Por Marat
Dicen los textos evangélicos que un tal Jesús partió el pan y lo repartió entre sus 12 amigos. En su compartir expresó el derecho elemental del entre todos y para todos.
El pan es uno de los productos con mayor carga simbólica para la Humanidad. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” dice el Génesis.
“La conquista del pan”es una de las obras más emblemáticas del anarcocomunista ruso Piotr Kropotkin
“El pan nuestro de cada día” es el que comparten los cristianos sentados a la mesa y es parte de la oración mas conocida de su religión.
En el Islam el pan está plagado de significados: es acto de caridad, posee una liturgia sobre su elaboración y está muy presente en los libros de historia islámica: “Glorificado Sea El Muy Agradecido –uno de los nombres de Al·lâh-, que me agradeció aquellos dos trozos de pan” (1).
El pan va unido, en las esperanzas de la Humanidad, a la idea de justicia y, más concretamente, de justicia social. En la lucha por lograrlo y en la reivindicación de su reparto se expresan los anhelos de emancipación de los desheredados de la tierra.
En las reivindicaciones obreras del siglo XIX y de gran parte del XX la consigna “pan trabajo y libertad” surgía de millones de gargantas de los 5 continentes. El joven Javier Verdejo murió acribillado por un Guardia Civil cuando pintaba estas palabras en un muro de su tierra andaluza, el 14 de Agosto de 1976. Tenía sólo 19 años, casi un niño.
Cuando el capitalismo establece su política de precios tiene muy en cuenta lo que representa, dentro de su estructura de consumo, el peso de los alimentos dentro de la misma. No es casual. La consecuencia de no hacerlo serían enormes riesgos de desestabilización social y política para el sistema. En las protestas obreras creadas en las colas para pedir pan y leche se fraguó la revolución soviética. Pronto la lucha decidida de los revolucionarios llevó a que "la consigna '¡Pan!'" -escribió Trotsky-, "fue (ra) desplazada u oscurecida por las consignas más fuertes: '¡Abajo la autocracia!' y '¡Abajo la guerra!'". Esa es una lección de Historia que el capitalismo parece haber olvidado ya pero que el alza brutal de los precios de los alimentos a nivel mundial se encargará de recordarles.
En su informe de Enero de 2011 la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) dice en su epígrafe “sistema alimentario vulnerable”: “Existe un consenso creciente de que el sistema alimentario mundial se hace más vulnerable y de que es más susceptible a los episodios extremos de volatilidad de precios. Dado que los mercados están cada vez más integrados en la economía mundial, las perturbaciones en el escenario internacional pueden producirse y propagarse a los mercados nacionales de forma mucho más rápida que antes.” (2)
Después de señalar acríticamente a los “caprichos del tiempo” -como si el cambio climático, que ya se expresa con todo su dramatismo en continentes como Australia, por citar sólo un ejemplo, no tuviera un responsable en el modelo de desarrollo capitalista- como causa primera de “la creciente vulnerabilidad de los precios agrícolas”, el informe apunta: “las empresas financieras están invirtiendo cada vez más en mercados derivados de productos básicos en su cartera de riesgos, ya que los beneficios de este sector parecen no estar relacionados con los de otros activos. Si bien generalmente no se considera a esta “financiarización de los productos básicos” como el origen de las fluctuaciones de los precios, los datos sugieren que las transacciones en el mercado de futuros han podido aumentar la volatilidad a corto plazo.” (3)
Tenemos pues, un cambio climático, provocado por la locura desarrollista del capitalismo, y al que la FAO prefiere aludir eufemísticamente como los “caprichos del tiempo” y una práctica especulativa criminal que monetariza los productos agrícolas, buscando el beneficio a corto plazo y elevando artificialmente los precios de los alimentos básicos.
Lo que en cualquier sociedad mínimamente racional, justa y construida en base a valores humanistas sería constitutivo de un delito de lesa humanidad es hoy, como tantas veces en el pasado, un lucro “legítimo” para unos pocos y escasez y hambre para muchos.
