27 de septiembre de 2016

TIEMPOS OSCUROS DE CONFUSIÓN IDEOLÓGICA

Por Marat


1.-Rotura del eje articulador del sistema-mundo capitalista
Imagínense que el mundo en el que vivimos fuera un cubo de Rubik. Imaginen que a ese cubo se le hubiera roto el eje principal (la cruceta) y que, como consecuencia, las piezas que lo componen fueran a su aire, incapaces de componer caras del mismo color y de resolver el juego en ninguna circunstancia. Posiblemente las caras acabasen desprendiéndose y las piezas saltando por los aires

El mundo jamás ha sido perfecto: enfrentamientos entre clases sociales, antagonismos entre las naciones, luchas por su cuota de poder dentro de la clase dominante, tensiones ideológicas que expresan las contradicciones anteriores,…

Pero pocas veces que no sean un fin de ciclo, una etapa agonizante hemos visto tal descoyuntamiento del orden social.

Miremos un momento a nuestro alrededor.

Una crisis capitalista que anuncia nuevas acometidas dentro de una situación económica que no sólo no remonta sino que da signos de que al estancamiento mundial le sucederá una nueva caída.

Unos Estados nacionales del primer mundo incapaces de atender al creciente empobrecimiento de sus clases trabajadoras. Su condición de Estados de la burguesía se ha plasmado al desproveer a las clases subalternas de la gran mayoría de sus conquistas históricas, amenazando con rematar la faena.

Un mundo árabe o islámico, según el caso, que se desangra en guerras causadas por un terrorismo financiado por el imperialismo; guerras que no parecen importar a casi nadie, salvo cuando esas guerras hacen que cientos de miles de sus víctimas huyan hacia Occidente y se convierten entonces en un problema. El derribo por la violencia de gobiernos laicos y la destrucción de países en estas zonas está causando un desastre tan grande que las “soluciones militares posteriores” tienen un efecto boomerang contra los países que previamente les han armado.

En América Latina, un reformismo mal disfrazado de revolucionario repite el mismo camino que en los años 20 del pasado siglo intentó en Europa la socialdemocracia. Sin radicalizar sus procesos de transformación no ha cambia ni la naturaleza del poder económico ni la de sus Estados, por mucho que sus gobiernos sean progresistas. En unos casos su proyecto se está agotando porque dependía de la suficiente capacidad económica para subvencionar a las clases populares de sus países. Mientras el dinero de la venta de sus materias primas fluyó en abundancia fue posible lograrlo. Pero eso ocurría sin que realmente se produjese un ascenso de las clases populares al poder popular, que sólo puede venir de la socialización de los medios de producción. Hoy, cuando la venta de sus materias primas (petroleo y gas) ha caído en los mercados internacionales, la presión de los sectores oligárquicos a los que se permitió organizarse y del imperialismo ha sido capaz de lanzar a una parte de los apoyos sociales de dichos gobiernos contra ellos, al descender la capacidad de sufragar el gasto social.

En Europa, el supraestado de la UE se descompone a marchas forzadas, mientras el presidente de la Comisión Europa, Junker, se presenta a sus socios carente de soluciones mágicas en medio de la mayor crisis de su historia. Una crisis de múltiples cabezas: económica, política, de identidad (Brexit, euroescépticos), de refugiados, de repliegue nacionalista,…

Las contradicciones interimperialistas entre las grandes superpotencias se dirimen en luchas por influencia económica, alianzas estratégicas variables con otras potencias de entidad menor, guerras por los recursos naturales de terceros países y amplia manipulación mundial de la opinión pública a través de sus áreas y entornos de influencia.

La presión de la propaganda, expresada en su sentido más vulgar, exigiendo alineamientos acríticos y lealtades cerradas hacia cada actor imperial es tal que sólo el palmero más entusiasta es digno de respeto dentro de cada ámbito de verdades eternas inducidas.

Llamativamente las tres superpotencias son sistemas de uno y otro modo capitalistas y forman parte del sistema-mundo capitalista. Ello no debe obviar en absoluto el hecho de que, de las tres, es con mucho EEUU la potencia más peligrosa, agresiva y provocadora tanto en lo económico, como en lo político, y en lo militar.

Asumir esto y denunciarlo no debiera nunca convertir a una parte de quienes se reclaman marxistas en voceros de las otras dos superpotencias. Esa no fue nunca la posición del sector que rompió con la socialdemocracia oponiéndose a la I GM porque comprendía que aquella era una manifestación exacerbada de las luchas dentro del imperialismo global.

Es necesario denunciar sistemáticamente la violencia terrorista del imperialismo norteamericano. El papel de Rusia y China es muchísimo menos agresivo, y sí fundamentalmente defensivo, pero eso no significa convertirse en corresponsales de dos países capitalistas que también tienen sus propios intereses económicos. Esto no debiera ser difícil de comprender desde una perspectiva comunista.

Un sentimiento de temor al futuro, de inestabilidad en el presente y de vuelta de viejos fantasmas del pasado -guerra, pobreza, fascismo, terrorismo viejo y nuevo, incluido el cibernético,...- se ha instalado en las sociedades capitalistas. El malestar social se combina con un pesimismo ante el mañana, una pasividad ante lo que ocurre, y una rabia cuya dirección puede seguir un camino muy adverso para la clase trabajadora, si ésta no toma en sus manos su propio destino y se organiza autónomamente al margen de los intereses de otras clases sociales en una estrategia de clase contra clase, de trabajo frente a capital.

El eje político ya no se alinea correctamente con el económico pero tampoco lo hace con el ideológico ni con el social.

