Mostrando entradas con la etiqueta comunismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta comunismo. Mostrar todas las entradas

8 de julio de 2024

LEGISLATIVAS FRANCESAS. ÉXITO ANTIFASCISTA ENVENENADO


Por Marat

El fantasma lepenista en Francia tendrá que esperar una mejor ocasión. El bisoño pelele de 28 años de Madame Le Pen, Jordan Bardella, no será primer ministro; ni seguramente ella lo pretendía tampoco. De otro modo, hubiera presentado para dicho cargo a un personaje con mayor peso, empaque y trayectoria política. La carrera hacia la Presidencia de la V República francesa está siendo para Marion Anne Perrine Le Pen más larga de lo que ella quisiera. Trece años han pasado desde que sucedió a su padre, Jean Marie, en la dirección del Front National (FN), al que cambió de nombre en 2018 por el de Rassemblement National, en un claro guiño al gaullismo -el partido fundado por Charles de Gaulle en 1958 se llamó Rassemblement du Peuple Français- al que ha apelado con frecuencia para separarse del poujadismo charcutero en el que estuvo presente su padre, junto con antiguos dirigentes nazis del colaboracionismo de la Francia ocupada y ex paracaidistas de la guerra de Argelia, un movimiento golpista al que de Gaulle no fue ajeno pero de cuyo proceso se postuló como salvador, hacia una extrema derecha nacional, patriótica (a Francia le pierde su nacionalismo transversal), popular y social; en definitiva, políticamente aceptable (¡qué fascismo tan normal y de andar por casa!), en un país en el que la idea de pueblo (la nación en la revolución francesa) sustituye a la de clase. Fue el marxista Anton Pannekoek quien afirmó “El pueblo no existe. Sólo existen las clases”.

La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas indicaba que el maquillaje de “la Francia calmada”, que Marine Le Pen lanzó en 2016, conociendo la contradicción nacida de un régimen político liberal con el llamado Estado Bienestar, en el que el capital nacional e internacional ya no necesitaba del pacto social con un clase trabajadora descompuesta e integrada y una izquierda política derrotada y sin proyecto, iba a ser un éxito.

El discurso oficial de la opinión “democrática” insistirá durante un tiempo en la idea de lo inesperado, de la sorpresa de la reacción democrática y popular. Algo hay de ello.

Existe una Francia que no se ha entregado a los fascistas. Está compuesta tanto de una idea desorganizada, como organizada de clase que no se ha creído el travestismo social y hasta obrerista, desde hace ya dos años opuesto a las políticas de protección social contra la pobreza de todos, que defiende el “ius sanguinis” contra la vieja y decente “ius solis” y una clase burguesa, que defiende libertades, muy poco sociales, pero que sabe que sus modos de concebir sus vidas privadas también acabarían siendo atacadas.

Entre la revolución de 1789 y la de Comuna de París de 1871 hay casi 100 años. La primera burguesa. La segunda básicamente proletaria.

Ya no habrá revoluciones proletarias, al menos pronto, pero en las “banlieus”, donde los desgraciados franceses de otros orígenes que eran invisibles, han votado contra el fascismo.

Y ahora hablaremos de política.

El frente popular ha sido una mentira.

Melenchon ha sido ya asesinado tanto por los medios de la progresía como por la derecha "democrática". Él y su populismo de socialdemocracia hiperventilada han sido ya condenados como enemigos de la gobernabilidad.

Lo que viene es mierda de extrema derecha pero entregada por etapas, una vez que la izquierda se haga realista y asuma la "necesidad" de entenderse de una forma pragmática con los restos del macronismo. 

A partir de ahí, la decepción en la izquierda respecto a un éxito desaprovechado abrirá el camino a un nuevo salto electoral del fascismo lepenista que en las próximas presidenciales francesas puede ser el definitivo. Nunca logró un triunfo mayor en una derrota legislativa. Éste no era aún su momento y Marine Le Pen lo sabía. Las presidenciales francesas de 2027, si no se adelantan, son su meta.

Ponga usted a socialistas como Hollande en un Frente Popular (Macron fue criado a sus pechos, primero cómo asesor de su Presidencia y luego como ministro de economía) y sabrá de qué modo se rompe una mayoría, insuficiente, pero lo bastante poderosa como para intentar un juego diferente, y verá cómo el realismo político se impone.

25 de agosto de 2023

TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA

Por Marat

Si creyésemos a conspiranoicos, cenizos que insisten en que sólo nos espera una nueva forma de esclavitud, sectarios que anuncian el Apocalipsis, agonistas a los que imaginar un mundo distópico se la pone dura, convencidos de que el colapso de la humanidad es la expectativa imaginable y segura, debiéramos rezar para que la destrucción nuclear fuese un acto misericordioso y rápido.

Pero esto es algo propio, en unos casos, de seres con conflictos personales no resueltos, cuyas angustias personales, proyectan en forma de odio sobre la humanidad. Se ve mucho en redes sociales y foros más privados. El fascismo tiene sus canales.

Hay incluso quienes desde posiciones humanistas y hasta progresivas sólo nos han pintado un negro horizonte.

Es cierto que pintan bastos ahora mismo para quienes deseamos un mundo de igualdad, de emancipación de los seres humanos respecto al dolor, la pobreza y la explotación laboral, y de que civilización y naturaleza sean a la vez posibles.

También lo es que las resistencias frente a la desaparición de lo público (la sanidad, la enseñanza, las pensiones, las coberturas sociales ante el paro,…) abren cuestionamientos respecto al sistema económico y de dominación que acabarán por negar al capitalismo y quizá, si hubiesen comunistas abiertos de mente, a plantear de nuevo el socialismo.