Pero junto a ambos factores, encarecedores del precio de los productos agrícolas, actúa también el desplazamiento de una parte de la producción de dichos productos desde su destino alimentario al energético. Los biocombustibles fueron en buena medida a principios de 2007 responsables del brusco ascenso del maíz, y de su producto más popular en Méjico, las tortitas, la base de la alimentación de la población (4). La expansión actual de esta forma combinada de energía, en detrimento de los cultivos destinados a la alimentación humana y animal, aporta otro motivo más del presente ascenso de los precios agrícolas destinados a la alimentación humana.
La volatilidad de los tipos de cambio, provocada por la debilidad del dólar, y su guerra con el yuan y el euro está afectando también negativamente a unos precios, que se ven afectados por las distorsiones monetarias.
Esta crisis alimentaria, cuyo dramático efecto más visible serán las hambrunas que golpearán prioritariamente al tercer mundo, y que tendrán su efecto depresor en las economías de las familias y los trabajadores del primer mundo y de los países emergentes, se entremezcla con la crisis sistémica del capitalismo, a través de las políticas monetarias y del refugio de una parte del dinero especulativo en los mercados derivados de productos básicos, los agrícolas entre ellos. Junto a ambas crisis, el cambio climático, un tercer gran desafío no sólo para la Humanidad sino para el propio sistema depredador del capitalismo, aparece en la maraña del ovillo económico presente.
En el vértice de los tres fenómenos –crisis sistémica del capitalismo, cambio climático y crisis alimentaria, con su jinete apocalíptico del hambre- la revuelta por el pan acabará adquiriendo un matiz político, no sólo en el tercer mundo, cuyas consignas se vayan radicalizando insurreccionalmente hacia demandas de justicia, igualdad y revolución social.
Frente a otras crisis alimentarias como las conocidas en periodos anteriores en países africanos, la novedad de la revuelta del pan en Argelia y Túnez se encuentra en el modo en que las crisis se entrelazan y en la responsabilidad nunca tan palmaria como ahora del sistema capitalista.
Esta vez no será posible escamotear la culpa del sistema económico mundial bajo la irracionalidad del capricho de los dioses, el clima o la naturaleza. Toda la obscena causa del hambre en el mundo, de los desastres ecológicos y de la crisis capitalista que azota a los trabajadores y los sectores más desposeídos del mundo, aparece ahora señalada por el dedo acusador de una realidad que no es posible secuestrar ni esconder.
Las poblaciones de Argelia y Túnez se rebelan sabiendo que han de dirigir su ira contra las instituciones a las que más cercanamente pueden señalar como responsables de su creciente miseria: el poder político, entrelazado con las oligarquías de sus países. No son los únicos culpables, obviamente, pero otros reos de su rabia se encuentran mucho más lejos, les resultan más inalcanzables y son más difusos a sus ojos.
Con todo, ello supone un indudable salto cualitativo en la conciencia de las realidades políticas, económicas y sociales de las poblaciones de estos países.
Túnez y Argelia son hoy la vanguardia de la lucha por el pan, símbolo de todos los alimentos y productos necesarios para el sustento del ser humano. Soportan de un modo especialmente agudo el embate del alza de los precios alimentarios, y lo hacen dentro de sociedades con gobiernos corruptos y antidemocráticos.
Pero los efectos de la distorsión de los precios ya se están haciendo notar también en el primer y el segundo mundos. Rusia, tercer exportador mundial de trigo ha perdido en 2010 una cuarta parte de sus cosechas provocada por la ola de calor soportada en el pasado verano, acompañada de una terrible sequía.
Ello ha favorecido una actitud a la vez “cautelosa” por parte de las autoridades políticas rusas destinada a cancelar sus exportaciones cerealísticas y especuladora entre diversos países productores de cereales, centrada en acumular producto para compensar, mediante el alza de los precios, las pérdidas originadas por una menor producción global mundial.
Un efecto no colateral sino directa y perversamente vinculado con el fenómeno de la escasez alimentaria y las subidas de los precios de estos productos ha sido “la propuesta de la Comisión Europea – a los ministros europeos de Agricultura- de que sean los Estados miembros los que decidan sobre el cultivo de organismos genéticamente modificados en su territorio” a finales de septiembre de 2010 (5)
Los organismos genéticamente modificados (OGM), conocidos popularmente como transgénicos, son el caballo de Troya de las grandes corporaciones multinacionales para crear la más absoluta dependencia agrícola de sus siniestros manejos.
