Jesús Sánchez Lambás que, para variar, es también miembro del Patronato de la Fundación Ortega y Gasset como Vicepresidente Segundo. Comparte doble “militancia” con Emilio Lamo de Espinosa, el brillante sociólogo de derechas ex director del Real Instituto Elcano, el thik-tank español al servicio de las grandes corporaciones españolas (Repsol, Iberdrola, Telefónica, La Caixa, BBVA, Santander,…), lugar de retiro de los grandes dinosaurios del PSOE y del PP e impulsado por el Gobierno y varios de sus Ministros que también son miembros natos, como las grandes empresas, de su Patronato. Al fin y al cabo unas y otro le subvencionan. Por cierto, el señor Lamo de Espinosa ha vuelto, con el gobierno del PP a la Presidencia del mismo. Posiblemente, lo mismo que provocó su cese en 2005 sea el motivo de su rehabilitación ahora: su apoyo de entonces a la invasión de Irak y a la participación de España en ella.

Nos encontramos ante una maraña de organizaciones en las que las relaciones se entrecruzan y en las que los grupos de presión, influencia, lobbys, o como se les quieran llamar, de tipo económico entremezclan objetivos aparentemente loables y decentes con otros mucho más espurios, bastardos e inconfesables (la depredación de lo público por una camada de lobos “turboliberales”) que, en colusión con las instituciones políticas y los medios de comunicación del capital que les dan cobertura, utilizan el grave problema de la corrupción política, eludiendo la existencia de la económica, como señuelo para dirigir el debate social hacia otros derroteros que construyan ideología antipolítica, cuando sólo en la política podrá hallarse el medio de los grandes males a los que la ideología liberal nos ha conducido.

Conclusiones sobre la corrupción y la transparencia:
Todo grupo humano organizado susceptible de poseer alguna forma de influencia y/o poder es potencialmente corruptible en mayor o menor medida, siempre que esa influencia y/o poder le permita acceder como colectivo, o bien a una parte de sus miembros, a beneficios materiales y/o ventajas diferenciales sobre el resto de la sociedad.

Dicho de otro modo, la corrupción no es exclusiva de los partidos, las instituciones políticas o las administraciones públicas. Se da también y de un modo muy destacado en la actividad económica y los negocios, las iglesias, los sindicatos, la judicatura, los clubes de fútbol o los colegios profesionales, por citar algunos colectivos.

Sin embargo, en el momento actual existen una serie de factores que favorecen que la corrupción se extienda por los más diversos ámbitos de la vida política, económica y cultural.

La crisis del sistema capitalista no es sólo una crisis económica. Cabe hablar de una crisis sistémica no sólo por su carácter global y mundial sino porque afecta al resto de órdenes. La crisis lo es también política, de legitimación del sistema , ideológica, cultural, social, de valores y moral. Es, en definitiva, una crisis de civilización.

Lo que antes parecía sólido y estable se ha vuelto inseguro y fugaz. Todo muda y nada permanece. El que no corre vuela y, como dice el tango “Cambalache”, “El que no llora no mama y el que no afana es un gili”.

Por otro lado, la ingeniería financiera ha permitido el robo como noble arte de los negocios. La voladura de los Estados del Bienestar y su expropiación por el capital privado es una gigantesca subasta en la que el tráfico de información es clave para ser el postor más agraciado y el subastador pide a cambio su coima. Ser comisionista es el inconfesable sueño de cualquier político mediocre sin ideología y dar el gran pelotazo de su vida el de cualquier empresario tiburón ferviente creyente en la religión de “la libertad de empresa”.

La ley, que siempre ha tenido la huella de la clase dominante de la sociedad en la que se aplica, es hoy un enorme pudridero de la justicia. La lentitud en juzgar los casos de corrupción alienta al corrupto y por los agujeros inmensos de la legalidad se cuelan los peores crímenes contra la honestidad y la limpieza, agujeros que se hacen angostísimos canales para los débiles que la incumplen contra su voluntad. Bajo las nobles togas de algunos abogados, fiscales y jueces se escucha el tintineo de las monedas de quien cobra un extra por hacer que, además de ciega, la justicia sea sorda.

La transparencia, reclamada como bien jurídico a promover desde las redacciones de los periódicos, los creadores de opinión, las televisiones que performan, regulan y modulan la indignación y su orientación y las grandes corporaciones que imparten lecciones de ética y “buen gobierno de la empresa”, mientras compran voluntades y leyes orgánicas, se vende hoy como el bálsamo curalotodo de la peste que asola al país.

El partido más corrupto de la historia de España ha aprobado, con su mayoría absoluta en las cámaras, una Ley de Transparencia que es una cortina de humo sobre los casos de corrupción que hacen de él un partido creado para delinquir. En el Anteproyecto de Reforma de Código Penal el tratamiento dado a la corrupción empresarial se pone en evidencia el deseo de impedir que se haga limpieza entre una patronal acostumbrada a las prácticas mafiosas y, lo más importante, que quién paga manda. Mientras tanto, ese mismo Código Penal criminaliza con penas de prisión mayor la protesta social contra las salvajes políticas de austeridad y de privatizaciones por parte del Gobierno que están provocando muertos en un país en el que seis millones de trabajadores se encuentran en paro y cientos de miles no podrán tener calefacción en sus hogares este invierno. Ello sucede a la vez que las empresas del Ibex incrementan sus beneficios en el último año en un 8,5% y, en paralelo, reducen sus plantillas en más de un 17%.

Erradicar la corrupción en una sociedad en la que el valor dominante y supremo es el éxito económico rápido, fácil, con poco esfuerzo y por los medios que sean necesarios es una quimera imposible de lograr porque son esos mismos valores, la corrupción que crea y alienta el poder económico y la existencia de una legislación que legitima el predominio de la riqueza privada sobre el derecho a una vida decente para todos, los que la hacen imposible.

Sin embargo sí que puede avanzarse hacia el horizonte de un mayor control y máximo castigo de la corrupción mediante una legislación que castigue tanto al corrupto como al corruptor, así como a quienes pudiendo juzgarlo se “despistan” de su obligación, porque uno no existe sin el otro o como decimos algunos, sin pretender ofender fes ni tendencias sexuales de nadie, “según la ley de Mahoma tan maricón es el que da como el que toma”. Y para eso ciertas ONGs, que de independientes sólo tienen el nombre, no sirven sino que son parte del problema porque utilizan términos como “buenas prácticas”, “buen gobierno”, “transparencia”, “corrupción” como cortina de humo para esconder la putrefacción que los corruptores  extienden sobre el conjunto del cuerpo social y que no es sólo la compra de voluntades políticas sino también la desconfianza de la población hacia las instituciones democráticas, lo que les sirve para ir preparando sus “gobiernos de técnicos” como paso previo a la privatización completa del poder político por las multinacionales.

NOTAS:
(1) Pascual Serrano. “Traficantes de información. La Historia oculta de los grupos de comunicación españoles”. Ediciones Akal. 2010. Páginas 99 y 100

5 de diciembre de 2013

VICENÇ NAVARRO SOBRE MARX Y KEYNES, O LAS VAGAS IDEAS ECONÓMICAS DEL REFORMISMO

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Dada la evidente incompetencia informática del editor de este blog para reproducir los cuadros gráficos que en el siguiente artículo se mencionan, les adjunto el enlace al sitio original en el que ha sido publicado a fin de que ustedes mismos puedan verlos y analizarlos en su propio contexto:http://www.rebelion.org/docs/177768.pdf

En todo caso, he querido reproducir el texto en este blog con el fin de que quienes deseen copiarlo y divulgarlo en otros sitios de Internet y blogs personales mediante algo más que un enlace tengan una mayor facilidad para hacerlo y no se vean obligados a convertir un formato poco asequible como es el del pdf para tal fin en otro más amigable.

