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8 de julio de 2024

LEGISLATIVAS FRANCESAS. ÉXITO ANTIFASCISTA ENVENENADO


Por Marat

El fantasma lepenista en Francia tendrá que esperar una mejor ocasión. El bisoño pelele de 28 años de Madame Le Pen, Jordan Bardella, no será primer ministro; ni seguramente ella lo pretendía tampoco. De otro modo, hubiera presentado para dicho cargo a un personaje con mayor peso, empaque y trayectoria política. La carrera hacia la Presidencia de la V República francesa está siendo para Marion Anne Perrine Le Pen más larga de lo que ella quisiera. Trece años han pasado desde que sucedió a su padre, Jean Marie, en la dirección del Front National (FN), al que cambió de nombre en 2018 por el de Rassemblement National, en un claro guiño al gaullismo -el partido fundado por Charles de Gaulle en 1958 se llamó Rassemblement du Peuple Français- al que ha apelado con frecuencia para separarse del poujadismo charcutero en el que estuvo presente su padre, junto con antiguos dirigentes nazis del colaboracionismo de la Francia ocupada y ex paracaidistas de la guerra de Argelia, un movimiento golpista al que de Gaulle no fue ajeno pero de cuyo proceso se postuló como salvador, hacia una extrema derecha nacional, patriótica (a Francia le pierde su nacionalismo transversal), popular y social; en definitiva, políticamente aceptable (¡qué fascismo tan normal y de andar por casa!), en un país en el que la idea de pueblo (la nación en la revolución francesa) sustituye a la de clase. Fue el marxista Anton Pannekoek quien afirmó “El pueblo no existe. Sólo existen las clases”.

La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas indicaba que el maquillaje de “la Francia calmada”, que Marine Le Pen lanzó en 2016, conociendo la contradicción nacida de un régimen político liberal con el llamado Estado Bienestar, en el que el capital nacional e internacional ya no necesitaba del pacto social con un clase trabajadora descompuesta e integrada y una izquierda política derrotada y sin proyecto, iba a ser un éxito.

El discurso oficial de la opinión “democrática” insistirá durante un tiempo en la idea de lo inesperado, de la sorpresa de la reacción democrática y popular. Algo hay de ello.

Existe una Francia que no se ha entregado a los fascistas. Está compuesta tanto de una idea desorganizada, como organizada de clase que no se ha creído el travestismo social y hasta obrerista, desde hace ya dos años opuesto a las políticas de protección social contra la pobreza de todos, que defiende el “ius sanguinis” contra la vieja y decente “ius solis” y una clase burguesa, que defiende libertades, muy poco sociales, pero que sabe que sus modos de concebir sus vidas privadas también acabarían siendo atacadas.

Entre la revolución de 1789 y la de Comuna de París de 1871 hay casi 100 años. La primera burguesa. La segunda básicamente proletaria.

Ya no habrá revoluciones proletarias, al menos pronto, pero en las “banlieus”, donde los desgraciados franceses de otros orígenes que eran invisibles, han votado contra el fascismo.

Y ahora hablaremos de política.

El frente popular ha sido una mentira.

Melenchon ha sido ya asesinado tanto por los medios de la progresía como por la derecha "democrática". Él y su populismo de socialdemocracia hiperventilada han sido ya condenados como enemigos de la gobernabilidad.

Lo que viene es mierda de extrema derecha pero entregada por etapas, una vez que la izquierda se haga realista y asuma la "necesidad" de entenderse de una forma pragmática con los restos del macronismo. 

A partir de ahí, la decepción en la izquierda respecto a un éxito desaprovechado abrirá el camino a un nuevo salto electoral del fascismo lepenista que en las próximas presidenciales francesas puede ser el definitivo. Nunca logró un triunfo mayor en una derrota legislativa. Éste no era aún su momento y Marine Le Pen lo sabía. Las presidenciales francesas de 2027, si no se adelantan, son su meta.

Ponga usted a socialistas como Hollande en un Frente Popular (Macron fue criado a sus pechos, primero cómo asesor de su Presidencia y luego como ministro de economía) y sabrá de qué modo se rompe una mayoría, insuficiente, pero lo bastante poderosa como para intentar un juego diferente, y verá cómo el realismo político se impone.

26 de abril de 2022

PRESIDENCIALES FRANCESAS: CUANDO EL ABISMO SÓLO SE POSPONE

Por Marat

Podemos contar con Francia cinco años más”

(Tuit del Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras conocer la victoria de Macron en las presidenciales francesas)

La cuestión no es si sucederá sino cuándo.

Hay frases como la del belga Charles Michel que delatan el temor premonitorio de la amenaza que se acerca en el horizonte europeo.

Si hace cinco años Macrón casi dobló en porcentaje electoral a Le Pen, el pasado domingo la distancia entre ambos se redujo casi a la mitad.

La desinflada victoria de Macron no se explica por las simplezas con las que algunos periodistas sentencian su figura. No es su soberbia, su prepotencia, su frialdad o su distanciamiento respecto a la realidad de los graves problemas de la sociedad francesa los que han menguado su apoyo electoral (hay que remontarse a 1969, 52 años atrás, cuando aún la familia Le Pen estaba iniciando su andadura política con un grupo más nazi que fascista absolutamente maeginal, para encontrar un nivel de abstención semejante).

El desencanto con Macron viene de lejos y es anterior a él. Es el desencanto primero con los partidos de la representación y hoy con la democracia liberal, lo más próximo a cualquier ficción democrática que hoy se represente en cualquier lugar del mundo. Viene al menos desde Sarkozy y Hollande, aunque el problema empezó a dar la cara con los acuerdos de Maastricht y del déficit 0 de la UE y con las políticas de recortes sociales y empobrecimiento de las clases trabajadora y populares en toda Europa.

Mucho antes Miterrand y su programa común de la izquierda con el PCF habían mostrado los límites de esa izquierda con el límite de campo de juego que le había marcado el orden jurídico constitucional del capital. Recuerdo una frase de la mujer, Danielle, de François Miterrand, ya Presidente: “si no podemos ser pan, seamos al menos levadura”. Para entendernos, si no vamos a hacer ninguna revolución, cantemos, mechero encendido, el “no nos moverán”. Consecuencia, un cuarto de siglo más tarde, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y candidata en la primera vuelta de las presidenciales francesas, obtiene un 2%; eso sí, con muchos carriles bici para posmodernos y obreros que no pueden pagar sus carburantes ni coches eléctricos y multitud de restaurantes veganos para neopijos progres. Eso es el PSF. Del PCF ya sólo queda un lejano recuerdo por su pasado peso en la CGTF.

Mientras la democracia liberal de Macron, que ha mantenido la deslocalización de empresas francesas, precarizado empleo, desempleo, pensiones y sanidad pública y ha penalizado con impuestos a los carburantes a las clases trabajadora y populares hace vías de agua, Marine Le Pen ofrece soluciones sencillas para sectores asustados: renacionalizar Francia, aunque ello signifique un discurso chauvinista hacia un enemigo que buscará primero fuera de Europa y luego en el continente, como en el período previo a las dos guerras mundiales, luego dentro de Francia contra los no nacidos en ella y contra los franceses hijos de inmigrantes, sin olvidar a aquellos franceses de pura cepa que se le opongan.

Marine Le Pen tiene un programa. Es el de envolverse en el patrioterismo francés excluyente, el de propagar el odio buscando al enemigo externo e interno y lograr una Francia en la que todos sospechen de todos y en la que la policía deje de estar sujeta a los derechos constitucionales del ciudadano.

Una vez logrado esto, veremos cómo sus políticas de protección social son tan falsas como las polacas, húngaras o rusas. No serán mejores que las de Macron pero sí aún más represivas sus actuaciones policiales porque las pocas garantías constitucionales que él no destruyó ya no existirán. Y no, la lucha contra el fascismo no es más fácil que contra el liberalismo de su Estado policía. El matiz diferencial puede ser el que está entre la vida y la muerte.

