Por
Marat
Parece
que el IBEX 35 ha hecho un pan como unas hostias. Su apuesta por la
diversificación de apoyos económicos y/o mediáticos ha dado lugar
a la aparición de un mosaico político que recuerda al modelo a la
italiana de la época Andreotti, el cuál ha producido un descalabro
de la gran mayoría de las organizaciones políticas contendientes,
incluidas algunas que no estaban en el esquema del IBEX 35 y que sólo
se presentaban en determinadas circunscripciones. Resultado económico
del lunes 21 de Diciembre: el Ibex 35 pierde un 3,62%, ante las
expectativas de un escenario de incertidumbre postelectoral. A veces,
las digestiones son pesadas.
El
resultado era previsible pero ni los García Ferreras de turno ni los
“grandes estrategas” públicamente conocidos (Errejón) ni los
que trabajan en las oscuras covachuelas, aunque bien remunerados, del
poder económico, del que todos los demás derivan, parecieron prever
el pequeño detalle de que la ampliación del Congreso realizada hace
unos años no contempló el incremento del número de escaños, 350
pasara lo que pasara. Una simple reflexión lógica dice que si la
tarta no crece pero sí los comensales, los trozos serán más
pequeños para todos.
Argüirán
algunos que los “emergentes ni de izquierdas ni de derechas, ni de
derechas ni de izquierdas”, pero muy escorados hacia el reformismo
capitalista, se presentaban por primera vez a las elecciones por lo
que no han perdido nada sino que han ganado mucho. Puede que ya no
recuerden aquellos sondeos preelectorales, tanto públicos como
privados, en los que uno de los “emergentes” aparecía en primer
lugar, o disputando esa posición, y el otro “emergente” se
situaba incluso en segundo o tercer lugar en la lucha por la piñata
electoral. Pues bien, los hechos los descuelgan -uso ese verbo por su
evidente distancia en el número de diputados esperados- al tercero y cuarto
puestos.
Y
es que en el baile de la confusión, los sondeos mediáticos han
hecho también su labor de debilitar a todos.
El
PP ha perdido uno de cada 3 votantes, el PSOE uno de cada cuatro
pero, si ustedes se toman la molestia de hacer un análisis más
“cualitativo” detectarán que el batacazo del PSOE es, como
poco, tan brutal como el del PP, si no más. La condena a posiciones
irrelevantes en plazas históricas para este partido señala la
gravedad de su sangría.
En
el PP, con tal de ver el modo de formar gobierno ya hay quien habla
bajito en relación con obedecer las órdenes del poder económico de
sacrificar a su espolón de proa. Rajoy, ha estado bastante escondido en
campaña, no sólo en los shows-debates sino en los carteles en los
que Sáenz de Santamaría le eclipsaba, quizá como opción temporal,
pues su figura es indisociable de los viernes de dolor de estos
cuatro años, cuando anunciaba nuevas medidas “anticrisis” que,
como siempre, pagaba la clase trabajadora. Aún así, conviene no
olvidar para no ponerse estupendo, que diría don Latino de Híspalis,
y exultante como algún partido en la noche electoral, que el PP
sigue siendo el partido más votado en 13 de las 17 comunidades
autónomas.
Los
asaltacielos que hace unos meses creían tocarlo con la punta de los
dedos y que afirmaban que “Podemos ha nacido para estas elecciones”
muy probablemente deban esperar a las próximas, de no tocarle en esta ocasión a su Mesías el papel de mozo
de espadas en la investidura del “novillero” Sánchez. Para
entonces, si no se producen muy pronto las siguientes elecciones,
habrá pasado por la derecha a Rivera, en aras de su condición de
autoproclamado “hombre de Estado”.
Su
ascenso en votos y diputados es muy importante pero no le da para
alquilar el atril de un discurso de investidura ni de lejos. Por otro
lado, sus 69 diputados, que no son todos podemitas, se dividirán por
ley y acuerdo previo en cuatro grupos parlamentarios con presencia
diferenciada en el Congreso. Disciplinar cuatro grupos
parlamentarios, tres de ellos plurales en su composición, es
bastante más difícil que hacerlo a uno sólo. Si lo sabrá el PSOE
que nunca permitió que el PSC lo tuviera en la Carrera de San
Jerónimo.
