Miles de personas volvieron a manifestarse este viernes en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos por segunda noche para protestar contra el racismo y la brutalidad policial contra la comunidad afroamericana.
La ola de protestas comenzó el miércoles por la decisión de un gran jurado de Nueva York que resolvió no presentar cargos contra el oficial de policía Daniel Pantaleo, que durante una brutal maniobra de arresto ahorcó al afroamericano Eric Garner hasta provocarle la muerte.
Las manifestaciones en Nueva York recordaron las desatadas la semana pasada en Ferguson, Missouri, donde otro gran jurado decidió no incriminar a un policía blanco que en agosto mató a tiros a Michael Brown, un adolescente negro que iba desarmado, en un confuso episodio.
Expertos independientes de Naciones Unidas denunciaron hoy que hay “una preocupación legítima” por la posibilidad de que exista en Estados Unidos un patrón de impunidad a la brutalidad ejercida contra ciudadanos afroamericanos.
“La decisión de los dos jurados ha dejado a muchos con la legítima preocupación sobre un patrón de impunidad cuando las víctimas del uso excesivo de la fuerza son de origen afroamericano u otras comunidades minoritarias”, afirmó, citada en un comunicado, la relatora especial sobre minorías, Rita Izsák.
Por su parte, el relator especial sobre formas contemporáneas de racismos, Mutuma Ruteere, señaló que “los afroamericanos tienen diez veces más posibilidades de ser parados por agentes de tráficos que una persona blanca”.
En las marchas de anoche, miles de personas caminaron por una autopista de Nueva York entre medio de los autos durante la hora de mayor tráfico, y las manifestaciones fueron tomando impulso a medida que más personas se sumaron.
“¿A quiénes protegen ustedes?”, gritaban ante la policía unos 3.000 manifestantes que a la medianoche llegaron hasta Times Square, en uno de los momentos de mayor tensión.
Pese a que se manifestaron pacíficamente, cientos de policías empujaron a los manifestantes a la vereda y detuvieron a decenas de personas, aunque las autoridades no dieron una cifra precisa.
En la noche del miércoles al jueves, al menos 83 personas fueron arrestadas por perturbar el orden o bloquear el tráfico en Nueva York.
Las protestas también se desarrollaron anoche en Boston, Chicago, Pittsburg y Washington donde los manifestantes corearon las últimas palabras de Garner antes de morir: “No puedo respirar”.
“Ha habido una confluencia de reclamos en redes sociales e indignación pública en las calles (…) Creo que por primera vez estamos a punto de hacer que algo cambie”, consideró la manifestante Sharon Gordon, una residente de Nueva Jersey de 52 años, citada por la agencia de noticias Europa Press.
Grupos de manifestantes también se agruparon en el Bajo Manhattan, bloquearon el tráfico en dos puentes entre Manhattan y Brooklyn, y luego se congregaron en la terminal de ferries de Staten Island, en el sur de la ciudad.
El 17 de julio pasado, Pantaleo y otros policías se acercaron a Garner a plena luz del día en un barrio de Staten Island, uno de los cinco distritos metropolitanos de la ciudad de Nueva York, y lo acusaron de vender cigarrillos sueltos, un delito menor ya que lo que se infringe es el pago de impuestos.
Un transeúnte filmó toda la escena y esto permitió que el país entero viera cómo Pantaleo, vestido de civil, derribó a Garner, le aplastó la cabeza contra la vereda y luego le realizó una toma de estrangulamiento con el brazo.
El informe final del forense determinó que la causa de la muerte fue la “compresión en el cuello, la compresión sobre el pecho y el estar obligado a yacer boca abajo por la policía”. La conclusión final fue que la muerte fue un “homicidio”.
El fiscal de Estados Unidos, Eric Holder, quien ya ordenó una revisión del caso de Ferguson, se comprometió a llevar a cabo una investigación sobre la muerte de Garner.
Ayer, uno de los máximos referentes del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, el reverendo Al Sharpton, convocó a una marcha nacional contra la brutalidad policial y la discriminación de los afroamericanos para el 13 de diciembre.