El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y el gabinete estratégico Friedrich Ebert Stiftung acaban de llegar más o menos a la misma conclusión:
Si el peligroso enfrentamiento entre la UE y Rusia respecto a Ucrania no se resuelve, la UE podría enfrentar, hasta 2030, una concentración militar en Europa oriental, una nueva carrera armamentista con la OTAN como protagonista y una “zona de inestabilidad” semipermanente del Báltico a los Balcanes y el Mar Negro.
Lo que esos dos grupos de expertos no reconocen –y no reconocerán jamás– es que un nuevo “arco de inestabilidad” –del Báltico al Mar Negro, como yo y otros analistas independientes hemos destacado– es exactamente lo que el imperio del caos y su brazo armado –la OTAN– postulan para impedir una integración más estrecha en Eurasia.
A propósito, el Pentágono descuella en la fabricación de “arcos de inestabilidad”. El anterior fue –y sigue siendo– masivo y se extiende del Magreb a Xinjiang en China occidental pasando por Medio Oriente y Asia Central.
Moscú ha identificado totalmente el complot. El Ministro de Exteriores Sergey Lavrov, una vez más, lo dejó bien claro, en detalle.
Y crucialmente, algunos sectores influyentes en Alemania también lo hicieron, como lo hicieron miembros de la élite cultural al destruir la noción de una nueva guerra en Europa: “No en nuestro nombre”.
Lo mismo se aplica a los que siempre predican más cooperación transatlántica, ensalzan el papel “definidor” de EE.UU. en Alemania y elogian efusivamente a Alemania como país más estadounidense en Europa; es el caso del periódico Frankfurter Allgemeine, conocido como centro del establishment político y económico en Alemania.
Todavía se encuentra en un estado embrionario y todavía no ha llevado a la Canciller Angela Merkel a ver la verdad, pero una reingeniería de procesos de las relaciones atlantistas ya está en progreso en Alemania. La guerra de SWIFT.
Mientras tanto, el grupo proverbial de senadores extremistas estadounidenses, más las tristemente célebres mascotas/vasallas de Gran Bretaña y Polonia, no han dejado de cabildear para excluir a Rusia de SWIFT, como hicieron con Irán.
Esto no sería nada más que otra declaración más de guerra (económica) o el contrapunto económico a la histeria de la OTAN. En honor a la verdad, una gran parte de la UE, especialmente Alemania, sabe que esto es demencial.
El principal periódico financiero de Alemania, Handeslsblatt, publicó recientemente una entrevista con el jefe de VTB-Bank, Andrei Kostin, que no se ha traducido en ningún importante periódico en lengua inglesa.
Kostin fue directamente al grano: “Por supuesto, existe un plan B [en caso de que se excluya a Rusia del sistema bancario SWIFT], pero mi opinión personal es que significaría guerra, si ese tipo de sanción se introdujese. EE.UU. y Europa hicieron eso contra Irán pero entonces no había relaciones diplomáticas con Irán, solo contención militar…. Si se prohibiera el acceso de los bancos rusos a SWIFT, el embajador estadounidense tendría que largarse ese mismo día. Las relaciones diplomáticas terminarían. La banca es la parte más vulnerable de la economía rusa porque el sistema se basa tan fuertemente en el dólar y el euro”.
El próximo mes de mayo el Banco Central de Rusia planifica introducir un sistema análogo a SWIFT después de consultas cruciales con China. También es siempre importante tener en cuenta que China estableció un SWIFT paralelo para hacer negocios con Irán bajo las sanciones. Pero todavía habrá un espacio de cuatro meses para quepasen muchas cosas desagradables después que un Senado controlado por los republicanos asuma el poder en enero.
Todo lo que brilla…
Y luego tenemos la regla de oro. ¿Por qué compra Rusia tanto oro? Con el dólar de EE.UU. fortalecido y el oro abaratado, tiene sentido comercial total vender gas por dólares inflados y comprar oro barato. Es lo que los chinos llaman un “win-win” (una situación beneficiosa para todos). Y por cierto, en ambos casos Occidente pierde.
Las élites de Washington/Wall Street son perfectamente conscientes de que tanto Moscú como Pekín ya no acumularán dólares estadounidenses. En cuanto a los plutócratas amos del universo que manipulan/controlan el valor del dólar estadounidense, existen razones poderosas para que uno de sus propósitos sea destruir la base industrial de EE.UU. y las clases medias de la nación.
Moscú, mientras tanto, se ha ajustado a la nueva “inestabilidad”. El débil rublo tiene un efecto positivo –que ya ha sido destacado por el presidente Putin– al obligar a Rusia a diversificar su manufactura y aumentar su autosuficiencia.
Por cierto, sigue existiendo el problema de que Rusia pague el interés extranjero de su deuda en dólares estadounidenses. Es siempre posible que Rusia declare una moratoria en los reembolsos de la deuda. El rublo podría bajar aún más. Pero como todos, de Lukoil a Rosneft, convierten más dólares en rublos, eso volverá a fortalecer el rublo. Además de que el rublo está en venta corta tal y como aparece. El resultado final es que Moscú ha aprendido una lección más para el futuro inmediato: nunca endeudarse con Occidente.
Lo que es seguro es que el imperio del caos no aflojará su estrategia de calentamiento del nuevo arco de inestabilidad –dentro de Europa, en todo el espectro económico-financiero e instrumentalizar su nuevo telón de acero prefabricado desde el Báltico al Mar Negro.
El Kremlin parece que sabe exactamente lo que está en juego. Como me dijo The Saker en un correo electrónico, “Putin está diciendo a Occidente y al pueblo ruso que se desarrolla una larga guerra y que el pueblo ruso tiene que estar moralmente preparado para aceptar sacrificios por la supervivencia de Rusia. Hay un paso más en el ‘debut’ de los que llamo los “soberanicistas eurasiáticos” en el cual ahora EE.UU. se [ha] declarado abiertamente enemigo rusofóbico (que odia a Rusia y teme a Rusia) y a los europeos como una colonia impotente. El poder militar no es directamente un factor en el asunto, el equilibrio del poder interno entre los ‘integracionistas atlánticos’ prooccidentales y los ‘soberanicistas eurasiáticos’ sí lo es".
Todo está presente, desde la debacle de un régimen (Bretton Woods) a la actual crisis provocada, todo explicado brillantemente por Mikhail Khazin. Rusia se prepara para hacer un buen papel. ¿Y Occidente?