El miedo al futuro hace posible que muchos trabajadores busquen en inmigrantes con y sin papeles sus enemigos inmediatos. Sus enemigos son los empresarios que calculan los salarios según necesidad de supervivencia del trabajador.

Seguirán viniendo los sin papeles, cada vez más, (ningún gobierno fascista, liberal o progre podrá impedirlo) porque la razón ya no es sólo la guerra o el hambre sino la desertificación de zonas cada vez más amplias del planeta

¿Seguimos deseando su muerte en el mar o, abandonando la pose de beatos de ONG, consideramos que unos y otros somos clases subalternas hermanadas por la necesidad de pan y trabajo que exigen al capitalismo que se quite la careta del bien común?

En cuanto al terrible fin de la humanidad que se nos anuncia y a las políticas supuestamente ecológicas, destinadas a evitarlo, puedo asegurarles que van a conocer una rebelión de la clase trabajadora, contraria a pagar el negocio capitalista de la descarbonización, como no han conocido a lo largo de la historia del capitalismo. No porque el planeta no necesite desahogarse sino porque la transformación industrial del proceso implica costes que debe pagar el capital que generó el problema y nunca los obligados a consumirlo.

Y, sí, hay razones para la esperanza porque nunca la desesperanza tuvo tantas razones para el rechazo de lo sufrido en el pasado, atacado en el presente y amenazado ante el futuro.

Frente a ello el “comunismo (como) movimiento real que supera y anula al estado de cosas actual” (Karl Marx, Friedrich Engels. “La ideología alemana”)

13 de septiembre de 2022

ISABEL II, GORBACHOV Y EL FIN DE LOS TIEMPOS

Por Marat

No me apetece mucho hablar de Isabel II, tras tantos días de lameculos mediáticos, pelotilleros aúlicos, pajeros de las monarquías y cierta traidora al españolismo hortera que proclama y que ha dejado los trapos a media asta como duelo por la muerte por la ocupante de una parte de “su” patria.

No me sorprende que el ladrón putero y borracho matador de su hermano, Mitrofan y elefantes sin nombre, acuda al funeral de su “prima”. Ambos han sido grandes personajes del mundo de los negocios.

El primero como comisionista de los negocios de las grandes compañías en el extranjero. La segunda como reina del conjunto de países de la Commowealth, un lugar de encuentro económico entre metrópoli y excolonias en el que la reina ejerció sus buenos oficios.

El manto de las monarquías todo lo cubre, sobre todo los chanchullos.

Pero la monarquía inglesa es especialmente elegante. Convierte la Finca de la Corona (The Crown State), algo que nominalmente debiera ser una propiedad del Estado británico, en un negocio del que la reina, ahora el orejas, se lleva el 15%

En cualquier caso, grandes pueblos con grandes cuernos los que sustentan tales monarquías.

En las democracias liberales la diferencia entre un/a rey/reina y un/a presidente /a de república es o ves hasta que te mueres la misma imagen del parásito o te la cambian de vez en vez.

Bajo regímenes aparentemente diferentes de una democracia burguesa opera lo que realmente importa: un sistema capitalista en el que no existe otra libertad que el trabajo explotado o la submiseria de quien ni siquiera alcanza la pobreza de la precariedad laboral.

En el capitalismo liberal de formas aparentemente democráticas la realidad ha sido sarcasmo cruel -sin su “aparato” democrático, genocidio -Bajo el falso socialismo tristeza de un tiempo no hallado.

LA MUERTE DE GORBACHOV, PARADIGMA DE UN DERRUMBE IDEOLÓGICO GLOBAL

Dice el tango “que veinte años no es nada”. A pesar de que para los porteñosGardel cada día canta mejor”, en este verso de “Volver” yerra. Veinte años dan mucho de sí. Cambian una vida y a una generación. Casi tres cuartos de siglo (1917-1991) transforman a una sociedad entera, y al mundo, a través del cambio que atraviesa a varias generaciones.

"Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual"

("Manifiesto Comunista". Marx y Engels)

La primera generación que hace una revolución triunfante consolida la conquista, encuentra un sentido a su propia existencia, pues ha vivido sólo para lograrla y, de paso, inicia una limpieza interna dentro del grupo originario que la impulsó, por aquello de que “el partido se fortalece depurándose de sus elementos oportunistas”, que dijo el amigo Dzhugashvili, en una expresión premonitoria de los tiempos venideros. Este es un período de asentamiento del poder y, a su vez, de esclerotización del proceso.

Liquidados sus elementos críticos internos y sus enemigos, la revolución ya no necesita legitimarse profundizando en los principios que la inspiraron sino reforzarse en una guerra de trinchera que detiene su proceso dialéctico.

Esto se repite históricamente tanto en las revoluciones como en los períodos de cambios contrarrevolucionarios.

La segunda generación es educada en los valores que inspiraron la transformación inicial. Un sector más o más amplio o reducido, según estemos ante cambios progresivos o reaccionarios, se beneficia de ellos, ampliándose en mayor o menor medida su base social. Agradece a la generación anterior los cambios logrados y defiende el nuevo orden pero sin la pasión que generó el movimiento inicial.

La tercera generación que defiende el ya viejo orden está formada por un conjunto de cínicos y arribistas, carentes de otra convicción que no sea su propio encumbramiento.

¿Por qué quieren que tenga hoy la misma opinión que tenía hará seis semanas? Si así fuera, mi opinión sería mi tirano”

(“Rojo y negro“. Stendhal)

Como el resto de la sociedad han descubierto el antagonismo radical entre palabras y hechos pero, al contrario, que la población sin acceso a los mecanismos de ascenso social, necesita defender el “status quo”.

