8 de mayo de 2019

IU Y GARZÓN TIENEN RAZÓN


Lo más sencillo es difundir el texto sin molestarse en leer y comprender el contenido

Por Marat

Según un artículo publicado en el medio Cuartopoder bajo el título de “IU destaca la alta sintonía política con Podemos y se reafirma en la unidad” el coordinador de Izquierda Unida Alberto Garzón afirma que “la unidad ha aportado diputados que, por separado, ni IU ni Podemos habrían logrado”. No le falta razón. Quizá le haya faltado aclarar si ese “por separado” se refiere, para IU, a cuando esta se mostró acobardada y se fue achantando ante las presiones y chantajes de Podemos en el proceso en el que este fue encumbrado mediáticamente hacia el mal amago de no se sabe a qué asalto a los cielos. Quizá también haya faltado aclarar porqué en las tres ocasiones en las que IU y Podemos se presentaron juntos hayan tenido menos votos de los que hubieran tenido por separado, en el caso de IU contando su última trayectoria independiente, en el de Podemos la de las expectativas de voto en solitario previas a los acuerdos electorales. Mejor no mirar de dónde provenían los diputados que IU y Garzón se atribuyen como “logros”, sobre todo teniendo en cuenta que buena parte de ellos eran de Comunistes de Catalunya, de los que el gran comunista Joan Josep Nuet ha acabado por convertirse en un adalidid del independentismo burgués. No hay otro.

Garzón e IU tienen razón. Por separado no hubieran logrado mejor resultado político. Sobre todo para sus profesionales. El PCE tuvo algunos miembros que acabaron de Ministros, diputados generales y autonómicos del PSOE. Pero solo durante la época de González. En la etapa de Zapatero acabaron de inspectores de abastos en grandes capitales y de concejales en pueblos remotos. Tampoco le quedaban al PCE e IU grandes cuadros.

Con el tiempo veremos a los cadáveres del PCE/IU y a la metástasis en la que se haya transformado Podemos representado el papel más triste que quepa esperar de un bufón prosistema, no necesariamente del PSOE. La síntesis entre falangismo y peronismo que representa Errejón es una avanzada de lo que se avecina.

Y en esto le viene a uno preguntarse porqué lo que ha roto con IU/PCE lo ha hecho por la derecha (mil fragmentos aún menos derechistas) y porqué Podemos se alió electoralmente con tanto nacionalismo (Mareas, Compromís,...) que ahora también les abandonan. Quizá, si el lector se interrogase por las razones encontrase la pregunta básica ¿De verdad hay una identidad entre izquierda y clase trabajadora?

Yo creo que no. Creo desde hace tiempo que defender a la clase trabajadora, la que “de verdad” madruga, no la que han estado contado los facciosos ultraprivatizadores de todo (pensiones, sanidad, enseñanza,...) de Vox no significa tener una posición política electoral sino una muy básica, humana, la de defender algo principal: no ceder un milímetro más en las conquistas sociales que un día lograron nuestros padres y abuelos. Apostar por una vida decente, a la altura de un mundo civilizado. Y eso no nos lo van a regalar con las papeletas de los votos. Solo lo podremos lograr organizándonos como clase trabajadora. Lo ideológico viene después. Los comunistas no tenemos porqué ser “políticos”, al menos no en el sentido más indecente del término que le dan nuestros progres y burgueses.

29 de abril de 2019

28-A: DERROTA DEL BLOQUE DE LA TABERNA, EL PP SE DESPEÑA POR EL CAMINO DE LA UCD. LA HORA DE LOS MODERADOS, “MA NON TROPPO”

"Pelea en la taberna". Pintura de José Arrue

Por Marat

El cadáver aún caliente del PP se lo disputan las hienas de Ciudadanos y los buitres de Vox, mientras el muñeco de las sonrisas, Pablo Casado, yace inerte hecho un guiñapo. Se inicia la descomposición del PP, siguiendo la estela de la extinta UCD. La desbandada, que comenzó antes de las elecciones, se hizo chorro en la campaña, será torrente incontenible a partir de mañana en dirección hacia ambos depredadores.

