13 de julio de 2014

MUNDO POST CRIMEA: SEXTA CUMBRE DE LOS BRICS EN FORTALEZA (BRASIL)

Estación compresora de gas en Kovalivka, Ucrania
Alfredo Jalife-Rahme. alfredojalife.com

Resulta significativo que la sexta cumbre de los BRICS en Fortaleza (Brasil) suceda en un escenario de fractura geoestratégica entre las tres superpotencias vigentes: Estados Unidos, Rusia y China, tripolaridad que acepta el general Martin Dempsey, jefe de las fuerzas armadas conjuntas de Estados Unidos.

La cumbre de Fortaleza sería la más importante de todas por su localización en el continente americano y sus históricos alcances que sepultan la caduca doctrina Monroe en un ambiente de nueva multipolaridad.

La cartografía geoestratégica ha cambiado dramáticamente en los recientes meses en el "mundo post Crimea", que ha acentuado las tendencias esbozadas en 2008 durante la guerra de Rusia contra Georgia y que tuvo como epílogo la secesión de Osetia del Sur y Abjasia.

A partir de la guerra entre Georgia y Rusia se trazó la primera "línea roja del Kremlin" en la etapa de su restauración relativa por el presidente Vlady Putin, quien ha jugado a las mil maravillas la carta de los hidrocarburos y los oleo/gaseoductos como arma disuasiva para impedir el desmembramiento de lo que quedó de Rusia después de la disolución de la URSS y también con el propósito de frenar el irredentismo de la tripleta Estados Unidos/OTAN/Unión Europea (UE) en la "periferia inmediata" de Moscú.

El "mundo post Georgia", desde el punto de vista del posicionamiento militar, representó las tendencias que se iniciaron en la primavera de 2004 cuando Estados Unidos y sus aliados no pudieron controlar el petróleo de Irak, lo cual dio lugar al nuevo barómetro de la geoeconomía planetaria con el inicio irreversible del alza del crudo, que se ha quintuplicado desde entonces a más de 100 dólares el barril y que llegó a un notable pico de 150 dólares.

No se puede entender el "mundo post Georgia" de 2008 sin el inicio ascendente e irreversible de la cotización del oro negro a partir de 2004, considerando que Rusia es la máxima potencia gasera del planeta, seguida por Irán, luego por Qatar y en cuarto lugar por Turkmenistán.

Se deduce así que el "arma petrolera" no va sola y que necesita de la cobertura de 4 mil 300 bombas nucleares hoy en manos de Rusia.

Mucho más que China, Rusia ha vuelto a mostrar su dentadura militar, lo cual empuja al incipiente orden multipolar y, en paralelo, a la irresistible expansión del bloque de los BRICS que apunta a incorporar como nuevos miembros a Irán y Argentina.

La secuencia crono-geopolítica es pasmosa: irresistible alza petrolera a partir de la primavera de 2004; nacimiento de los BRICS (oficiosa en 2006 y oficial en 2009), que de un bloque cuatripartita pasó a uno pentapartita; y el "mundo post Georgia" en 2008.

Tal es la inicial plataforma multipolar que luego se concatenó con el reciente "mundo post Crimea" de 2014.

Se pudiera argumentar que el Grupo de Shanghai, como contrapunto a la expansión oriental de la OTAN en la década de los 90 del siglo pasado, epitomizó el mínimo vital del poder y la geografía de Rusia que restañaba sus heridas después de la "catástrofe geopolítica" (Putin dixit) cuando Moscú solamente esperaba la oportunidad propicia para detener la ofensiva en sus fronteras por la tripleta de Estados Unidos/OTAN/UE.

La oportunidad para detener la vertiginosa caída vertical de Rusia se la brindó la doble debacle militar de Estados Unidos en Afganistán y, sobre todo, en Irak, cuando Bush hijo no pudo controlar el pletórico petróleo de ese país en la primavera de 2004.