De
momento, ha hecho un inestimable favor a la “España eterna”, al
dejar en KO técnico al independentismo catalán y fulminar al vasco
en una combinación de “tú fíate, que he puesto entre mis líneas
rojas lo tuyo del referéndum” que ya el tiempo se ocupará en
demostrar que de lo dicho no hay nada.
En
cuanto a Ciudadanos, si bien ha obtenido 40 diputados, no tiene el
peso suficiente para condicionar a Rajoy con su abstención, al menos
en primera votación. Ya veremos qué hace en segunda.
Las
salidas de tono de algunos candidatos de Ciudadanos, el
descubrimiento de algunos rasgos de su pasado poco edificantes y de
escaso pedigrí democrático, sus meteduras contínuas de pata, el escaso empaque de Rivera como joven
promesa del club de debates televisivos, el transfondo percibido de
partido de derecha, desinflaron parcialmente un globo que parecía
iba a volar muy alto.
Su
esfuerzo por obtener notoriedad, ante unos debates a 3 ó 4 que le
fueron antidemocráticamente negados, llevaron a sus nuevos alevines, completamente
reideologizados en un postmodernismo desclasado, a hacer una campaña
sin complejo del ridículo alguno buscando el logrado, en varias
ocasiones, Trending Tonting en las redes sociales. Quizá no se
preguntasen en qué medida eran retuiteados no sólo por sus
seguidores sino por quienes se pitorreaban de
ellos.
Los
gatitos de Garzón (Gatetes), los Besos a Garzón, las expresiones
tipo “chavalada, @agarzon manda y no tu panda”, las #abuelasconGarzon y los “Garzoners”, hashtags utilizados por la coalición
en twitter mandaban a los votantes el mensaje de que podían ser tan
cursis, ñoños, ridículos y desclasados como la “chavalada”
podemita o más. En realidad mucho más. Pero eso lo completaron con
sus menciones a los especistas (derechos humanos de los animales),
los animalistas, los amigos de los huertos urbanos y demás
moderneces de las que ya había partido a gran velocidad cualquier
atisbo de izquierda o de clase, como no fuera la de los neopijos
chupiguays o los nerds más frikis de internet.
Irónicamente, los disidentes de IU, en lugar de llevar su disidencia hasta las últimas consecuencias, han actuado como gregarios autómatas que, después de criticar la deriva de su organización hacia la nada ideológica, cogián la papeleta e iban a votar una opción que había perdido sus últimos retazos de dignidad política y de coherencia ideológica. Horas después arremetían con saña contra el objeto de lo que habían votado. No sé cómo calificar el ir de crítico y votar a un candidato que acabará sumando un diputado más a Podemos y después rumiar su arrepentimiento por haberlo hecho y montar la bronca públicamente pero, en cualquier caso, no les iba a gustar el epíteto. Sinceramente, ante tal inconsistencia, uno se pregunta qué queda en seres humanos de esas características de lo que debe de ser un librepensador y una persona con sentido crítico. Es evidente que ahí habitan ya muy pocas fuerzas sanas y, en cambio, mucho cómplice necesario que aún cree poder salvar una máquina agónica sin empezar por salvarse él mismo de su propio adocenamiento y falta de valentía política. El principio de que fuera hace mucho frío sólo crea seres inactivos para la lucha cuando la propia vida y su desenvolvimiento exige lo contrario; no digamos ya querer cambiar el mundo de base.
En
medio de ambas campañas la fuga de los cabeza de lista municipal y
autonómico de Madrid hacia otras formaciones, la desbandada de
jóvenes y no tan jóvenes dirigentes hacia Podemos, el pacto del
secretario general del PCE, Centella, con la Juventud Comunista de
Madrid, para tomar el poder dentro de IU y hacerse con la
organización, eligiendo a Garzón en unas primarias en las que no se
dio oportunidad alguna de competencia en igualdad a otro candidato a
dichas primarias, etc, etc.
