2 de diciembre de 2018

LA REVUELTA DE LOS “CHALECOS AMARILLOS” REFUTA AL SISTEMA POLÍTICO FRANCÉS

Fuente: dprezat. Flickr. París: Rue de Rivoli

Por Marat

Estos días los medios de comunicación españoles cuentan, con calculada medida (no sea que se extienda fuera de Francia, como ha sucedido en Bélgica), la revuelta francesa de los “chalecos amarillos” (“gilets jaunes”). Llama la atención que lo que sucede en Francia, aquí al lado, tenga un tratamiento limitado y tan escaso en explicaciones, más allá de las relativas al efecto de la subida de los carburantes sobre los usuarios y a un intencionado intento de vincularlo al lepenismo.

Sin embargo, apenas he leído contextualizaciones que traten de buscar explicaciones más allá de que Macron sea un presidente liberal, elitista y poco dado a escuchar la voz de la calle y al diálogo y de la ya mencionada subida de los carburantes sobre las clases populares francesas.

Desde el estallido de la crisis capitalista a nivel mundial, Francia ha conocido tres presidentes -Sarkozy, Hollande y Macron- cada uno promotor de políticas más reaccionarias, antipopulares y liberales que el siguiente. Durante estos años los tres presidentes han sido elementos de gran importancia en el mantenimiento del eje germano-francés, que ha sido decisivo en la implantación de las políticas de austeridad y recortes sociales contra las clases trabajadoras en toda la UE y que ha tenido su plasmación en el conjunto de las economías nacionales de la Unión.

En Francia, como en España o Grecia, hubo huelgas generales contra estas políticas pero ello no era obnstáculo para que en Francia y en España, como en Italia, Alemania, los Países Bajos o los nórdicos la izquierda y el sindicalismo mayoritario hayan formado parte del entramado de relaciones que hace años definí como “la corporación”. Es decir, ni la izquierda ni el sindicalismo mayoritario han estado en los últimos 50 años al menos dispuestos a romper los límites del juego político que el Estado capitalista había marcado. En el caso del sindicalismo mayoritario en esos países se ha venido caracterizando desde hace mucho tiempo como un sindicalismo de concertación, o incluso de cogestión de las relaciones sociales de producción capitalistas y no de combate contra el capital. La única excepción de la que puede hablarse en Europa dentro del sindicalismo mayoritario la representa el PAME griego.

Mientras tanto, no ya los partidos autodenominados socialistas o socialdemócratas sino la gran mayoría de sectores de la izquierda excomunista, que incluso tiene el descaro de seguir llamándose comunista, y de la llamada “izquierda alternativa”, fueron abandonando la práctica de clase -el discurso, lo ejerzan o no, importa muy poco si la práctica lo niega- para irse integrando en los cien mil identitarismos posmodernos, negadores de la clase como eje del principal antagonismo, el de capital-trabajo.

En ese vacío es donde surge en las luchas de carácter social el espontaneismo, el rechazo a ser representados en las luchas por organizaciones clásicas, el aparente apoliticismo, que más que apoliticismo es prepolítica y apartidismo, la transversalidad ideológica de movimientos cuya chispa prende a partir de circunstancias, cuestiones y revindicaciones concretas.

Hay quienes han sentido la tentación de establecer comparaciones entre el movimiento de los “chalecos amarillos” y el de los indignados españoles del 15M. Fuera de los elementos de transversalidad ideológica, aparente apoliticismo y surgimiento en las redes sociales nada en lo que se parezcan.

Si el 15M fue principalmente un movimiento nacido de la generación joven de unas clases medias urbanas, fundamentalmente de las grandes ciudades, que veían el fantasma de su proletarización y descenso social, como luego se vio en la composición de sus figuras más relevantes y que hicieron carrera en la política, el movimiento de los chalecos amarillos es ante todo un movimiento de las clases trabajadoras y pequeños autónomos de los barrios dormitorio populares alejados de las grandes ciudades y sus centros y de la Francia agrícola. Personas que utilizan sus vehículos particulares para desplazarse a sus lugares de trabajo porque la red de transporte pública francesa es muy insuficiente para sustituir el uso de medios privados.

Si el 15M nació con un programa en el que en primer lugar destacaban los elementos de tipo político (aquello de la democracia participativa), al que luego se le añadieron los de tipo económico, básicamente referentes a la economía financiera (la banca), a la que se incorporaron ciertos utopismos de la llamada economía colaborativa, que ya sabemos hoy lo que es, el movimiento de los chalecos amarillos ha arrancado con una agresión claramente económica y muy concreta la brutal subida de los carburantes, a la que se ha sumado la llamada ecotasa del gobierno de Macron.

De hecho, Macron se envuelve en la bandera ecologista de parar mediante estas medidas impopulares el cambio climático.

Pero los chalecos amarillos ya no se detienen en la cuestión de la subida de los carburantes. Incorporan todo un temario de propuestas de tipo socioeconómico marcadamente igualitario, como la reversión de los recortes, la mejora de las pensiones, el apoyo a las familias más desfavorecidas, aumento del salario mínimo, fomento del empleo no precario, restablecimiento del impuesto a las grandes fortunas, recuperación de los servicios públicos, jubilación a los 60 años,...Es evidente que se trata de demandas reformistas pero no existen energías revolucionarias que vayan por delante de aquellas y se trata de exigencias que conectan con las necesidades inmediatas de la clase trabajadora francesa, al igual que la de la clase trabajadora de otros países de la UE.

Entramos con esta cuestión de carácter aparentemente solo medioambiental en una temática de la que prácticamente nadie, a derecha e izquierda -¡cuanto se parecen ambas!-, parece interesado en hablar. Que la transición energética de unas energías muy contaminantes y no renovables a otras pretendidamente limpias (ya veremos cuánto lo son y su impacto ecológico en el futuro) y renovables va a golpear fundamentalmente sobre las espaldas de la clase trabajadora, que la llamada sostenibilidad es la gran coartada para sacar de las calzadas a millones de trabajadores que no pueden permitirse comprar un vehículo nuevo (ecológico o no) y del mayor pelotazo económico que pegará el capitalismo en toda su historia. Hasta ahora no estamos viendo prácticamente medidas económicas gubernamentales, ni a derecha ni a izquierda, que ayuden a la clase trabajadora a hacer más llevadera esa transición energética pero no faltan las ayudas de esos mismos gobiernos a sectores como el del automóvil, ya sea en sus versiones eléctrica o de hidrógeno. Para la clases medias-altas y ricas la transición ecológica será, en cambio, algo muy soportable y que les ayudará a sentirse ambientalmente responsables y mejores personas.

El mayor efecto que ha tenido el 15M ha sido el del empleo de centenares de personas en la política, ya sea como representantes, asesores o técnicos. La lucha de los “chalecos amarillos” apunta directamente contra esta nueva forma de austeridad que dejará fuera del acceso al vehículo a quienes lo necesitan para trabajar o para desplazarse a sus trabajos por falta de alternativas de transporte público adecuadas y que tendrá el correlato de un gigantesco negocio para la gran industria. Para quienes tengan que desplazarse una media de 50 o 100 kms al día, y les aseguro que son muchos más de los que puedan pensar, la bicicleta o el patinete eléctrico no serán una alternativa. Hoy son más bien una moda urbanita.

He visto en estos días a personas que se dicen de izquierda, algunos de las cuáles se autodefinen comunistas, condenar a este movimiento porque dicen que está infiltrado por el partido de Marine Le Pen, algunos incluso se atreven a decir que está dirigido. La ignorancia siempre ha sido mala cosa. Es madre de la estupidez, la falsedad y el comportamiento reaccionario; ese al que algunos dicen combatir para acabar por caer en aquello que condenan.

Éste es un movimiento, como todo el que tiene débil organización, estructuras líquidas y es politicamente diverso -con trabajadores y pequeños autónomos de izquierda, de derecha y mediopensionista, que es lo que casi todo el mundo es en este mundo ideológicamente tan confuso-, y con liderazgos muy débiles, cambiantes y, desde luego, no unánimemente reconocido desde dentro.

No debe sorprender, por tanto, que haya en su interior elementos lepenistas. Lo que sí debiera sorprender es que la izquierda francesa y los sindicatos mayoritarios, lo acogieran con desconfianza, cuando no abruptas descalificaciones, sobre todo cuando muy mayoritariamente está compuesto por trabajadores. Claro que si llevas decenas de años practicando el discurso de clase media y mirando hacia ella para buscar el voto, quizá no conozcas nada de los intereses y necesidades inmediatas de la clase a la que en el pasado decías representar. Cierto que a última hora los Melenchones, las Segolenes Royales y hasta los muy social-liberales Hollandes se van sumando oportunistamente a un tibio apoyo de lo que antes condenaron, no sea que acaben en un hoyo electoral mayor del que ahora están.

