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Por Marat
Al iniciarse el segundo mandato del matonismo de Donald Trump tuve la sensación de “déjà vu”, de otra mentira indeterminada que entonces no supe concretar.Hasta hace pocas horas no entendí la pantomima. Es la misma de los famosos misiles de octubre de 1962. La bravuconada entre dos superpotencias que no podían enfrentarse sin destruir al mundo es la que enfrenta hoy a EEUU contra Europa y el resto del Planeta en lo económico.
En lo bélico no hay riesgos. Putin, que se permite el lujo de trolear a su socio del momento, Trump, no está para demasiadas aventuras a medio plazo. Se ha dejado la piñada militar en Ucrania. Si obtiene lo que quiere no es más de lo que ya tenía antes de la invasión oficial de Ucrania. Rusia estará tranquila unos buenos años.
La paranoia armamentista y belicista europea es la manifestación hipócrita y cobarde de una unión de socios continentales mal avenidos para cerrar filas frente a dos fascistas, siendo consciente de que no se atreve a hacerlo frente al imperio del que fue su prostituta desde antes del fin de la II GM, por lo que prefiere hacerlo contra el socio ocasional de Trump.
Ese belicismo no va a funcionar porque las clases trabajadoras europeas no quieren la guerra ni creen en su posibilidad.
Pero ello no significa que el miltarismo europeo de la UE no vaya a seguir avanzando en la demanda de gasto militar, aunque no haya guerra. Bajo la idea enmascarada de una OTAN europea los gobiernos de la UE buscan acabar con nuestras pensiones, coberturas de desempleo, enseñanza y sanidad públicas. Hemos perdido también nuestro derecho a techo. Hay que decirle a cada gobierno de la UE que son nuestros enemigos de clase. También al de Sánchez. Basta de mentiras.
Los aranceles de Trump, su odio contra los inmigrantes, sus proyectos de destruir Palestina, convirtiendo Gaza en un gran resort, sus amenazas de chuloputas, son los de un país lamentable en origen que pronto se deshará de él, en cuanto a su capital no le sea productivo.
Eso ya está empezando a ocurrir. Los Musk, los Bezos y los Zukerger están palmando a chorros. Forbes no le quiere. En el Standard & Poors el capital norteamericano ha perdido el 7 %
En unos pocos días esta idea tomará forma. El fin del trumpismo sucederá pronto. Desgraciadamente cuando suceda, será para dar paso a un Presidente del Partido Demócrata. A la mayoría de ellos les gustará. El fascismo solo les parece un incordio.
Muy pronto China le hará saber a EEUU lo que le debe EEUU: mucho más que los 780.000. 000 millones que reconoce el deudor.
Últimamente en relación con China han surgido algunos xinólogos que dicen ser tan comunistas como ese sistema. La pregunta para ellos es si en China se da la ley del valor que explicó Marx. Si es así, lad empresas chinas siguen extrayendo plusvalía a sus trabajadores y estos están siendo explotados y sobreexplotados.
El fin de la hegemonía capitalista norteamericana no debiera ser el principio de otra, por menos violenta que hoy sea, sino el inicio para la humanidad de una era de bienestar al alcance de quienes más lo necesitan: el socialismo, pronto, antes que el comunismo, necesario e inevitable, si el ser humano no quiere perecer agotando la tierra en la que vive