Resultado
de todo el proceso: IU-UP logra sólo 2 diputados 2, ambos por
Madrid, en las elecciones generales, las peores de la historia de esa
formación política junto con las de la época de Llamazares como
Coordinador Federal.
Ayer
uno de IU me relataba el cuento de la lechera, diciéndome: “En
candidatura directa hemos sacado sólo los 2 de Madrid pero en listas
“unitarias” hemos sacado otros 2 en Cataluña y 1 en Galicia”.
A lo que no pude contenerme de responderle: “Sí, y te serán tan
útiles como los que tienes en el Ayuntamiento dentro del grupo
gobernante de Ahora Madrid”. Aún me devolvió otro
contraargumento, ya sin mucha convicción: “Pero se han abstenido o
votado en contra de la mayoría -de Ahora Madrid- en varias
ocasiones”. Se la reenvié: “Pregúntale a quienes no estén especialmente informados si saben que son de IU y en qué se nota que
lo son”. No me respondió. Sé que acariciaba la idea, que no me
dijo, de que esos tres diputados “de IU”, pero que fueron en
listas ajenas a las oficiales y compitiendo a nivel nacional frente a
IU -al no poder votarse a esta organización en dichos territorios-
prestarían los votos a los dos diputados de IU por Madrid para
conformar grupo parlamentario. Sé también que, en el fondo, no
creía en tal deseo porque iría en contra de los intereses de
Podemos de que su “oposición” por la izquierda desaparezca para
fagocitar algunos dirigentes, locales y votantes. Y los que han ido
en las listas de las Mareas y de En Común Podem han demostrado
sobradamente con qué proyecto están.
IU
está agonizando en sus últimos meses de vida. Su
niño-candidato-estrella pronto ejecutará la danza de los 7 velos
ante el visir de la coleta. Ya destapó el tarro de sus esencias la
noche electoral al insistir en que las urnas habían mostrado su
voluntad de una nueva mayoría y al declarar en su página de twitter
lo siguiente: “Felicitar también a los compañeros de Galicia y Cataluña, han demostrado que la unidad es el camino para derrotar al bipartidismo”. Es obvio que ahora, siendo diputado electo podrá vender mejor su paso a la bancada podemita, cosa que hará en muy breve, como tantos que dijeron cosas del tipo “no, no me voy a Podemos. Punto”.
Un día después de las elecciones Javier Couso, eurodiputado electo por IU mostraba hasta qué punto no se sentía a gusto en esta organización al declarar, en un lenguaje sólo críptico para quienes desconocieran los entresijos de la misma, lo siguiente:
Un día después de las elecciones Javier Couso, eurodiputado electo por IU mostraba hasta qué punto no se sentía a gusto en esta organización al declarar, en un lenguaje sólo críptico para quienes desconocieran los entresijos de la misma, lo siguiente:
Un día después ha borrado sus tuits de su sitio en twitter dejando, estupidamente, un rastro de sus intenciones previas en el del día siguiente (22/12)
A pesar de su zorrería política, Javier Couso es un parvenu a la politiquería marrullera, sucia y llena de trampas, que representa el día a día de cualquier partido dentro de las reglas de juego "democráticas" al uso. Él era alguien que pasaba por allí, dispuesto a hacerse notar con el qué hay de lo mío -muy digno y justo en su origen, denunciar el asesinato de su hermano en Irak a manos de las tropas USA pero con un savoir un tanto arribista y de autopromoción de sí mismo- y logró que un grupo político oportunista, IU, le elevase a la condición de eurodiputado.
En cualquier caso, Javier Couso bien puede ser el siguiente paso en la operación tránsito de IU a Podemos, que allane el camino de Garzón y organice la voladura controlada y por pasos de una organización ya muerta pero zombie. IU es un cadáver político que lleva el mismo camino que UPyD.
