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27 de junio de 2016

ANÁLISIS POSTELECTORAL DE URGENCIA

Por Marat

Las elecciones del pasado domingo 26 de Junio tienen un claro vencedor, el PP, que remonta 14 escaños respecto a las elecciones del pasado Diciembre y gana en la gran mayoría de las provincias. Cuenta también con otro partido que, a pesar de obtener 5 escaños menos, parece salvar los muebles y la cabeza de su secretario general, a pesar incluso de su derrota en feudos como Andalucía y en otros que lo fueron históricos como Extremadura o Castilla la Mancha.

Y si hay vencedores claros y “derrotas semidulces” -en comparación con la debacle que auguraban los arúspices- también los hay que sufren derrotas contundentes. Ciudadanos, que pierde la quinta parte de sus escaños y Unidos Podemos que, pese a integrar en coalición a Podemos e IU y lograr 2 escaños más (justo los 2 que sacó IU por su cuenta el año pasado), pierde 1.200.000 votos aproximadamente.

¿Cómo se ha llegado a esto en apenas 6 meses?
Habría que recordar que aunque los potenciales dos bloques (derecha de PP y Ciudadanos y “progresistas”, eso dicen ellos, PSOE y Podemos) estaban bastante igualados, con una ligera ventaja de 4 escaños para el bloque de la derecha en los resultados de Diciembre de 2015, esa diferencia se ha hecho ahora mayor a favor de la derecha, siempre hablando en escaños. Las posibilidades de que el PP pueda ahora formar gobierno en coalición y sin que nadie pida la cabeza en bandeja de Rajoy se han acrecentado. Se ha volatilizado la posibilidad de un gobierno paella (o “a la valenciana”, que diría Pablo Iglesias) porque la suma de PSOE+ Unidos Podemos se queda a 20 escaños de la mayoría absoluta y necesitarían el apoyo de los independentistas catalanes y vascos (linea roja para el PSOE), de los regionalistas canarios, de un ujier de las cortes y de un señor, representante en lencería fina, de Murcia, que pasaba por Madrid. Preveo que la segunda hipótesis no sucederá y que Mariano Rajoy revalidará su Presidencia, quizá en segunda vuelta.

Quizá ahora entiendan algunos porqué el aventurero, esforzado y superviviente Sánchez quiso un pacto a 3 (PSOE+Podemos+ Ciudadanos). Le salía entonces una cómoda mayoría absoluta, si hubieran pactado un gobierno común. Al fin y al cabo entre ellos 3 hay más similitudes que diferencias, pese a los cacareos de formas (que no programática) de PIT (Pablo Iglesias Turrión), que no Brad. Al fin y al cabo, los 3 se entienden en lo básico: UE, OTAN, inalterabilidad de la monarquía, aceptación del capitalismo como sistema y una común crítica a la corrupción del PP. Sospecho que a Rivera, ésta última se le ha olvidado ya anoche, en medio de la bruma que surgía en su cabeza sobre causas y consecuencias de su batacazo.

Lo que está claro es que, más allá de las risas que generan los traspiés dialécticos de Rajoy, la corrupción desde los cimientos al tejado del PP, sus políticas antisociales, las más graves desde la transición, sus recortes de libertades, etc. etc., el endiablado resultado de las elecciones de Diciembre, en cuanto al objetivo de formar gobierno, sólo podían beneficiarle a él y su partido. Sólo tenía que estarse quieto (lo hace muy bien), decir unas cuántas sandeces (lo hace aún mejor) y esperar a que la situación se pudriera lo bastante como para que tuviera que irse a unas nuevas elecciones, bajo el aspecto de segunda vuelta. Sus oponentes con su incapacidad para pactar, a pesar de que ninguno de ellos tuviera, de fondo, grandes diferencias ideológicas (los tres son prosistema), le allanarían unos meses más tarde el camino hacia la Moncloa.

El PP ha vendido bien varias cosas.

La primera, lo acabó de decir, la incapacidad de sus contrincantes de ponerse de acuerdo.

La segunda, una cierta idea de recuperación económica que, aunque para los críticos a su gestión se revele falsa (el crecimiento de la pobreza se ha incrementado incluso en los últimos tiempos de su mandato), lo cierto es que la mayoría pasiva se la ha ido comprando (más empleo, aunque de mierda, incremento del consumo y sensación de que España ha salido de lo peor de su situación económica). Conviene distinguir la opinión publicada en ciertos medios de la opinión pública, que se conforma de un modo más complejo.

La larga crisis capitalista y sus consecuencias para la clase trabajadora no han acabado y previsiblemente se incrementen en los próximos tiempos pero el PP está logrando convencer a un creciente número de personas sobre ello. Hay que pensar que hay un segmento importante que no ha sufrido de forma significativa la crisis en estos años, y otro mucho menor, pero importante, que ha comprado la idea de expectativas de mejora de su situación.

Cuando el PP forme gobierno tendrá que torear con nuevos recortes que le impone Bruselas por alrededor de 12.000 millones (en los que hay que incluir la famosa multa que le impone la UE por el incremento del déficit), pero ese será ya un problema distinto para un partido que hace no tanto parecía acabado para muchos.

El tercer acierto del PP fue polarizar la campaña entre él y los anticomunistas de Unidos Podemos, a los que previamente acusó de comunistas para asustar a una sociedad tan conservadora como la española. Acabó por tener el efecto de reforzarlo a él y de descalabrar a los segundos.

El PSOE ha salvado los muebles (aunque su descuelgue del PP se ha agrandado de forma notable y ha tenido el peor resultado desde la transición), fundamentalmente porque las manipulaciones estadísticas sobre el pretendido “sorpasso” al que iba a someterle Unidos Podemos se ha demostrado falso y sospecho que más que intencionado. Eso sin contar la incapacidad de los técnicos de encuestas preelectorales de traducir una parte de los supuestos indecisos como abstencionistas reales ante una campaña-circo que sentíamos que ni los 4 muleros del IBEX35 ni sus programas tenían que ver con nosotros.

Por otro lado, además de parecer Pedro Sánchez un buen chico a una parte del electorado fiel del PSOE, ha visto recompensados sus esfuerzos para formar un gobierno al margen del PP, dentro de una sociedad muy escorada a la derecha, por mucho que las estúpidas tablas de autodefinición ideológica digan que la mayoría de la población española se sitúa en el centro-izquierda ¿Qué coño es el centro izquierda y qué coño es en medio de la más grave agresión a la clase trabajadora en una sociedad en la que hasta un peón albañil se cree que es clase media? A una sociedad conservadora un tipo como Sánchez y un partido como el PSOE no les cae tan mal como algunos creen. El problema lo tienen quienes confunden sus deseos con el análisis correcto de la realidad.

Si embargo, el PSOE tiene un gravísimo problema para convencer a la mayoría de la sociedad española de que es una alternativa de gobierno. Y no precisamente porque la sociedad española le considere a su izquierda sino porque aún está muy presente en la mente de muchos que Zapatero fue el primer recortador de derechos laborales y una especie de capitán borracho del Titanic y porque en todo este tiempo, además de aparecer más concursantes políticos que fragmentaban su suelo histórico, se ha demostrado incapaz de girar desde el social-liberalismo a la socialdemocracia. El primero está ya muy concurrido tanto por Ciudadanos como por Podemos, al que la socialdemocracia le queda a trasmano.

