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29 de diciembre de 2017

DE 2017 A 2018: LA POLÍTICA-FICCIÓN EN BUCLE PERMANENTE

Por Marat

1.-Hiperrealismo, máscara que esconde el mundo de lo real
Seguramente muchos de ustedes habrán pasado alguna vez delante de la fachada de un edificio en rehabilitación, cubierto por una lona que representa una escena, generalmente muy marcadamente “realista”, cuyo objetivo es engañar a la vista, creando efectos ópticos de una realidad intensificada, que sustituye la fealdad de la obra de construcción en proceso que se oculta tras ella. Es lo que se conoce como trampantojo.

El simulacro, la creación de una ilusión a través de una realidad virtual que sustituya a la real es hoy la práctica generalizada de las redes sociales, los medios de íncomunicación y aislamiento estanco de las opiniones, según se atienda a una audiencia de derechas o de “izquierdas”, “facha” (hoy es fascista todo el que no piensa y jalea lo que uno mismo cotorrea) o “progre”, “indepe” o “unionista” -cada lector/espectador parece pensar “mi medio me engaña muy bien”-. Hace tiempo que lo importante ya no es la realidad; es decir, las condiciones materiales que afectan a la vida de los seres humanos y que determinan sus vidas, sino la opinión publicada por el periodista mercenario de turno o por el “cuñao” más falsario de cualquier red social de enajenación colectiva.

Lo que los cursis llaman el imperio de la “posverdad”, o de las noticias falsas, no necesita atiborrar de mentiras a una audiencia cada vez más inerme para distinguir ficción de realidad sino que basta con esconder ésta bajo montañas de “información” más o menos veraz o distorsionada. La mentira más eficaz es la que no se basa en un dato falso sino la que es capaz de esconder otras realidades que al poder, siempre económico y siempre origen y superior de todos los demás “pseudopoderes” que le son vicarios, le interesa encubrir o reordenar dentro de la jerarquía de importancias que construyen la percepción social de un mundo de “realidades virtuales”.

2.-Antecedentes de la política-ficción
Hace ya unos cuantos años, el mundo entró en el escenario de la representación virtual, del como si, del cosmorama. El primer ejemplo que alcanza mi recuerdo es el del debut de la guerrilla zapatista. Un hijo universitario de la burguesía mejicana, enfundado en un pasamontañas, lanzó a un grupo de guerrilleros, más virtuales que reales, aunque el sacrificio mortal de una parte de dicho grupo no lo fue en absoluto, a las noticias de alcance mundial. El llamado “relato posmoderno” se había hecho carne y empezó a habitar entre nosotros. En lugar de las explosiones revolucionarias, se hizo teatro, mientras los esclavos modernos eran bautizados bajo el fuego de artillería del neocapitalismo, ahora sin frenos ni temores a la esperanza de los desheredados de la tierra, una vez destruido a manos de sus dirigentes el principal enemigo del capitalismo mundial en 1991. Fukuyama parecía tener razón con aquello del “fin de la historia”.

El conflicto, la barricada, la representación del clase contra clase en el cuerpo a cuerpo de un proletariado organizado y consciente sería sustituida, a partir de entonces, por la flashmob, y la propia representación, televisada, guionizada, filmada e incluso grabada en vídeos de móviles por los propios participantes, que se habían convertido, a sabiendas, en “rebeldes empotrados” en los medios de comunicación.

La pretendida resistencia mundializada vivió su Thermidor al pasar de Seattle, con sus bloques negros, al Porto Alegre de un Lula colaborador del capital mundial, donde los “antiglobalización” debatían abierta y amigablemente con Fundaciones como la Open Society Foundations o la Ford. Entonces, quienes tuvimos cierta sensación de que había algo que no era como nos decían, que el concepto de explotación había sido escamoteado para ocultarlo bajo el de cien mil menores opresiones y con antídotos “empoderadores” y  “economías colaborativas”, empezamos a sospechar que la revolución, si lo era de verdad, no iba a ser televisada.

Y llegaron, más tarde, las revoluciones árabes, que luego darían lugar a los inviernos yihadistas, con sus community manager financiados por fundaciones globalistas. Y aún después un 15M y un Podemos convertidos en grandes platós de televisión. Cuando estos últimos empezaron a fallarles a ambos, el soufflé se vino abajo.

Toda forma de protesta o de rebelión que no cuestiona la dominación capitalista, allí donde ésta y su plusvalía se producen, perpetúa y legitima a la misma como expresión de la democracia burguesa ligada a su orden, aún cuando se vea más o menos reprimida. Son válvulas de escape y, casi siempre, luchas entre fracciones de la propia burguesía.

3.-Danza espectral de simulacros en cascada
Es demasiado tedioso hacer un resumen de todo este año que acaba para dar paso a uno nuevo aún más vacío pero, contradiciendo a Machado, solo “pasajero” porque, con cada cambio de fecha, nuestra realidad colectiva se hará aún más estomagante, dando vueltas sobre sí mismo en un contínuo sin fin.

Debiera bastar con un análisis somero de algunas de las últimas noticias-trampantojo de estos días últimos para contraponer luego las realidades que en la agenda política y mediática y el cacareo de los tontos amplifican.