Cuando la resistencia casi no existe o está en las catacumbas, distinguir entre el grado de velocidad en la que el liberalismo se convierte en reaccionario y el fascismo asumido de los Le Pen y los Abascal es fundamental. Nos va la vida en ello.

Y ahora me toca comportarme como un traidor para algunos. Me importa una MIERDA su opinión. A estas alturas de como viene la cosa no me van a hacer ni concejal de Illán de Vacas (4 habitantes)

Parece que las posibilidades de que Mélenchon gane las generales francesas (tercera vuelta) es limitada pero no imposible.

Defiende a la clase trabajadora, aunque también al mundo woke. Me quedo con lo primero.

He combatido desde 2011 a los agitamanitas del 15M. A Podemos le he abofeteado hasta agotarme. Hoy ya no dan ni pena. Sólo vergüenza ajena.

Pero mi pregunta es muy sencilla, la misma que cabe hacerles a quienes pensaron que abstenerse en la segunda vuelta  de las presidenciales francesas era una decisión digna: ¿Vais a dar una lección al PSOE o a Podemos favoreciendo que de su derrota salga el VOX imparable?

Y mi pregunta a los que van dando lecciones: ¿,creéis que es mejor experimentar el fascismo para que la gente aprenda lecciones? En ese caso creo que sois basura

Siempre tenemos la posibilidad de defender a la clase trabajadora mostrando que nuestra revolución es pura y que la haremos en. . .2570


2 de diciembre de 2018

LA REVUELTA DE LOS “CHALECOS AMARILLOS” REFUTA AL SISTEMA POLÍTICO FRANCÉS

Fuente: dprezat. Flickr. París: Rue de Rivoli

Por Marat

Estos días los medios de comunicación españoles cuentan, con calculada medida (no sea que se extienda fuera de Francia, como ha sucedido en Bélgica), la revuelta francesa de los “chalecos amarillos” (“gilets jaunes”). Llama la atención que lo que sucede en Francia, aquí al lado, tenga un tratamiento limitado y tan escaso en explicaciones, más allá de las relativas al efecto de la subida de los carburantes sobre los usuarios y a un intencionado intento de vincularlo al lepenismo.

Sin embargo, apenas he leído contextualizaciones que traten de buscar explicaciones más allá de que Macron sea un presidente liberal, elitista y poco dado a escuchar la voz de la calle y al diálogo y de la ya mencionada subida de los carburantes sobre las clases populares francesas.

Desde el estallido de la crisis capitalista a nivel mundial, Francia ha conocido tres presidentes -Sarkozy, Hollande y Macron- cada uno promotor de políticas más reaccionarias, antipopulares y liberales que el siguiente. Durante estos años los tres presidentes han sido elementos de gran importancia en el mantenimiento del eje germano-francés, que ha sido decisivo en la implantación de las políticas de austeridad y recortes sociales contra las clases trabajadoras en toda la UE y que ha tenido su plasmación en el conjunto de las economías nacionales de la Unión.

En Francia, como en España o Grecia, hubo huelgas generales contra estas políticas pero ello no era obnstáculo para que en Francia y en España, como en Italia, Alemania, los Países Bajos o los nórdicos la izquierda y el sindicalismo mayoritario hayan formado parte del entramado de relaciones que hace años definí como “la corporación”. Es decir, ni la izquierda ni el sindicalismo mayoritario han estado en los últimos 50 años al menos dispuestos a romper los límites del juego político que el Estado capitalista había marcado. En el caso del sindicalismo mayoritario en esos países se ha venido caracterizando desde hace mucho tiempo como un sindicalismo de concertación, o incluso de cogestión de las relaciones sociales de producción capitalistas y no de combate contra el capital. La única excepción de la que puede hablarse en Europa dentro del sindicalismo mayoritario la representa el PAME griego.

Mientras tanto, no ya los partidos autodenominados socialistas o socialdemócratas sino la gran mayoría de sectores de la izquierda excomunista, que incluso tiene el descaro de seguir llamándose comunista, y de la llamada “izquierda alternativa”, fueron abandonando la práctica de clase -el discurso, lo ejerzan o no, importa muy poco si la práctica lo niega- para irse integrando en los cien mil identitarismos posmodernos, negadores de la clase como eje del principal antagonismo, el de capital-trabajo.

En ese vacío es donde surge en las luchas de carácter social el espontaneismo, el rechazo a ser representados en las luchas por organizaciones clásicas, el aparente apoliticismo, que más que apoliticismo es prepolítica y apartidismo, la transversalidad ideológica de movimientos cuya chispa prende a partir de circunstancias, cuestiones y revindicaciones concretas.

Hay quienes han sentido la tentación de establecer comparaciones entre el movimiento de los “chalecos amarillos” y el de los indignados españoles del 15M. Fuera de los elementos de transversalidad ideológica, aparente apoliticismo y surgimiento en las redes sociales nada en lo que se parezcan.

Si el 15M fue principalmente un movimiento nacido de la generación joven de unas clases medias urbanas, fundamentalmente de las grandes ciudades, que veían el fantasma de su proletarización y descenso social, como luego se vio en la composición de sus figuras más relevantes y que hicieron carrera en la política, el movimiento de los chalecos amarillos es ante todo un movimiento de las clases trabajadoras y pequeños autónomos de los barrios dormitorio populares alejados de las grandes ciudades y sus centros y de la Francia agrícola. Personas que utilizan sus vehículos particulares para desplazarse a sus lugares de trabajo porque la red de transporte pública francesa es muy insuficiente para sustituir el uso de medios privados.

Si el 15M nació con un programa en el que en primer lugar destacaban los elementos de tipo político (aquello de la democracia participativa), al que luego se le añadieron los de tipo económico, básicamente referentes a la economía financiera (la banca), a la que se incorporaron ciertos utopismos de la llamada economía colaborativa, que ya sabemos hoy lo que es, el movimiento de los chalecos amarillos ha arrancado con una agresión claramente económica y muy concreta la brutal subida de los carburantes, a la que se ha sumado la llamada ecotasa del gobierno de Macron.

De hecho, Macron se envuelve en la bandera ecologista de parar mediante estas medidas impopulares el cambio climático.

Pero los chalecos amarillos ya no se detienen en la cuestión de la subida de los carburantes. Incorporan todo un temario de propuestas de tipo socioeconómico marcadamente igualitario, como la reversión de los recortes, la mejora de las pensiones, el apoyo a las familias más desfavorecidas, aumento del salario mínimo, fomento del empleo no precario, restablecimiento del impuesto a las grandes fortunas, recuperación de los servicios públicos, jubilación a los 60 años,...Es evidente que se trata de demandas reformistas pero no existen energías revolucionarias que vayan por delante de aquellas y se trata de exigencias que conectan con las necesidades inmediatas de la clase trabajadora francesa, al igual que la de la clase trabajadora de otros países de la UE.

Entramos con esta cuestión de carácter aparentemente solo medioambiental en una temática de la que prácticamente nadie, a derecha e izquierda -¡cuanto se parecen ambas!-, parece interesado en hablar. Que la transición energética de unas energías muy contaminantes y no renovables a otras pretendidamente limpias (ya veremos cuánto lo son y su impacto ecológico en el futuro) y renovables va a golpear fundamentalmente sobre las espaldas de la clase trabajadora, que la llamada sostenibilidad es la gran coartada para sacar de las calzadas a millones de trabajadores que no pueden permitirse comprar un vehículo nuevo (ecológico o no) y del mayor pelotazo económico que pegará el capitalismo en toda su historia. Hasta ahora no estamos viendo prácticamente medidas económicas gubernamentales, ni a derecha ni a izquierda, que ayuden a la clase trabajadora a hacer más llevadera esa transición energética pero no faltan las ayudas de esos mismos gobiernos a sectores como el del automóvil, ya sea en sus versiones eléctrica o de hidrógeno. Para la clases medias-altas y ricas la transición ecológica será, en cambio, algo muy soportable y que les ayudará a sentirse ambientalmente responsables y mejores personas.