De la miopía de la izquierda y buena parte de los izquierdistas y comunistas españoles me sorprendo menos. Los conozco mejor. Su discurso es más o menos éste: hay gente de Le Pen, le han entregado la dirección del movimiento (lo que es tan estúpido como pensar que este partido ultraderechista está dispuesto a arriesgar su ilegalización, dado el cariz que van tomando los acontecimientos del incendio social en Francia, sobre todo cuando Marine Le Pen intenta dar un barniz de respetabilidad y moderación a su partido de extrema derecha). Lo que no se les ocurre a estas mentes clarividentes es que si abandonas y rechazas a un movimiento que nace de un aa demanda popular y hasta de clase, el vacío de influencia que tú dejas puede ser rellenado parcialmente por otro. Es de primera cartilla de marxismo.

Éste es el tipo de gente que confunde sus posiciones partidarias con las de todo un movimiento, lo que es propio de quienes se instalan en las redes sociales, sin un mínimo de formación política, imparten clases de su ignorancia y no participan de los movimientos populares porque recelan de ellos y temen el rechazo de los mismos, en lugar de ganarse su respeto por sus posicionesy su compromiso.

Que haya quien se atreva a decir que los chalecos amarillos se oponen a las ecotasas y a los impuestos para sostener el Estado del Bienestar, cuando los impuestos indirectos (iva, impuestos sobre los combustibles,...) históricamente han sido una medida reaccionaria y desigualitaria, y han sido precisamente los gobiernos franceses de la crisis los que han ido desmontándolo, es muestra de una profunda estupidez y de un revolucionarismo tan de cortos vuelos que aquí lo podrían comprar el PP o Ciudadanos y que en Francia lo aplaudiría rabiosamente Macron. Precisamente el mismo Macron que eliminó el impuesto a las grandes fortunas, que ahora planea bajar los impuestos a las grandes empresas y que él mismo afirma con orgullo que es el presidente de los ricos ¿Hay mayor afrenta a la clase trabajadora que alguien que hace esto trate de arruinarles mediante ecotasas y subidas brutales de los carburantes? Me temo que alguno de esos giliprogres si se declara el estado de emergencia en Francia y comienza una represión mucho más brutal que la que hemos visto estos días, acabará aplaudiéndola. Al fin y al cabo, algunos de ellos condenan la violencia ejercida por una parte de los manifestantes, como si los grandes cambios sociales se hicieran con batucadas, ponerse una nariz de payaso y hacer sentadas en las que te forran a hostias. Lo de que la medida del Estado francés sea una auténtica acción violenta y declaración de guerra contra la clase trabajadora...eso ya. Ellos lo cambiarían en las urnas ¡Ja!

A donde llegue el movimiento será cosa tanto del propio movimiento, como de la correlación de fuerzas en esa lucha, como de la traición de la izquierda francesa. No soy optimista al respecto, soy consciente de que es un movimiento inmaduro, centrado en lo inmediato, pero estoy convencido de que de las experiencias de las luchas, de sus avances y sus derrotas la clase aprende mucho más que de esperar sentada a que la inexistente vanguardia se cree un día con tanto cretino que la compone y venga con las tablas de la ley a salvarla.

De todas las aportaciones de las luchas de la clase trabajadora, que hoy no pueden ser más que autónomas y parciales, porque esa vanguardia se niega a nacer y prefiere oscilar entre las tentaciones parlamentarias y la nostalgia de Don Pepe, una de las más positivas sería la liquidación política de la izquierda por extenuación y zafiedad. Solo con una nueva generación de militantes, que no activistas, puede surgir el necesario instrumento del que hoy carece.


7 de noviembre de 2018

TRIBUNAL (T) SUPREMO (S), TEATRO (T) DE SABANDIJAS (S)


Por Marat

El Tribunal Supremo, una auténtica timba de sabandijas, ha dictaminado que será finalmente el cliente, como sucedía con anterioridad, quien pague el impuesto de hipotecas.

Dicen los mercenarios de la prensa y otros medios de intoxicación que la decisión ha sido reñida -15 a 13- y para ello han extendido sus deliberaciones durante 2 días tras el amago de un si pero luego no, pero después quizá. Toda una representación de una opera bufa.

Lo que parecía una gracia de las instancias judiciales del Estado capitalista no ha sido otra cosa que una impostura de “buena disposición” ante un gobierno de la progresía del hagocomo quequieroynopuedo, voyperonodemasiado, un interregno entre el PP y quién sabe qué después. Todo el lío de la tensión en el Supremo sobre dicho dictamen no ha sido más que una teatralización de una decisión previamente esperable.

Decían Marx y Engels, esos revolucionarios “añejos” para los progres posmodernos y odiosos fracasados para los turboliberales, que “hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa”. Y lo decían, refiriéndose al Estado burgués y sus aparatos de dominación de clase, nada menos que en 1848 en “El Manifiesto Comunista”. Para ser unos pensadores y revolucionarios tan desfasados parece que lo clavaron y que son mucho más modernos y actuales que los progres de izquierda y los liberales.

En realidad, como sugerí anteriormente, el debate sobre quién debía pagar los impuestos hipotecarios era artificial, alimentado de manera interesada. No nació de una reivindicación sostenida sobre la musculatura de organizaciones poderosas, ni de un potente movimiento social, ni de un debate colectivo que permease a la sociedad. Más bien diría que el hecho de que el Supremo plantease esta cuestión fue uno de esos globos sonda lanzados para hacer de termómetro del clima social y, de paso, convertirse con el aldabonazo anunciado en uno de los más importantes jalones de la frustración del aventurero “proyecto Sánchez”. Un breve período de desintoxicación de la basura gubernamental del PP pero sin calado realmente transformador ni posibilidad de serlo porque no se sustenta en una fuerza social movilizada que impulse dichos cambios, si es que hubiese habido interés en hacerlos, cosa que el reformismo nunca ha pretendido. El objetivo era la mera oxigenación del régimen de partidos, que no del 78, porque es todo el parlamentarismo el que está afectado en su credibilidad.

En cualquier caso, la posibilidad de reformar legalmente el impuesto hipotecario nació muerta. Es evidente que no existió voluntad de que fueran los bancos quienes lo pagasen en lugar de sus hipotecados desde el mismo momento en el que se señaló un límite temporal para la reclamación del montante económico a las entidades en 4 años ¿Cómo es posible argumentar que si el beneficiario de la hipoteca es el banco debe ser éste el encargado de pagar dicho impuesto y limitar temporalmente su aplicación? ¿Puede cesar en el tiempo la motivación del fallo judicial? ¿En base a qué? El derecho burgués de propiedad, porque de eso hablamos, el de la vivienda, no es conculcable en un momento dado. Tampoco las obligaciones que conlleva. Hacerlo significaría una arbitrariedad y tal cosa por parte del poder judicial significa nada menos que la prevaricación de cada uno de los jueces del Tribunal Supremo y del órgano en su conjunto. Sería el Estado, porque el Supremo es Estado, el responsable de una arbitrariedad que habría abierto las puertas del infierno bajo los píes de la banca.

¿Entienden ahora todo el ruido y la fanfarria mediáticos de estas semanas? El problema no hubiera sido de 5.000 millones que hubiera supuesto indemnizar a los hipotecados de los últimos 4 años, una cantidad asumible por las marcas de la usura, sino el hecho de retrotraer dichas devoluciones a todos los que pagaron un impuesto hipotecario ¿Imaginan?

La tentación para muchos puede ser la de decir: “el Supremo la ha cagado”. No. Esa pandilla de tahúres no da puntada sin hilo. En una sociedad inerme, desmovilizada, desorganizada, desinformada, una decisión como la de mantener el “statu quo” del régimen hipotecario es un clavo más que se introduce en el ataúd de su derrota y un pasivo terrible en la cuenta del gobierno Sánchez, por mucho que se diga que el poder judicial es independiente, que será solo el breve paréntesis entre el PP y lo que ha de venir. Aunque fuera reelegido Sánchez (ya no hay PSOE sino Pedro), lo haría con un gobierno, que no programa, porque nunca existió, mucho más “realista” y dócil con el capital, si es que no lo era ya bastante.

Mientras la clase trabajadora no se organice autónomamente frente a todo intento de venderle siempre el mismo producto, con mejor o peor maquillaje, no se forme políticamente para no ser víctima de la mentira, y carezca de proyecto, nos las seguirán metiendo dobladas.


6 de noviembre de 2018

EL BUFÓN DANI MATEO, SU JEFE WYOMING Y LA PASTA QUE LES COMPRA EN TELEVISIÓN


Por Marat

Escribir contra corriente es hacerlo siempre frente algún sector con capacidad de imponer su mentira ante los deseosos de comprar cualquier cosa, sin preocuparse en absoluto por la naturaleza del producto.

Un bufón llamado Dani Mateo se suena los mocos en la bandera monárquica que repuso Franco a sangre, fuego y terror y que la Constitución del 78 consagró como definitiva aceptación del orden heredado.

La reacción posterior fue la de un montón de enérgumenos a uno y otro lado del Ebro que jalean, se felicitan, creen que con ello hacen no sé sabe qué daño al “imperialismo” español y gozan del daño infligido o, desde el otro lado, se indignan, lanzan coces al aire, gritan en nombre de los “caídos” por ese trapo, ahora humillado y airean su ira. Y todo ello con el acompañamiento de la estupidez consustancial a la progresía. 