Si hace casi 3 meses la República catalana se declaró de forma “simbólica”, proclamándose y desproclámandose - “levantándose y sentándose”, que dijo cierto político de cuyo nombre no quiero acordarme-, dejando incólume la bandera española en el Palau de la Generalitat, yéndose de fin de semana buena parte del Govern y la otra al dorado turismo belga, todo el resto de lo que ha protagonizado la política del corral de comedias ibérico con posterioridad, salvo el encarcelamiento de un grupo de Consellers y de los Jordis, ha sido pura y simplemente una performance dentro de un mundo virtual, de ficción y pose.

En torno a la convocatoria del 1-O vino el delirio del diario El País con los hacker rusos que interferirían en el recuento de las votaciones, y su correlato “indepe” de que habría pucharazo, a pesar de que en varias ocasiones los gobiernos nacionalistas catalanes habían  recurrido a la empresa Indra, sobre la que ahora lanzaban sus sospechas. La frase de Mao de que “cuando un Estado no tiene enemigos, se los crea” se hacía realidad en sentido bidireccional. O al menos, demostraba que los necesita, imaginarios o reales.

En ese proceso, como afirmé en un anterior artículo, la clase trabajadora había carecido de representación política, toda vez que el debate electoral y previo, durante los últimos meses del procés, había sido ocultado y hasta rechazado tanto por los partidos burgueses (de las dos formaciones nacionalistas catalanas, de las tres españolas, así como de la progre de la CUP y de la transversal de los Comunes-Podemos, en cuyos programas los intereses de la clase trabajadora estaban absolutamente ocultados por el debate sobre el procés porque “esto va de democracia”. Y en relación a ese discurso en el que la pequeña burguesía catalana llevaba la voz cantante, tomaron postura todos los partidos parlamentarios españoles y catalanes.

Otra cosa es que el procés fuera o no, de verdad, “de democracia” y no de los intereses de una fracción de la pequeña y mediana burguesía catalana en afirmarse sobre su idea del “mercado único” de su territorio. Y sobre todo, otra cosa muy distinta es cómo empieza a pintarles, por encima de la aritmética parlamentaria, en la partida que juegan frente al Estado español.

Pero el demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a una clase de transición, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo de clases en general. Los demócratas reconocen que tienen que enfrente a una clase privilegiada, pero ello, con todo el resto de la nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan es el interés del pueblo. Por eso, cuando se prepara una lucha, no necesitan examinar los intereses y las oposiciones de las distintas clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus propios medios. No tienen más que dar la señal, para que el pueblo, con todos sus recursos inagotables, caiga sobre los opresores. Y si, al poner en práctica la cosa, sus intereses resultan no interesar y su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos, que escinden al pueblo indivisible en varios campos enemigos, o el ejército, demasiado embrutecido y cegado para ver en los fines puros de la democracia lo mejor para él, o bien ha fracasado por un detalle de ejecución, o ha surgido una casualidad imprevista que ha malogrado la partida por esta vez. En todo caso, el demócrata sale de la derrota más ignominiosa tan inmaculado como inocente entró en ella, con la convicción readquirida de que tiene necesariamente que vencer, no de que él mismo y su partido tienen que abandonar la vieja posición, sino de que, por el contrario, son las condiciones las que tienen que madurar para ponerse a tono con él”. (“El 18 Brumario de Luis Bonaparte”. Karl Marx)

Luego vendría la resaca posterior, en la que todo lo virtual se precipitó. Casi todos los actores principales se lanzaron como posesos a emitir gestos, por aquello de que la democracia burguesa es no solo representación en cuanto a simbolización de un supuesto pueblo-universo, del que se esconden los antagonismos de clase, por una muestra de diputados, sino porque es pura escenificación y apariencia.

Así el PP, casi desaparecido del Parlament exigía a Arrimadas que se postulase para Presidenta del Govern, a sabiendas de que a ésta solo le quedaba “hacer un Rajoy”, al estilo de cómo éste hizo tras las elecciones del 20 de Diciembre del 2015, dada la imposibilidad de que los constitucionalistas sumaran los votos suficientes para formar gobierno.

El ex President Puigdemont, con poco cuerpo de mártir, pero mucho de turista de lujo, que había mantenido curiosos rifirrafes con su ex vicepresident Junqueras, que ocupaba una celda en la cárcel de Estremera, acerca de la dignidad con la que cada uno afrontaba las consecuencias del 1-O y de quién debía ser President tras las elecciones del 21-D, a pesar de ser el más votado de las candidaturas independentistas demostraba una querencia por su “exilio” de pegote digna de mejor causa.

El ex portavoz del Govern, Jordi Turull, manifestaba recientemente la posibilidad de que el candidato de los independentistas, Carles Puigdemont fuera ungido “urbi (a la ciudad sagrada de la patria catalana) et orbe” (y al mundo, en Bruselas) President de forma telemática o, en palabras de desaprobación de tal despropósito del Lehendakari Urkullu, “por Internet”. Con un Iphone de última generación, siempre se podrían hacer Consells de Govern por whatsapp. Al fin y al cabo, la wikidemocracia o democracia 2.0 creó la frikada del Partido X y permite disponer de una app para saber dónde hay bolsas para recoger excrementos caninos. Las Carmenadas del cambio nunca defraudan… a las extravagancias de los pijoprogres y animalistas.