La homeostasis del sistema-mundo capitalista (capacidad de autorregularse y mantener su equilibrio interno) consistía en una aceptable articulación de los elementos económico, social, político e ideológico.

Dentro del primer mundo, el crecimiento económico y las políticas redistributivas garantizaban altos índices de empleo, un cierto bienestar de amplios sectores de la clase trabajadora y un salario indirecto basado en los servicios públicos. El pacto capital-trabajo garantizaba la paz social, donde sindicatos y patronal, partidos conservadores y socialdemócratas eran factores clave de dicha estabilidad. En lo ideológico, el capitalismo abría ante sí un horizonte de felicidad y futuro para amplias capas de trabajadores que paulatinamente iban entrando en una cultura de consumo, simulacro de democracia social y medio de autoadscripción a una clase media a la que en realidad no pertenecían pero a la que aspiraban y con la que soñaban. La idea de ascenso social de unas generaciones a otras daba una fuerte legitimación social al sistema. El eje central que permitía que funcionara de manera armónica todo el sistema era una positiva tasa de ganancia del capital. Mientras esto se mantuviera , todo el edificio estaría sólidamente asentado.

Pero en los años 60 del pasado siglo el capital empezó a detectar problemas con el mantenimiento de su tasa de ganancia. Su capacidad productiva se había elevado mucho con equipos cada vez más sofisticados y la competencia obligaba a una innovación permanente con períodos de amortización cada vez más cortos, lo que afectaba a su rentabilidad. Algunos mercados de demanda apuntaban ya signos de madurez, al menos en los países económicamente más desarrollados.

El resto supongo que ustedes lo conocen. En los años 70 comienzan los experimentos neoliberales de los Chicago Boys, aunque para ello necesitaran hacerlo primero en la dictadura chilena, con el desmantelamiento de las pensiones públicas. Luego llegarían Thatcher y Reagan, la desregulación financiera, el desvío de parte de las ganancias de la economía productiva a la especulativa, un proceso imparable hacia la financiarización de la economía, la crisis de las punto com como antecedente de la madre de todas las crisis del capitalismo que se inició en el último trimestre del 2007 y que aún hoy arrastra el mundo, a pesar del cacareo de los apologetas del sistema que tratan de hacernos creer que lo peor ya ha pasado.

Por en medio, el hundimiento de la Unión Soviética en 1991 y antes la desaparición de la RDA irían abriendo una dinámica cuyas consecuencias no han dejado de actuar durante todo este tiempo: la desaparición de una de las federaciones de repúblicas más grandes del mundo, con la consiguiente aparición de fuertes tensiones dentro de una parte de las antiguas repúblicas; guerras internas dentro del territorio de algunas de esas repúblicas; la aparición de movimientos fundamentalistas islámicos; conflictos bélicos interétnicos que desmembraron la antigua Yugoslavia, en una dinámica que fue estimulada exteriormente por grupos terroristas financiados por fundaciones globalistas y por potencias como Alemania; movimientos nacionalistas, racistas, de extrema derecha y xenófobos en varios países del este de Europa, incluso bastante antes de la crisis de los refugiados; la unificación alemana, que pocos vieron con temor en su día pero que hoy empieza a preocupar no sólo por la fuerza con la que impone sus tesis en la UE sino por el exitoso rebrote de alternativas fascistas en el país.

Aunque el capitalismo globalizado, con la extensión de sus lacras de paro, pobreza, crimen en los negocios, parece haber ganado la partida sobre la clase trabajadora, lo ha hecho dejando un efecto de creciente deslegitimación de sus estructuras políticas

Crece la abstención en las elecciones generales , regionales y municipales en muchos países, ha crecido también en las elecciones al Parlamento Europeo en en los países que se incorporaron a la UE en 2003, 2007 y 2013.

Los Estados experimentan en los países de la UE un doble efecto, producto de dos corrientes antagónicas entre sí.

A) Desde los países, una efervescencia nacionalista que rechaza la pérdida de soberanía de los Estados, derivada del incremento de competencias por parte de las instituciones europeas.

Hasta hoy esas tensiones explican una parte importante del euroescepticismo que cuestiona el futuro de la UE -aunque éste no recoge la condena de la UE desde posiciones de clase y a la izquierda de la izquierda- y que descarga en la burocracia de Bruselas una crítica que se queda sólo a medio camino. La negación a la Unión Europea no señala que el origen de la pérdida de soberanía está en el propio sistema capitalista, que es el que se malesconde tras las instituciones políticas de la Unión. La disminución de la autoridad de los Estados da alas a los movimientos secesionistas en territorios como el de España o el Reino Unido.

B) A su vez, en la UE se producen tensiones interestatales (Norte-Sur y este de Europa vs eje alemán). Estas tensiones reflejan intereses encontrados entre algunos sectores de las burguesías de unos países frente a otros, que sus medios de comunicación azuzan. El conflicto de intereses intercapitalista hace luz de gas sobre el rechazo de clase a la Europa comunitaria. Este tipo de crítica es aún muy débil por la fragilidad, minoría y deficiencias en el análisis de la cuestión por parte las organizaciones “izquierdistas”. Muchas de esas organizaciones rechazan el euro pero no a su creadora, la UE. Otras se quedan en la superficie de la crítica, impugnando sólo a las instituciones políticas sin entrar en un análisis en profundidad del marco económico-social que las dio origen y que las sostienen, así como de sus transformaciones y su inserción en el capitalismo mundial.

Los partidos que protagonizaron durante décadas la representación política han entrado en una crisis que no están en condiciones de resolver y que amenaza con llevárselos por delante.

