31 de enero de 2014

¿DICTADURAS DEL CAPITAL EN EL HORIZONTE?

Miguel Urbano Rodrigues. La Haine   
Para concretar el objetivo, los medios hegemonizados por el capital promueven la alienación de los pueblos con la colaboración de las falsas izquierdas

El discurso pronunciado en Montreux, Suiza, en la Conferencia Internacional sobre Siria, por el vicepremier de aquel país árabe (odiario.info, 28 de enero) es simultáneamente una respuesta a la campaña de mentiras de los medios occidentales sobre la situación en la Región y una denuncia de la alianza de las potencias imperialistas con las organizaciones terroristas por ellas financiadas y armadas y con las monarquías fundamentalistas del Golfo.

Precisamente porque los hechos de Siria transcienden los problemas locales, los grandes periódicos y cadenas de televisión de los EEUU y de la Unión Europea dedicaron atención mínima a la lúcida y oportuna intervención del vicepremier sirio.

La campaña de calumnias y desinformación cuyo blanco es el presidente Bassar al Assad refleja bien la hipocresía, el amoralismo y la desesperación creciente del gran capital transnacional incapaz de encontrar soluciones para la crisis global del sistema iniciada en los EEUU, polo y motor del engranaje de poder que oprime la humanidad.

Las guerras genocidas y de saqueo contra los pueblos de Afganistán, Iraq y Libia, que arruinaron a esos países, no han producido los resultados esperados. Los EEUU, que concibieron esas agresiones y han implantado en ellos el caos, la hambruna y la violencia endémica, simulan retirar las tropas de ocupación de las regiones que devastaron y empobrecieron. Mienten. En Iraq las sustituyeron por ejércitos mercenarios.

Fue el veto de Rusia a la intervención militar directa estadounidense lo que obligó Obama a dar el dicho por no dicho después de anunciar que bombardearía Siria. La primera consecuencia fue el inicio del dialogo con Irán y la anulación parcial de las sanciones impuestas a Teherán.

La renuncia al uso inmediato de la fuerza no significa, sin embargo, un viraje en la estrategia imperial para la Región.

Hay que recordar que Barack Obama olvidó o violó la mayoría de los compromisos asumidos durante la campaña electoral que lo llevó a la Casa Blanca. Una vez elegido, las promesas progresistas fueron ignoradas o sustituidas por una política belicista.
El discurso del secretario de Estado John Kerry en la Conferencia sobre Siria será recordado como ejemplo de fariseismo. Repitió con impudor y arrogancia las mentiras y calumnias forjadas por la propaganda imperialista, pero sus amenazas a Bassar al Assad no ocultaron la incapacidad de Washington en el actual contexto para concretarlas.

EL ALERTA DE CHOMSKY
Noam Chomsky, durante un Festival de Ciencias en Roma, procedió a un inquietante diagnóstico de la crisis mundial.

En su opinión las llamadas democracias representativas de los países desarrollados del Norte están al borde de un colapso porque las instituciones no funcionan. Quienes hoy en la Comunidad Europea toman las decisiones importantes son dos o tres gobernantes y los burócratas de Bruselas. El objetivo prioritario es la destrucción de las conquistas sociales –salud, educación, seguridad social, regímenes de jubilación, etc –de los trabajadores posteriores a la II Guerra Mundial.

El abismo entre el capital y el trabajo se profundiza. Para concretar el objetivo, el sistema mediático, hegemonizado por el capital, promueve hábilmente la alienación de los pueblos con la colaboración de las falsas izquierdas.

En los EEUU el panorama esbozado por Chomsky no es menos sombrío. La situación asume tal gravedad que incluso el Wall Street Journal reconoce que el país está al borde de un desastre irreparable. Sea cual sea el gobierno -escribe el influyente diario- demócrata o republicano, las políticas son las mismas porque son siempre «los banqueros y los burócratas» quienes imponen las decisiones. Chomsky concluye que el peligro de gobiernos dictatoriales de la plutocracia es hoy en Europa y los EEUU una amenaza real.

EL CASO PORTUGUÉS
En Portugal, el gobierno de Passos & Portas actúa ya como discípulo entusiasta de esa estrategia criminal. La política que impone, la austeridad y el lenguaje patriotero con que la pretende justificar, traen cada día a la memoria la actitud de los gobernantes de la época de la dictadura.

Salazar también combatió el déficit del presupuesto. Lo hizo robando los trabajadores en beneficio de la clase dominante. Se enorgullecía, como Passos, de una austeridad criminal que colocó a Portugal a la cola de Europa.

El cuadro político y social cambió, es cierto. El pueblo portugués fue sujeto de una revolución democrática y nacional. Transcurridos 40 años, el lenguaje y los métodos de los ministros de Passos & Coelho (hoy no existe policía política) no pueden repetir los de los jerarcas del fascismo. Pero algunos de los miembros del actual gobierno de derecha podrían haber sido ministros de Salazar y contado con su admiración.

La señora de Hacienda, siempre suave al anunciar medidas perversas, seguramente tendría lugar en un gabinete de Salazar. El ministro adjunto Marques Guedes, con su estilo seráfico, también, así como el responsable de Defensa, que cultiva la mentira y la truculencia, tal como algunos secretarios de estado liderados por el ilusionista Marco Antonio. Es dudoso que Portas cayera bien a Salazar por su imprevisibilidad y ambición ostentosa, y admito que Passos, por su arrogancia y escasa inteligencia, no lo impresionaría.

El conjunto, por la opción ideológica ultramontana, obra y oratoria, me hace diariamente recordar la peor fauna política de de las décadas de dictadura fascista.
Es dolorosa la conciencia de que el gobierno de Passos & Portas ejemplifica bien el modelo de dictadura plutocrática esbozado por Chomsky. Esa gente consiguió implantar en Portugal un régimen autocrático. La fachada democrática no oculta ya la dictadura del capital.

No soy pesimista. Me anima la convicción de que el pueblo portugués, en un reencuentro con la Historia, vuelva en breve a asumirse como sujeto. El aumento torrencial de las luchas sociales y de la combatividad de las masas refuerzan la esperanza de que los trabajadores, víctimas del sistema, se movilicen más temprano que tarde, liderados por la CGTP, para enfrentar y alejar del poder a los que hoy los oprimen, roban y humillan.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
A estas alturas de la película creo que mi pelea por desmontar y combatir el error, muchas veces debido a la ignorancia, otras tantas a la falacia, de confundir pueblo (equivalente a nación tras la revolución francesa, o a la "ciudadanía", esa palabra que tanto gusta a la derecha y a las pseudoizquierdas desclasadas) con clase trabajadora, está destinada al fracaso. La estupidez, unida a la claudicación ideológica hace tiempo que han ganado irremisiblemente la batalla. 

Es tan obvio el modo en que se juega a confundir ambos conceptos que, si al principio se alude al significado correcto de pueblo (al aludir a las naciones agredidas por el imperialismo norteamericano, en ocasiones en connivencia con el terrorismo islámico, como es el caso sirio) luego, en el último párrafo del artículo que les he presentado arriba, se mezcla a la nación portuguesa ("el pueblo portugués") con la clase ("los trabajadores") sin recato alguno.

Pero no pasa nada. Las izquierdas en su juego premediatado en unos casos, derivado de la falta de formación política en otros, seguirán dando vueltas a la noria de la confusión, que en muchos casos tiene un transfondo patriotero y antiinternacionalista y siempre expresa el objetivo interclasista de fondo, en lo que no es otra cosa que un entreguismo ideológico digno de mejor fin en su obstinación.

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