El mayor efecto que ha tenido el 15M ha sido el del empleo de centenares de personas en la política, ya sea como representantes, asesores o técnicos. La lucha de los “chalecos amarillos” apunta directamente contra esta nueva forma de austeridad que dejará fuera del acceso al vehículo a quienes lo necesitan para trabajar o para desplazarse a sus trabajos por falta de alternativas de transporte público adecuadas y que tendrá el correlato de un gigantesco negocio para la gran industria. Para quienes tengan que desplazarse una media de 50 o 100 kms al día, y les aseguro que son muchos más de los que puedan pensar, la bicicleta o el patinete eléctrico no serán una alternativa. Hoy son más bien una moda urbanita.

He visto en estos días a personas que se dicen de izquierda, algunos de las cuáles se autodefinen comunistas, condenar a este movimiento porque dicen que está infiltrado por el partido de Marine Le Pen, algunos incluso se atreven a decir que está dirigido. La ignorancia siempre ha sido mala cosa. Es madre de la estupidez, la falsedad y el comportamiento reaccionario; ese al que algunos dicen combatir para acabar por caer en aquello que condenan.

Éste es un movimiento, como todo el que tiene débil organización, estructuras líquidas y es politicamente diverso -con trabajadores y pequeños autónomos de izquierda, de derecha y mediopensionista, que es lo que casi todo el mundo es en este mundo ideológicamente tan confuso-, y con liderazgos muy débiles, cambiantes y, desde luego, no unánimemente reconocido desde dentro.

No debe sorprender, por tanto, que haya en su interior elementos lepenistas. Lo que sí debiera sorprender es que la izquierda francesa y los sindicatos mayoritarios, lo acogieran con desconfianza, cuando no abruptas descalificaciones, sobre todo cuando muy mayoritariamente está compuesto por trabajadores. Claro que si llevas decenas de años practicando el discurso de clase media y mirando hacia ella para buscar el voto, quizá no conozcas nada de los intereses y necesidades inmediatas de la clase a la que en el pasado decías representar. Cierto que a última hora los Melenchones, las Segolenes Royales y hasta los muy social-liberales Hollandes se van sumando oportunistamente a un tibio apoyo de lo que antes condenaron, no sea que acaben en un hoyo electoral mayor del que ahora están.

De la miopía de la izquierda y buena parte de los izquierdistas y comunistas españoles me sorprendo menos. Los conozco mejor. Su discurso es más o menos éste: hay gente de Le Pen, le han entregado la dirección del movimiento (lo que es tan estúpido como pensar que este partido ultraderechista está dispuesto a arriesgar su ilegalización, dado el cariz que van tomando los acontecimientos del incendio social en Francia, sobre todo cuando Marine Le Pen intenta dar un barniz de respetabilidad y moderación a su partido de extrema derecha). Lo que no se les ocurre a estas mentes clarividentes es que si abandonas y rechazas a un movimiento que nace de un aa demanda popular y hasta de clase, el vacío de influencia que tú dejas puede ser rellenado parcialmente por otro. Es de primera cartilla de marxismo.

Éste es el tipo de gente que confunde sus posiciones partidarias con las de todo un movimiento, lo que es propio de quienes se instalan en las redes sociales, sin un mínimo de formación política, imparten clases de su ignorancia y no participan de los movimientos populares porque recelan de ellos y temen el rechazo de los mismos, en lugar de ganarse su respeto por sus posicionesy su compromiso.

Que haya quien se atreva a decir que los chalecos amarillos se oponen a las ecotasas y a los impuestos para sostener el Estado del Bienestar, cuando los impuestos indirectos (iva, impuestos sobre los combustibles,...) históricamente han sido una medida reaccionaria y desigualitaria, y han sido precisamente los gobiernos franceses de la crisis los que han ido desmontándolo, es muestra de una profunda estupidez y de un revolucionarismo tan de cortos vuelos que aquí lo podrían comprar el PP o Ciudadanos y que en Francia lo aplaudiría rabiosamente Macron. Precisamente el mismo Macron que eliminó el impuesto a las grandes fortunas, que ahora planea bajar los impuestos a las grandes empresas y que él mismo afirma con orgullo que es el presidente de los ricos ¿Hay mayor afrenta a la clase trabajadora que alguien que hace esto trate de arruinarles mediante ecotasas y subidas brutales de los carburantes? Me temo que alguno de esos giliprogres si se declara el estado de emergencia en Francia y comienza una represión mucho más brutal que la que hemos visto estos días, acabará aplaudiéndola. Al fin y al cabo, algunos de ellos condenan la violencia ejercida por una parte de los manifestantes, como si los grandes cambios sociales se hicieran con batucadas, ponerse una nariz de payaso y hacer sentadas en las que te forran a hostias. Lo de que la medida del Estado francés sea una auténtica acción violenta y declaración de guerra contra la clase trabajadora...eso ya. Ellos lo cambiarían en las urnas ¡Ja!

A donde llegue el movimiento será cosa tanto del propio movimiento, como de la correlación de fuerzas en esa lucha, como de la traición de la izquierda francesa. No soy optimista al respecto, soy consciente de que es un movimiento inmaduro, centrado en lo inmediato, pero estoy convencido de que de las experiencias de las luchas, de sus avances y sus derrotas la clase aprende mucho más que de esperar sentada a que la inexistente vanguardia se cree un día con tanto cretino que la compone y venga con las tablas de la ley a salvarla.

De todas las aportaciones de las luchas de la clase trabajadora, que hoy no pueden ser más que autónomas y parciales, porque esa vanguardia se niega a nacer y prefiere oscilar entre las tentaciones parlamentarias y la nostalgia de Don Pepe, una de las más positivas sería la liquidación política de la izquierda por extenuación y zafiedad. Solo con una nueva generación de militantes, que no activistas, puede surgir el necesario instrumento del que hoy carece.


2 de abril de 2016

VUELVE EL “ILUSIONANTE” JUEGO DEL BUCLE “INDIGNADO”, AHORA EN FRANCIA

Por Marat

Conviene distinguir el grano de la paja. La huelga y manifestaciones del movimiento obrero francés de estos días van a ser "reconvertidas" de nuevo en "agitamanismo" de batucadas y asambleas de culo plano de los Erasmus europeos, de ninis (ni de derechas ni de izquierdas pero, al fin y al cabo, tan de derechas como le convenga al sistema que los alimenta ideológicamente), de grupos anarcoides, de trotskistas anticomunistas y por supuesto de mucho reaccionario anarcocapitalista. Y La Sexta y Público nos lo contarán en directo e iluminarán la “Nuit Debout”.

Los medios de desinformación del capital y casi todos los "alternativos", que cada día se parecen más al primero, ya han hecho su apuesta y han bautizado a una protesta, que inicialmente fue obrera y de clase, como el 15M francés o la de los "indignados". Pronto aparecerán caretas del andrógino Guy Fawkes portadas por cibernéticos anonymous jugando al superhéroe. Me pregunto cómo se llamarán a sí mismos los yayoflautas. Ignoro si el idioma francés será capaz de producir un término tan poco autobenevolente.    

