21 de enero de 2016

ENERO 2016: UN NUEVO MOMENTO DE LA CRISIS MUNDIAL

Óscar Ugarteche. Alainet

La crisis que comenzó en agosto del 2007 ha entrado en una nueva fase. Hay los que siguen la crisis por regiones: Estados Unidos – Europa – América Latina - Asia. Otros la siguen por el lado más financiero y la ven como crisis hipotecaria, crisis de las bolsas. Nosotros preferimos ver la crisis como un proceso que amarra lo financiero con el sector real de la economía afectando al mundo entero en todos los casos. Solo que el impacto sobre el mundo no es homogéneo. Por ejemplo, la baja de las tasas de interés en el 2008 llevó a un auge en los precios de los commodities y a una devaluación del dólar. El efecto fue una apreciación de los tipos de cambio del resto del mundo y una acumulación de reservas fruto de los excedentes comerciales. Este fortalecimiento cambiario llevó a un auge en los flujos de capital del norte al sur haciendo que las bolsas de valores en los países del sur observaran un auge, de la mano de los auges en los precios de los bienes raíces y del precio de los commodities. El resultado fue un espejismo de crecimiento en África y América Latina, exportadores de materias primas.

Cuando colapsó el mercado hipotecario en agosto del 2007 y luego la banca de inversión, a partir de marzo del 2008, el problema financiero se transformó en económico. La apertura de dos velocidades de crecimiento fue muy útil para los capitales estancados en los mercados maduros que se movieron a los llamados emergentes. La aspiradora global comenzó a operar sacándose riqueza desde los emergentes hacia el centro, en el mejor espíritu de la teoría de la dependencia. No obstante, se generó una acumulación de reservas que hipotéticamente debería estabilizar los tipos de cambio. Eso decía la teoría económica convencional. Pero, los tipos de cambio se han transformado en un commodity más, que se transa en el mercado cambiario de Londres, de forma que hay un mercado offshore cambiario muy importante (ver SWIFT). Los ataques cambiarios se hacen en Londres y no en Ciudad de México, Moscú, Sao Paulo o Shanghái. Por eso no se pierden reservas cuando los tipos de cambio se desploman. Las pérdidas de reservas no son porque se fugan los capitales sino porque el Banco Central del país intenta frenar la caída. Es una lógica distinta que hace una década.

El 16 de junio del 2013 el presidente del FED, Banco Central estadounidense, anunció que “seguramente” se iba a terminar el programa de expansión crediticia instalado en el 2008 y que “probablemente” se alzaría las tasas de interés. Esta advertencia peculiar se hizo para cambiar las expectativas sobre el dólar y que los mercados comenzaran a ajustarse. Eso hicieron y los precios de los commodities iniciaron su vuelo de descenso de la mano de ajustes sobre tipos de cambio y bolsas de valores. Entre junio del 2013 y diciembre del 2015 el índice de precios de todos los commodities de IndexMundi descendió a la mitad de 179 a 90, con base 2005=100. Los términos de intercambio de América Latina del 2014 al 2015 se cayeron de 102.9 a 90.2, según el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2015 de la CEPAL. El país a quien más se le cayó fue a Colombia, a 71.9 y a los que menos se le contrajeron fueron a Uruguay y México, posiblemente por sus estructuras exportadoras industriales. Los índices de valor unitario de las exportaciones con base 2010=100 se cayeron para todos, siendo Colombia el más afectado igualmente.


En América Latina cayeron todas las bolsas, menos la argentina; todos los tipos de cambio se devaluaron, menos el boliviano, y las exportaciones se contrajeron para todos, llevándose de las narices el crecimiento del PIB. Esto fue acompañado por un creciente malestar social. El discurso sobre el éxito de las reformas y el blindaje cambiario, ambos ideológicos, terminó. No se incorpora Venezuela a este análisis de países medianos y grandes de la región por las distorsiones económicas y políticas existentes. Venezuela merece un estudio separado y no es comparable. Lo que se aprecia en el gráfico es que la tasa de crecimiento a partir de las reformas económicas (1985-2003) estuvo en el vecindario de 2% promedio y que tras un breve auge (2003-2011) está de regreso al mismo 2% aproximado. Esta es una tasa insuficiente para absorber la fuerza de trabajo, lo que tendría que haber sido el objeto de las reformas económicas.