Pero como todo lo que degenera tiende a empeorar aún más, el efecto Arrimadas, asociado a la tendencia del independentismo catalán a no respetar su propio sentido del ridículo, dio alas a una iniciativa que, partiendo de lo estrambótico, ha alcanzado altas cotas de popularidad. Me refiero a la iniciativa Tabarnia (Tarragona y Barcelona).

Ésta, nacida años atrás, encontró, ante las vacaciones de los políticos y la menor generación de ridiculeces mediáticas propias de ellos, su oportunidad en las redes sociales. Sin duda, el triunfo de Ciudadanos en Cataluña dio alas a los sectores españolistas para relanzar la idea. Con la complicidad del renacido patriotismo español fuera de la República Simbólica de Catalunya, la operación Tabarnia alcanzó rápidamente una difusión inconcebible en otras fechas.

A través del simétrico juego de las ideas fuerza y los conceptos que el propio independentismo catalán había acuñado a lo largo de años: Barcelona is not Catalonia/ Catalunya is not Spanish, Catalunya ens roba/Espanya ens roba, Tabarnia da a Cataluña mucho más de lo que recibe/Cataluña da a España mucho más de lo que recibe, etc., los tabarneses plantearon una reivindicación autonómica al margen de Cataluña y dentro del Estado español tan real como la República catalana, han puesto el dedo en la llaga del soberanismo catalán y le ha dejado sin discurso, hasta el punto de que algunos de ellos les acusan de insolidarios, de ricos y privilegiados contra el resto de Cataluña y de secesionistas ¿Quien iba a decir a los “indepes” que iban a españolear tanto en sus argumentos?

Sea como sea, Tabarnia contra Cataluña, Cataluña contra Tabarnia, constituyen la expresión más evidente de que un discurso identitario en términos de pueblo y de patria conducen al absurdo de olvidar que hay otras realidades no nacionales, constituidas por las clases sociales, siempre antagónicas entre sí. Cuando las organizaciones políticas “progres” (esa cosa que hoy siguen reclamando muchos como la izquierda) abandonan la defensa de la clase trabajadora, lo que encontramos es el discurso de una gran burguesía que no quiere perder un mercado más amplio, el español y el internacional asociado al mismo a través de la UE), que dan eco a Tabarnia, contra una pequeña y mediana burguesías, potenciadas al calor del dinero público de la Generalitat. Sus enfrentamientos solo los puede pagar la clase trabajadora silenciada en dicha confrontación.

Y mientras tanto, si Ferreras, el reportero más dicharachero de toda La Sexta, que se cayó de pequeño en el plató de Al Rojo Vivo, se va a de vacaciones y no puede retransmitir la política del circo parlamentario en plan “atención: minuto y resultado” del “furbo”, siempre nos quedará el diputado de guardia “indepe”, superRufián, haciendo honor a su nombre y, desde la máquina de escribir a las esposas de sexo divertido (pudo haber sacado un pollo de plástico de un maletín, ¿porqué no?), involucionar ahora hacia la adolescencia de un “niño rata” de los videojuegos


Pero no hay culebrón que no sea eterno. Antes de brindar con cava, la señora Colau seguirá poniendo en aprietos a sus socios podemitas, que culparon a los indepes de romper el consenso del 78, poniendo un lazo marillo gigante en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona por la libertad de los Jordis. Tampoco es cosa de encadenarse o convocar una mani, que al fin y al cabo otros le han descubierto que es más cómodo y sencillo, en lugar de salir a las calles frías y llenas de gente que va en masa a terminar de hacer las compras para Nochevieja, firmar en change.org la petición del premio Nobel de la Paz a los dirigentes de dos entidades supersubvencionadas por la Generalitat, como si fueran Nelson Mandela.

En fin, puedo imaginarme todo lo que no ha sucedido, a partir de este mundo de política virtual, incluido a Puigdemont dando las campanadas de las 12 de la última noche del año para TV3.

4.-La realidad que oculta el trampantojo catalán
Estoy convencido de que ustedes me van a disculpar de que, llegados a este punto, sea algo más parco en su extensión.

El catalán que no haya leído La Vanguardia, El Periódico (impuesta o no la austeridad de la que se habla en en este segundo enlace por Montoro. Esto último importaba poco a los patriotas pequeñoburgueses) a comprobar como el Govern de Catalunya ha liderado los recortes sociales en el Estado español, dato que también pueden encontrar en otros medios, debe de pensar, sobre todo si va a colegios privados y utiliza una sanidad de pago, que tiene el mejor de los sistemas de protección pública posibles. Los trabajadores catalanes no son de esa opinión.

Y ahora hablemos de cómo el gobierno español ha usado el asunto de la “amenaza independentista”, que veremos que acaba como rosario de la aurora, para tapar golpe tras golpe contra la clase trabajadora. Y solo me voy a referir a cuestiones muy cercanas en el tiempo.

