4 de diciembre de 2013

MOLDAVIA CONTRA LA UNIÓN EUROPEA: LAS MANIFESTACIONES QUE NO SALEN EN LOS MEDIOS (VÍDEO)

Canarias-Semanal

El pasado 23 de noviembre, decenas de miles de manifestantes recorrieron la capital moldava para exigir al gobierno su inmediata dimisión y la celebración de elecciones anticipadas. Esta protesta está liderada por el Partido Comunista de la República Moldava(PCRM) y surge ante las políticas antipopulares del gobierno, que pretende que Moldavia forme parte de la UE. Miles de personas con banderas rojas y símbolos comunistas, secundaron la protesta.

Multitud de coches y autobuses llegaron a la capital, a pesar de las presiones policiales. En ellos llegaban representantes de todos los municipios del país.

Vladimir Voronin, Secretario General del PCRM, dijo en su discurso "Estoy contento de estar hoy aquí con vosotros. Estamos aquí para defender Moldavia del poder criminal que destruye y humilla al pueblo moldavo", o "los gobernantes actuales son representantes de la oligarquía mafiosa".

Frente a la integración en la UE, el PCRM propone integrarse en la Unión Aduanera de la que forman parte Rusia, Kazajstán, y Bielorrusia. Vladimir Voronin del PCRM acusa al gobierno de estar manteniendo conversaciones secretas con funcionarios de la UE, lo que supone una violación de la constitución y una traición a la nación y al pueblo moldavo. Hace unos días el Comité Central del PCRM calificaba al gobierno como "grupo delictivo organizado".

Otro detonante es la reciente privatización de una entidad bancaria y el aeropuerto estatal. Ante esto el PCRM denuncia a la mayoría parlamentaria de "estar al servicio de los oligarcas, legalizando abiertamente el derecho a robar a plena luz del día a los ciudadanos y a la nación moldava". A esto hay que añadir que el actual gobierno se formó de una forma anómala, incumpliendo los procedimientos constitucionales.

El PCRM es la principal fuerza política de este país de tres millones y medio de habitantes. También es el grupo mayoritario en el parlamento, aunque no llega a tener la mayoría como para tener el gobierno que ahora mismo sostiene una coalición de tres partidos.

Esta manifestación se produce dos días después de que Ucrania suspendiera los preparativos para la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Los pueblos soviéticos están comenzando a despertar. Ya han probado el amargo sabor del capitalismo y la UE es eso lo que representa. Una UE preocupada de mantener los privilegios de oligarcas mientras condena a millones al paro y a la pobreza.

Moldavia lleva casi dos años sin gobierno. Los partidos en el gobierno mantienen al país en una situación de bloqueo político, prefieren que el país siga sin gobierno antes que permitir que gobierne el partido mayoritario: El Partido Comunista.

La constitución moldava establece una única cámara legislativa, que elige al ejecutivo. En las elecciones de noviembre de 2010 el resultado fue el siguiente:
  • Partido Comunista: 42 diputados
  • Partido Liberal Democrático: 32 diputados
  • Partido Democrático: 15 diputados
  • Partido Liberal: 12 diputados
La elección del ejecutivo requiere una mayoría cualificada de 61 diputados, cosa que no alcanza ningún partido, ni siquiera la coalición anticomunista a la que le faltan 2. Lo que la Ley prevé para estos casos es la disolución del parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones, cosa a la coalición anticomunista se niega. Lo único que propone dicha coalición es cambiar las reglas de juego para que ellos puedan gobernar.


Ante esta situación, el Partido Comunista propone que se cumpla la constitución y se convoquen nuevas elecciones parlamentarias. El PCM ha convocado distintas manifestaciones, la última se celebró este domingo 19 en la capital, Chisinau.


3 de diciembre de 2013

UCRANIA: UN ELEFANTE SE BALANCEA…

Elsa Claro. Cubadebate

No fueron 7 pecados capitales los cometidos por la Unión Europea, pero en la estrategia seguida con Ucrania para  llevarla hacia una alianza comercial, lejos, muy lejos de la asociación al pacto comunitario, sin duda, hubo 2 gravísimos errores.