Los partidos comunistas fueron los primeros en sufrir esa crisis tras la implosión de la Unión Soviética. Dónde aún mantenían cierta representación (Italia, Francia, España,…) desaparecieron o están en trance de hacerlo, en algún caso mediante una metabolización postsocialdemócrata, ya que hacía tiempo que habían dejado de ser comunistas para convertirse a un parlamentarismo socialdemócrata de “izquierdas” (la socialdemocracia oficial se había vuelto ya derecha). Por muy excomunistas que fuesen ya por entonces, su raíz histórica golpeó sobre sus propias identidades y proyectos, si tenían alguno que no fuera la supervivencia de sus organizaciones y profesionales de sus aparatos. Han sobrevivido en Portugal y Grecia por su fuerte implantación militante y su trayectoria muy insertada en las luchas sociales de sus clases trabajadoras.

Las dos corrientes políticas hegemónicas en Europa, conservadores y socialdemócratas nominales, han visto laminadas sus bases sociales y políticas de una forma que amenaza su supervivencia.

En el caso de los “socialdemócratas” porque una parte de su base trabajadora ha visto su futuro y condiciones de vida amenazados y se ha a refugiado en opciones más “radicales” a un lado y otro del espectro político y porque, en la práctica son casi indistinguibles de los partidos conservadores.

En el de la derecha conservadora por la irrupción del populismo próximo a la extrema derecha (antiinmigración, xenofobia, seguridad, nacionalismo,…) o abiertamente fascista.

Esa crisis de representación, que ya no se reconoce en las organizaciones clásicas, más allá de las particularidades que afectan a cada partido, hunde sus raíces en la propia utilidad de la representación.

La crisis capitalista, y la absoluta independencia del capital respecto a la capacidad de los Estados para aparentar una mediación entre intereses sociales y económicos antagónicos, ha desnudado el auténtico carácter de clase de dichos Estados y puesto en evidencia lo que los marxistas ya sabíamos desde hace mucho tiempo: que cualquier gobierno que ejerza su mandato dentro de un aparato burocrático y legal burgués será un gobierno del capital.

Por este motivo se delatan como formas políticas inútiles para resolver las necesidades de la clases trabajadora golpeada por la crisis capitalista y como “curanderos” que aplican recetas que ahondan en el empobrecimiento de dichas clases.

2.-Viejos productos con nuevas marcas, envases y etiquetados
Los intentos de salvar a la socialdemocracia mediante formas que aparentan renovarla -Syriza, Podemos,…- están abocadas al mismo fracaso que el reformismo tradicional porque se han mostrado como instrumentos dóciles del capital, más allá de su cháchara útil para captar el voto de sectores populares con bajo nivel de conciencia sobre la ausencia de salida de la crisis dentro del marco capitalista.

Mientras el sistema necesite de la ficción democrática, requerirá del simulacro de la representación. Por este motivo necesita refrescar esa apariencia de representación a través de nuevos formatos de partidos que, en esencia, siguen vendiendo las más viejas ideologías pero con nuevos envoltorios. En Europa esa “renovación” de actores va a venir principalmente desde dos líneas políticas distintas.

-Una que hunde sus raíces en el viejo liberalismo pero que ha dado un salto más allá del grosero neoliberalismo y entra en nuevas formas de expresión política que tratan de aparentar ciertas raíces libertarias que sólo tiene en apariencia.

-Otra que supone un intento de dotar de atractivo a un fascismo que todavía no puede presentarse en su aspecto matonesco y criminal, salvo parcialmente en Grecia y en Hungría.
El liberalismo está jugando desde hace algunos años ciertas bazas de “modernización ideológica” de su deriva neoliberal, dada la mala prensa de esta última.

Aunque el capitalismo no es capaz de salir de esta crisis, que no es una crisis más, los segmentos sociales y político-ideológicas que lo ponen en tela de juicio son reducidos. Apenas se discute la “economía de mercado”, “el derecho a la libre empresa” y menos aún la sociedad de consumo, fuera de algunas condenas puramente moralistas.

Es mucho mayor el repudio al neoliberalismo. Grupos políticos, economistas, “opinadores” oficiales, etc. condenan el neoliberalismo, que es hijo del capitalismo, y no el capitalismo en sí mismo. El oportunismo político de quienes rebajan su ideología hasta el saldo por fin de existencias para que sus partidos pasen el corte parlamentario no necesita de la censura que pueda tildarles de anticomunistas. Ya se ofrecen ellos mismos como tales. Prefieren hablar en un lenguaje de cura de pueblo de avaricia, de estafa, de capitalismo salvaje y de majaderías similares para ocultar que la lógica del beneficio capitalista, que explica mucho más que la moralina beata de la crítica al neoliberalismo, se basa en la explotación del trabajador y que ésta nace de la extracción de la plusvalía al mismo.

Puesto que el neoliberalismo está desacreditado, la vía de renovación de una oferta dentro del supermercado de marcas electorales que evite la idea de igualdad material ente los seres humanos está siendo la que sigue el discurso de la “democracia participativa”, el “agorismo”, los wikipartidos”, “la wikidemocracia”, la “democracia 4.0” o la “transparencia”. Pero lo cierto es que esos no son los enunciados que se oponen a los recortes sociales y retroceso de derechos de los trabajadores, a menos que se esté actuando como la columna del capital. Este tipo de organizaciones no pueden plantear la cuestión de la desaparición de lo público de un modo directo y lanzarán sus sospechas contra el Estado, deseando un “Estado líquido” en la línea de las teorías de Bauman sobre la modernidad líquida. Este enfoque que parece conectar, aparentemente con el anarquismo, en realidad lo hace con el más rancio liberalismo de origen y complementa el papel de los neoliberales con la voladura de lo público y su privatización completa. Para borrar la sospecha de neoliberalismo modernizado reclaman la enseñanza y la sanidad públicas. Pero es sabido que las declaraciones de principios significan muy poco. También las proclama el PP mientras las destruye. Lo relevante es ocupar una parte del discurso supuestamente alternativo con contenidos ideológicos que, lejos de enfrentarse al capitalismo, lo refuerzan con la patraña de la filosofía y la “economía del bien común”, que se sustenta en la idea de un capitalismo ético, como si eso fuese posible.