El gran problema que hace esto posible es que la "izquierda" se ha reconvertido hace ya muchos años en pesebrera del capital, repartidora de sus migajas y, cuando han venido mal dadas y ya no hay nada que repartir, acude a las tonterías reaccionarias de pedir democracia (como si la auténtica, la social y económica fuese compatible con el capitalismo), "otra UE" (como si pudiera haber otra que no sea del capital) y se ha echado en brazos de horizontalidades disolventes, de debates en bucle, de asambleísmos en el que el primero que pasa por allí suelta su "genialidad" y cree estar haciendo historia y de inclusivismo, mucho inclusivismo, en el que el desclasado joven trabajador o universitario sobradamente preparado, y convencido, de que él merece un puesto social por encima del obtenido por la media, cree que comparte objetivos de lucha con el hijo de su patrón que echará una canita política al aire y quizá encuentre trabajo de diputado en la próxima Asamblea Nacional francesa.

Esta disidencia fabricada y controlada por el mismo sistema que la alimenta ideológicamente, que nutre a sus "no líderes" de medios, dinero y becas a través de fundaciones globalistas, volverá a retrasar el reloj de la historia, a impedir que surjan alternativas revolucionarias, de clase, que se reorganice el movimiento obrero bajo un proyecto de lucha por el socialismo, que nada tiene que ver ni con los partidos socialistas ni con los ex comunistas de facto, sino con un horizonte de revolución social y dictadura del proletariado. 

Si les sale medio bien en Francia, montarán otro Mayo, éste aún más pequeñoburgués, invitarán a hablarles en sus asambleas cumbayá a Varoufakis y su Plan B para Europa para que les cuente sus bonitas "utopías" de capitalismo de rostro humano, al estilo del que le gustaba al fallecido "revolucionario de salón" y pro-OTAN Stéphane Hessel, o quizás al antimarxista de moda Piketty o incluso a las alcaldesas del cambiazo. De paso, si les es posible, suministrarán un poquito de oxígeno para dar algo de color a los también fenecidos Democracia "Real" Ya y 15M españoles, que quizá acierten a experimentar un breve fuego fatuo, y continuarán reideologizando en clave de desclasamiento y anticomunismo a Europa. 

El capital necesita, en un momento en el que vuelve la crisis con toda su fuerza sobre el mundo capitalista y sobre Europa en particular, ganar tiempo, llenar el escenario de las calles con falsas banderas, no sea que comenzasen a rearticularse otro tipo tipo de proyectos y propuestas con el tiempo más peligrosas y llenasen ese hueco. No se puede dejar solos a quienes gustan de sentirse rebaño.

Y mientras tanto, el capital seguirá engordando su auténtica operación de recambio, el fascismo, que aún necesita tiempo para continuar creciendo y poder montar más asambleas en las plazas pero ya al estilo Maidán, ese que tanto le gusta al podemita y supuesto filósofo de saldo Santiago Alba Rico, el que dice que la OTAN estos años no ha sido particularmente agresiva. 

A otros sólo nos queda continuar trabajando silenciosamente en reorganizarnos y en reconstruir la subjetividad de clase del nosotros destruida durante los largos años de consumo a crédito y los posteriores de crisis con “ilusión democrática”. 

Por cierto, ya que les hablaba de las fundaciones globalistas del capital, aquí les dejo un ejemplo de cómo un sicario del megaespeculador y tiburón financiero George Soros (aquí anda una página difusora del Nuit Debout difundiendo el puño de OTPOR:Soros de nuevo) y de sus juguetes OeNeGeros muestra todo su apoyo a su partido Podemos.

El mortecino círculo Erasmus-podemita francés, alicaído tras las últimas crisis de amor de la dirección española vuelve a activarse en La Galia. Será cosa del "desbordamiento" del que tanto gustan hablar el ex vicediós y sus mariachis. 

Quizá estén pensando en montar algo parecido allí. ¿Alguna televisión francesa para ello? El diario Mediapart del trotskista Edwy Plenel, un medio socio de Infolibre, podría hacer el papel de Público, del que también es dueño otro trotsko. Y de paso contar con el NPA para ser la columna vertebral inicial del nuevo partido-movimiento, como aquí lo fue Izquierda Anticapitalista respecto a Podemos. ¡Cuántas similitudes y cuánto iluso que no sólo no las huele sino que volverá a reilusionarse y a sacar del armario el kit de héroe “indignado” de clase media real o autoatribuida! 

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese: De Red Voltaire: «Noche en pie», un movimiento para mantenernos de rodillas (texto de Thierry Meyssan) l

10 de diciembre de 2015

IZQUIERDAS 3 VECES ESTÚPIDAS: FRANCIA, ARGENTINA, VENEZUELA

Por Marat

Hace algún tiempo que he decidido no fustigar a nadie con mis larguísimos textos de 11 a 16 páginas. Prometo cumplir la promesa también esta vez. En algún momento habré de recuperar aquellas largas reflexiones para mostrar que lo que parece evidente no lo es tanto, que vivimos bajo la lógica de las ideas dominantes del capital y trataré de desmontar sus falacias. Hoy será algo más apresurado. Una especie de lunch para adelantar algunas conclusiones sobre lo que le han pasado a las opciones “anticapitalistas” en estas breves y recientes semanas.

Grecia debió haber enseñado algo sobre la diferencia entre ganar unas elecciones y tomar el poder. Voy a aclarar por enésima vez qué es ocupar el poder:

La Comuna ha demostrado, sobre todo “que la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines. ” (Manifiesto Comunista. Marx y Engels. 1848).

Si te fijas en el último capítulo de mi 18 Brumario, verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla. Y esta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente” (carta a Ludwing Kugelman. Karl Marx)

En esa carta fue donde Marx expresó la idea de “tomar el cielo por asalto” o “asaltar el cielo” -según traducciones- en referencia al intento de la clase obrera parisina de tomar el poder en la insurrección de la Comuna de París de 1871 tras la derrota de Napoleón III en la Guerra Franco-Prusiana. Obviamente no se refería a ninguna coleta que en año y medio pasó de incendiario del sistema a bombero preventivo de cualquier intención socialmente pirómana que pudiera aparecer en un hipotético futuro, razón por la cuál esta siendo recompensado por el capital y sus voceros.

Francia tras tal intento revolucionario, por incompleto que fuese, no ha conocido ningún otro momento que mereciese tal nombre, salvo para los hijos universitarios de la pequeña y mediana burguesía que empezaron una protesta más de indigestión que de rabia. Lo llamaron Mayo del 68 y se inició porque a los chicos de los colegios mayores no les dejaban pasar a follar con las chicas de las habitaciones cercanas. Tiempo libre+aburrimiento+rebeldía generacional (no revolución, que es otra cosa)+ “picores” acaban dando una revolución “al pedo”, que dirían los argentinos.

En nuestra Europa, a la clase trabajadora no le ha hablado nadie en muchos decenios, salvo para pedirle el voto (ya no la nombran para tal cosa) o pedirle los sindicatos mayoritarios que apoye una huelga que pronto abandonarán a la primera oferta de pacto social mínimamente ventajosa para la aristocracia obrera que dirige esas organizaciones.

Hoy Francia es un país que avanza hacia una fascistización moderna que guarda las formas del discurso; un fascismo que muchos tildarían de civilizado porque ya no viste de Hugo Boss sino de Cacharel; un fascismo que, como en los años 30 en Alemania, roba sus ideas a los comunistas. Con una terrible y desoladora diferencia: los supuestos comunistas oficiales y pseudoziquierdistas europeos han renunciado a las ideas que en el pasado defendieron los viejos comunistas y que denunciaron como intento de usurpación por parte del fascismo y del nazismo.

Hoy, mientras las izquierdas ex comunistas, los falsos izquierdistas y los social-liberales se han convertido en defensores del orden republicano y burgués, en Francia y en toda Europa los neofascistas y los neonazis aparecen como las voces que gritan la rabia social que ya las izquierdas de origen obrero no hacen.

Sí en 2013 el Front National defendía la salida de Francia de la OTAN, ¿creen ustedes que alguna de esas izquierdas defendía tal cosa? NO.