Hablar de refundación del PP es ilusorio espejismo. Casado, el títere del derrotado sin comparecer electoralmente, Aznar, ha sido pulverizado y quienes fueron defenestrados por aquel ya están más fuera que dentro, muchos de ellos ocupados en los viejos asuntos mercantiles de la derecha clásica. Una hipotética renovación no parece que pueda venir de jóvenes o no tan jóvenes cuadros políticos porque los bandazos desde el aznarismo de campanario y rapiña fueron sustituidos primero por el sablista pragmático de Rajoy luego por una vuelta a las esencias de la dehesa de un Casado empeñado en disputarle a Abascal el espacio de la extrema derecha eterna de dios y cierra España. Tanto bandazo ha terminado por emborrachar a la parroquia, una parte de la cual ha salido en espantada hacia el nuevo PP que hoy representa Ciudadanos y hacia el original de ese viaje a las esencias ultras que es Vox. No les queda credibilidad para más maniobras, ni se vislumbra en el horizonte la existencia de un equipo capaz de renovar la dirección de un buque a la deriva que hace aguas por sus dos costados.

Sin embargo, la mejora electoral de los de Rivera y la irrupción con fuerza de los requetés de Abascal en el circo estatal parlamentario, no debe nublar el hecho de que Ciudadanos, en su intento acariciado con la punta de los dedos pero no rematado de sorpasso al PP, ha limitado por el centro su posibilidad de expansión, al escorarse hacia una derecha patriótica, ruda y esencialista y desbaratar su performance, siempre mal ejecutada, de moderación y de que el “éxito” esperado de la extrema derecha estaba claramente inflado desde las tabernas físicas y las virtuales de las redes, así como desde la Brunete mediática y la interesada colaboración de la progresía que, al grito de que viene el lobo, utilizó la amenaza ultra, que antes estaba pastoreada dentro del redil del PP, logrando captar el momento anímico de buena parte de la ciudadanía, asustada ante una deriva, más inducida que espontánea, confrontacional entre patriotismos de aldea que pudieran acabar con el ideal moderado de convivencia.

Sabe Sánchez y su equipo de asesores que España, educada en el conservador axioma de que en el centro está la virtud, es ese país que tras 40 años de miedo y sumisión a la dictadura se despertó un día “demócrata” y mesurada en sus posiciones políticas, no queriendo dejar memoria ni de su pasado “falangista” ni de la resistencia antifranquista de un socialdemocratizado y claudicante eurocomunismo. Eso explica tanto el inicial éxito de un partido creado desde el poder político por los posibilistas del franquismo que fue la UCD como de un resucitado, a pachas entre Berlín y Washington, con la colaboración de un sector de los fontaneros del Estado postfranquista, PSOE. Y Sánchez y los suyos se han aprestado a representar el papel que en si día encarnó Felipe González como gran modernizador centrista y “centrado” ante una España ovejuna y obediente a la que ni mil políticas de desposesión de los derechos sociales harían cambiar su resignado amén al virgencita que me quede como estoy.

Patético ha sido el espectáculo en estos años de un Podemos y compañía que pasaron de citar, sin nombrarle porque les avergüenza, a Marx en su alusión al asalto a los cielos de la carta del revolucionario alemán a Kugelmann en referencia a la Comuna de París y de “romper el candado constitucional” a blandir como catecismo del Padre Ripalda un ejemplar Constitución como garante de derechos sociales. Años antes el telepredicador Anguita exhibía el mismo texto al estilo del catecismo del padre Astete, clamando porque se cumpliesen los derechos al trabajo, la vivienda, la sanidad, las pensiones o la educación y mintiendo a sabiendas de que dichos derechos son meramente enunciativos, papel mojado en suma en un código cuyo modelo económico consagra el capitalismo y cuyo añadido por Zapatero artículo 135 elevaba a categoría superema el concepto de estabilidad presupuestaria y la preeminencia del pago de la deuda pública frente a cualquier otro gasto del Estado en los presupuestos generales; artículo que no será derogado por el futuro gobierno de centro progresista que formará el PSOE, con el apoyo de Podemos y otros socios de conveniencia.

