Miguel
Urbano Rodrigues. La
Haine/Odiario.info
Daniel
Ortega fue reelegido por amplia mayoría presidente de Nicaragua. Es
su tercer mandato consecutivo.
El
principal partido de la oposición llamó al boicot. Pero la
abstención ha sido inferior a lo que preveían las encuestas.
La
victoria del candidato sandinista fue bien recibida por el gobierno
de Obama. Las relaciones económicas de los EEUU con Nicaragua son
consideradas correctas por el Departamento de Estado.
Por
una paradoja, Ortega no renunció al discurso de izquierda,
cultivando una imagen de antiimperialista, lo que le permitió en los
últimos años mantener relaciones privilegiadas con Cuba, Venezuela,
Bolivia, Ecuador y algunos partidos comunistas.
Pero
la fachada progresista del régimen es hoy incompatible con la
realidad política y social del país.
Desde
que perdió las elecciones presidenciales de 1990, Daniel Ortega
imprimió al FSLN una orientación que empujó gradualmente a la
derecha la organización revolucionaria que destruyó en una lucha
épica a la dictadura de Somoza.
Carlos
Fonseca Amador (1936/1976), su fundador, fue el ideólogo de la
guerrilla; era un marxista creativo y talentoso. Consiguió lo que
parecía imposible: unificar las tres tendencias de la organización
revolucionaria - la de la Guerra prolongada, la Proletaria y la
Tercerista. Obtuvo el apoyo para el combate al somozismo de los
sindicatos, la iglesia, los campesinos y los intelectuales liberales.
La
victoria del FSLN, dirigida por Daniel Ortega y un grupo de
comandantes con prestigio internacional, generó una gran esperanza
en América Latina.
Transcurrida
más de una década de la muerte del Che en Bolivia, los sandinistas
demostraron que en condiciones excepcionales era posible derrotar y
derrumbar regímenes apoyados por el imperialismo a través de la
lucha armada.
Tuve
la oportunidad en 1983 de visitar Nicaragua y de conocer allí a
destacados comandantes sandinistas cuando el FSLN movilizaba aun la
solidaridad de las fuerzas progresistas de América y Europa.
Instalado
en el Poder, el FSLN no demostró, desafortunadamente, la lucidez y
firmeza de la organización guerrillera.
Blanco
de una ofensiva permanente del imperialismo estadounidense, que
financió y armó los mercenarios contra-revolucionarios, el Frente
Sandinista fracasó en la tarea fundamental de construir un modelo de
economía de transición, no capitalista, y perdió gradualmente el
apoyo de amplios sectores de la población.
Cediendo
a presiones de Washington, Ortega –contra la opinión de Fidel
Castro- convocó elecciones para la Presidencia en 1990. El resultado
fue inesperado: la elección de la liberal Violeta Chamorro enmarcó
el fin de la Revolución Sandinista.
LA
CRISIS DEL FSLN
El
Frente Sandinista entró en crisis después de su alejamiento del
Poder. Daniel Ortega volvió a ser candidato a la Presidencia en las
elecciones siguientes y perdió de nuevo. Sin embargo su elección en
2006 no sorprendió. Era esperada porque Ortega se había desplazado
a la derecha.
Algunos
de los comandantes más destacados que habían participado de la
guerra contra Somoza habían roto con él por la orientación dizque
pragmática que el expresidente imponía al partido. Entre otros
Ernesto Cardenal, Luis Carrión, Víctor Tirado, Henri Ruiz.
Ortega
había optado por una política de alianzas incompatible con los
principios e ideología del sandinismo.
En
el ámbito de la «reconciliación
nacional»
estableció un acuerdo con el ex presidente Arnoldo Alemán,
condenado a 20 años de cárcel por corrupción y blanqueamiento de
capitales. Alemán había sido, subráyese, un esforzado somozista.
ROSÁRIO
MURILLO, « LA BRUJA»
Fue
sobretodo la mujer, Rosario Murillo, que tuvo un papel decisivo en la
metamorfosis del dirigente máximo del FSLN.