Sin más, les dejo con lo que puede ser un interesante debate económico, siempre que el profesor Navarro responda al argumentario que el señor José A. Tapia le presenta. En este caso, puede que el hecho de que sean "galgos o podencos" tenga más importancia de lo que a algunos pudiera parecerles por las implicaciones políticas que subyacen al análisis. 

José A. Tapia. Rebelión 

Como dije en otra ocasión, Vicente Navarro es uno de los autores más destacados de los que hacen crítica social en España. Por ello, sus ideas merecen comentarse, tanto más cuando hay razones importantes para discrepar de sus razonamientos. Navarro representa el paradigma de intelectual progresista que a menudo mezcla ideas de tradición anticapitalista con nociones vagamente progresistas de tradición reformista. En términos económicos, Navarro hace una mezcolanza de Marx y Keines y pretende que se trata de un estupendo café con leche, perfecto para nuestro alimento intelectual. Lamentablemente, la mezcla parece más bien un potaje de lentejas con helado de chocolate porque, pese a Navarro, las ideas económicas de Marx son tan compatibles con las de Keynes como el ateísmo con la religión, o como la defensa de los derechos humanos es compatible con el racismo. Por supuesto que, dicho lo anterior, hay que aclarar de inmediato que el rigor intelectual es necesario y que no es admisible que se deformen las ideas de otros o se mezcle eclécticamente esto con aquello; pero mucho más importante —a efectos prácticos y científicos— es que se haga un análisis coherente de los hechos. El análisis de Navarro no lo es y por ello no contribuye al desarrollo de la conciencia crítica, que es una de las pocas cosas que es razonable esperar de la presente crisis. Intentaré mostrarlo en lo que sigue. 

Navarro arguye que en la consideración de las causas de la crisis ha recibido escasa atención la distribución de las rentas entre las derivadas del capital y las derivadas del trabajo, lo que él denomina “el conflicto capital‐trabajo al cual Karl Marx dedicó especial atención”. Ese conflicto habría “perdido visibilidad en los análisis de las crisis actuales, sustituido por los análisis de los comportamientos de un sector del mundo del capital”. Pero, según Navarro, los datos muestran “la importancia de la relación capital‐trabajo en la génesis de las crisis económica y financiera que están ocurriendo en estos momentos”

Según Navarro, desde el final de la segunda guerra mundial hasta los años setenta hubo un pacto social “entre el mundo del trabajo y el mundo del capital”. Los asalariados aceptaban la propiedad privada de los medios de producción a cambio de aumentos salariales y del establecimiento del estado del bienestar en ese pacto social que “dio como resultado un aumento muy notable de las rentas del trabajo que alcanzaron su máximo nivel en la década de los setenta”. Pero esa situación generó “una respuesta por parte del mundo del capital que revertió la distribución de las rentas”. Así la generalización de las políticas iniciadas por Reagan en EEUU y Thatcher en Gran Bretaña, encaminadas a favorecer las rentas del capital, debilitando el pacto social, determinó “una redistribución de las rentas a favor del capital, a costa de las rentas del trabajo”. Como consecuencia disminuyó la participación salarial en la renta nacional. Eso, según Navarro, creó “un enorme problema de escasez de demanda privada, origen de la crisis económica”. Sin embargo, esa escasez pasó desapercibida debido a dos factores: primero, la reunificación alemana en 1990 y el enorme crecimiento del gasto público resultado de las políticas de integración subsiguientes, que habrían tenido un efecto estimulante de la economía europea; segundo, el enorme endeudamiento familiar y empresarial “que ocurrió en paralelo al descenso de las rentas del trabajo”. Ese endeudamiento fue facilitado por la creación del euro. Mientras que el sector público estaba en superávit, dice Navarro, el privado alcanzó un enorme endeudamiento consecuencia de la disminución de los salarios. Así entre 1991‐2000 y 2001‐2010 el crecimiento anual medio de los salarios se redujo considerablemente en la eurozona y en España. Navarro atribuye a ese menor crecimiento de los salarios en el decenio 2000‐2010 el notable crecimiento del endeudamiento privado. 

La elevada rentabilidad de las actividades especulativas en comparación con las actividades de carácter productivo, perjudicadas por la disminución de la demanda, explicaría la inestabilidad financiera y la aparición de burbujas. La explosión de las burbujas inmobiliaria y bursátil en EEUU pareció sugerir de entrada que la crisis financiera iba a limitarse a EEUU, pero como la banca europea estaba entrelazada con la estadounidense, la crisis financiera estadounidense afectó inmediatamente al capital financiero europeo, especialmente el alemán. Así la banca alemana, también afectada por el estallido de la burbuja inmobiliaria española, tuvo que ser rescatada con fondos públicos, incluyendo fondos procedentes del banco central de EEUU, la Reserva Federal. El consiguiente rescate de la banca española, incluidas las cajas de ahorro, significó en realidad un rescate al capital financiero alemán, que tenía grandes inversiones en entidades españolas. 

Así, concluye Navarro, la redistribución de las rentas a favor del capital “ha creado este enorme problema de escasez de la demanda (causa de la crisis económica) y del gran crecimiento del endeudamiento y de la especulación (causa de la crisis financiera). Tal conflicto capital‐trabajo ha jugado un papel clave en el origen y reproducción de las crisis actuales, mostrando que Karl Marx (además de Keynes) llevaba razón.” 

Navarro no nos dice por qué Marx o Keynes llevaban o no razón, pero su apelación a ambos autores le sirve para poner punto final a una argumentación que como intentaré explicar, es escasa en rigor, coherente en lo fundamental con la teoría de Keynes pero no con la de Marx y, sobre todo, poco coherente con la realidad. 

Que Navarro comience apelando a un supuesto pacto social que en los años cincuenta y sesenta habría armonizado los intereses del capital y de la clase trabajadora es sorprendente cuando el análisis se enfoca particularmente al caso español. En España lo que hubo en los años cincuenta y sesenta, igual que en los cuarenta, fue un régimen de dictadura militar que reprimió severamente a las clases populares. En esa época tuvo lugar un desarrollo económico y social significativo, se crearon infraestructuras, hubo importantes avances educativos y sociales y el capitalismo español logró una importante consolidación. Se ha dicho que el mérito de ese desarrollo le correspondió sobre todo a las inversiones extranjeras, las remesas de los emigrantes españoles en el extranjero y las divisas que traían los turistas, y sin duda en eso hay mucho de verdad. En cualquier caso, el capitalismo español en los años sesenta era rentable y podía permitirse el lujo de redistribuir la renta en alguna medida. Pero en todo ello no había pacto social alguno con la clase trabajadora, sino la más brutal represión, combinada con el efecto suavizante del aumento indudable del nivel de vida, materializado en el televisor y el Seat 600. Pero en los años setenta las cosas cambiaron drásticamente. La recesión que afectó prácticamente a todos los países a mediados de la década trajo de vuelta a España a muchos trabajadores españoles que estaban en Alemania y otros países europeos. Ello se combinó de forma explosiva con la crisis industrial en España, el comienzo de la liquidación de las empresas del sector público (el antiguo INI) y un enorme aflujo de jóvenes al mercado laboral español, consecuencia del aumento de las tasas de fertilidad en las dos décadas anteriores. El resultado fue un aumento del desempleo hasta niveles cercanos o por encima del 20% que se mantuvieron durante los años 80 y parte de los noventa y que solo en años recientes han vuelto a alcanzarse. 