Noticia de hoy mismo: el gobierno español endosa el pago de 96,38 millones de € a Castor, la empresa de Florentino Pérez, a los consumidores a través del recibo del gas. Si piensas  que, porque "el Barça es mes que un club", lo que está haciendo el gobierno español es apoyar al Real Madrid y no al capitalismo, como hizo a Generalitat con Aguas de Barcelona, el Banco de Sabadell, o La Caixa es que eres muy, muy parcial, amigo.

Seguimos: Quinto año en el que las pensiones suben el mínimo legal establecido, el 0,25%. Así van a quedar sus porquerías de pensiones, si ustedes no ganaron lo suficiente para aspirar a una vejez digna. Culpa suya les dirán. Ustedes saben que no y conocen a quienes señalar como culpables: sus empresarios. Esos a los que los políticos protegen ¿No será hora de ir por el poder real a reclamar lo nuestro?

Continuamos: La subida del salario mínimo en 2018 será de 29 €. La de la luz al inicio de 2018 se estima en un 2,6% (unos 10 euros) y la del 6,2%, según la OCU entre un 7,1 y un 8,2%, Vean ustedes en qué se les queda esos 29 euros.

CCOO y UGT dicen que esto abre el camino a un cambio de tendencia, el de ir subiendo el resto de los salarios. Están convencidos de que el interés de las empresas porque consumamos justificará los ascensos salariales que necesitamos y merecemos ¿Sin luchas? ¿Dijeron algo de las horas que nos obligaban a trabajar gratis? ¿Han planteado alguna lucha, fuera de las que imponen sus afiliados en alguna empresa porque les va la vida en ello? ¿Creéis que no han merecido estos años de silencio del sindicalismo vertical algo más que la esperanza de que caigan las migajas que necesita repartir el patrón para mantener el consumo sin movilizarnos?

5.-¿Y ahora qué?
Si no eres un tonto a las tres, de los que siguen creyéndose lo de que va a caer “el régimen del 78”, pasando de cuestiones como correlación de fuerzas, organización política, compromiso militante y cuestiones que no atañen al mero cambio de cosmética política sino que van al fondo de la dominación de una clase por otra, creo que es el momento de plantearse qué hacer.  
En realidad, proponer esto es muy cansado en medio de tanto Che Guevara del twitter y de tanto niñato desclasado que cree que meterse con Carrero Blanco o con Franco, hoy 40 y tantos años después de que uno de ellos reventará en la cama y el otro alcanzase altos vuelos, es revolucionario.

Tú, que sustituyes los gritos del bar de antaño por tus tonterías en las redes sociales, ¿qué has hecho para comprometerte? ¿Cuándo has dicho a la empresa que te estaban escamitando incluso el salario de convenio? ¿Qué has hecho, más allá de ir a una de esas manis “ciudadanistas” que pedían democracia, sin mayor riesgo; desde luego no para organizar un grupo sindical alternativo y de clase a las porquerías de CCOO y UGT?

Si lo has hecho: gracias tovarich, eres de los míos.

No pido imposibles. Solo la coherencia necesaria para no subir los decibelios si eres un puñetero cuñao desclasado o un cibercapullo de los que se pasa el día tomando el poder o perdiendo su vida en un mundo virtual que no cambiará jamás nada.

COMPROMISO COTIDIANO EN EL MUNDO REAL. 

11 de septiembre de 2017

A CUENTA DE DESCEREBRADOS Y 1-O

Por Marat

En 1998 codirigí, con otro técnico en investigación social y política, unas jornadas con diversos agentes políticos, sociales y económicos para la elaboración del Primer Plan Joven del Gobierno Vasco, en base a distintos grupos de discusión basados en la metodología cualitativa y en técnicas de diagnóstico y prospección social.

Aclaro, para los malintencionados, que mis trabajos como profesional independiente han sido pagados siempre por empresas privadas e instituciones políticas y sociales, del mismo modo en el que lo es el trabajo del 99% de los trabajadores ocupados.

Antes de continuar, aclaro a esos sujetos dos cuestiones más:

La primera de ellas es que no intenten buscar críticas a dicha labor por haber realizado algunos trabajos para un gobierno dirigido por la burguesía vasca porque, si tan puristas pretenden ser, a lo mejor debieran extenderlas a los funcionarios y empleados laborales de todas las administraciones públicas españolas (central, autonómicas y municipales) además de los que trabajan en empresas públicas, que alguna queda aún. Al fin y al cabo, cuando se trabaja en ellas uno conoce situaciones, unas correctas, otras absolutamente incorrectas dentro de lo público. Y hay quienes ante lo injustificable callan, la inmensa mayoría, y unos pocos a los que trabajar para otros no nos lleva a callarnos, aunque en ocasiones hayamos pagado un alto coste personal por ello.

En segundo lugar, espero que ninguno de esos descerebrados pretenda comparar el hacer un diagnóstico y una prospectiva sobre la situación de la juventud vasca en un período concreto y sobre sus necesidades, según sectores y clases sociales, con pasar a defender los intereses de las burguesías nacionalistas, sean estas españolas, catalanas o vascas, como hacen estos secuaces de las mismas.

