Miguel
Urbano Rodrigues. La Haine
En
l961 leí en Conakry un novela –ya lo comenté- que cambió el
rumbo de mi vida. El Camino de los Tormentos, de Alexei
Tolstói fue determinante para mi adhesión al Partido Comunista.
Pedro
I, la biografía del zar ruso, contribuyó a aumentar la
admiración que me inspiraba el
escritor.
Fue
naturalmente con sorpresa que leí ya octogenario su novela La
Máquina Infernal del Ingeniero Garín.
Alexei
Tolstói pretendió escribir una novela de ficción científica.
Algunos críticos lo han definido como obra dedicada a la juventud.
No consigo incluirlo en esos géneros literarios.
La
Máquina Infernal del Ingeniero Garín carece de calidad
literaria mínima. Es un libro decepcionante, mal construido, en que
la investigación científica está ausente. Según el prologuista y
traductor brasileño, el escritor Eduardo Sucupira Filho, Alexei
Tolstói «mantiene viva en el corazón de sus intérpretes
-Shelgá e Iván- la llama inmortal de que hablaba Wells que, por
encima de las angustias y los desencantos de circunstancia ilumina el
camino de un sueño cósmico, la conquista definitiva del hombre,
hasta entonces alienado en una existencia miserable».
No
encontré ni la llama ni el sueño. Los personajes, incluyendo Garín
(el sabio satánico), la cortesana Zoya y el millonario americano
Rolling, son mal dibujados y su comportamiento es incoherente, con
frecuencia grotesco o inverosímil.
El
desarrollo de la historia es absurdo. Conclusión: subliteratura.
Procuré
en Internet opiniones sobre la novela. Todas las que encontré son
elogiosas lo que
acentuó mi perplejidad.
En
esa pesquisa me llamaron la atención referencias a un escritor
también soviético, Evgeni Zamiatin, presentado como pionero de la
ficción científica.
Interesado,
algunos días después Jean Salem me envió de París la traducción
francesa de una
novela de Zamiatin, Nous Autres (Nosotros).*
La
obra y el autor son fascinantes. Esperaba algo semejante a los libros
de ficción científica de Asimoiv o Ray Bradbury. Pero Zamiatin se
sitúa en otro nivel literario.
Pensé
en Kafka.
Matemático
e ingeniero, tenía una sólida formación científica. No sabia
vivir sin escribir, como informó en una carta a Stalin, pidiéndole
autorización para emigrar. Por intervención de Máximo Gorki, amigo
y admirador de Zamiatin, Stalin atendió el pedido y en l931 Zamiatin
viajó a Francia en donde falleció en1937, en la miseria, después
de haber ejercido en París diferentes profesiones.
En
la juventud fue preso y deportado por haber participado en la
Revolución de1905. En 1909 adhirió al Partido Bolchevique y, como
comunista, trabajó en varios proyectos después de la Revolución de
Octubre.
Sus
problemas empezaron cuando le negaron la publicación de la novela
Nosotros. Escrita en l920/21 fue editada clandestinamente.
En
1922 en un ensayo sobre Julius von Meyer, uno de los creadores de la
termodinámica moderna, Zamiatin, comentando las restricciones que
condicionaban a los escritores, escribió:
“El
mundo avanza únicamente en función de las herejías, de los que
rechazan el presente, aparentemente indestructible e infalible.
Solamente los herejes abren nuevos">horizontes
en la ciencia, en el arte, la vida social
Solamente
los herejes rechazan el presente en nombre del futuro. Ellos son el
eterno fermento de la vida y garantizan la marcha adelante de su
movimiento infinito”.
Lenin
todavía vivía, pero las contradicciones entre la literatura, el
arte en general y el poder político ya eran identificables.
Admirador
de H. G. Wells, Zamiatin hizo de su novela un arma contra la
deformación del hombre en un país imaginario (sin nombre) donde
sitúa una sociedad deshumanizada.
Thomas
More en su Utopía ideo una isla en la cual todos, sin
conflictos, concretan la suprema aspiración del hombre, la felicidad
posible. Tenía en mente, por el contraste, las sociedades europeas
del siglo XVI, devastadas por las guerras religiosas, podridas por la
corrupción y ambición de los poderosos. Pero More limitase en
Utopía a esbozar la sociedad ideal tal como la concebía. En
Nosotros, una contra utopía, Zamiatin ilumina al
hombre que duda primero e intenta rebelarse después contra los
engranajes de la sociedad que lo transforman en robot. Esa lucha
interior de los insumisos confiere al libro una dimensión diferente
de las novelas de ficción científica.
Huxley
y Orwell han reconocido que la fuente de A Brave New World y 1984 fue
para ambos la novela de Zamiatin.
El
lector es conquistado desde la primera página. En atmósfera de
suspense lo introducen en un mundo temeroso de la mano del personaje
principal, que registra en un diario, cada día, su cotidiano
sembrado de angustia. Como matemático, es responsable de la
construcción del Integral, un ingenio prodigioso concebido para un
viaje espacial por el universo.
Pero
permanece formateado y, pese a su inquietud interior, participa de la
admiración generalizada por el Benefactor, el semidios que
gobierna el Estado Único.
Es
el D-503. Como todos los habitantes del país, vive en uno de los
gigantescos edificios de paredes transparentes. Cada movimiento suyo
puede ser acompañado por los vecinos del apartamento cercano. La
intimidad tiene límites no traspasables en el Estado Único.
Las
relaciones sexuales son permitidas, pero con días y horas fijos y
programación de parejas.
La
procreación humana es crimen punido con la pena de muerte en la
Máquina del Benefactor. Shakespeare, Goethe, Cervantes, todos
los clásicos de la literatura son recordados por la propaganda delo
Estado Único como aberraciones de una era de barbarie anterior a la
guerra de 200 años que abrió las puertas a la civilización y la
felicidad humana. La nueva literatura no pasa de una monótona
glorificación del Estado Único y del Benefactor.
Inesperadamente,
D-503 conoce una mujer que lo fascina. La ama y la odia. Ella fuma,
toma alcohol (crimines abominables), lo introduce en un sexualidad
inimaginada.
I
(su nombre es una letra) es una rebelde bellísima, sensual, que no
desprecia la historia de
los bárbaros que viven más allá de la Muralla Verde que
separa el Estado Único de la tierra de la barbarie habitada por
hombres antiguos.
D-503
es presumiblemente un mestizo en cuyas venas corre sangre de algún
bárbaro infiltrado en el Estado Único. Pero no tiene consciencia de
su excepcionalidad. Cree estar enfermo, pero acaba involucrado en la
conspiración promovida por I.
El
cierre de Nosotros, angustiante, es la
antítesis del happy end.
La
rebelión fracasa. D-503 es detenido y sometido a la Gran
Operación, una cirugía indolora que robotiza aún más los
ciudadanos incómodos del Estado Único, humanoides sin emociones ni
ideas.
Llevado
a la presencia del Benefactor le cuenta todo sobre la
conspiración, todo lo que “sabía de los
enemigos de la felicidad”.
I
es torturada en la Cámara Neumática para confesar. Pero ella
resiste. Muere ejecutada en
la Máquina del Benefactor.
D-503
no sufre. Siente que venció la enfermedad; redescubrió la
felicidad.
*
Nous Autres (Nosotros) fue publicado por primera vez en
Francia en 1929, pero pasó casi desapercibida. Reeditada por
Gallimard en l971, la crítica la saludó como obra maestra. En la
Unión Soviética, apareció en 1988. Hoy, traducida a muchos
idiomas, es considerada
por críticos de prestigio una de las novelas más importantes del
siglo XX.