El Front National de Marine Le Pen postula la nacionalización de grandes sectores productivos, los impuestos a grandes fortunas,la salida de la UE y las coberturas sociales a los sectores más desprotegidos de la clase trabajadora.

No hay dirección política de la rabia desde las ex izquierdas francesas, hoy casi tan partidarias del orden republicano como los Republicanos de Sarkozy.

La ex izquierdas francesas, como las españolas, tampoco apelan a las necesidades subjetivas de la clase trabajadora ahora defienden un concepto vomitivamente neutro y burgués: los ciudadanos. Hace ya muchos años que Marx y Engels explicaron que la burguesía creaba conceptos universales, aparentemente para el conjunto social, con el fin de imponer sus propios intereses de clase. El ciudadanismo escamotea la existencia de clases sociales y sus antagonismos dentro de esa ciudadanía. ¿Les suena a los españoles de IU y de Podemos esta basura ideológica que les venden en torno a la Constitución sus partidos en lugar de hablar de explotación y de lucha de clases? De lo que en profundidad significan estos conceptos no podría hacer piedra de toque ningún partido fascista. He aquí un territorio de lucha política, si se quisiera defender y, si al hacerlo, no se estuviera defendiendo mera terminología vacía de contenido sino un proyecto de derribo del capitalismo.

El punto de antagonismo actual entre el fascismo europeo y la racionalidad es la xenofobia, el racismo y el antiislamismo de los que el Front National hace bandera.

Convertida en una corriente de opinión pequeñoburguesa, bienpensante y “civilizada”, la “izquierda sistémica” francesa, tan repulsiva y acobardada ideológicamente por el empuje reaccionario como la española y europea, recurre a los lugares comunes progres y “cumbayás”. Defiende, no a los árabes en tanto que tales, sino a los musulmanes, cuando pide laicismo interno en sus sociedades. Ignora que oponerse a la guerra de religiones no es aceptar que el fanatismo religioso cree “zonas liberadas” en las zonas deprimidas de las ciudades y abandona la visión unitaria de clase que impida que los desposeídos caigan en ocasiones en las peores respuestas posibles. Cuando no existe una voluntad laica de emancipación de la explotación capitalista y de voz para los marginados sociales que unifique a todos ellos por encima de credos, culturas y etnias, lo peor está por llegar.

Esa izquierda francesa. española y europea ha dado lugar, en el mejor de los casos, a un “Sos Racismo” moñas del tipo “no toques a mi amigo”. El día en el que el dirigente del mayor sindicato de cualquier país citados del continente sea un latinoamericano, un árabe o un africano habremos avanzado algo. Sobre todo si no se trata de un asunto cosmético sino consecuencia de que la clase trabajadora, la absolutamente mayoritaria, ya no distingue a los trabajadores por su procedencia sino por la fraternidad que les lleva a elegir a los mejores de la misma como sus dirigentes sin mirar de dónde vienen.

Resultado de todo ese comportamiento político de las “izquierdas sistémicas” francesas: 43% de obreros y 38% de empleados han votado al Front National francés.

Una clase obrera que está desapareciendo y una nueva clase trabajadora cada vez más amplia, como consecuencia de la proletarización de amplias capas profesionales, ya no se reconocen en unas izquierdas defensoras del "status quo" del orden burgués que se conforman con una crítica sin daño al poder del capital. Denunciar la ausencia de “justicia social” no es otra cosa que rogar redistribución de un Estado capitalista que ya ni puede ni quiere redistribuir, pero que no cuestiona la base elemental de la desigualdad: la propiedad privada de los medios de producción y distribución.

Sin integrar a todos los oprimidos, explotados, desposeídos en un proyecto emancipador que acabe con la miseria, la necesidad, la falta de perspectivas y horizontes vitales, sin darles una bandera por la que luchar con todas sus energías, voluntades y esperanzas no se sorprendan que abracen el fascismo y el yihadismo. Les da fuerza por la que morir, cuando una ideología humanista debiera dárselas por la que luchar.

Lo peor de todo es que esas izquierdas, y más aún una sociedad mentalmente entumecida y cómplice de sus verdugos mira al nuevo fascismo con la mentalidad de pensar que ya se han civilizado, en lugar de entender que necesitan tomarse su tiempo para derramar el tarro de sus esencias.

Y ahora hablemos de Argentina y Venezuela.

Saber que un tipo serio y con el intelecto muy bien amueblado como Lula da Silva ha dicho que Podemos me recuerda los el PT de los orígenes en 1980, eso es lo que me parece ahora Podemos en Barcelona o Madrid” me hace pensar en el Lula de las luchas (cuya radicalidad y honradez ninguno de los dirigentes de Podemos alcanzaría) y en lo que ha acabado siendo su partido. Me recuerda al “OTAN de entrada no” de Felipe González y a la asistencia a la reunión antiyihadista de Madrid con Podemos de asistente pero sin su firma o al “le dí caladas -al canuto de hierba- pero no me tragué el humo” de Bill Clinton. La misma estrategia mentirosa de un reformismo hipócrita.

Sí he de reconocerle a Lula da Silva y a Dilma algo que no es posible admitirle al señor de la coleta. Han sido amigos de la revolución bolivariana hasta su final. Ya se ha producido, por mucho que sus herederos no lo admitan. Quizá la clave de esa lealtad esté en que Lula vino de la lucha obrera y Dilma de la guerrilla, mientras Iglesias venía del espacio pretencioso de la Universidad.

En común tienen Argentina y Venezuela una línea política respecto a la que parece que quienes no somos latinoamericanos no estamos en el derecho de criticar: el populismo.

Siempre he sido infinitamente más respetuoso con el populismo latinoamericano que con el europeo, aun estando muy lejos de ambos.

Mientras en Europa el populismo ha dado en el fascismo o le ha abierto sus puertas, en América Latina con frecuencia no ha sido así. En muchas ocasiones ha dado paso a gobiernos que han legislado a favor de las clases trabajadoras, el campesinado y otros sectores populares como los artesanos.

Pero en los últimos 15 años, el populismo se ha alimentado de las tonterías de un peronista como Laclau -lo de su “marxismo” es tan auténtico como la condición intelectual de Monedero- que, a partir de mitos (pueblo, nación, voluntad popular,…) ha construido una enorme ficción donde las clases sociales desaparecían dentro de un “colectivo” nosotros que no habría paso a una auténtica transformación material de la sociedad sino a un movimientismo permanente.

En ese proyecto nacional, y sólo antiimperialista como antineocolonialista (antiimperialismo nacionalista), faltaba una perspectiva de clase desde las que proyectar un sujeto transformador más ambicioso hacia otra sociedad: el socialismo.

Nacidas del pueblo (la nación. La categoría pueblo incluye a todas las clases desde la Revolución francesa), las voluntades del mal llamado socialismo del siglo XXI (Venezuela y Bolivia, principalmente), y apoyadas por sus aliados (Argentina, Brasil, Ecuador,..) dieron un impulso social, económico (en términos de mejora de situación de clase) y político (voces múltiples antes negadas) a los sectores oprimidos y pobres de América Latina, en su conjunto, mucho más allá de las naciones citadas.

Estar con aquellos proyectos era no una cuestión ideológica -había muchas razones para criticar sus insuficiencias- sino de moral revolucionaria. Un comunista formado jamás hubiera llamado a aquello socialismo, ni siquiera repúblicas populares, pero lo que estaban haciendo en favor de los desposeídos debía poner toda nuestra voluntad a su servicio: educación, salud, vivienda, acceso al transporte,…

El período de redistribución de la riqueza social fue muy dependiente en Venezuela y en Argentina de los buenos precios del petróleo y del período de transferencias de capital especulativo desde el centro a la periferia. Ambas cuestiones acabaron.

