15 de septiembre de 2015

ESTADOS UNIDOS SOPESA SU NUEVA ESTRATEGIA ANTE RUSIA Y CHINA

Alfredo Jalife-Rahme. alfredojalife.com

Conforme el poder global gira hacia la multipolaridad,en EU,tanto el portal The National Interest como el think tank RAND Corp.—que los rusos rastrean muy de cerca—sopesan cuál es su nuevo papel frente a la resurrección militar de Rusia y el ascenso geoeconómico irresistible de China.

En su número bimestral septiembre-octubre/2015 The National Interest pregunta cual es “el propósito del poder estadunidense" (http://goo.gl/3dOpau),que incluye una relevante entrevista con Henry Kissinger, quien forma parte de su consejo editorial.

Por su parte, RAND Corp. aborda los avatares de EU frente al despliegue del “nuevo orden global” y juzga que “todo cambió en unos pocos días confusos en febrero del 2014 cuando los soldados rusos en uniforme sin marca se deslizaron (sic) al territorio ucraniano de Crimea capturándolo prácticamente sin disparos”.

Aquí lo relevante no subsiste en la distorsión obscena de los hechos sino en que la reincorporación de la estratégica península de Crimea a su madre patria (en)marque para los sesgados analistas de RAND el fin del caduco orden global al reconocer que “Rusia es todavía (sic) una fuerza que tiene que ser reconocida” cuando cunde la paranoia estadunidense sobre “el mundo en que se vive: con amenazas que pueden venir de cualquier lado en cualquier momento”.

Un equipo de expertos de la RAND desarrolló un manual de estrategias para enfrentar los nuevos desafíos con el objetivo nodal de “preservar el orden internacional frente a la amplia gama de desorden”.

Mediante su “Proyecto Re-Pensar" (sic) Estratégico(http://goo.gl/iV3VPf), Rand explora importantes asuntos estratégicos y la ruta de EU en un “mundo turbulento”, lo cual parece más determinista que determinado.

Sobresalen “tres regiones críticas”: Medio-Oriente, Europa y Asia Oriental, pero llama la atención su formulación de que “EU no confronta una amenaza existencial”, sino que “más bien confronta una gama inusualmente amplia y diversa de desafíos”.

¿No será que EU facilita, para no decir promueve, el caos global en las 3 citadas “regiones críticas” que coincidentemente afectan e infectan a sus competidores geoeconómicos y geopolíticos: la Unión Europea(UE), Rusia y China?

Estos tres teatros de guerra curiosamente se escenifican lejos de las fronteras de EU y cerca de los límites de Rusia y China.

Pareciera que EU, en medio del caos global, se pertrecha, agazapa y encapsula en las zonas de fractales: zonas de orden dentro del desorden, de acuerdo a la Teoría del Caos.
¿Se define EU como la zona fractal dentro del caos global?

La exploración estratégica de RAND es muy ambiciosa. En un primer volumen aborda las “elecciones para EU en un mundo turbulento” (http://goo.gl/MTqu2V), a cargo del embajador James Dobbins (http://goo.gl/DgSyKi) .

Vendrán otros volúmenes que enfocarán defensa; estrategia económica internacional; anticipación a estrategias de sorpresa; el mejor uso del espionaje; la reforma del sistema de la toma de decisiones de la Seguridad Nacional; y el manejo de las relaciones complejas de EU con sus aliados y socios.

Entre los hallazgos principales destaca la obsesión de que “Rusia resurgió como un Estado agresor” (sic).

En lugar de aceptar la nueva realidad—Rusia como una superpotencia indispensable para el nuevo orden global—, los expertos de RAND prefieren regresar a sus nostálgicas posturas de la guerra fría y, peor aún, a la intolerable humillación a Rusia, como en la fase corta de la unipolaridad estadunidense cuando el “oso ruso” aún no trazaba sus nuevas líneas rojas del siglo 21.

Rand matiza: “Rusia se conduce mal (sic), pero nada en la escala de la anterior URSS” y sentencia que “China se ha vuelto más represiva adentro y más segura afuera”, sin tomar en cuenta los factores exógenos y endógenos.

Los temas de Al-Qaeda, cambio climático y el Ébola son variaciones del mismo tema que ha manejado Obama.

Un frente que preocupa a RAND es el “ciberespacio” que “ha emergido como un nuevo campo de batalla (sic) entre las fuerzas del orden y el desorden”.

Se subentiende que las “fuerzas del orden” están representadas por EU y su caduco orden unipolar, mientras que las “fuerzas del desorden” están simbolizadas por Rusia y China quienes anhelan un nuevo orden global de corte multipolar más equitativo.

RAND se refocila en el caos: “los pasados pocos años han sido un recordatorio que la estabilidad no es el estado natural del ambiente internacional, que la paz no se auto-perpetua y que regiones enteras pueden descender súbitamente en la anarquía”.

Queda claro: sin la dirección unipolar de EU, se genera la anarquía.

