Danlio
Minucci. Il Manifesto
Si
bien Estados Unidos ha comenzado a tratar de economizar sus medios
militares bajo la presidencia de Barack Obama, no por ello ha cesado
de actuar militarmente en todo el mundo. La potencia imperial sigue
disponiendo de un amplio sistema, a la vez abierto y secreto, que le
permite intervenir casi en cualquier lugar del mundo, sistema que
pone en marcha cada vez que se le ofrece la menor ocasión.
¿Qué
relación existe entre sociedades geográfica, histórica y
culturalmente lejanas, desde Kosovo hasta Libia y Siria, desde Irak
hasta Afganistán, desde Ucrania hasta Brasil y Venezuela? Lo único
que tienen en común es el hecho de verse arrastradas por la
estrategia global de Estados Unidos, ejemplificada en la «geografía»
del Pentágono, que divide el mundo en «áreas de
responsabilidad». Cada una de esas áreas está «en manos»
de uno de los seis «mandos combatientes unificados» de
Estados Unidos:
-
el Mando Norte (NorthCom) cubre Norteamérica,
-
el Mando Sur (SouthCom) cubre Sudamérica [1],
-
el Mando para Europa (EuCom) cubre la región que incluye la Unión
Europea y Rusia,
-
el Mando para África (AfriCom) cubre el continente africano,
-
el Mando Central (CentCom) cubre el Medio Oriente y parte de Asia,
-
el Mando del Pacífico (PaCom) cubre la región Asia/Pacífico.
A
los 6 mandos geográficos se agregan otros 3 que operan a escala
mundial:
-
el Mando Estratégico (StratCom) a cargo de las fuerzas nucleares,
-
el Mando de Operaciones Especiales (SoCom),
-
el Mando de Transporte (TransCom).
Al
frente del Mando Europeo [EuCom] se encuentra un general o un
almirante nombrado por el presidente de Estados Unidos. Este alto
jefe militar estadounidense asume automáticamente el cargo de
Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa. La OTAN se ve
así automáticamente incluida en la cadena de mando del Pentágono,
lo cual implica que opera fundamentalmente en función de la
estatregia de Estados Unidos. Esa estrategia consiste en la
eliminación de todo Estado o movimiento político-social que
constituya una amenaza para los intereses políticos, económicos y
militares de Estados Unidos, país que, aunque sigue siendo aún la
mayor potencia mundial, está perdiendo terreno ante la aparición de
nuevos actores estatales y sociales.
Son
numerosos los instrumentos de esta estrategia y van desde la guerra
abierta –como los ataques de fuerzas aeronavales y terrestres
contra Yugoslavia, Afganistán, Irak y Libia– hasta las operaciones
secretas realizadas en esos países y en otros, últimamente en Siria
y Ucrania. Para la realización de estas operaciones, el Pentágono
dispone de las fuerzas especiales, alrededor de 70 000 especialistas
que «cada día operan en más de 80 países a escala mundial».
Y también tiene a su disposición un ejército secreto de
mercenarios. En Afganistán, según documenta Foreign Policy [2], el
número de mercenarios del Pentágono se eleva a 29 000, o sea 3
mercenarios por cada soldado estadounidense. En Irak hay unos 8 000…
2 mercenarios por cada soldado estadounidense.
A
los mercenarios del Pentágono se agregan los de la tentacular
comunidad de inteligencia, que incluye, además de la CIA, otras 15
agencias federales. Los mercenarios son doblemente útiles ya que
pueden asesinar y torturar sin que tales actos se atribuyan a Estados
Unidos. Y cuando resultan muertos en acción, sus nombres no aparecen
en la lista de bajas. Además, el Pentágono y los servicios secretos
disponen de grupos a los que arman y entrenan, como los grupos
islamistas utilizados para atacar Libia y Siria desde adentro y los
neonazis utilizados en el golpe de Estado de Ucrania.
Otra
herramienta de esta misma estrategia son las «organizaciones no
gubernamentales» [ONGs] que, disponiendo de enormes medios, son
utilizadas por la CIA y el Departamento de Estado para montar
acciones de desestabilización interna en nombre de la «defensa
de los derechos ciudadanos». En ese marco se inscribe también
la acción del grupo de Bilderberg [3] –que el magistrado
Ferdinando Imposimato denuncia como «uno de los responsables de
la estrategia de la tensión y de las masacres» en Italia [4]–
y la de la Open Society del «inversionista y filántropo George
Soros», artífice de las «revoluciones de colores» [5].
En
la mira de la estrategia golpista de Washington están hoy Brasil,
para torpedear al grupo BRICS, y Venezuela, para socavar la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Para
desestabilizar Venezuela, indica el SouthCom en un documento
recientemente revelado [6], hay que crear «un escenario de
tensión que permita combinar acciones callejeras con el empleo
dosificado de la violencia armada».
NOTAS:
[1]
El SouthCom, United States Southern Command, es más conocido en
Latinoamérica bajo la denominación “Comando Sur”. Nota
de la Red Voltaire.
[2]
“Mercenaries
Are the Silent Majority of Obama’s Military”, Micah
Zenko, Foreign Policy, 18 de mayo de 2016.
[3]
«Lo que
usted no sabe sobre el Grupo de Bilderberg», por Thierry
Meyssan, Komsomolskaya Pravda (Rusia) , Red Voltaire, 15 de abril de
2011.
[4]
«Terrorismo:
el juez italiano Imposimato acusa al Grupo de Bilderberg»,
Red Voltaire, 31 de enero de 2013.
[5]
«George
Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de
febrero de 2004.
[6]
«Operación
Venezuela Freedom-2», Red Voltaire , 22 de mayo de 2016.