Y ahora vuelvo sobre la cuestión esencial que viene a colación de este artículo.

Entre las sesiones de la mañana y las de las de la tarde de aquellas jornadas que les he citado, en las horas de las comidas, los técnicos que participamos en ellas comíamos con diversos participantes en las mismas.

En una de esas comidas, me tocó sentarme a la mesa con uno de esos eternos jóvenes -lo de eterno es porque el susodicho frisaba entonces los 40 años- que habían nacido de la marmita en la que se fabrica la poción mágica de los liberados de organizaciones políticas. El mentado era un dirigente de las juventudes del PNV, EGI (Euzko Gaztedi Indarra o Fuerza de la Juventud Vasca. Dejo para ustedes la consideración de a qué les suena un nombre así).

En lugar de interesarse por la metodología con la que abordábamos la investigación o por la experiencia con la que contábamos en tareas similares se fue directamente a preguntarme por mi orientación ideológica -y es que la policía orwelliana del pensamiento siempre funciona del mismo modo- Al otro no le preguntó porque ya sabía sobradamente que era de su parroquia. Le respondí que no me parecía muy oportuna su pregunta en una relación que debía ser exclusivamente profesional pero que no tenía inconveniente en aclararle que comunista. Pero no debió de convencerle la respuesta porque, tras poner un mohín un poco extraño, volvió a las andadas: “Pero ¿comunista español o comunista vasco?” Ahí ya le fui claro: “No me siento español, aunque eso dice mi carné de identidad. Y creo que si fuera vasco, tampoco me sentiría tal. Como comunista solo me siento internacionalista”. Y ya el tipo destapó el tarro de sus esencias y mostró toda su inteligencia: “Mi experiencia me dice que el que dice que no se siente nacionalista, no lo es de un lado pero sí de otro”. Ahí tenía que haberle respondido: “Mira tu eres tan gilipollas que solo tienes patrias y gudaris en tu cabeza”. Pero, como no quería poner en aprietos a mi colega de profesión por tener un compañero tan deslenguado, me limité a responderle: “El problema que tenéis los burgueses y las derechas es que ocultáis vuestros intereses de clase bajo un ropaje de intereses comunes de todos, cuando es sabido que hay clases sociales y que utilizáis las banderas para cegar a aquellos que explotáis en vuestras empresas”. Ahí se quedó la cosa y el sujeto tuvo claro que podía contenerme pero no morderme la lengua ni someterme a lamerle el culo como tantas veces he visto hacer a muchos por no atreverse a ir políticamente a contracorriente.

Gilipollas como este jeltzale de EGI me he encontrado estos días unos cuantos, no muchos porque casi nadie me ha respondido desde Cataluña y casi todos eran reBURROcionarios de alguna delegación del Procés en Jodar, Calasparra o Correpoco, por un suponer de localidades hacia las que siento todo el respeto del mundo, pero no a ellos, tras la publicación de mi anterior artículo sobre el día después del “referéndum” del 1-O. Estos figuras me han calificado como “españolazo rancio”, “un fascista”, “un infiltrado franquista”, “un facha que dice que soy comunista” o alguien al que le “ha picado el mosquito mesetero” (este es el término que más me ha gustado porque les delata ideológicamente tal y como son, xenófobos hacia los habitantes de las Castillas y lo que ellos entienden como atraso mental cuando tanto franquista militó luego en las filas de CiU (baste un ejemplo, entre muchos), el partido heredero del mencionado en las anda el amigo Puigdemont, el cuál ha tenido que reinvertar sus siglas para no acabar en el trullo por asociación para delinquir al estilo del PP).

A estas alturas me pasa como a los chicos de Estopa en cuanto a reivindicarme ante estos borderlines encanallados. La inmensa mayoría de ellos son como los bots en redes sociales (una ficción inexistente que crea opinión solo entre ignorantes vocacionales). Al fin y al cabo ni conocen mis posiciones contra el fascismo (http://www.foroporlamemoria.info/2010/08/retrato-de-“modelica-transicion”-con-sangre-al-fondo/ , https://www.lahaine.org/est_espanol.php/retrato-de-modelica-transicion-con-sangr-1, http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2013/03/de-gustavo-bueno-los-nazbol-pasando-por.html, http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/04/la-violencia-de-los-fascistas-de-la.html, http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2016/10/keep-calm-manten-la-calma-armesilla.html) porque solo leen lo que confirme su pobreza mental y, si lo hicieron, son lo bastante cínicos como para actuar como que no.

Algún malnacido, fabricante a sueldo de crispación, me ha comprado con la rana Jiménez Losantos. Resulta tan retarder mental e indecente que responderle sería perder mi tiempo, que se me escapa entre los dedos, como el de todos los que amamos la vida.

