Por
Marat
Por
adelantado pido disculpas por la extensión del texto que los más
piadosos o interesados con/en él podrán soportar pero
difícilmente el resto.
Voy
a empezar, como el pelar las capas de la cebolla, de afuera adentro.
1.-FACTORES
TÁCTICOS Y ESTRATÉGICOS DE LA CAMPAÑA
Al
mercenario spin doctor Iván Redondo - que primero fue asesor
asesor de campaña del racista y xenófobo dirigente del PP, Xavier
García Albiol a las elecciones de Badalona, tras las que logró la
alcaldía, que entre 2012 y 2015 ejerció de director del Gabinete de
la Presidencia de la Junta de Extrema, asesorando a José Antonio
Monago y que en Euskadi asesoró a Antonio Basagoiti, dirigente del
PP- le ha roto el brazo el consejero aúlico Miguel
Ángel Rodríguez (MAR),
el dipsómano
que probablemente asesoró, como hizo en los viejos tiempos, a su
amigo, el
saco de resentimiento del expresidente Aznar, cuando éste
dijo aquello de y
quien te ha dicho que conduzcas por mí,
en respuesta a la campaña de la DGT No podemos conducir
por ti, en la que se señalaba
el riesgo de conducir con dosis de alcohol al volante, el mismo MAR
que acusó de nazi, razón por la que fue condenado, al difunto
doctor Montes, por sus sedaciones paliativas contra el dolor de los
enfermos terminales.
No
dejo de preguntarme por qué un político inteligente como Pedro
Sánchez nombró a Iván Redondo jefe del Gabinete de la Presidencia
de su Gobierno, el mismo
cargo que recibió de manos de José Antonio Monago, del PP, cuando
éste ostentó el cargo de Presidente de la Junta de Extremadura.
La
respuesta me parece evidente: Sánchez es un político sin
escrúpulos, aventurero y ambicioso. Personalmente considero a
este tipo de líderes muy
necesarios en tiempos convulsos. Cuando todo es caos y la ira domina
a los seres humanos, lo peor que nos podemos encontrar es al político
bienintencionado que no quiere pisar callos y que pretende ser la
reina de la belleza moral frente a una realidad que
necesita giros, aunque estos sean más estéticos que reales.
Joden
todo a su alrededor precisamente por su incompetencia, ejemplo
evidente Gabilondo, que ni tiene categoría de político, aunque haya
hecho el papelón más patético, solo superado por el candidato de
Ciudadanos, ni ha salido de su debate con Anxágoras de Clazémonas,
mientras los problemas se acumulaban a su alrededor durante estos los
dos años en los que ha estado cobrando por representar a sus
votantes.
Pero,
a pesar de todo, no dejo de sospechar que tanto
el fuego
amigo
(Redondo)
como
el enemigo (MAR)
parecían
alineados en sus objetivos, sobre todo si se ha tenledirigido a un
pusilánime como Gabilondo desde Moncloa, ni siquiera Ferraz, sin
atender a las percepciones de la realidad más cercanas a Madrid de
la FSM.
Hay
dos lemas de campaña que me interesan especialmente para explicar la
derrota de la izquierda desde sí misma, sin recurrir a la
inteligencia de la derecha extrema de Ayuso:
a)
Que
hable la mayoría. Lema
de Unidas Podemos. Apelar
a
la
mayoría,
al
cuando votamos ganamos
significa desde la izquierda vincular la realidad de clase a la
representación política de quienes se suponen que representan a la
clase trabajadora y los sectores populares. Para ser politólogo
Pablo Iglesias y, según dicen, de formación marxista, ignora lo
principal:
la
diferencia entre clase en sí y clase para sí y, lo principal, que
la clase puede llegar a identificarse, no necesaria ni miméticamente,
con quienes viven su realidad.
