John
Pilger. sott.net
Regresando
a EE.UU en su año de elecciones, estoy impresionado por el silencio.
He cubierto cuatro campañas presidenciales, comenzando con 1968;
estaba con Robert Kennedy cuando le dieron un balazo y vi a su
asesino, preparándose para matarlo. Fue un bautizo al estilo
estadounidense, junto con la violencia que salivaba por parte de la
policía de Chicago, en la convención amañada por el Partido
Democrático. La gran contrarrevolución había comenzado.
El
primero en ser asesinado ese año, Martin Luther King, se había
atrevido a relacionar el sufrimiento de los afroamericanos con las
personas en Vietnam. Cuando Janis Joplin cantó: "la
libertad es solo otra palabra que no tiene nada que perder”,
ella le habló, tal vez, de forma inconsciente a millones de víctimas
estadounidenses en lugares lejanos.
"Perdimos
58.000 soldados jóvenes en Vietnam, y ellos murieron defendiendo
nuestra libertad. Ahora, no se olvide de esto". Así lo dijo
un guía del Servicio de Parques Nacionales, mientras filmaba la
semana pasada en el monumento a Lincoln en Washington. Él estaba
hablando a una fiesta escolar de adolescentes con camisas de color
naranja brillante. Como si de memoria hubiera cambiado la verdad
sobre Vietnam a una mentira que no puede ser desafiada.
Los
millones de vietnamitas que murieron, que fueron mutilados,
envenenados y despojados por la invasión estadounidense, no tienen
un lugar histórico en la mente de los jóvenes, sin mencionar a los
60.000 estimados veteranos que se suicidaron. Un amigo mío, un
marino que quedó parapléjico en Vietnam, era cuestionado en varias
ocasiones con un: "¿en qué bando luchaste?"
Hace
algunos años asistí a una exhibición popular llamada, "El
Precio de la Libertad", en el venerable Instituto
Smithsonian en Washington. Las filas de personas ordinarias, en su
mayoría niños, que atravesaban por una gruta de revisionismo al
estilo de una fila para ver a Papa Noel, eran el objetivo de una
variedad de mentiras; el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki
salvó "un millón de vidas"; Irak fue "liberado
[mediante] bombardeos
aéreos con una precisión sin precedentes." El tema era
infalíblemente heroico: solos los estadounidenses pagan el precio de
la libertad.
La
campaña electoral de 2016 es notable no solo por el ascenso de
Donald Trump y Bernie Sanders, sino también por la resilencia de un
silencio perdurable sobre una divinidad asesina auto-otorgada. Un
tercio de los miembros de las Naciones Unidas, han sentido el
arranque de Washington, volcando gobiernos, transformando la
democracia, imponiendo bloqueos y boicots. La mayoría de los
presidentes responsables de esto, han sido liberales -Truman,
Kennedy, Johnson, Carter, Clinton y Obama.
El
registro impresionante de la perfidia es totalmente silenciado en la
mente del público, el fallecido Harold Pinter escribió, que "nunca
ocurrió [...] Nada
sucedió nunca. Incluso mientras estaba sucediendo no estaba
sucediendo. No importaba. Era sin interés. No importaba [...]".
Pinter expresó una fingida admiración por lo que llamó "una
manipulación bastante clínica de la energía en todo el mundo,
mientras que pasaba como una fuerza del bien universal. Es un acto
brillante, incluso ingenioso, un gran éxito de hipnosis."
Tome
a Obama como ejemplo. Mientras se prepara para dejar la oficina, la
adulación ha empezado otra vez. Él es "cool". Uno
de los presidentes más violentos, Obama, cedió el reino al
desacreditado profesor creador de guerra del Pentágono. Procesó más
delatores - los que dicen la verdad - que cualquier otro presidente.
Pronunció la culpabilidad de Chelsea Manning antes de su juicio. Hoy
en día, Obama dirige una campaña mundial sin precedentes de
terrorismo y asesinato por parte de aviones no tripulados.