El ejemplo de la ayuda envenenada de Monsanto (gran marca de referencia de los transgénicos) a Haití, regalándole semillas tras su desastre, semillas que no se autoreproducen porque son estériles para tal fin, es la muestra más palpable del modo en que las manos sucias de estos creadores de frankensteins vegetales manipulan el precio de los productos agrícolas, al crear una dependencia permanente de las siembras a la compra de sus semillas, empobrecen a los agricultores y conspiran contra el derecho a unos alimentos sanos a la Humanidad.
Esto es lo que algunos ex hippies, hoy ejecutivos liberales, seguidores de la filosofía new agee, expresan bajo la idea de que en el idioma chino crisis tiene dos significados: el primero y más obvio y el de oportunidad. Oportunidad de hacer un inmenso negocio con la dependencia y el hambre de los más débiles.
Pero las revueltas que se extienden con creciente fuerza por Argelia, y sobre todo por Túnez, pronto tendrán su continuidad en otros países. Frente a la semilla estéril de los Monsanto y los especuladores que juegan con el precio de los productos agrícolas en este capitalismo de casino hay una semilla germinal que las subidas de precios agrícolas en 2007, 2008 y 2010 están haciendo crecer: la de las revueltas del pan.
NOTAS:
(1) http://www.arabespanol.org/islam/allah/3.htm
(2)http://www.fao.org/economic/espolicybriefs/briefsdetail/es/?no_cache=1&uid=48900
(3) Idem anterior
(4) http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=43574
(5) http://es.euronews.net/2010/09/27/cultivo-de-ogm-una-decision-nacional-o-europea/
12 de enero de 2011
POR UN COMUNISMO INTEMPESTIVO: DANIEL BENSAID
ENTREVISTA A MICHAEL HUDSON: "EUROPA: LOS INTERESES FINANCIEROS DICTAN LA POLÍTICA SOBERANA"
Michael Hudson | Sin Permiso
Lo que el sector financiero busca es que los políticos se allanen a chupar dinero de los trabajadores y de la producción industrial para pagar a los banqueros. Eso dañará la formación de capital y hará disminuir los niveles de vida.
Los bancos falsearon el valor real de sus balanzas contables, y por lo tanto, su haber en las actuales circunstancias del mercado. Ahora que han cogido el dinero y se han largado, exigen a la economía "real" que pague las pérdidas derivadas de sus malos préstamos. Lo desapoderado de su exigencia llevó a la mismísima Angela Merkel a preguntarse en voz alta por qué deberían los gobiernos –es decir, los contribuyentes— pagar el pato de unos préstamos malos y de unas prácticas financieras corruptas.
¡Menuda jugada, si los banqueros pueden salirse con la suya! Por mi parte, me alegra que al menos Alemania se oponga a la propuesta de la UE de doblar sus fondos de rescate.
Usted ha escrito que "Letonia se ha convertido en un experimento en el que lo que anda en juego es hasta qué punto pueden rebajarse los niveles de vida, hasta qué punto puede ser fiscalmente exprimida una economía al mismo tiempo que se retiran la asistencia social pública, y todo ello a favor de una clase cleptocrática situada en la cúspide". Cree usted que se busca lo mismo en Grecia, en Irlanda, en España y en otros PIIGS que podrían perder el control de sus asuntos fiscales a manos de la UE y del FMI?
Los bancos extranjeros están conminando a Grecia: "¿Por qué no hacéis como Letonia y sacrificáis vuestra economía para nuestro beneficio?" La realidad es que pagar a los acreedores en esas condiciones es como pagar tributo a una potencia que te ha conquistado militarmente.
Afortunadamente, el mundo del trabajo organizado es mucho menos pasivo en Europa que en Letonia. Las economías postsoviéticas tienen poca tradición sindical, y la política es, por mucho, de naturaleza étnica. Gracias a la opresiva era estalinista, que sustituyó con rusos para a los profesionales locales de clase media en los 50, los neoliberales ahora dominantes han sido capaces de dirigir la frustración de los votantes sobre todo contra los rusófobos, desviando la atención sobre lo que constituye el régimen más hostil a los trabajadores y más favorable a los propietarios de toda su historia.