En un país en el que se han producido centenares de miles de desahucios, en el que aún hay 3.200.000 parados, en el que muchos mayores de más de 50 años ya no tenemos futuro, si se puede llamar futuro a situaciones desesperadas, en el que los jóvenes son sobreexplotados en la llamada economía colaborativa de los Deliveroo, Glovo o Uber, en el que 12,3 millones personas (26,6% de la población) se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, en el que se amenaza un día sí y otro también a los trabajadores y pensionistas con perder su derecho a la jubilación, en el que la mitad de las horas que se trabajan no se pagan, a un tal Dani Mateo solo se le ocurrió, por toda, provocación, sonarse los mocos en una bandera.

Cumplía su papel de bufón. El de desviar los problemas reales del país para que no se hablara de otra cosa que de su ocurrencia. “El patriotismo es el último recurso de los canallas”, dijo Samuel Johnson. Esconderse en su bandera, como hacen los Abascal, los Ribera o los Casado es una canallada para ocultar cuestiones de desigualdad, explotación y sobreexplotación y pobreza como los que he señalado. Justo lo que hizo el tal Dani Mateo al situar la polémica en una bronca entre españolistas e indepes, entre progres e “izquierdistas” y fachas constitucionales.

En la Edad Media, el bufón era un personaje de palacio, tolerado por los reyes como expresión de disidencia controlada que, lejos de debilitar al rey con las burlas que de él hacia aquél, canalizaba la crítica de modo funcional a la monarquía porque soltaba presión. Hoy también. Pero la monarquía de ahora se llama capitalismo, por mucho que se empeñen tantos progres en convertir el debate en otra cosa.

Su jefe de programa y rico accionista de La Sexta (el canal de televisión que pertenece al mismo grupo que La Razón, el panfleto de Marhuenda que hacía hace tiempo el papel de bruja mala en toda esta farsa), el Gran Wyoming salió a defender a su pupilo. No podía ser de otro modo. Su argumento era el de la paradoja del humor, el sempiterno y socorrido humor, frente a...todo aquello que confrontase, no al capitalismo, sino a viejo y estúpido argumento de españoles vs. indepes, fachas vs. progres, ladrones del PP vs. el resto. Pero resulta que el resto, el más importante grupo social, por ser el más amplio, no tiene nada que ver con el enésimo enfrentamiento artificialmente creado por quienes se niegan a que se hable de desigualdad, explotación, pobreza, paro, desahucios, pensiones, sanidad y educación degradadas, salarios de miseria,...somos la gran mayoría que no ponemos banderas en los balcones de Cataluña ni del resto de España porque no es nuestra guerra. Nuestra bandera se ha tejido con los hilos  del agobio, las penalidades de llegar a fin de mes, el temor al futuro,...en fin.

El caso es que la bronca taparealidades del histrión ha servido para que sepamos que durante un tiempo ha sido mercenario de Clínica Baviera, una de tantas sanguijuelas aprovechadas de la privatización de la sanidad pública realizada por el gobierno recortador del PP.

Pero oiga, en lugar de escandalizarse con el señor Mateo, de pedirle explicaciones sobre su coherencia entre su papel de progre y su realidad material (coge la pasta y corre), la indignación de su entregado público, adolescente mental, fue contra la clínica privada, como si fuera decente indignarse contra la hiena por ser hiena o de escandalizarse con el capitalismo porque si tienes una enfermedad cara la sanidad privada te mande a morir a la pública. El cinismo habitual de la izquierda.

Ahora sabemos que ya son cinco las empresas que, de un modo u otro, se publicitaban en “El Intermedio” de Wyoming, que abandonan el programa. Por muy accionista que éste sea de La Sexta veremos, si es que no va a más, pronto que la cadena le dará el toque necesario para que se haga la “autocrítica” correspondiente y “reconsidere” su comportamiento, ya que es él quien dirige a su muñeco de trapo y madera llamado Dani Mateo. Será divertido comprobar cómo estos seres privilegiados de la televisión vuelven al redil y nos lo relatan. Poderoso caballero.

Mientras tanto, se habrán ganado el sueldo haciendo que hablemos de lo que el poder, el único, el del capital, con su escudero mediático usa como válvula de escape.

29 de agosto de 2018

¡QUE SOLO ES HUMOR, COÑO! PUES TU SENTIDO DEL MISMO APESTA


Por Marat

La polémica que se ha montado a partir de un sujeto que dice que es humorista con sus chistes sobre los gitanos ha traído de todo. De bueno poco (quizá que caigan las caretas) o nada.

Como se que hay muchos que creen saber sin conocer y que opinan en función de sus filias y sus fobias, aporto el enlace de mi artículo anterior con el "¿¿chiste??" de marras, para que ningún lector utilice la disculpa del yo no sabía. 

Los defensores de la libertad plena, esos post68 del “prohibido prohibir” que tienen esa concepción liberal de la historia en la que todo vale porque el darwinismo social del liberalismo ideológico impone que no haya restricción ni límite moral alguno si el objetivo es divertirse ya que se supone (no sé bien en qué verdad se fundamenta) que el humor es un espacio en el que puede decirse lo que en cualquier otro sería desde un delito y hasta la peor de las agresiones contra las personas, sean una, varias o todo un grupo social. El humor actúa así como una especie de “acogida a santuario” inversa. Algo así como voy a descojonarme, y a buscar vuestra complicidad en la risa, de gente que no tiene poder para impedirme que lo haga. Lo de reírme de los empresarios que obligan a trabajar más horas no pagadas que pagadas o cuya ausencia de inversión sobre seguridad en el trabajo provoca más de 600 muertos al año no lo haré porque no tiene gracia. Sobre todo para ti porque no te iban a contratar en tu vida en ninguna televisión. Si, según estos liberalotes progres, nos podemos reír de todo, ¿porqué no de esto?

Por lo demás, y sobre todo cuando no sea desconojonarse de la Familia Real, las grandes corporaciones económicas, la desinformación y las mentiras de los medios, los puteros o los violadores, límites al humor ninguno.

Recientemente el secretario general del partido ultraderechista VOX ha dicho que los fusilamentos franquistas fueron “con amor”. Yo diría que esto es humor negro. De ese que me provoca ganas de coger al señor Ortega Smith, autor de tal disparate humorístico, y retorcerle el pescuezo con amor, como a un pollo, hasta que haga crac y quede seguro de que ya no respira. Pero me contengo porque es un delito y acabaría en la cárcel. Y, señores progreliberalotes, no vale indignarse con una cosa y no con otra porque, sin duda, la intención era, como afirma de su humor Rober Bodegas, y como defienden muchos de ustedes, provocar. Y además, hay una intención de hacer reír. A los prefascistas de VOX y a muchos que no son de VOX, seguro. Creo que a la mayoría de ustedes, como a mí, no nos hace ni puñetera gracia ¿Cuál es el “chistómetro” que hace que unos sujetos parodiados sean no “humorables” y otros sí? Se lo voy a decir: no es solo el “humorista”, ni el contexto o el formato, sino en gran parte el "humorado". Depende de cómo nos caiga. Y en estos días he visto mucho antigitano. Llevaban tiempo emboscados pero han salido de su madriguera.
  • Unos camuflados bajo la inviolabilidad del humor. Que el humor no se debe prohibir (¿quién ha pretendido tal cosa?) ni criticar. Es decir, que el “humorista” está tocado por el dedo divino y no es cuestionable como cualquier humano en el desempeño de cualquiera que sea su profesión. Que si lo que contaba sobre los gitanos es un tópico (justo de esos que refuerzan la exclusión social) y que no hay que sacar las cosas de quicio. Tú, que eres payo, seguro que no necesitas hacerlo en este caso, aunque no me sorprendería que lo que a ti te afecte te indigne mucho. Es lo que tiene la cultura liberal e individualista del qué hay de lo mío, que me preocupa una mierda lo del otro.
  • Otros sacando todo su odio antigitano de modo abierto y explícito, repitiendo como papagayos fascistas (muchos de esos fascistas montarían en cólera si les dijesen que lo son) los tópicos de los que hacía gala el mastuerzo zampabollos (si vale pasarse y provocar, nos pasamos todos) de Bodegas, el clown autopromocionado con el chiste hasta convertirse en alguien muy conocido, cuando hasta hace muy pocos días no le conocían ni sus vecinos. Ver las redes sociales, leer los comentarios de la prensa, fue ver cómo repetían sus insultos y hasta algún “tonto con papeles” (gracias por el aporte, querida amiga) se atrevía a llamarlos privilegiados. Los mismos que se lo llaman a los pensionistas o a los parados que cobran prestaciones de desempleo, aunque las de unos y otros sean una mierda.
Recuerdo que hace muchos años una sindicalista me contó absolutamente indignada el chiste que un dirigente de su sindicato había hecho sobre las mujeres. La gracia era la siguiente:

- “A mí me gustaría que las mujeres tuvieran una cabeza en forma de televisor” (de aquellos cuadrados y panzones)
- “¿Para qué?”
- “Para que me la chuparan mientras apoyaba el vaso de whisky en su cabeza y veía el partido”.