Para entonces el régimen es ya un antiguo régimen. Como un gran insecto muerto y seco por dentro, su exoesqueleto amenaza ruina. El sistema económico ya no funciona y el régimen político necesita convertir el control económico del apparátchitkid y su usufructo descarado de una propiedad estatal, no social, en privada. Y el exoesqueleto del sistema-régimen cae al suelo sin demasiado estruendo ¿Por qué no hay un ruido social? Porque no representa ni a los dirigentes, que necesitan de una rapiña o capital originario para un nuevo capitalismo no de Estado ni a una clase trabajadora cuya aspiración era un Volkswagen y una hamburguesa de McDonald´s y no el control obrero de la producción. La esperanza de una clase para sí queda suspendida hasta nuevo aviso.

En este proceso los comportamientos atribuidos a las generaciones no constituyen tipos ideales. Es posible ver entremezclados comportamientos, actitudes y pensamientos de unas y otras.

¿Gorbachov, el hombre que consiguió el fin de la Guerra Fría? Rusia y EE.UU. enfrentados, recibiendo las hostias Europa, supuestamente por la libertad de Ucrania.

¿Gorbachov, un comunista convencido que sólo buscaba mejorar la URSS? Es Andropov, su mentor a la secretaría general del PCUS, quien promueve al grupo económico de liberales anticomunistas conocidos como los editores de los “Papeles de Novosibirsk” Tatiana Zaslavskaia, Abel Agambegian (uno de los principales asesores económicos, primero de Gorbachov , después de Yeltsin, y un decidido defensor de las privatizaciones de amplios sectores de la economía soviética) o Alexander Granberg en los que plantean el paso a un sistema de economía de mercado.

¿Gorbachov, el hombre que dio la libertad a Rusia? Treinta y un años después parece que la cosecha democrática rusa es más bien parca en un país que no la conoció, al menos en el sentido burgués del término, en ningún momento de su historia.

Desde una perspectiva en absoluto estalinista la conclusión sobre la memoria de Gorbachov y el conjunto de nomenklaturistas que acompañaron su viaje al capitalismo no de Estado es que sus figuras son reivindicadas sólo por anticomunistas de derecha e izquierda.

Esta transformación hacia el capitalismo liberal desde un capitalismo de Estado fue posible porque la Nomenklatura, y no la clase trabajadora, controlaba la economía y las empresas. Que miembros y ex miembros del PCUS se adueñasen en un proceso de rapiña colosal de las grandes empresas estatales lo demuestran.

Gorbachov fue el ejecutor testamentario del viaje de una Nomenklatura -disiento del término clase que atribuyó Djilas a los apparátchiki -política y económica de un Estado sólo nominalmente socialista a otro de capitalismo liberal.

Esto es lo que sucede cuando el partido único pretende representar el conjunto de una sociedad. Marx y Engels consideraban que en el socialismo aún no habrían desaparecido las clases sociales ni sus contradicciones sino que en él se agudizarían las luchas de clases con una ventaja para las trabajadoras porque controlarían los aparatos del conjunto de poderes pero con un partido único,del que en ningún momento hablaron, ¿qué impide que las clases más formadas ocupen dichos poderes mediante su entrismo en el partido único? La NEP fue una de las vías. Desde el PCUS la nomenklatura originaria (la vieja hornada) y la adquirida (la burguesía neoconversa) acabarían siendo los viejos topos que hozasen en el capitalismo ruso actual. La gran burguesía china ha intentado aprender en cabeza ajena. Los grandes capitalistas chinos están en la dirección del PCCh e intentan planificar tanto la economía estatal como la privada para asegurar el crecimiento.

Pero es imposible planificar la economía en medio de las cada vez más frecuentes convulsiones capitalistas mundiales, las pandemias actuales e inmediatas, los costes sobre las economías mundiales de las crisis energéticas inesperadas y la escasez mundial del agua, derivada de la acción humana, que provocará nuevas guerras. 

La sociedad capitalista mundial, que incluye cualquier Estado aberrante y cualquier sociedad supuestamente cerrada, acusa siglos de descomposición evidentes.

El capitalismo de régimen político liberal también vive su crisis. La que ha derribado el mito de que socialdemocracia y keynesianismo del bienestar de las clases trabajadora y medias son compatibles con el capitalismo. Es una crisis de representación política pero no del conjunto del sistema todavía, sino de la socialdemocracia, y su izquierda, y de la derecha popular (democristiana).

Ya no hay posibilidades de igualdad redistributiva.

Los salarios están por debajo de la inflación, los tipos de interés por encima las posibilidades de pagar una hipoteca, lograr un alquiler que pueda pagarse en un piso decente, una broma sarcástica, tener un contrato indefinido significa indefinidas posibilidades de despido, ser joven o tener más de 40 años y estar en paro es una putada olímpica, acercarse a los 65 años con largo período de desempleo, el abismo.

Y, sin embargo, ¿cómo no centrarnos en las maldades de la carne y la salvación para el mundo que representa la dieta vegana, comistrajos que también nos venden muchas de las multinacionales dedicadas a la venta de carne?

Seguramente para quienes lo sufren vivir en un mundo heteronormativo, dominado por el cisgénero siendo fluide no binario o asexual calentorre debe de ser mucho más terrible que acabar en la calle por no poder pagar el alquiler, que te corten la luz por no poder pagarla (siguen haciéndolo) o vivir la humillación de ir a buscar comida a un centro solidario/ de caridad.

Francamente, que el Congreso de Chile aprobase este año un proyecto de ley para sustituir la palabra mujer por “persona menstruante”, cuando ese país vive diferencias sociales tan abismales creo que explica mucho de la patada en la boca recibida por la coalición progre-liberal de izquierda de Boric y compañía.