Ciudadanos ha envejecido en muy poco tiempo. Se ha llenado de grandes y pequeñas miserias y corrupciones que contradicen mucho la pretendida transparencia y regeneración de la que alardeaba este partido. Se le ha visto con frecuencia el pelo de la dehesa derechista y se ha rebelado como un gran granero en el que guardar parte de los votos al PP que ahora empiezan a volver.

Unidos Podemos ha descubierto que el “sorpasso” se queda en sorpresa -saludos, Anguita- donde la sopa de siglas que hace meses se rechazó y luego se aceptó, sin explicar el porqué, se ha dado un batacazo de órdago.

Cuando hace días Rajoy dijo aquello de "Pablo Iglesias cambia mucho. Incluso el otro día dijo que era socialdemócrata y enfadó a Pedro Sánchez; a mí, mientras no se haga democristiano, estoy tranquilo"-él, que aplica la máxima de “en tiempos de tribulación no hacer mudanza”, de Ignacio de Loyola- comprendí inmediatamente que gran parte de los votantes españoles debían tener esa misma imagen de Podemos.

La sociedad respeta mucho la coherencia personal y de los partidos. No digo que los vote pero sí que la aprecia. Lo que no respeta es a los políticos y los partidos veleta que pasan de afirmarse un día comunistas a otro “socialdemócratas como Marx y Engels”, hablar luego de que hay un lado peronista en Podemos o acabar admitiendo que hay un hilo entre Marine Le Pen y Podemos. Al final, los partidos todoterreno, las errejonadas de los “significantes vacíos” para hacer ensaladas ideológicas transversales e “inclusivas” acaban dando como consecuencia un sindios que produce un mosqueo del 15.

Si a ello le unes a una IU convertida en la querida de Podemos, con unos dirigentes saltimbanquis, incluido el de "Me va a costar votar, pero lo haré porque aunque vayas quinto, tú sigues siendo mi candidato" (Cayo Lara) y unas bases disciplinadas para seguir a unos dirigentes aventureros y sin escrúpulo ideológico alguno, el resultado es que los votantes tradicionales de IU no les siguen, una parte de los votantes anticomunistas (la mayoría) de Podemos no entiende el apaño y la pretendida “suma que multiplica” se convierte en una resta con vocación de división. Resultado: hostión (con HACHE. Ostia es un puerto de la antigua Roma y también una ostra) inesperado por inflación de encuesta preelectoral.

Los cuchillos se afilan en Podemos y en IU. Habrá cruce de navajas, y no por una mujer, que decía Mecano, sino porque las expectativas de los grandes “strategos” Carolina Bescansa y Errejón se han demostrado absolutamente catastróficas. Cuando la ausencia de ideología se sustituye por corazones, ilusión y sonrisas lo que ocurre es que, al primer batacazo, todo se vuelve descorazonamiento, caras largas y de circunstancias de los dirigentes y lágrimas de los cheerleaders y ciberactivistas, que no militantes, como pudimos ver anoche en los televisores.

No sé si habrá dimisiones o no en IU y en Podemos. Algunos llevan el culo pegado a sus sillones con Loctite reforzado. Pero sí sé que habrá “noche de los cuchillos largos” en esos grupos porque las ambiciones frustradas, las deudas con los bancos de IU, los callos pisados, las venganzas esperando su hora, los agravios infringidos dentro de las respectivas casas políticas, nunca encontrarán mejor momento para materializarse.

Dado que sus dirigentes y la gran mayoría de sus bases son pequeñoburgueses en lo ideológico temo que la próxima propuesta de revisión de los “significantes vacíos” les lleve a exacerbar su patriotismo y sus simpatías por el capitalismo nacional hasta pegarle una pasada por la derecha al propio PP. Eso sí, con la bendición de Bergoglio

Los comunistas y la abstención
Mi impresión es que la inmensa mayoría de los comunistas no hemos ido a votar y ello por varias razones:
  • La primera de ellas por una reacción a flor de piel: el asco físico al circo mediático y al supermercado electoral de los 4 partidos defensores del orden capitalista.
  • La segunda porque no nos hemos reconocido programáticamente en las principales opciones políticas tan ajenas a la dolorosa situación vital de gran parte de la clase trabajadora, machacada por la crisis capitalista y las recetas del PSOE primero y luego del PP. En lugar de ello hemos visto a un Unidos Podemos practicando el anticomunismo y renunciando incluso a una política socialdemócrata (sólo los ignorantes llaman socialdemócrata al PSOE, cuando la socialdemocracia era IU en su época más digna).
  • El tercero porque hemos llegado a la conclusión de que “gobierne quien gobierne” hará la política que le marque el capital europeo y sus brazos armados, la UE y el FMI.
  • El cuarto, y el más importante porque, en el momento actual en el que los gobiernos y los parlamentos han demostrado no tener la más mínima apariencia de autonomía respecto al capitalismo, hemos llegado a la conclusión de que incluso votar opciones comunistas no resuelve, sino que pospone, el principal problema que tenemos los marxistas: la necesidad de crear organización, hacer lucha ideológica inteligente y reconstruir el combate político y social que ha dejado vacías las calles y ha desplazado fuera de escena la cuestión principal, el antagonismo capital-trabajo y la lucha de clases que los capitalistas no han perdido de vista sino que han reafirmado durante este período de crisis de su sistema. En un tiempo en que las fuerzas de los comunistas son muy escasas, atomizadas y dispersas y que al sujeto político se le ha amordazado la voz, nuestras pocas fuerzas deben ir destinadas a lograr dichos objetivos. Una campaña electoral no da visibilidad alguna a una opción sin representación, o tan mínima para el esfuerzo que requiere y las tareas que pospone a cualquier organización extraparlamentaria, que es absolutamente equivocado plantear ese tipo de batalla. El paso de los 26.254 (0,11%) de las elecciones del 20D de 2015 a los 26.546 (0,11%) en las del 26J de 2016 demuestra que la estrategia del PCPE de darse impulso electoral, recogiendo el voto de los sectores comunistas de la antigua IU, es absolutamente equivocada. Tensar el músculo de la militancia para obtener tan magros resultados, en lugar de exteriorizar absolutamente a la organización e ir creando poder popular, sólo consolida la repetición de los errores, a pesar de que las propias tesis del X Congreso del PCPE inclinaban a una insuficiente pero necesaria autocrítica por la interiorización de este partido y su limitada conexión con las masas. El resultado de volcarse en una campaña, que quita energías para recuperar la calle, no ha sido dar más visibilidad a su partido sino evidenciar la debilidad de las organizaciones comunistas, lo que debiera conllevar una segunda autocrítica.
Con esa abstención, aunque su notable incremento no es sólo nuestro ni mucho menos, los comunistas hemos logrado varias cosas:
  • La primera, evidenciar que existimos y que el rey (Unidos Podemos) estaba desnudo.
  • La segunda, no caer en el “cretinismo parlamentario” del que hablaron en su día tanto Marx, como Engels y Lenin, especialmente en tiempos en los que los parlamentos y los gobiernos nacionales deciden nada que no venga de Bruselas. No se trata de caer en el antiparlamentarismo por el antiparlamentarismo sino de tener claro prioridades y momentos en los que tiene sentido compaginar este ámbito con el principal de la lucha política en las empresas y en los barrios y cuándo no lo tiene.
  • La tercera, reconocernos como un grupo que, aunque huérfano de un fuerte partido de nuestra clase, no traga con el gatopardismo de los minireformistas títeres del capital. Construir organización unitaria de comunistas con partido y sin partido donde podamos trabajar juntos, debatir, elaborar teoría marxista, formarnos y reconstruir militancia y conciencia de clase es un desafío que los militantes del Espacio de Encuentro Comunista nos hemos impuesto. Sin dogmatismos y sin exclusiones. Será una labor muy larga, dura, callada y paciente pero no hay otro camino si queremos romper la rueda del tiempo que desde hace tanto conduce a nuestra clase a la casilla de salida. 