He ahí un humor sin límites, ni censura. Me consta que el individuo continúo su carrera “profesional” en su sindicato sin problema alguno. Gracia no me hizo ninguna ni entonces ni ahora, menos aún en un país en el que diariamente se maltrata, mata y viola a las mujeres. No necesito ser feminista para ello. No lo soy. Simplemente no soy un cabestro.

En los años 80 y principios de los 90 -¿qué quieren?, soy viejo, tengo memoria y sé de dónde y cómo se orientan las tendencias humorísticas desde entonces. Cada vez más hacia el cinismo y la crueldad- se puso de moda el humor cínico y cruel. La coartada era también la provocación y ya se hablaba de combatir lo políticamente correcto. Curiosamente eran los típicos pijos, gilipollas con humor de gañán y gente frustrada y a la vez cruel. Pero más de un rojito les reía las gracias para que no le llamarán blandengue. Ahora los imbéciles dicen “ofendiditos”. Claro que hay estos últimos pero también motivos para ofenderse, sobre todo cuando el chiste se hace contra un pueblo que ha sufrido pogromos y de cuya estirpe fueron aniquilados durante el holocausto nazi entre 220.000 y 500.000 miembros, en lo que en romaní se denomina “porrajmos” (devoración).

Pero volvamos a los chistes de la época que les hablo. Les pongo algunos ejemplos:
  • ¿Sabes por qué se entierra a las negras boca abajo y con el culo en pompa?”
  • Para que podamos aparcar la bicicleta”

  • ¿Cómo matarías a 20 moscas de un solo golpe?”
  • Dándole una patada a un niño muerto del Tercer Mundo”

  • ¿Qué son 8 palestinos cogidos de la mano”
  • Una traca”
No continúo porque me puede la ira y la repugnancia a que estén en el mundo personas capaces de idear y contar chistes así y que haya quienes les encuentren la gracia.

Estos chistes siguen en la red hoy en día a través de los foros. Pero se empezaron contando en la época de la irrupción del neoliberalismo, los tiempos de Thatcher y Reagan. Un símbolo del darwinismo social en el que el capitalismo y su ideología que empezaba a remodelar las mentes de sus súbditos hacia una competencia feroz, el individualismo, el narcisismo y la crueldad del todo vale. El cinismo más ramplón y patán sustituía a la ironía inteligente y Gila era ya solo el exponente de una ternura en el humor humanista que se batía en retirada. Se iban imponiendo los valores del “cada perro que se lama su cipote” y el “pisa antes de que te pisen”. Era la época de la reconversión industrial en España, la descentralización productiva en gran parte de Europa, proliferaba ya la economía sumergida y se desregulaba el sistema financiero. La izquierda estaba pasando de la gestión socialdemócrata a la gestión social-liberal, contribuyendo al desmonte del Estado del Bienestar que hasta entonces había sido una ficción de solidaridad -porque por debajo operaba la desigualdad esencial capital/trabajo- pero que había funcionado de una manera relativamente positiva para las clases subalternas. La izquierda se había hecho vieja, gorda, oenegera y cínica, como los propios liberales. Y el sueño comunista moría con la caída del muro de Berlín y la destrucción de la URSS desde dentro y desde fuera. Estaban muertos hacía tiempo pero aún no lo sabían.

El humor es un signo de los tiempos y estos heredan la basura que se extendió por el mundo “civilizado” de entonces.

Hoy los nuevos fascismos, como en el pasado, necesitan chivos expiatorios que redefinan a su alrededor la articulación de nuevos consensos nacionales, esos que oscurecen la desigualdad, la explotación, la pobreza y la marginación social. En la Hungría prefascista Viktor Orban mete en campos de concentración a los gitanos rumanos. En Eslovaquia y Croacia rebrota la violencia antigitana.

El viceprimer ministro de Bulgaria, Valeri Simeonov se expresa así hacia la comunidad rom en su país: "Son criaturas salvajes, ferozmente humanas, que exigen un salario sin trabajo y cobran beneficios de enfermedad sin estar enfermas, reciben beneficios de niños para los niños que juegan con los cerdos en la calle y para las mujeres que tienen los instintos de los perros callejeros”. Aunque recuerda extraordinariamente el lenguaje nazi de la preguerra mundial, es un lenguaje de hoy. Y muchos españoles desgraciadamente piensan del mismo modo. En gran cantidad de casos sin conocer a ningún gitano personalmente, en base a la construcción ideológica que durante centenares de años han ido troquelando el pensamiento de la comunidad paya contra la gitana. En España, en muchos casos, la alfabetización de los niños gitanos se lleva a cabo en barrios degradados, siempre en la escuela pública, nunca en la concertada que pagamos todos, concentrando gran parte de los niños gitanos con una minoría paya, con el fin de crear ghettos educativos y fomentar el fracaso escolar de unos y otros niños. En Eslovaquia, República Checa y Hungría se les segrega completamente en escuelas separadas de los demás niños. En Italia a las familias rom se les expulsa violentamente a golpes de sus casas.

No es muy distinta la situación del inmigrante sin papeles en gran parte de Europa de la de la comunidad romaní asentada por centenares de años en sus países, ni debería serlo pero al alza, nunca a la baja.

Hay un detalle que muy pocos españoles conocen sobre los gitanos de nuestro país. Llegaron a él en el siglo XV (1425), el mismo siglo de la expulsión (1492) de los judíos. Uno puede hacerse algunas preguntas a partir de ahí. Cierto que la comunidad sefardí era más bien rica y la rom era pobre. Pero me pregunto hasta qué punto no han cumplido la función de focalización del odio que en otros pueblos se concentró sobre todo contra los judíos y que aquí ya no pudo hacerse por razones evidentes. Odiar al otro une mucho.

Y ya que hablamos de humor y sobrevuela la idea del holocausto por el artículo les dejo dos chistes en forma de memes que he encontrado en Internet. Hay miles.




En una Europa en la que el fascismo crece exponencialmente y ya gobiernan sus predecesores en algunos países de la UE, sin que las autoridades centrales de la misma hagan mucho para impedirlo, la banalización del mal a través del humor es un medio muy poderoso para hacer penetrar este cianuro mortal. Es el llamado humor de la provocación, lo que la extrema derecha europea llama la lucha contra lo políticamente correcto y a lo que muchos progres descalifican bajo el término de ofendiditos. Y claro que hay ofendidos ante auténticas chorradas. Pero lo mismo que ante la violación, el maltrato y la violencia mortal contra las mujeres poca broma, tampoco con el fascismo porque es la forma de muerte más atroz, ya sea contra los gitanos, los judíos, los sin papeles, los homosexuales o los comunistas. Pido disculpas si me dejo algún grupo que haya sufrido especialmente al fascismo y al nazismo. No es mi intención.

Lo mismo que el liberalismo actual es la avanzadilla del fascismo, la descomposición ideológica del izquierdismo lo es también porque, aturdida y desorientada en sus presupuestos ideológicos, que en el pasado fueron justos, igualitarios y solidarios, sus bases empiezan a caer en un relativismo moral y en la banalización del mal del que antes les he hablado. Están siendo colonizados lenta pero palpablemente por la extrema derecha porque hace mucho que renunciaron a su propia identidad de clase para pasar unos a las luchas particularizadas (progreliberales) y otros a una nostalgia aberrante de sus referentes de museo desaparecidos para siempre.

Y no, en ningún momento, en ningún momento he sugerido prohibir a fascistas-humoristas pero sí que reivindico el desenmascararles a ellos y a quienes defienden que el humor es solo humor (como si no hubiera detrás una ideología subyacente siempre) o que abiertamente aprovechan para expresar su repugnante fobia antigitana o contra cualquier otro sector social débil. Y por supuesto a combatirles frontalmente.

28 de agosto de 2018

LOS CHISTES ANTIGITANOS DE ROBER BODEGAS QUE DEFIENDES DICEN LO QUE ERES


Por Marat

El pasado domingo vi por casualidad un vídeo en una red social en la que se hacían “¿¿¿chistes???” sobre gitanos con la excusa de hacerlos sobre payos.

El chistoso era de un tal Rober Bodegas, “¿humorista?” monologuista en Paramount Comedy, uno de tantos canales de la TDT. La parte de su monólogo que reproducía la red social tenía una duración de 2 minutos 11 segundos. Las perlas que este individuo soltó por su boca no tenían desperdicio. Durante esos breves momentos en los que el tal Rober, muy conocido en su casa a la hora de comer -ni yo ni, me atrevo a decir, la inmensa mayoría de quienes estos dos días han participado en la polémica sabíamos de su existencia antes de ella-, experimenté una mezcla de estupor, ira cainita y sensación de preguntarme dónde estaba la gracia de su actuación. Y digo esto porque la risa es algo incontenible, que no tiene que ver con la voluntad y me atrevo a decir con tus puntos de vista racionales sobre lo que el chiste trate en cada momento. “El chiste y su relación con el inconsciente” es algo que fue tratado por Freud en su momento. Es una obra que recomiendo porque delata mucho de lo que hace que el humor funcione o no y la ideología (cómo conjunto de valores y visión sobre el mundo) que subyace detrás de lo que en un momento dado nos divierte.

