5 de enero de 2015

LA ESTAFA DE BERNARD MADOFF IMPLICA OTRA VEZ AL BANCO SANTANDER

Ana Patricia Botín, presidenta del Santander y su
marido, Guillermo Morenés, familiar del Mº de Defensa
español, Pedro Morenés
Alfredo Jalife-Rahme. La Haine

La maldición persigue al máximo delincuente financiero de todos los tiempos, Bernard Madoff: encarcelado a sus 76 años, sufre una condena de 150 años por sus múltiples fechorías lo que garantiza que morirá en la cárcel.

Su intenso aprendizaje cleptomaniaco como director del índice bursátil tecnológico Nasdaq de Wall Street no le sirvió a Madoff para detener su destino trágico, que cobró tempranamente la vida a dos de sus hijos –uno suicidado–, ni para impedir su indeleble oprobio universal como repugnante Shylock de la posmodernidad que no cesa de infectar a sus cómplices asociados, como es el caso notable del pestilente español Banco Santander, el segundo mas importante de Europa por capitalización de mercado.

Un tribunal de Ginebra, bajo la batuta del fiscal federal Marc Tappolet, está a punto de imputar, si es que no lo hizo ya, al cada vez más hediondo Banco Santander por su implicación directa en la mayor estafa de la historia financiera mundial de Bernard Madoff, según el Financial Times.

La sucursal suiza de Banco Santander conocía o sospechaba que el montaje fraudulento de Madoff era un esquema Ponzi (nota: una vulgar pirámide financiera), negocio crapuloso del cual se aprovechó.

El fiscal Tappolet concluyó una investigación de cinco años que demuestra el conocimiento de Banco Santander sobre el esquema piramidal de 65 mil millones de dólares, donde emerge con un poderoso papel dual Manuel Echeverría, quien conectó a la familia Botín con el defraudador Madoff mediante Optimal Investment Services, fondo especulativo de coberturas de riesgos (hedge funds) en Suiza, dependiente del Banco Santander que direccionó (sic) el dinero de sus clientes al fondo de Madoff y se aprovechó al recuperar más dinero del esquema de lo que habían pagado en compensación a los inversionistas. ¡Alquimia celta neoliberal!

Los clientes de Manuel Echeverría fueron timados en 2 mil 300 millones de dólares y existe evidencia necesaria para imputarlo con su inicuo enriquecimiento y por manejo criminal, asevera FT. La unidad del Banco Santander manejada por Echeverría ignoró dos reportes internos en 2006. ¿Y eso? Echeverría goza(ba) de patente de corso y renunció a Optimal para sumarse a la empresa manejadora de dinero Notz Stucki & Cie, con sede en Ginebra. ¡Los funestos dédalos del manejo de dinero trasatlántico en los Alpes suizos!

Otra coligada firma fraudulenta es la de Morenés & Botín Capital Advisers, vinculada a Manuel Echeverría, donde figuran dos relevantes miembros de la familia Botín, Guillermo Morenés, marido de la nueva mandamás del Banco Santander, Ana Patricia Botín y hermana de Javier, demandado judicialmente por el feroz abogado israelí-alemán-estadounidense Irving Picard. 

La amazona financierista Ana Patricia Botín en ese momento de desvíos y extravíos era directora de Banesto (Banco Español de Crédito) cuyo 88.44 por ciento pertenecía a Banco Santander. ¡Todo queda en familia!

¿Cuánto perdieron 6 mil mexicanos anónimos, quienes hicieron juramento trapense de rito cisterciense de silencio absoluto con los fraudes mayúsculos de narcolavado conjunto de Madoff/Santander y Stanford, donde operaba un fugaz ex canciller del ex presidente Fox con elcártel del Golfo? ¿Hace escala en Las Vegas tal lavado trapense en México?

JP Morgan Chase –principal banco de EEUU y el máximo apostador global de derivados financieros– fue uno de los principales lubricadores del esquema Madoff, por lo que pagó una multa de 2 mil 600 millones de dólares por sus abusos en EEUU.