El "mundo post Crimea" ha acentuado la recuperación relativa del vital espacio geopolítico de Rusia en su "periferia inmediata", lo cual ha llevado a la reincorporación de la superestratégica península de Crimea y a su preponderancia militar en el Mar Negro, los cuales desencadenaron tanto el acuerdo gasero histórico de Rusia con China como la eclosión de la Unión Euroasiática con Bielorrusia y Kazajstán.

Hoy la batalla mercantil cunde ferozmente en los dos océanos que bañan las costas de Estados Unidos, quien busca controlar las dos terceras partes del comercio mundial mediante sus dos polémicos tratados: 1) la Asociación Transpacifica (TPP, por sus siglas en inglés), destinado a cercar, si no a contener, a China y, de paso, a Brasil y al Mercosur y, desde luego, a toda el ALBA; y 2) la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés), mediante la cual Estados Unidos busca atraer en su trampa a la UE, hoy fracturada económica y políticamente, mediante el espejismo de la burbuja del fracking y su shale gas para que rompa sus relevantes lazos energéticos con Rusia.

No todos los proyectos mercantilistas de Estados Unidos han sido exitosos, como lo demuestran sus mayúsculos fracasos recientes: a escala local el fenecido Plan Puebla-Panamá y a escala regional la sepultada ALCA.

Hoy asistamos a "neorregionalismos" mediante la formación de bloques regionales con sus respectivos liderazgos: Estados Unidos (con la absorción de Canadá y México); Brasil (con el Mercosur y en lucha por controlar a Unasur y al ALBA); Alemania (atormentada con su dilema ontológico: controlando lo que quede de Europa o quizá creando la anhelada "ruta de la seda" con China y Rusia; China (con el ASEAN-10, si es que no lo descarrila antes Estados Unidos atizando el fuego en los mares del Sur y Este de China) y Rusia (Unión Euroasiática).

Las fortalezas y vulnerabilidades de cada uno de los cinco miembros de los BRICS afectan al todo.

Aun dentro de los BRICS existen niveles y gradientes de poder que no son equiparables entre todos sus miembros, como es el rubro nuclear, donde exhibe en su seno a una superpotencia atómica de la talla de Rusia (a la par de Estados Unidos) y a potencias medianas como China (con 250 bombas) e India (de 80 a 100).

Notablemente, Sudáfrica poseía seis bombas nucleares antes de que los gobiernos post apartheid las desmantelaran en forma unilateral y voluntaria, mientras Brasil tiene prohibido en su Constitución adoptar las bombas atómicas pese a que posee el know-how para fabricarlas.

Dada la anárquica coyuntura presente del desmantelamiento unipolar estadounidense –a partir de la confrontación entre el G-7 y los BRICS: desde Ucrania hasta el nuevo califato del siglo XXI–, la sexta reunión cupular de los BRICS en Fortaleza simboliza la aceleración propicia para encaminar el nuevo orden multipolar que asienta como nunca el singular momento histórico de Sudamérica como nuevo gran actor geopolítico.

12 de julio de 2014

EL IMPERIALISMO ORQUESTÓ LA PRIMAVERA ÁRABE

Juan Manuel Olarieta. La Haine

Santiago Alba Rico y otros miembros significados de Izquierda Anticapitalista siempre sostuvieron el carácter espontáneo de la Primavera Árabe.

Un documento confidencial elaborado en 2010 por el Departemento de Estado confirma que la denominada Primavera Árabe no sólo no fue espontánea sino que estuvo promovida de forma activa por el imperialismo estadounidense después de un largo periodo de maduración.

El documento, que tiene cinco páginas, lo ha publicado la organización Middle East Briefing (1), que pudo tener acceso al mismo recurriendo a la legislación sobre libertad de información. Se titula “Middle East Partnership Initiative: Overview” y está fechado el 22 de octubre de 2010.

La Primavera Árabe comenzó en diciembre de aquel año con el derrocamiento del gobierno en Túnez, denominada “Revolución de los Jazmines” y desde entonces sacudió a varios países, afectando a Egipto, Libia, Yemen y Siria y causando cruentas guerras civiles y una conmoción sin precedentes en el mundo árabe.