Parece ser que estas gracietas del cómico tienen más de un año. Su aparición en el contexto de una fascistización de la sociedad española, tomando como base los inmigrantes, no es casual. Los gitanos españoles lo son desde el siglo XV pero sirven como comodín para exacerbar odios y canalizaciones de frustraciones colectivas. Demasiadas veces en la historia de este país han sido instrumento de desahogos colectivos. 

Pero no, con el tal Rober Bodegas me sucedió como con los gags de Novhevieja de los últimos años de Martes y Trece: que me quedaba con la extraña sensación de preguntarme “¿dónde está la gracia?” . Imagino que porque la perdieron acabaron separándose.

Y ahora vayamos al tipo de “humor” de este sujeto, veamos de qué se compone, qué es lo que hacía que aquellos jóvenes del vídeo que escuchaban sus chistes se riesen tanto -admito que, cada vez con más frecuencia, me siento un extraterrestre en este mundo de imbéciles con galones- y porqué lo que decía es libertad de expresión para muchos y para mí solo era una licencia para insultar y vejar.

Como no me gusta traducir lo que dice nadie, sin que se exprese por su boca y sin que sea posible ver de modo directa el alcance de sus palabras, dejo aquí la introducción a sus “chistes”


Cuando se empieza hablando de razas, y no de las de gatos o perros, sino de las humanas, no dejo de experimentar una extraña desazón, más aún cuando se alude a una expresión hoy ya muy cuestionada por los antropólogos para referirse a la diversidad étnica del ser humano. Si el término “raza” la pone el “cómico” en relación con la idea de poder (“más poderosa que otra [en España] son los gitanos”, a mí ya me recorre un sudor frío por el espinazo ¿Será necesario aludir a la idea del poder de los judíos expresada en el Mein Kampf? Carece de sentido asociar a los gitanos con la idea de poder -como etnia no lo tienen a nivel económico, ni político. Tampoco en las esferas judicial, profesional o cultural- si no es desde una inconsciente intención de satanizar a un grupo social concreto. Estas cosas, en tiempos de crisis social, de legitimación política y de civilización son muy útiles para dar salida sistémica a la frustración y la rabia sociales. No creo que haga falta explicarlo. Es historia.

El humorista, para curarse en salud sobre lo que luego vendrá de sus chistes, sugiere a la idea de que hay una censura del pueblo gitano para impedir que se cuenten chistes de gitanos (volvemos a la idea de conspiración del poder gitano): “Pero ya no se pueden hacer chistes de gitanos. Desde hace unos años, cuando alguien hacía un chiste sobre gitanos llegaba una carta —sorprendentemente bien escrita— pidiendo que no se hiciesen más. Ya es difícil ver un chiste sobre gitanos en la tele, y me parece bien.”. No, no te parece bien, no os parece bien a los defensores de Rober Bodegas y de su libertad de insultar a todos un colectivo, no a personas en particular, por la vía del cinismo. Le jode/os jode. Y parece, al menos a él joderle más aún que haya gitanos que escriban cartas, “sorprendentemente bien escritas” pidiendo respeto hacia su etnia. Porque, por mucho que a algunos les sorprenda, hay una evolución en el pueblo gitano que no ve ni comprende ni quiere ver ni comprender quién lo mira desde el estereotipo del odio y del desprecio. Y la aparición de sectores jóvenes, y no tan jóvenes, del pueblo gitano que se preocupan por la cultura y la educación es un hecho instalado desde hace décadas. Yo lo pude comprobar personalmente hace unos 25 años. El asociacionismo gitano ha ido abriendo camino hacia el cambio social.

El añadido del “clown” de “nosotros hemos pedido que vivan acorde a nuestras normas sociales y ellos supongo que necesitan tiempo” es de esos que hacen historia.

Los gitanos, ese pueblo que no llega a 800.000 miembros en España y que tanto odio público y, mal disimulado en tantas ocasiones, concentra en este país, vivió hace 38 la expulsión de los gitanos de Hernani con el apoyo del PNV, Herri Batasuna y Euskadiko Ezqkerra, que hace 34 años una revuelta antigitana en Torredonjimeno, hace 32 años una revuelta antigitana en Martos (incendios de sus viviendas) o en Mancha Real en 1991 (también con quemas de casas de gitanos), algo que viví entonces personalmente como responsable de la sección de Racismo y Xenofobia de la APDHE (Asociación Pro Derechos Humanos de España).

No me vengan con el argumento de la droga entre los gitanos porque saben que es un mercado controlado predominantemente por payos ¿o debemos olvidarnos de la historia de Galicia, Euskadi, Andalucía y tantos lugares de las costas españolas en los últimos 40 años? Claro que hay gitanos delincuentes ¿Y payos no? ¿Se han preguntado, cuando el figura del cómico éste habla de que no se integran, cuantas oportunidades laborales se les han brindado a los gitanos? Yo les puedo hablar, y sé de qué hablo mucho mejor que ustedes, que los gitanos se organizan como comerciantes en los mercados de calle, en la venta de ropa, calzado y fruta porque es su más directa posibilidad, el autoempleo. Nada se ha hecho por integrarles laboralmente en las empresas. Por eso, han ido creando sus propios negocios desde la venta de flores hasta las peluquerías, a veces de iniciativa privada y otras en forma de cooperativas, cosa que ustedes desconocen. Por eso se han preocupado de ir formando líderes, que no son el Presidente de la Sociedad Gitana Española, Sinaí Giménez, al cuál han elegido ustedes como el enemigo fácil a abatir porque es un ser impresentable, sino los de otras muchas desde la Unión Romaní hasta el Secretariado General Gitano, pasando por Presencia Gitana entre otras. Se sorprenderían de la amplia existencia de organizaciones de mujeres gitanas desde Romí Sersení hasta la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad, pasando por la Asociación Alboreá y muchas otras. Y lo del pañuelo se lo cuentan a otros porque las mujeres jóvenes gitanas cada vez rechazan más firmemente cosas como esa, sin que ello signifique que renuncien, no tienen porqué, a ser gitanas ¿Deberé recordarles que hasta 1981, anteayer, las mujeres españolas debían pedir permiso a sus maridos para abrir una cuenta en el banco?

Así que, cuando vuestro gracioso paladín de la libertad de expresión, dijo aquello de “Yo, como payo, voy a hacer chistes de payo. Puedo reírme sobre las cositas que tenemos los payos. Si me lo permitís, os voy a contar unos chistes de payos” ya me quedó claro que iba a hacer todo lo contrario porque el cuerpo le pedía fiesta y sabía muy bien a costa de quienes.

Solo cabía el juego de la paradoja y para esa finta hay que estar cargado de razones, inteligencia, sentido del humor y una pizca de tierna y humana ironía. Robert Bodegas está huérfano de todo eso.

Y ahora vayamos a lo mejor y más granado de sus “¿¿¿chistes???”


Oiga, qué buenos son los payos que pasan todos la ITV. Más de 2.000.000 millones de vehículos no pasan la ITV pero solo tenemos unos 800.000 gitanos y, digo yo, que niños, ancianos, una parte de adultos hombres y mujeres gitanos no tienen coche. No me salen las cuentas, payaso.

De 30 millones de vehículos que hay en España, más de 7 millones circulan sin seguro. No me sale la cifra que explica el chiste de los gitanos sin seguro, ni con 25 brazos, en plan Shiva a lo bestia, conduciendo tanto coche sin seguro.

En cuanto al payo que va a un polígono y no vende droga, mejor no dar datos de quienes son los mayores camellos de este país y de cómo sale mucho ejecutivo de su trabajo, sonándole la nariz más que a un trompetista.

Por lo que se refiere al payo que no le mete el pañuelo a su mujer el día de su boda y que espera a que tenga más de 13 años para casarse, puede que sea un payo cura que revienta todo lo infantil que encuentra a su paso o que no meta pañuelos pero sea un putero redomado.

Claro que hay que ser provocador, “señor” Bodegas, pero usted no provoca. Usted busca herir a los más débiles. Si es usted un provocador ¿por qué no ha provocado a la Familia Real, hablando del putero, comisionista jefe de su yerno comisionista? Ya qué actúa en Paramount Comedy ¿no se le ocurrió hacer chistes sobre la situación de los trabajadores de las televisiones y de las ganancias de sus empresarios? ¿Qué tal uno sobre la sensibilidad social de Amancio Ortega? Ah, que hay que comer y no se puede morder la mano del amo. Pero descojonarse de los gitanos sí, ¿verdad?

Y aquí ya, con el conjunto del humor de mierda del carapolla -¿por qué no debo de ponerme a su divertida altura, demócratas?- del amigo Bodegas, podemos disfrutar de su elocuente amor por el pueblo rom 

Mire, que después de la bronca que le ha caído por su ni puñetera gracia, usted haya intentado justificarlo porque ha recibido “más de 400 amenazas de muerte” es indecente cuando no ha presentado ni una sola prueba. Denuncie en comisaría y no llore, presente pruebas o deje de echar mierda sobre sus víctimas. Que todos los medios de intoxicación y sus impresentables periodistas hayan dado por ciertas tanto las amenazas como la cifra, sin un solo tuit de demostración, es aberrante. Que usted diga que retira el vídeo por las (falsas) amenazas, que no ha denunciado porque son mentira, es como para encarcelarlo por difamación. Si, además de todo ello, afirma, sin presentar prueba alguna, que "se han llegado a organizar batidas para buscarle" es usted un canalla indecente y difamador, y quienes le dan crédito, sus correligionarios antigitanos y los "cómicos" corporativistas, unos tipejos repugnantes, dispuestos a creer en lo que sea para justificar su racismo. 