No se puede soslayar la conexión del felón Madoff con su correligionario Jacob Aharon Frenkel, anterior gobernador del Banco de Israel, vicepresidente de la aseguradora AIG (implicada en el doble cobro de los seguros de las Torres Gemelas del 11/9) y hoy a cargo del sector internacional de JP Morgan Chase.
José María Aznar, ex presidente 
del gobierno español, el 18 de enero 
de 2011 en la ciudad de México.

La trasatlántica banca negra es insostenible desde Citigroup –hoy al borde de la quiebra con todo y Banamex cuya punta de iceberg, la quiebra de Oceanografía encumbrada por el locuaz Fox, sirve de coartada de averías mayúsculas en EU– hasta Banco Santander que ha sido menos pulcra en sus transacciones de desagüe y desazolve con Repsol y el Partido Popular y cuyo estratega Antonio Solá Reche acaba de ser atrapado in fraganti en el vulgar hurto en Guatemala de una bicoca: un millón de dólares. ¡Qué barato y con tan poca clase!
Ya había advertido la conexión del defraudador Madoff con Banco Santander, así como el padrinazgo de éste al Partido Popular en la etapa del supercorrupto José María Aznar.

No es la primera vez que Banco Santander, en sus diferentes sucursales globales, se ve implicada en estafas y narcolavados, como es el caso de su sucursal en México, cuyo consejo de administración exhibe el traslape de varios de sus miembros con su similar de Televisa, no se diga con su nueva directora, la amazona financierista Ana Patricia Botín. Cabe descollar que la sucursal mexicana fue involucrada en lavado de dinero por Bloomberg.

También lo destacable es que de la lista de los 39 más influyentes neoyorquinos, en su mayoría banqueros por encima de toda sospecha –entre quienes figura el circuito de los Rothschild, George Soros y Larry Fink, de BlackRock–, sólo haya sido expuesto el defraudador Madoff.

El indefendible estafador israelí-estadounidense Bernard Madoff –lavado de dinero, franquicias criminales en Austria y su colusión delictiva con JP Morgan Chase – cuenta con panegiristas gremiales, quienes mediante nimiedades pueriles intentan escamotear sus fraudes obscenos.

Uno de los portales que primero exhumaron los vínculos entre Madoff y el Mossad fue The Spoof (La Parodia), cuyo explosivo contenido resultó mas creíble que los silenciados portales serios.

En la cultura europea muchos megaescándalos suelen ser exhumados por portales satíricos –que escapan al control multimediático de la banca trasnacional– como el caso del británico The Spoof y Le Canard Enchainé (de Francia) que no pocas veces han puesto contra la pared a sus respectivos gobiernos.

Hoy, seis años después, ya no es noticia la vinculación entre Madoff y el Mossad, cuando en Google existen miles de referencias, donde brilla la perturbadora reseña de Russia Today 

Nada extrañamente, los principales multimedia de España y sus franquicias lubricadas en América Latina no han divulgado la noticia del FT, ya que muchos de ellos son importantes deudores del pestífero Banco Santander cuando no son sus vasallos accionarios. Not my case!

4 de enero de 2015

EL OSCURO HUECO ECONÓMICO EN AFGANISTÁN

Hedelberto López Blanch.
Fotografía: Virgilio Ponce
Hedelberto López Blanch. Cubainformación

Cuando se cumplen 13 años de la invasión estadounidense a Afganistán y aunque resulte difícil creerlo, Washington  ha gastado o despilfarrado un billón de dólares en su hipotética reconstrucción, según cálculos del diario inglés Financial Times.

El rotativo agrega que además del millón de millones de dólares derrochados, la administración norteamericana deberá asumir nuevos gastos para que el régimen de Hamid karsai pueda mantenerse en el poder con la ayuda de las tropas del Pentágono.

Recopilando datos de varias agencias financieras y Organizaciones No Gubernamentales, Financial Times señala que también, la guerra y ocupación en Irak le ha costado a la Casa Blanca la enorme cantidad de 1 700 000 millones, mientras en ambos países perdura la inseguridad, la corrupción y la falta de atenciones básicas de la población. En total 2 700 000 millones.

Uno de los principales suministradores de datos oficiales ha sido el inspector general especial para la Reconstrucción de Afganistán, John Sopko quien aseguró que lo gastado por Estados Unidos en esa nación, es mayor que el costo del ambicioso Plan Marshall para reconstruir Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial.