14 de mayo de 2016

ANGUITA, ¡LA PASTILLITA!

Por Marat

Soy de los que pega patinazos gloriosos. Con él pegué uno antológico. Fui uno de los delegados de Madrid al XII Congreso del PCE y, aunque en este partido el voto por delegación no era algo inflexible (los elegidos por un territorio no tenían porqué llevar una posición en bloque), al menos en mi época, en ningún momento oculté que apostaba por él como Secretario General del PCE.

Me reservo para mí lo que en ese congreso vi y cuánto me enseño, a mis 26 años, sobre las pequeñeces de la política.

Mi primer contacto personal con Julio Anguita, en la Puerta del Sol -faltaba mucho para lo de las manitas- me hizo caer los palos del sombrajo y me demostró que, si no tonto con avaricia, yo era un ingenuo de marca mayor.

El PCE tenía ya por entonces una pirámide de edad de su militancia muy envejecida y Anguita, como todo político vendecrecepelos -todos los “buscavotos”-, quería darse un baño de masas juvenil repartiendo octavillas, como presentación callejera ante “el pueblo soberano”, como le gustaba decir.

En un momento del reparto se dirigió a mí y me dijo, clavando su pupila en mi pupila, “Fíjate. Me piden autógrafos. Como si fuera Jesucristo”, seguramente tomándome por más gilipollas de lo que era. Es decir, un tío que ha sido Alcalde de Córdoba, por mucho que la ciudad sea pequeña y el edil sea un tanto vecino, ¿no está acostumbrado a las manifestaciones de admiración popular? Aquello, para alguien que siempre le ha asqueado el culto a la personalidad de dirigentes, líderes y lidercillos, me produjo una decepción infinita mezclada con una sensación de que estaba ante alguien con un ego estomagante. 

Por entonces yo ya había leído aquello del esclavo que iba tras los desfiles de César diciéndole lo de “respice post te, hominem te esse memento” (“Mira hacia atrás y recuerda que sólo eres un hombre”). Unos años después, su mesianismo de chiflado narcisista ("Hay que llevar a don Quijote a los Presupuestos Generales del Estado". Y a ti al manicomio, majo), junto con el hartazgo por las broncas internas que había vivido desde 1976, me condujeron marcharme en silencio.

Luego ya tuvo piezas inigualables como aquella, recién elegido candidato de IU a las elecciones generales de 1986, que aunque la sacó de su postración electoral, no era precisamente como para afirmar “me siento psicológicamente presidente de gobierno”
Fue entonces cuando el periodista Fernando Poblet, de RNE, dijo en su programa libre y anárquico “Las mil y una”, dentro de su aguijoneante sección “Prensa hidráulica”, aquello de “con Anguita se cumple la máxima de que un interesante político local llega a Madrid y un extraño hechizo de la capital hace que se comporte como un gañán”.

Tampoco se quedó manco Anguita cuando dijo "Soy inmune al desaliento, cómo los antiguos falangistas antes de ser corrompidos por Franco, con quien coincido además en la reforma agraria y en la nacionalización de la banca". Lo de la querencia por la Falange le venía de muy lejos, tanto que de joven recibió el premio José Antonio Primo de Rivera por un texto hagiográfico sobre el personaje. Él mismo admite que en su juventud vistió la camisa azul mahón.

A partir de ahí la cosa fue a peor, a pesar de que su carisma aún lograse tiempos dulces para su formación política (1993 y 1996 que, aún así, no le permitieron a IU quitarse de encima la maldición de no ser capaz de romper el límite de los 23 diputados logrados por el PCE en 1979). Difícil embate para una Izquierda Unida que quería hacer del sorpasso al PSOE su objetivo y que, retóricas aparte sobre el famoso hilo rojo anguitiano, fiaba su proyecto al triunfo electoral.

Llegaría por esa época su jugueteo con Pedro Jota Ramírez. No hablo de ninguna pinza. El PSOE se la habría ganado a pulso, si la hubiese habido. Digo que si EL PAÍS te niega el pan y la sal, se construye poder por la base, pero no te entregas a la derechuza mediática más reaccionaria.

Eran tiempos en los que Anguita soltaba perlas del tipo “Algún día el alma inmortal del PCE transmigrará en IU”, mientras parecía levitar a dos palmos del suelo. Profética frase: hoy el PCE e IU, escoltados por sus direcciones, transmigran en Podemos. Pero de alma inmortal nada. Los han matado desde el reformismo y el oportunismo más zafios.

Su mejor acierto fue la posición que abanderó contra el Acuerdo de Maastricht, origen de de la Europa de contención del déficit que hoy tenemos, más allá e independientemente de la crisis capitalista actual. Bien porque se adelantó a su tiempo, bien porque IU no supo transmitir el significado real de lo que se nos venía encima, fue un potencial de lucha no explotado por esta organización.

Luego la crisis de los social-liberales de Nueva Izquierda (toda involución ideológica tiende a reivindicar la palabra “nuev@”), que tuvo como una de sus coartadas precisamente la diferencia de posiciones respecto a Maastricht, de la que él no fue responsable, sino los propios liquidadores en su camino hacia el PSOE y sus sucesivos infartos que le dejarían fuera de combate como Coordinador General de IU. Ese fue un momento que Paco Frutos aprovechó para demostrar, una vez más, una de tantas, su soberana incompetencia; esta vez en su función de sustituto a la candidatura de Presidente del Gobierno (2.000), pactando a lo Garzón, con Joaquín Almunia (PSOE) y llevando a IU a un fracaso electoral estrepitoso (8 diputados). Otros vinieron que hicieron bueno a Paco Frutos, ¡eh Garzón! (2015, 2 diputados). 

A Anguita su retirada tras el infarto no le sentó bien. En lugar de aprovechar su retiro de la primera línea de la política para estar callado, por "no despejar las dudas definitivamente", que decía Groucho, y aprender un poco de humildad, fue cuando empezó con aquello de la gran importancia de la Constitución y los Derechos Humanos, cuestiones de las que enseguida hablaremos.

Quizá por su pasado profesional como pedagogo, quizá por su extraordinario ego, le pasó lo que al “maestro Siruela (no ciruela), que no sabía leer y puso escuela”. Negar que tras su ampulosidad retórica haya una cierta pátina de erudición sería estúpido por injusto -otra cosa muy distinta es que sepa de verdad de qué habla, que es lo que hace al culto- pero a partir de entonces, y quizá por la falta de organización que le respaldase, quedó patente que Anguita era uno de esos con mucho empaque y poco fondo.

Sus grandes “aportaciones teóricas” vinieron después de dejar sus cargos en IU y en el PCE

La primera de ellas fue la idea de que “cumplir la Constitución” era revolucionario, precisamente de una Constitución que consagraba la economía capitalista, la Monarquía y “la unidad indisoluble de la nación española”. Para Anguita la parte de derechos sociales de la Constitución (trabajo, vivienda, sanidad, educación, pensiones,…) era la base de su potencial “revolucionario”.

