5 de mayo de 2021

EL PORQUÉ DEL HOSTIÓN DE LA IZQUIERDA EN LAS AUTONÓMICAS DE MADRID

Por Marat

Por adelantado pido disculpas por la extensión del texto que los más piadosos o interesados con/en él podrán soportar pero difícilmente el resto.

Voy a empezar, como el pelar las capas de la cebolla, de afuera adentro.

1.-FACTORES TÁCTICOS Y ESTRATÉGICOS DE LA CAMPAÑA

Al mercenario spin doctor Iván Redondo - que primero fue asesor asesor de campaña del racista y xenófobo dirigente del PP, Xavier García Albiol a las elecciones de Badalona, tras las que logró la alcaldía, que entre 2012 y 2015 ejerció de director del Gabinete de la Presidencia de la Junta de Extrema, asesorando a José Antonio Monago y que en Euskadi asesoró a Antonio Basagoiti, dirigente del PP- le ha roto el brazo el consejero aúlico Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el dipsómano que probablemente asesoró, como hizo en los viejos tiempos, a su amigo, el saco de resentimiento del expresidente Aznar, cuando éste dijo aquello de y quien te ha dicho que conduzcas por mí, en respuesta a la campaña de la DGT No podemos conducir por ti, en la que se señalaba el riesgo de conducir con dosis de alcohol al volante, el mismo MAR que acusó de nazi, razón por la que fue condenado, al difunto doctor Montes, por sus sedaciones paliativas contra el dolor de los enfermos terminales.

No dejo de preguntarme por qué un político inteligente como Pedro Sánchez nombró a Iván Redondo jefe del Gabinete de la Presidencia de su Gobierno, el mismo cargo que recibió de manos de José Antonio Monago, del PP, cuando éste ostentó el cargo de Presidente de la Junta de Extremadura.

La respuesta me parece evidente: Sánchez es un político sin escrúpulos, aventurero y ambicioso. Personalmente considero a este tipo de líderes muy necesarios en tiempos convulsos. Cuando todo es caos y la ira domina a los seres humanos, lo peor que nos podemos encontrar es al político bienintencionado que no quiere pisar callos y que pretende ser la reina de la belleza moral frente a una realidad que necesita giros, aunque estos sean más estéticos que reales. Joden todo a su alrededor precisamente por su incompetencia, ejemplo evidente Gabilondo, que ni tiene categoría de político, aunque haya hecho el papelón más patético, solo superado por el candidato de Ciudadanos, ni ha salido de su debate con Anxágoras de Clazémonas, mientras los problemas se acumulaban a su alrededor durante estos los dos años en los que ha estado cobrando por representar a sus votantes.

Pero, a pesar de todo, no dejo de sospechar que tanto el fuego amigo (Redondo) como el enemigo (MAR) parecían alineados en sus objetivos, sobre todo si se ha tenledirigido a un pusilánime como Gabilondo desde Moncloa, ni siquiera Ferraz, sin atender a las percepciones de la realidad más cercanas a Madrid de la FSM.

Hay dos lemas de campaña que me interesan especialmente para explicar la derrota de la izquierda desde sí misma, sin recurrir a la inteligencia de la derecha extrema de Ayuso:

a) Que hable la mayoría. Lema de Unidas Podemos. Apelar a la mayoría, al cuando votamos ganamos significa desde la izquierda vincular la realidad de clase a la representación política de quienes se suponen que representan a la clase trabajadora y los sectores populares. Para ser politólogo Pablo Iglesias y, según dicen, de formación marxista, ignora lo principal: la diferencia entre clase en sí y clase para sí y, lo principal, que la clase puede llegar a identificarse, no necesaria ni miméticamente, con quienes viven su realidad.

Y aún así ello no lo explicaría todo. La mayoría (clase trabajadora y sectores populares) ha hablado desde parámetros en los que el vínculo ya roto izquierda/clase- no existe porque vivimos en un contexto en el que la izquierda gestiona lo que le permite el capital y la clase se ha sentido engañada, en la gestión de la pandemia, en las ayudas sociales, en el papel de Unidas Podemos en el gobierno, principalmente.

Y la mayoría habló pero no se sintió representada por Podemos.

b) Hazlo por Madrid. Lema del PSOE. Aquí uno se pregunta si el creativo de la campaña es el mismo que hizo el de Ciudadanos, Madrileños por Edmundo, alguien directamente imbécil o se lo han encargado a Iván Redondo en plan sabotaje descarado.

¿En serio, hazlo por Madrid? ¿Justamente por el concepto del que se había apropiado Ayuso durante el largo año de la pandemia? ¿Qué había de las ya más que envejecidas consignas del gobierno de no dejar a nadie atrás y de ligar su campaña a esta idea fuerza?

Quizá estemos ante la evidencia de un PSOE- Gobierno que, tras un año de demostrar iniciativa, inteligencia y capacidad de vender la moto a una clase trabajadora que no había de pedirle demasiadas explicaciones a las políticas sociales de futuro, está perdiendo toda su irradiación.