La izquierda actual ofende a cualquier trabajador, especialmente siendo tan desclasado y, a la vez, tan necesitado de ser comprendido en su necesidad material.

Si el enfrentamiento ideológico ha dejado de representar a la lucha de clases entre el derecho a una buena vida y el derecho liberal a la opresión de clase y hoy va de la confrontación entre carne y vegetal, las consecuencias sólo pueden ser fascistas porque el antagonismo ya ha apostado por lo irracional.

Más del 50% de la población no cree en la democracia actual, al menos en su forma de representación.

¿Les sorprende a ustedes que los nazis de DS de Suecia hayan sido el segundo partido más votado o que la fascista Meloni pueda ganar las elecciones en Italia?

Tranquilos. Ya no llevan cruces gamadas, ni fasces, ni uniformes. Tienen incluso negros en sus filas y amigos árabes. La democrática derecha europea les ha bendecido.

Cuando ya puedan empezar a actuar en serio casi no se notará. Familias desahuciadas que ocuparon pisos vacíos de bancos irán a las cárceles, algunos Menas especialmente conflictivos serán apalizados por su democrática policía, sin papeles perdidos en el oceano serán acosados por lanchas policiales hasta hundirse en el mar, mendigos que duermen en las calles morirán en extrañas circunstancias, muchos más sindicalistas que en el pasado serán encarcelados, partidos minoritarios serán prohibidos.

Total, poca cosa. Siempre habrá quienes digan que si nada has hecho, nada has de temer. Son las sabandijas que callan bajo los regímenes fascistas y que en democracias burguesas exigen tolerancia...con su peste.

12 de mayo de 2021

SOBRE EL PRETENDIDO ANTAGONISMO ENTRE SOCIALISMO/COMUNISMO Y “LIBERTAD”

Por Marat

El socialismo no es lo que hacen los partidos socialistas cuando gobiernan, del mismo modo en que tampoco lo son algunos autodenominados comunistas, o acusados de tal, cuando lo hacen en coaliciones con los autoproclamados socialistas.

Hace pocos meses, ABC, panfleto válido solo para envolver colillas que arrojar a la basura, acusaba a Largo Caballero de comunista. Que el PCE de la guerra civil española le agasajase como el Lenin español solo significó que este partido aupó oportunistamente a quien fue miembro del Consejo de Estado de la dictadura de Primo de Rivera a una categoría que le quedaba demasiado grande

Tanto a Chávez como a Maduro se les ha acusado en repetidas ocasiones de lo mismo, cuando su régimen no se ha apartado del más puro bonapartismo, de matices caudillistas, propio del populismo peronista. Si ustedes quieren saber de verdad lo que el populismo de matriz peronista, que es lo que se encierra dentro de los movimientos latinoamericanos que se han revindicado como del Socialismo del Siglo XXI, decenios después de desaparecido el general argentino, pregúntense por qué hay quienes han hecho lecturas de un peronismo tanto de derechas como de izquierdas y por qué desde esa ideología de corpus tan extraño se reivindican tanto nociones como pueblo y nación y se apelan tan poco a conceptos ligados a la idea de clases sociales y luchas de clases. Dar brochazos gordos de pretendida emancipación de los oprimidos y subalternos a lo que es una ideología profundamente reaccionaria y populista no la convierte en revolucionaria. Pretender hacer pasar las recetas de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe por marxismo es tan coherente como decir que el identitarismo posmoderno tiene algo que ver con el comunismo. Pura bazofia que la alt-right, o derecha alternativa, fascismo sin correaje, para entendernos, ha explotado en su propio beneficio. Ello a pesar de que el gran capital no tenga inconveniente alguno a situar a mujeres en los consejos de administración, en hacer del ecologismo, y la transición hacia la descarbonización, un gran negocio o a promocionar el veganismo en sus medios de comunicación porque abren la puerta a nuevos nichos de mercado. Ellos sí que saben. Saben qué cuestiones no son otra cosa que oportunidades para seguir remozando al capitalismo y que tire para delante unos decenios más, con sus lacras de sobreexplotación laboral, pobreza, muertes y crecientes desigualdad social, vigilancia policial y recortes de libertades, ese término al que tanto se apela desde los defensores de la división de la sociedad en clases sociales. Afirmar que, como te sientes de un sexo diferente a aquél con el que has nacido, eres del que proclamas puede ser una parte de la libertad de cada persona – no entro al debate- pero no quiebra ni las relaciones entre las clases sociales, ni la idea de propiedad de las empresas, ni niega la explotación y la sobreexplotación laborales. Y es ahí, y no en otro lugar dónde se encuentra la negación del orden social y económico del capital y de los sistemas político e ideológico que lo sustentan.

A lo largo de la historia personajes que mantenían un discurso aparentemente radical, aunque bajo una práctica política muy distinta, han sido acusados de ser socialistas o comunistas.

Autodefinirse, o ser calificado por otros, como socialista o comunista no es sinónimo de socialismo o comunismo.

El socialismo y el comunismo son dos estructuras sociales y económicas que, hasta hoy, no se han dado en ningún país. Alguien debiera explicar a quien cuestione estas dos concepciones de sociedad que lo mismo cabría decir de un capitalismo que nada ha tenido que ver con la teoría liberal en la que se asienta, ya que su fundamento, meramente ideológico, no científico, el de la libre competencia ha demostrado ser una falacia cuando los monopolios, la concentración del capital y las grandes empresas acaban con la posibilidad de libre concurrencia del mercado. Y, sin embargo, hemos de soportar cada minuto las impertinencias liberales sobre la libre empresa. 