Volvamos a la cuestión de ser erudito o culto. Si Anguita tuviera suficiente cultura política sabría que en una Constitución hay artículos imperativos (les acabo de citar tres) y otros que son potestativos. Es decir, que están ahí para hacer bonito y pasárselos por...Salvo que el señor Anguita sea un cínico y un demagogo peronista como su amigo Pablo Iglesias, al que no hace mucho comparó con Lenin ("Pablo Iglesias es un sabio adaptador de Lenin a las circunstancias actuales"). Hace poco, como se da cuenta, de que le hacen poco caso, por no decir menos que el lobo a la zanahoria, ha vuelto con la matraca constitucional: "Muchos rojos imbéciles hablan de cambiarla. No, tío, primero cumple esta y luego la cambiamos" Dí que sí, campeón, haciendo amigos.

Pero para demagogia, la perla que acaba de regalar al mundo. En pleno estado de “delírium trémens”, ha comparado al también militante OTANista de Podemos, hombre de confianza de Washington, según reveló Wikileaks, y ex JUJEM con Zapatero, con el comandante Chávez. Interrogado sobre la negativa de la dirección de IU Almería de que Julio Rodríguez fuese en la lista común con Podemos, respondió: "También hay militares de izquierdas, como Chávez" y se quedó, como siempre que suelta una de sus necedades, más ancho que largo.

Otra aportación anguitiana es considerar que con el cumplimiento de los derechos humanos se cambia radicalmente el mundo: "Yo, que soy comunista, hace tiempo renuncié a plantear el comunismo como alternativa o el socialismo, porque eso no llega a la gente. A la gente sí le llega un derecho humano". Aquí entramos ya no en la erudición vs. cultura sino directamente en la burrície. 

Además de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es puramente potestativa, salvo en los artículos que a USA le interese exigir a otros países, mientras los viola ella misma, es que Anguita olvida lo principal: que aunque el articulado de dicha declaración consagra derechos sociales (consecuencia del pacto entre los aliados tras la II G.M., entre los que la URSS era claramente la potencia que derrotó al nazismo, a la que era inevitable conceder un reconocimiento en lo “social”), lo cierto es que el componente económico de esta “constitución universal” deja claro qué sistema consagra:

Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad

¿Quién define qué es arbitrario? ¿La expropiación sin indemnización de los medios de producción en un proceso revolucionario lo sería?

A pocas entendederas que se tenga, se comprende fácilmente que la consagración del capitalismo como sistema económico basado en la lógica del beneficio y la acumulación, es la causa principal por la que los derechos sociales se convierten en puramente potestativos. Y ya no les digo en épocas de crisis capitalista y trasferencia a cascoporro de las rentas del trabajo al capital.

La tercera aportación teórica del gran Julio, quizá la más relevante de todas ellas, por su riqueza paradigmática, plagada de "significantes vacíos" a rellenar -doy las gracias a Laclau (de forma póstuma) y a su monaguillo Errejón por tamaña boutade- con lo que a usted le salga del níspero, fue la siguiente:

"Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha. Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierdas. Votad al honrado, al ladrón no lo votéis aunque tenga la hoz y el martillo."

Este tipo de argumentos, válidos para cuñados en cenas de Navidad son, además de rastreros y fascistas, de una simpleza desgarradora. Veamos:

a) Admitir a un sujeto de extrema derecha como modelo a votar porque es “honrado” es burlarse del sufrimiento humano causado por los 40 años de fascismo en España o del carácter intrínsecamente perverso y asesino del nazismo. No me sorprende este tipo de argumentaciones en alguien que fue falangista en su juventud. Me sorprende mucho más, aunque no hasta el punto de hacerme caer de espaldas, que este señor llegase a ser secretario general del PCE, Coordinador General de IU y candidato por esta coalición a la Presidencia del Gobierno. Y digo que no me hace caer de espaldas porque IU siempre fue socialdémócrata, lo mismo que el PCE desde 1956 (“política de reconciliación nacional”).

b) El comunista que es ladrón no es comunista, por mucha hoz y martillo que se ponga, porque demuestra no ser coherente con sus supuestos principios, contrarios a la apropiación privada de lo público, que es de lo que está hablando el señor Anguita.

c) Sitúa a Anguita, en la práctica, en la creencia de que las urnas son el camino para cambiar el mundo y a la honradez como una cuestión personal y no cómo algo que tiene que ver con la “acumulación (capitalista) por desposesión” de la que habla Harvey y que explica las razones profundas de los procesos de de privatización no sólo de servicios sino también de funciones que hacía en el pasado la administración y que hoy subcontrata a empresas privadas. Busquen aquí las causas de la mayor parte de la corrupción institucional, y en el carácter de clase del Estado, y déjense de atender a la moralina de charcutero del señor Anguita.

La mayor parte de estás “anguitadas” de don Julio pertenecen a la época en la que, no pudiendo vivir sin practicar el mangoneo y el liderazgo, creó el Colectivo Prometeo (un guiño la pedantería de su frase “la izquierda disputa a dios la capacidad de crear”, en línea con Prometeo que robó el fuego sagrado a los dioses para dárselo a los hombres).

De ahí arrancaría el Frente Cívico Somos Mayoría, conocido como Frente Cívico, y uno de cuyos fines era expandir el ciudadanismo y la transversalidad, no sólo social sino también ideológica, al estilo del 15M, para lo que contó con la inestimable colaboración de personajes como el cómico Juan Carlos Monedero (el de “Podemos es una maquina de amor”, el tránsfuga intrigante Manuel Monereo y otros tan turbios y de extraños tránsitos políticos, que no ideológicos, como el nazi Jorge Verstrynge, hoy en Podemos. Verstrynge, ex asesor de Paco Frutos, admirador de Marine Le Pen, como él mismo ha confesado (escúchenle en este vídeo a partir del minuto 12:43), escribió un informe en 2008 sobre inmigración donde además de regarlo de absurdeces (y quién sabe de qué cosas más) mostró su lado más abiertamente racista.


No sé a ustedes pero a mí me ha hastiado demasiado hablar tanto de este personaje y sus “anguitadas” o “anguiteces” y sólo me queda decirle “Anguita, ¡la pastilla!”

30 de diciembre de 2015

"HACER UN VAROUFAKIS", EL REGALO POLÍTICO DE ESTAS NAVIDADES

Por Marat

A Yanis Varoufakis ya pocos le recuerdan. Entre la socialdemocracia realmente existente -parece inútil recordar al personal que la socialdemocracia ya no la representan los PPSS, puesto que se han reconvertido desde los 90 en social-liberales, sino los excomunistas, con o sin cambio de nombre, y el populismo “ni de izquierdas ni de derechas”- se ha extendido una suerte de Alzheimer selectivo que le ha llevado a olvidar a todo lo que tenga que ver con Syriza y hasta con Grecia.

Muy lejos, aunque muy cerca en el tiempo, quedan los actos conjuntos entre miembros de IU y de Podemos con su homólogo griego y los abrazos con Tsipras y otros dirigentes del partido del oxi (no) transformado en nai (sí) a los dictámenes del capital europeo. Esta amnesia es tan profunda como la desvergüenza y cinismo de dirigentes y gran parte de las bases de ambas franquicias españolas respecto al que consideraban su gran referente europeo. Pasaron del amor a la indiferencia sin autocrítica alguna respecto a porqué habían instituido a Syriza en su modelo político en un pispás (“Es tan breve el amor y tan largo el olvido”. Pablo Neruda). A Varoufakis intentaron estirarle unas semanas más como héroe resistente y rebelde con causa tras la caudicación de su partido y del gobierno del que formaba parte hasta entonces, simplemente por su postureo como “enfant terrible” para la hinchada y por haber dimitido como Ministro de Finanzas griego; dimisión que fue en realidad un cese fulminante ejecutado por su amigo Alexis Tsipras para corroborar que el orden reinaba en Berlín y mucho más en Atenas.