En cuanto al “putillo” que me ofrece las caricias de su piolet poco que decirle,


salvo que ningún cagón como él llega ni subido a un globo aerostático a la altura de un cobarde asesino como Ramón Mercader, que mató a traición al modelo de criptomencheviques con los que ahora tan ruinmente coincide en sus posiciones de lamer el culo a un sector de la burguesía del Estado español. Los encogidos como él solo son valientes en ese falso anonimato que da las redes sociales pero no valen ni para ser la sombra traidora en el mundo real que apuñala por la espalda porque se les va su testosterona de matón de discoteca por la boca. 

Si algo me confirma que el Procés es, ya no la farsa de la que hablaba Marx respecto a la repetición de la historia, sino una opera bufa que acabará en el más tremendo de los ridículos, no son solo homúnculos como el anterior, sino la estupidez de un Julian Assange, hacia el que siempre mantuve respeto y admiración hasta que salió tuiteando la imagen falsamente prefabricada de los tanques de Tiananmen con la famosa masacre que el propio Assange desmintió en 2011 en comparación con lo que él dice que el pueblo catalán no permitirá. Cuando se deja de hablar de lo que se sabe y se es papagayo de ciertos lobbies de un sector de la burguesía de un país que se desconoce, se acaba diciendo estupideces.


Del mismo modo, que un imbécil y canalla compare al Estado español con el genocida sionismo de Israel y a la “atribulada” Cataluña con la doliente y asesinada Palestina me hace darme cuenta de hasta qué punto están fuera de la realidad esta pandilla de enfermos mentales.


Frente a ello, recibo lo que me dicen amigos de Cataluña y noto una tranquilidad y un distanciamiento más que notables respecto a la tensión inducida mediática e institucionalmente.

Del mismo modo, veo entre la gente de Madrid y de otros lugares de España un relajo tremendo respecto a la Brunete mediática que clama contra el gobierno español, exigiéndole tanques, cárcel y suspensión de la autonomía.

El pueblo catalán siempre estuvo sobrado de seny, justo el que ha perdido la burguesía nacionalista de su tierra y sus políticos principales porque creen tener algo que ganar en una huida hacia delante que fuerce la máquina, para seguir chantajeando con la tensión que obtiene réditos económicos. Réditos que no son para el pueblo catalán en su conjunto, y menos aún para sus clases trabajadoras, sino para esas mismas burguesías que untan a sus políticos corruptos. No estaría mal analizar en relación con todo ello qué ha pasado en la estructura productiva del capitalismo catalán y cómo éste ha perdido pie en los últimos 10-15 años respecto a sus capacidades de dinamizarse y de mantener su ritmo de acumulación del capital. Entenderíamos muchas cosas pero ese análisis sería demasiado marxista y los progres “putillos”, complices del Procés nunca entendieron a Marx ni la dinámica del capitalismo.

En el pueblo español nunca ha existido seny en la misma proporción que en Cataluña pero no carece del sentido de la ironía, ese que ayuda a distanciarse más de los que creemos sus críticos y que le hace preferir cualquier estupidez de los ecos sociales antes que los comportamientos políticos que buscan la ira inducida para obtener réditos espurios.

Olvidan algunos que los gritos de taberna en las redes sociales poco tienen que ver con lo que, de verdad, pasa en la calle porque, a veces, el público menos ideologizado contempla sin orejeras la realidad tal cuál es y percibe el tongo del combate.

No soy de los que les gusta recurrir a los periódicos digitales de los progres; esos tan dados a las demandas democrático burguesas. Pero cierto texto de una publicación dependiente del Público de Roures, ese tipejo empresarial sin escrúpulos que hace comer a los podemitas de su mano, que tensa y destensa situaciones en su propio beneficio económico, me convence de que toda esta puesta en escena no es sino una cantinflada destinada a hablar mucho sin decir nada. El texto de Guillem Martínez muestra de qué modo toda esta puesta en escena es pura pose y cartón piedra.

Si tuviera que resumir de un modo principal el porqué creo que, a partir del día 2 de Octubre se verá que no habrá ni secesión, ni sedición (sí, sedición es no solo golpe de Estado sino usar tu legalidad para cambiar tus propias leyes a mitad del partido a tu favor para crear una nueva falsa legalidad que viola los mecanismos que antes aceptaste) es porque veo que la clase trabajadora catalana y española no se sienten representadas ni incluidas en toda esta mascarada entre burguesías. Saben que tanto el gobierno de CiU y luego PdCat, que incluye a los tenderos pequeñoburguses de ERC, como el de España, son los que les han jodido todos estos años de la crisis del capital con sus recortes y sus leyes involutivas y que, ahora que la burguesía logra recuperar su tasa de ganancia, no está dispuesta siquiera a ofrecerle las migajas de una mejora mínima de sus salarios o de un empleo más seguro.

Que las burguesías catalana y española hagan sus juegos de artificio, que acabarán en un concierto económico al estilo vasco, no me indigna. Lo que me revienta es el papel de de las CUP, pijoflautas de papá, y de los reBURROcionarios de salón que traicionan a la clase trabajadora sumándose a demandas democráticas institucionales y abandonando a su suerte las de clase, mientras las traicionan, apoyando un proceso dirigido por el PdCat, uno de los más recortadores de derechos sociales y económicos de toda la etapa de la crisis capitalista.