Ante todo, pensaron que en Kiev la ansiedad por enrolarse en la UE  les haría aceptar cualquier condicionante. No falta interés en ser miembros de Los 28, pero, según parece, no a cualquier coste, y la exigencia de Bruselas para que liberaran a la ex primera ministra Julia Timochenko, quien cumple condena por abuso de poder, tenía rasgos de insolente injerencia pero ningún vínculo con los convenios económicos que iban a firmarse el 29 de noviembre. El parlamento rechazó esa petición.

En la negativa a continuar el proceso, tuvo importancia considerable  la ausencia de estímulo financiero. Todas las naciones que concluyeron siendo miembros de la UE, fueron cortejados a partir de suculentas promesas o tentadores empujes. Créditos blandos, fáciles de liquidar  y condescendencias similares fueron otorgados a los aspirantes. Esos “fondos de estabilización”  necesarios para alcanzar ciertas armonías entre los nuevos adherentes y  los estándares europeos, no le fueron ofrecidos a Ucrania. No se pregunte el motivo, pues, por ahora, no hay respuesta, a menos que semejante excepcionalidad esconda una destemplada  arrogancia.

Desde luego, se puede suponer que la UE está demasiado comprometida con las ayudas a varias naciones miembros muy en apuros, comenzando por Grecia, algo entendible, pero de ser así ¿por qué no admitirlo?

Otras dificultades que deslomaron  el deseo ucraniano de figurar como objeto de ambición y pugna encaminado a un supuesto destino de ascenso y distinción, fueron  exigencias que implican pérdida de soberanía o el cierre del camino de regreso si, en la praxis, no les convenía continuar acompañado.

¿Cuáles? Obligaciones como sustituir el sistema legislativo propio por el europeo, adoptar como única posibilidad de desarrollo el neoliberalismo y el libre comercio en su variante embudo: inundar el mercado ucraniano con producciones de sus socios occidentales, sin permitirles hacer  algo similar a la inversa.

Parecían dispuestos en Kíev a aceptar. Hasta último momento, entre políticos y analistas, se manejó que durante la semana transcurrida desde el día en que el presidente Víctor Yanukovich anunció la suspensión de las tratativas con el pacto comunitario y el inicio de la cumbre en Vilna,  era posible que la UE llevara a la capital lituana una nueva opción, en cuyo caso, las autoridades ucranianas podrían flaquear y concluyeran suscribiendo el trajinado acuerdo.

La realidad desnuda es que para unirse a la UE Ucrania está obligada a cambiar mucha o toda su tecnología, aparte de cambiar leyes. Según cálculos, necesita alrededor de 20 mil millones de dólares anuales para hacer esa reconversión y salir a flote en condiciones regulares. También se ve obligada a aplicar medidas antisociales parecidas a las que se aplican en diferentes países muy comprometidos y recargados de incertidumbre con respecto a su futuro.

Algunos aseguran que debido a su afán de no perder el favor popular, a un año de las elecciones, Yanukovich optó por no arriesgarse a emprender una política de shock. Es posible, pero la lógica llana sugiere que teniendo tanto por exponer y tan poco a lograr a corto plazo, cuando el Viejo Continente, además, atraviesa por una delicada etapa y demasiada incertidumbre, lo razonable era acogerse a la oferta de Rusia que sí se dispone a otorgarle créditos y mantenerse como el primer comprador de Ucrania.

El analista Álex Corrons, enfoca el tema planteando que ante la evidencia de que la Unión Europea abusa de los países del sur con los ajustes ordenados por la Troika, vale suponer que “(…) la asociación con la UE… a lo mejor es un suicidio para Ucrania”. Y se explica: “Las instituciones como el Banco Central Europeo prestan el dinero a la gran banca internacional, principalmente a la banca alemana, se lo presta al 0,75% o al 1% para que luego estos bancos privados se lo presten al 7% a los Estados. Es decir, los Estados al entrar en la Unión Europea, no solo pierden la soberanía monetaria, sino que se ganan un buen paquete de intereses de deuda para pagarles a los bancos privados”.

Otra opinión pertenece a la investigadora belga Ria Laenen, publicada  en De Standaard: “La Unión Europea intentó atraer Ucrania a la Asociación (Oriental*) presentando solo sus propias exigencias (la reforma judicial y la entrega de Yulia Timoshenko) sin proponer nada por su parte”. O sea, “No quiso asumir ningún compromiso serio en materia financiera o económica.”