La historia de la transición es compleja y no es este el sitio para contarla, pero sí puede decirse que fue desde entonces cuando hubo en España no uno, sino varios pactos sociales. El primero fueron los llamados Pactos de la Moncloa de 1977 que suscribieron prácticamente todos los partidos y sindicatos. Luego hubo muchos pactos en los que, una y otra vez, los sindicatos y los partidos supuestamente representativos de los trabajadores aceptaron subordinar o relegar sus reivindicaciones a cambio de supuestas concesiones de la patronal y el gobierno que harían que no se perdieran puestos de trabajo y no se deteriorara más la situación. La realidad es que, pese a todos esos pactos, España ha sido el país de Europa occidental donde los niveles de desempleo han sido más altos en las tres últimas décadas. 

Lo que ocurrió a partir de los años setenta no solo en España sino en todo el mundo es que comenzó a agotarse el empuje para la acumulación del capital. En la segunda guerra mundial se habían destruido masas enormes de capital. En la visión de Marx uno de los mecanismos básicos para que se salga de las crisis económicas es la destrucción de capital. Esa destrucción de capital aumenta la rentabilidad del capital restante, lo que estimula la inversión y genera nueva acumulación del capital, es decir, crecimiento económico y creación de empleo. La destrucción de capital puede ser física, como cuando se destruyen o se abandonan cosechas o inventarios o se deterioran máquinas o edificios, o meramente económica, cuando se liquidan empresas y deudas, o se malvenden productos a precios que no cubren costos. La segunda guerra mundial representó una enorme destrucción de capital en gran parte del mundo. Al final de la guerra las empresas de EEUU, que no había sufrido la guerra en su territorio, hallaron enormes oportunidades. El plan Marshall brindó financiación, el capital estadounidense se convirtió en hegemónico y el desarrollo capitalista recibió un enorme estímulo que se mantuvo durante dos décadas. Pero todo comenzó a cambiar en los años setenta, cuando tuvo lugar la primera crisis importante del capitalismo mundial en la posguerra. El capitalismo estadounidense comenzó a perder su papel hegemónico. Thatcher y Reagan marcaron el inicio de una nueva época en la que el capital de cada nación, enfrentado a una competencia internacional importante había de hacer esfuerzos intensos por extraer a la clase trabajadora más plusvalor, es decir, por aumentar la explotación. El llamado Estado del bienestar que había tenido importantes avances en muchos países comenzó a recibir serios embates y el crecimiento salarial en muchos países se estancó. 

Dice Navarro que en los países de la eurozona el crecimiento anual medio de los salarios disminuyó de un 3,5% en el periodo 1991‐2000 a un 2,4% en el periodo 2001‐2010, en Alemania de un 3,2% a un 1,1% y en España de un 4,9% a un 3,6%. Estos datos son los que constan en la fuente que da Navarro. Sin embargo, Navarro parece o no estar bien informado o haber sido poco cuidadoso al escoger los datos, ya que esos porcentajes que da son de crecimiento nominal de los salarios, por lo que solo serían significativos del cambio real en el poder adquisitivo de los salarios si suponemos que la inflación hubiera sido idéntica en 1991‐2000 y en 2001‐2010, lo cual es mucho suponer. 

La misma fuente que usa Navarro da el crecimiento anual real de los salarios. Para cuantificar el crecimiento real de algo que se mide en dinero hay que considerar la inflación, que a su vez puede medirse de varias formas. Depende cómo se mida y dónde (Cuadro 1), los datos muestran que la afirmación de Navarro de que los salarios crecieron más en 1991‐2000 que en 2000‐2010 es relativamente cuestionable. Midiendo la inflación por el deflactor del consumo privado (que se calcula a partir de los precios de bienes de consumo) en los 12 países de la eurozona los salarios crecieron 0,8% en 1991-2000 y 0,5% en 2001-2010, pero en España crecieron 0,7% en ambos periodos. En cualquier caso, lo que las cifras muestran es un escasisimo aumento salarial desde los años noventa en comparación con las tres décadas anteriores,ya que, por ejemplo, usando el mismo parámetro, los salarios aumentaron en España 7,8% en 1961-1970 y 4,7% en 1971-1980. 

Ahora bien, la crisis mundial que se ha dado en llamar Gran Recesión comenzó a finales del 2007 y lo interesante es ver qué pasó durante los años inmediatamente previos. Los datos muestran que durante toda la década los salarios reales crecieron muy poco (Cuadro 1) o incluso se redujeron. Por ejemplo, en España en 2004 los salarios nominales aumentaron 2,9%, pero la inflación hizo que en realidad disminuyeran 0,7%. En 2008 el aumento nominal de los salarios fue 6,1% pero por la inflación el aumento real fue solo 2,4%. En 2009 ocurrió lo contrario, la crisis estaba ya generando deflación (caída de precios) y por ello el aumento nominal que fue 4,3% se tradujo en un aumento real de 5,6%. Solo en 2010 el efecto de la crisis se manifiesta con una congelación nominal de salarios (crecimiento de 0%) que la inflación convierte en una reducción salarial de 2,3% (Cuadro 1). 

La idea de que la crisis se debería a una caída del consumo privado debida a una reducción salarial concuerda poco con los datos, que muestran un crecimiento escaso de los salarios previamente a la crisis, pero no una reducción. Los datos indican de hecho que entre 2001 y 2007, en España el consumo privado aumentó a tasas anuales de entre 3% y 4% (Cuadro 2), mientras que en la eurozona el aumento fue más moderado, de entre 1% y 2%. Solo a finales de la década el consumo privado se desploma por efecto de la crisis, por ejemplo en 2009 se contrae 4,3% en España y 1,2% en la eurozona. 

Lo que sí disminuyó claramente antes de que comenzara la crisis fue la rentabilidad media de las empresas (Cuadro 3). Tomando la rentabilidad media en los años 1961-1973 como 100, la rentabilidad en España disminuyó desde 100,1 en 2006 y 97,3 en 2007 a 83,0 en 2009 y 2010. En la eurozona hubo también una caída importante de rentabilidad a partir del 2007. La consecuencia de esta reducción de rentabilidad fue una importante contracción de las inversiones. Las inversiones en capital fijo (maquinaria, edificios industriales, etc.) que aumentaron anualmente en la eurozona a tasas de varios puntos porcentuales se contrajeron 1,1% en 2008 y 12% en 2009; en España la inversión en capital fijo que creció 7,1% en 2005 y 2006 se contrajo 4,7% en 2008 y 16,6% en 2009 (Cuadro 4). 