En Mayo del año pasado escribí un texto titulado “si en la dirección de Izquierda Unida hubiera inteligencia colectiva”, donde planteaba la necesidad de resistir y de dar giro político-ideológico hacia la izquierda, la clase trabajadora y la lucha por el socialismo. Pero quienes están en operaciones sólo cosméticas de ruptura limitada del orden institucional nunca hubieran emprendido tal camino que les habría producido vértigo. Para eso hubieran sido necesarios auténticos cuadros políticos con capacidad dirigente, audaces, seguros de una voluntad de cambio interno radical e intelectualmente valiosos. Los capitanes de hoy en IU no hubieran sido admitidos siquiera como cabos furrieles en el PCE hiperreformista pero cualitativamente poderoso de 1977.
La muerte de IU y del PCE, organizaciones socialdemócratas, que sin embargo mantuvieron durante tiempo restos de una cultura de lucha obrera, a manos internas y externas, ha de tener, no obstante, algo provechoso: el dejar de ser obstáculo para la reconstrucción de un polo comunista en este país que no se avergüence de proclamar la dictadura del proletariado como paso al socialismo, la lucha de clases como práctica política, la lucha ideológica y la formación de cuadros como medio para ir asentando una nueva cultura política que abra caminos a otros contenidos muy distintos a los de la protesta social actual y la centralidad de la clase trabajadora en dichas luchas.
Y después del 20-D, ¿qué?
Los
interrogantes que surgen ante la formación del nuevo gobierno
son múltiples.
Salvo que el capital tenga
previsto una segunda ronda que restituya la situación a un marco muy
similar al de 2011 por agotamiento de las posibilidades de
combinación postelectoral y por temor al vacío por parte de los
electores, el curso de los acontecimientos se presenta muy abierto.
Las
combinaciones de pactos y/o permisos de gobierno tanto para el PP, el
principal candidato a la reelección, como para el PSOE, una
posibilidad un tanto delirante, son harto complicadas.
La
posibilidad de que el “el astuto” Rajoy sea investido por segunda
vez como Presidente de Gobierno no depende sólo del previsto
cambiazo de Rivera y su partido personal sino de que el PSOE se
inmole en el altar del “interés general de España”, algo muy
posible dado que es un puntal decisivo para la estabilidad del
sistema económico y político surgido y pactado con el franquismo a
la muerte de su Caudillo.
Aunque fuera en segunda votación, el nuevo gobierno
presidido por el señor que duerme cuando todos los montes del norte
“se queman” a la vez, y púgil derrotado en familia, sería muy
inestable, con enormes dificultades para pactar leyes coherentes y
con una tendencia al “¿qué hay de lo mío?” de sus socios
tremenda. Tendría que recurrir a Ciudadanos, al PNV, a Coalición
Canaria y hasta a la marca blanca de Convergencia, siendo esto último muy difícil, aunque no imposible, dado que la burguesía no
tiene ni ideología ni principios, sólo intereses.
En
el caso de que el PSOE apostara por la investidura del bisoño Pedro
Sánchez, la cuestión estaría más complicada. Requeriría, en una
combinación menos imposible de lo que parece, del concurso de Podemos
y de Ciudadanos, ambos aparentemente opuestos en la cuestión del
referéndum para Cataluña y Euskadi pero no en el resto de líneas
rojas de los podemitas (reforma constitucional, moción de confianza para el cumplimiento del programa electoral, reforma de la justicia y cambio de la ley electoral), asumibles dentro del esquema
regeneracionista que Ciudadanos comparte con los anteriores.
Dado que Podemos tendría mucha dificultad para
vender su propuesta de referéndum fuera de las dos comunidades
históricas -la España “eterna” y unitaria no perdona-, don Pablo
“el estadista” siempre podría sacarse de la manga alguna
comisión interparlamentaria Congreso-Senado que estudiase el encaje
de Cataluña y Euskadi dentro del Estado español en pos de un
reconocimiento de su condición de naciones soberanas y blablabla, a través de
una transaccional ideada por el gran “estratego” Errejón junior.