No obstante, los preparativos empezaron varios años antes, cuando en 2002 la Casa Blanca empezó a elaborar los planes de desestabilización que forman parte del programa regional “Middle East Partnership Initiative” dirigido contra países del norte de África y Oriente Medio apoyándose en ONG locales que son los tentáculos de la diplomacia imperialista.

El gobierno de Obama no escatimó en gastos para interferir sobre los asuntos internos de los países árabes. En 14 años se han gastado 600 millones de dólares en unos 1.000 grandes proyectos políticos. La financiación de las ONG ha supuesto más de la mitad de los proyectos del plan, señala el documento. Los agentes de enlace con las ONG locales los designa la embajada de Estados Unidos en cada país.

La Iniciativa “no suministra fondos a los gobiernos extranjeros y no negocia acuerdos bilaterales de asistencia”, señala el informe, que establece una lista de los países destinatarios con prioridad: Yemen, Arabia Saudita, Túnez, Egipto y Bahrein. Libia y Siria fueron añadidos un año después de la elaboración del informe por el Departamento de Estado.

En Egipto el gobierno de Estados Unidos se centró en la Hermandad Musulmana, a la que consideraba compatible con la política imperialista de Estados Unidos. El gobierno de Obama aseguraba incluso el “servicio post-venta” de las ofensivas de desestabilización, que forman parte de la remodelación del “Gran Oriente Medio”.

En septiembre de 2011 la Iniciativa creó una oficina especial de coordinación de las transiciones políticas en aquella región estratégica, poniendo a William B. Taylor al frente. Se trata de un diplomático con experiencia en campañas de desestabilización ya que fue el embajador de Estados Unidos en Ucrania durante la “revolución naranja” de 2006 a 2009.

Según el informe del Departamento de Estado, su tarea es la de coordinar la asistencia de Estados Unidos a las “democracias emergentes” el norte de África y Oriente Medio, incluyendo a Egipto, Túnez y Libia.

Contra viento y marea, Santiago Alba Rico y otros miembros significados de Izquierda Anticapitalista siempre sostuvieron el carácter espontáneo de la Primavera Árabe (2) que, según dijeron, sirvió luego de detonante para que estallara el movimiento de los indignados del 15-M en la Puerta del Sol. Esther Vivas llegó a decir que la Primavera Árabe tuvo un carácter “internacionalista”, pero eso nunca lo entendí muy bien. En aquel momento pensé que la indignación estaba dirigida -entre otras cosas- contra la Casa Blanca. Ahora mismo me da la impresión de que la indignación no era de unos contra otros, sino que es muy posible que se tratara de la misma indignación, es decir, que la Casa Blanca y los indignados compartieran el mismo estado de ánimo.

Uno de los motivos que me lleva a pensar de esa manera es que tras la “Revolución de los Jazmines”, el Foro Social Mundial se pudo reunir en Túnez en marzo de 2013. Creo que es a eso a lo que Vivas llama “internacionalismo”: el imperialismo abría las puertas a la “democracia”, no sólo en el interior de aquel país árabe, sino a 5.000 indignados procedentes de todas las partes del mundo, que dos años después se pudieron congregar allá en paz y libertad para que luego Vivas nos lo pudiera contar a nosotros (3).

No sólo los árabes; todos los pueblos del mundo debemos sentirnos deudores de la política benefactora del Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca.

(1) U.S. State Dept. Document Confirms Regime Change Agenda in Middle East, http://mebriefing.com/?p=789
(2) Santiago Alba Rico, Libia, el caos y nosotros, Gara, 19 de septiembre de 2011, http://www.anticapitalistas.org/Libia-el-caos-y-nosotros
(3) Esther Vivas, Del Foro Social Mundial a las Revueltas Árabes, http://cemsenmoviment.wordpress.com/tag/movimiento-antiglobalizacion/

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Quizá también le interese:
La paradójica patraña de la “ilusión democrática”: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/07/la-paradojica-patrana-de-la-ilusion.html