A una sociedad socialista no la define el porcentaje de control estatal de la economía sino que las empresas pertenezcan a los trabajadores, y ellos decidan sobre el trabajo, la socialización, que no estatización y e incluso sobre lo que es necesario y útil producir. Del mismo modo, el comunismo es una sociedad que ha superado la existencia del Estado porque ya no hay lucha de clases al desaparecer éstas y, en consecuencia, la existencia de un aparato estatal que representa los intereses de una clase concreta, la dominante. Son aspiraciones que en momentos históricos concretos han sido objetivos de gran parte de la humanidad y que poseen características propias que las definen

El socialismo es una etapa de la humanidad en la que se agudizan las luchas de clases pero en ellas es la clase trabajadora la que predomina en la dirección de los objetivos de la economía, de las relaciones que los seres humanos establecen en el trabajo, tomadas éstas como solidaridades en las que cada uno da lo que su capacidad le permite y recibe según sus necesidades.

El comunismo es una etapa en la que la política, entendida como objetivos espurios de los contendientes en una sociedad divida en clases, es superada por el modo en el que los seres humanos logran superar su estado de necesidad material para elevarse a la condición personas que puedan desarrollar todo su potencial y crecer colectivamente más allá del trabajo. Una sociedad en la que los seres humanos estén sujetos a la absoluta dependencia de unas necesidades, que solo una parte de ellos puede satisfacer, no es una sociedad libre.

¿Qué tiene que ver el socialismo, como objetivo por el que luchar, con la libertad? Algunas cosas importantes.

El objetivo del socialismo pretende la protección del ser humano, basándose en el principio de que somos desiguales de partida. Exige que cada uno dé según su trabajo y reciba según su capacidad.

El socialismo como principio de sociedad no niega que somos diferentes, que todos no hemos partido de los mismos niveles educativos y culturales, ni de las mismas clases sociales. Venimos del capitalismo pero cada uno debe de dar al colectivo el trabajo, la inteligencia, la voluntad y ha de recibir según el trabajo que realiza. No pueden ser remunerados del mismo modo la médico o el enfermero que el trabajador de una fábrica de muebles o el transportista de mercancías peligrosas. Hay que valorar cada aportación a lo social en la medida de lo que da y hay que considerar cuánto aporta a la sociedad.

La diferencia frente a una sociedad dividida entre propietarios de las empresas y trabajadores que aportan su trabajo de modo común y solidario es que no se parte de que todos seamos iguales, como si la formación o las capacidades no existiesen, sino en que se contribuye a un fondo común.

En una sociedad socialista todavía encontraríamos rasgos de la capitalista, en cuanto a clases sociales de origen pero el socialismo, que es la cooperación entre los desiguales, ya no partiría de la propiedad de la empresa sino de las diferencias heredadas. Algo significativamente distinto cuando el poder económico ya no es clave porque éste se encuentra en manos de la clase trabajadora. En tiempos a eso lo llamábamos dictadura del proletariado. Ahora parece que a quienes se reclaman de la izquierda radical les avergüenza el concepto por lo de dictadura. Hay quienes se sienten tan tentados de pedir perdón que lo harían hasta por el mero hecho de existir.

Nunca he creído que la dictadura del proletariado pudiera ser la dictadura del Partido, entre otras cosas porque cuando solo hay una voz todas las demás deben enmudecer o cantar la misma letra de la canción; entre otras cosas porque, siguiendo la lógica de la representación concentrada al máximo, uno puede acabar siendo acusado de disidente hasta de aquello en lo que cree firmemente.

Pero sí creo que el socialismo debe sustentarse en en una dictadura de la clase trabajadora, a través de una legislación, una capacidad representar a la mayoría social de acuerdo a su peso y contribución en/a la sociedad, de unas instituciones, de un poder del Estado, de una cultura social que establezca nuevos consensos colectivos hacia la igualdad y la solidaridad, del mismo modo en que el capitalismo, y todas sus variantes ideológicas, desde las más reaccionarias hasta las más progresistas, lo han hecho.

Precisamente por su condición cooperativa, el socialismo estaría marcado por la presión de origen de proteger cuestiones básicas que afectan al ser humano como tal: la protección al nacer, asegurar la vida del recién nacido, la educación, la sanidad, independientemente del coste de la salud de cada persona, la protección laboral y la de la pérdida del puesto de trabajo, siempre bajo la obligación de trabajar como aporte a la sociedad, el resguardo de la vejez, en todo lo que le acontezca.

Parece que un día les contaron a algunos que el capitalismo ofrecía escudos vitales parecidos. Eso duró algo así como un suspiro, entre 1945 y 1973. Desde entonces parece que se fue jodiendo esa fantasía capitalista.

El caso es que como el recorte del salchichón va por rodajas, cada vez menos finas, no nos enteramos mucho de cómo va esto de la evolución del capitalismo. Pero algunos lo vamos notando.

Yo me pregunto cómo se garantiza la libertad de las personas.

¿Será libertad carecer de empleo y de futuro y tener que recurrir a la caridad pública o privada para comer?

¿Será libertad ser desahuciado de la vivienda porque no se puede pagar la hipoteca o el alquiler? Los desahucios, por mucho que cacaree el gobierno progre sobre sus moratorias, siguen produciéndose también en una situación tan terrible como el de las consecuencias económicas de la pandemia sobre la clase trabajadora.

¿Será libertad que seas tan desgraciado que Deliveroo, Uber Eats, Glovo y toda esa criminalidad capitalista te obliguen a reivindicar que quieres ser autónomo, cuando no puedes pagarte el ser autónomo, frente a un intento de legislar la existencia de una relación laboral real?

