La desaceleración del comercio mundial continúa a sus anchas a medida que la caída de la demanda configura la tendencia global del declive del comercio. Se han minimizado los efectos de la caída de la demanda, así como se han minimizado los efectos del alto desempleo. Muchos han pretendido hacer creer que "todo continuará igual o mejor" con el alto desempleo. Pero el impacto que el desempleo tiene en la demanda resulta desastroso para el conjunto de la economía mundial. En este aspecto, la caída de la demanda mundial de bienes no solo afecta la demanda mundial de comercio marítimo sino también la demanda de las divisas con que este comercio mundial funciona.
Durante décadas, todo el comercio mundial ha operado con los dolares de Estados Unidos. De hecho, todas las compras de petróleo o gas natural se realizan con dólares. El hecho de que la rusa Gazprom esté sugiriendo a sus clientes comenzar a operar con monedas distintas del dólar rompe una tradición de medio siglo. Si añadimos que el presidente de la petrolera francesa Total SA señaló que "no hay ninguna razón para seguir negociando el petróleo en dólares", invitando a transar el petróleo en euros, veos que el declive del dólar está en plena marcha. La compra de petróleo en euros no sólo otorgaría una fuerte apetencia por la moneda europea sino que aceleraría el desplazamiento del dólar.
En las actuales circunstancias, el dólar cae por el significativo descenso del comercio mundial (como refleja el Baltic Dry Index), y también por el efecto sustitución que comienza a generar en otros países el respaldo a otras monedas como el Yuan chino, el rublo ruso o la rupia india para realizar transacciones. Debemos recordar que durante más de 40 años el petróleo se ha cotizado y transado exclusivamente en dólares, lo que le ha dado a Estados Unidos la hegemonía monetaria y financiera que hoy tiene. Sin embargo, pensar que se pudiera transar en otra moneda era casi una herejía hace una década. Toda la invención de la guerra de Irak con todos los pretextos de arnas químicas y o terrorismo no fue más que una guerra en represalia a la intención de Saddam Hussein de transar el petróleo en euros, como se lo formuló a Europa el año 2000. Por eso que decir ahora que "No hay ninguna razón para seguir pagando el petróleo en dólares", es una señal del cambio de los tiempos y del fastidio que genera la hegemonía monetaria de Estados Unidos.
Estados Unidos puede comenzar a ser aislado por donde más le duele: las relaciones monetarias basadas en el billete verde. Y esta operación anti-dolar puede verse fortalecida esta semana cuando los países BRICS declaren la creación de su propio banco de desarrollo. Un banco que pretende competir con el Banco Mundial y enfocarse en los problemas que al Banco Mundial no le interesan. el desarrollo de los países emergentes y la cooperación a espaldas de las instituciones como el Banco Mundial o el FMI dominadas por Estados Unidos. Las instituciones residentes en Washington siempre ha defendido los intereses de Estados Unidos en desmedro del resto del mundo. Por eso el banco de los BRICS puede significar un cambio radical en la hegemonía del dólar y de Estados Unidos.