Que un sujeto como Juan Soto Ivars diga que usted no debe pedir perdón porque quienes condenamos su racismo antigitano contra los débiles somos los que tenemos “la capacidad para montarte una quema de brujas con linchamiento incorporado, para amenazarte de muerte sin que venga la policía a poner orden” es para decirle que sabemos hace tiempo que su izquierdismo sigue el mismo camino que el de Vargas Llosa y, en un cercano futuro, el de Raúl del Pozo. Si llega a viejo, se parecerá a Ricardo Cid Cañaveral o a Antonio Pérez Henares (Chani). Si llega a ser un poco más longevo no me atrevo a decirle dónde llegaría ¿Quizás a esa frase de "La personificación del diablo como el símbolo de todos los males asume la forma de vida del judío" (gitano).

En 1991 expliqué en un estudio que los madrileños eran más racistas con los gitanos que con los inmigrantes del Tercer Mundo. Durante un tiempo eso dio la vuelta en toda España para reorganizar jerárquicamente los odios. Aumentó hacia los inmigrantes y disminuyó hacia los gitanos porque los racistas ya tenía un nuevo muñeco del pim pam pum en el que verter todos sus odios. Hoy hay quienes quieren extender ese odio por igual. a unos y a otros.

Si uno lee los comentarios del público a los artículos que se han escrito sobre su infortunada actuación, señor Bodegas, llega a la conclusión de que ha conectado usted directamente con lo más fascista y antigitano de este país. Si uno mira lo que se ha escrito en alguna red social, defendiendo su “libertad de expresión”, descubre la descomposición de la izquierda que insulta al comunismo diciendo serlo y que ha aprovechado, en redes sociales como twitter, para comparar a Bodegas con Shalman Rusdie (vaya, los gitanos son tan poderosos como el fundamentalismo islámico para hacer fatwas), que disculpan su asqueroso racismo por las denuncias del impresentable Sinaí Giménez, que no representa a nadie dentro del pueblo gitano, excepto a lo que los antigitanos quieren que represente y que defienden el "derecho al insulto" como forma de libertad de expresión.

Quienes desde cierto pretendido progresismo defienden la libertad de expresión, que no es otro que el de "la libertad de criminalización" de todo un grupo social (étnico), a tenor de los tres chistes del histrión, deben saber que no están solos. Les acompañan Vicktor Orban desde Hungría, Marine Le Pen desde Francia, Donald Trump desde EEUU, Pegida desde Alemania, Salvini desde Italia y todo un elenco de prefascistas y fascistas. ¡wow, wow, wow!

Lo que hoy pasa con el entorno social y político descompuesto del PCE/IU pasó en los 90 con la involución del PCF y del PSF en Francia. La izquierda, vieja cómplice del Estado del Bienestar burgués, descubría que mientras éste se iba hundiendo ya no tenía suelo político bajo sus pies. La frustración social de sus bases les condujo hacia el Frente Nacional. Ayer, los chistes de un racista antigitano les descubrió su futura esencia. Si ustedes se preocupan de echar una mirada en twitter descubrirán “comunistas” con la bandera franquista-monárquica, iberistas, nazbols y agrocarlistas y mucho progre del entorno político que antes les he señalado, convirtiendo en héroe de la libertad de expresión al tal Bodegas. Vomitan su odio antigitano que llevaban tantos años escondido en nombre de la libertad de expresión (de difamación en sus actos). Lenin, despierta y fusílales.

A quienes dicen que los que defendemos a los gitanos no seríamos capaces de convivir con ellos no les voy a explicar mis 8 primeros años de vida. No tienen derecho a conocerlos.

En cuanto a los que han escurrido el bulto, han callado, lo que es otorgar ante esta forma de criminalización contra el pueblo gitano, para no verse involucrados en la polémica, o no recibir la sanción de sus amigos virtuales por hacerlo, todo mi desprecio. No merecéis otra cosa, miserables cobardes.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese:
"¡QUE SOLO ES HUMOR COÑO! PUES TU SENTIDO DEL MISMO APESTA" https://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2018/08/que-solo-es-humor-cono-pues-tu-sentido.html

7 de agosto de 2018

PABLO CASADO, OTRO DEPURADO POLÍTICO (COMO CIFUENTES) A MANOS DE SU PARTIDO


Por Marat

Pablo Casado es uno de esos títeres políticos que acaba siendo engullido por las guerras civiles romanas que a lo largo de toda su historia ha vivido el PP. Como en el caso de todos los partidos políticos parlamentarios. No de forma peor ni mejor que los extraparlamentarios pero sí de modo más florido, notorio y tumultuario, dado que son muchos más los cargos y puestos de trabajo, en muchos casos los primeros y los únicos que se han tenido. El caso de Podemos es ejemplo extremo de la extraordinaria cantidad de cargos públicos cuyo ejercicio de dicho cargo ha sido su primer trabajo remunerado.

En el PP las defenestraciones se llevaban en el pasado, como correspondía a un modelo de partido cesarista y burocráticamente centralizado sin un ruido excesivo. Normalmente afectaban al que perdía la cabeza y a pocos más. Quizá a alguno de su séquito. Fue el caso del nazi, simpatizante en el pasado de CEDADE, xenófobo recalcitrante (1 y 2), luego socialista a su modo, después asesor de Francisco Frutos en IU y en el PCE y actualmente recalado en Podemos, Jorge Verstrynge. Sus tejemanejes para descabalgar al padrino del PP, Manuel Fraga, acabaron precipitándole en el ridículo de pasar por todos los grupos parlamentarios habidos y por haber dentro de las fuerzas estatales, con excepción de Ciudadanos, porque llegó tarde a esa operación. La destitución de Hernández Mancha, una especie de Piolín cabezón, puesto en lugar del padrino por el padrino Fraga, mientras éste hacía la digestión de dos platos de lacón con cachelos tres pulpos a feira y de su derrota electoral del momento, se produjo también sin apenas sangre. Hernández Mancha duró lo que que Fraga tardó en bajar la comilona y creer que los votantes de Alianza Popular (luego PP) se habían olvidado de su techo de cemento electoral. Salió no por la ventana pero sí de forma poco digna de su cargo interino.

La entronización de José María Aznar, un tipo que sería ungido en plan de “este es mi hijo bienamado” por un Fraga que años después se quedaría dormido durante una de sus comparecencias en el Parlamento Gallego, se hizo sin trauma alguno. Fue tan eficaz el traspaso de poderes que un imbécil, con complejo de inferioridad, carente de empatía humana y con tendencias piscóticas como José María Aznar llegaría ser Presidente del Gobierno español durante dos legislaturas. Lo de que saliese por la puerta de atrás tras sus grandes éxitos de el Prestige, la guerra de Irak y el 11M fue lo de menos, para él y los suyos.

A partir de aquí todo fue mal para el PP. El traspaso de poderes de un Aznar, más acabado que La Falange, a Mariano Rajoy fue uno de esos actos en los que quien mirase a la pantalla sabía que el odio del momento hacia el nuevo ungido superaba a la apariencia.

Mariano Rajoy ha sido absolutamente eficaz golpeando a la clase trabajadora tras la debacle de un zapaterismo que le allanó el camino con leyes absolutamente antiobreras. Nadie como él ha sido capaz de trabajar para su clase, la capitalista, con tal eficacia. Y le llaman tonto unas izquierdas que han sido cómplices del zapaterismo primero y de su falta de deseo de representar a la clase trabajadora desde su progresismo posmoderno.

Sin embargo, Rajoy nunca dominó por completo el aparato del partido. Junto con las baronías regionales estaban las familias políticas del PP moviéndose en la sombra a la espera de su caída. Mientras gobernase, el pegamento que los unía seguiría actuando eficazmente. Cuando cayese, se abrirían las puertas del infierno.

La salida de Rajoy del gobierno es la propia de todos los presidentes de la democracia española: por la ventana. Era un caballo agotado. Su labor a favor del capital ya estaba amortizada. Su gobierno no daba más de sí.

La apuesta de sectores del capitalismo como el BBVA, Iberdrola, Petronor (Repsol), Gamesa, etc y el PNV, clave en la transición del último apoyo a Rajoy al primero de Sánchez por un cambio de gobierno sería definitivo.

El momento de un Rajoy borracho perdido, que no puede digerir la derrota, indica la señal de salida de todas las iras contenidas dentro de un PP al que la corrupción había minado internamente. El modo en el que el partido había respondido a cada caso específico le había aproximado hacia las vendettas personales, señalando el fin de una falsa unidad que antes se había mantenido como apariencia.

La elección entre Sáenz de Santamaría, Casado y Cospedal señalaba un partido roto. Nunca en el PP se dieron opciones tan abiertas. Y no era por un espíritu democrático recién descubierto sino por el sálvese quien pueda y reconstruya lo que sea capaz.