¿Será libertad que miles de ancianos hayan muerto en las residencias porque comunidades autónomas como la de Madrid estimaron que sus vidas valían menos que las personas de edades inferiores y que ese pensamiento gerontofóbico, extraño cuando todos aspiramos a vivir hasta esas edades, provenga de los períodos en los que los recortes en la sanidad pública española dejaron ésta en mínimos

¿Será libertad que los derechos al amor y a la paternidad/maternidad hayan sido clausurados por salarios de miseria, con empleos basura e hipotecas y alquileres con precios absolutamente criminales? Es libertad de mercado, no del derecho a una vida decente.

¿Será libertad que miles de jóvenes, y no tan jóvenes, se hayan conjurado en una orgía de negación de la pandemia y alcohol para decir que el Madrid de Ayuso era libre? ¿Será libertad el derecho al yo por encima del nosotros?

¿Será libertad que quienes usamos el coche para trabajar nos veamos ante la eventualidad de pagar por usar carreteras que son la única alternativa para ir a nuestros trabajos y que ya pagamos en su día con nuestros impuestos? ¿Será libertad que el gobierno progresista de PSOE- Unidas Podemos piense en esta posibilidad para lograr liquidez para el Estado, tirando de una idea que se le ocurrió al gobierno del PP en 2012? ¿Será libertad que la izquierda se parezca tanto a la derecha cuando busca dinero público?

¿Será libertad que nunca nos haya salido tan cara la electricidad en nuestras casas o la gasolina para ir a nuestros trabajos?

¿Será libertad la ausencia de futuro de los chavales de lugares como Usera, Vallecas, Villaverde, en Madrid, o de barios como el Polígono Sur, los Pajaritos y Amate en Sevilla, por citar solo algunos ejemplos?

¿Será libertad que la diferencia entre la esperanza de vida de los barrios más ricos y los más pobres pueda llegar hasta los 7 años?

¿Será libertad que todas las horas no pagadas a las que nos obligan los capitalistas sean consideradas como la única opción para que la empresa que nos sobreexplota sobreviva? Lo de explicar que toda relación laboral asalariada es explotación es inútil. Nadie está dispuesto a aceptar que su salario es inferior al valor que genera su trabajo porque eso le pondría en el brete de tener que explicar porqué el capitalismo le parece tolerable.

Del comunismo nada más que añadir a lo ya mencionado. Si Marx escribió muy poco sobre cómo sería esta etapa, no me veo yo en condiciones de aportar más que él. El ser humano transita por la historia construyendo su futuro a base de errores y aciertos.

28 de abril de 2021

EL ESTADO SIGUE SIENDO LA CUESTIÓN CENTRAL


Por Marat

Creyó que si trabajaba duro estaría protegido en su vida ,cuando se quedase en paro, al enfermar, en la vejez, cuandosus hijos necesitasen aprender. Pero habían cambiado las reglas del juego y nadie se lo había advertido”

(El texto es mío pero alguien lo convertirá en un meme y se lo atribuirá a un personaje histórico o un periodista se lo apropiará como suyo. Son cosas de Internet)

Hablar de lo que pasa hoy en términos de cómo le va a la clase trabajadora y a los sectores populares – esas clases medias que, a lo largo de la historia, siempre han querido verse reflejadas en la clase dominante y nunca en las subalternas y que ahora están siendo laminadas por la concentración del capital que acaba con el trabajo profesional autónomo- puede parecer algo propio de arqueólogos o de nostálgicos de la historia. Pero la historia es terca y devuelve a la realidad lo que antes nació de sus cimientos.

Cuando en 1973 empezó a quebrarse el crecimiento capitalista basado en inversiones del Estado en coberturas sociales y en consumo de masas como medio de expansión de los mercados, los Estados empezaron a involucionar sus políticas sociales y a crecer, en paralelo las tendencias autoritarias y la vigilancia tanto por parte de las empresas como de aquellos.

Los años posteriores han ido haciendo que los recortes, primero tentativos y muy finos, al Estado del Bienestar capitalista fueran casi imperceptibles. De hecho, creo que las protestas sindicales de los 70 y 80 en Europa fueron más producto de la capacidad de movilización sindical del momento que de la conciencia de la clase trabajadora en aquella época.

Más tarde las lonchas del salchichón social han ido siendo cada vez mayores y afectando a lo nuclear sobre lo que la socialdemocracia asentó su pacto social con el capital y su Estado: la sanidad pública, las coberturas de desempleo y las pensiones. Todo hacia la privatización, nada hacia su mantenimiento. Tampoco con los gobiernos social-liberales de los Partidos Socialistas ni con los de coalición europea de socialistas y excomunistas”, aunque llamar tal cosa a estos últimos sea como admitir que algún día lo fueron...y eso sería exagerar mucho, no para el neofascismo, que combina violencia política en sus proclamas y ultraliberalismo en sus propuestas económicas, y para el que un liberal compasivo como el Presidente de Canadá, como Justin Trudeau es un comunista.

Pero todas esas políticas antisociales han sido aplicadas por el Estado y éste es un Estado de clase, de la clase capitalista.

Confundir Gobierno y Estado puede ser fruto de la ignorancia o de la intencionada voluntad de la izquierda, la progresía.

No hace falta recurrir a Marx ni a Lenin para entender la esencia del Estado bajo el capitalismo. Debieran bastar casi 50 años de retrocesos de los derechos de la clase trabajadora, de recortes sociales y de privatizaciones para entender que el Estado responde a los intereses del capital y que las Constituciones que dicen proteger los derechos sociales y económicos de los más débiles no encuentran obstáculos del poder judicial para ser violadas por las nuevas leyes.

