George Soros, magnate especulador y "filántropo" de la Fundación Tides (Mareas en inglés) |
Isabel Mauricio. Cotizalia
La libra es el nuevo objetivo de los hedge funds (fondos de cobertura o de inversión
libre). Los grandes fondos americanos están intensificando sus posiciones
cortas sobre la divisa británica ante la posibilidad de que se deprecie en
plena guerra de divisas. El anuncio de una
política monetaria más permisiva con la inflación por parte del que será el
nuevo gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, y la posibilidad de que
las agencias de calificación rebajen el rating del Reino Unido son los
principales argumentos de los gestores.
Fondos como el de George Soros, Paul Tudor oAndrew Law (Caxton Associates) están
incrementando de manera significativa sus posiciones cortas respecto a la libra
esterlina. Una estrategia que desde noviembre y hasta ahora han llevado a cabo
contra el yen y les ha reportado pingües beneficios, que en el caso de Soros
superan los 1.200 millones de dólares.
No son los únicos
inversores que apuestan contra la libra. De hecho, según los últimos datos de
la US Commodity Trading
Commission, las posiciones cortas sobre la divisa británica han pasado de 1.174 contratos a finales de la
primera semana de febrero a 16.776 a mediados mes, convirtiéndose en la
segunda moneda, después del yen, con mayor volumen de posiciones bajistas. Hay
gestoras, como Franklin
Templeton, que han optado simplemente por reducir sus posiciones
La llegada del actual
gobernador del Banco Central de Canadá, Mark
Carney, al Banco de Inglaterra, que se ejecutará en julio, ha disparado las
alarmas de los gestores de fondos. Carney ha mostrado una mayor tolerancia a la
inflación que su predecesor en el cargo, Mervyn King, y ha dejado entrever su
predisposición a enfocar sus políticas hacia un crecimiento de la economía y a
adoptar un enfoque más flexible con respecto a los precios.
Asimismo, el próximo
gobernador ha asegurado en reiteradas ocasiones que no le importaría en
absoluto tener una divisa más débil, ya que daría un empujón a las
exportaciones y ayudaría a recuperar la débil economía británica. La política
monetaria que previsiblemente emprenderá Carney recuerda a los gestores a la
adoptada por el Banco de Japón. Desde UBS ya han advertido de que la libra
está encaminada a seguir el mismo camino que el yen. “Será la divisa que sufra
la próxima gran devaluación”, avisan.
Tampoco han ayudado los
rumores de una posible rebaja de rating inminente sobre la deuda del Reino
Unido por parte de Standard & Poor’s, que le quitaría la triple A. Así, en poco tiempo,
la libra ha pasado de ser una divisa refugio a sufrir las ventas masivas de los
inversores ante el empeoramiento de sus perspectivas y tocar el lunes mínimos
de siete meses frente al dólar, hasta 0,648 unidades por dólar.
Soros vuelve al ataque
Lo más llamativo del
ruido bajista que envuelve a la libra es que Soros vuelve a encontrarse con la
divisa británica. La relación amor-odio del inversor con la libra esterlina se
remonta 20 años atrás. El
multimillonario forzó en 1992 la devaluación de la divisa británica con la venta de más de 10.000 millones de
libras en los mercados. Con
aquella operación, se embolsó la nada despreciable cifra de 1.000 millones de
dólares e inició una estrategia que, al igual que ahora, copiaron otros
gestores. De nada sirvieron en aquella ocasión los esfuerzos del Banco Central
de Inglaterra, que llegó a gastar 50.000 millones de dólares, para frenar el
desplome de su moneda, que acabó con sus huesos fuera del proceso que conduce al
nacimiento del euro.