Por
Marat
Habré
cruzado con Alfon no más de 3 minutos de conversación. Un rato
antes de hacerlo estuve mirándole fijamente y percibiendo en él la
expresión gestual de un muchacho absolutamente normal que parece
mirar a la vida como tantos chicos de su edad lo hacen: con sed
irresistible de vivirla.
Se
encontraba entonces en la libertad que queda entre condena y condena,
entre privación del aire fresco y privación de nuevo de éste.
Jugaba a las bromas de tantos chavales con sus “colegas” y se
notaba en el juego el cariño mutuo que de un lado y otro se
profesaban.
Me
gustó ese Alfon. Irradiaba la luz de quienes saben lo que son y el
peso que ello conlleva sin perder la limpieza de la mirada. Los
cachorros masculinos tienen esa ternura torpe que se les escapa sin
querer. Son menos delicados y a la vez más directos que las hembras
de nuestra especie que dan su amor de modo que nos desarma a los
aspirantes a hombres.
En
Alfon la manifestación de la fuerza bruta a la que llaman justicia
había decidido hacer ejemplo. De Vallecas, joven, comunista, querido
por los suyos, que son muchos más que su familia, ejemplar en sus
acciones solidarias, buscador de un mundo más justo e igual. Había
que dar una hostia (las hostias son con hache, el resto son cobardías
de quienes no se atreven a llamar las cosas por su nombre)
paradigmática en carne joven que valiese para todos l@s
muchach@s que se atreven a decir NO y
lo hacen desde su condición de habitantes de barrios obreros, de
nacidos en familias de clase trabajadora, que
no son ni “ciudadanos”, ni “gente” ni nada extraño que se
disfrace, sino aspirantes conscientes a entrar en el mundo de la
explotación laboral que rechazan el orden establecido de las cosas.
Más
tarde, después de alguna conversación directa, hablé
telefónicamente con Elena Ortega, su madre, al inicio de mis
proyectos de defensa de las libertades y de lucha contra la
represión. Pretendía contar con Alfon para la presentación de una
plataforma (PDLD) que fue la chispa de las primeras denuncias y de
otras iniciativas posteriores (Coordinadora Paremos la
Criminalización de la Protesta Social) que marcaron el inicio, desde
una posición de clase, del rechazo frontal a las políticas
liberticidas y criminales y contra los derechos a la palabra por
parte del PP. Entonces Elena me dijo eso de “no vamos a participar
en ningún acto contigo porque eres del Frente Cívico”. Me quedé
a cuadros. Llevaba ya mucho tiempo denunciando lo que significaba el
anguitismo y sus “civismos”. Justo fue a dar con un
anti-ciudadanismo y antitransversal en lo ideológico y a condenarle
como si fuese otra cosa. Aunque pudiera haber devuelto a Elena una
respuesta que le interrogase sobre pasadas militancias, no estaba
preparado para tal arremetida. Alguien le había comido la oreja y el
coco con una falsa información. Justamente quien, tras haber
proyectado el caso Alfon al estrellato de los represaliados por el
gobierno del capital, habría de fallarles, como ha fallado de modo
extraño a pacientes desatendidos y en peligro de muerte por la
sanidad. Lo dejo ahí.
A
la primera no lo lograron. Los meses que estuvo en prisión ni le doblegaron ni domaron ni hicieron de Alfon otro Alfon. Seguía siendo un chaval comunista. Malas noticias para los hijos de puta. Entonces incluso grupos parlamentarios se
pronunciaron por su libertad. Los medios “progres” (¡qué
asquerosos son!, tanto como El País o El Mundo) defendieron su
inocencia. Ahora no sé muy bien qué está pasando pero empieza a
ser sospechoso por parte de ciertas “izquierdas” que Alfon deba
comerse el marrón de su pérdida de libertad antes de que se
pronuncien contra la brutalidad injusta de un gobierno fascista que
ha decidido joderle la vida a un chico para que el resto aprendamos
a “mamarla”. ¿A qué juegan los parlamentarios, concejales y
diputados autonómicos? Están constituyéndose, vale
prostituyéndose, como es habitual en ellos.
Hubo un tiempo en el que Alfon dijo algo así como que no quería ser un modelo para los demás. Creo que había dejado claro que simplemente se había comportado como un joven comunista (el mundo y el ayuntamiento de Madrid están llenos de mierdas que insultan tal proyecto) con ganas de vivir. Eso es lo que debemos reivindicar como propio de él: su risa y su deseo de un mundo más igual, que no puede ser la mierda que nos ofrece el capital a través de sus cómicos.
Veo a Alfon y pienso en mi hijo, Otro de tantos chavales que miran al mañana y dicen "esto es una puta mierda". ¿De verdad puedo añadir valor a su rabia, a una ira nada tuitera sino llena de la furia de quienes se saben hijos del agobio y de unos padres que no saltaron de clase en ninguno de los prometedores años del desarrollo? NO.
Cuando contemplo esa mirada sólo me sale la ternura de papá moñas que dice "quieren joder a mi chico". Si ustedes fueran padres por un instante, reales o mentales, me entenderían.
Las madres son lo mejor que recibe en herencia cada ser humano. Andan por ahí unas Madres Contra la Represión que desde el primer día amaron al niño Alfon. Son maravillosas. Y no sólo defienden a nuestro chaval sino a muchos otr@s chic@s que han de ser defendidos porque en su poligonero modo de decir NO nos hacen mejores. Hombres, seguid a estas chicas porque saben expresar el amor, eso que ha de ser parte fundamental de la revolución comunista.
Alfon
va a pringarla de nuevo. Ya tiene 23 años. Le llevan jodiendo desde
hace dos. Seguramente sonarán en su juvenil cabeza y en su corazón como si fueran 20. La actitud criminal del gobierno del PP y
de sus jueces mamapollas es repugnante, como lo ha sido contra todos
los sindicalistas, trabajadores y luchadores que durante estos años
han combatido al capital y no se han limitado a hacer manitas al aire
en las plazas o a pedir transparencia.
La
mochila de Alfon ya huele. Hay un montón de hijos de la gran puta en
la policía, la guardia civil y en los juzgados que pretenden llenar
de amonal el derecho a la resistencia y, por medio, un gobierno del
capital que ha decidido que aprendamos en Alfon a respetar la mierda
de su sistema capitalista.
Estar
con Alfon ya no puede ser cosa de comunistas o de libertarios. Estar
con Alfon, un chaval del barrio, tiene que ser cosa de amigos y de
colegas. Apoyar a Alfon es estar con los nuestros.
Su libertad nos exige verle de nuevo riéndose libre en su barrio de Vallecas.