Al final, les llevarán al mar de los Sargazos de un federalismo tipo
PSOE sin contenidos y con aires de brindis al sol periódicamente
mencionado en un horizonte tan lejano como el de la República. La
“generación más preparada de la historia” y los menores de 50
años no conocerán seguramente las triquiñuelas de un PSOE que en
los primeros años de la transición defendió la República, el
derecho de autodeterminación de Euskadi y Cataluña, la salida de la
OTAN y la autodeterminación del pueblo saharahui entre otras
cuestiones. Los mayores de 50 años, que antes votaban PSOE y ahora
Podemos lo saben, pero no tienen escrúpulos para actuar como si
careciesen de memoria histórica al respecto y como si ignorasen que
Podemos ha sido infinitamente más rápido en aceptar la OTAN que su
partido de origen.
Que Podemos haya sido primera fuerza política en
Cataluña tiene que ver con una cierto cansancio respecto al
“procés”, que parece continuar encallado en medio de las ditatribas de
Mas/Junqueras con la CUP respecto a la investidura de Mas como President por parte de ésta
última.
El
desplazamiento del voto Bildu hacia Podemos tiene mucho que ver con
la incipiente pérdida de fuelle de la primera, tras el fiasco de su
gobierno en Donosti y tras el abandono de la lucha por la amnistía
de los presos como primer elemento de negociación con el Estado, lo
que ha abierto las puertas a un posibilismo que ha dado alas a
Podemos. La relación entre ambos ha sido de amor/odio y de
acercamiento/distanciamiento siempre prudente, siempre abierto “a
ver si en Madrid nos ayudan a salir de este embrollo y nos dignifican
a la categoría de una ERC o de un BNG de hace unos años”. Cuando
el independentismo pretendidamente de izquierdas quiere hacer
política, se ablanda.
Aclarada
esta cuestión, queda la opción de un PSOE+Podemos+ IU + la marca
blanca de Convergencia (por eso de que otros les saquen las castañas
del fuego) + ERC + La Ponferradina + 3 ujieres del Congreso + un señor bajito, representante de una fábrica de fajas de Vitigudinos. Todos
ellos se encontrarán con el camino muerto de la mayoría absoluta
del PP en el Senado, un lugar en el que bien podría ir a morir
muchas de las iniciativas parlamentarias de esta suerte de multipartito.
Sea
como fuere, esta opción sería seguramente la más inestable de
todas, dadas las necesidades de atender a un sinfín de intereses,
muchas veces no compatibles, salvo en su respuesta a los intereses
del capital, y adolecido de clientelitis aguda por la cantidad de
prebendas a las que habría de hacer frente. Acabarían por entrar en
el mundo de “la vieja política” corrupta del PP tan a saco como
este partido. Y cada mano lavando múltiples manos.
Eso
sin contar con las tentaciones de Podemos de enterrar al PSOE y de
actuar como escorpión que se ahoga en el pantano del pacto no
cumplido por la ambición de responder a sus instintos sucesorios.
Aunque
siempre podría ocurrir que la operación “salvar al soldado
Sánchez” sea la que ronde por la cabeza encoletada del mesías
podemita y haga bueno aquello de “guárdame
los votos, Pablo, que en unos meses pasaré a recogerlos. Pedro
Sánchez” y
que se acabe materializando en formato de gobierno de concentración
“progre”.
Por
si tuvieran alguna tentación de pasar de las palabras a los hechos,
de sus difusas promesas sociales a algún cumplimiento menor,
Bruselas ya vela armas y recuerda a los próximos gobernantes que hay
unas obligaciones que cumplir. Les aseguro que si hubiera una
alternativa a Rajoy, el destino de los nuevos gobernantes sería el
del “bravo Alexis”, desaparecido y olvidado en esta campaña
tanto por IU-UP como por Podemos, tan eficaz para disciplinar y
arruinar a la clase trabajadora griega.