Pero Varoufakis no era un héroe. Sólo un bufón en manos de un monigote, Tsipras, al que el capital manejó a su antojo incluso antes de ganar las elecciones, cosa que muy pocos han querido saber en todo este tiempo.

Poco antes de sus horas amargas, tuvo cierto éxito una expresión: “hacer un Varoufakis”. Para cada uno de quienes han empleado esta expresión significa algo distinto. Y es lógico que así sea, en la medida en que uno acomoda los conceptos a su propia ideología.

Para ciertas personas de derecha, “hacer un Varoufakis” es insultar a quienes pueden prestarte el dinero que necesitas y luego pedírselo. Para cierta “progresía” es dimitir, vulgarmente “darse el piro” y hacerlo con elegancia. Para mí es puro postureo. Vestirse de Leónidas el espartano para comportarse finalmente como Arquíloco, el poeta soldado:

Un sayo ostenta hoy el brillante escudo
que abandoné a pesar mío junto a un florecido arbusto.
Pero salvé la vida. ¿Qué me interesa ese escudo?
Peor para él. Uno mejor me consigo”

Ya nadie reivindica a Varoufakis, como tampoco a Tsipras o Syriza, salvo los necios.

Pero Varoufakis se resiste a ser olvidado. Como les sucede a otros antiguos protagonistas -Aznar, González, Blair,…-, Varoufakis quiere sacar la cabeza de la ingrata losa con la que le ha cubierto la historia como, por otra parte, les sucede a casi todos los que ayer fueron alumbrados por los focos de la mercadería política, atentos ahora a otros productos y marcas personales.

Varoufakis se ha descolgado apenas hace dos semanas con una propuesta de “red o movimiento progresista europeo” que democratice Bruselas.

Afirma el ex Ministro griego que “hay que meter a la gente que desprecia la democracia bajo control de los ciudadanos”. Y en línea con las tonterías que nos suelen regalar en España Iglesias o Errejón añadió: "es mejor prender una pequeña vela que maldecir la oscuridad".

Para el gran falsario Varoufakis el mal no está en el capitalismo que se apropia de lo público, destruye las conquistas históricas de la clase trabajadora, empobrece a millones de personas y establece una nueva forma de acumulación por desposesión.

Para los charlatanes y farsantes como Varoufakis o Iglesias el origen del dolor social no tiene que ver con una formación social y económica concreta que refleja una estructura de clases profundamente desigual, la cual en las crisis capitalistas se desvela con toda su crudeza.

Para lo que están donde les han colocado sus amos -sólo los majaderos y los ignorantes creen que los políticos alcanzan un lugar concreto mediante el sufragio- es para señalar al espantajo institucional (euro, Banco Central, Troika, Eurogrupo o lo que toque en cada momento) y escamotear de la vista pública al poder real: el de las grandes corporaciones industriales y financieras capitalistas que dictan las políticas generales.

Por eso este tipo de mamarrachos hablan de déficit democrático europeo. “Odian la democracia, la tratan con menosprecio” dice el curilla Varoufakis, refiriéndose a las instituciones de la UE. Pretende este sujeto que todos ignoremos el carácter profundamente oligárquico de origen de la democracia, sí, de la ateniense, la primera. ¿Acaso votaban los ilotas (esclavos) o los metecos (extranjeros) en Atenas? ¿Acaso no eran una minoría, ciudadanos atenienses, libres y con propiedades quienes votaban y eran elegidos? La democracia desde entonces a hoy es la democracia de una clase, por mucho que ahora el derecho de sufragio sea universal (no para la mayoría de los extranjeros en un país) y para una clase. ¿Qué dicen al respecto la gran mayoría de los partidos con representación parlamentaria? Que representan el interés general, a todos los ciudadanos. Aludían Marx y Engels en “La ideología alemana” a esa tendencia a disfrazar de colectivo lo particular al señalar “la forma tergiversada bajo la que la beata e hipócrita ideología del burgués proclama sus intereses propios y específicos como intereses generales”.

Y es que, en el fondo, Varoufakis no engaña, o sólo a lo hace a los que quieren ser engañados: “Los problemas y las luchas de los europeos son tan comunes que se puede crear una identidad paneuropea. Si no lo hacemos, la UE se romperá. Somos la mejor oportunidad para que la UE sobreviva”. Lo dejó claro este autodefinido como “marxista errático”, en el fondo un neokeynesiano que pide para la UE un nuevo New Deal, cuando afirmó aquello de "La cuestión que concierne a los radicales es esta: ¿deberíamos darle la bienvenida a esta crisis del capitalismo europeo como una oportunidad para reemplazarlo por un mejor sistema? ¿o deberíamos estar preocupados respecto a como embarcarnos en una campaña para estabilizar al capitalismo europeo?". Y por si había dudas sobre el sentido de la respuesta a tal disyuntiva, se respondió a sí mismo: "Para mí, la respuesta es clara: Es menos probable que la crisis europea de a luz a una mejor alternativa al capitalismo a que desate peligrosamente fuerzas regresivas que tienen la capacidad de ocasionar un baño de sangre humanitario, al mismo tiempo que extinguen las esperanzas de movimientos progresivos para las generaciones futuras." En román paladino, para que no venga algo peor, apuntalemos a este capitalismo. Por si alguno de ustedes creen que no es esa la intención que subyace bajo sus palabras, el ex Ministro se empeña en que se le entienda de modo suficientemente claro, para que no haya duda alguna respecto a lo que quería decir: "defender a un repugnante capitalismo europeo cuya implosión, a pesar de sus muchos males, debe ser evitada a toda costa". Algo así como qué asco me da usted pero me sacrificaré y le haré todo lo que me pida y algún extra de regalito. De ahí su obsesión con salvar sus instituciones europeas: la UE, la unión de los mercaderes del capital.

Eso son hoy los Varoufakis, los Tsipras, los Iglesias, los Errejones, los cantamañanas como Monedero, títeres de refresco del capital ante otras opciones ya quemadas. Y lo mismo cabe decir de los grupos -IU/UP- que plantean la posibilidad de la salida del euro pero no de la UE, como si ambos no representasen exactamente lo mismo.

Por extensión, en nuestra realidad nacional hay muchos otros casos que ejemplifican bien lo que es “hacer un Varoufakis”.

Es “hacer un Varoufakis” reunirse en campaña de las generales, como hicieron los concejales podemitas de Ahora Madrid, con los trabajadores en lucha de Coca-Cola de Fuenlabrada, con los cuáles la marca se ha negado a cumplir las obligaciones a las que estaba obligada por resolución judicial, permitir luego el ayuntamiento podemita madrileño la colocación del obsceno árbol navideño de la misma marca y responder, ante las críticas de dichos trabajadores, de manera infame, mentirosa y desvergonzada que creían que el conflicto ya se había resuelto, cuando al visitarlos sabían que no era así.



