Germán Gorraiz López.
Diario Octubre
Análisis del nerviosismo bursátil mundial provocado por la concatenación
de factores económicos desestabilizadores.
El inicio de la retirada por la
Fed de sus medidas de estímulo a la economía estadounidense
consistentes en 85 millones de $ mensuales destinados a la compra de activos ,
ha provocado el nerviosismo en Wall Street con el Dow Jones de Industriales lo
que ha conllevado que la barrera estratosférica de los 16.000 puntos haya
saltado por los aires y se encamine hacia la barrera psicológica de los 15.000
puntos tras una caída semanal acumulada cercana al 4% debido a la psicosis
vendedora originada por la devaluación del peso argentino y el remate de
activos en mercados emergentes.
Así, la crisis en las divisas en mercados emergentes ha provocado que
los inversionistas hayan preferido distanciarse de activos de renta variable
como el mercado de valores de Dow Jones, lo que aunado con el preocupante dato
de actividad manufacturero de China del mes de Enero que se contrajo tras seis
meses consecutivos de expansión ( según el Índice gerente de compras (PMI)
elaborado por HSBC/Markit cayó hasta los 49,6 puntos, por debajo del nivel de
50 puntos que indica expansión) ha provocado una tendencia vendedora en las
plazas europeas y asiáticas, por lo que no sería descartable que los bajistas
se alcen con el timón de la nave bursátil mundial y derive en una psicosis
vendedora que podría terminar por desencadenar el estallido de la actual
burbuja bursátil tras unas ganancias récord en el 2013 del 28,5% en el Dow
Jones Industriales; del 29,6% en el S&P 500; del 21% en el IBEX 35 y más
del 40% en el Nikkei japonés , rememorando valores de 1.997.
Génesis de la actual burbuja bursátil
La burbuja actual sería hija de la euforia de Wall Strett (y por
extrapolación del resto de bolsas mundiales) tras las políticas monetarias de
los grandes bancos centrales mundiales que han inundado los mercados con
centenares de miles de millones de dólares y euros con la esperanza de relanzar
la economía, más aún cuando las colocaciones sin riesgo (deuda de EEUU o de
Alemania), no retribuyen nada a los inversionistas.
Racionalidad limitada: La desconexión con la realidad por parte de los
inversores les llevaría a justificar la exuberancia irracional de los mercados
( creándose un mundo virtual de especulación financiera que nada tendría que
ver con la economía real) y a extrapolar las rentabilidades actuales como un
derecho vitalicio lo que unido a la pérdida de credibilidad de las agencias de
calificación como Moody's (al no haber predicho la actual crisis), coadyuva a
que el mercado permanezca insensible al recorte de rating de las compañías que
cotizan en la bolsa.
Especulación: El proceso especulativo impulsa a comprar con la esperanza
de sustanciosas ganancias en el futuro, lo que provoca una espiral alcista
alejada de toda base factual. Así, el precio del activo llega así a alcanzar
niveles estratosféricos hasta que la burbuja acaba estallando (crash) debido a
la venta masiva de activos y la ausencia de compradores, lo que provoca una
caída repentina y brusca de los precios, (hasta límites inferiores a su nivel
natural) dejando tras de sí un reguero de deudas (crack bursátil).
Incertidumbre sobre el nivel suelo de los valores bursátiles: Un
inversor está dispuesto a pagar un precio por una acción si le reporta dinero
en el futuro, por lo que el valor de dicha acción es el total de flujos esperados.
El nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que confluyen beneficios y
multiplicadores mínimos), se situaría en la horquilla de los 10.000 y 11.000
puntos en Mercados Bursátiles como el Dow Jones, debido a la mayor virulencia y
profundidad que presenta la crisis económica y muy lejos de los estratosféricos
valores actuales (rozando los 16.000 puntos y rememorando valores de 1.997).
Sin embargo, los inversores empiezan ya a sentir el vértigo de la altura
ya que se espera que a lo largo del 2014 baje el porcentaje de los resultados
empresariales que se destinarán a dividendos así como el número de empresas que
repartirán el mismo y además, tras el freno a las políticas monetarias
destinadas a reactivar la economía por parte de la Fed , los inversionistas
intentarán exponerse menos al riesgo con el consecuente efecto bajista en las
cotizaciones de las acciones.
Se habría así producido un cambio en las expectativas del mercado,
existiendo ahora la convicción de que las políticas de rescate financiero
(Programa de Apoyo para activos con problemas (TARP) llevado a cabo por las
Administraciones y las sucesivas bajadas de tipos de interés de la Fed y el BCE habrían aliviado
los problemas de liquidez de las entidades financieras, pero no impedirán que
los bancos se sigan descapitalizando y necesiten más inyecciones de capital.
Ello unido al incesante aumento de la Deuda externa contribuirá a que la prima de
riesgo aumente y el crédito siga sin fluir con normalidad a unos tipos de
interés reales, lo que aunado con el hecho de que los diferenciales de
rentabilidad entre las emisiones de deuda pública entre los diversos países del
primer mundo han aumentado en los últimos meses, (lo que conlleva un
encarecimiento y mayores dificultades para obtener financiación exterior) y la
reducción de las exportaciones de los países emergentes debido a la severa
constricción del comercio mundial, podría provocar el estancamiento de las
economías occidentales en el 2014, con lo que asistiremos a la enésima corrección
a la baja de las optimistas previsiones del FMI para la economía mundial en el
2014 que estimaba tasas de crecimiento positivas del 1,4% para la Eurozona ; del 2, 8 % para
EEUU y del 3,7% para el conjunto del PIB mundial.
Si a ello le sumamos el riesgo latente de un default controlado de los
países periféricos europeos, (Grecia, Portugal, Italia y España), las dudas
sobre la capacidad de endeudamiento de EEUU, el estallido de la burbuja
inmobiliaria en China (la inversión enfocada en el sector inmobiliario aumentó
un 23 % en el 2013, por lo que los expertos estiman que de producirse dicho
crash causaría un impacto a nivel global 10 veces superior al que provocó el
colapso del emirato petrolero de Dubai), la existencia de factores geopolíticos
desestabilizadores ( Siria, Irán, Libia, Ucrania, Corea del Norte) y el regreso
de la especulación en las commodities agrícolas de la mano de los fondos de
inversión podría producir una psicosis vendedora y originar un nuevo crack bursátil
en el 2014.
Dicho estallido tendría como efectos benéficos el obligar a las
compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas
y restablecer su crédito ante el mercado y como daños colaterales la ruina de
millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la
estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto
dominó en la declaración de quiebras.