Y
es que Bruselas ya ha indicado al próximo gobierno español que
tiene que continuar con su política de recortes sociales. Ello
mientras espera en cola la segunda fase de concentración del sistema
bancario, con 30.000 próximos despedidos o el plan de Telefónica
(Movistar) de echar a la calle a 10.000 trabajadores.
Siempre
queda la opción de que no haya posibilidad de formar gobierno ni del
PP ni del PSOE, porque son los únicos que lo encabezarían, y de que
en Marzo o, como tarde, en Mayo, se convoquen nuevas elecciones. Tengan
por seguro que las volvería a ganar Rajoy, posiblemente con una ventaja superior
a la actual, ante el temor de la conservadora y derechizada sociedad
española a “aventuras desconocidas”.
Pase
lo que pase, a la clase trabajadora la seguirán jodiendo mientras no
exista una vanguardia lo bastante poderosa para despertar al Gulliver
que, sólo en ese caso, quizá pudiera recuperar su condición de
sujeto político.
Mientras tanto, "estratego" Errejón junior propone a un independiente como cabeza de gobierno, lo que recuerda un tanto al pasado gobierno técnico italiano de Mario Monti. Como me recuerda una camarada, quizá le haya faltado añadir "con el permiso de la Troika". Y es que tal vez se esté curando en salud, tras los éxitos cosechados por el "bravo Alexis".
Por su parte, Pablo Iglesias en un artículo titulado "A Pedro no le dejan", publicado en el Huffington Post, valida la propuesta de su primer espada de nombrar Presidente a un "independiente", el cuál seguramente no estará entre los "independientes" en listas de partidos refrendados por las urnas, lo que ratifica la posibilidad de que se repitan las elecciones dentro de unos meses y sugiere el temor de la Cúpula del Trueno podemita a que, en ese caso, las cosas les vayan peor.
Mientras tanto, "estratego" Errejón junior propone a un independiente como cabeza de gobierno, lo que recuerda un tanto al pasado gobierno técnico italiano de Mario Monti. Como me recuerda una camarada, quizá le haya faltado añadir "con el permiso de la Troika". Y es que tal vez se esté curando en salud, tras los éxitos cosechados por el "bravo Alexis".
Por su parte, Pablo Iglesias en un artículo titulado "A Pedro no le dejan", publicado en el Huffington Post, valida la propuesta de su primer espada de nombrar Presidente a un "independiente", el cuál seguramente no estará entre los "independientes" en listas de partidos refrendados por las urnas, lo que ratifica la posibilidad de que se repitan las elecciones dentro de unos meses y sugiere el temor de la Cúpula del Trueno podemita a que, en ese caso, las cosas les vayan peor.
El
momento presente y las circunstancias de los comunistas
Es
fundamental ser lo bastante realistas para admitir las
características reales del momento político nacional como paso
previo a cualquier análisis posterior.
No
existe una crisis del régimen político español. A lo sumo lo que
existe es una cierta crisis de institucionalidad (los partidos de la
primera transición, la desconfianza genérica hacia los políticos,
cierto hartazgo de que la “riña” política no refleje la
auténtica realidad de los más golpeados por la crisis). Mucho menos
del régimen capitalista en España. La conciencia de la clase
trabajadora es muy baja respecto a las causas reales de su
sufrimiento como clase
Aprovecho la ocasión para señalar que quienes desde IU, otros partidos o un "izquierdismo" pequeñoburgués expresan la frustración ante sus limitaciones para conectar con las aspiraciones y necesidades de la clase trabajadora y la culpan de haber votado a
la derecha son unos miserables. Quien hace tal cosa no sólo no es marxista sino un pobre ignorante que desconoce que la conciencia no es un derivado
inmediato de la condición social y que para que aquella se adquiera
hace falta una vanguardia consciente, inteligente y capacitada para
aprovechar las contradicciones políticas y sociales y abrir nuevos
espacios de disidencia y contestación social que, sin negar la
importancia de las necesidades inmediatas de nuestra clase, eleve su
nivel de conciencia y lucha hasta donde se haga evidente que el
capitalismo no es capaz de dar respuesta a las necesidades de nuestra
clase.
