Marco Antonio Moreno. El Blog Salmón
Es el mayor paquete de estímulo que se ha visto a lo largo y ancho de esta crisis financiera iniciada en 2008: 1,1 billones de euros (€ 1100000000000) equivalentes a compras por 60 mil millones de euros al mes hasta septiembre de 2016, 10 mil millones de euros más de lo que anticipamos previamente. Esto indica que el plan de Mario Draghi superó todas las expectativas y los inversionistas que gustan de las apuestas especulativas han comenzado a frotarse las manos. Sin embargo, las fuertes restricciones impuestas por Alemania pueden hacer quedar en nada el plan de estímulo y llevar al colapso a la moneda única.
Con esta masiva inundación de dinero barato el BCE busca combatir las presiones deflacionarias de la zona euro dado que la inflación entró de lleno en zona negativa. Mientras los precios de las materias primas siguen en descenso, las tasas de interés continúan en mínimos históricos y la economía aún no alcanza los niveles de producción del año 2007, la deflación continúa rampante sin que nada ni nadie ponga atención en ella. La deflación es un peligro monstruoso que hasta ahora se ha minimizado por la ceguera de la troika. Por eso el plan de Mario Draghi tiene un sustrato que lo hace necesario. Pero tal no sirva de nada.
Al contrario de lo que pueda pensarse, no existe un cambio real de política en esta QE europea. La austeridad y los ajustes presupuestarios continúan reinando, en directa contradicción con la flexibilización cuantitativa. Es decir que una vez más se busca favorecer al sistema financiero y a los especuladores, y no a la economía productiva. Esta es la razón de la subida con fuerza de los índices bursátiles: el Dow Jones, el Ibex, el DAX y todos los otros se dispararon tras el anuncio de Draghi.
Incubando la disolución del euro
Es la letra chica del plan la que enturbia las cosas. Este plan tiene serias restricciones y la principal es que las compras de bonos serán realizadas por los bancos centrales de cada país y serán los bancos centrales de cada país los que asumirán el riesgo. Este plan no tiene nada de solidario dado que Alemania logró imponer sus términos. Por tanto, lejos de fortalecer la unión europea y dar signos solidarios, el nuevo plan marca las diferencias y restaura el orden de los países y las nacionalidades. Curiosamente, restaura a los bancos centrales de cada país, que habían desaparecido por completo de la escena tras la creación de la moneda única.
Esto indica que el nuevo dinero creado por el BCE no podrá utiizarse para las políticas públicas de apoyo a la economía dado que los gobiernos no tendrán derecho a endeudamiento. "Sería un grave error ver en este plan de flexibilización cuantitativa incentivos para aplicar políticas fiscales expansivas. Los gobiernos deben hacer las reformas estructurales necesarias y llevarlas a cabo", advirtió Mario Draghi, de acuerdo al guión diseñado por Angela Merkel..
Así que esta QE del BCE no cambiará nada. La austeridad se ha impuesto por decreto y siempre será necesaria excepto para los bancos e instituciones financieras. Alemania ha ganado y no hay ningún intento de moverse hacia una mutualización de la deuda que permita a toda Europa repartirse los costos de la crisis. Esto introduce el peligro de aumentar las divisiones nacionales y socavar el principio de que el BCE actúa en interés de toda la zona euro en su conjunto. El plan de QE en la forma en que está diseñado no establece la consolidación de la moneda única en el largo plazo. Más bien pone en carpeta los principios de su disolución.