Y
aún así ello no lo explicaría todo. La
mayoría (clase
trabajadora y sectores populares)
ha
hablado desde parámetros en los que el vínculo ya roto –
izquierda/clase-
no existe porque vivimos en un contexto en el que la izquierda
gestiona lo que le permite el capital y la clase se ha sentido engañada,
en la gestión de la pandemia, en las ayudas sociales, en
el
papel
de
Unidas
Podemos
en
el
gobierno,
principalmente.
Y
la mayoría habló
pero no se sintió representada por Podemos.
b)
Hazlo
por Madrid. Lema
del PSOE. Aquí uno se pregunta si el creativo de la campaña es el
mismo que hizo el de Ciudadanos, Madrileños
por Edmundo,
alguien directamente imbécil o se lo han encargado a Iván Redondo
en plan sabotaje descarado.
¿En
serio, hazlo por Madrid? ¿Justamente por el concepto del que se
había apropiado Ayuso durante el largo año de la pandemia? ¿Qué
había de las ya
más que envejecidas consignas del gobierno de
no dejar a nadie atrás
y de ligar su campaña a esta idea fuerza?
Quizá
estemos ante la evidencia de un PSOE- Gobierno que, tras un año de
demostrar iniciativa, inteligencia y capacidad de vender la moto a
una clase trabajadora que no había de pedirle demasiadas
explicaciones a las políticas sociales de futuro, está perdiendo
toda su irradiación.
El
tercer lema, el de Más Madrid, por
lo que de verdad importa es
realmente bueno. Sitúa
a la campaña y los consumidores de los supermercados electorales
ante la realidad social y económica. En el contexto de la realidad
de la pandemia y de sus consecuencias alude a cuestiones como la
defensa de la sanidad pública y del trabajo y su protección.
De
un modo extenso, también puede ampliarse a la idea de la defensa de
la educación pública y de las pensiones.
Por
cierto, Más Madrid va a convertirse en Más País de modo potente.
Ya está en marcha ese proceso. Veremos
cómo en los medios progres y en los no tan progres se producirá el
efecto Podemos, ahora con ellos. Venderán con Más País el
mismo bulo que presentaron hace años con Posemos. De
nuevo el PSOE necesita dónde guardar los votos y ustedes los votantes son sus cómplices.
Pero,
salvando los slogans, hay que referirse a algo que va más allá de
las tácticas y de las estrategias de campaña.
Electoralmente
el PSOE ha perdido un tercio de los parlamentarios que tenía en la
anterior asamblea de Madrid.
Ninguna
de las opciones electorales de la izquierda ha recogido
suficientemente el voto perdido del PSOE. Más Madrid ha sumado algún
diputado más, como Podemos. La realidad es que el PP está más
cerca del PSOE y la base sociológica de la izquierda de la derecha
de lo que podrían asumir. Ustedes con sus mentiras y con las
preguntas que necesitan.
Esto
no se ha debido solo a un candidato torpe y de derechas (desaparecido
durante dos años, hipermoderado
en sus escasas propuestas en este tiempo).
Tiene
que ver con la incapacidad del PSOE y de Unidas Podemos de comprender
la psicología humana, la sensación de cansancio de más de un año
de pandemia, la frustración social que esto crea, la rabia social
que genera, la forma en la que la derecha ha sabido usar unos huecos
que no utilizó la izquierda, de dar vida a la existencia durante
este periodo, las contradicciones en la información sobre la
epidemia, que se han percibido y muy bien manipulado como mentiras,
el miedo a una pobreza que Ayuso ha conjurado como libertad,
de comercio, de convertir la
angustia en desahogo, de levantar el yo por encima del nosotros y de
vender que la economía se mueve con esta lideresa. Ya veremos cómo
se queda otro porcentaje más de trabajadores legales, ilegales y
pensionistas fuera. Pero eso es algo de lo que no nos vamos a acordar
dentro de unas semanas, ¿verdad?
2.-FACTORES
REALES, ¿POR
QUÉ SE NOTA QUE LA IZQUIERDA SOLO VENDE BARATIJAS?