El encuadre mostrado se anticipaba como el escenario donde ocurriría el alza de las tasa de interés de Estados Unidos que, según dijo Yellen en junio del 2014, sería en cuartos de punto a la vez, en la eventualidad que se dieran. La interrogante que ronda en el análisis de las economías maduras es si es posible vivir permanentemente con tasas de interés cero, tasas de crecimiento cercanas a cero y tasas de inflación bordeando la deflación y si pueden, en ese marco, subir las tasas de interés sin tumbarse el consumo. Japón está estancado con deflación desde 1991 y con pequeñas variaciones no se ve que esté saliendo del estancamiento con deflación tras veinticinco años. Se reconoce la deflación cuando los compradores postergan la compra esperando un descenso de precios en un futuro cercano, dice Keynes. Otra definición de deflación es cuando los precios finales suben menos que los costes de producción. Una interrogante de Yellen y los banqueros centrales estadounidenses era si podían subir la tasa y qué efectos podría tener dado el borde deflacionario en que está el G7. El manejo de las expectativas estaba clarísimo y no se anticipaba un impacto del alza de la tasa mayor al ya ocurrido en commodities y flujos de capital. Ahora, a mediados de enero del 2016, a cuatro semanas del anuncio de alza de la tasa de referencia en 0.25%, se aprecia que estaban errados cuando todas las bolsas están en picada junto con los mercados de commodities y los mercados cambiarios.

Irving Fisher escribió en 1931 que en los auges y depresiones, hay dos factores dominantes, el sobreendeudamiento para comenzar y la deflación que le sigue poco después. En breve, los grandes actores malos son perturbaciones de deudas y perturbaciones en el nivel de precios. La tabla a continuación muestra el nivel de precios de las economías maduras que va entre Alemania, el mejor posicionado con 0.1%, y España el peor con -0.6%. El promedio de las cinco economías debajo es 0%. Japón tiene tasas negativas. En este marco, un alza de las tasas de interés golpea a los costes de producción de inmediato pero eso no se traslada a los precios de venta y se produce entonces una crisis mayor al estancamiento en que están esas cinco economías desde el 2008. Lo significativo es que los índices inflacionarios están bajando peligrosamente en América latina. La buena noticia de la depreciación inyectada por los ataques cambiarios es el efecto inflacionario. La mala noticia es el estancamiento derivado de la baja del consumo por el alza de los costos de productos importados.


El anuncio de Janet Yellen del 16 de diciembre de que las referencias de la tasa de interés serían incrementadas en 0.25% tuvieron un impacto demoledor encubierto por las fiestas de fin de año. El 29 de diciembre del 2015, la bolsa de Nueva York medida por el índice Dow Jones industrial inició su ruta de descenso de 17,720 puntos que se encontraba entonces a 15,988 el 15 de enero del 2016. En simultáneo se cayeron Londres, París y Frankfurt. Dos días más tarde, el novedoso mercado de Shanghai, que le abrió sus puertas a los extranjeros en noviembre del 2014, se desplomó y debió cerrar porque los precios variaron más de 7%. Las bolsas sudamericanas y todas las otras del mundo que ya estaban afectadas desde el 2013, se precipitaron desde el 29 de diciembre incluyendo la bolsa argentina que fue saludable dos semanas previas, antes de la apertura del cepo cambiario.

Lo primero que salta a la vista es que el descenso comenzó alrededor del día 22 de diciembre y que después del 29 en occidente y 30 de diciembre en Asia, se desploman. Entre los mercados de valores que peor les fueron están: Buenos Aires (con el cepo recién retirado), Shanghái, Brasil, Alemania y Japón. Los que perdieron menos fueron Corea del Sur, Colombia, Chile y México. Más allá del desplome de los mercados, está su impacto en el tipo de cambio de los países, con el efecto de estos sobre las importaciones y los costos de la deuda. Las perspectivas de crecimiento para el 2016 reajustadas para abajo por el FMI y el Banco Mundial, a inicios de diciembre, deberán ser revisadas a la baja nuevamente. Peor con el acompañamiento que a esta baja en bolsas que tuvo en los precios de los commodities. Con tendencias declinantes de crecimiento hay varias cosas ciertas: China no es el problema, los tipos de cambio no están blindados y las reformas económicas no garantizan el crecimiento económico. El problema es que la crisis del 2008 no está resuelta en términos productivos y a ello se suman las políticas de austeridad europeas, el estancamiento japonés y el ajuste estadounidense, que han llevado a una situación de deflación a partir del 2012 que se está contagiando (ver Graña, “la deflación”). Estados Unidos tendrá su mayor déficit fiscal en el año 2016 desde los años antes de la crisis con las respectivas consecuencias sobre la demanda de crédito y el costo de la misma con las tasas subidas. Nueve años después del inicio de la crisis, el mundo se prepara para unificar el crecimiento de las economías emergentes de crecimiento rápido con las tortugas maduras del G7.

