“Es
preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños.
De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra
observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente
nuestra fantasía.” (Vadimir Illich Ulianov, Lenin)
A
mis 54 años miro a mi alrededor y me pregunto: ¿alguno de los
imbéciles que lo quieren ya, baratito, fácil para ellos y sin
esfuerzo, ha entendido la frase de Lenin? Podría decir: ¿les suena
el nombre de Lenin?
La
verdad es que ¿qué importan Lenin, Marx, Engels, Rosa Luxemburgo y
los 100.00 enanitos que vinieron luego, incluyendo al Gramsci que se
inventaron los sinvergüenzas del PCE de los 70 y los podemitas del nuevo siglo?
Lo
cierto es que a través de mi padre descubrí algunos principios muy
básicos en mi vida. Eran palabras suyas:
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Has de saber en tu vida dónde tienes tu mano derecha y tu mano izquierda
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Los empresarios saben sus intereses y hacen bien; defienden lo suyo. Lo que importa es que los trabajadores sepamos qué defendemos nosotros.
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La Unión Soviética fue el amigo de la República a la que tantas democracias traicionaron
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Gracias a los comunistas aguantamos 3 años. Pusieron orden cuando tanto lo necesitábamos.
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Los militares soviéticos acabaron con la división del rancho entre soldados y oficiales: mezclaron la comida.
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Fidel debe de ser un tío cojonudo. Le odian tanto que me gusta mucho.
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Al Cristo en el que creo le debe estar matando el Vaticano varias veces al día
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Jesús se levantó a latigazos contra los mercaderes
Mi
padre no era comunista. Eso pensaba él. Porque cuando tanto te gusta
cierta gente es que lo tuyo tiene cierta inclinación.
El
caso es que
Contigo
aprendí
que
existen nuevas y mejores emociones
Al
final, tras comerse 3 años de guerra, el campo de concentración
francés y nazi, el tiempo antifascista, pasando por el Valle de Arán
y el batallón del Palacio de la Magdalena mi viejo se
rehabilitó. Y no fue por los hijos de puta de la foto.
No
sé lo que haberle perdido, ya hace casi 5 años, le debe. Sí sé lo
que heredé en vida de él
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Aprender a querer con su corazón libre y salvaje, más allá de cuántos le fallamos en su vida.
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Ser el comunista (libre) que él quería haber sido (y no llegó a ser pero puso en ello todo su corazón) y cuyos principios me envenenó
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Descubrir que sus amigos pilotos de la Unión Soviética debieron ser gente cojonuda por el trato recibido
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Descubrir que tenía algunos amigos de sufrimiento de los campos de concentración que lo eran míos (en lo que entonces era el Partido). No nos lo habíamos contado. Fue acojonante compartir aquellas tardes entre ellos (con su locura) y yo.
Bueno,
lo que me queda es preguntaros en qué creéis. Yo sé en qué creo.
Descubrí hace tiempo que lo de ser comunista lo llevaba pegado a la
piel. Mi mujer dice que soy muy directo.
No
sé cómo es eso de ser muy directo. Sólo tengo un modo de ser y de
decir. No conozco otra manera de expresarme. Mientras queráis será
así. También el tirarnos a la cara las cosas y hablarnos de lo que
creemos que es el comunismo.
No
me toquéis mucho los cojones porque soy eso que llaman los modernos
podemitas y la "nueva IU" un “rancio”. Ni me arrepiento ni me escondo. Veremos
en qué acabáis los anticomunistas y quienes nos consideráis
desfasados en breve.
Los
comunistas continuamos mirando a la mañana enamorados