El tercer lema, el de Más Madrid, por lo que de verdad importa es realmente bueno. Sitúa a la campaña y los consumidores de los supermercados electorales ante la realidad social y económica. En el contexto de la realidad de la pandemia y de sus consecuencias alude a cuestiones como la defensa de la sanidad pública y del trabajo y su protección.

De un modo extenso, también puede ampliarse a la idea de la defensa de la educación pública y de las pensiones.

Por cierto, Más Madrid va a convertirse en Más País de modo potente. Ya está en marcha ese proceso. Veremos cómo en los medios progres y en los no tan progres se producirá el efecto Podemos, ahora con ellos. Venderán con Más País el mismo bulo que presentaron hace años con Posemos. De nuevo el PSOE necesita dónde guardar los votos y ustedes los votantes son sus cómplices.

Pero, salvando los slogans, hay que referirse a algo que va más allá de las tácticas y de las estrategias de campaña.

Electoralmente el PSOE ha perdido un tercio de los parlamentarios que tenía en la anterior asamblea de Madrid.

Ninguna de las opciones electorales de la izquierda ha recogido suficientemente el voto perdido del PSOE. Más Madrid ha sumado algún diputado más, como Podemos. La realidad es que el PP está más cerca del PSOE y la base sociológica de la izquierda de la derecha de lo que podrían asumir. Ustedes con sus mentiras y con las preguntas que necesitan.

Esto no se ha debido solo a un candidato torpe y de derechas (desaparecido durante dos años, hipermoderado en sus escasas propuestas en este tiempo).

Tiene que ver con la incapacidad del PSOE y de Unidas Podemos de comprender la psicología humana, la sensación de cansancio de más de un año de pandemia, la frustración social que esto crea, la rabia social que genera, la forma en la que la derecha ha sabido usar unos huecos que no utilizó la izquierda, de dar vida a la existencia durante este periodo, las contradicciones en la información sobre la epidemia, que se han percibido y muy bien manipulado como mentiras, el miedo a una pobreza que Ayuso ha conjurado como libertad, de comercio, de convertir la angustia en desahogo, de levantar el yo por encima del nosotros y de vender que la economía se mueve con esta lideresa. Ya veremos cómo se queda otro porcentaje más de trabajadores legales, ilegales y pensionistas fuera. Pero eso es algo de lo que no nos vamos a acordar dentro de unas semanas, ¿verdad?

2.-FACTORES REALES, ¿POR QUÉ SE NOTA QUE LA IZQUIERDA SOLO VENDE BARATIJAS?

Empecemos por no caer en la trampa de hablar de las izquierdas. Todas, en conjunto, son lo mismo: una cosa blandengue que no sirve ni como matización del neoliberalismo (de capitalismo no hablamos porque tampoco es cosa de asustar a la base electoral a la que atienden, las mal llamadas clases medias, que naufragan sin perder la esperanza de volver a los años dorados del Estado del Bienestar) ni como discurso de ruptura política y de apelación a un antifascismo que se olvida de que éste crece cuando la clase trabajadora y los sectores populares, también los sectores tradicionales de las llamadas clases medias, sobre todo las formadas por pequeño comercio en general, tabernarios (Ayuso dixit), charcuteros y miniindustrias se empobrecen. Casi nadie ha explicado a estos últimos que no importa quien gobierne para que sus profesiones y clase vayan desapareciendo sino que su paulatina y acelerada mortandad tiene que ver con la concentración del capital, desde las grandes superficies hasta las plataformas de servicios de todo tipo (autónomos de servicios al hogar, grandes empresas de pseudotaxis, cadenas de restauración,…)

Los grandes cambios sociales que está experimentando el mundo aún los sigue y los seguirá haciendo por mucho tiempo el gran capital, desde la transformación del mundo del trabajo y la empresa, hasta las formas en las que se organiza y recibe la comunicación, incluyendo el modo en el que la información es casi ya solo opinión, pasando por el diseño del futuro y las esperanzas/ terrores de la humanidad.

Exceptuando las dos Guerras Mundiales, cuyo efecto en la falsa memoria colectiva, que más allá de unos pocos años no ha existido más de que de modo inducido, y la injustamente llamada gripe española, desde hace siglos los seres humanos a nivel mundial no habían conocido pánico y consecuencias semejantes como las de la pandemia de la COVID19, que en lo social, incluso más que en lo económico, se verá en toda su dimensión en los próximos años.

Cualquier gobierno nacional que se enfrentase a tal desastre sería incapaz de salir victorioso del mismo. Lo estamos viendo. Unos y otros a nivel mundial irán cayendo como fichas de dominó puestas en fila, salvándose solo los más autoritarios o los menos afectados por tal crisis.

El capitalismo ha sido incapaz de actuar con rapidez y eficacia a la provisión de recursos sanitarios desde mascarillas hasta respiradores, pasando por disponibilidad de otros equipos sanitarios, UCIs y hospitales suficientes a los momentos más virulentos de la pandemia, sin hablar de su incapacidad de producir en el momento presente la cantidad de vacunas necesarias a nivel mundial sin necesidad de jugar con esa misma capacidad de producción para incrementar sus beneficios, especulando con las creadas, pero sale indemne porque los responsables ante la opinión pública, previamente publicada, de la gestión de desastre eran los gobiernos centrales y rara vez otras instancias inferiores de los aparatos de los Estados. Aquí y en cualquier otro lugar del mundo.