Estados Unidos, con un desempleo 7% por encima de lo formalmente anunciado, porque se esconde que la fuerza de trabajo se ha encogido en esa proporción (ver Ugarteche “No nos hagamos tontos”, ALAI 2015) y una recuperación económica anémica, no puede intentar regresar la tasa de interés a su nivel histórico de 6%. La recuperación del consumo sobre la base de tasas de interés de 0% puede quedar en cuestión. Si se cae el consumo en USA entonces su PIB se contrae y se lleva a México de narices. Con la contracción de la demanda de materias primas de Europa occidental, Estados Unidos y Japón, todo está centrado en cuanto crece China, pero es abusivo pensar que China sea responsable de lo que ocurre en el mundo, además de equivocado.


El análisis del Wall St Journal sobre lo que está ocurriendo afirma que las cosas están mejor en Estados Unidos porque el peso de la deuda de las familias ha bajado de 130% a 103% de su ingreso anual. La interrogante es cómo se paga esa deuda cuando los salarios no suben porque hay deflación y las tasas de interés si suben. Las deudas de educación están a la vista como un problema mayor para las familias. El otro problema es que el multiplicador del gasto fiscal en defensa ya no parece operar si la evidencia de la última década es un ejemplo. De la invasión a Irak a los ataques en Siria, no hay rehabilitación del PIB. Las mejores guerras en este escenario son cambiarias, como han mostrado los ataques contra el Real, el Rublo y el Yuan en los últimos tres años. Eso, sin embargo, no ayuda a la recuperación del PIB americano ni menos mundial, pero si ayuda a destruir el PIB de la moneda atacada. El más reciente ataque es contra el Yuan.

La perspectiva del 2016, en este marco, es muy imprevisible. Pueden ocurrir tres cosas: subir la tasa de interés nuevamente, y ver otro remezón como el que se acaba de ver en diciembre; revertir la decisión y regresar la tasa a 0 en Estados Unidos y esperar que eso aligere las cosas o, dejar todo como está. Los capitales, en este contexto, se van a mover más rápidamente por el mundo, creando más inestabilidad y transfiriendo la inestabilidad al crecimiento. El crecimiento hacia adentro de China lo protegerá parcialmente de las remecidas que vienen del exterior. La inestabilidad que llega por el mercado de valores de Shanghái abierto al capital internacional es innegable dado que es una condición para convertir a su moneda en reserva internacional. Sus propios problemas de deuda serán los que puedan afectar la dinámica interna. Pero para América Latina en el 2016, el problema es la deflación de occidente y la tasa de interés de Estados Unidos y no la tasa de crecimiento de China que es afortunadamente del 6.9%.


20 de enero de 2016

BANCA EN LA SOMBRA

Cómo ha privatizado Wall Street la creación de dinero

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Probablemente algunos de ustedes hayan empezado a oír hablar de términos como mercado financiero oculto o de banca en la sombra. Nos estamos refiriendo a lo que en inglés se conoce también como OTC: Over the Counter. Se trata de la parte del sistema financiero no regulado.

En ocasiones grandes empresas necesitan dirigirse a él para financiarse porque dentro del mercado financiero regulado lo tienen más difícil o a un precio del dinero más caro.

Son multitud de miles de entidades que se mueven dentro de un circuito “discreto” y desconocido para él gran público. Sus figuras más conocidas son los fondos buitre que en estos años de la crisis han hecho su agosto especulando y comprando activos, a precios muy ventajosos, como bloques enteros de viviendas que, o bien no han logrado salir al mercado o bien lo hicieron con titularidad pública y las propias instituciones políticas permiten el cambio de su denominación jurídica permitiendo su compra por parte de estos tiburones.