Como prueba baste el botón que publica Viento Sur, la revista de los podemitas de Anticapitalistas:

En realidad les quedan dos opciones: apoyar el proceso emancipatorio o situarse en una posición marginal durante los próximos 20 años. En una tesitura que vagamente recuerda a la actual y que ahora sería demasiado largo de explicar, el PSUC y el PSC a inicios de los 80 se equivocaron y estuvieron 23 años en la oposición.

¿Qué habría hecho Francesc Pi i Margall? Está claro. Hace más de un siglo los federales querían acabar con el caciquismo y el turnismo del régimen de la restauración monárquica de 1874. Pi i Margall planteaba una alianza entre republicanos y catalanistas. Con el término "catalanistas" se refería a la Lliga Regionalista. Hay que recordar que la Lliga era una propuesta política mucho más derechista que un PDECat que acaba de descubrir muy recientemente que es una opción republicana”.

A modo de conclusión, así acaba su artículo este cráneo privilegiado:

No sabemos qué nos ofrecerá un futuro muy, muy cercano, pero si se quiere una hegemonía política de las izquierdas los próximos veinte años hay que ser osados. Si se quiere dirigir hay que estar delante, asumiendo contradicciones, claro que sí. Esquivar la historia es suicidarse. Muchos vemos con emoción y esperanza que hay un balcón que está esperando.” (Viento Sur: Comunes, ¿y si el dilema está equivocado?”. Jordi Serrano)

Sospecho que el “balcón que está esperando” no lo va ser para proclamar la República catalana sino para arrojarse políticamente desde él, una vez que estos progres se han puesto al servicio de los intereses de la burguesía.

Estos homeópatas de la revolución son listos útiles dispuestos a recrear y revivir el papel más indecente de la socialdemocracia, que ya no es ni minireformista.

No me iré sin responder a algunos lectores de solapas de libros que compran porque hay que tenerlos para hacer méritos pero no que no abren ni siquiera hasta la introducción al mismo.

Varios “comentaristas” me han citado a Stalin como autoridad en materia de cuestión nacional y derecho de autodeterminación. Como voy más allá de las solapas de los libros y sí que me leí hace ahora unos 30 años “El marxismo y la cuestión nacional” les responderé alguna cosilla al respecto.

En el marxismo, en lo relativo a autoridad teórica sobre el derecho de autodeterminación han sido Marx y Lenin quienes más aportaron y con mayor certeza.

En cualquier caso, como el marxismo, salvo para los beatos que lo degeneran, no es una religión, no hay infalibilidad papal sobre las distintas posiciones que se han ido fijando. La validez del método está por encima de la corrección de puntos concretos y coyunturales.

Admitiendo que Dzhugashvili (Stalin) señala algunas cuestiones interesantes sobre los conceptos de nación, Estado, lengua/idioma, nacionalismo, derecho de autodeterminación, conviene aclarar a estos lectores de solapas que:
  • Stalin no dijo nada sobre el caso español, que es el primer Estado moderno europeo, del que diversas fuentes afirman que su Rey Ferrán de Aragón, Fernando el Católico, es la inspiración de Nicolás de Maquiavelo para su compendio teórico sobre la política expresado en “El Príncipe”. Evidente limitación conceptual para tomar en consideración la aportación de Stalin a los problemas de integración territorial en el Estado español.
  • Para Stalin, la represión hacia la lengua y la no enseñanza de esta en las escuelas es una de las razones principales que explican que determinados pueblos se sientan incómodos dentro de un Estado. El caso catalán, desde 1979, demuestra que esto no es así.
¿Qué es lo que inquieta especialmente a una minoría nacional?

Lo que produce el descontento de esta minoría no es la falta de una unión nacional, sino la falta del derecho a usar su lengua materna. Permitddle servirse de su lengua materna, y el descontento desaparecerá por sí solo.

Lo que produce el descontento de esta minoría no es la falta de una unión artificial, sino la falta de escuelas en su lengua materna. Dadle estas escuelas, y el descontento perderá toda base.”

Así pues cierta afirmación de Stalin en “El marxismo y la cuestión nacional” sobre la lengua de las minorías nacionales parece, como poco, inexacta e ingenua, tanto para el Imperio Ruso (su texto es de 1913), como para otras naciones, incluida España. Sobre esto es discutible si España es o no una nación pero no el que la potenciación de las lenguas propias de un territorio acabe con los problemas de integración territorial. Los propios nacionalistas han reconocido más de una vez que utilizar políticamente la lengua ayuda a trazar frontera, a integrar lo nacional, a marcar diferencias “nosotros vs- ellos” y a convertirla en ariete para la emancipación de los pueblos.

Es cierto que Stalin proclama en su texto el derecho de autodeterminación de los pueblos pero...no se sale en uno solo de sus ejemplos de los casos de naciones sometidas bajo imperios concretos, al igual que, en su día, habían hecho Marx y Lenin.
  • El ruso: Polonia, Lituania, Ucrania,..
  • El inglés: las antiguas colonias de Norteamérica que emitieron su declaración de Independencia respecto a este Imperio el 4 de Julio de 1776. Debemos añadir el caso de Irlanda,
  • El Imperio Austro-Húngaro, que ya presentaba enormes tensiones territoriales e interétnicas, antes de la guerra del 14 (I GM) y que se descompone a gran velocidad, dando lugar a la aparición de Estados separados como Austria y Hungría y Checoslovaquia, al final de la gran guerra, además de integraciones de determinados territorios del desaparecido Imperio a otros Estados como es el caso de Polonia, que proclama su independencia en noviembre de 1918, que se adjudica la región austriaca de Galitzia, entre otras recomposiciones en el este europeo.