Retrocedemos como clase, no de un modo disciplinado sino en desbandada, vemos cómo los neutrales economistas nos venden el regreso hacia formas laborales neoesclavistas, aprendemos a pensar al modo en el que nos enseñan los medios de comunicación, sean los tradicionales o las redes sociales, aceptamos como válido el modelo ideológico de nuestros sobreexplotadores, porque explotados somos desde el momento en que aceptamos vender nuestra capacidad de trabajar a quien obtiene un beneficio por ello. Toda esa normalidad es parte del Estado capitalista porque él organiza la enseñanza, paga a las religiones, sostiene con subvenciones a todos los medios de comunicación, independientemente de su ideología, da legitimidad a los jueces que justifican el derecho de pernada de los peores salteadores de la política y del mundo empresarial, protege o hace la vista gorda ante sectores golpistas militares y ante policías criminales y fascistas porque algún día los necesitará ¿Ven ustedes muchas diferencias entre derecha e izquierda en estás cuestiones? Yo no y sé porqué no y porqué creo que confundir izquierda y comunismo es insultarnos a los comunistas.

Ayer, en un contexto que no viene al caso, me tocó hacer de ambulancia para una señora mayor de Getafe a la que las ambulancias privadas contratadas por la Comunidad de Madrid le habían dejado claro que no llegarían a atenderla hasta pasados 20 ó 25 minutos. No tenía buen aspecto la señora como para esperar tanto tiempo. Afortunadamente el Hospital Universitario estaba cerca, no tanto Urgencias, que estaba lo más alejado posible de la entrada. Me pregunto porqué se diseñan así muchos hospitales. 

En cualquier caso, la inexistencia de un servicio de medicina de urgencia, en lo referente a ambulancias rápidas cuando se necesitan, es lo que pasa cuando recortas y privatizas los servicios públicos y la lógica del mercado se impone por encima del derecho a la salud y la vida.

También es cierto que la señora afectada era mayor y, ya que la pandemia en Madrid ha sido una oportunidad para matar viejos en residencias, señora Ayuso, tampoco es cuestión de dejar pasar las posibilidades que se nos presentan en la vida para corregir el coste de las pensiones, ¿verdad? Matar viejos se va a convertir en un deporte federado en no demasiado tiempo. Lástima que los edadistas, los que odian a los mayores, no se suiciden, en coherencia con su fobia, antes de llegar a esa jodida etapa de la vida. 

Por todo lo anterior creo que para combatir al capitalismo no valen las tiritas que la progresía de izquierda le pone a las situaciones terribles de la clase trabajadora y los sectores populares. Hasta el grado del parche, siempre inútil, absolutamente insuficiente e insultante para quien sufre las peores condiciones de vida, es una burla patética porque está sujeto a la política partidaria de quien gobierne.

Ahora que la pandemia ya va acercándose a lo que los países venden como nueva normalidad, el capital, sus gobiernos de turno, pero siempre sus Estados permanentes, están preparando las peores recetas por parte del capital que puedan caber en la mente de los trabajadores y de los sectores populares.

Si ustedes siguen creyendo que cambiando el gobierno se cambian las políticas sociales realmente y no se limita la cuestión a una mera exhibición de algunos éxitos que no son ni para el conjunto de la clase ni le cambian el futuro real; si ustedes siguen creyendo que un gobierno cambia a un Estado, a ustedes no tengo nada que decirles. Sigan con su mentira.

El coletas tenía razón en una cosa, lo de que el cielo no se toma por consenso sino por asalto. Ahora solo falta decirle que su mentira es obscena porque la frase de Marx de tomar el cielo por asalto, referido a la Comuna de París, aludía a la necesidad de destruir el Estado burgués para construir, en su lugar, otro proletario y lo de Iglesias se limitaba a ocupar electoralmente esferas del gobierno y de otras áreas de influencia. Ahora su asalto se limita a sobrevivir. Es lo que pasa cuando disfrazas de transformación social la mera ocupación temporal, durante cuatro años, del gobierno y no del Estado.

Y es que de eso se trata, amiguitos progres de izquierda. De tomar, violentamente, porque no existe otro modo, el Estado burgués, y luego ya hablamos de tofu con sabor a pollo, de tíos embarazadEs, o de combatir al fascismo (ya veremos luego que solo es en campaña), nenes.

Ah, y vais a perder frente a Ayuso y VOX, no solo por impresentables de derechas como Gabilondo sino porque los barrios son para vosotros los lugares que visitar en campaña para hacer algo guayy ellos han sido capaces de transformar el cansancio y la frustración en fiesta y en su concepto de “libertadsin que vosotros, los progres, hayáis sido capaces de ofrecer una esperanza que valga en el aquí y ahora.

Tomar por la fuerza el Estado haría que la situación de los trabajadores fuese respetable, sencillamente porque, en el peor de los casos, el capital empezaría a estar interesado en pactar. En el mejor se abriría la posibilidad de aplastarlo. A partir de ahí vendrían las victorias que arrancásemos, si quisieramos hacerlo y nos importasen.

Pero es posible que estuviéramos hablando de elecciones y no de la realidad del Estado capitalista y de cómo acabar con él, ¿verdad? 



31 de marzo de 2021

LAS EXTREMAS DERECHAS DE AYUSO Y LA COALICIÓN DE GOBIERNO ALEMÁN CON LOS NAZIS

Por Marat

Dice Pablo Iglesias que Díaz Ayuso es la auténtica líder de VOX. Estoy totalmente de acuerdo con él.

A partir de esta frase un sector de mis decrecientes lectores es posible que estén dudando entre que me esté postulando para ver si pillo cacho en Podemos, Unidas Podemos o lo que acabe llamándose la cosa dentro de un tiempo no muy largo, o simplemente me esté haciendo mayor, viniendo de alguien que ha vapuleado al ex coleta y a su partido desde el minuto 0.

Mayor ya soy y las opiniones ajenas me importan tanto como la mirada de la Gioconda o lo que haya dicho Revilla sobre la situación de España.