Aunque este artículo tiene algo más de 4 años, lo cierto es que cada vez oirán ustedes hablar de este área oculta y no regulada de la economía y probablemente lo escuchen en relación con otra expresión de la que han leído y escuchado mucho en estos años de la crisis capitalista: burbuja financiera. Y lo peor es que es difícil estimar su tamaño porque se desconoce cuánto dinero real mueve, salvo por algunas estimaciones que hace periódicamente el Banco Internacional de Pagos de Basilea de este sector del sistema financiero.

Sin más, les dejo con este interesante artículo.

BANCA EN LA SOMBRA
Mike Whitney. CounterPunch
Traducción de Enrique Prudencio

Los reguladores están preocupados por el crecimiento imparable de la banca en la sombra y tienen razones para estarlo. Los bancos en la sombra estuvieron en el núcleo de la última crisis financiera y estarán en el núcleo de la próxima crisis financiera también. De eso no hay duda. Resulta sencillamente imposible mantener un sistema en el que instituciones financieras no-bancos, no-reguladas, sean capaces de crear su propio dinero (crédito) sin control o supervisión. El dinero que crean mediante operaciones al margen los balances oficiales, sin titulación, sin informes,
u otras actividades de mega-apalancamiento, inflan la economía, crean demanda artificial, bajan la tasa de paro y alimentan el crecimiento. Pero cuando el ciclo se invierte de golpe (y las deudas dejan de pagarse a su vencimiento), entonces los bancos en la sombra, raquíticamente capitalizados, empiezan quebrar uno tras otro, creando una conexión en cadena de bancarrotas de la contraparte que empuja las acciones, que caen en picado mientras la economía entra en una depresión de largo plazo.

¿No suena familiar?

El motivo por el que la economía global se encuentra aún en ruinas después de 5 años del colapso de Lehman Brothers, es este sistema profundamente defectuoso, que ha generado previamente el 40% del crédito en la economía de Estados Unidos cuando estaba aún en el modo de reconstrucción. Pero ahora, según un nuevo informe del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB en sus siglas en inglés), la banca en la sombra ha hecho su reaparición y es mas grande que nunca. El FSB ha descubierto que los activos en poder de los bancos en la sombra han aumentado hasta $67 trillones*, una suma casi tan alta como el PIB global $69,97 trillones* y mayor que los $62 trillones* que se encontraban en el sistema antes del comienzo de la crisis de 2008. Cuanto más crezcan los bancos en la sombra, mayor será la probabilidad de otra crisis financiera.

¿Qué es por tanto la banca en la sombra y cómo funciona?

Así es como Investopedia define el término:

Son los intermediarios financieros involucrados en la creación de crédito a través del sistema financiero global, pero cuyos miembros no están sujetos a vigilancia regulatoria. El sistema de banca en la sombra también se refiere a actividades no reguladas por instituciones reguladoras.

Son ejemplos de intermediarios no sujetos a regulación los fondos buitre, los derivados financieros y otros instrumentos financieros que no cotizan en bolsa. Ejemplos de actividades no reguladas por instituciones reguladoras incluyen los swaps de incumplimiento crediticio.

El sistema de banca en la sombra ha eludido la regulación primeramente porque no aceptaba depósitos como la banca tradicional. Por ello, muchas de las instituciones e instrumentos eran capaces de desenvolverse en un nivel de mercado más alto, créditos y riesgos de liquidez y no tenían requisitos de capital inmovilizado equivalentes a esos riesgos. Con posterioridad a la crisis de las hipotecas subprime de 2008, las actividades del sistema de banca en la sombra fue objeto de creciente escrutinio y regulación.
” (Investopedia)

La banca en la sombra puede haber “sido objeto de un creciente escrutinio”, pero no se ha tomado una maldita medida para solventar los problemas. Los bancos y los miembros de sus lobbys han rechazado todas las reformas sensatas que hubiesen hecho seguro el sistema. En lugar de eso, nos encontramos de nuevo en el punto de partida, con el crédito en expansión a paso de gigante y limitados por lo que Paul McCulley de Pimcos denominó “una sopa de letras apalancada por conductos de inversión no bancarios, vehículos y estructuras”. Lo que estamos viendo es en esencia la privatización de la creación de dinero. Las instituciones financieras de propiedad privada de toda laya están incrementando la cantidad de dinero que circula en el sistema aunque la garantía subyacente que está utilizando puede ser poco fiable e incluso así no tienen capital suficiente para atender la demanda si hay un fallo de liquidez en el sistema.