Mientras la teoría keynesiana pone mucho énfasis en la demanda generada por el consumo privado, Marx hace hincapié en la demanda generada por la acumulación de capital, es decir por las inversiones. De hecho, Marx en más de una ocasión se burla de quienes, como Navarro, atribuyen las crisis económicas a la falta de poder adquisitivo de los salarios. En los manuscritos que dejó a su muerte y que Engels publicó como segundo volumen de El Capital (capítulo 20, cito en la traducción de W. Roces), Marx escribió que el que las mercancías queden invendibles durante las crisis quiere decir sencillamente que no se encuentran consumidores solventes para las mismas. Y “si se pretende dar a esta perogrullada una apariencia de razonamiento profundo, diciendo que la clase obrera percibe una parte demasiado pequeña de su propio producto y que este mal puede remediarse concediéndole una parte mayor, es decir, haciendo que aumenten sus salarios, cabe observar que las crisis van precedidas siempre, precisamente, de un período de subida general de los salarios, en que la clase obrera obtiene realmente una mayor participación en la parte del producto anual destinada al consumo”. Marx se mofaba de quienes razonando según “el sentido común” concluían que esos períodos deberían alejar la crisis, cuando en realidad la anuncian, porque en el capitalismo la prosperidad relativa de los asalariados está siempre en riesgo y, cuando esa prosperidad despunta, resulta ser “un pájaro agorero de la crisis.” 

Que durante las crisis económicas cae el consumo privado es evidente, pero la caída de la inversión es mucho más acentuada, tal como muestran las cifras de los cuadros 2 y 4. De hecho, el mismo Keynes aceptaba que es la caída de inversiones la que realmente caracteriza la crisis. Pero Keynes atribuía el desplome de las inversiones a la volatilidad de los inversionistas, a los “espíritus animales” de los capitalistas, que en algún momento (no se sabría muy bien por qué), dejarían de ver buenas expectativas e interrumpirían el flujo de dinero a las nuevas inversiones. Marx en cambio atribuía el cese de las inversiones —la interrupción de la acumulación del capital en su terminología— a la reducción de los márgenes de ganancia, de las tasas de rentabilidad. En los datos europeos que he mostrado se observa de hecho esa caída de la rentabilidad media uno o dos años antes de que se desplome la inversión en el 2008 y se inicie la crisis en toda su extensión. 

Resulta pues que, ignorando los datos de inversión y rentabilidad y atribuyendo la crisis a falta de demanda efectiva debida a la escasez de poder adquisitivo de los salarios, Navarro presenta una explicación de la crisis que es básicamente keynesiana, aunque pretende hacerla pasar como inspirada por Marx. Lamentablemente, independientemente de quién la inspire, la explicación de la crisis no casa con los datos. 

No es este el lugar para extenderse en otros aspectos de las explicaciones de Navarro. Por ejemplo, Navarro se refiere al entrelazamiento de la banca europea con la estadounidense para explicar que la crisis financiera estadounidense afectara inmediatamente al capital financiero europeo, especialmente el alemán, y que la banca alemana tuviera que ser rescatada con fondos públicos, incluyendo fondos procedentes de la Reserva Federal de EEUU. Realmente, en los últimos cinco años, rescates a la banca han ocurrido en múltiples países y los procesos de interpenetración del capital en las últimas décadas han sido parte fundamental de la tan cacareada globalización o mundialización. De hecho, la Gran Recesión que comenzó a finales de la década pasada y que en Europa no parecería haber acabado todavía, es claramente una crisis de la economía mundial. Así lo pone de manifiesto el que en 2008 y 2009 el crecimiento económico sufriera drásticas reducciones en casi todos los países del mundo. Por ejemplo en China el crecimiento del producto interno bruto (PIB) cayó de 14,2% en 2007 a 9,6% en 2008 y a 9,2% En 2009; en Brasil, el crecimiento precrisis, 6,1% en 2007, se redujo a 5,2% en 2008 y a –0,3% en 2009; en Alemania el PIB creció 1,1% en 2008 y se contrajo 5,1% en 2009. Según estimaciones del Banco Mundial, el producto bruto mundial creció 4,0% en 2007, 1,4% en 2008 y se contrajo 2,1% en 2009, creciendo otra vez 4,0% en 2010. Todo ello sugiere que estamos ante una crisis de la economía mundial que, obviamente, afecta más a unos países que a otros. 

Si estamos ante una crisis de la economía mundial —como es el caso—, es poco o nada lo que pueden hacer los gobiernos nacionales para modificar el curso de los acontecimientos. Salvo salvar a “sus bancos” (por ahora parece que solo algunos bancos islandeses y chipriotas se han dejado caer), las élites nacionales e internacionales se debaten entre los programas de austeridad a toda costa que en Europa pretenden recomponer el “clima de inversión”, y el tímido estímulo a la economía en EEUU (lo que se llama quantitative easing) mediante una masiva emisión monetaria. Para los críticos como Navarro, lo que hay que hacer es aplicar políticas keynesianas como las que supuestamente en el New Deal sacaron a la economía estadounidense de la Gran Depresión, políticas que habrían sido además las que han resuelto todas las recesiones del último medio siglo. 

La idea de Navarro de que las crisis económicas se han resuelto una y otra vez mediante políticas keynesianas ignora que, no solo en el último medio siglo de existencia del keynesianismo sino desde que existe el capitalismo hace ya varios siglos, las crisis se han resuelto cada vez mediante una combinación de aumento de la explotación de los asalariados y destrucción de capital. Pero explicar esa idea sale del marco de este artículo. Baste decir que la idea de que un buen gobierno podría “poner a los banqueros y la economía donde es debido” es una de las muchas ilusiones que tardan en perderse y que Navarro prodiga. Escribiendo en 1855 sobre “La presente crisis del comercio y la industria” para un periódico alemán, en medio de una importante recesión, Marx afirmaba que había que maravillarse del esfuerzo de los empresarios y economistas británicos partidarios del libre comercio, que “en vez de ver la presente crisis como producto del funcionamiento natural del moderno sistema económico inglés, ya que es similar a las crisis que han surgido periódicamente desde finales del siglo XVII, la atribuyen a causas accidentales y circunstancias excepcionales”. Claro que, decía Marx, de acuerdo a los principios de esos partidarios del libre comercio, las crisis no deberían ocurrir. De la misma manera, según Navarro, con un buen gobierno y una política económica adecuada, no debería haber crisis. 

Las ideas económicas de Navarro son muy similares a las que defienden otros muchos políticos y economistas de la izquierda, como Julio Anguita, Juan Torres, Alberto Garzón y bastantes otros. Si de lo que se trata es de disipar falsas ilusiones, es necesario cuestionarlas. Por supuesto, se trata de una tarea a largo plazo.

4 de diciembre de 2013

MOLDAVIA CONTRA LA UNIÓN EUROPEA: LAS MANIFESTACIONES QUE NO SALEN EN LOS MEDIOS (VÍDEO)

Canarias-Semanal

El pasado 23 de noviembre, decenas de miles de manifestantes recorrieron la capital moldava para exigir al gobierno su inmediata dimisión y la celebración de elecciones anticipadas. Esta protesta está liderada por el Partido Comunista de la República Moldava(PCRM) y surge ante las políticas antipopulares del gobierno, que pretende que Moldavia forme parte de la UE. Miles de personas con banderas rojas y símbolos comunistas, secundaron la protesta.

Multitud de coches y autobuses llegaron a la capital, a pesar de las presiones policiales. En ellos llegaban representantes de todos los municipios del país.

Vladimir Voronin, Secretario General del PCRM, dijo en su discurso "Estoy contento de estar hoy aquí con vosotros. Estamos aquí para defender Moldavia del poder criminal que destruye y humilla al pueblo moldavo", o "los gobernantes actuales son representantes de la oligarquía mafiosa".

Frente a la integración en la UE, el PCRM propone integrarse en la Unión Aduanera de la que forman parte Rusia, Kazajstán, y Bielorrusia. Vladimir Voronin del PCRM acusa al gobierno de estar manteniendo conversaciones secretas con funcionarios de la UE, lo que supone una violación de la constitución y una traición a la nación y al pueblo moldavo. Hace unos días el Comité Central del PCRM calificaba al gobierno como "grupo delictivo organizado".