Su modelo social fue el 15M en España y los movimientos Occupy en USA como disidencias controladas. Uno de sus experimentos previos fue la revolución ciudadana islandesa que nunca existió pero que tantos creyeron que había hecho algo memorable. Hoy en Islandia son muchos los desencantados con aquello como con el 15M o con los Occupy.

Sin embargo en lo político sí que han tenido algunos éxitos, sobre todo en la Europa nórdica y en algún momento en Alemania. Son los “partidos piratas”, que hacen bandera de cuestiones como el software libre, el copyleft (ley Sinde), el fomento de Internet y el libre acceso a la red, el ciberactivismo,… Son partidos que han calado fundamentalmente en los sectores jóvenes universitarios y postuniversitarios de la pequeña y mediana burguesías. Son lo que podríamos llamar la generación Erasmus, un segmento cuyos líderes no han tenido la oportunidad de ser explotados en el trabajo y de sentirse tales, bien porque han vivido de encadenar proyecto de investigación tras proyecto de investigación bien porque han vivido de negocietes asociados con las tecnologías de la información y la comunicación, en muchos casos subvencionados. En España, aunque no es miembro de ningún partido pirata, un caso muy representativo de esa generación es el concejal de Ahora Madrid Pablo Soto, un tipo que se forró creando un sistema P2P para compartir archivos (que servían para bajarse gratis películas y música) y que luego se volvió forrar con varias subvenciones por un total de 1.600.000 euros para varios negocios que resultaron ruinosos excepto para él mismo.

En España, como los “piratas” eran pocos, estaban divididos y su plan no salía adelante, se lanzó la frikada del Partido X, los de “Democracia y Punto”, apoyados por el panfleto “Público” y el digital de referencia de Soros en España, “El Diario”. Dicho “partido” estaba integrado por componentes del engendro formado en su día por liberales, anticomunistas y sectores de la extrema derecha, llamado Asociación DRY.

El ciberactivismo de la llamada “democracia participativa” no es otra cosa que la estabulización (de establo) de amplios sectores sociales en la red con el fin de lograr dos objetivos:

1) Reorientar el debate político hacia el simulacro de la “realización” de las libertades individuales en el mercado tecnológico, en una cacofonía inútil para la transformación social. La realidad es que los discursos se conforman por ghettos opináticos, excepto cuando hay una masiva inversión económica para profesionalizar community managers con el fin de lanzar un nuevo invento político, como sucedió con el 15M, DRY y Podemos en su día. En ese caso se busca crear “estados de opinión” muy amplios dentro de la red a través de una masiva repetición de mensajes muy sencillos, de modo que genere la sensación de amplio consenso.
2) Mantener una pseudoguerrilla comunicacional que, en realidad, está compuesta por ludópatas atrapados en las redes sociales y profesionales del asunto. El fin es contribuir a vaciar las calles, tras llevarles hacia proyectos (15M, 25S, el propio Podemos,…) que son callejones sin salidas.

En la actualidad, como temática que ha impactado con fuerza en España, nos encontramos la “oportuna” emergencia de los antitaurinos, animalistas, especistas y veganos con una base social muy similar a la de los piratas. Cuenta con un impresionante apoyo mediático, sobre todo en el caso de antitaurinos y animalistas y no les falta abundante financiación. El especismo se ha convertido en la ideología con pretensión hegemónica amplias capas juveniles y no tan jóvenes, lanzado por parte de quienes pretenden que se reclamen los derechos de todas las especies menos la humana a la que el capitalismo la está llevando a la destrucción. Pero hablar de esto no es moderno para este tipo de ideologías cómplices de un sistema que se niega a que se hable de sus crímenes y usa como señuelos a sus títeres tan fácilmente manipulables y tan carentes de escrúpulos que no sean respecto al maltrato animal, como si quienes no hacemos de dicha cuestión el eje central de nuestra posición política fuésemos torturadores del resto de las especies. El fanatismo del que hacen gala ha logrado convertirse en moda hasta el punto en el que personas que se dicen comunistas, patanegras M-L (línea política de la que se reclaman pero de la que desconocen todo) se definen animalistas, antitaurinos y otras simplezas semejantes. La ausencia total de formación política, la ignorancia plena de lo que significa ser comunista, unida a una frivolidad absoluta y a una devoción supina por “lo nuevo” explican este tipo de aberraciones ideológicas.

La otra línea de refresco de la oferta política del sistema capitalista es la de la renovación ideológica del fascismo, como señalábamos antes.

Bajo el paraguas del término fascista se amparan organizaciones muy variopintas.

En el caso de Francia, el fascismo intenta dotarse de una respetabilidad “republicana y moderada”, en la misma línea del experimento de Gianfranco Fini de llevar el antiguo Movimiento Social Italiano (mussoliniano) hacia la respetabilidad amable de un fascismo blando en zapatillas de andar por casa.

