Varios miles de manifestantes, para la prensa del capital |
Si algo dejó claro la descomunal manifestación del 22M en Madrid es que los protagonistas y el contenido de la protesta social han mutado de forma radical desde el 15 de Mayo de 2011 hasta hoy, para orgullo de la gran mayoría y el desconsuelo oculto de algunos; entre ellos del partido gobernante y del poder económico capitalista del país.
Frente a aquellas consignas imperativas y censoras del “sin banderas porque nos dividen”, un mar de banderas rojas, rojas y negras, sindicales y tricolores. Nunca habían desfilado tantas de estas últimas en Madrid, algo sobre lo que la decadente y degenerada Monarquía borbónica habrá tomado buena nota. Y marchaban las rojas, rojas y negras, sindicales y tricolores sin otra separación que la de los cortejos en los que se integraban pero con un profundo sentimiento de “unidad de clase”.
Frente al anodino “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros” del pasado, los gritos rotundos del presente de “obrero despedido, patrón colgao”
Frente a la estúpida, desclasada y desclasante apelación a los “ciudadanos” y a la “ciudadanía”, con las que se nos ha machacado durante estos últimos años, las voces, ya roncas de un largo día, que proclamaba la identidad de quienes allí estábamos bajo el lema que recorría de un lado a otro de la manifestación: “Viva la lucha de la clase obrera”.
Frente a los postmodernos carteles de la ideología informatizada middle class de la “revolución de color” de la plaza que antaño decían aquello de “Fallo del Sistema”, la ocupación completa de Madrid con centenares de pancartas que proclamaban “el capitalismo no funciona”. No éste ni aquél capitalismo, no el capitalismo malo de los banqueros, como si capitalismo sólo fuera el poder financiero, frente al “de rostro humano” de los buenos años de consumo para aquellos que mientras sonó la música bailaban al ritmo del amodorrante tecnopop de la ideología trans del sistema, sino el capitalismo de la explotación laboral, de las relaciones alienantes de producción, del paro como horizonte de no vida. Del capitalismo como sistema económico con nombre y producción de dolor, lágrimas y sangre de la clase trabajadora.
Frente a la morralla ideológica “inclusiva” y sin apelación a la lucha de clases del “somos el 99%” (incluyendo, pero sin la honestidad de proclamarlo, a los empresarios pequeños y medianos, tan chupasangres de sus empleados como los propios propios plutócratas) la evidencia de que la voz cantante la llevaban los mineros asturianos y leoneses, los bomberos madrileños, los aún trabajadores de Coca-Cola de Fuenlabrada, los trabajadores de la limpieza, los parados de toda España, los de Salvemos Telemadrid, los desempleados de la RTVV, los maestros y profesores, los trabajadores de toda condición de la sanidad a la que están privatizando, aunque conservando, por ahora, el cartel de “pública, los humillados pero dignos trabajadores de Sniace, los trabajadores precarizados de las tierras y pueblos del Estado español. Éramos ayer más que conscientes de que no necesitábamos incluir en ningún mentiroso 99% a nuestros patrones. Nos bastaba con la conciencia de nuestra fuerza y de que el asalariado, el parado y el autónomo dependiente son la inmensa mayoría de este país. Ayer se hizo evidente que la primera alianza que hay que sostener es la solidaria e indestructible unidad de clase que proclamaban banderas con las siglas U.H.P.
La imagen del rasfari, del perroflauta y del extravagante de la nariz roja de payaso, del antipolítico, de derechas, que grita contra los políticos y los partidos en general, se convirtieron en evidente minoría eclipsada por la verdad de las decenas de miles de pancartas y banderas de organizaciones políticas de las izquierdas y sindicales, evidenciando que no todos los políticos son iguales, entre otras cosas porque cualquiera que haga política, incluso desde la humilde militancia de a pie en organizaciones de las izquierdas no es igual a la gentuza del PP y de sus aborregadas huestes y votantes, por mucho que algunas ingenierías políticas del sistema (Partido X, Podemos, Equo) se hayan sumado a la cantinela del ni-ni “ni de izquierdas ni de derechas”, con el único fin de reorientar la protesta social y el cambio de escenario político contra las trampas del Mar de los Sargazos de un neopopulismo sin proyecto transformador.
Todo este cambio, que venía gestándose desde la Marcha Minera de hace dos años, y que detonó ayer en la composición social y en la carga política de las Marchas de la Dignidad que se unieron en una inmensa riada humana con la clase trabajadora madrileña, era conocido por el gobierno actual del capital.