Otro detonante es la reciente privatización de una entidad bancaria y el aeropuerto estatal. Ante esto el PCRM denuncia a la mayoría parlamentaria de "estar al servicio de los oligarcas, legalizando abiertamente el derecho a robar a plena luz del día a los ciudadanos y a la nación moldava". A esto hay que añadir que el actual gobierno se formó de una forma anómala, incumpliendo los procedimientos constitucionales.

El PCRM es la principal fuerza política de este país de tres millones y medio de habitantes. También es el grupo mayoritario en el parlamento, aunque no llega a tener la mayoría como para tener el gobierno que ahora mismo sostiene una coalición de tres partidos.

Esta manifestación se produce dos días después de que Ucrania suspendiera los preparativos para la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Los pueblos soviéticos están comenzando a despertar. Ya han probado el amargo sabor del capitalismo y la UE es eso lo que representa. Una UE preocupada de mantener los privilegios de oligarcas mientras condena a millones al paro y a la pobreza.

Moldavia lleva casi dos años sin gobierno. Los partidos en el gobierno mantienen al país en una situación de bloqueo político, prefieren que el país siga sin gobierno antes que permitir que gobierne el partido mayoritario: El Partido Comunista.

La constitución moldava establece una única cámara legislativa, que elige al ejecutivo. En las elecciones de noviembre de 2010 el resultado fue el siguiente:
  • Partido Comunista: 42 diputados
  • Partido Liberal Democrático: 32 diputados
  • Partido Democrático: 15 diputados
  • Partido Liberal: 12 diputados
La elección del ejecutivo requiere una mayoría cualificada de 61 diputados, cosa que no alcanza ningún partido, ni siquiera la coalición anticomunista a la que le faltan 2. Lo que la Ley prevé para estos casos es la disolución del parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones, cosa a la coalición anticomunista se niega. Lo único que propone dicha coalición es cambiar las reglas de juego para que ellos puedan gobernar.


Ante esta situación, el Partido Comunista propone que se cumpla la constitución y se convoquen nuevas elecciones parlamentarias. El PCM ha convocado distintas manifestaciones, la última se celebró este domingo 19 en la capital, Chisinau.


3 de diciembre de 2013

UCRANIA: UN ELEFANTE SE BALANCEA…

Elsa Claro. Cubadebate

No fueron 7 pecados capitales los cometidos por la Unión Europea, pero en la estrategia seguida con Ucrania para  llevarla hacia una alianza comercial, lejos, muy lejos de la asociación al pacto comunitario, sin duda, hubo 2 gravísimos errores.

Ante todo, pensaron que en Kiev la ansiedad por enrolarse en la UE  les haría aceptar cualquier condicionante. No falta interés en ser miembros de Los 28, pero, según parece, no a cualquier coste, y la exigencia de Bruselas para que liberaran a la ex primera ministra Julia Timochenko, quien cumple condena por abuso de poder, tenía rasgos de insolente injerencia pero ningún vínculo con los convenios económicos que iban a firmarse el 29 de noviembre. El parlamento rechazó esa petición.

En la negativa a continuar el proceso, tuvo importancia considerable  la ausencia de estímulo financiero. Todas las naciones que concluyeron siendo miembros de la UE, fueron cortejados a partir de suculentas promesas o tentadores empujes. Créditos blandos, fáciles de liquidar  y condescendencias similares fueron otorgados a los aspirantes. Esos “fondos de estabilización”  necesarios para alcanzar ciertas armonías entre los nuevos adherentes y  los estándares europeos, no le fueron ofrecidos a Ucrania. No se pregunte el motivo, pues, por ahora, no hay respuesta, a menos que semejante excepcionalidad esconda una destemplada  arrogancia.

Desde luego, se puede suponer que la UE está demasiado comprometida con las ayudas a varias naciones miembros muy en apuros, comenzando por Grecia, algo entendible, pero de ser así ¿por qué no admitirlo?

Otras dificultades que deslomaron  el deseo ucraniano de figurar como objeto de ambición y pugna encaminado a un supuesto destino de ascenso y distinción, fueron  exigencias que implican pérdida de soberanía o el cierre del camino de regreso si, en la praxis, no les convenía continuar acompañado.

¿Cuáles? Obligaciones como sustituir el sistema legislativo propio por el europeo, adoptar como única posibilidad de desarrollo el neoliberalismo y el libre comercio en su variante embudo: inundar el mercado ucraniano con producciones de sus socios occidentales, sin permitirles hacer  algo similar a la inversa.

Parecían dispuestos en Kíev a aceptar. Hasta último momento, entre políticos y analistas, se manejó que durante la semana transcurrida desde el día en que el presidente Víctor Yanukovich anunció la suspensión de las tratativas con el pacto comunitario y el inicio de la cumbre en Vilna,  era posible que la UE llevara a la capital lituana una nueva opción, en cuyo caso, las autoridades ucranianas podrían flaquear y concluyeran suscribiendo el trajinado acuerdo.

La realidad desnuda es que para unirse a la UE Ucrania está obligada a cambiar mucha o toda su tecnología, aparte de cambiar leyes. Según cálculos, necesita alrededor de 20 mil millones de dólares anuales para hacer esa reconversión y salir a flote en condiciones regulares. También se ve obligada a aplicar medidas antisociales parecidas a las que se aplican en diferentes países muy comprometidos y recargados de incertidumbre con respecto a su futuro.

Algunos aseguran que debido a su afán de no perder el favor popular, a un año de las elecciones, Yanukovich optó por no arriesgarse a emprender una política de shock. Es posible, pero la lógica llana sugiere que teniendo tanto por exponer y tan poco a lograr a corto plazo, cuando el Viejo Continente, además, atraviesa por una delicada etapa y demasiada incertidumbre, lo razonable era acogerse a la oferta de Rusia que sí se dispone a otorgarle créditos y mantenerse como el primer comprador de Ucrania.

El analista Álex Corrons, enfoca el tema planteando que ante la evidencia de que la Unión Europea abusa de los países del sur con los ajustes ordenados por la Troika, vale suponer que “(…) la asociación con la UE… a lo mejor es un suicidio para Ucrania”. Y se explica: “Las instituciones como el Banco Central Europeo prestan el dinero a la gran banca internacional, principalmente a la banca alemana, se lo presta al 0,75% o al 1% para que luego estos bancos privados se lo presten al 7% a los Estados. Es decir, los Estados al entrar en la Unión Europea, no solo pierden la soberanía monetaria, sino que se ganan un buen paquete de intereses de deuda para pagarles a los bancos privados”.

Otra opinión pertenece a la investigadora belga Ria Laenen, publicada  en De Standaard: “La Unión Europea intentó atraer Ucrania a la Asociación (Oriental*) presentando solo sus propias exigencias (la reforma judicial y la entrega de Yulia Timoshenko) sin proponer nada por su parte”. O sea, “No quiso asumir ningún compromiso serio en materia financiera o económica.”

No faltan quienes remiten este episodio a una confrontación geoestratégica entre Moscú y Bruselas, pasando por Washington, que ha tenido que ver con el asunto por vía del FMI, donde predominan  las decisiones norteamericanas, organismo que le negó a Kíev un préstamo para aliviar sus tensiones económicas actuales y ayudar a la reconversión industrial u otras exigencias si pacta con la UE.