En su momento señalé que la primera ronda de las primarias del PP las ganaría Sáenz de Santamaría pero que las segundas las ganaría Aznar. Así fue entonces.

Pero en un partido que tiene que descomponerse aún más, porque se mueven dentro y fuera de él, muchos proyectos, el triunfo de Casado está por ver en qué acaba.

Disputan su lugar la derecha pragmática (todo está en los recortes), con la derecha ideológica (recortes sí pero con un soporte ideológico que nos dé la estabilidad necesaria) y con una derecha a carne de uña de caballo (dios, patria, mercado).

En ese contexto, Pablo Casado es un imbécil. Un niñato necesario para quitarse enemigos internos pero no el líder que haya de mostrar el sector más ideologizado del PP. Carece del empaque necesario para soportar un par de guantazos políticos de cierta envergadura.

Lo relevante de todo ello es cómo una ex vicepresidenta del PP derrotada, es capaz de articular una conspiración frente al idiota, al que harán caer en breve, como antes hicieron caer a Cristina Cifuentes.El mundo de la política, la burguesa y la que dice ser todo lo contrario, es un lago lleno de pirañas en el que nadan los peores elementos de la conjura política. 

Rara vez el congreso de un partido se cierra definitivamente el día de su clausura. Éste no es uno de esos casos. 

La jueza de instrucción que investiga el Máster de Casado imputó a Cifuentes por falsificación documental y cohecho. Carmen Rodríguez Medel es miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura. Esta juez ha pedido peritar el portátil de Casado para saber si hizo los trabajos. Sospecha que el título del máster fue concedido como un regalo a un grupo escogido de alumnos, entre los que se incluye al nuevo presidente del PP. En el caso de Casado con un plus de consideración debido a su condición de político de futuro en el PP. La jueza cree que Pablo Casado tuvo "un regalo académico" por su relevancia política. En concreto, la jueza ve en la actuación de Casado "indicios de criminalidad" por prevaricación administrativa y cohecho impropio. 

La elevación al Supremo de las instrucciones realizadas por la juez, una vez agotado el procedimiento para el que ésta es competente en el caso Casado pondrá al político palentino a los pies de los caballos, excepto que el Tribunal Supremo, como en otros casos, tenga a bien comportarse con la indecencia de no hallar delito en su comportamiento. Si el Supremo, en cambio ve indicios de tal, el suplicatorio al Congreso para que éste acepte que el político sea juzgado

Sáenz de Santamaría, que aún mantiene una importante influencia dentro de las cañerías del Estado, como en el pasado la tenía Rubalcaba, está jugando aún una partida de ajedrez dentro del PP.  

Mientras tanto, ustedes los izquierdistas, pueden consolarse pensando que sus tuits y comentarios tienen alguna importancia en el futuro de un personaje arribista pero mucho menos inteligente de lo que puede hacer creer su ascenso político a la Presidencia del PP. Sus opiniones cuentan tanto como una reunión de comunidad de vecinos en el destino de un país. Nada. Lo mismo que una prensa progre que intentará arrogarse algún papel en la caída del actual Presidente del PP pero cuya influencia en su destino es nula porque sus juicios apenas influyen en la clientela contraria, del mismo modo que sucede al revés, y su caída estaba ya decidida dentro de su propio partido.

Pablo Casado: “te llaman”.

25 de julio de 2018

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA (EMPRESARIAL) E IDENTIDADES NO DE CLASE


Por Marat

1.-CAPITALISMO ÉTICO
La Responsabilidad Social Corporativa (a partir de aquí RSC) es una doctrina económico-empresarial, llevada a cabo por grandes corporaciones, que se define como la contribución activa y voluntaria a la mejora social, económica y ambiental realizada por las empresas para optimizar su capacidad competitiva y valorativa; es decir, su reputación corporativa, algo que va más allá de su imagen de marca, sea marca de productos o marca “umbrella”.

Algo más tarde y en paralelo surgió la filosofía y economía del “bien común”, de Christian Felber, un concepto que parte de que existe tal cosa dentro de una sociedad dividida en clases con intereses antagónicos. Aquello de que la tarta crece para todos es falso. Si crece de un lado (beneficio empresarial) a nivel nacional, decrece del otro (nivel de vida de los trabajadores). Solo durante unos 28 años esto ha sido cierto bajo el capitalismo: el período de reconstrucción de los países destruidos tras la II Guerra Mundial, en el que era necesario poner en marcha un Estado del Bienestar que permitiera una rápida recuperación del beneficio empresarial y de la acumulación capitalista, hasta el primer pinchazo: la crisis del 73, tras la que se han ido sucediendo una tras otras fases de la misma crisis, aunque con diferentes manifestaciones, en un proceso que es propio de un capitalismo en su etapa senil.

La economía del bien común vistió de largo en España con motivo del 15M y partía de la idea de que hay una necesaria colaboración entre empresas por un lado y entre éstas y trabajadores, por el otro con el fin de mantener y acrecentar el bienestar social de todos.

De ahí arrancaría su producto más depurado, el de la “economía colaborativa”. La idea de que el trabajador no es empleado de la empresa sino colaborador. El modelo de negocio de Uber, Cabify, Deliveroo o Glovo. Y ya saben ustedes lo que significa eso de falsos autónomos, salarios de miseria y sobreexplotación laboral (la explotación se da ya con condiciones contractuales reguladas y 8 horas de trabajo).

Volvamos al concepto inicial de la RSC.

Como investigador de estudios políticos, de opinión y de mercado conocí bien la RSC. Investigué sobre ella en varias ocasiones y en ningún caso puedo decir que las motivaciones éticas estuvieran entre los objetivos de las empresas que la ponían en marcha. El beneficio y el modo de vender la burra en un mercado crecientemente complejo en el que las marcas tenían una creciente dificultad de diferenciación en lo que ellas llaman valores, en el que, por motivos de la crisis avanzaba la marca blanca o de la distribución y en el que muchas corporaciones eran crecientemente cuestionadas por su comportamiento moral, les obligaba a ello. Temían una deslegitimación del sistema económico y se aprestaron a evitarlo, ya fuera con estrategias ideológicas de un capitalismo ético, con movimientos de los indignados, diseñados desde el globalismo liberal y dirigidos por miembros de una clase media en riesgo de descenso de status, dispuestos a abrirse paso como servidores del Estado capitalista a partir de la impugnación de los partidos clásicos y mediante el desvío de la cuestionamiento del capitalismo hacia la crítica hacia sus instituciones políticas tradicionales, y en los últimos tiempos mediante una estrategia de diferenciación identitaria que rompiese el antagonismo capital-trabajo, sustituyéndolo por demandas de libertades personales cada vez más microindividualistas y finalmente más enfrentadas entre sí.

En la teoría de la RSC hay un factor clave, el de los actores (“stakeholders”) que se relacionan con la empresa. Esos actores son, entre otros, los siguientes:
  • Los internos, desde los directivos, propietarios y accionistas hasta los empleados de la empresa.
  • Los externos, dentro de los que están las administraciones, los medios de comunicación, el entorno social próximo (vecinos), sindicatos, ONGs, asociaciones de consumidores, etc.
De entre los estudios de RSC que realicé a lo largo de 3 años destacaré los que hice para dos grandes empresas (que no nombraré por motivos que debieran parecerles obvios), muy interesadas en proyectar una imagen de responsabilidad social “sensible”, moderna y “adaptada a los tiempos”, una de energías no renovables y otra de energías renovables.

La segunda, que caracterizaré como una empresa con directivos jóvenes progres de perfil que calificaré como yuppisolar, demostró que aparte de vivir fundamentalmente del apoyo económico de la Junta de Andalucía (alrededor de 38 millones €), jamás había estado preparada para lidiar con un conflicto laboral. En cuanto se le planteó una huelga de trabajadores por reivindicaciones a las que fueron incapaces de atender por su propia tendencia a no tomarles en consideración, respondieron con represión laboral, más que sindical.

Más allá del impacto de la competencia china de entonces, factores internos como los oscuros tejemanejes económico-financieros de su Consejero Delegado de decenas de millones de euros hicieron quebrar en 2014 a una empresa líder a nivel nacional e internacional dentro de su sector. RSC 0.

La primera, líder en España del sector energético no renovable era entonces, y me consta que es ahora, una mafia.

Creada a finales de los 80 del pasado siglo pasado a partir de las fusiones de empresas energéticas preexistentes que habían mantenido desde la época de Alfonso XIII y, más tardíamente de la II República y de la dictadura franquista primero como monopolio estatal y luego público-privado hasta su salida a bolsa y su privatización definitiva por el gobierno de Felipe González, la nueva corporación resultante heredó vicios del pasado, a los que incorporó los del presente, y fue perdiendo las virtudes que pudo tener entonces.

Desde su debut en bolsa y su conversión en una multinacional energética de tamaño medio sus Presidentes y Consejeros Delegados han sido nombrados a través de un pacto entre las burguesías catalana, vasca y española, La Caixa, el BBVA, otros grupos empresariales y el gobierno español. Los nacionalismos son una cosa y los intereses de la burguesía otra. Sus directivos cobran cifras exorbitantes entre los 7 y los 198 millones de euros. Menos mal que para los enfrentamientos entre nacionalismos que vayan más allá de los posibles traidores burgueses nos quedan las izquierdas guays, las no “tricornio”, las que unen a la clase trabajadora dividiéndola en patrias.