Hay que decir que Argentina y Venezuela son muy distintas. La primera es sólo la ficha del dominó pensada, alternativamente también Brasil, para hacer caer la ficha, ya derribada de Venezuela, con el objetivo de derribar la cubana o de chinizar económicamente ésta, algo que ya se está produciendo.

El capìtalismo jamás ha sufrido tal crisis pero tiene una vocación de Sansón derribando consigo el templo de los filisteos, mientras asume la posibilidad de acabar medioambientalmente con el Planeta, increíble. Jamás un sistema senil había llegado a tal grado de psicosis. Y con él de casi toda una población mundial cómplice de sus crímenes.

Si Argentina se agotó en el proyecto sempiterno de un populismo que amañaba hacia las clases trabajadoras, pero que sólo atendía a las clases medias, y más allá de las contradicciones del peronismo, de los efectos de la crisis y de los sucios montajes contra Cristina Kirchner, a Venezuela le pasó lo mismo tras la muerte del dirigente que galvanizaba un proyecto de construcción nacional digno pero inacabado, cuyos continuadores mediocres y aburguesados carecieron de la voluntad de dejar de hablar del socialismo y empezar a aplicarlo, pasando a una radicalización de la revolución cuando era posible. Hoy ya no.

Podría ser mucho más crítico hacia la revolución bolivariana. Públicamente no lo haré. La lealtad también pasa porque cierto grado de crítica expresada abiertamente dé un aviso a los compañeros pero no pueda ser fácilmente utilizada por nuestros enemigos.

Argentina volverá sobre su esencia “democrática” en períodos sin golpes: alternancia entre populismo que legisla para las clases medias, sin descuidar su integración en el “sistema global”, mientras ignora a las clases trabajadoras, y disciplinamiento económico bajo la más brutal dictadura del FMI contra las clases populares. No le veo salida a corto plazo.

A Venezuela le puede pasar algo mucho peor. Dependiendo de qué sectores de la MUD se impongan en la nueva situación y de que el PSUV y los sectores de izquierda resistan o no, es posible que se pase a cuchillo a los militantes bolivarianos o que la revolución pacte y se convierta en una especie de FSLN (sandinistas), ajena ya a las razones que la vieron nacer y entregados sus dirigentes a una alternancia caciquil entre élites. Hoy tú, mañana yo. La revolución no merece tal destino. Quisiera pensar en una opción distinta para un proyecto que pudo ser hermoso pero temo que ya ha sido escrito su destino.

Va siendo hora de que los comunistas cada vez tengamos más claro que una cosa son las izquierdas y otra muy distinta nosotros y que el camino de lucha hacia el socialismo pasa, de nuevo, como en el siglo XIX y en XX por diferenciarnos de ellas. 

20 de noviembre de 2015

BASTA DE MENTIRAS Y PASTELEOS CONTRA LOS DERECHOS DEL PUEBLO SIRIO

Por Marat

Marx no se enteraba, la conspiración es el motor de la historia

Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.

En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva jerarquía social de grados y posiciones. En la Roma antigua son los patricios, los équites, los plebeyos, los esclavos; en la Edad Media, los señores feudales, los vasallos, los maestros y los oficiales de los gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía nos encontramos con nuevos matices y gradaciones.

La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.

Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.”
(Burgueses y proletarios. El Manifiesto Comunista. Karl Marx y Friedrich Engels. 1848)

Esta idea la resumiría Marx en su conocida frase “El motor de la historia es la lucha de clases”. Esta visión dialéctica -empleo el término dialéctico en el sentido que le daban Marx y Engels de “lucha de contrarios”, no en el de la expresión “materialismo dialéctico”, aportación clave del pensamiento marxiano pero que, como tal expresión, nunca fue empleada por ninguno de los dos- de la historia es una de las piedras angulares del materialismo histórico.

Cualquier marxista encuentra ejemplos cotidianos de la lucha de clases en la vida real, aun cuando se manifieste muchas veces de modo inconsciente -desde el lado de la clase trabajadora porque desde el lado de la burguesía suele ser mucho más consciente- y hasta como reflejo antes que como forma materializada de conciencia política.

Pues bien, parece que Engels y Marx eran unos lerdos que no comprendían el mundo en el que vivían y ya no te digo Lenin, que se atrevió a hablar de las contradicciones interimperialistas.

Para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento de su hegemonía”
(“El imperialismo, fase superior del capitalismo”. V. I. Lenin. 1916)

Pues bien, parece que estos tres pensadores y dirigentes revolucionarios no tenían ni puñetera idea de lo que son los asuntos centrales que definen las características del poder real, el económico.

Ni las contradicciones interimperialistas parecen explicar las razones de las guerras desde, al menos, el siglo XX ni la lucha de clases es el motor de la historia. A la hoguera con los libros de estos 3 pazguatos. No tenían ni repajolera idea de qué iba el mundo, unos pajeros mentales, vaya.

El auténtico motor de la historia es la conspiración de unos poderes oscuros, o no tan oscuros porque los conspiranoicos han tenido la inteligencia y la generosidad de descubrirnos quiénes son y cómo actúan.

Según estos sesudos analistas detrás del atentado en París el pasado 13 de Noviembre está la Red Gladio de la OTAN, la CIA, el Mi6 y otras agencias del imperialismo; una red de la que está probada su existencia como actividad anticomunista durante buena parte del siglo XX y cuyas acciones se centraban principalmente en atentados terroristas de falsa bandera, utilizando muchas veces a elementos de organizaciones fascistas y nazis.

La existencia de la Red Gladio y el tipo de actividades criminales que he citado está más que probada en un documental que les enlazo (partes 1, 2 y 3) de la prestigiosa televisión británica BBC.

Pero parece que la Operación Gladio o Red Gladio se ha convertido, como los Illuminati o el Club Bilderberg, en un comodín conspiranoico para explicar todo el conjunto de monstruosidades a las que la dinámica del poder capitalista nos conduce. Ya en su día se habló de que el atentado contra la revista Charlie Hebdo estaba organizado por la Red Gladio y lo mismo se ha dicho por parte de algunos en estos días del atentado del pasado día 13 en París estaríamos pues ante autoatentados.

La teoría conspiranoica de los autoatentados insiste mucho en que tanto en estos dos como en el de las Torres Gemelas del 11-S de 2001 en Nueva York se encontraron pasaportes. Las redes sociales han ardido estos días con el asunto de los pasaportes los atentados de París. Hasta chistes se hacían. ¿Se habrán preguntado en algún momento quienes tanto insisten en que quien va a atentar no se lleva encima la documentación en que puede ser precisamente al revés? ¿Saben acaso que para los yihadistas morir matando es la más sublime aspiración que pueden alcanzar en sus vidas? Y siendo así, ¿qué leches creen que les importa que se sepa su identidad y su origen? Es más, ¿no será una forma de afirmación de la autoría que confirme la declaración posterior por parte de algún portavoz de la organización terrorista? No sé, lo digo por si a algún involucionado intoxicado por las redes de agilipollamiento conspiranoico se le ocurre pensar en ello. Ah, que uno de los pasaportes del día 13 era falso...¡Coño, pero si eres un ciudadano-terrorista de la UE que viene de hacer el salvaje en Irak, lo mismo necesitas camuflarte un poco! ¿no?

Prosigamos porque la cosa tiene miga. Otra de las fuentes que los conspiranoicos o las lúcidas mentes que compran la teoría del autoatentado del 13-N es qué personalidades y de qué países lo sabían antes del atentado.