Por eso el largo apagón informativo primero sobre el 22M en la gran mayoría de los medios del capital -al fin y al cabo son empresas- , por eso la utilización de la agonía del expresidente Suárez, embalsamado mediáticamente aún en vida, con el fin de hacer luz de gas sobre las marchas. Por eso la andanada del mermado mental y corrupto Ignacio González, que comparó hace días a las marchas con los neonazis de Amanecer Dorado, como si su partido no apoyase con entusiasmo a los neonazis de Svoboda en el gobierno fascista de Kiev. Por eso más de 100 autocares fueron parados ayer por guardia civiles en las entradas de Madrid con el fin de que ya que no era posible impedir la marcha, al menos poner su grano de arena a las decenas de provocaciones (incluidas las de la página de Antidisturbios UIP en twitter el día anterior) de la caverna mediática y política del Partido Podrido. Por eso mismo, la Delegada del Gobierno en Madrid, frau Cifuentes calentaba el ambiente dos días antes afirmando que algunos grupos provocarían violencia en Madrid, anunciando ya que emprendía el camino, como e ocasiones anteriores, de la profecía autocumplida, al estilo de Randolph Hearst.
Por eso anoche, la “progre” Sexta, de la derechista Antena 3 (Editorial Planeta), en su infumable programa “laSextaNoche” se empeñaba una y otra vez, a través de su presentador, en dar carnaza a la dóberman madrileña y señora de las porras Cristina Cifuentes para “recrear” el final de la manifestación, escamoteando la verdad de que la brutalidad de la carga policial se produjo cuando un grupo numeroso de manifestantes se preparaban para acampar en Recoletos, de que las cargas se iniciaron una hora antes de que se cumpliese el plazo legal de duración de la manifestación, de que la violencia la iniciaron los robocops de las UIPs, de que la respuesta de aquellos manifestantes agredidos por el lanzamiento de pelotas de goma a bocajarro y apuntando con el arma por encima de la altura del pecho (hay vídeos de ello) fue defensiva, para convertir en la noticia del día los disturbios y no la inmensa manifestación de Madrid.
Por eso mismo el indecente engendro al servicio del imperialismo llamado EL PAÍS, que despide a sus trabajadores, emplea hoy domingo la sucia pluma de sus esbirros Jerónimo Andreu, Marién Kadner y J.J. Gálvez, que titulan su vómito del día con el rótulo de “La Marcha de la Dignidad toma el centro de Madrid con miles de personas”, escribiendo sin rubor que sólo 2.000 personas entraron a pie en la ciudad, cuando sólo la columna noroeste que entró por Moncloa estaba compuesta por muchas más, cuando esas “miles de personas” formaron la mayor manifestación que haya conocido la ciudad desde la muerte del dictador. ¡Qué lejos queda el empotramiento de “periodistas” en el desclasado 15M y de portavoces de Democracia I-rreal Ya en los medios de PRISA. Por eso hoy la SER, que patrocina a golpistas neonazis y fascistas en Ucrania y en Venezuela, señala, como chivato criminalizador, a grupos independentistas y a la Coordinadora Antifascista como culpables de la violencia, callando que la violencia pretendidamente legitima del Estado es la que incendió la respuesta defensiva. Pero tranquilos, aún les queda el Público de Roures, fabricante de mesías mediático televisivos que quieren ser un bote de Colón para salir en la TV y ser eurodiputado en Bruselas, que se empeña en decir que los que allí estábamos éramos “ciudadanos indignados”. No, no éramos ciudadanos, no nos limitamos a indignarnos, ni somos clase media. Somos clase trabajadora y fuimos por lo nuestro, la lucha de clases.
Lo que ayer hizo el poder del capital, a través de su brazo tonto del Gobierno es lo que ya hizo el día 12 de Julio de 2012 en la Castellana contra la Marcha Minera. Conocemos bien sus procedimientos. Tenemos memoria. Pagaran por sus actos más temprano que tarde.
El miedo está empezando a cambiar de bando. El capital y su gobierno saben que los agitamanitas han sido desplazados por la clase trabajadora, lo quieran o no los sindicatos verticales (bastaba ver la cantidad de banderas de CCOO que, a pesar del silencio cobarde y cómplice de la Ejecutiva Confederal de su sindicato para con las marchas, que días antes había protagonizado su enésima indignidad al sentarse con Rajoy, Rosell y UGT a actuar, una de tantas veces, como apagafuegos y muñidor de la paz social, estaban allí proclamando que las bases sindicales no tenían porqué seguir en su indecencia a sus dirigentes). Una nueva radicalización de las luchas apunta ya hacia el poder económico de la burguesía y sus esbirros, estén dentro o fuera del Gobierno.
Si la ocupación de empresas y de los medios de desinformación del capital empieza a producirse, quizá entonces empiece a saltar la cera de sus oídos pero, para entonces, puede que, venturosamente, sea ya demasiado tarde para ellos, por mucha represión que impulsen.
Por eso, del mismo modo que ayer estuve en las marchas por la dignidad en defensa de mi clase, el 28 de Marzo estaré aquí contra la represión.