Un caso distinto es el de Alternativa para Alemania (AfD). Se trata de un grupo de origen euroescéptico, favorable a la salida de Alemania de la UE que en los últimos tiempos ha acentuado su carácter xenófobo y antiinmigrantes. Ha ido pasando de una defensa del liberalismo económico e incluso el ultraconsdervadurismo a posiciones abiertamente de extrema derecha. Este cambio se ha producido mediante el triunfo interno de su corriente más derechista que lo ha llegado a conectar con sectores del movimiento social racista y xenófobo PEGIDA. Pero a su vez este partido tiene el sentido de la oportunidad de enfatizar un programa social y económico de defensa del resquebrajado Estado del Bienestar alemán. Sigue la estela del nazismo cuando en la brutal crisis económica de la república de Weimar amagó por la izquierda para golpear por la derecha más criminal. Su caladero de votos no proviene solamente de liberales y CDU sino también de antiguos votantes de izquierda. Tiene una base social importante entre trabajadores precarios (minijobs), parados, autónomos, funcionarios y jubilados, los grupos más afectados por las consecuencias populares de la crisis capitalista en forma de recortes sociales, salariales y de condiciones de contratación. Baste decir que el 40% de los alemanes carece de capacidad de ahorro. Allá donde los ex comunistas se convierten en ala izquierda del sistema, fascistas y prefascistas recogen la antorcha de la protesta que acabarán proyectando sobre las bases sociales que les aúpan porque son la avanzadilla de la alternativa represora que se da a sí mismo el capital.

Si descartamos al NPD alemán y Amanecer dorado, más clásicamente nazis, el perfil del prefascismo en auge oscila entre el intento de institucionalizar su imagen, buscando un aura de respetabilidad y el de radicalizarla, “equilibrando” un discurso que enfatiza uno de los rasgos típicos del nazismo (el odio al otro) con rasgos sociales de defensa de los golpeados por la crisis, junto con un rechazo más o menos pronunciado hacia la UE y el euro. En los dos últimos aspectos, han recogido lo que las “izquierdas” han ido abandonando al pringarse en gobiernos que aplican las mismas recetas que la derecha, si no peores (Tsipras en Grecia).

Hasta ahora hemos hecho un análisis sintético de las primeras oleadas de signo neofascista y prefascista y de camuflaje remozado de un neoliberalismo cibernético porque el de aplicación práctica sufre un fuerte cuestionamiento.

Pero estoy convencido de que a esas primeras oleadas les sucederán nuevas mutaciones de los mismos discursos puesto que, profundamente adentrados en un marketing de entretenimiento a las víctimas de la crisis por parte de quienes crean y de quienes difunden las nuevas formas de alienación política del sistema capitalista, es necesario renovar la oferta hasta dar con la fórmula final que mejor les funcione.

Desconozco cuáles serán las nuevas fórmulas con las que se disfrazarán en lo sucesivo los nuevos liberales. Pero es obvio que el mando a distancia (E. Dans, R. Galli, L. Abadía,M.Varsavsky, Fundación Everis,.. ) seguirá funcionando, aunque en el caso de España serán seguramente otras caras las que les sustituyan puesto que sus conexiones con las plazas fueron ya probadas en su día.

El único punto del que tengo casi certeza es en que el componente friki para la idiotización de mentes continuará. Al fin y al cabo el frikismo está de moda y se ha revalorizado, el 4.0 es su partitura como el 15M con sus extravagancias, el Partido X primero y Podemos después, con su falta de sentido del ridículo, han sido sus melodías.

En cuanto a los fascismos de nuevo cuño, viejo producto con nuevo etiquetado, seguirán avanzando imparables penetrando ya con fuerza en campos políticos en los que no tendrían porqué entrar, si la realidad del “progresismo” y de las corrientes políticas a su izquierda no estuvieran en el estado de indigencia ideológica en el que se encuentran.

El discurso peronista de movimiento y patria del errejonismo y que es parte del código genético de Podemos convive con la reivindicación socialdemócrata hecha por Pablo Iglesias.

Quien pretenda negar la faceta peronista de Podemos debiera comprobar cuál es el discurso de Chantal Mouffe y de Ernesto Laclau de quienes Iñigo Errejón toma sus excéntricas teorías.

Quién dude de cuál era la ideología de Perón sólo debe informarse sobre las similitudes casi absolutas entre la legislación peronista de entidades gremiales de 1945 y la Carta del Lavoro mussoliniana de 1927. La representación del movimiento obrero fue “integrada” dentro de ambos proyectos políticos para un mejor control de la clase trabajadora, en el clásico esquema organicista del fascismo. Quien busque supuestos izquierdismos de Perón en los años 60 debiera analizar antes su figura en el contexto de los difíciles equilibrios políticos nacionales e internacionales de aquella época así como el peculiar potaje ideológico de la izquierda latinoamericana durante tantas décadas; potaje que aún persiste.

Es entendiendo esos dos elementos como se comprende la abundancia de casos, algunos de ellos citados incluso en medios, de ex miembros de Falange y de otros grupos ultras que se han ido incorporando a Podemos o mostrado su simpatía hacia este partido que, al fin y al cabo, como José Antonio Primo de Rivera dijo de Falange en su día, afirma no ser de derechas ni de izquierdas.

Pero mi preocupación mayor no la representa ya un partido que pierde votos en términos absolutos elección tras elección y que intenta hacer pasar sus broncas y guerras intestinas por debate abierto y fraternal. Las razones para la protesta, la lucha y la resistencia no sólo no han disminuido sino que se incrementarán pero esa “gente” no estará en ellas ni se la espera porque su dirección está compuesta por arribistas sin escrúpulos cuyos únicos objetivos son sus carreras políticas profesionales. Podemos, al vender ungüentos frente a las medidas antisociales que la burguesía ordena a los gobiernos y usar a las víctimas de las mismas de modo meramente instrumental, decepcionará y acabará por ser pasado.