Mientras
tanto, la Monarquía se ha fortalecido, ayudada por una mayor
discreción del nuevo rey, capaz de mostrar una imagen pública más
honorable en sus comportamientos públicos, instituciones violentas
y/o represivas como el ejército o la policía gozan de gran
aceptación, la clase trabajadora ha desaparecido en el relato de los
partidos y en la importancia concedida a sus necesidades básicas -lo
que importa es el discurso de los problemas de la clase media, que
tiene mayor acceso a la formación de la opinión pública-, los
sindicatos mayoritarios no existen y del nombre de sus dirigentes ya nadie se
acuerda (todo lo que hayan acordado con el capital en este último
año y medio se ha hecho en secreto y bajo cuerda). La movilización
social, agotada a final de un ciclo más o menos intenso de luchas,
pero profundamente reformista -objetivo: salvar los muebles-, ha
fiado todo a la ilusión democrática de un cambio que cada día se
aleja más en el horizonte porque sus dirigentes no buscan un “cambio” sino, como veremos demasiado tarde, una involución hacia una nueva
transfiguración del capital en forma de protagonistas viejos
(segunda transición) con caretas nuevas. En ese proceso, las viejas
familias políticas acabarán fundiéndose con los nuevos actores en
una comunión de intereses que restablezca el orden social, sólo
parcialmente contestado.
Aún
así, los comunistas debemos atender al nuevo escenario que se abre
tras los resultados del 20-D en los que ninguno de nosotros debiera
haber participado tras el fiasco de lo que significó Syriza para no legitimar esta descarada dictadura de clase de la burguesía. Syriza y su práctica tras el "oxi" fue la evidencia de que, cuando se admite el juego “democrático” de la
institucionalidad burguesa, sólo queda obedecer a los amos del
capital. Excepto que pasar del 0,11% al 0,12% en el caso
de alguna organización comunista se considere un éxito.
Para
ciertos comunistas el paso del “cretinismo parlamentario” a la
reorganización y la reconstrucción significa un salto en el vacío
porque, por un lado, produce el aturdimiento y el temor a perder los
focos sobre el grupo y, por el otro, abre bajo sus píes el vacío de
tener que atender a las circunstancias de hoy con ojos de hoy, aunque
no se ignoren las enseñanzas del ayer. Demasiada sensación de
riesgo la que oprime sus corazones.
Curiosamente,
ambos conceptos (rechazo al parlamentarismo como protagonista de la
actividad de la organización y necesidad de reconstrucción y de
organización) son esgrimidos como fantasía argumental frente a las
causas de la socialdemocratización de sus organizaciones. Pero, fuera de tal
retórica, son incapaces de abrir paso a este camino porque sus reformistas mentes se lo impiden. Mientras tanto
pueden proclamar a San Stalin como su héroe o expresar su nostalgia
por la Unión Soviética, sin ser capaces de explicar porqué cayó
-fuera de alguna tontuna conspiranoica- y porqué la clase
trabajadora no la defendió en el momento de su destrucción.
Responder a estas cuestiones quizá les ayudara a liberarse de sus
corsés reformistas y a abordar el futuro con la suficiente valentía
intelectual para no encerrarse entre sus paredes de barro cada vez
más endebles.
El
reto de defender a la clase trabajadora, desde dentro y como parte de
ella, sigue estando delante. Organizarse, definir un programa
político de lucha, que no electoral, dar la batalla ideológica para
situar los problemas de los trabajadores como una realidad
completamente diferente y real frente a la “ilusión democrática”,
encender de nuevo el fuego de la lucha de masas, abandonada en espera
de falsos Prometeos parlamentarios, elevar las luchas por lo
inmediato a niveles que resulten irrresolubles dentro del
capitalismo, es la tarea de los comunistas. El resto, consunción en
las cenizas y vanos brindis al sol de nostálgicos de un mundo
desaparecido.
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