Empecemos
por no caer en la trampa de hablar de las izquierdas. Todas, en
conjunto, son lo mismo: una cosa blandengue que no sirve ni como
matización del neoliberalismo (de capitalismo no hablamos
porque tampoco es cosa de asustar a la base electoral a la que
atienden, las mal llamadas clases medias, que naufragan sin perder la
esperanza de volver a los años dorados del Estado del Bienestar)
ni como discurso de ruptura política y de apelación a un
antifascismo que se olvida de que éste crece cuando la clase
trabajadora y los sectores populares, también los sectores
tradicionales de las llamadas clases medias, sobre todo las formadas
por pequeño comercio en general, tabernarios (Ayuso
dixit),
charcuteros y miniindustrias se empobrecen. Casi nadie ha explicado a
estos últimos que no importa quien gobierne para que sus profesiones
y clase vayan desapareciendo sino que su paulatina y acelerada
mortandad tiene que ver con
la concentración del capital, desde las grandes superficies hasta
las plataformas de servicios de todo tipo (autónomos
de servicios al hogar, grandes empresas de pseudotaxis, cadenas de
restauración,…)
Los
grandes cambios sociales que está experimentando el mundo aún los
sigue y los seguirá haciendo por mucho tiempo
el gran capital, desde la
transformación del mundo del trabajo y
la empresa, hasta las formas
en las que se organiza y
recibe la comunicación,
incluyendo el modo en el que la información es casi ya solo opinión,
pasando por el diseño del futuro y las esperanzas/ terrores de la
humanidad.
Exceptuando
las dos Guerras Mundiales, cuyo efecto en la falsa memoria colectiva,
que más allá de unos pocos años no ha existido más de que de modo
inducido, y la injustamente llamada gripe española,
desde hace siglos los seres humanos a nivel mundial no habían
conocido pánico y consecuencias semejantes como
las de la pandemia de la COVID19,
que en lo social, incluso más que en lo económico, se verá en toda
su dimensión en los próximos años.
Cualquier gobierno nacional que
se enfrentase a tal desastre sería incapaz de salir victorioso del
mismo. Lo estamos viendo. Unos y otros a nivel mundial irán cayendo
como fichas de dominó puestas en fila, salvándose solo los más
autoritarios o los menos afectados por tal crisis.
El
capitalismo ha sido incapaz de actuar con rapidez y eficacia a la
provisión de recursos sanitarios desde mascarillas hasta
respiradores, pasando por disponibilidad
de otros equipos sanitarios, UCIs y hospitales suficientes a los
momentos más virulentos de la pandemia, sin
hablar de su incapacidad de producir en el momento presente la
cantidad de vacunas necesarias a nivel mundial sin necesidad de jugar
con esa misma capacidad de producción para incrementar sus
beneficios, especulando con las creadas,
pero sale indemne porque los responsables ante la opinión pública,
previamente publicada, de la gestión de desastre eran los gobiernos
centrales y rara vez otras instancias inferiores de los aparatos de
los Estados. Aquí y en cualquier otro lugar del mundo.
La ausencia de experiencias
previas que sirviesen como modelos fiables y permanentes en un marco
de evolución epidemiológica cambiante ha mermado de forma drástica
la credibilidad de los gobiernos.
La
pandemia ha tenido una consecuencia económica, que nace del estado
previo de los efectos de los recortes sociales y de los servicios a
nivel mundial y de la imposibilidad desde la aceptación de la
izquierda, toda ella en su conjunto, de su marco de acción dentro
del sistema capitalista (lo
que le han dicho que puede hacer y no hacer, que acepta más allá de
sus discursos para sus
menguantes e incondicionales fans).