3.-Penetrando con fuerza en campo enemigo
Lo que de verdad me preocupa es la penetración ideológica de la extrema derecha dentro del entorno social y político comunista.

Hace casi 9 años escribí un artículo en mi primer blog ya desaparecido, que otro blog amigo tuvo a bien recoger, titulado De Gustavo Bueno a los nazbol, pasando por todo lo que arrastran sus "discípulos"”. En dicho artículo ya denunciaba estas infiltraciones fascistas en entornos digitales de la izquierda marxista y revolucionaria. Quien leyese en su día dicho artículo, largo, como tantos míos, se encontraría con multitud de enlaces que iban desde las publicaciones de la extrema derecha a las publicaciones comunistas y similares.

Cuando un blog o una web recibe visitas, el gestor de contenidos que maneja la persona/s que lo edita/n permite ver la procedencia de esas visitas. Éste es un sutil modo por el que las páginas fascistas de aquella época captaban la atención de blogueros de izquierda. Para ello contaban con la curiosidad de la persona que administraba el blog o web de línea marxista. En muchos casos, el despistado “izquierdista” no siempre se percataba de la orientación política fascista del medio que lo enlazaba, que solía camuflarse bajo una ideología de tipo nazbol (nacionalbolchevique), en ocasiones definido como tercerposicionista o de la tercera vía. Esta ideología engañaba y sigue engañando al militante poco formado ideológica y políticamente pues no era raro que encontrase en sus publicaciones menciones a Marx, Lenin y, por supuesto, Stalin, mezcladas con otros teóricos de ideología opuesta (Ramiro Ledesma Ramos, Ezra Pound, León Degrelle, Oswald Mosley, Francis Parker Yockey, Corneliu Codreanu,…). Evidentemente no iban a citar a Adolf Hitler o a Benito Mussolini, demasiado conocidos, demasiado evidentes como nazis y fascistas y por, desgracia, los únicos referentes de esas ideologías criminales que conocen muchas personas que se identifican como comunistas.

Llegados a este punto es sencillo comprender de qué modo la persona que se dice de ideas comunistas, si carece de una sólida formación marxista, es fácilmente contaminado de conceptos y categorías de pensamiento ajenas y opuestas al marxismo y de procedencia fascista. Si además, los elementos contaminantes se los aderezaban con términos atractivos para cualquier comunista como “Antiimperialimo” (el manejo que hacen del concepto nada tiene que ver con el significado que le otorgan Lenin, Hilferding o la propia Rosa Luxemburg), o con términos evocadores como “Eurasia”, la píldora ideológica entra más fácilmente. Para los menos formados, los nacionalblocheviques y los tercerposicionistas en general empleaban imágenes y dibujos que integraban símbolos de apariencia comunistas mezclados con otros de tipo fascista o nazi. Les podré un par de ejemplos.







El término nacionalbolchevique no es nuevo. Tiene su origen en los años 20 en la URSS y alcanzó cierto relieve en la Alemania previa al ascenso de Hitler al poder. Pero se revitalizó a partir de la caída de la Unión Soviética con políticos, a la vez que intelectuales, como Eduard Limonov y Alexander Dugin, del que les hablaré más tarde.