Profesora,
escritora, poeta, Rosario, que había sido guerrillera, es una
católica fervorosa. Amiga desde la juventud del arzobispo de
Managua, defendió siempre la necesidad de buenas relaciones con la
iglesia. No dudó incluso en proponer el nombre del arzobispo para
Premio Nobel de la Paz.
Hizo
al marido olvidar que Don Miguel Obando y Bravo había sido admirador
de Anastasio Somoza y su colaborador en la lucha contra el
sandinismo.
Elevado
a cardenal, Obando cimentó una íntima alianza con Daniel Ortega
cuando este retornó a la Presidencia en 2007.
Rosario,
reelegida ahora vice-presidente, concentra hoy en sus manos un enorme
poder. La familia acumuló una fortuna colosal en negocios oscuros.
Tres
de los hijos son millonarios. Laureano negoció con China el proyecto
de un nuevo canal transoceánico que atravesará Nicaragua del
Atlántico al Pacifico, obra faraónica que amenaza arruinar el Canal
de Panamá. Juan controla lo audiovisual. Otros de los hijos ganaron
millones con la distribución del petróleo barato recibido de la
Venezuela bolivariana.
Rosario,
conocida como «La Bruja», domina la familia y el gobierno.
DE
HÉROES A GRANDES EMPRESARIOS
La
crisis del FSLN comenzó con la deserción de Sergio Ramírez
Mercado, que fue el vice-presidente de la República en el primer
gobierno de Ortega.
Sergio,
que estudió en Alemania, era un social demócrata enmascarado de
revolucionario. Escritor de talento, pasó en tiempo mínimo de
sandinista a enemigo de la revolución.
Posteriormente
ocurrieron rupturas más graves. Humberto, el hermano de Daniel, fue
durante la lucha armada el principal estratega de la guerrilla.
Ministro
de Defensa, reformó el ejército y creó la esdrújula doctrina del
«centrismo”, incompatible con el programa del FSLN.
Recibió
la medalla militar de los EEUU. Su adhesión al capitalismo fue
rápida. Ganó millones en el negocio de maderas.
El
ministro de Agricultura de Ortega, Jaime Weelock, es hoy también
próspero empresario. Bayardo Arce, otro de los comandantes de la
insurrección, también es hoy un hombre muy rico.
En
México, durante un Seminario Internacional de Solidaridad con las
FARC, pregunté a Miguel d’Escoto, ex canciller de Ortega, cómo
explicaba que algunos comandantes de la guerrilla habían acumulado
grandes fortunas. Su respuesta fue muy breve: «Quizá
por haber nacido en una familia abastada nunca sentí la tentación
del dinero».
Daniel
Ortega repite con mucha frecuencia que la situación económica del
país mejoró acentuadamente. Es verdad. El PIB debe crecer mas de 4%
este año. Pero no dice que Nicaragua recibió durante sus gobiernos
4 800 millones de dólares de organizaciones financieras
internacionales tuteladas por EEUU.
Daniel
insiste en afirmar que practica una política de izquierda y no se
abstiene de críticas al imperialismo, mientras elogia a Cuba y a la
Venezuela bolivariana. Pero Washington considera inofensiva esa
oratoria.
Podría
concluirse de este artículo que veo con pesimismo el futuro de
Nicaragua.
Sería
una conclusión falsa. La memoria de Sandino, de Carlos Fonseca y de
la epopeya de la insurrección que destruyó la dictadura de Somoza
permanece viva en el pueblo de Nicaragua. Un día este retomará la
lucha rumbo al socialismo, interrumpida por la traición de Daniel
Ortega.
Soy
consciente de que un gobierno de extrema derecha en Managua seria
peor que el actual. Pero me repugna la hipocresia de los medios y
dirigentes de izquierda que insisten en caracterizar el Gobierno de
Ortega-Murillo como revolucionario.
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Ahora vais y llamáis a Miguel Urbano Rodrigues, una de las mentes
más lúcidas del Partido Comunista Portugés (PCP) “ni-ni” o
trotskista. Y después, os leéis la lista de colaboradores especiales de O Diario (http://www.odiario.info/colaboradores-especiais/), en el que Miguel Urbano ha escrito originalmente
este texto, y os limpiáis los mocos.