Este inspector, aprobado en el cargo por la Casa Blanca y el Congreso, informó que miles de millones de dólares se han perdido o robado en proyectos que a menudo tenían poco sentido en las condiciones de Afganistán.

Desde lanchas rápidas para una nación que no tiene acceso al mar, numerosos equipos de guerra y autos civiles obsoletos, aviones oxidados que aparecen en cualquier parte del país o un programa de plantación de soja en una nación cuyo pueblo esta acostumbrado a consumir trigo, son algunas de las acciones que han servido para ocultar los grandes desfalcos y estafas.

Sopko, que fue nombrado hace dos años junto a un equipo de 200 personas, acusó en una conferencia a las agencias estadounidenses de tirar dinero por el desagüe y catalogó de “descarada” la corrupción de funcionarios afganos y estadounidenses.

En su declaración, el inspector general para Afganistán sentenció: “Hemos construido escuelas que se han derrumbado, clínicas donde no hay médicos; hemos construido carreteras que se deshacen a pedazos. Es grotesco y todo se ha realizado sin ninguna supervisión”.

En un enorme proyecto para cultivar soja, sin discutirlo con las autoridades afganas, Washington ha gastado 34,4 millones de dólares, lo que Sopko catalogó de “una actitud prepotente de Estados Unidos” porque esos pobladores no atienden esos cultivos.

Y resulta lógico que a los ciudadanos de ese país asiático no les interese atender la soja pues para que la mayoría de sus pobladores logren obtener algún dinero para sobrevivir del grave desastre que ha dejado la invasión estadounidense y los constantes ataques y enfrentamientos armados con los diferentes grupos armados, deben dedicarse al cultivo de la amapola.

La proliferación de la producción de opio ha ascendido en 3 000 % desde que los talibán fueron expulsados del gobierno en 2001. En 1999 el talibán ilegalizó ese cultivo y dos años más tarde la planta estaba prácticamente erradicada, indicó un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas.

Datos de Organizaciones no Gubernamentales indican que el gobierno presidido por Hamid Karzai, obtiene el 25 % del Producto Interno Bruto (PIB) del negocio de la droga.

La cifra alcanza a cerca de 3 000 millones de dólares y con la producción total proveniente de las distintas fuentes se abastece el 90 % del mercado europeo y el 40 % del estadounidense.

Con un país destruido y empobrecido, muchas familias afganas tratan de sobrevivir con el negocio del opio. De sus 30 000 000 habitantes, carecen de empleo el 65 % de la población económicamente activa; el analfabetismo se cifra en 80 %; la carencia de agua potable y alcantarillado es casi generalizada en todo el territorio; el 50 % de los niños padecen malnutrición y a diario mueren 600 por enfermedades evitables; 22 millones sobreviven del cultivo de la amapola.

En ese sentido, Sopko señaló que el programa estadounidense de lucha contra los estupefacientes “ha sido un fracaso pues desde 2001 a la fecha han crecido las hectáreas cultivadas y las cifras de exportación de esa droga”.

Lo que le faltó explicar a Sopko es que los campesinos cosechan la planta de amapola y recolectan su leche, pero después se debe realizar un tratamiento químico para el que se necesita disponer de laboratorios, procesar el líquido y convertirlo en heroína o morfina.

El productor afgano no cuenta con dinero ni capacidad para procesar la droga y el negocio pasa a manos de los llamados Señores de la Guerra que controlan las distintas regiones del país, así como de integrantes del gobierno impuesto por Estados Unidos. También participan miembros de las fuerzas de ocupación y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana.

Para sacar el opio de Afganistán es necesario tener  transportes y grandes contactos para atravesar fronteras y ponerlo a disposición de los consumidores en las naciones occidentales.

A 13 años del inicio de la ocupación, las promesas de reparar las viviendas y construir otras nuevas se han desmoronado y los tres pequeños hospitales erigidos se encuentra sin techo, con falta de agua y sin personal profesional para la atención asistencial.

En definitiva, el gran perdedor ha sido el pueblo afgano mientras muchos invasores se han llenado sus bolsillos.