Pero si algo creo cierto no me importa quien lo haya dicho. Habrá ocasión de volver sobre el señor Iglesias.

Lo que ahora me pregunto es por qué Díaz Ayuso abusa hasta la saciedad de las expresiones socialismo o libertad o, la que ya queda para la historia y la campaña madrileña del 4 de Mayo, comunismo o libertad

Que yo sepa en el gobierno de la nación nadie ha realizado una sola nacionalización, ni siquiera la de la industria de bicicletas y otros artefactos de desplazamiento “sosteniblecomo los patinetes eléctricos, todos ellos dedicados a que la clase trabajadora vuelva a emular la película neorrealista Ladrones de bicicletas”, de Vittorio de Sica. Y al trabajador que necesite el vehículo para trabajar, y no sea eléctrico, que le jodan y que aguante al imbécil del patinete delante de sus morros mientras intenta sortear al tonto de la bici -exceptuando al desgraciado que trabaja montado en ella para llevar una pizza a algún simpático ciudadano que prefiere que le llegue a casa al coste humano y peor pagado que sea- y el patinete.

Tampoco es que este gobierno haya sido excesivamente social-liberal. No ha actuado demasiado recortando lo público y devolviendo, vía impuestos, algo de gasto social. De lo público ya no quedaba mucho que privatizar y del gasto social poco que dar. No hablemos del Ingreso Mínimo Vital, el gran éxito del exvicepresi. Sería cruel mencionar esos éxitos. Pero hay que reconocer al Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, señor Escrivá Belmonte, que lo ha hecho de puta madre. Se ha quitado a más de 2 millones de personas de las estadísticas de la pobreza por la vía de ignorar su mierda de Ingreso Mínimo Vital. Como ha gestionado tal engendro, queda olvidado.

De comunismo más bien poco. No ha habido colectivizaciones. Las expropiaciones forzosas las desconozco. De tomas de fábricas por el proletariado no estoy informado. En cuanto al adoctrinamiento de los hijos quisiera que alguien de los segmentos ideológicos de VOX, PP y C´s me expliquen cuántos colegios concertados han dejado de pillar cacho por culpa de este gobierno social-comunista.

Si fuera de izquierda me avergonzaría de pensar en el magro éxito de este gobierno nacional.

Dejémoslo en que soy comunista y eso es algo muy diferente a ser de izquierda o de derecha. Otro día se lo explico, después de haberlo hecho unas cien veces.

Y ahora volvamos a Díaz Ayuso. Esta señora acusa a la izquierda de cosas que a los marxistas nos enorgullocerían y a la reacción le pondría en su peor presente y futuro.

La señora Díaz Ayuso representa la siembra del odio.

Es la repetición de Aznar, el payaso de la mascarilla. El acomplejado que nunca fue otra cosa que el que dijo aquello de "Los que idearon el 11-M no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas" pero sostuvo que el atentado del 11M era ETA, después de haber llamado al engendro Movimiento Vasco de Liberación.

Ese personaje es el mismo que ha ido llevando su Fundación cada vez más hacia el fascismo, el mismo que dice que si el PP fuera lo bastante patriótico no haría falta VOX.

Esa señora ha recibido del gobierno español casi 1.500 millones del Fondo Covid-19 y ha destinado a ese objetivo 700 millones ¿Qué ha hecho con el resto?

Cuando la señora Ayuso habla de libertad se inventa un enemigo que no existe pero su libertad es la que crea enfermos en nombre del derecho a la libre empresa de la fiesta. Y los enfermos del bicho siguen subiendo.

Quizá haya que explicar que tanto ella como su alcalde (es su alcalde, su muñequito) han dependido de Vox durante todo el tiempo en el que se han dedicado a negar la pobreza en Madrid, a admitir que, si existía, era culpa del gobierno nacional, a atacar a los que venían de fuera antes y aprobarlos luego, a ser el fascismo que hace que en las próximas elecciones el oficial (Casado) quede por debajo del auténtico (Franco)

Ser de Vox es muy fácil. Basta con odiar a la izquierda. convertir lo que es la lucha de clases, que es el derecho de la clase a defenderse del capital, en una cosa llamado "marxismo culturalque nunca tuvo nada que ver con el marxismo. Y organizar el odio.

Eso significa, para esa gentuza, que no debemos hablar de lucha de clases sino de chorradas feministas estilo Montero -a lo Rociito- y sus identidades de género y de algún feminismo de clase que consiste en ver si se colocan las que otros llaman las nuestrasen algún sitio que mañana cobrará por ver sus noticias. Se puede empezar por cuestionar a Lidia Falcón, defenderla luego y acabar por rechazarla sin que nadie te pregunte a qué juegas y de qué modo eres incoherente.

Del mismo modo en el que la derecha alemana propició el ascenso del nazismo (von Papen)   , incluyendo sus alianzas, cabe preguntarse por el papel de Díaz Ayuso en la ideología que defiende, más allá de la velocidad a la que lo haga.

Ayuso es la inteligente (lo del borracho con accidentes automovilísticos, Miguel Ángel Rodríguez, es otra cosa) y los que no han entendido que Iglesias acertaba en algo, se equivocan mucho.

Y C´s es la putilla necesaria en el proceso de una descomposición hacia ninguna parte. De su origen hacia la locura de lo que han sido. Háganselo ver.

No voy a votar. Hace mucho que no lo hago. Lo necesario es otra cosa. Ustedes verán lo que hacen.

No les hablaré de defender nada. Me quedo con mi idea de abrir camino hacia la organización por afinidad. Cuando quieran.

PD:: Esto seguro que no va a determinadas páginas a las que no di permiso para publicar mi anterior artículo.