La fuerte caída electoral de Podemos y socios, compensada por su más que probable papel clave en el apoyo a la formación del segundo gobierno Sánchez, salva a Iglesias de su defenestración política, hace de él tabla de salvación y lastre a su vez de un partido sin cohesión y con crisis permanente. En cualquier caso, habrá ajustes de cuentas menores, probablemente con Echenique, el Richelieu disminuido, como cabeza turco. 

De cualquier manera, con casi 5 años de retraso se cumple el pronóstico que hice de Podemos como depositario guardían temporal de los votos del PSOE que más temprano que tarde volverían a éste

Les espera un largo purgatorio, apoyando a un gobierno que, tras los aguinaldos por segmentos sociales de los Consejos de Ministros de los viernes pasados, no será un paréntesis de estabilidad social sino el nuevo brazo ejecutor de recortes sociales, más reformas laborales y de pensiones, mayores privatizaciones de servicios, en cuanto a las grandes corporaciones empresariales, el FMI y el capital europeo de Bruselas se lo dicten en esta nueva fase de la crisis capitalista mundial que ya asoma en el horizonte. Pero el cinismo de los electores, que hacen como que creen que el voto encumbra gobiernos con poder real y autónomo del auténtico poder, el del capital, lo aguanta todo. Y la falacia del voto como acto soberano con efecto real sobre la política también. Como no hay dos sin tres, tras las políticas reaccionarias de Felipe González, las reformas laborales y de pensiones de Zapatero, Sánchez continuará por la misma senda porque hoy es el caballo de refresco del capitalismo, que necesita cierta estabilidad política, ante el hundimiento del PP y la fragmentación de la derecha, mientras ésta analiza cómo se recompone y bajo que siglas lo hará predominantemente.

Mientras tanto, la no necesidad de Sánchez de recurrir al apoyo parlamentario de los independentistas de Puigdemont favorecerá la desinflamación de las tensiones en Cataluña y de ésta con el resto del Estado español.

Está por ver si la entrada en escena de la extrema derecha se consolida o o si, por el contrario, es un breve paréntesis que se limite a cubrir el tiempo de costuras en la recomposición de la derecha. Mi hipótesis es que ha venido para quedarse. El triunfo de los pragmáticos de ERC y la pérdida de papel en el sostenimiento del gobierno PSOE del independentismo unilateral le quitará una de las patas de su triunfo actual. Pero no le faltarán medios económicos, tiempo y cuadros afluyentes de diversas procedencias para fortalecerse. Cuando vuelvan mal dadas en la economía, la rabia social que ya no canaliza Podemos y que no puede organizar ni dar dirección política una opción de clase porque ya no hay comunistas, si tienen la habilidad para abandonar la línea liberal de la extrema derecha austriaca o brasileña que hoy les inspira, y optan por la social de Marine Le Pen, ahí sí que estaremos ante un auténtico problema porque, entonces lo que hoy es ultraderecha puede pasar a ser fascismo organizado y escuadrista realmente peligroso. Al fin y al cabo, extendiéndose la mancha parda por toda Europa nada puede vacunarnos contra ella, a menos que seamos tan cínicos y estúpidos como para creer que al fascismo lo derrotan las papeletas electorales y no una organización de la clase, consciente y con proyecto, lo que hoy no existe ni parece que vaya a asomar por el horizonte en muchos años.

Vendrán tiempos peores y nos harán más necios.