El resto de Europa tiene ahora ante sus ojos la pésima política fiscal y financiera de Letonia y de los países bálticos como lección viva sobre lo que hay que evitar. Cuando la burbuja neoliberal estalló, Letonia recibió préstamos de la UE y del FMI en unas condiciones que la obligan a tal austeridad, que la economía se ha desplomado más de un 20%, mientras crece el desempleo y la fiscalidad plana sobre salarios y remuneraciones del trabajo es ya superior al 68%. Más del 12% de la población trabaja ya en el extranjero. Repatrían el dinero que pueden para que sus familias consigan sobrevivir.
Lejos, pues, de ser un modelo a imitar, Letonia muestra los yerros de la política neoliberal, cuya adopción exigen los banqueros a otros países. No es un rescate de la economía, sino una estrategia económica que amenaza con la depauperación de las economías.
¿Cómo explica usted el papel del FMI en la crisis de la deuda europea? ¿Es que la UE carece de la pericia técnica para afrontar asuntos de deuda soberana, como algunos han sugerido, o es porque el FMI es un socio aventajado del capital financiero multinacional?
Lo que pasa por "pericia técnica" es de todo punto político, y en ningún caso objetivo o neutral. En manos de los neoliberales, la "pericia financiera" significa calcular de qué volumen de excedente fiscalmente imponible, de qué cantidad de ingreso personal disponible, de qué porción de ingresos rentistas y beneficios empresariales puede apropiarse el sector financiero.
Los peritos y expertos de verdad seguirían el consejo que John Maynard Keynes dio en los años 20 del siglo pasado en relación con las reparaciones alemanas y las deudas interaliadas. Es mejor anular las malas deudas que tratar de pagar a los acreedores a costa de reducir la formación de capital, deprimir los niveles de vida y encoger el gasto público en educación, asistencia sanitaria y otras infraestructuras básicas. Un gobierno sabio sometería al sector financiero, a fin de promover el crecimiento económico, estimular la formación de capital y elevar los niveles de vida.
La política del "Consenso de Washington" practicada por la UE y el FMI fue aplicada por las dictaduras militares del Tercer Mundo en los 60, los 70 y los 80 a punta de fusil, pero Europa es libre para elegir. Seguir el consejo de los "expertos", como hicieron presta y dócilmente Islandia e Irlanda, termina en un ejercicio de despojo de activos y en la substitución del estado democrático y social por una oligarquía financiera extractiva.
¿Está en el interés de Alemania expulsar de la eurozona a los países fiscalmente débiles?
¿Qué es realmente Alemania? ¿Sus bancos? ¿Sus exportadores industriales? ¿Los trabajadores alemanes? Los políticos al servicio del lobby bancario adoptan la siguiente posición:
'Alemania ha producido grandes compositores, físicos y químicos, así como grandes clasicistas e investigadores del mundo antiguo. Pero nuestro banqueros son crédulos. Fueron lo bastante estúpidos como para confiar en los saqueadores de la banca islandesa, en los especuladores irlandeses y en los vendedores norteamericanos de hipotecas basura. Así que han perdido un montón de dinero. Y nos han pedido que os exijamos a vosotros, griegos, irlandeses, etc., que paguéis impuestos hasta la muerte y que destruyáis vuestras economías para que ellos no tengan que pagar por su ingenuidad arrostrando todos los costes de su carísima educación en la experiencia del real funcionamiento del presente mundo de tiburones financieros.'
No se puede culpar a los banqueros por intentarlo. Pero los otros países deberían descubrirles el juego. Alemania estaría mejor servida ayudando a los países a recuperarse de los cuentos de hadas neoliberales y a adoptar políticas fiscales y financieras más progresivas. De otro modo, los banqueros terminarán haciendo en casa lo que ahora tratan de hacer al resto de Europa.
¿Le ve usted una salida a la crisis europea de deuda soberana?
El problema económico no está causado por la deuda soberana, sino por los préstamos bancarios, las prácticas financieras fraudulentas y la desregulación bancaria neoliberal. Los saqueadores vikingos de Islandia, la banca Anglo-Irlandesa en Irlanda y otros bancos extranjeros buscan evitar sus pérdidas con exigencias financieras que son en gran parte ficticias, pues rebasan con mucho la capacidad de pago de las economías endeudadas. La 'crisis' puede resolverse haciendo que los bancos deprecien sus títulos de acreedores, rebajándolos a valoraciones mas realistas como lo que son, títulos "basura". No hay necesidad de destruir a las economías sometiéndolas a un proceso de despojo financiero de activos.