En
2009, Obama se comprometió a ayudar a "librar al mundo de
las armas nucleares" y fue galardonado con el Premio Nobel
de la Paz. Ningún presidente estadounidense ha construido más
cabezas nucleares que Obama. Él está "modernizando"
el arsenal del fin del mundo de Estados Unidos, incluyendo nuevas
"mini" armas nucleares, cuya tecnología
"inteligente" de poco tamaño y, de acuerdo con un
general al frente, asegurar su uso "ya no es impensable".
James
Bradley, el autor más vendido de Flags of Our Fathers y el hijo de
uno de los marines que izaron la bandera en Iwo Jima, dijo, "[un]
gran mito que vemos que se está llevando es a Obama como una especie
de hombre pacífico que está tratando de deshacerse de las armas
nucleares. Es el mayor guerrero nuclear que existe. Nos ha
comprometido hacía la ruina, gastando un billón de dólares en más
armas nucleares. De alguna manera, la gente vive en la fantasía de
que porque él da vagas noticias, conferencias, discursos y
operaciones de fotografías donde se siente bien, eso de alguna
manera se une a la política real. No lo es."
En
el reloj de Obama, una segunda Guerra Fría está en camino. El
presidente ruso es un villano de pantomima; los chinos no han
regresado de su caricatura de cerdos - cuando los chinos fueron
rechazados de Estados Unidos - pero los guerreros mediáticos están
trabajando en ello.
Ni
Hillary Clinton ni Bernie Sanders han mencionado algo sobre esto. No
hay riesgo ni peligro para Estados Unidos y para todos nosotros; para
ellos, la mayor construcción militar alrededor de las fronteras de
Rusia, desde la Segunda Guerra Mundial, no ha ocurrido. El 11 de
mayo, Rumania salió a la luz con la base de "defensa
militar" de la OTAN que tiene como objetivo su primer golpe
de misiles estadounidenses en el corazón de Rusia, la segunda
potencia nuclear del mundo.
En
Asia, el Pentágono está enviando barcos, aviones y fuerzas
especiales a Filipinas para amenazar a China. Estados Unidos ya rodea
a China con cientos de bases militares que van desde la curva de
Australia hacía Asia y a través de Afganistán. Obama llama a esto
un "eje."
Como
consecuencia directa, se ha reportado que China ha cambiado su
política de armas nucleares de no usarlas a una alerta máxima, ha
puesto submarinos con armas nucleares. La escalada se está
apresurando.
Fue
Hillary Clinton, quien como Secretaria de Estado en 2010, elevó las
reivindicaciones territoriales de rocas y costas en el sur del Mar de
China como un problema internacional; la histeria de la CNN y la BBC
prosiguió; China estaba construyendo pistas de aterrizaje en las
tierras disputadas. Durante un juego de guerra monumental en 2015, la
operación Talismán Sabre, EE.UU y Australia practicaron "ahogar"
los Estratos de Malacca, donde pasa la mayoría del petróleo y
comercio de China. Esto no fue ninguna noticia.
Clinton
declaró que Estados Unidos tenía "intereses
internacionales" en estas aguas asiáticas. Se estimuló y
sobornó a las Filipinas y Vietnam para que prosiguieran con los
reclamos y las viejas enemistades en contra de China. En Estados
Unidos, se prepara a las personas para que vieran la posición
defensiva de China como una ofensa, para que así el terreno se
pudiera escalar rápidamente. Una estrategia similar de provocación
y propaganda se está aplicando con Rusia.
Clinton,
la "candidata de las mujeres," deja un camino de
golpes de Estados sangrientos: en Honduras, en Libia (más el
asesinato del presidente libio) y Ucrania. El último caso se ha
convertido en un parque de diversiones de la CIA, inundado de nazis y
una línea que hace señas a una guerra con Rusia. Fue por medio de
Ucrania - literalmente, la frontera - donde los nazis invadieron la
Unión Soviética, que perdió a 27 millones de personas. Esta
catástrofe épica tiene presencia aún en Rusia. La campaña
presidencial de Clinton, ha recibido dinero de una de las empresas
más grandes de armas. Ningún otro candidato se le acerca.