Esa tesis se basa en que Rusia “amenazó” a Yanukovich con cortarle el suministro de energéticos y no mantenerse como comprador neto de las producciones ucranianas. En realidad y, aparte de lo conveniente de mantener ese mercado, Moscú ofrece a su vecino la ayuda financiera que requiere, sin dilaciones.

Suponiendo que hubo coacción o esos movimientos se basen en el plan euroasiático del Kremlin, para entrelazar varios territorios postsoviéticos  mediante la Unión Aduanera que ya cuenta con la filiación de Bielorrusia y Azerbaiyán y la anunciada adición al proyecto también de Armenia, ¿cuál es la diferencia entre el propósito de asociar a conveniencia un grupo de naciones en torno a un proyecto? ¿Acaso válido para la UE pero no para Moscú? (* La Asociación Oriental pretende comprometer a varios países del espacio postsoviético a la UE, buscando ventajas pero otorgando escasos beneficios).

Los europeos se interesan en estas naciones porque poseen petróleo, gas  y valiosos minerales. En particular, Ucrania es  el territorio sobre el cual pasa un 30% de las conductoras con energéticos hacia la zona occidental del Continente. Posee una extensa frontera con Rusia y tenerla de aliado frágil cierra más el círculo tendido en torno a Rusia, a la cual le conviene sumar a la propia,  la industrialización  y el personal calificado alcanzado por Ucrania durante la era soviética.

La antigua URSS constituyó su entramado  económico inter vinculando sus 15 repúblicas. Un significativo porcentaje de esas estructuras se mantiene a través de la similitud tecnológica y varios factores concretos. Buena parte de los 45 millones de habitantes de Ucrania son de origen ruso y no son las únicas conveniencias mutuas. Darle la espalda a Moscú, perdiendo su mercado y exponerse a las incertidumbres de cambios sin certezas de éxito  ni plazos cercanos, resulta insensato.

Entre los problemas a dilucidar, están las divisiones clásicas de la ciudadanía ucraniana. Casi a partes iguales son pro occidentales o pro rusos. La oligarquía interna y los intereses ajenos, se mueven para potenciar estados de  discernimiento a partir de esa parcelación del criterio. Son de esperar jornadas intensas y complejas.

Aun cuando es obvio el éxito del Kremlin en la disputa por el importante enclave, y pese a que distintos politólogos califican de enorme ese triunfo de la administración Putin, el saldo de las negociaciones ucranio-europeas, demanda prudencia y tiempo para despejar sus numerosas interrogantes. Este es uno de esos suelos resbaladizos que incluso bien dispuesto, pueden provocar un tremendo traspié.

La antigua URSS constituyó su entramado  económico inter vinculando sus 15 repúblicas. Un significativo porcentaje de esas estructuras se mantiene a través de la similitud tecnológica y varios factores concretos. Buena parte de los 45 millones de habitantes de Ucrania son de origen ruso y no son las únicas conveniencias mutuas. Darle la espalda a Moscú, perdiendo su mercado y exponerse a las incertidumbres de cambios sin certezas de éxito  ni plazos cercanos, resulta insensato.

Entre los problemas a dilucidar, están las divisiones clásicas de la ciudadanía ucraniana. Casi a partes iguales son pro occidentales o pro rusos. La oligarquía interna y los intereses ajenos, se mueven para potenciar estados de  discernimiento a partir de esa parcelación del criterio. Son de esperar jornadas intensas y complejas.

Aun cuando es obvio el éxito del Kremlin en la disputa por el importante enclave, y pese a que distintos politólogos califican de enorme ese triunfo de la administración Putin, el saldo de las negociaciones ucranio-europeas, demanda prudencia y tiempo para despejar sus numerosas interrogantes. Este es uno de esos suelos resbaladizos que incluso bien dispuesto, pueden provocar un tremendo traspié.

2 de diciembre de 2013

ANNUS HORRIBILIS (MIRABILIS) 2013: PUNTO DE INFLEXIÓN EN LA LARGA DECADENCIA OCCIDENTAL

Jorge Beinstein. La Haine

La “crisis global” (todavía se la sigue llamando así) sigue su curso, se va profundizando con el correr de los años, deteriora las instituciones de las potencias centrales, quiebra las tramas económicas y culturales que cohesionaban a esas sociedades, queda al descubierto como decadencia es decir como proceso de deterioro general irreversible. También va llegando a los denominados “países emergentes” derrumbando el mito del rejuvenecimiento capitalista desde la periferia, de la superación burguesa del neoliberalismo occidental gracias a la intervención del estado.

Los años 2008 y 2013 constituyen períodos donde se aceleró la declinación del capitalismo, en ambos casos el desastre tuvo como origen al centro imperial para luego propagarse hacia el conjunto del sistema global. Podríamos establecer un corte aún más preciso y fijar los meses de Septiembre de 2008 y Septiembre-Octubre de 2013 como los “momentos” en los que la historia universal incrementó bruscamente su velocidad cuando la acumulación de degradaciones produjo un gran salto de cantidad en calidad. Desde el punto de vista de los amos del sistema es posible hablar de “annus horribilis” es decir años de grandes desgracias, aunque desde el lado de las víctimas, de los miles de millones de seres humanos que habitan en el subsuelo del planeta burgués podemos afirmar que se trata de “annus mirabilis”, de períodos donde el sistema avanza claramente hacia su ruina es decir de acontecimientos “maravillosos” que alientan la esperanza en la posible conquista de un mundo mejor.

El 15 de septiembre de 2008 en los Estados Unidos el gigante financiero Lehman Brothers se declaró en quiebra y American International Group (AIG) considerado el líder mundial de seguros y servicios financieros necesito ser rescatado por la Reserva Federal. La crisis provocada por el desinfle de la burbuja inmobiliaria norteamericana se propagó rápidamente, estallaron otras burbujas inmobiliarias y bursátiles en Europa y Asia y los gobiernos de las grandes potencias inyectaron en los años siguientes varios millones de millones de dólares con el fin de impedir el hundimiento del sistema financiero internacional pilar decisivo de la economía mundial. No consiguieron recomponer su dinámica anterior ni mucho menos la de las estructuras productivas pero si lograron evitar (postergar) el derrumbe.

Así es como a partir de 2008 la masa financiera global que se venía expandiendo de manera exponencial dejó de crecer, en realidad experimentó un decrecimiento suave, es lo que constatamos cuando comparamos a la especulación en “productos financieros derivados” (corazón del parasitismo financiero global) con el Producto Bruto Mundial. A mediados de 1998 esos negocios equivalían a cerca de 2,4 veces el valor nominal de la economía planetaria, llegaron a 4,3 veces hacia fines de 2002, a 8,5 veces a fines de 2006 y a 11,7 veces a mediados de 2008 en pleno delirio especulativo, bajando lentamente desde entonces: 10,5 a fines de 2009,
10,6 a mediados de 2011, cayendo a 8,9 a fines de 2012 y a 8,6 a mediados de 2013 (1).


El estancamiento de la masa financiera, peor aún su desinfle, marca el fin del largo crecimiento drogado del capitalismo global durante la financiarización neoliberal. Desde los años 1970 se produjo la reconversión financiera del capitalismo que permitió la reproducción ampliada del área imperial del sistema: los estados centrales se endeudaban y subsidiaban a la industria (gastos militares, reducciones fiscales de todo tipo, etc.) y frenaban la desaceleración del consumo (subsidios a los desempleados), las empresas se endeudaban para seguir invirtiendo y los consumidores se endeudaban sosteniendo a esos grandes mercados, por otra parte las caídas tendenciales en las tasa de ganancias productivos de grandes grupos económicos eran más que compensadas por la expansión de los negocios financieros.