Parece que la idea del autoatentado se asentaba en que hubo avisos al respecto
  • El gobierno iraquí, que informó de inminentes atentados en Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña. Muy concreto él.
    Según Rusia Today "la información fue obtenida con anterioridad por fuentes de inteligencia iraquíes sobre los países donde se producirían los atentados, los cuales se ubicarían en Europa en general: precisamente se trataba de Francia, así como Estados Unidos e Irán"
  • Y lo mismo se ha dicho por parte de los conspiranoicos respecto a que Israel, Turquía, Rusia y otros países conocían del atentado antes de producirse. Todos menos Francia titulaban algunos. Sólo que en otros lugares se dice que también Francia un mes antes.
¿Se les ha ocurrido a estas doctas mentes que en el caso del terrorismo de ETA -no, no era lucha armada- también los gobiernos español y francés esperaban, en muchas ocasiones, la acción? Pero la clave está en saber qué personas serían en cada momento las ejecutoras, cuándo, a qué hora y en qué lugar exactamente? Este tipo de intoxicadores profesionales o gilipollas amaestrados por la conspiranoia suelen ser muy doctos en poner una cosa antes y la otra después (acción, reacción), como si eso presuponiese que había algún extraño masterplan previo que controlase toda la operación desde el “poder” -que ya nos aclararán qué incluyen dentro del mismo, además de los servicios de inteligencia- y como si el poder fuese tan omnímodo, previsor, controlador absoluto; un dios onmisciente que pudiera dirigir el mundo sin que nada escapase a sus designios ni a su conocimiento.
Las pantallas gigantes del Gran Hermano tienen esquinas, zonas muertas, lugares en sombra, momentos de desconexión, excesos de información muy superiores a lo que pueden llegar a procesar. Siempre escapa a su riguroso ojo observador mucho más de lo que el poder quisiera. Y cuanto más paranoico se vuelve, más posibilidades de que ello ocurra se dan, sencillamente porque en su propia locura deja escapar situaciones inimaginadas, enemigos que antes fueron aliados, hechos imprevisibles,…
No quiero perder demasiado tiempo en esta parte pero creo que es necesario responder a un momento álgido en el que la conspiranoia tomó forma en los espacios de comunicación informales. Me refiero al 11-S de 2001.
No voy a resumir las teorías del autoatentado USA ni las de la variante “permisiva” que se resumen en que el los servicios secretos de ese país sabían que se iba a producir el derribo de las Torres Gemelas y supuestamente dejaron que se ejecutara tal operación.
Me centraré en el asunto del derribo por parte de los aviones y en las dudas suscitadas por los defensores de la teoría de la conspiración de los servicios secretos y poderes adyacentes USA.
Por mi parte, no voy a dedicarme a explicar cómo se desmonta tal cúmulo de disparates. Simplemente voy a remitirles a explicaciones refutadoras de tales aberraciones desarrolladas por personas mucho más competentes que yo en la materia del hundimiento de las dos torres gemelas:
Dicho todo lo anterior. Tal y como yo veo y sé del mundo y las cosas, las conspiraciones existen como he señalado en un artículo anterior. El propio Marx hubo de retirarse durante un año de la actividad intelectual y creativa, que eran la dedicación de su propia vida, para limpiar su nombre de la difamación que sobre él echó cierto agente bonapartista (de Luis Napoleón). En ese período escribió "Herr Vogt" (“El señor Vogt”), un alegato en defensa de su honestidad a la altura del mejor Victor Hugo. Tras la caída del segundo Imperio francés (dos después de la muerte de “El Moro”, Marx) se supo hasta la cantidad que cobró el señor Karl Vogt por tratar de ensuciar el nombre del padre de la teoría de la praxis: 40.000 francos de entonces.

Sin embargo, existan o no, que existen, las realidades complotistas, lo cierto es que apegarse a ellas, propagarlas como explicación de lo que sucede en el mundo, centrar en demasía la importancia del análisis político sobre estas cuestiones, conduce a desenfocar la cuestión principal. ¿Recuerdan ustedes las citas que les puse de Marx y Engels y de Lenin? En mi opinión, esa cuestión principal está ahí: en la base material sobre la que se edifican las relaciones de producción, los intereses económicos, si ustedes prefieren llamarlo así, y en el poder militar y económico de algo que se ha llamado en los últimos 15 años globalización pero que los viejos rockeros del marxismo llamamos imperialismo más aldea global de Internet.

Fuera de los medios oficiales, aunque están entrando en ellos cada vez más, las teorías sobre la conspiración como método de control por parte de Estados, fuerzas oscuras, poderes económicos supranacionales o reptilianos a la conquista del planeta, tienen una difusión impresionante, hasta el punto en que conforman en gran medida la visión del mundo de millones de personas.

A modo de ejemplo, les dejo un enlace a un asunto, a mi entender, profundamente sucio, inmoral, tramposo y lleno de mentiras. Así vio la rana miserable de Jiménez Losantos el atentado del 13 de Noviembre en Francia, pero sin el valor de explicitar claramente las consecuencias políticas, sociales y militares de lo que cobardemente insinuaba.

Mi visión de todo esto es que, quienes juegan a este juego, vayan de lo que vayan políticamente, de reaccionarios o de supuestos pacifistas, de frikis o de pretendidos rojos, juegan en un campo ajeno y opuesto al de la lucha de clases, la importancia de lo económico en las decisiones políticas (petróleo y gas en Siria), la visión de las relaciones internacionales marcadas por el peso de los imperialismos y, por supuesto, la voluntad de los pueblos que sufren las consecuencias de la violencia terrorista. 

Posiblemente muchos no sean conscientes del mal que hacen descentrando las cuestiones principales y oscureciéndolas a través de pretendidas informaciones relevantes que alimentan el morbo de los ignorantes, desinformados y poco avizorados políticamente. Otros son simples tarados cuyas vidas son demasiado grises como para aceptar que la realidad es más plana de lo que admiten. Necesitan una dosis del tipo Expediente X “la verdad está ahí fuera”. Por último están los canallas intoxicadores que, en ocasiones, resultan absolutamente cutres al estilo del autopromocionado “investigador” señor Daniel Estulín, que pretendiendo hacernos creer en un vídeo que entrevistaba a un miembro del CNI (los servicios secretos españoles), acabó por hacerle la entrevista al actor Eloy Arenas (el paro en el mundo del espectáculo es muy duro). Como en los comentarios de youtube le pillaron acabó diciendo que era un ficticio.¡Y tan ficticio! Como que en una próxima colaboración podría entrevistar al hijo de Eloy Arenas, Eloy Azorín, como Anacleto agente secreto.

En conjunto todos ellos son unos beatos que sustituyen al dios omnímodo por un pretendido poder total del Estado capitalista y sus distintos o supraestatales poderes oscuros que todo lo pueden. De lo que se deduce que quienes no estamos por el terrorismo, pero sí por la acción de masas con todas sus consecuencias, tenemos el camino cerrado porque hay un ojo que todo lo ve. Y también dos huevos duros.

No se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de dios” (“El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Miguel de Cervantes)

La Santa Alianza planea sobre Siria
Hollande pidió a su ministro de Defensa, Jean Yves-Le Drian, que solicitase a sus socios de la Unión Europea la asistencia a Francia como país “atacado”; una petición prevista en el Tratado de la UE. Le Drian ha cursado el martes 17 de Noviembre la petición a los países europeos. Solicita una "participación militar ampliada" de los Estados miembros de la UE porque "Francia no podrá seguir sola en esos teatros de operaciones".
La respuesta fue positiva. Por vez primera en la historia, y según previsión del Tratado de Lisboa, los 28 decidieron unánimemente socorrer a Francia y activar la correspondiente cláusula de asistencia mutua del Tratado en caso de ataque a un Estado miembro.
Serguéi Lavrov, Ministro de Exteriores de Rusia: "Creo que la llamada del presidente [François] Hollande al presidente [Vladímir] Putin después de los terribles ataques terroristas en París, su propuesta para coordinar nuestros esfuerzos y la reacción del presidente [Putin], en la que expresaba su voluntad de trabajar como aliados, todo esto, demuestra que ahora los políticos sensatos dejan a un lado las cosas de menor importancia, y entienden la necesidad de centrarse en la prioridad principal: atajar las intenciones del EI de controlar un vasto territorio del mundo".

