24 de octubre de 2019

SOBRE EL RE-ENTERRAMIENTO DE LOS RESTOS DEL DICTADOR FASCISTA FRANCO


Por Marat

Mucho se ha escrito sobre el oportunismo de Sánchez al sacar de Cuelgamuros el cadáver del genocida Francisco Franco. No voy a poner en duda las imputadas intenciones del presidente provisional del gobierno de España. No se trata de eso.

De lo que sí se trata es de que la permanencia del cuerpo de un traidor a un gobierno legitimamente constituido (el de la II República), que arrastró, junto con la peor tradición militar española y la oligarquía de la nación a una guerra civil que costó centenares de miles de muertos, alrededor de 100.000 ejecutados sumariamente por consejos de guerra militares según el historiador Hugh Thomas y en torno a 750.000 exiliados (todo eso en un país con alrededor de 25.000.000 de habitantes) en un mausoleo dedicado, no a la reconciliación como afirman los fascistas, sino a la glorificación de un criminal de guerra no juzgado es una anomalía histórica y democrática.

Ni los cadáveres de Salazar, Mussolini, Ante Pavelic, ni por supuesto Hitler, cuyos restos desaparecieron, han gozado de tal reconocimiento público. Las tumbas de tales monstruos, salvo la inexistente del führer, están ajenas a cualquier monumento de glorificación de sus crímenes.

Las democracias capitalistas son democráticas sólo en las formas, ni siquiera siempre. No lo son en absoluto para las clases trabajadoras que pagan las crisis del capital al que todos los gobiernos del signo que sean obedecen ciegamente. Pero las formas que sí mantienen son importantes porque significan que, al menos públicamente, abominan de las monstruosidades del más horrendo crimen contra la humanidad que representaron el fascismo y el nazismo. Esas y algunas otras cuestiones son las que distinguen la barbarie más indecente de cierto atisbo de dignidad y civilización humanas.

Que a estas alturas, 44 años después de que reventara la bestia, haya quienes se indignen, solivianten y agiten sus bestiales extremidades porque se traslade la momia del mayor asesino en serie de la historia de España desde esa especia de pirámide del sacrificio que constituyó para los condenados que la elevaron al mausoleo de su degenerada familia de herederos del latrocinio del dictador solo indica que nos encontramos ante la peor escoria que puede albergar un país.

Decir que no se respeta a un muerto que jamás respetó ni a los que asesinó ni a sus familias, ni a la memoria de las cunetas en las que yacieron sus víctimas es propio de la peor calaña subhumana.

Aludir a que trasladar el cuerpo, con el máximo respeto, desde lo público (basílica del Valle de los Caídos) a lo privado (panteón familiar en Mingorrubic fofnoso) -eso sí, pagado con fondos públicos- es reabrir las heridas de la guerra civil es la pataleta del fascista que se queda sin uno de sus lugares de patética peregrinación y afirmación histérica.

Pretender que hay muchas otras cuestiones más importantes para el país, (paro, crisis, pensiones,...) cuando se hace desde la basura mediática de El Mundo, La Razón, OKDiario y demás morralla de la Brunete “opinática” es una hipérbole cínica cuando son precisamente esos vertederos los que más se han empeñado en justificar las políticas de los gobiernos que decretaron la pobreza que exigía el capital para rapiñar como beneficio privado en el antiguo gasto social.

Que de todo ello haga su agosto electoral un partido fascista, cuyo líder lleva pistola, defiende la empresa privada pero siempre ha vivido de chupar de los chiringuitos públicos que le montaron los que organizaron la Gürtel, defensor divorciado de la familia y el matrimonio canónico, es como para preguntarse a qué juegan sus votantes y de qué material están hechos.

Que Iglesias haya planteado que se debiera haber retrasado el traslado de los restos de Franco hasta después de las elecciones porque le parece electoralista demuestra que su ataque de cuernos, tras no haber logrado ser Vicepresidente de la nada, tiene rasgos patológicos severos. Él sabe bien que era ahora o nunca porque lo que viene ya no irá por derrotero alguno de verdad, justicia y reparación.

No creo que Sánchez pase a la historia por muchas cosas, ni siquiera que renueve su mandato, no lo merece. Pero sí lo hará por haber hecho lo que sucesivos Presidentes del período “democrático” (Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y Rajoy no hicieron), unos porque el de la mojama era su caudillo en el fondo, otros por cobardía. 

Si aquellos presidentes ante la obscenidad de que un asesino masivo de seres humanos permaneciese entronizado en su tumba hubieran querido no ser oportunistas con la cuestión podrán haber escogido el momento para trasladar su cadáver. No lo hicieron.

Sí, Sánchez es un oportunista que busca sumar votos donde quizá no encuentre tantos. Pero en tiempos en los que se blanquea al fascismo, se le normaliza y presenta casi como respetable opción dentro del parlamentarismo burgués, quizá ciertos antifascismos deban tomar nota y preguntarse si no la están cagando olímpicamente cuando defienden a las peores burguesías de ciertos territorios por eso de que es revolucionario romper un país mientras se inhiben de celebrar que un monstruo salga de su pirámide.  

Eso sí, si Sánchez hubiera sido mi Presidente no hubiera trasladado a la momia desde el mostrenco del Valle de los Caídos a Mingorrubio sino al vertedero de basuras de Valdemingómez.