Sanders,
la esperanza para muchos estadounidenses jóvenes, no es muy
diferente de la visión propietaria de Clinton, de un mundo más allá
de Estados Unidos. Él apoyó el bombardeo ilegal de Bill Clinton en
Serbia. Apoya el terrorismo de Obama mediante drones, la provocación
de Rusia y el regreso de las fuerzas especiales (escuadrones de la
muerte) a Irak. No tiene nada que decir de las amenazas a China y el
riesgo acelerado de una guerra nuclear. Él está de acuerdo con que
Edward Snowden deba ser enjuiciado y llama a Hugo Chávez - quien es
como él, un demócrata social - "un dictador comunista
muerto." Promete apoyar a Clinton si es nominada.
La
elección entre Trump y Clinton es la vieja ilusión de que la
elección no es elección: dos lados de la misma moneda. Con las
minorías que pagan los cristales rotos y la promesa de "convertir
a Estados Unidos en lo mejor otra vez," Trump es un
populista doméstico de extrema derecha; sin embargo, el peligro de
Clinton puede ser más letal para el mundo.
"Solo
Donald Trump ha dicho algo significativo y crítico sobre la política
exteriores de EE.UU," escribió Stepeh Cohen, profesor
emérito de historia rusa en la universidad de Princeton y NYU, uno
de los pocos expertos en Rusia que están en Estados Unidos y ha
hablado del riesgo de una guerra.
Durante
una transmisión de radio, Cohen se refirió a preguntas críticas
que Trump por sí solo sacó a coalición. Entre ellas están; ¿por
qué Estados Unidos está "en todas partes alrededor del
mundo?" ¿Cuál es la misión real de la OTAN?¿Por qué
Estados Unidos siempre busca un cambio de régimen en Irak, Siria,
Libia y Ucrania?¿Por qué Washington trata a Rusia y a Vladimir
Putin como enemigos?
La
histeria en los medios liberales sobre Trump, sirve como una ilusión
de un "debate libre y abierto" y "de la
democracia trabajando." Sus puntos de vista sobre los
inmigrantes y musulmanes son grotescos, sin embargo, el deportador en
jefe de las personas vulnerables de Estados Unidos, no es ni Trump ni
Obama, cuya traición a la gente de color es su legado: tales como el
almacenamiento de una población carcelaria, sobre todo negra, ahora
más numerosa que los goulag de Stalin.
Puede
que esta campaña presidencial no sea sobre el populismo, sino sobre
el liberalismo estadounidense, una ideología que se ve a sí misma
como moderna y, por lo tanto, superior y la única verdad real. Los
del ala derecha son semejantes a los imperialistas cristianos del
siglo 19, con un deber otorgado por Dios de convertir, cooptar o
conquistar.
En
Gran Bretaña esto es Blairismo. El criminal de guerra cristiano,
Tony Blair, se salió con la suya durante su secreta preparación de
la invasión de Irak, en gran parte porque la clase política liberal
y los medios cayeron en la trampa de esta idea de "la
Britannia cool." En el periódico The Guardian, el aplauso
era ensordecedor: fue llamado "místico." Una
distracción conocida como la identidad política, importada de
Estados Unidos, descansó con facilidad bajo su cuidado.
Se
declaró que la historia había terminado, las clases fueron abolidas
y el género promovido como feminismo; muchas mujeres se convirtieron
en Ministros Públicos de la Nueva Labor. Ellas votaron el primer día
del Parlamento para cortar los beneficios de padres solteros, en su
mayoría mujeres, así fue la instrucción. La mayoría votó por una
invasión que produjo 700.000 viudas iraquíes.
El
equivalente en EE.UU, son los belicistas políticamente correctos del
New York Times, el Washington Post y la cadena de televisión que
dominó el debate político. Vi un debate furioso en la CNN sobre las
infidelidades de Trump. Era claro, ellos decían, no se puede confiar
en un hombre como él para la Casa Blanca. La sabiduría recibida
parecía ser "agárrese la nariz" y vote por
Clinton: cualquiera que sea, menos Trump. De esa manera, se detiene
el monstruo y se preserva un sistema de arcadas para otra guerra.