Y sobre el carácter de los movimientos nacionalistas, Stalin no se engaña:

La lucha comenzó y se extendió, en rigor, no entre las naciones en su conjunto, sino entre las clases dominantes de las naciones dominadoras y de las naciones postergadas. La lucha la libran, generalmente, la pequeña burguesía urbana de la nación oprimida contra la gran burguesía de la nación dominadora (los checos y los alemanes), o bien la burguesía rural de la nación oprimida contra los terratenientes de la nación dominante (los ucranianos en Polonia), o bien toda la burguesía "nacional" de las naciones oprimidas contra la aristocracia gobernante de la nación dominadora (Polonia, Lituania y Ucrania, en Rusia).

La burguesía es el principal personaje en acción.

El problema fundamental para la joven burguesía es el mercado. Dar salida a sus mercancías y salir vencedora en su competencia con la burguesía de otra nacionalidad: he ahí su objetivo. De aquí su deseo de asegurarse "su" mercado, un mercado "propio". El mercado es la primera escuela en que la burguesía aprende el nacionalismo.”

(…)

La burguesía de la nación oprimida, que se ve acosada por todas partes, se pone, naturalmente, en movimiento. Apela a "los de abajo de su país" y comienza a clamar acerca de la "patria", haciendo pasar su propia causa por la causa de todo el pueblo. Recluta para sí un ejército entre sus "compatriotas" en interés... de la "patria". "Los de abajo" no siempre permanecen sordos a sus llamadas, y se agrupan en torno a su bandera: la represión de arriba les afecta también a ellos, provocando su descontento.

Así comienza el movimiento nacional.

La fuerza del movimiento nacional está determinada por el grado en que participan en él las extensas capas de la nación, el proletariado y los campesinos.

Que el proletariado se coloque bajo la bandera del nacionalismo burgués, depende del grado de desarrollo de las contradicciones de clase, de la conciencia y de la organización del proletariado. El proletariado consciente tiene su propia bandera, ya probada, y no necesita marchar bajo la bandera de la burguesía.”

Esto es algo que tanto progres (podemitas, trotskos, pequeñoburgueses de ERC, pijoflautas de la CUP,...) como parte de quienes reivindican la figura de Stalin “olvidan”. No estaría de más que estos últimos leyesen más a su referente y no se limitasen al mantra de las citas para cualquier situación y ocasión. Al fin y al cabo lo hacemos muchos marxistas que no nos identificamos ni con él ni con Trotsky. Quizá aprenderían algo de poner siempre los intereses de la clase con la que dicen identificarse en primer lugar, en vez de ponerse al servicio de los intereses de las burguesías nacionalistas. Vale para Cataluña y para España.

En Mayo de 2008, la burguesía del departamento de Santa Cruz, en Bolivia, que venía azuzando a grupos indígenas para otorgar a su movimiento separatista del Estado Boliviano una “cierta base popular”, organiza un referéndum de autonomía al margen del propio Estado y contra la voluntad del gobierno del Presidente Evo Morales, que lo había declarado ilegal y no reconoció sus resultados, pobres en afluencia de votantes. El objetivo real, disfrazado de autonomía local y administrativa, era la secesión del territorio más rico del país, entre otros motivos porque rechazaba la orientación ideológica y popular del gobierno central. Los intereses especulativos y de intención privada respecto a las riquezas petroleras en ese territorio estaban detrás de toda esta comedia bufa.

No recuerdo a esos héroes no catalanes pero embajadores del referéndum de autodeterminación para Cataluña en sus respectivas zonas pronunciándose en un sentido o en otro sobre tal proceso de autodeterminación. No soy ingenuo. No creo que fuese porque esta gente fuese realmente de ideas progresivas y compartiese la orientación ideológica del gobierno boliviano, y callase para no criticar a un gobierno amigo, sino por cinismo, porque de pronunciarse en contra del proceso sedicioso de la burguesía de Santa Cruz, iban a tener una contradicción flagrante con su posición tan favorable a la libertad del pueblo catalán contra su “terrible Estado opresor”, el español, y hegemonizado por la burguesía y la derecha catalana, salvo que pretendan que ERC es socialista (quizá tras una fumada colectiva…) y que la marioneta Puigdemont es un camarada bolchevique.

A ver si aprendemos algo de la historia, amiguitos, y dejamos de hacer demagogia barata y de putillos y putillas pijoproges de las burguesías.

Déjenle ese papel de jodeobreros al gran revolucionario Gabriel Rufián, que deja bien claro en su perfil laboral de Linkedin a qué se dedicaba antes de vivir de la política y la demagogia liberadora de pueblos oprimidos.