Desde mediados de Octubre USA y Rusia habían acordado coordinarse en el uso militar del espacio aéreo sirio, obviamente sin contar de forma activa en ese acuerdo con el gobierno sirio y sin que USA pidiese permiso a Siria para actuar militarmente en ese país, cosa que venía haciendo soterradamente desde hacía años al armar y proveer de fondos a los terroristas yihadistas, como luego ha hecho Francia a través de los aviones que despegan del portaaviones Charles Degaulle.

Mientras tanto el Tio Tom Obama, que ha sido pillado con el pie cambiado en el curso de los acontecimientos en Siria, insiste en que para acabar con el Estado Islámico hay que echar del gobierno a Al.Assad, justo el único presidente que ha resistido a la basura de las revoluciones árabes apoyadas por USA.

En este contexto tan indecente en el que todas las potencias imperialistas se lanzan sobre la nación siria, sin demasiado esfuerzo en consultar qué desea este país de ellas más allá de una ayuda que tendrá un coste evidente sobre su soberanía, cabe preguntarse:

  • ¿Es cierto que se está produciendo una negociación en Viena entre USA y Rusia para que el presidente Al Assad deje el gobierno por etapas? ¿Con el recurso a qué derecho internacional? ¿Y qué tiene eso que ver con la voluntad del pueblo sirio?
  • ¿Qué hace el criminal sionista israelí de Ehud Barak, ex primer ministro israelí entrevistándose con Putin para hablar del futuro de Siria? ¿Con qué derecho habla sobre este país Rusia con la chusma sionista que ha ayudado a los barbudos?
  • ¿Tienen en su proyecto la partición de la nación siria en varios “bantustanes”? ¿Qué potencias prevén su control y qué obtendrán esas potencias de los “nuevos gobiernos” emergentes?
En las negociaciones de Viena el gobierno sirio está siendo vendido a partes casi iguales por amigos y enemigos. Comprenderemos esto cuando sea tarde y vayamos descubriendo cómo se va desmontando este gobierno por etapas. El imperialismo yankee, ahora muy silencioso y discreto, ha aprendido que no puede repetir los errores de Irak, acabando con la estructura del Estado y con el ejercito de golpe. Pero en menos de dos años descubriremos a dónde quieren llegar los pasteleros que buscan repartirse el Estado sirio a cachitos de intereses económicos, grupos religiosos sectarios y títeres locales. Y eso tampoco evitará la involución de Siria hacia la locura porque el presidente Assad era la gran garantía que frenaba ese proceso y ya les sobra a todos, incluídos aquellos que ahora parecen defenderle.

Pero la clave no es Assad. Un hombre, por importante que sea no puede sobreponerse a los intereses de todo un colectivo. Lo decisivo es que Assad es la piedra angular de una visión laica, progresista y racional de entender la compleja comunidad siria. Y es eso lo que será sacrificado en beneficio de múltiples y contrapuestos intereses extranjeros. 


A esto venían los párrafos del Manifiesto Comunista sobre oprimidos y opresores, sobre burgueses y proletarios porque, lo mismo que se da en cada nación la explotación de clases, se da el expolio del centro a la periferia de un país que no eligió estar en guerra sino que le ha sido inoculada por potencias extranjeras para extraerle (robarle) sus riquezas nacionales, su soberanía y, lo que es más importante, el esfuerzo de unos dirigentes por hacer de una sociedad multiconfesional una sociedad de progreso.

Sea por etapas o de golpe, cuando el presidente Assad salga del gobierno, sucederá lo mismo que ocurrió con Sadam Husseim o con Gaddafi en sus países: un mar de sangre lo asolará mientras las potencias unidas hoy en Santa Alianza, mañana desunidas por el combate por la rapiña, se hacen con los recursos naturales de Siria. No eran santos, tenían un pasado -¿acaso no lo tienen todos esos líderes miserables del occidente capitalista, cuyas manos están llenas de muerte, que invocan su asquerosa “unidad de los demócratas”- pero lograron para sus sociedades niveles muy aceptables de desarrollo y bienestar y, no nos olvidemos, fueron elementos de contención de la chusma fundamentalista y criminal que hoy asola esos países y que devuelve la tarjeta de visita a una Europa que recibe los golpes de los asesinos que antes armó. Sus víctimas, que siempre son los seres indefensos, como en los países agredidos por el imperialismo y sus títeres, no tuvieron nada que ver con el crimen del poder.

¿No a la guerra? ¿A qué precio?
¿Quién ama la guerra que no sea un mal nacido?

Pero la paz no puede alcanzarse a cualquier precio. Basta de “ninismos” que siempre acaban cayendo del lado de un imperialismo que tras una paz ficticia traerá más guerra, dolor, destrucción y el fin de una nación.

¿Reeditar el NO A LA GUERRA de cuando Irak?

No estaría mal que así fuera porque entonces no se entró a valorar el gobierno de aquél país, cosa que sólo tenían derecho a hacer los iraquíes, sino que se rechazó, desde España, el que España participase en aquella salvajada contra un pueblo que nada nos había hecho, salvo tener la osadía de existir y de no doblegarse en exceso contra la mentira sobre la que se asentó su invasión.

Pero han pasado cosas. Algunos ya no somos tan inocentes. Hemos aprendido cómo el imperialismo USA provocaba Estados fallidos, si no era capaz de controlarlos del todo, aunque sin perder la oportunidad de sacar de ellos hasta la última gota de sus recursos naturales mientras hacía que otras gotas, rojas, se derramasen como ríos.

Siria está agotada de sufrir 5 años de agresión externa de los títeres criminales de satrapía de Arabia Saudí, del estado terrorista israelí, de la neodictadura turca, de los demócratas europeos y del trastabillante imperio del norte.

Pero Siria tiene derecho a una paz digna, en un Estado completo y soberano, con un gobierno elegido por su pueblo, capaz de integrar todas las confesiones, laico, progresista y que no sea conducido como res al matadero de una nueva medievalidad de los clérigos.

Conociendo ya como conozco la catadura moral y política de algunas de las figuras que promueven una reedición del NO A LA GUERRA, más en clave electoral interna que importándoles una higa el futuro del pueblo sirio, dispuestos a tragar con el pasteleo que establezca las potencias de la Santa Alianza que se han echado como buitres sobre una nación valiente, sé que esta vez lo que un día fue un grito decente puede ser ahora la bufonada de oportunistas.

Siria necesita un potente movimiento por la paz en cada nación agresora. Pero un movimiento por la paz que respete la dignidad de ese país que ha resistido durante muchos años al crimen y la locura.

Siria necesita un movimiento por la paz que defienda su soberanía, la de decidir libremente, sin pactos, ni pasteleos indecentes entre potencias extranjeras su destino.

Siria necesita un movimiento por la paz que defienda su integridad territorial y la propiedad nacional de sus riquezas naturales.

Siria necesita un movimiento por la paz que no nos venda el “ninismo” repulsivo de pseudointelectuales abajofirmantes que han proclamado, como hicieron cuando las primaveras árabes, luego convertidas en oscuras noches de invierno de fanatismos, que la OTAN y el imperialismo no han sido especialmente agresivos.

Si se defienden la dignidad, la soberanía, los recursos naturales, el derecho de Siria a decidir su futuro, su laicidad, sus conquistas sociales progresistas, estaré con ese NO A LA GUERRA.

Si tipejos como Santiago Alba Rico o militares canallas como Julio Rodríguez, que fue máximo responsable de las intervenciones de España en Libia y en Afganistán, tienen que ver con ese NO A LA GUERRA, yo estaré en guerra frontal contra esos deshechos humanos.

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