Pero finalmente la burbuja estalló en el año 2008, lo ocurrido a partir de entonces fue una degradación financiera-productiva “controlada”, las deudas públicas y privadas de las potencias centrales tradicionales siguieron creciendo, la Unión Europea se estancó para entrar finalmente en recesión, Japón transitó un camino aún más dramático (Fukushima mediante) y los Estados Unidos tuvieron un crecimiento anémico que a lo largo de 2012-2013 amenazaba convertirse en estancamiento o directamente en recesión. El sistema había ingresado en una nueva etapa.


Guerra y petrodólares.

La crisis de 2008 no terminó con la ola militarista de los Estados Unidos por el contrario la potenció, mucho antes de esa crisis frente a su debilitamiento financiero y productivo la élite imperial estaba convencida de que solo la utilización de su superioridad militar podía revertir los retrocesos económicos o al menos frenar su desarrollo. La victoria occidental en la Guerra Fría parecía confirmar esa hipótesis, la avalancha militarista de la era Reagan durante los años 1980 continuada por la presidencia de George Bush (padre) le había dado la estocada final a la Unión Soviética obligándola a competir en una carrera armamentista que desbordó su capacidad económica y burocrática declinante. Liquidada la URSS los Estados Unidos aparecían como la única superpotencia militar, el planeta quedaba a su disposición.

Ahora, desde hace algo más de una década, asistimos a una suerte de mega Vietnam diversificado en varios espacios geográficos con diferentes intensidades y modalidades, la mirada del Imperio hacia el resto del mundo es principalmente militar, la periferia aparece ante los ojos de su élite dominante como un vasto campo de batalla.

Los golpes de estado en Honduras (2009) y Paraguay (2012), la acentuación de las intervenciones sobre Colombia y Venezuela y las actividades de desestabilización en otros países latinoamericanos señalan que el Imperio ha lanzado una ofensiva de gran alcance sobre la región, a esto debemos sumar el desarrollo de un segundo frente de guerra en África cuyo momento más
dramático ha sido la destrucción de Libia pero apuntando al mismo tiempo hacia el mundo árabe, ambas ofensivas convergen con la prosecución de la guerra larga en Medio Oriente y Asia Central: el tercer frente, y el despliegue de un cuarto frente de fuerzas militares cada vez más extendido e intenso en Asia-Pacífico apuntando contra China.

Hacia comienzos de la década actual los Estados Unidos desplegaban cuatro megafrentes simultáneos, toda la periferia no controlada por Occidente se encontraba atacada o amenazada, de ese modo la agresividad de los halcones de la era Bush (cuando su Secretario de Defensa Ronald Runsfeld afirmaba que los Estados Unidos podían desarrollar exitosamente dos guerras al mismos tiempo) fue luego ampliada en la era Obama.

El doble rostro del Imperio (decadencia económica y social por un lado y militarismo por el otro) sugiere el interrogante acerca de si la ola militar es sustentable en el mediano-largo plazo, en realidad no es seguro que pueda ser respaldada ni siquiera en el corto plazo, basta con comprobar que los gastos militares reales de los Estados Unidos se aproximan a los 1,3 billones (millones de millones) de dólares si a los gastos del Departamento de Defensa sumamos aquellos con finalidad militar de otras áreas de la administración pública (Departamento de Estado, Departamento de Energía, NASA, etc.) y los intereses pagados por el endeudamiento necesario para su realización. Esa cifra equivale en el Presupuesto 2013 a la casi totalidad de la recaudación prevista de impuestos personales directos o al 140 % del déficit fiscal proyectado.

Entonces si la militarización no es económicamente sustentable debemos interrogarnos acerca de si existe alguna lógica, alguna racionalidad superior que explique el fenómeno.

Wallerstein respondió al interrogante hace algunos años de manera contundente: los Estados Unidos se encontrarían ante la alternativa de aceptar una declinación honorable (opción “racional”) o bien tirar la casa por la ventana. En resumen: las élites imperiales al seguir el segundo camino demostrarían que se han vuelto “locas”, que la decadencia ha quebrado su racionalidad. La explicación es sencilla, directa, pero en última instancia superficial, ignora sobre todo la conexión necesaria entre racionalidad y realidad, entre lo teóricamente viable y la viabilidad práctica de la teoría lo que condiciona a la racionalidad, le hace poner los pies sobre la tierra. Nos encontramos ante la dinámica histórica concreta de la racionalidad instrumental (de la racionalidad burguesa) tal como se presenta a comienzos del siglo XXI, en tanto expresión de la evolución, las contradicciones, los dramas, las necesidades, las posibilidades de las fuerzas imperialistas dominantes que la desarrollan, en este caso las elites occidentales. Se trata de una racionalidad solo interesada en la eficacia de los mecanismos de preservación y expansión del poder, cada vez más empantanada en el corto plazo, absolutamente desinteresada de las consecuencias en el largo plazo. En ese sentido el encadenamiento de “soluciones racionales” de problemas concretos puede llegar a ser un seguro camino hacia el desastre, hacia el estallido del sistema, el esfuerzo racional (y amoral) de recomposición, de preservación del capitalismo decadente, deviene autodestrucción.

Occidente se encuentra embarcado en una guerra planetaria uno de cuyos objetivos es el saqueo de los recursos naturales de la periferia, en primer lugar los energéticos, el éxito de la empresa le permitiría realizar una drástica contención de costos productivos asegurando niveles aceptables en las tasas de ganancias de los grandes grupos industriales y en consecuencia amplios beneficios y expansiones de negocios de las redes financieras... y del parasitismo consumista de las clases medias y altas de los Estados Unidos y Europa.

La “guerra del petróleo” esta asociada a otra guerra: la financiera focalizada en la desgastada hegemonía del dólar que gira en torno de un factor decisivo: los petrodólares.

En 2012 la exportaciones globales de petróleo alcanzaron aproximadamente los 2 billones(millones de millones) de dólares, pero este comercio “físico” generó negocios especulativos en los mercados de productos financieros derivados del orden de los 30 billones de dólares (2) equivalentes a cerca del 42 % de Producto Bruto Mundial de ese año o bien a unas 2 veces el Producto Bruto de los Estados Unidos o a unas 13 veces el valor de sus importaciones. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial los negocios petroleros (tanto comerciales como financieros) fueron realizados en dólares y desde comienzos de los años 1970 en “petrodólares” sin respaldo oro, pero la declinación de la moneda norteamericana y del peso económico relativo de la superpotencia causaron la paulatina reducción de la hegemonía del dólar. No se trató solo del desplazamiento de los Estados Unidos en el mercado petrolero global sino del conjunto de los países del Primer Mundo cuyo consumo petrolero relativo viene declinando. Controlar las principales áreas productivas y redes de comercialización es para los Estados Unidos y sus socios europeos más Japón no solo una prioridad “energética” agravada por la entrada en la era del estancamiento de las extracción global de petróleo sino también un gravísimo tema financiero. Si la demanda de dólares llegara a declinar de manera decisiva, y en consecuencia su precio relativo respecto de las otras monedas internacionales importantes (en especial las emergentes como el yuan o el rublo) y también del oro, entonces se podría derrumbar todo el edificio parasitario norteamericano arrastrando al conjunto del primer mundo, los Estados Unidos ya no serían capaces de sostener su consumo civil ni sus gastos militares alimentados por un déficit comercial y fiscal pagados con papeles (dólares y títulos del Tesoro).