No faltan quienes remiten este episodio a una confrontación geoestratégica entre Moscú y Bruselas, pasando por Washington, que ha tenido que ver con el asunto por vía del FMI, donde predominan  las decisiones norteamericanas, organismo que le negó a Kíev un préstamo para aliviar sus tensiones económicas actuales y ayudar a la reconversión industrial u otras exigencias si pacta con la UE.

Esa tesis se basa en que Rusia “amenazó” a Yanukovich con cortarle el suministro de energéticos y no mantenerse como comprador neto de las producciones ucranianas. En realidad y, aparte de lo conveniente de mantener ese mercado, Moscú ofrece a su vecino la ayuda financiera que requiere, sin dilaciones.

Suponiendo que hubo coacción o esos movimientos se basen en el plan euroasiático del Kremlin, para entrelazar varios territorios postsoviéticos  mediante la Unión Aduanera que ya cuenta con la filiación de Bielorrusia y Azerbaiyán y la anunciada adición al proyecto también de Armenia, ¿cuál es la diferencia entre el propósito de asociar a conveniencia un grupo de naciones en torno a un proyecto? ¿Acaso válido para la UE pero no para Moscú? (* La Asociación Oriental pretende comprometer a varios países del espacio postsoviético a la UE, buscando ventajas pero otorgando escasos beneficios).

Los europeos se interesan en estas naciones porque poseen petróleo, gas  y valiosos minerales. En particular, Ucrania es  el territorio sobre el cual pasa un 30% de las conductoras con energéticos hacia la zona occidental del Continente. Posee una extensa frontera con Rusia y tenerla de aliado frágil cierra más el círculo tendido en torno a Rusia, a la cual le conviene sumar a la propia,  la industrialización  y el personal calificado alcanzado por Ucrania durante la era soviética.

La antigua URSS constituyó su entramado  económico inter vinculando sus 15 repúblicas. Un significativo porcentaje de esas estructuras se mantiene a través de la similitud tecnológica y varios factores concretos. Buena parte de los 45 millones de habitantes de Ucrania son de origen ruso y no son las únicas conveniencias mutuas. Darle la espalda a Moscú, perdiendo su mercado y exponerse a las incertidumbres de cambios sin certezas de éxito  ni plazos cercanos, resulta insensato.

Entre los problemas a dilucidar, están las divisiones clásicas de la ciudadanía ucraniana. Casi a partes iguales son pro occidentales o pro rusos. La oligarquía interna y los intereses ajenos, se mueven para potenciar estados de  discernimiento a partir de esa parcelación del criterio. Son de esperar jornadas intensas y complejas.

Aun cuando es obvio el éxito del Kremlin en la disputa por el importante enclave, y pese a que distintos politólogos califican de enorme ese triunfo de la administración Putin, el saldo de las negociaciones ucranio-europeas, demanda prudencia y tiempo para despejar sus numerosas interrogantes. Este es uno de esos suelos resbaladizos que incluso bien dispuesto, pueden provocar un tremendo traspié.

La antigua URSS constituyó su entramado  económico inter vinculando sus 15 repúblicas. Un significativo porcentaje de esas estructuras se mantiene a través de la similitud tecnológica y varios factores concretos. Buena parte de los 45 millones de habitantes de Ucrania son de origen ruso y no son las únicas conveniencias mutuas. Darle la espalda a Moscú, perdiendo su mercado y exponerse a las incertidumbres de cambios sin certezas de éxito  ni plazos cercanos, resulta insensato.

Entre los problemas a dilucidar, están las divisiones clásicas de la ciudadanía ucraniana. Casi a partes iguales son pro occidentales o pro rusos. La oligarquía interna y los intereses ajenos, se mueven para potenciar estados de  discernimiento a partir de esa parcelación del criterio. Son de esperar jornadas intensas y complejas.

Aun cuando es obvio el éxito del Kremlin en la disputa por el importante enclave, y pese a que distintos politólogos califican de enorme ese triunfo de la administración Putin, el saldo de las negociaciones ucranio-europeas, demanda prudencia y tiempo para despejar sus numerosas interrogantes. Este es uno de esos suelos resbaladizos que incluso bien dispuesto, pueden provocar un tremendo traspié.