Permítanme explicarlo: cuando el banco emite una hipoteca, se requiere mantener una cierta cantidad de capital contra el préstamo por si resulta impagado. Pero si el banco bursatiliza la hipoteca, es decir, si corta la hipoteca en rodajas, las mezcla con las rodajas de otras hipotecas y vende el resultado como un bono (título respaldado por hipoteca), el banco ya no necesita mantener capital contra el activo. En otras palabras, el banco ha creado dinero (crédito) del aire. Este es el objetivo final de la banca, maximizar los beneficios con 0,0 de capital.

Entonces, ¿en que se diferencia de la falsificación y la estafa?

No hay diferencia en absoluto. Los bancos están creando “cuasi dinero” o lo que Marx denominaba “capital ficticio” sin recursos suficientes, sin supervisión y sin la mínima consideración por el daño que puedan infligirle a la economía real cuando su ponzoñosa estafa explota. Lo que importa son los beneficios, todo lo demás es secundario.

Vivimos en una economía en la que el Banco Central ya no controla el suministro de moneda en circulación. Las tasas de interés solo representan un pequeño papel en este nuevo paradigma donde los especuladores orientados al riesgo pueden impulsar dinero en sentido amplio por magnitudes de muchos órdenes, simplemente incrementando sus niveles de endeudamiento. Este nuevo fenómeno ha intensificado la inestabilidad sistémica y ha causado un perjuicio incalculable a la economía real. Hay que tener en cuenta que la zona cero de la crisis financiera fue un banco en la sombra llamado The Reserve Primary Fund (fondo primario de reserva). Ahí fue donde comenzó realmente el problema.

En 2008, el Fondo Primario de Reserva (el cual había prestado a Lehman 785 millones de dólares y recibido documentos a corto plazo denominados papel comercial) no pudo hacer frente a las retiradas de dinero por parte de sus clientes preocupados por la salud financiera de sus fondos. La súbita pérdida de confianza desató una carrera en los mercados de capitales que hundió las acciones. Así lo resumía Bloomberg:

“Este martes 16 de septiembre continúa la caída del Reserve Primary. Entre el anuncio del capítulo 11 de Lehman y las 3 de la tarde del martes, los inversores retiraron 39,9 billones de dólares, más de la mitad del fondo de activos, según Crane Data.

“Los administradores del Reserve indicaron a los empleados que vendieran la deuda de Lehman, según el SEC.

“No pudieron encontrar un comprador.

“A las 4 de la tarde los administradores determinaron que la inversión de 785 millones de dólares tenía un valor 0. Después de todo el dinero retirado por los clientes, el valor de la acción cayó a 97 centavos.

“Log Mason, Janus Capital Group Inc., Northern Trust Corp., Evergreen y Banka of America y la unidad de inversiones de Corp. Columbia Management, inyectaron entre todos efectivo en sus fondos para apuntalar las pérdidas o comprar activos de ellos. Putman cerró su Prime Money Market Fund el 18 de septiembre y después vendió sus activos a Federated Investors, domiciliado en Pittsburg.

“Al menos 20 gerentes de fondos monetarios fueron forzados a buscar respaldo financiero o a vender participaciones para mantener activos por valor de 1 dólar, según documentos colgados en el portal WEB SEC”
(“Sleep-At-Night-Money perdió en Lehman Lesson 63 billones dolares”, Bloomberg)

La noticia de que Primary Reserve había quebrado desató el pánico que rápidamente se extendió por todos los mercados del mundo dejando las acciones en caída libre. Primary Reserve fue la primera causa de la crisis financiera y del crash mundial, no las hipotecas subprime ni Lehman Brothers. Este hecho se tergiversa por parte de los medios para ocultar los peligros inherentes al sistema en la sombra, un sistema que no es más que una artimaña propensa a crear crisis hoy día como lo fue en septiembre de 2008.