En 1970 el primer mundo consumía el 70 % de la producción petrolera global, cuando estalló la “Primera Guerra del Golfo” en 1991 esa cifra había descendido al 54 %, en el 2005 caía al 49,6 % y en 2012 al 41,2 % (3). La “guerra de eurasia” iniciada en 1991 y acelerada una década después buscaba el control occidental sobre un área que abarcando a las cuencas del Mar Caspio y del Golfo Pérsico albergan cerca de dos tercios de las reservas mundiales de petróleo. La victoria militar habría acorralado a Rusia (segundo productor mundial de petróleo en 2012) obligándola someterse a Occidente.
Pero los Estados Unidos no pudieron ganar esa guerra y cuando intentaron sancionar a Irán dejándole de comprar su petróleo y obligando a la Unión Europea a hacer lo mismo lo iraníes pudieron vender el producto a China remplazando al dólar por el yuan o a India a cambio de oro. El primer mundo ya no es el mercado mayoritario del petróleo y tampoco consigue controlar su producción en consecuencia su dominación financiera declina rápidamente.

La ruptura de 2013

En el año 2013 se produjeron tres hechos decisivos.

En primer lugar la ofensiva militar-planetaria de los Estados Unidos iniciada a comienzos de los años 1990 (posguerra fría) encontró por primera vez una barrera que no pudo atravesar, su intervención en Siria no pudo pasar (como había ocurrido en el caso libio o antes en Yugoslavia, Irak o Afganistan) a la etapa de la acción directa, en este caso realizando bombardeos masivos sobre ese país. Su confrontación con Rusia hizo fracasar la operación en septiembre de 2013, no faltaron los comunicadores occidentales para calificar al hecho como el comienzo de una nueva guerra fría, en realidad se trató del fin de la posguerra fría y el ingreso a una nueva era marcada por el debilitamiento militar estratégico de los Estados Unidos. Solo en la zona de Medio Oriente y Asia central quedan en difícil posición sus vasallos tradicionales como Arabia Saudita, Israel o Turquía y aumenta la influencia de Rusia que por ejemplo firmó en noviembre un acuerdo de integración militar con Armenia, Bielorusia y Kazajistán que proyecta ser rápidamente ampliado a Tayikistán al mismo tiempo que se estrechan las relaciones militares ruso-egipcias.

No se trata de un simple desplazamiento de influencias en esas regiones sino también de un duro golpe a la imagen de omnipotencia de su maquinaria militar y al conjunto de intereses económicos y políticos directamente vinculados a la misma. Y lo que es mucho más grave: se ha producido una brutal pérdida de eficacia del principal instrumento de disuasión global de los Estados Unidos, esto no significa el fin de sus agresiones pero causa un notable desconcierto estratégico que agrava la crisis de percepción en su más alto círculo de poder.

Un segundo acontecimiento significativo fue el amago de cesación de pagos del estado norteamericano en Octubre de 2013. Por segunda vez en esta década los Estados Unidos estuvieron al borde del default con una deuda pública federal que en ese momento alcanzaba los 16,7 billones (millones de millones) de dólares equivalentes al 105 % de su Producto Bruto Interno del año 2012 (hacia fines de noviembre de 2013 superaba los 17,2 billones de dólares) pero sumadas todas las deudas públicas y privadas se llega a algo más del 360 % del PBI. No se produjo el default pero si la evidencia de un grave deterioro político-institucional, durante días las cúpulas políticas jugaban al default, intercambiaban chicanas y golpes bajos hasta llegar a la fecha límite del 17 de Octubre tratando de sacarse ventajas con una bomba financiera que si hubiera estallado habría producido una catástrofe financiera global sin precedentes y seguramente hundido a la economía estadounidense en la hiper recesión. Ahora todo esperan el próximo juego del default sin que se sepa en que puede llegar a terminar.
El telón de fondo es el deterioro financiero de una economía aplastada por las deudas cuyos crujidos cada vez más fuertes ponen al descubierto a una clase política que juega a la cesación de pagos y a la explosión del capitalismo global como si estaría disputando el resultado de un partido de béisbol o de alguna elección municipal. La tragedia es asumida con absoluta frivolidad, la decadencia anestesia a las élites dirigentes.

Estos dos hechos: el fracaso político-militar en Siria más el escándalo político-institucional del default (y el pantano económico en el que se apoya) alientan un tercer fenómeno desestructurante: el agotamiento de la unipolaridad imperial, la rápida pérdida de poder relativo mundial de los Estados Unidos. Eso impulsa el avance de potencias regionales y de por lo menos dos que aspiran a un rol global destacado: Rusia y China, sin embargo esos movimientos no imponen la construcción de un mundo multipolar es decir el reparto completo del planeta entre un grupo reducido de imperios, lo que se viene produciendo (y ahora se acelera) es un proceso de despolarización (y no de multiporalización) donde ni una ni tres superpotencias pueden controlar al sistema global. Es la jerarquía imperial del capitalismo como tal manipulada por un amo o varios, que recorre toda la historia del sistema, la que se encuentra en decadencia. Ello involucra en primer lugar a los viejos polos como los Estados Unidos, las grandes potencias europeas occidentales (Alemania, Inglaterra, Francia) y Japón. Pero también a las nuevas o renovadas potencias, la economía china se viene desinflando siguiendo así la ruta que a su sistema industrial exportador le marcan sus grandes clientes declinantes: los Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. La economía rusa se estanca en 2013 y las previsiones para 2014 son peores, la recesión en Europa afecta a sus exportaciones energéticas. India y Brasil no se encuentran en mejor situación, en ambos casos la economía se estanca y amenaza entrar en recesión. Todas las grandes economías se encuentran atrapadas por la crisis, las tradicionales y las emergentes, las aferradas al neoliberalismo y las que practican el capitalismo de estado. El motor de la decadencia es el G7 mientras que el BRICS va ingresando gradualmente (por ahora) en el proceso común.

La despolarización global aparece como un fenómeno complejo, con imágenes contradictorias donde algunas potencias retroceden y otras avanzan, donde algunas aparentan recuperarse para luego volver a declinar, otras parecen zafar de la ola depresiva para más adelante sufrir los impactos de las fuerzas entrópicas globales. Es necesario entender los detalles, las especificidades pero sin perder de vista el panorama más amplio: la decadencia sistémica global.

La despolarización no instaura una suerte de capitalismo global democratizado, con menos imperialismo, con más autonomías nacionales o regionales articuladas expandiendo sus fuerzas productivas, la ilusión de la despolarización progresista no es menos irreal que la de la multipolaridad ordenada. La realidad presenta al sistema marchando hacia convulsiones cada vez mayores, hacia la generalización del desorden, la autodestrucción ambiental, la reproducción ampliada de la economía tendiendo a cero y anunciando convertirse en negativa. Es el capitalismo en vía de agotamiento que al despolarizarse se desarticula presentando horizontes futuros de barbarie pero también de insurgencias portadoras de utopías liberadoras.
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(1), Fuente: Bank for International Settlements, http://www.bis.org/statistics/derstats.htm
(2), Gati Al-Jebouri, CEO Lukoil International Trading and Suply Company, Litasco SA, “International Oil Market and Oil Trading”, Haute Ecole de Gestion, Geneva, September 19, 2008 & BP Statistical Review of World Energy, 2013
(3), BP Statistical Review of World Energy, 2013.