Hacer un Varoufakis” es que la señora Carmena dijese al poco tiempo de tomar posesión como alcaldesa de Madrid que se planteaba remunicipalizar la limpieza viaria, salir luego con el globo sonda de encargar dichas tareas a diversos colectivos de mujeres, mantener después los acuerdos del PP de Ana Botella con las empresas concesionarias privadas del servicio de limpiezas, proponer un servicio social de trabajo universitario para que esos jóvenes ayuden a limpiar la ciudad, con el consiguiente ahorro de puestos de trabajo, para, finalmente, acabar sorprendiéndose ante un ERTE de OHL y Valoriza-Sacyr, dos de las empresas concesionarias de la limpieza municipal, que suspenderá temporalmente de empleo a 300 trabajadores. La firmeza de la Tierna Carmena ya la conocemos: concesiva y claudicante de manera absoluta con el capital y flexible hasta la nausea con el dolor de los trabajadores.

Hacer un Varoufakis” es presentarse como alguien que quiere hacer desde el ayuntamiento políticas de igualdad y acabar practicando la caridad de la iglesia católica invitando a cenar el día de Nochebuena a unos 200 indigentes con la ONG Mensajeros de la Paz, como ha hecho la señora Manuela Carmena, al igual que antes hacía su predecesora Ana Botella del PP. Ni a socialdemócrata llega la primera, pues son políticas socialdemócratas las que intentan disminuir las desigualdades sociales desde una cierta “justicia reparadora” frente al humillante “siente un pobre a su mesa en Navidad” o, peor aún, vaya a acompañarle un rato a cenar que, luego cuando acabe de hacerlo, ya sabe él cuál es su sitio: la fría noche de la calle o el triste y humillante albergue.

Hacer un Varoufakis” es plantear en campaña que no se cedería ante los intereses especulativos de desarrollos urbanísticos como la “Operación Chamartín” para luego ir modulando el discurso desde el “así no” hasta el “queremos trasladarle nuestra voluntad de desatascar la operación. Fomento debe trabajar de la mano con el Ayuntamiento en las cosas discutibles del proyecto, la cifra de edificabilidad total del ámbito y el coste de las infraestructuras, en el que el Ministerio tiene mucho que decir” en palabras del Concejal de Desarrollo Urbano “Sostenible” (las palabras lo aguantan todo), el señor don Ladrillo José Manuel Calvo (de Ahora Madrid).

Por en medio quedan las fotos de Manuela Carmena retratándose del bracete de Cristina Cifuentes, tras comer juntas y “acabar” con desacuerdos Comunidad de Madrid-Ayuntamiento o de la señora Carmena en el palco del Real Madrid con el gran especulador inmobiliario y del ladrillo Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid, del grupo constructor ACS y comprador de políticos en cada temporada.


Resuelta la cuestión legal que impedía la edificabilidad de viviendas en más de tres alturas por el PP de la Comunidad de Madrid, al derogar la anterior Ley del Suelo, unos días después del amigable paseo de las dos madres de la patria madrileña, ya sólo quedan detalles menores por parte de los podemitas municipales, como la propuesta de que se construya un menor número de viviendas dentro del proyecto-pelotazo “Operación Chamartín”. Eso sí, Ramón Espinar hijo de un padre corrupto y tarjeta-black del PSOE, pudo tirarse el rollo en el Parlamento Autónomo de que “se va a mercadear en grandes operaciones como Chamartín o Mahou-Calderón porque una parcela con una edificabilidad de ocho o diez alturas vale mucho más que una de tres alturas”. En cada institución dicen una cosa opuesta para consumo de forofos del partido de los círculos y de su adorada alcaldesa. Quiero recordar que sobre la eventualidad de que la señora Carmena y su ejército de ediles saltimbanqui-podemitas se apuntaran al pelotazo de la Operación Chamartín ya escribí hace 6 meses. La evolución de los acontecimientos parece darme la razón.  

Hacer un Varoufakis” es ir de empresario de la comunicación progre-trotsko-podemita, como el señor Roures (sí, el de Público y La Sexta, las sedes oficiosas de Podemos) o como la señora Ada Colau, alcaldesa en cuya ciudad continúan los desahucios pero ahora con sordina, que decía que los derechos de las personas deben estar por encima de los intereses económicos particulares, lo que en su boca era una mentira indecente, al defender la dación en pago, y acabar siendo ambos socios circunstanciales en una operación especulativo-urbanística con el intento de venta en Noviembre pasado del edificio Imagina de Barcelona (70% del edificio es propiedad de Imagina Media Audiovisual, 30% restante es del Ayuntamiento). De haberse consumado, el pelotazo hubiera significado un montante de 30 millones de euros, a repartir como buenos socios. Habrá segundo intento.

Por cierto, “hacer un Varoufakis” por parte del señor Roures es ir de empresario progresista y ser un moroso que debe a Hacienda a través de Mediapubli, la antigua editora de Público, 1.622.516,62 euros. Eso sin contar el dinero que aún adeuda a los antiguos trabajadores del panfleto digital.

No sé si finalmente Pablo Iglesias hará un Varofakis con su propuesta de referéndum para Cataluña -¿sólo para Cataluña? ¿Por qué no también para Euskadi y Galicia? ¿Acaso no hay allí fuerzas soberanistas?- pero, de momento, ya ha anunciado que su prioridad es la Ley 25 de emergencia social, a sabiendas de que sin la derogación del artículo 135 de la Constitución y muy especialmente de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (LOEPFS), cuyo contenido está vinculado directamente al Pacto Fiscal Europeo, es otro brindis al sol en línea con el programa económico podemita. Y esa derogación no se producirá porque Bruselas ya le ha dicho que alegrías económicas ninguna. ¿Acaso alguien es tan cínico de afirmar que Iglesias haría algo distinto a Tsipras? El propio Iglesias ya aclaró hace tiempo que Syriza hizo lo único que se podía hacer. Y remachó: "Cuando en política no tienes poder, no tienes nada, porque no cuentan las razones", y "un Estado del sur de Europa tiene muy poquito poder".

De momento Iglesias gana tiempo, pone un señuelo, que por la situación económica y social de millones de personas puede que le funcione relativamente bien, por delante del referéndum, la ley de emergencia social y juega a favor de la repetición de unas elecciones en las que sólo el PP y Podemos saldrían beneficiados. Pero para entonces estaríamos ya en Mayo y, bien podría empezar a difuminarse su propuesta de referéndum, no tanto para que le haga perder muchos votos en Cataluña, Euskadi y Galicia pero suficiente para que en la España profunda, una, grande y libre no le castiguen por separatista, como dicen los barones del PSOE. Y es que tuvo un buen maestro en aquel Felipe González del 76 que estaba a favor del derecho de autodeterminación de los pueblos de España y luego acabó por ser un puntal sólido de dicha “unidad patria”.

Por último, “hacer un Varoufakis” es proclamar, como hizo el candidato de IU-UP que Podemos se ha derechizado, que es la UCD actual y que con un partido con esa evolución IU no hubiera buscado la unidad popular, cuando lo intentó con un partido que estaba ya muy derechizado hasta el último minuto antes de iniciarse el cierre de las listas, y acabar planteando la necesidad de recuperar esa misma “unidad popular” al día siguiente de las elecciones. IU acabará integrada en dicho partido, con los dirigentes que acepte Podemos, como el que selecciona con desgana las partes apetecibles de un plato y casi todas sus bases embarcando en el populismo derechizado y sostén del capitalismo. Muchos de los “disidentes” de la actual dirección de IU subirán al barco por la pasarela, como hicieron yendo a votar a tal coalición con el carné en la boca. Pero, eso sí, muy indignados. 