En tales casos, siempre hay que atenerse a un principio básico: las deudas que no pueden ser pagadas, no serán pagadas. La cuestión es: ¿de qué forma dejarán de ser pagadas? Tal como están las cosas, se exige a los países que se sometan a un desahucio masivo, no sólo a la confiscación de sus hogares, sino de su entera política nacional.
En este sentido, la crisis soberana es una crisis de la propia soberanía: ¿quién controlará la economía, su filosofía fiscal t su gasto público? ¿Las autoridades democráticamente elegidas actuando conforme al interés público, o una intrusa oligarquía financiera? La UE se equivocó al pedir a los gobiernos que secundaran sus consejos –y sus presiones— y confiaran en bandidos financieros y desregularan la supervisión bancaria. El Banco Central Europeo debería reembolsar a los gobiernos víctimas por los rescates que han sido pagados. Ese reembolso podría hacerse por la vía de una política fiscal progresiva y con la creación de un banco central que ayudara a financiar a los gobiernos.
El objetivo genuino de una economía nacional es la promoción de la formación de capital y la elevación de los niveles de vida del conjunto de la población, no de una angosta clase financiera instalada en la cúspide de la pirámide. Así pues, me parece que hay dos grandes políticas para salir de este lío.
Primero: hay que volver a desplazar la carga fiscal sobre la renta de la tierra y de los recursos y sobre las ganancias financieras y de capital. Eso prevendrá la formación de otra burbuja inmobiliaria hinchada mediante deuda apalancada. Al mantener bajos los precios de la vivienda, ahorrará a los trabajadores el tener que pagar un volumen equivalente en impuestos al ingreso. Los impuestos bajo sobre los bienes raíces (por debajo del 1% hasta hace poco) no han ahorrado dinero a los propietarios de vivienda en Letonia. Los impuestos bajos sobre la propiedad simplemente han dejado más renta de ingreso como colateral para los bancos, colateral que estos han capitalizado con grandes préstamos inmobiliarios.
Segundo: hay que desprivatizar los servicios básicos y los monopolios naturales para salvar a Europa de unos rentistas dispuestos a convertirla en una economía de peajes. Europa necesita un banco central que pueda hacer lo que se supone que hacen los bancos centrales: crear dinero para financiar los déficits públicos. Pero el Banco Central Europeo y el artículo 123 de la Constitución Europea enmendado por el Tratado de Lisboa prohíbe que el banco central preste a los gobiernos. Eso obliga a los gobiernos europeos a aumentar los impuestos para pagar intereses a los bancos, intereses que se limitan remunerar la creación por éstos de crédito electrónico: ¡una actividad que un banco central de verdad podría hacer tranquilamente desde sus pantallas de ordenador!
La banca pública no es necesariamente inflacionista. Financia lo que requiere el crecimiento de las economías: la inversión en infraestructura y formación de capital, a fin de aumentar la productividad y minimizar el coste de la actividad económica.
Lo que termina siendo inflacionista es el préstamo de la banca comercial. Hincha improductivamente los precios de los activos. Los bancos prestan contra el colateral de los bienes raíces y otros activos ya existentes y contra acciones y bonos ya emitidos. Eso es crédito improductivo, no creación real de riqueza. La única manera de mantener solvente ese gasto improductivo de deuda pasa por hinchar todavía más los precios de los activos: por desgravar fiscalmente los activos, a fin de que dejar libre un mayor ingreso para poder pagar a los bancos unas deudas de crecimiento exponencial.
Y no tiene por qué ser así. Los últimos 30 años de polarización financiera son reversibles. La alternativa a eso es sucumbir a la austeridad neoliberal.
Traducción para www.sinpermiso.info: Ventureta Vinyavella
En un artículo suyo reciente, "Esquemas de ricos y codiciosos", cita usted los rescates en Europa entre esos esquemas. ¿Cuáles son los yerros capitales de esos rescates? ¿A favor de quién se han concebido?
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