Jim Wolfreys
Confrontados a recortes presupuestarios de 95 millardos de euros en el sector público, con proyectos de doblar o triplicar los derechos de entrada en la universidad, 50.000 estudiantes y trabajadores de las universidades han roto el mito según el cual la austeridad es inevitable. Miles de ellos han asediado la sede del Partido Conservador en el edificio de Millbank, humillando a la policía.
El establishment está escandalizado y ha intentado imponer una versión de los acontecimientos. "Militantes de grupos de extrema izquierda han empujado a una mezcla de estudiantes de la clase media y de alumnos de institutos y de la universidad al frenesí" titulaba en primera página el periódico de derechas The Daily Mail. Los dirigentes del sindicato estudiantil NUS y del sindicato enseñante UCU se han hecho eco de la condena por el establishment de una "minúscula minoría" que ha "desviado" la manifestación.
La realidad era bien diferente. Esta manifestación de desconfianza, confiando en sus fuerzas, plena de vida, ha expresado el sentimiento de que los recortes del gobierno son ilegítimos y no tienen mandato democrático. Los manifestantes de Londres compartían, pues, una cólera profunda con los millones de manifestantes de Francia de las últimas semanas. Los manifestante han encontrado también numerosas formas de expresar su rabia. Muchos se manifestaban por primera vez. Miles de ellos enarbolaban pancartas o gritaban consignas que expresaban un humor una cólera y un desprecio brutal y sin compromisos por los ministros: "Robert Mugabe no me haría pagar por la facultad", "David Cameron, lárgate y vuelve a Elton", "Los únicos recortes que queremos ver son los conservadores en la guillotina", etc.
Fue una celebración insolente de la furia popular hacia la arrogancia y la hipocresía de la coalición liberales-conservadores. El eslogan "No ifs, no buts, no education cuts" ("No "síes", no "peros", no reducción en la educación") fue adoptado por miles de manifestantes que se reunieron en Millbank donde permanecieron durante muchas horas, aplaudiendo la invasión del edificio. La ocupación formaba parte de la atmósfera de la manifestacion, y no tenía sentido más que en el contexto de una cólera legítima que no tiene voz en el escenario político dominante.
El 10 de noviembre marca la entrada de Gran Bretaña en un ciclo de protestas que comenzó en Atenas. La tradición radical de desobediencia civil encarnada por los cartistas, las sufragistas, y los manifestantes contra la Poll Tax se ha levantado de nuevo y ha rugido su mensaje en las calles de Londres: la contraofensiva ha comenzado. Este mensaje debe retumbar en todas las facultades y todos los centros de trabajo hasta que la dirección del movimiento obrero y sindical salga de su conservadurismo. Nuevas manifestaciones están previstas para el 24 de noviembre.
Tout est à nous! 17/11/2010
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
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