Tranquilos, el día de Reyes todos los votantes giliprogres, de rojos nada, recibirán su juego de mesa “Házle un Varoufakis a la decencia política”.

22 de enero de 2015

¿ZAPIGLESIAS O IGLESZAPA?

Por Marat

Cuentan los gacetilleros que un día de Diciembre de 2014, poco antes de las navidades, la casa del católico José Bono se iluminó por la presencia de tres estrellas de talla mundial que habrían fundido los plomos de la vivienda y de las de toda la ciudad, si las hubiera colocado en el abeto: allí estaban el Champions League José Luis Rodríguez Zapatero, el Clint Eastwood (lo dijo él mismo) Pablo Manuel Iglesias Turrión y el efebo pastorcillo de Belén Íñigo (¡qué nombre de reminiscencias tan jesuíticas!) Errejón-me-faltó-un-papel. 

Desconozco si el encuentro fue comida o cena y si a los postres, tras el consabido Ángelus o Rosario, según horario, oficiados en cualquier caso por el pater Bono y auxiliado por el monaguillo Errejón, hubo o no roscón prenavideño, ese en el que le tocó el haba a Monedero cuando lo probó en casa de Carmen Lomana, acompañado de la pijo-ultra-democrática-y-tolerante jet-set. 

Estoy convencido de que ectoplasmáticamente flotaban en el ambiente las imágenes de Susana Díaz apuñalando sanguinaria pero fraternalmente al “compañero” Pedro Sánchez "el breve", mientras una sonrisa mefistofélica pasaba por el rostro de Zapatero y se reflejaba cual aura de santo sobre la cabeza del miembro numerario del Opus Dei, empresario, terrateniente, ex Presidente del Congreso, ex ministro y ex Presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha, hoy asolada por María Dolores de Cospedal, José Bono. 

¿Quién iba a decirle a Pablo Manuel Iglesias Turrión que un día estaría ante el ídolo de su juventud, ante el campeón del concurso “invente usted nombre para esquivar la palabra crisis”, ante el hombre al que en su tesis doctoral definió como “referente progresista mundial”, quizá inspirado por el ex afilado al PSOE y más tarde “empresario-emprendedor-no-enseño-las-facturas” Juan Carlos Monedero.

Enorme e indescriptible debió ser la emoción que embargara al joven politólogo-como-dice-Carl-Schmitt al ver tan de cerca a su ídolo de juventud. Sin duda el abrazo entre ambos debió ser tan poderoso que bien pudieron fundirse uno y otro, de tal modo que el podemita y Mr artículo 135 de la Constitución acabasen siendo uno solo. 

Dicen que hablaron de todo, de la situación del país, ¡de teoría política! (debe haberse rebajado mucho el nivel de ésta en los últimos años), de economía (Zapatero la aprendió en unas tardes), de América Latina, del euro, según Zapatero y, según Iglesias, de las perspectivas de España, término éste aparentemente más difuso pero que bien podría estar señalando posibles evoluciones futuras de las relaciones entre PSOE y Podemos, cosa ésta que siempre niegan con la boca grande los dirigentes podemitas, mientras con la pequeña acaban diciendo eso de “hombre, si el PSOE cambia mucho y se hace autocrítica...”. No hará falta tanto al día siguiente de las municipales y autonómicas. 

Y es que las sintonías personales son algo que acerca incluso más que unas afinidades políticas, siempre negadas, pero evidentes desde el marco ideológico del reformismo. No obstante en la traslación a los medios de esas simpatías es significativo que Zapatero fuese más mesurado que los dirigentes podemitas. Para el expresidente del gobierno fue “cordial y correcto”  y se preguntaba enfáticamente: "¿Vamos a convertir a Pablo Iglesias en algo diferente de lo que es, un político de este país?". En cualquier caso, de ese encuentro, lo relevante para el señor de las cejas circunflejas era señalar que se toma a su actual secretario general como a Perico de los los Palotes:  "La agenda que tengo cada día no suelo compartirla con Pedro Sánchez". Al chico de la camisa blanca hace tiempo que los pocos barones que quedan y el enorme antiguo aparato del PSOE le tienen más enfilado que Arias Cañete a un chuletón de buey.  

En cambio Iglesias y Errejón se deshicieron en halagos respecto al “referente progresista mundial”. El de Juego de Tronos hablo de “la altura de miras de Zapatero y de Pepe Bono” por tratarles de un modo mucho más acogedor que la dirección del PSOE actual. El más locuaz ha sido Errejón, que últimamente, intentando que todo el mundo se olvide del asuntillo de su beca, habla por los codos. 

Señaló las coincidencias respecto a América Latina: "La verdad es que teníamos posiciones bastante similares", puntualizando además que “Ahí, muchas de las transformaciones están teniendo que construir un Estado y por lo tanto trazar cualquier semejanza con nuestro país sería una cosa absurda en la medida en que en nuestro país hay un Estado ya construido. Y esa es una diferencia que no es de matiz, es central". Esto para la Brunete mediática de la ultraderecha que se empeña en que estos chicos son malvados castro-bolivarianos. Su referente es Dinamarca y, tras la última entrevista de Iglesias en El País, incluso los Estados Unidos y Obama del que pillaron slogan. La extrema derecha mediática y política lo sabe pero mantiene la farsa porque lo que se juega no es el sistema económico, ni siquiera unas medidas más o menos realmente sociales, sino unos cuantos sillones políticos y los de algunos periodistas y medios ligados a ellos.

Insistió el monaguillo becario en que "es un lujo poder intercambiar pareceres sobre cómo han sido las cosas en el pasado reciente, cómo son ahora y las perspectivas hacia adelante" y en que fue una charla “cordial y agradable”. Y es que en palabras suyas "A mí me produjo muy buena impresión. Me pareció una persona honesta. Una persona que tenía pensada las cosas que decía, y que creía las cosas que decía. Y me pareció un buen conversador, informado y respetuoso. La verdad es que da gusto conversar así". Y no se despisten de lo señalado respecto a las "grandes realizaciones" de Zapatero: "El expresidente decía que era lo que tenía que hacer y que no tenía margen. Nosotros le decíamos que sí era posible, que había otro margen. Pero en todo caso teníamos mucha voluntad de escuchar también cómo lo presenta alguien que dice: mira, a mí no me gustaba mucho pero había que hacerlo". Aviso a futuros votantes por si algún día no les cuadran las cuentas a los podemitas.

Se le nota a Errejón el entusiasmo de haber alcanzado unos niveles de relación con “el poder” o con quien pareció representarlo, aunque fuese un mandado del capital y del imperialismo, más elevado que el contacto con jefes de gobierno de América Latina. ¡Menudo líder mundial fue Zapatero!

Si me importase algo que más que una higa me quedaría en la evidente, pero insuficiente como análisis, alianza de civilizados enemigos de la actual dirección del PSOE y en cómo ésta entrevista se realizó en medio de los ataques de la señora Susana Díaz contra su secretario general, así como en la coincidencia de que la difusión del encuentro por el Huffington Post y la entrevista de la SER en el mismo día a Zapatero, dónde se le preguntó por dicha reunión. Es decir, esto aparece cuando la Presidenta de la Junta, modelo de personaje chabacano, tan del estilo de la audiencia de “Sálvame” o de los programas de “tertuliadas” nocturnas de fin de semana de La Sexta, más está arreciando en su cuestionamiento a su secretario general.