Lo que los nazbol y tercerposicionistas hacían para penetrar en el pensamiento de los militantes comunistas lo hizo con mucha mayor destreza Gustavo Bueno Martínez, recientemente fallecido. De hecho sugiero que se lean las conexiones de pensamiento, lenguaje y hasta nombres entre Gustavo Bueno y sectores nazbol, que expuse en su día en el citado artículo.
Bueno, un hombre que empezó siendo marxista y próximo al PCE acabó siendo miembro de la Fundación Defensa de la Nación Española (DNAES), grupo ultranacionalista español. Se declaró tomista no creyente (del filósofo y teólogo Tomás de Aquino), ateo católico y nacionalista español. Sus teorías en los últimos tiempos eran un refrito reaccionario, con alguna expresión pseumarxista despojada de su significado real. Fue un protector, desde su revista El Catoblepas, de católicos, monárquicos, liberales, algunos comunistas despistados, como el ya fallecido como José María Laso, y un buen elenco de falangistas y reaccionarios.
Ligada al Catoblepas estaba un grupo de poder interno llamado “nódulo materialista”, auténtico núcleo de devotos de la teoría del “materialismo filosófico” (no confundir con el materialismo histórico ni con materialismo dialéctico marxistas) de G. Bueno. En ella estaba por aquél entonces un tipo excéntrico llamado Santiago Armesilla que editaba una publicación digital llamada “Izquierda Hispánica” (por aquello de la “Hispanidad”), un refrito de teoría bolivariana, paridas de Bueno, populismo reaccionario y neolenguaje que quería parecer marxista pero no se acercaba a este pensamiento ni de lejos.
Pues bien, el tal Armesilla hoy es militante del PCE, colabora con la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM), ligada al PCE, se las da de formado en el marxismo, cosa de la que no tiene ni repajolera idea, y ha escrito un vomitivo texto en una web ligada a militantes del PCE, Crónica Popular, en la que presenta a Bueno como un renovador del pensamiento marxista. Que gente como dicho sujeto esté llegando lejos en la Universidad española, y posiblemente acabe haciéndolo en la política, indica el nivel de pudrimiento intelectual y moral de ambas.
Quiero volver a Alexander Dugin, un teórico y político que empezó militando en el movimiento ultranacionalista ortodoxo y antisemita ruso Pamyat, movimiento que tuvo una deriva hacia una mezcla de elementos teóricos de la monarquía de los Romanov y el fascismo, para pasar posteriormente a ser consejero externo del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), lo que no es disonante con el fuerte componente nacionalista de dicho partido heredado del estalinismo, y acabar siendo un teórico del Partido Nacional Bolchevique. Dugin rompería después con este partido y crearía el suyo propio, Eurasia.
Dugin, frente a la tercera vía o tercerposicionismo clásico del los nazbol, sostiene una nueva teoría neofascista, la llamada Cuarta Teoría Política (superación de capitalismo, marxismo y fascismo/nazismo). Es necesario aclarar que tanto el tercerposicionismo como la Cuarta Teoría Política dicen rechazar al fascismo y el nazismo clásicos por capitalistas, lo que no es sino un modo de intentar legitimar sus ramas particulares de neofascismo o neonazismo desde una aparente izquierdización. A esta baza ya jugaron sectores del NSDAP (nazis alemanes) como el ala izquierda de Otto Strasser.
Entre ciertos sectores de la izquierda comunista española están empezando a calar las ideas de Dugin y de otros políticos y pensadores neofascistas y neonazis. La vía empleada es a través de publicaciones aún muy minoritarias en cuanto a seguimiento y lecturas pero que aplican el anzuelo de lo ruso para quienes aún se niegan a ver que este país juega su propia baza como país capitalista en la geoestrategia y la geopolítica mundiales. Es el tipo de gente capaz de considerar recomendables a Trump -Hillary Clinton me parece igual de peligrosa- y a Erdogan sencillamente porque apuestan por mejorar sus relaciones con Rusia, sin inmutarse ni tomar conciencia del carácter profundamente reaccionario y hasta criminal de los dos personajes que acabo de citar.
Una de esas publicaciones es Katehon, una web en la que basta ver la sección de vídeos para notar la presencia de Dugin o incluso la de Marine Le Pen. No falta tampoco un artículo de alabanzas al líder del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania porque propone mejorar las relaciones con Rusia. Prefiero no seguir con las entradas que tiene esta web y que las comprueben ustedes. Entre sus autores destaca de nuevo Alexander Dugin, por encima de todos, el ultra Alain de Benoist y la publicación de extrema derecha, con colaboradores progres, El Espía Digital. Para despistar algún autor de izquierda radical. Puede que la recolección de artículos se haya hecho a partir de la libre publicación y que Katehon los haya recolectado, lo sepan sus autores o no. Pero Dugin destaca por encima de todos por el número de artículos publicados en esta web. Por último, por si quedaban dudas, en el quiénes somos las aclaran: Dugin aparece de nuevo y hay dos miembros ligados a instituciones de la iglesia ortodoxa rusa. Para dar empaque a la publicación, el resto de miembros del Consejo de la publicación aparecen muy ligados a la oficialidad institucional rusa.
En cuanto a la publicación El Espía Digital es una de esas publicaciones de la extrema derecha más extrema que anda aún enganchada con el rancio y cuartelero ¡Gibraltar español!, tal y como vemos en su petición de firmas en change.org, una de esas plataformas que hacen negocio con el ciberactivismo.
El Jano Andaluz, en un largo artículo publicado en su blog, desvela quiénes están detrás de la publicación El Espía Digital. El número de ultraderechistas en dicha publicación es inmenso, algunos como su propio director con un pasado en organizaciones nazis y neonazis violentas (Bases Autónomas, MSR,...), algo que se ha difundido ya en varios medios, hasta el punto de que ha decidido simplificar su nombre de Juan Antonio Aguilar a Juan Aguilar, en un intento por “camuflar” ese pasado. Ello no impidió que Juan Carlos Monedero le invitase en su día como tertuliano en su programa La Tuerka. ¿Responde la razón de esta entrevista a una colaboración La Tuerka-El Espía Digital por aquello de que ésta última página tiene conexiones con Hispan TV, en la que Pablo Iglesias presenta su programa Fort Apache? Lo ignoro. Juan Antonio Aguilar es también un colaborador habitual de Russia Today
No faltan militares golpistas o hijas de militares que participaron en el 23-F. Como tampoco faltan artículos, a mansalva de Alexander Dugin (112 entradas con este nombre) como tampoco del falangista y analista militar Gustavo Morales, colaborador habitual de la casa , de Hispan TV, de Russia Today (RT) y de Página Transversal, una publicación digital ligada al pensamiento nazbol, en la que tampoco falta Alexander Dugin. Los sitios recomendados por esta página son El Espía Digital, Katehon y La Cuarta Teoría Política (en español). Así uno no se pierde.