Rand fustiga que se ha exagerado el “desastre”, que “el orden internacional se está desintegrando” y que la “capacidad de EU para liderar se desvanece”.
En el ámbito económico, RAND pondera, en caso de una conclusión feliz del TPP y el TTIP, “si se debe incluir o excluir a China”.

China constituye su enigma de Hamlet: acomodarla o competir con ella en las nuevas estructuras financieras multilaterales (Léase: el nuevo banco chino AIIB).

Sobre Rusia preguntan qué “tan lejos se debe ir aislándole y penalizándole, dada la necesidad para su cooperación en otros ámbitos”, a la par de desplegar o no “fuerzas adicionales de EU en (sic) o cerca de los países Bálticos para disuadir o derrotar cualquier movimiento ruso contra los aliados de la OTAN”.

Sobresale la viabilidad de “buscar una Ucrania unida, pero neutral”.
Sus “recomendaciones”: EU, la “máxima potencia mundial, debe continuar a tomar el liderazgo para sostener (sic) y extender las reglas basadas en el orden internacional” y “debe promover el desarrollo de nuevas (sic) normas en dominios donde todavía no existen como el manejo cibernético y del clima”.

Pese al caos global —“caos en el Medio Oriente, intervención de Rusia en Estados vecinos, la asertividad china en el Mar del Sur de China, cambio climático y el declive en la prontitud militar de EU”—, RAND juzga que el “mundo no se está cayendo” y que “tales dificultades no están lejos de la habilidad de EU para manejar” y que incluso “eras previas habían visto mayores cambios en el balance global del poder que los de hoy”.

Destaca el liderazgo que debe ejercer EU en “un ambiente geopolítico turbulento”, pero RAND no formula cuál debe ser el papel de Rusia, China y lo que quede de la UE.

A mi juicio, el caos global imperante se debe al declive de EU, concomitante a la decepcionante actuación de la UE—que no supo imponer su anhelada autonomía—y a la “asociación estratégica” de Rusia y EU.

Quizá el máximo error de la UE fue haberse alineado pusilánimemente al unilateralismo insostenible de EU, una superpotencia declinante, al confrontar insensatamente a Rusia, la máxima superpotencia nuclear euroasiática. 

El principal error geoestratégico de EU, que no supo acomodarse a la nueva realidad del nuevo orden tripolar, fue haber empujado a Rusia a los brazos de China cuando la UE sufre un profundo deterioro político que puede llevar a su implosión.

14 de septiembre de 2015

AHORA QUE LA VERDAD EMERGE: CÓMO EEUU ALIMENTÓ EL ASCENSO DEL ISIS EN SIRIA E IRAQ

Seumas Milne. The Guardian

La guerra contra el terrorismo, aquella campaña sin fin puesta en marcha hace 14 años por George Bush, se está enredando en sí misma con contorsiones cada vez más grotescas. El lunes (01.06.2015) el juicio en Londres a un hombre sueco, Bherlin Gildo, acusado de terrorismo en Siria, se vino abajo tras quedar claro que los servicios de inteligencia británicos habían estado armando a los mismos grupos rebeldes a los que el encausado estaba acusado de apoyar.

La fiscalía abandonó el caso, al parecer para evitarle el bochorno a los servicios de inteligencia. La defensa argumentó que seguir adelante con el juicio habría sido una “afrenta a la justicia”, cuando resulta que había evidencia abundante de que el Estado británico había proporcionando “amplio apoyo” a la oposición siria armada.

[Ese apoyo] no sólo incluyó la “ayuda no letal”, de la cual se estuvo jactando el gobierno (incluía chalecos antibalas y vehículos militares), sino entrenamiento, apoyo logístico y suministros secreto de “armas a escala masiva”. Los informes mencionaban que el MI6 había cooperado con laCIA en una ruta “ratline” para la transferencia de armas de los arsenales libios a los rebeldes sirios en 2012, tras la caída del régimen de Gadafi.

Queda claro que el absurdo de enviar a alguien a la cárcel por hacer lo que los ministros y sus cargos de seguridad era ya demasiado.

Pero ese es sólo el último de una serie de casos similares. Menos afortunado fue un taxista de Londres, Anis Sardar, quien fue condenado a cadena perpetua hace quince días por haber participado en 2007 en la resistencia a la ocupación de Iraq por las fuerzas estadounidenses y británicas. La oposición armada a la invasión y ocupación ilegal claramente no constituye terrorismo o asesinato en la mayoría de las definiciones, incluyendo la Convención de Ginebra.

Pero lo que es o no es terrorismo depende ahora del ojo de quien mira. Y en ninguna parte eso es más cierto que en Oriente Medio, donde los terroristas de hoy son los combatientes contra la tiranía del mañana – y los aliados pasan a ser enemigos – a menudo por el desconcertante capricho de un político occidental en una conferencia telefónica.

En el último año, los Estados Unidos, Gran Bretaña y otras fuerzas occidentales han vuelto a Iraq, supuestamente por la causa de destruir al grupo terrorista hiper-sectario ‘Estado Islámico’ [ISIS] (anteriormente al-Qaida en Iraq). Esto ocurrió después de que el ISIS invadiera enormes trozos de territorio iraquí y sirio, y se auto-proclamara como califato islámico.