En cuanto a la situación de los trabajadores de esa gran corporación existe una transición de la época de un franquismo paternalista en la que los trabajadores más antiguos mantienen una protección social, aunque a la baja, mucho mejor que la de los nuevos trabajadores (precarios, temporales y de ETTs) que se fueron incorporando tras su privatización y salida a bolsa.

El sindicalismo mayoritario está absolutamente corrompido en esa gran empresa, sea a través de sobres, de viajes corporativos o sindicales subvencionados o de ayudas a proyectos de tipo personal.

Espero que nadie cometa el error de pensar que muestro algún tipo de añoranza hacia el franquismo (me limito a caracterizar las relaciones laborales de la época, producto de un intento de paz social tras la derrota militar de una República burguesa con sensibilidad social hacia la clase trabajadora) o de considerar que hay o debe haber una contraposición entre supuestos trabajadores “privilegiados” contra el resto. Ese es el discurso del analfabeto político, el desclasado y el sometido a la ideología dominante de la burguesía.

En España, allá donde están asentados los principales centros de la corporación, el director general se comporta como un auténtico virrey autoritario tanto en las relaciones laborales como en el modo en el que concibe las relaciones con los que antes denominamos como stakeholders.

Al movimiento vecinal le compran cuando lo permiten, cuando no, como en cierta localidad del sureste de la península, cuando la asociación de vecinos planteó batalla, hicieron lo posible y lo imposible contra el líder vecinal, a los periodistas locales también, a los políticos regionales y locales les ofrecen colaboraciones público-privadas.Solo se les han opuesto algunos grupos ecologistas, no todos, ni mucho menos, por el impacto ambiental de su actividad y los riesgos de la misma, no solo sobre el entorno sino desde la limitada seguridad de los propios centros.

A nivel internacional, al menos en Latinoamérica, donde mejor conozco su actuación han comprado políticos de gobierno de todos los colores para adquirir sus empresas nacionales o para lograr condiciones privilegiadas e incluso ilegales de actuación en el territorio, han destruido hábitats de pueblos indígenas, han dañado la biodiversidad.

2.-EL COMPROMISO MORAL DE LA NUEVA ECONOMÍA CON LA IGUALDAD Y LAS IDENTIDADES
Sea a través de los anuarios de RSC de la gran empresa, sea a través de la venta ideológica como “oportunidad salarial y “libre organización del tiempo de trabajo” (en la práctica, esclavitud y tareas obligadas) de las empresas de “economía colaborativa”, el camino es hacia la servidumbre por la vía lenta (en las grandes corporaciones clásicas de mayor organización sindical) o de vía rápida hacia la esclavitud (las startups y plataformas digitales de trabajadores precarios) está servido.

Allá donde la nueva economía capitalista, vieja por su destino para la clase trabajadora, que regresa hacia condiciones del siglo XIX, no puede permitirse el lujo de ofrecer la “democracia industrial” de los años 20 y 30, ni la cogestión de los 70 del pasado siglo, como formas lograr la paz social en el centro de trabajo, porque atenta a la obtención del beneficio capitalista, ahora basado en el abaratamiento de la mano de obra, solo queda compensar la frustración laboral por la vía de la democracia “posantagónica”.

A partir de ahora el capital, la empresa, ya no va a plantear su búsqueda de la paz social en la empresa por la vía de la negociación sobre el salario, las condiciones de trabajo o las contractuales. Estamos ante otro momento histórico del capital, sus necesidades y su búsqueda de formas de religitimación y acumulación.

Resumiré de qué estoy hablando de un modo que pueda ser fácilmente comprensible para todos, a través de un párrafo que escribí hace unos días sobre esta cuestión en una red social:

La nueva economía va a ser más ecológica porque es un nuevo nicho de mercado, más feminista porque no afecta a sus bases de explotación y acumulación capitalista y más responsable socialmente porque mejora la imagen de sus marcas. Capitalismo puro y duro disfrazado de humano”

No es el momento de plantear aún la relación ideológica entre nuevas formas de producción y de acumulación capitalistas e identitarismos ajenos al concepto, no porque no deban ser incorporados al proceso de emancipación humano que debe acompañar al antagonismo ente clases, sino porque estamos ante la necesidad de recuperar la centralidad de clase en la lucha contra toda forma de dominación del ser humano por otros seres humanos.

Cada ser humano debe ser lo que quiera y crea que necesita ser, siempre que ello no le sirva para enriquecerse a costa de otros. Tu libertad es parte de todas las emancipaciones como seres humanos. Si no las acompañas, al menos, no las entorpezcas.

En cualquier caso, conviene no perder de vista como determinadas identidades están siendo utilizadas contra la clase trabajadora y como medio de legitimación del capital y de qué manera hay sectores de dichas identidades que no tienen inconveniente alguno de aprovechar esas facilidades que el capitalismo les ofrece.

En el caso del feminismo, creo haber resumido algunas de esas cuestiones en otros momentos. De esta cuestión creo que puede informarles con mucha mayor autoridad que yo, la responsable del área de feminismo del Espacio de Encuentro Comunista (EEC), organización en la que milito en artículos como éste o éste o, por supuesto, éste.

Las propuestas de la Ministra de Igualdad Carmen Calvo sobre igualdad de las mujeres en las empresas se refieren al “poder de las mujeres” en ellas, no a la incorporación de más mujeres a las empresas. De lo que se trata no es de mejorar la emancipación de la mujer por la vía de incorporarlas al mercado de trabajo. Es de suponer que esta protegiendo a la mujer de clase trabajadora de ser explotada o sobreexplotada y que está buscando que sea la designada para directiva la que se sacrifique y se incorpore a los Consejos de Administración de las grandes corporaciones. Empresas como el Santander, Repsol, Aena, Ferrovial. Ni la brecha salarial se plantea desde abajo ni la incorporación de mujeres se refiere a las plantillas sino a la oportunidad de que no haya diferencias de género en quienes explotan a la clase trabajadora.

El capitalismo no discrimina al movimiento LGTB+ porque constituye una gran oportunidad de mercado, sus eventos son un momento muy interesante para publicitarse y su capacidad de consumo es muy tenida en cuenta por marcas y productos. Otra cosa muy distinta es que la ideología dominante continúa oprimiendo a este colectivo pero ello no viene principalmente por la vía económica.

Por lo que se refiere al ecologismo, el capitalismo ha encontrado una de sus tablas de salvación. Desde la eliminación a corto plazo de los vehículos diesel y el negocio, aún limitado de los coches eléctricos, a la compra por petroleras o eléctricas de grandes empresas de energías renovables, las empresas de retirada de plásticos del mar que aún no se han dado a conocer pero ya piensan en el reciclaje para otros productos, incluido el mundo de la moda.

¿Qué decir de una empresa como ECOEMBES, privada, de concesión pública municipal, que apela a nuestro sentido de ciudadanía, con el fin de que la materia prima (basura) que recibe le venga. además de gratis, lo bastante preclasificada para abaratar sus costes productivos?

3.-EL CAPITALISMO Y SUS ENEMIGOS
El capitalismo tiene un enemigo declarado: la clase trabajadora, éste compuesta por mujeres, hombres, otros géneros e identidades o por ecologistas o personas nada sensibles hacia el respeto al medio ambiente.

Puede que la empresa en la que ustedes trabajan recicle papel, tenga una guardería para el cuidado de sus hijos mientras trabajan o promueva directivos de géneros alternativos. Y puede que haga todo lo contrario y se muestre cerradamente hostil a la responsabilidad social y la integración identitaria. Ustedes se sentirán si es más sensible hacia sus identidades más a gusto en ella y, de lo contrario, notarán su hostilidad. Pero no está ahí la clave que una el conjunto de sus circunstancias como trabajadores.

Se pueden vivir mil y una circunstancias o identidades. Se puede ser lesbiana o heterosexual en una empresa, feminista o machista, ecologista o marrano medioambiental, frugívoro o carnívoro empedernido, y ello no alterará ni el beneficio empresarial ni la dominación de la empresa sobre sus vidas pero lo que el capital tiene más dificultades para integrar es que seamos trabajadores porque la mayoría de los seres humanos lo somos y porque la empresa nos percibe, a la vez, a todos sus empleados como coste y como beneficio. Cuando la empresa nos percibe como coste reduce éste por la vía de despidos, rebajas o contenciones salariales, reducciones de las cotizaciones de la Seguridad Social, etc. Cuando nos percibe como beneficio intenta maximizar éste por la vía del incremento de la productividad, de la carga de trabajo y el ritmo de producción, de las horas de trabajo extras no pagadas, etc. Y eso lo hará independientemente de lo que seamos identitariamente.

Dicho esto, decidan ustedes si debemos poner antes las diferencias que lo que nos une como trabajadores y si debemos considerar que las opresiones importan más que el hecho de que somos explotados porque vivimos de un salario que enriquece al capital.