Y es muy cierto que al mediocre pero templado Pedro Sánchez le han metido un viaje de no te menees con un encuentro que sería adecuada y oportunamente filtrado a los medios y que en ese golpe estaban interesados tanto sus enemigos internos -según Bono no hay hijos de puta como los del propio partido- como sus rivales externos; los segundos por la desestabilización que le supone al PSOE el cuestionamiento de su secretario general y porque éste les hace frente. 

En los últimos tiempos, siempre lo ha sido, pero últimamente más que nunca, la política nacional se ha convertido en un inmenso estercolero, un lodazal en el que los políticos demuestran ser perdularios de la peor condición, Pedronavajas en barrio de putas, matones de esquina, payasos vocacionales, un patio de Monipodio en el que el tonto sin complejos ni escrúpulos es el rey, maleantes que merecen ser tratados como carne de presidio, imbéciles sin el menor sentido del ridículo, desleales Brutos a su partido y a sus compañeros, vulgares funcionarios del capital que les coloca donde está -solo el ignorante dice que lo hace “el pueblo”, ese villano que vota lo que le dicen que debe votar-. Y de esa condición no hay partido, organización política o coalición que se salve. Eso sin hablar de corrupción económica porque creo que la peor es la de tipo moral, ya que de ella vienen todos los males. Es el signo de una crisis de capitalismo que no es mera crisis económica sino degradación general de los valores mínimamente humanistas, lo que permite medrar al más trepa, al más canalla, al más idiota con soberbia suficiente para pisar fuerte y decir “aquí estoy yo”. El majadero y el sinvergüenza a menudo van de la misma mano. 

Pero con ser todo eso cierto, creo que lo importante es quedarnos con el recado que una y otra parte de la reunión nos ha querido trasladar y con el mensaje que aflora con su filtración a los medios. 

Desde un nacional-católico y cacique como Bono, desde un progre de chichinabo como Zapatero y desde una fontanera como Susana Díaz -que no estaba de físicamente allí pero sí en espíritu- a punto de convocar adelanto electoral en Andalucía, por muchos aspavientos antipodemitas que haga la fontanera se nos está diciendo “con estos chicos se pueda hablar”. Y es que estamos a cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales en la mayoría del territorio del Estado, y posiblemente a menos en Andalucía. Y en cualquier caso los sondeos, manipulados para generar opinión entre el elector sin criterio propio que vota a caballo ganador, pero eficaces en su manipulación le dan malas expectativas al PSOE mientras, curiosamente empiezan a mostrar un despegue de la distancia del PP respecto a Podemos. No tardará Teresa Rodríguez en decir menos tonterías por minuto en su twitter desde el que liga el embarazo de la fontanera, con la demanda de elecciones en Andalucía y con su deseo de sustituirla porque, por mucho que quiera, no será ella la Presidenta de Andalucía sino, en el mejor de los casos la vicepresidenta. Y lo gracioso es que la necedad del votante podemita tragará con ello cuando hasta hace muy poco les decían que bajo ninguna circunstancia pactarían con el PSOE.   

Y tienen razón los Zapatero, Bono y compañía cuando afirman que con estos chicos se puede hablar  porque no son sino una reedición de lo que fue el PSOE en 1977 que, del radicalismo de boquilla -somos los “descamisaos”, decía Guerra- llegó hasta un compromiso con la banca y el gran capital nacional y extranjero que fue asombro sólo para quienes viven en el mundo de las apariencias. Y ese camino que el PSOE hizo en unos años lo está recorriendo Podemos con zancadas de botas de siete leguas en su viaje hacia el extremo-centro. El centro, ese punto imaginario en la política, de falso enunciado. Como si pudiera haber un centro entre un sistema capitalista y otro socialista (eso que los ignorantes llaman llenos de odio cretino “el comunismo”), entre la propiedad individual de las empresas y la propiedad colectiva de las mismas. Si usted no entra en esa cuestión estará siempre en la derecha, extrema, moderada o como quiera llamarla, pero en la derecha, que no es otra cosa que capitalismo, puro y duro o compasivo y de rostro humano, pero capitalismo. 

Me descojono de esos “demócratas” para los que la democracia es hacer más referéndums, votar mucho electrónicamente, algo si cabe más manipulable, como nos han demostrado los propios jefes podemitas, que con urna física y mucha app desde donde se nos pregunta lo que quiere preguntar el que controla la herramienta, pero que no tocan el asunto de la economía desde su base, que no es otro que el de la propiedad. 

Y, desde Podemos, con dicha reunión se estaba enviando un mensaje sobre todo dirigido a esas bases socialistas -su gran caladero de votos- a esos que, si vivieron el franquismo, fueron gente callada y de orden y que, si no lo vivieron, creen que ser de “izquierdas” es no votar PP, algo para muchos de ellos rechazable no tanto por cuestiones económicas -el PSOE ha demostrado tener el mismo modelo de sociedad que el PP con algo más de vaselina- como por cuestiones “estéticas” (la caspa, el talante) y de derechos civiles. A poco liberal en lo político que hubiese sido el PP, muchos de ellos no hubieran tenido empacho en votarle.

Sabe Podemos que su base para ganar unas elecciones está en ese sector que creía ser clase media, satisfecho de la vida y de cómo le iba en ella, conservador en la dinámica social, poco dado a la protesta, si la cosa económica no le afecta, y cuyo modelo de sociedad sea el de capitalismo del bienestar. Si esto último no es ya posible porque el capitalismo ha mutado en su nueva fase ya se irá parcheando políticamente con otro tipo de propuestas y circo. Quien busca su base social en ese tipo de “gente” y la quiere, ante todo como votante, está claro que no es un peligro para ningún poder real y ese mensaje se lo está mandando no sólo a los poderes fácticos y económicos, al reunirse con la derecha civilizada, que representa el PSOE, o sus emisarios informales, sino también a los votantes con los que quiere fraguar su mayoría: “la buena gente de orden”. Esos tontos de los cojones que con mandar a unos cuantos corruptos (políticos siempre claro, no va a ser cosa de morder la mano empresarial que corrompe y que ellos creen que les da de comer) a la cárcel ya han satisfecho sus ansias de justicia social porque lo que a ellos les “indigna” es que lo hayan hecho cuando se estaban realizando recortes sociales, más que los recortes sociales en sí mismos y que las clases sociales beneficiarias de ellos. Pues en eso también les defraudarán los podemitas porque no va a ser cosa de aplicar contra “la casta” unas medidas de justicia que luego, una vez perdido el gobierno, porque nada es eterno, pudieran aplicarles a ellos mismos, que sin llegar a tener todavía un sólo concejal apuntan maneras. La justicia que en ese hipotético gobierno podemita se aplicase iba a venir del esfuerzo particular de un reducido puñado de jueces, exactamente igual que sucede ahora con la metástasis corrupta del PP. 

Estoy convencido de que Pablo Iglesias no hubiera dicho esta vez aquella frase suya de “me siento como una mujer guapa que entra al bar y se encuentra rodeada de babosos”, como tampoco eso de rechazar los encuentros en “despachos cerrados”. Al fin y al cabo no fue en un despacho cerrado sino en casa de Bono, que por arte de magia ha debido dejar de ser “casta”. Cosas de la neocasta.       

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: 
Puede que también el interese: Podemos, nuevo títere del gran capital y de la derecha española más rancia: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/01/podemos-nuevo-titere-del-gran-capital-y.html

"Un nauseabundo olor a cloaca": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/03/un-nauseabundo-olor-cloaca.html