Aunque existen formas para conseguir que la banca en la sombra sea más segura, los bancos y los lobbys que trabajan para ellos se resisten a cambiar el sistema actual. Recientemente los bancos enviaron una sorprendente rendición a la Presidenta de la Comisión del Mercado de Valores Mary Schapiro que había estado presionando para conseguir cambios menores en las cuentas del mercado de valores con el fin de hacer más segura esta área crítica del sistema de banca en la sombra para que resultase menos propensa a crear el pánico bancario. La derrota de la señora Schapiro a manos de la todopoderosa industria de los servicios financieros, envió ondas de choque a través de Washington donde incluso amigos acérrimos de Wall Street como Ben Bernanker y el Secretario del Tesoro Timothy Geithner, se levantaron de sus asientos y tomaron buena nota. Desde entonces se han unido a la lucha para llevar a cabo modestas regulaciones en un sistema de mercado de capitales fuera de control que amenaza colapsar el sistema financiero por segunda vez en menos de una década.

Hay que tener en cuenta que los cambios que pretenden introducir Geithner, Bernanke y Schapiro son exiguos bajo cualquier punto de vista. Consistirían en un valor del activo neto flotante, o precio compartido, en vez de su actual precio fijo, o más capital para respaldar las inversiones en el fondo del mercado monetario (solo el 3%) en caso de que cunda el pánico y los inversores deseen retirar su dinero con rapidez. Parece razonable, ¿verdad? Aún así, los bancos han rechazado de plano cualquier cambio. Creen que tienen el derecho a engañar a los inversores sobre los riegos que corre su dinero en cuentas del mercado monetario sin estar aseguradas. No creen que deban tener suficiente capital en caja para cubrir retiradas masivas de dinero en el caso de que un banco quiebre. Han decidido que los beneficios son más importantes para ellos que la responsabilidad social o la estabilidad del sistema.

Hasta el momento, Wall Street ha rechazado todos los intentos de reforma regulatoria. Los bancos y sus aliados en el Congreso han hecho picadillo la Dodd Frank, la ley de reforma que se suponía que tenía que presentar para evitar otra crisis financiera.

Así lo resumía Matt Taibbi en un reciente artículo en Rolling Stone:

En 2.300 páginas, la nueva ley reescribió las reglas para Wall Street. Esta ley iba a acabar con el crédito predatorio en los mercados hipotecarios, reprimir cargos ocultos y multas en los contratos de crédito y a crear una nueva y potente Oficina de Protección Financiera del Consumidor para proteger al consumidor normal. A los bancos se les prohibiría jugar a la ruleta financiera con el dinero de los contribuyentes y una nueva batería de normas limitaría la libertad actual de los especuladores de hacer los tipos de apuestas de asnos enloquecidos que causan picos salvajes en los precios de los alimentos y la energía. Habría más ADIGs y el mundo no volvería nunca más a experimentar un Apocalipsis financiero cuando un banco como Lehman Brothers se fuera a la bancarrota.

Y lo que es más importante, que aunque cualquiera de esas mierdas diabólicas vuelvan a la bancarrota otra vez, Dodd-Frank garantiza que no se pretenderá que pagemos por ello. “Al pueblo norteamericano nunca más se le pedirá pagar la cuenta por los errores de Wall Street. Obama prometió “que no habría más fondos de los contribuyentes para los rescates. Punto.”

Dos años después, Dodd-Frank está gimiendo en su lecho de muerte. La gigantesca ley de la reforma se transformó en el pez que picó el cebo de la caña del Viejo de Heminguay**: No había terminado de agarrarlo cuando los tiburones lo dejaron en las raspas antes de llegar a la orilla.”
(“Cómo se cargó Wall Street la Reforma Financiera”, Matt Taibisi, Rolling Stone).

El Congreso, la Casa Blanca y la SEC son los responsables del frágil estado del sistema financiero y del hecho de que la banca en la sombra no haya sido sometida a la supervisión obligatoria. Este basurero debería haberse limpiado hace mucho tiempo y en vez de eso la banca en la sombra está experimentando un crecimiento acelerado, añadiendo trillones* al suministro de dinero y empujando el sistema hacia el desastre. Esto es espantoso.

* La expresión trillón proviene del término “trillion” que se usa en la literatura financiera norteamericana, que no debe ser traducido a trillón de euros (no hay tanto dinero en el mundo, ni en dólares ni en euros) sino a billón o, en concreto, a “millón de millones”.
** Se refiere a la famosa novela: “El viejo y el mar”