La
realidad es que no había dinero público para afrontar las
necesidades más urgentes del conjunto de las clases subalternas
golpeadas por esta renacida, y diferente, crisis del capitalismo
porque no era posible desde unas políticas de izquierda. La
izquierda, desde 1789, no toma el poder del Estado sino que gestiona
sus gobiernos (quien
diga que es comunista y de izquierda seguro que es sincero en lo
último pero que miente en lo primero),
que son los que le permite el
capital. Por eso todo discurso que
afirme que afrontar las crisis financieras de los Estados, y de
acabar con la pobreza de sus naciones, saldrá de la capacidad de
provisión de recursos por parte de las grandes corporaciones y las
grandes fortunas es falso. En los casos en los que parece ser cierto,
los mecanismos para burlarlo son múltiples, desde los paraísos
fiscales, hasta las exenciones fiscales mediante mecanismos como las
donaciones públicas, las fundaciones o el mecenazgo, por citar
ejemplos sencillos, sin tener que recurrir a las miles de modalidades
que los grandes equipos de asesores fiscales encuentran entre los
resquicios de unas leyes capciosas creadas para ser burladas.
Cuando
las clases subalternas han visto que medidas como el Ingreso Mínimo
Vital han sido bromas macabras, que han faltado toda serie de
medidas extraordinarias hacia las familias desde
el gobierno del Estado, que
el dinero iba sobre todo a salvar a las empresas, y no a los más
desesperados por esta nueva crisis, se han sentido desprotegidos.
Quienes difunden, tanto como
quienes están dispuestos a comprar el modelo USA del
neokeynesianismo del New Green Deal de Biden, ignoran, o pretenden
que ignoremos, que aquél no es exportable porque solo es posible
dentro de la que aún es la primera economía del mundo que, además,
exporta su deuda mediante una moneda, el dólar, que es la gran
convertible monetariamente a nivel mundial. Y ya veremos durante
cuando tiempo funciona su nuevo milagro económico y los éxitos que
cosechará. Solo China, por su extraordinario potencial económico
puede intentar un crecimiento parecido, sobre todo habiéndose
quitado ya de encima una pandemia y sus efectos económicos que en el
resto del mundo aún han de continuar durante más tiempo del que
pensamos.
A
partir de ahí la ultraderecha ha defendido como libertad mantener
los pequeños negocios abiertos, conectando esa idea de libertad
a la del derecho ir
al bar, logrando sujetar a su voto natural, el del pequeño autónomo
que cree ser empresario, y a la de la recuperación económica,
dentro de la que la promesa de bajar impuestos, sin que se piense
mucho, en momentos de desesperación, a costa de qué nuevos
recortes. No
es lo principal
la ausencia de oposición del PSOE con Gabilondo durante estos años
de gobierno Ayuso, ni sus
bandazos groseros sobre sus políticas de alianzas para desbancar a
la derecha extrema del gobierno del la Comunidad de Madrid,
o que las llamadas
antifascistas de Iglesias sean estériles cuando no hay antifascismo
como robarle al fascismo la base de la desesperación social de la
que se nutre mediante políticas sociales de protección a las clases
trabajadoras y populares. Eso sin restarle al Iglesias que ha tragado
con unas políticas que acabarán con las pensiones públicas a medio
plazo su cuota de razón cuando avisa de que viene el fascismo.
Tampoco
es una explicación de la ruina de la izquierda en la Comunidad de
Madrid, pronto en todo el Estado y en sus mejores cines, las
ridiculeces ofensivas de ministras hablando en un neolenguaje de
género neutro o defendiendo unas identidades sexuales a partir de lo
que le salga a cade
une de su particular
porque yo lo valgo.
Incluso esas payasadas serían asumibles por la parte más
reaccionaria de los sectores populares a los que apela la izquierda
si no vendiese la moto de una igualdad social para la que sabe que le
falta el carburante porque siempre ha asumido quién es el que, de
verdad, conduce el vehículo económico y político y
apostase por una pelea sin amagos ni buenrollismo frente a unas
derecha extrema y extrema derecha que no tienen complejo por ir a
cara de perro. Cuando uno no cree en sí mismo no merece el respeto
ajeno.
Para terminar, un pronóstico: Errejón, Mónica García, Más Madrid/ Más País serán los nuevos juguetes mediáticos a impulsar por el sistema, como antes lo fueron Iglesias/ Podemos y Rivera/ Ciudadanos.