La ausencia de experiencias previas que sirviesen como modelos fiables y permanentes en un marco de evolución epidemiológica cambiante ha mermado de forma drástica la credibilidad de los gobiernos.

La pandemia ha tenido una consecuencia económica, que nace del estado previo de los efectos de los recortes sociales y de los servicios a nivel mundial y de la imposibilidad desde la aceptación de la izquierda, toda ella en su conjunto, de su marco de acción dentro del sistema capitalista (lo que le han dicho que puede hacer y no hacer, que acepta más allá de sus discursos para sus menguantes e incondicionales fans).

La realidad es que no había dinero público para afrontar las necesidades más urgentes del conjunto de las clases subalternas golpeadas por esta renacida, y diferente, crisis del capitalismo porque no era posible desde unas políticas de izquierda. La izquierda, desde 1789, no toma el poder del Estado sino que gestiona sus gobiernos (quien diga que es comunista y de izquierda seguro que es sincero en lo último pero que miente en lo primero), que son los que le permite el capital. Por eso todo discurso que afirme que afrontar las crisis financieras de los Estados, y de acabar con la pobreza de sus naciones, saldrá de la capacidad de provisión de recursos por parte de las grandes corporaciones y las grandes fortunas es falso. En los casos en los que parece ser cierto, los mecanismos para burlarlo son múltiples, desde los paraísos fiscales, hasta las exenciones fiscales mediante mecanismos como las donaciones públicas, las fundaciones o el mecenazgo, por citar ejemplos sencillos, sin tener que recurrir a las miles de modalidades que los grandes equipos de asesores fiscales encuentran entre los resquicios de unas leyes capciosas creadas para ser burladas.

Cuando las clases subalternas han visto que medidas como el Ingreso Mínimo Vital han sido bromas macabras, que han faltado toda serie de medidas extraordinarias hacia las familias desde el gobierno del Estado, que el dinero iba sobre todo a salvar a las empresas, y no a los más desesperados por esta nueva crisis, se han sentido desprotegidos.

Quienes difunden, tanto como quienes están dispuestos a comprar el modelo USA del neokeynesianismo del New Green Deal de Biden, ignoran, o pretenden que ignoremos, que aquél no es exportable porque solo es posible dentro de la que aún es la primera economía del mundo que, además, exporta su deuda mediante una moneda, el dólar, que es la gran convertible monetariamente a nivel mundial. Y ya veremos durante cuando tiempo funciona su nuevo milagro económico y los éxitos que cosechará. Solo China, por su extraordinario potencial económico puede intentar un crecimiento parecido, sobre todo habiéndose quitado ya de encima una pandemia y sus efectos económicos que en el resto del mundo aún han de continuar durante más tiempo del que pensamos.

A partir de ahí la ultraderecha ha defendido como libertad mantener los pequeños negocios abiertos, conectando esa idea de libertad a la del derecho ir al bar, logrando sujetar a su voto natural, el del pequeño autónomo que cree ser empresario, y a la de la recuperación económica, dentro de la que la promesa de bajar impuestos, sin que se piense mucho, en momentos de desesperación, a costa de qué nuevos recortes. No es lo principal la ausencia de oposición del PSOE con Gabilondo durante estos años de gobierno Ayuso, ni sus bandazos groseros sobre sus políticas de alianzas para desbancar a la derecha extrema del gobierno del la Comunidad de Madrid, o que las llamadas antifascistas de Iglesias sean estériles cuando no hay antifascismo como robarle al fascismo la base de la desesperación social de la que se nutre mediante políticas sociales de protección a las clases trabajadoras y populares. Eso sin restarle al Iglesias que ha tragado con unas políticas que acabarán con las pensiones públicas a medio plazo su cuota de razón cuando avisa de que viene el fascismo.

Tampoco es una explicación de la ruina de la izquierda en la Comunidad de Madrid, pronto en todo el Estado y en sus mejores cines, las ridiculeces ofensivas de ministras hablando en un neolenguaje de género neutro o defendiendo unas identidades sexuales a partir de lo que le salga a cade une de su particular porque yo lo valgo. Incluso esas payasadas serían asumibles por la parte más reaccionaria de los sectores populares a los que apela la izquierda si no vendiese la moto de una igualdad social para la que sabe que le falta el carburante porque siempre ha asumido quién es el que, de verdad, conduce el vehículo económico y político y apostase por una pelea sin amagos ni buenrollismo frente a unas derecha extrema y extrema derecha que no tienen complejo por ir a cara de perro. Cuando uno no cree en sí mismo no merece el respeto ajeno.

Para terminar, un pronóstico: Errejón, Mónica García, Más Madrid/ Más País serán los nuevos juguetes mediáticos a impulsar por el sistema, como antes lo fueron Iglesias/ Podemos y Rivera/ Ciudadanos.