Conviene señalar que Gustavo Morales fue miembro creador de la Asociación DRY, escisión muy por la derecha de su entidad de origen, Democracia Real Ya, que era bastante de derechas. La Asociación DRY llegó a pedir relaciones políticas al Nudo Patriota Español (fascistas). Victor García, otro de los fundadores de ADRY, es o ha sido miembro de Podemos.
No quiero olvidarme tampoco, dentro de los colaboradores de El Espía Digital, Fernando J. Muniesa, Presidente del Consejo Editorial de dicha publicación.
A Fernando J. Muniesa hay quienes le acusan de ser un ex colaborador del CNI-CESID implicado en las escuchas a políticos de la Comunidad de Madrid por Encargo de Esperanza Aguirre. Igualmente diversas fuentes le vinculan también con Xavier Anglada, líder de la ultraderechista Plataforma por Cataluña (PxC), muy centrada en el rechazo hacia los inmigrantes extranjeros en ese territorio.
Puede que lo anterior no sea cierto pero sí lo es su vinculación con los servicios secretos españoles, que el mismo ha señalado en varios libros. También lo es que es el Presidente del Consejo Editorial de El Espía Digital en cuyo newsletter colabora habitualmente.
Me resulta sorprendente y preocupante que esos artículos aparezcan también publicados en un digital que se dice progresista, Diario 16. 50 artículos lleva publicados ya en él. Pero cuando se acude a ver las entradas que publica en el newsletter de El Espía Digital no aparece un enlace a Diario 16, ni siquiera la mención de que ha sido publicado en dicho medio, lo que nos lleva a pensar que el mismo artículo aparece en ambos a la vez y no es consecuencia de que un medio copie los contenidos del otro.
Con el currículo de Muniesa como espía, con las acusaciones que se han vertido sobre él, con su condición de Presidente del Consejo Editorial de El Espía Digital, no puedo menos que preguntarme qué hace este señor en Diario 16 y si este diario desconocía dicha trayectoria. Admito que yo tampoco sabía nada sobre quién era Fernando J. Muniesa hasta que me puse a escribir este largo artículo pero yo soy uno y en el diario son unos cuantos más, además de que no se empieza a escribir en un medio sin que se busquen referencias acerca de un posible colaborador. La búsqueda de datos personales en Internet de alguien que se va a incorporar a una plantilla es algo que hace cualquier empresa que se precie de ser tal desde un tamaño pequeño en adelante.
Dicho todo lo anterior, quiero explicar porqué funciona la penetración del pensamiento nazbol y reaccionario tanto de Katehon como de El Espía Digital entre un sector de personas que se consideran a sí mismas comunistas.
La histórica tradición del internacionalismo proletario sufrió tras la revolución de octubre, más marcadamente tras la muerte de Lenin, una mutación consistente en la subordinación de las organizaciones de la III Internacional a los intereses de Estado de la URSS, comprensible por el acoso externo a la revolución y por la situación posterior al ser atacado dicho país por la Alemania nazi, pero que tuvo sus efectos perniciosos en cuanto a que los objetivos internacionales de clase se identificaron con los de Estado. Habrá quien intente justificarlo en base a que dicho Estado era el primero obrero de la historia y a que su supervivencia era la base que garantizaba la expansión del socialismo en otros lugares del mundo. Pero es una tesis como mínimo falaz ya que Yalta demostró que no era así y que se pactaban repartos de influencia en Europa y la posterior doctrina de la Coexistencia Pacífica intentó pactar esto a nivel mundial, aunque algunos episodíos internacionales la rompieron ocasionalmente. Todo ello tuvo sus consecuencias sobre las organizaciones comunistas en el mundo y las posibilidades del socialismo internacional. Y si no que le pregunten al KKE (Partido Comunista de Grecia) por el rechazo de la URSS a apoyar a su organización guerrillera ELAS tras la II G.M., en cumplimiento delos acuerdos de Yalta que contrajo dicho Estado con USA y el resto de potencias vencedoras.
Esta pauta se ha mantenido mimética y acríticamente tras las desaparición de la URSS. Para muchos comunistas Rusia y sus intereses siguen representando algo parecido, a pesar de que esa visión sólo se dé en su cabeza y de que la Rusia de hoy proteja los intereses internacionales de sus oligarquías económicas a las que Putin sirve, siempre que le sustenten su concepción geostratégica mundial que, como dije anteriormente, es mucho menos agresiva que la de USA pero no por ello es progresista. Al respecto no estaría de más que quienes actúan de voceros acríticos de los intereses rusos desde una posición pretendidamente comunista conociesen cuál es la categorización que hace el KKE de este país, sus burguesías y su gobierno en el contexto de la posibilidad de una guerra, producto de las contradicciones interimperialistas.
Meta usted en las dos publicaciones digitales muchos contenidos que tengan que ver con Rusia, con sus intereses estratégicos a nivel internacional, ponga enlaces a sus publicaciones y de sus aliados y el reflejo condicionado pavloviano hará el resto. Si a ello le añade usted algún colaborador progresista o incluso marxista el resultado funcionará. Cabe preguntarse si los progresistas o los “marxistas” que colaboran en publicaciones de este tipo lo hacen a sabiendas de lo que en realidad son políticamente esos medios o no.
Toda esta infiltración de conceptos, contenidos e ideas ajenas y hasta opuestas al pensamiento marxista se hace posible por la debacle que ha sufrido el movimiento comunista internacional al menos desde el hundimiento de la Unión Soviética, cuyo efecto ha sido devastador para nosotros, independientemente de en qué corriente nos situemos. La debilidad teórica y organizativa ha hecho el resto. Comunistas políticamente muy poco formados, ideológicamente involucionados, ajenos a los fundamentos del marxismo y con un profundo sentimiento de orfandad que les ha llevado a encontrar referentes internacionales en países con gobiernos que hace 25 años sería impensable para un comunista, están siendo abducidos por el pensamiento más reaccionario. La última trinchera que necesitaba derrotar el capital a través de un refrescamiento de sus ideologías de enfrentamiento éramos nosotros y nos están destrozando y no por nuestra debilidad sino por el riesgo de que nos metabolicen, convirtiéndonos en lo que nunca hemos sido: otra cosa.
¿Alternativas frente a ello ? Creo que la denuncia de estos hechos es ya, en sí misma, una alternativa necesaria, por reducido que sea su eco receptor. En otros textos que he escrito anteriormente he planteado también algunos ejes necesarios para la recuperación del marxismo y de la identidad comunista.
Aún así, creo que sería necesario desarrollar propuestas frente a este terrible desafío; respuestas que deben ser también tarea de más comunistas que hayan detectado este riesgo tangible de involución política dentro de nuestro campo ideológico.
En cualquier caso, no descarto un segundo artículo con contenido propositivo frente a la amenaza aquí analizada.