La campaña no va bien. El mes pasado, ISIS se expandió en la ciudad iraquí de Ramadi, mientras que en el otro lado de la frontera ahora inexistente sus fuerzas conquistaron la ciudad siria de Palmira. La franquicia oficial de Al-Qaeda, el Frente al-Nusra, también ha estado haciendo avances en Siria.

Algunos iraquíes se quejan de que los EE.UU. estaban sentados cruzados de mientras pasaba todo esto. Los estadounidenses insisten en que están tratando de evitar víctimas civiles, y reivindican éxitos significativos. En privado, los altos cargos afirman que no quieren ser vistos machacando bastiones sunitas en una guerra sectaria y arriesgarse a que sus aliados sunitas del Golfo se disgusten.

Un revelador rayo de luz, sobre cómo hemos llegado a esto, lo ha arrojado un informe secreto de la inteligencia estadounidenserecientemente desclasificado, escrito en agosto de 2012, y que predice de forma sorprendente – y efectivamente da la bienvenida – la perspectiva de un “principado salafista” en el Este de Siria, y un estado islámico controlado por al-Qaeda en Siria e Iraq. En marcado contraste con las afirmaciones occidentales del momento, el documento de la DIA (Agencia de Inteligencia de Defensa) identifica a ‘Al-Qaeda en Iraq’ (antes de convertirse en ISIS) y otros salafistas próximos como los “principales fuerzas que impulsan la insurgencia en Siria” – y afirma que “los países occidentales, los estados del Golfo y Turquía” estaban apoyando los esfuerzos de la oposición para tomar el control del Este de Siria.

Plantear la “posibilidad de establecer un principado Salafista declarado o no declarado”, prosigue el informe del Pentágono, “eso es exactamente lo que los poderes que apoyan a la oposición quieren, con el fin de aislar el régimen sirio, al que se considera la reserva estratégica de la expansión chií (Iraq e Irán)”.

Y exactamente eso es lo que sucedió dos años después. El informe no es un documento sobre políticas. Está redactado con censura y hay ambigüedades en el lenguaje. Pero las implicaciones son lo suficientemente claras. A un año de la rebelión siria, los EE.UU. y sus aliados no solamente estaban apoyando y armando a una oposición que sabían dominada por grupos sectarios extremistas; estaban dispuestos a ver como aceptable la creación de una especie de “estado islámico” – a pesar del “grave peligro” para la unidad de Iraq – a modo de zona colchón [buffer zone] sunita para debilitar a Siria.

Eso no significa que los EE.UU. hayan creado al ISIS, por supuesto, aunque algunos de sus aliados del Golfo sin duda jugaron un papel en ello – como reconoció el año pasado el vicepresidente de Estados Unidos, JoeBiden. Pero no había ‘al-Qaeda en Iraq’ hasta que los EE.UU. y Gran Bretaña llevaron a cabo su invasión. Y los EE.UU. ciertamente han aprovechado la existencia de ISIS contra otras fuerzas en la región como parte de una campaña más amplia para mantener el control occidental.

El cálculo cambió cuando ISIS comenzó a decapitar occidentales y a publicar atrocidades on-line, y los estados del Golfo están ahora respaldando a otros grupos en la guerra siria, como el Frente Nusra. Pero este hábito estadounidense y occidental de juguetear con grupos yihadistas, que luego vuelven para morderlos, se remonta al menos a la guerra de 1980 contra la Unión Soviética en Afganistán, que fomentó el al-Qaida original bajo la tutela de la CIA.

Ese hábito fue recalibrado durante la ocupación de Iraq, cuando las fuerzas estadounidenses liderados por el general Petraeus patrocinaron una guerra sucia, al estilo de la guerra sucia de los escuadronesde la muerte en El Salvador, para debilitar la resistencia iraquí. Y se repitió en 2011 en la guerra orquestada por la OTAN en Libia, donde ISIS la semana pasada tomó el control de Sirte, ciudad natal de Gadafi.

En realidad, la política de Estados Unidos y occidental en la conflagración que es ahora Oriente Medio está basada en clásico modelo imperial del ‘divide y vencerás’. Las fuerzas estadounidenses bombardean a unos grupos de rebeldes mientras apoyan a otros en Siria, y montan lo que de hecho son operaciones militares conjuntas con Irán contra ISIS en Iraq, mientras que dan apoyo a la campaña militar de Arabia Saudí contra las fuerzas hutíes respaldados por Irán en Yemen. Tan confusa como pueda parecer a menudo la política de Estados Unidos, unas debilitadas y divididas Iraq y Siria se adaptan a semejante enfoque a la perfección.

Lo que está claro es que al ISIS, y sus monstruosidades, no será derrotado por los mismos poderes que lo trajeron a Iraq y Siria en primer lugar, o cuyas decisiones militares, públicas o encubiertas, lo han fomentado en los años posteriores. Las intervenciones militares occidentales sin fin en el Oriente Medio solamente han traído destrucción y división. Es la gente de la región quienes pueden curar esta enfermedad – no los que incubaron el virus.